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La teología ante la pandemia Carlos Mendoza: «Solo desde las víctimas podremos sanar como cuerpo social herido»

¿Qué desafíos plantea la pandemia a la teología? ¿Cómo leer los mecanismos de control a los que recurren los gobiernos como medida sanitaria?

¿De qué modo asumir una actitud crítica frente a la masiva difusión de mensajes fundamentalistas a nivel político y religioso?

Estas y otras preguntas hacen parte de esta extensa conversación con el teólogo Carlos Mendoza, profesor e investigador de la Universidad Iberoamericana de México, que, entre otras cosas, afirma: «El modelo clerical de la Iglesia no saldrá indemne de la pandemia»

«Repensar lo sagrado, sus símbolos y ministerios en un contexto de globalización y de vulnerabilidad extrema es un reto para la teología»

¿Cuáles desafíos plantea la pandemia a la teología? ¿Cómo leer los mecanismos de control a los que recurren los gobiernos como medida sanitaria? ¿De qué modo asumir una actitud crítica frente a la masiva difusión de mensajes fundamentalistas a nivel político y religioso? Estas y otras preguntas hacen parte de esta extensa conversación con el teólogo Carlos Mendoza, profesor e investigador de la Universidad Iberoamericana de México.

En diálogo con movimientos sociales, el dominico lleva años tendiendo puentes entre la fenomenología posmoderna, la teoría mimética de René Girard, el pensamiento decolonial y la teoría queer. La diversidad caracteriza su modo de acercarse a la realidad, de dejarse interpelar por ella y de expresar su convicciones. No le sorprenda al lector que privilegie la expresión juntes, en lugar de juntos, para referirse a todos nosotros; o mejor, nosotres.

Autor de una trilogía dedicada a la revelación, Mendoza anuncia la aparición de un nuevo libro, ya en prensa, sobre la resurrección analizada desde el contexto de las violencias. Un tema que enriquece su manera de entender la situación puesta de manifiesto debido a la aparición del nuevo coronavirus.

Crisis del modelo civilizatorio

La crisis de un modelo civilizatorio

¿Cómo reta la pandemia al ejercicio teológico?

En el campo filosófico, autoras o autores como Judith Bluter o Giorgio Agamben se han pronunciado sobre la cuestión de fondo: cómo el biopoder está gestionando la pandemia como un acto de Estado de Excepción. Ese es un acercamiento que la teología tiene que retomar, porque está en juego pensar la crisis del Antropoceno, en relación con esta y otras pandemias. La pobreza es una de ellas: el 52% de la humanidad vive en condiciones de pobreza extrema. También el patriarcado es una pandemia. No hay que quitar el dedo del renglón de las violencias contra las mujeres: la violencia física, sexual, laboral. Múltiples violencias que las feministas de la tercera generación han puesto sobre la mesa y que este año venían encendiendo mucho los espacios públicos, no solo las redes sociales.

La teología tiene que pensar la crisis de ese antropocentrismo al que el cristianismo contribuyó con una visión excesivamente cristológica de la redención, dejando de lado la pneumatología, poniéndola en segundo plano. Demasiado antropocéntrica, la teología ha sido cómplice de este modelo de civilización que está en crisis. Y el tema teológico de fondo sería una autocrítica del cristianismo y su contribución a unas violencias que han dado como resultado una sociedad hegemónica con el patriarcado, el capitalismo, el colonialismo, la religión sacrificial. Todo eso está en crisis ahora.

¿Qué nos aporta la teoría mimética para interpretar el contexto actual?

Por una parte, la teoría mimética puede ser un instrumento valioso para analizar los procesos de construcción de un enemigo colectivo al que supuestamente hemos de enfrentar: no solo el virus, sino también todo aquello que es extranjero, algo inminente que está siendo traducido como una amenaza.

René Girard

Lo que está en juego es el mimetismo como un contagio del miedo a la alteridad, como la creación de un enemigo para darle identidad al grupo. Y la teoría mimética ha desarrollado mucho este análisis de cuáles son los mecanismos de contagio mimético de todos contra uno. Por ejemplo, los grupos en un barrio contra los que están enfermos: cómo los aíslan, cómo los violentan. O cómo los gobiernos, en particular el de Bolsonaro en Brasil, pero también el de Trump en los Estados Unidos, están manipulando el miedo. Este mecanismo está siendo aplicado en el caso de la pandemia y tiene otras vertientes: las políticas migratorias contra los extranjeros; economías proteccionistas que cierran fronteras para proteger la economía local, etc.

Pero la teoría mimética también puede ayudarnos a abrir perspectivas. Porque el contagio puede tener una valencia positiva, que sería la del contagio de la solidaridad, de la empatía, de la inclusión del otro, del acuerpamiento, de inventar nuevas formas de tocarnos, de cuidarnos a distancia, pero con una imaginación creativa.

Heroísmo y martirio: una lectura alternativa

¿Cómo analizas la situación del personal médico, particularmente expuesto a la enfermedad en países como México o Colombia, donde no cuenta con garantías de cuidado para su salud?

Desde la teoría decolonial y el pensamiento crítico, podemos entender que está siendo considerado como una población subalterna, sometida por el biopoder a funciones que sobrepasan las condiciones de seguridad. Por ejemplo, en México, con jornadas extremas, sin la preparación ni los recursos hospitalarios adecuados, el personal médico de instituciones públicas no tiene la protección necesaria; ni siquiera para casos epidemiológicos. En ese sentido, son parte de un mecanismo más amplio que los subordina a la lógica del algoritmo, de la estadística, del control de la salud por vía de instituciones gubernamentales. La crisis de un modelo de biopoder no solo está generando Estados de Excepción, también está operando un mecanismo de permanente creación de subalternos.

La teoría mimética puede darnos una pista para entender el proceso de sacrificio del personal médico y sanitario, pero no abarca todas las interpretaciones requeridas para un fenómeno así. En una comunidad en crisis que necesita estabilidad tarde o temprano se genera un mecanismo para purificarla de una cierta amenaza. Este proceso es inconsciente y concibe, hoy en día, que la fuente del mal es la persona infectada que puede ser alguien diagnosticado positivo o el personal médico o sanitario que está altamente expuesto.

Exaltación de la Santa Cruz

Típicamente estamos delante de un mecanismo de chivo expiatorio, con la mentira o la creencia de que expulsando a esta persona la comunidad queda inmune; cuando, en realidad, eso es falso, porque ni en términos médicos ni antropológicos queda inmune la comunidad. Algo que puede plantear la teoría mimética es la claridad de estos mecanismos y la necesidad de desenmascarar esa mentira en términos médicos o en términos socio-políticos o hasta teológicos. Esa exclusión del otro, en este caso el personal médico que es sacrificado en ciertas condiciones, es un proceso que está generando más exclusión.

¿En este contexto cómo lees la exaltación del heroísmo, del martirio y de la entrega?

Es una manipulación del sentimiento religioso, porque desconoce o subordina las condiciones básicas de seguridad sanitaria que debe tener este personal, sus familias, los hospitales mismos, los enfermos. Es una manipulación ideológica con pretexto del bien común y puede interpretarse en clave religiosa en el sentido de que está ofrendando su vida porque está pensando en el prójimo; pero también, en clave patriótica, por el Estado o por la ciudadanía y los valores cívicos.

Es un peligro que se dé esta manipulación del sacrificio, porque reduce la cuestión a un acto individual de generosidad, cuando en realidad lo que está en juego es la constitución de un cuerpo social herido. La reconfiguración de lo social y de lo político debe pasar por otras vías. No se trata solo del acto individual de heroísmo, sino de justicia, democracia, respeto a los derechos humano, equidad de género y todos los demás ejes transversales de las violencias.

«Tendríamos que reinterpretar lo científico como la posibilidad de una nueva forma de experiencia de lo sagrado»

El poder de la manada

Biopoder y control político

¿Qué análisis propones sobre el control que ejercen los Estados a nivel global a través del confinamiento y de la comunicación política?

Yo me sumo a los análisis de Giorgio Agamben. También a los de David Cayley, comentando textos de Iván Illich muy inspiradores y pertinentes, por la crítica que hacía este último a lo que sería el actual modelo de una sociedad de la manipulación, del capitalismo, pero también de una estructura social que rompe los vínculos de “convivencialidad” que caracterizan a lo humano y nos lleva, en términos de Iván Illich, a escalas contra-productivas que generan lo opuesto de lo que querían remediar. El caso de la némesis médica, por ejemplo. Hace ya cuarenta años Iván Illich hablaba sobre cómo la medicina hospitalaria, si bien resuelve muchos problemas, ha generado nuevas enfermedades y una subordinación de los cuerpos y de la salud a las estructuras del Estado. Cuando, en realidad, la salud es, en primer lugar, una responsabilidad comunitaria. Por eso él insiste mucho en la recuperación de los lazos de “convivencialidad” en una sociedad que genera cada vez más estructuras. En ese sentido, tiene mucho que ver con la noción de biopoder de Foucault que refiere a los dispositivos que controlan a la población. Cambiamos el término: ya no somos personas ni comunidades, sino poblaciones que entran en análisis estadísticos y en una serie de algoritmos, considerados parte de un conjunto que hay que controlar. En este sentido, predomina la estadística como nueva religión, cuyos sacerdotes son los científicos, especialmente los que se dedican al estudio epidemiológico. Lo vemos con Hugo López-Gatell en México. Se ha convertido no solo en el subsecretario de salud más popular de la historia mexicana, sino en un personaje mediático con el aura de lo sagrado en sus conferencias de prensa, porque en ellas están los datos duros para pronosticar lo que va a suceder. Pero los medios que tiene México para la medición no son los de Corea. El control que está llevando el Gobierno de López Obrador de la pandemia es muy criticable en el sentido de los datos. Una manipulación mediática de la pandemia por parte de un Gobierno que está en crisis porque no ha llevado adelante una verdadera transformación económica y cultural.

Mientras tanto, hay otras pandemias en México a las que no les hemos dado la importancia debida, como decía al inicio: al día diez mujeres son asesinadas por violencia feminicida. Hay pobreza y otras pandemias de la salud como la diabetes y la obesidad.

En este sentido, estamos sometidos a un modelo de civilización. Filósofos como el judío Yuval Noah Harari lo han planteado. Nos gobierna la inteligencia artificial y cada vez más estamos entrando a un tipo de biopoder que visto desde el sur epistémico tiene otro nombre: necropoder. Aquí apelo a Achille Mbembe y a tantos otros que nos están advirtiendo de los riesgos de dejarnos controlar como población por estas políticas públicas de salud.

Tenemos que volver a la “convivencialidad”, a la familia, al barrio. Algunos hablan de la ruralización de la ciudad; de otra escala, en términos de Illich, para recuperar lo humano. Y lo humano quiere decir nuestros cuerpos, nuestros territorios, nuestras formas de organización social, nuestros modos de producción, de intercambio, de economía.

AMLO enseña el 'detente' y el billete de su cartera

AMLO enseña el ‘detente’ y el billete de su cartera

En ese sentido, la pandemia se puede analizar desde arriba, es decir, desde los gobiernos que con su biopolítica controlan poblaciones por razones estadísticas y macro-económicas; o bien, desde abajo. Yo opto por la segunda vía.

¿Qué opinas de las referencias del presidente López Obrador a las creencias populares?

Hay varios elementos. Quizás el primero es que López Obrador es un líder carismático manipulador de las emociones religiosas. Es ideológico el uso que le está dando a los símbolos religiosos, en particular a estas estampitas del detente; para conectarse con mucha gente, mayorías, tal vez, de la población mexicana que tienen esa visión mágico-religiosa.

Esta religiosidad popular expresa de un modo gráfico-simbólico la vulnerabilidad de la gente frente al mal

Estas imágenes corresponden a siglos de prácticas religiosas que tienen que ver con la conciencia de que hay una exterioridad del mal y de que necesito ser protegido en esta vulnerabilidad extrema.

El acompañamiento pastoral, en el caso del cristianismo y de la Iglesia católica, tendría que ser para una maduración progresiva de esta expresión de lo vulnerable en orden a entender que el mal no solo es un asunto externo que está fuera de mí. De algún modo yo soy responsable para enfrentarlo. No es una exterioridad. También yo soy parte de ese mal, de esas estructuras de pecado, en palabras de la teología de la liberación de los años 80; de esa mentira de Satán de la que yo he sido también verdugo y no solo víctima, diría Rene Girard y la teoría mimética.

Así entramos a un segundo momento fenomenológico: el análisis de mi responsabilidad subjetiva en esas estructuras de mal. Eso quiere decir una maduración en una fe religiosa, para dar, incluso, un tercer paso: el de una toma de conciencia y una práctica creyente de fe, en la que la comunidad y la persona en comunidad se hacen cargo de esa realidad y de los crucificados de hoy, al decir de Ignacio Ellacuría y de Jon Sobrino.

Pasamos, entonces, de ser meros objetos de esa amenaza a ser sujetos, comunidad intersubjetiva, para enfrentar el mal a fuerza de bien. Todo esto, por ejemplo, lo ha desarrollado mucho en España Andrés Torres Queiruga con la idea de pasar de una teodicea que acusa a Dios del mal —y, por tanto, lo invoca como protector— a una manera más responsable de hacernos cargo nosotros.

En América Latina, Jon Sobrino es el autor que quizás más ha trabajado este asunto de una teología que enfrenta el mal pero desde una práctica de seguimiento de un crucificado que despertó, de un Dios que desclava crucificados y, por tanto, de un aprendizaje para ser también nosotros personas que ayudemos a bajar de sus cruces a los pueblos crucificados. Entonces, el mal ya no es algo solo externo, algo mágico de lo que yo tengo que defenderme con detentes, imágenes, ritos, mandas, etcétera; sino un problema histórico, político y espiritual, del que nos hacemos cargo juntes.

Los crucificados de Mino Cerezo

«Las iglesias tendrán que repensar el modo como simbolizamos que Dios está con nosotros, acompañándonos a enfrentar los males y a vivir con dignidad»

El contagio de la solidaridad

¿Cómo la pandemia puede servir para reinventar prácticas alternativas de resistencia colectiva?

Lo están haciendo muchos movimiento eclesiales y sociales en barrios, pueblos, zonas indígenas, incluso en megalópolis, tratando de organizar intercambios de productos de huertos familiares, de servicios. La pandemia está siendo vivida con más creatividad desde abajo, desde los movimientos sociales de resistencia; tratando de generar otras prácticas de economía, de consumo, de salud, de cuidado. Está siendo enfrentada desde el reverso de la historia, no desde las estructuras de poder empresarial o gubernamental; sino desde la gente en sus comunidades, como un grupo de personas trans en Toluca que se organizaron para dar alimentos a gente que no tiene qué comer, sobre todo personas de la tercera edad.

Tener la mente, el ojo y el oído puestos en estas resistencias es muy importante, porque son las que nos ayudan a recuperar el aspecto del cara a cara; de ser personas y no población; de la “convivencialidad” de Ivan Illich y de comunidades indígenas como los caracoles zapatistas que están tratando de generar también esas otras prácticas de protección de salud. Comunidades que tienen un camino recorrido de organización autonómica. Esa es la pista.

El sociólogo Bernardo Barranco decía en una reciente columna para La Jornada que el discurso del odio que recupera al dios moralista está siendo reciclado por quienes plantean por estos días que “la pandemia es un grito de Dios a la humanidad ante el desorden social, el aborto, la violencia, la corrupción, la eutanasia y la homosexualidad”. ¿Cómo analizas la producción de mensajes de este tipo?

Son lamentables y ridículos. Signos de un sistema-mundo religioso propio del patriarcado clerical jerárquico de la Iglesia católica y de otras tradiciones religiosas. Un sistema que está colapsando y que no saldrá indemne de esta pandemia. La cantidad de curas que se han puesto a decir misas en internet es impresionante. El consumismo que está generando en muchas familias responde a un sentimiento religioso de orfandad. Siempre es necesario un acompañamiento, pero estamos perdidos si reproducimos el modelo patriarcal clerical sacramentalista. Este modelo ya está resquebrajado y tarde o temprano se va a derrumbar. Tal vez tarde décadas o siglos, pero ya está herido de muerte.

Carlos Mendoza

Que lo religioso ahora sea producto de consumo mediático reafirma la idea de sí como algo mágico. Las procesiones con la exposición del Santísimo en las calles me parece una contradicción intrínseca con el mundo contemporáneo que está tratando de entender que esto no es algo mágico.

Estamos ante un escenario distinto donde predomina lo científico y tendríamos que reinterpretarlo como la posibilidad de una nueva forma de experiencia de lo sagrado. Ya no en estos términos del miedo de la maldad que nos asecha y de la que vamos a protegernos con actos mágico-religiosos, sino con otra manera de reinterpretar la fe. Es lo que están haciendo muchos de los grupos que desde sus casas están generando otras prácticas de sacramentalidad, de celebraciones domésticas, de meditación de la Palabra, de Lectio Divina, de rituales eucarísticos.

Las iglesias tendrán que repensar el modo como simbolizamos que Dios está con nosotros, acompañándonos a enfrentar los males y a vivir con dignidad. Este es un gran reto para las teologías, en particular para la teología sacramental: repensar lo sagrado y sus símbolos en un contexto de globalización, de vulnerabilidad extrema y con nuevas formas y nuevos ministerios. El modelo patriarcal clerical tiene que cambiar; no saldrá indemne y qué bueno.

¿Qué revelan los mensajes religiosos difundidos durante la pandemia entre los católicos?

Por una parte, que estamos en un momento de colapso de una iglesia clerical patriacal. Eran dramáticas las escenas de la basílica de San Pedro vacía y al Papa solito allí con unos cuantos cardenales y monjitas. Para algunos, heroico, pero para mí una radiografía de una iglesia cuya estructura está colapsando, mientras la verdadera comunidad está afuera, en las calles, o confinada en casa.

En el consumo religioso durante la pandemia predomina, por ejemplo, ver la misa del Papa, por televisión, la del arzobispo de México en la basílica de Guadalupe y la del párroco, que no quita los filtros y quisiera hacerse muy cibernético.

Pero yo me voy por las grietas en medio de esa hegemonía religiosa mediática y le apostaría a un modelo eclesiológico de recuperar la Iglesia doméstica y las redes de pertinencia con más creatividad.

Mucha gente está buscando algo alternativo que desclericalice la liturgia, reconozca la diversidad de carismas y ministerios, en particular, de laicos y laicas; y reposicione la vida religiosa con su propia identidad y ponga al ministro en una nueva tesitura de cómo reinterpretarse a sí mismo.

Teología queer

Se están creando comunidades de pertenencia y por vía virtual es más fácil, si bien no es igual a estar juntes en una misma sala, en un templo, en un bello lugar como un jardín.

He tratado de ser parte de ese movimiento en redes y en medios digitales. Cada domingo, durante este tiempo de pascua, he estado con un grupo de alrededor cien personas, a través de una pequeña reunión en la que todos copresidimos; cada quien haciendo algo distinto, que anime nuestra fe: bendición del pan, de la comida, de la fruta; una reflexión bíblica; música.

Lo queer, los crucificados y la resurrección como insurrección

A esta experiencia le antecedió una iniciativa animada durante la cuaresma por Carlos Mendoza y por otras personas, entre ellas Marilú Rojas, Ángel Méndez y James Alison. También con la intención de acompañar y proponer insumos y un modelo de comunicación eclesial distinto al de las misas televisadas o en línea, el proyecto consistió en una Lectio Divina con seis capítulos a través de un canal de YouTube; seis meditaciones para profundizar la idea de una iglesia pospatriarcal y posclerical, en perspectiva queer. ¿Qué es lo queer? Según explica Carlos Mendoza, todos los cuerpos invisibilizados por el sistema patriarcal, capitalista y colonial.

“Todos los cuerpos basurizados y todos los subalternos: migrantes, mujeres, indígenas”, añade.

Cuatro categorías fueron reiterativas en la Lectio Divina Queer: subvertir la historia o los sistemas de dominación históricos, acuerpar, curar las heridas y cuidarnos. ¿Cuál es su interrelación?

Yo trato siempre de encontrar puentes entre diversas teorías. La teoría queer, el pensamiento decolonial, la teoría mimética y la fenomenología posmoderna tienen muchas cosas en común.

Subvertir, acuerpar, curar, cuidarnos tienen mucho que ver con el pensamiento feminista y queer, sobretodo visto desde el sur. Subvertir las estructuras de dominación es algo propio del pensamiento decolonial. El patriarcado es homófomobo, falocéntrico, heteronormativo, cisgenérico. Podemos darle todos los adjetivos que las teorías queer le han puesto y que son ciertos. Enfocan muy bien los tipos de violencia.

Pero la subversión yo la leo en clave teológica como insurrección mesiánica, el tema de mi próximo libro sobre la resurrección. En éste retomo una frase de Leonardo Boff que me hizo clic y que él escribió en un pequeño artículo de hace como diez años para decir que la resurrección es una insurrección y que me llevó a decir que ahí había una pista.

Carlos Mendoza

Esa pista yo la desarrollo en la clave del mesianismo de la anticipación escatológica, para mí la subversión más radical. Subversión política de violencias de género, subversión contra sistemas como el capitalismo. En el fondo, una subversión de un orden hegemónico satánico. Por tanto, una subversión mesiánica que solo pasa por las heridas y por las vidas entregadas de los justos; en particular, de Jesús de Nazaret.

De ahí lo otro: acuerpar. Algo sobre lo que los feminismos han dicho y analizado mucho. No se trata de un análisis en el sentido teórico, sino de cómo recuperar nuestros cuerpos como territorios junto con la madre tierra. Acuerparnos tiene que ver con el modo desde el sur epistémico de hablar de intersubjetividad. Hegel lo había planteado hace doscientos años en términos totalmente teóricos. Pero aquí se trata, desde nuestras vulnerabilidades, de nuestros cuerpos como lugares de autonomía y de empoderamiento. Acuerparnos consiste en tejer redes de buen vivir; no solo de comunicación, sino de vivir juntes.

Por eso hace falta cuidar el cuerpo social herido. Algo que he aprendido mucho con los migrantes y, sobre todo, con los familiares de los desaparecidos. Porque las heridas del cuerpo social en México son las fosas clandestinas, los cuerpos basurizados de las mujeres asesinadas y las heridas están abiertas. Esas llagas del cuerpo social en México y en el mundo son las únicas por las cuales puede pasar la redención. Estoy releyendo a Isaías: con sus llagas seremos curados. Es decir, solo desde las víctimas podremos sanar como cuerpo herido, en tanto asumamos la memoria, la verdad y la posible justicia con la reconciliación. No se trata solo de curar mis heridas personales o individuales, sino las de un cuerpo social que está herido, esperemos que no de muerte. Y por eso el imperativo del cuidado mutuo. Sobretodo los pueblos originarios hablan mucho desde el buen vivir de aprender a cuidarnos junto con la madre tierra.

Subvertir, acuerpar, curar y cuidarnos son cuatro verbos que hablan de un mismo dinamismo. Yo le llamo la potencia de las víctimas. Porque es fuerza, poder; pero es algo más que fuerza o poder, es potencia. La potencia de los pobres, que surge de la precariedad.

Fuente: https://www.religiondigital.org/opinion/Solo-victimas-podremos-Carlos-Mendoza_0_2227877198.html

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Alejandro Calleja: A father fighting for his son’s right to an inclusive education in Spain

Gem Report

Alejandro is one of many champions being highlighted by the GEM Report in the run up to the launch of its 2020 publication on inclusion and education: All means all, due out 23 June. In their own way, and in multiple countries around the world, these champions are fighting for learner diversity to be celebrated, rather than ignored.

Alejandro Calleja has gone through all the levels of the judicial system in his fight to ensure the right to an inclusive education of his son Ruben, who was born with Down syndrome. For 8 years, Ruben attended regular school and, during this time, he was able to socialise and interact with his peers until a teacher demanded that he be removed from regular school and enrolled in a special school. The Calleja family believed the school’s decision was a violation of Ruben’s rights and began their fight to see them respected.

“Ruben has Down syndrome, but he also has rights and dignity. Inclusive education is not a favour, it is a right. Someone has to fight for it. We are fighting, for Rubén and for all children.”

During a legal process spanning almost 10 years, the family has gone to various local and national bodies to reverse the school’s decision. Not only did the family not obtain a favourable ruling, but they received a counterclaim accusing them of child neglect because they decided to educate their child at home instead of abiding by the legal ruling and sending him to a special school.

Ruben is currently 20 years old and is studying a professional module. When he completes it, the family will demand the corresponding diploma. For the Calleja family, inclusion is a life project that involves educational, social and work inclusion. That is why they continue to fight for their son’s inclusion in court.

In the final step of their legal battle, the family filed a formal complaint with the Committee on the Rights of Persons with Disabilities after the committee included a recommendation related to Ruben’s case. This recommendation highlights the government’s inability to prosecute a family for neglect as long as they are fighting for the right to an inclusive education for their children.

Alejandro is part of the State Platform for Extraordinary Schooling, a group of associations and families that seeks dialogue with the government to achieve the right to inclusive education. They believe inclusive schooling implies that everyone learns at their own pace, but also that it implies learning to live together in society, because schools are a reflection of society, and society is not special.

Alejandro knows that parents of children with disabilities need access to information about rights to an inclusive education, but they also need to know about parent groups that have had similar experiences. These groups help to build their confidence and develop their knowledge, and are important in demanding the right to an inclusive education from the government. This is what Alejandro believes is necessary to improve the state of inclusive education:

“The key measure would be the elimination of psycho-pedagogical evaluations and the ruling on schooling, which, upheld by norms and decrees contrary to the CRPD and the UDHR (normicide), formalise the segregation of people who are different and condemn them to this social death sentence.”

The 2020 GEM Report on inclusion will be looking at all those excluded from education systems around the world. It gives concrete policy examples being used by countries to help tackle exclusion, and recommendations for how to make sure every child – no matter their identity, background or ability – can access an inclusive, quality education. Sign up here to receive a copy in your inbox as soon as it is released on 23 June.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2020/05/19/alejandro-calleja-a-father-fighting-for-his-sons-right-to-an-inclusive-education-in-spain/

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Entrevista a Ministra de Educación María Victoria Angulo: «Esta es una oportunidad de fortalecer e innovar el sistema educativo»

Entrevista/21 Mayo 2020/Autor y fuente: Semana educación

En diálogo con SEMANA, la ministra de Educación, María Victoria Angulo, explicó cómo se garantiza la educación de estudiantes que no tienen computador o internet, cuándo se retomarían las clases presenciales y las ayudas del Gobierno para las crisis de colegios y universidades.

La educación no ha sido ajena a la crisis generada por la pandemia, la cancelación de clases presenciales, con las dificultades que conlleva seguir con la educación en casa, ha generado un reto sin precedentes para padres de familia, docentes, estudiantes y todo el sistema educativo.

Desde el pasado 16 de marzo más de 10 millones de estudiantes no van a los colegios, las carreras presenciales de las universidades se deben hacer virtualmente y la incertidumbre entre padres, universidades, colegios y estudiantes es latente.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno por dar continuidad a la educación por medio de diversas plataformas, la preocupación persiste. En la educación superior prevén una disminución del 50 por ciento en las matrículas, el 80 por ciento de padres no pudieron pagar la pensión del colegio en abril y aún es incierto cuándo reabrirán las instituciones.

La ministra de Educación, María Victoria Angulo (M.V.A.) habló de los temas de esta cartera con Semana. 

SEMANA: ¿Qué pasará después del 31 de mayo?

M.V.A.: El Ministerio de Educación, en articulación con el Ministerio de Salud, está evaluando las condiciones y evolución de la pandemia de la covid-19 en el país y su comportamiento diferente entre los territorios. Por ahora el trabajo académico en casa está definido hasta el 31 de mayo y las orientaciones que se brinden para la continuidad del calendario académico estarán enfocadas a permitir los logros de aprendizaje previstos para el año escolar, pero también de una prestación del servicio con adecuadas condiciones de protección de la salud de la comunidad educativa que está integrada por estudiantes, maestros y familias. En otras palabras, como sector propendemos por la garantía del derecho a la educación bajo condiciones de mitigación y prevención de los efectos de salud pública que ha generado la covid-19 y por ello debemos actuar bajo las orientaciones que la emergencia sanitaria nos indique. En próximos días el presidente Iván Duque compartirá con los colombianos la estrategia que se ha venido trabajando de la mano del Ministerio de Salud y que recoge también las dinámicas regionales.

SEMANA: Al momento, ¿qué balance hace de la estrategia de educación en casa? ¿Se ha podido dar continuidad a la educación de más de 8 millones de niños de colegios públicos?

M.V.A.: El Gobierno ha estado actuando con oportunidad y responsabilidad para permitir que el sector educativo continúe garantizando el derecho a la educación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Un desafío de gran magnitud que requiere del trabajo de todos. Desde la declaratoria de emergencia sanitaria, el Ministerio de Educación viene implementando un trabajo sinérgico con la comunidad educativa para proteger la salud de estudiantes, docentes y padres de familia y continuar con el servicio educativo en el marco de la flexibilización curricular.

Dentro de las medidas tomadas durante estas nueve semanas se pueden señalar la reorganización del calendario académico, el desarrollo de contenidos de apoyo al proceso de estudio en casa como el portal Aprender Digital: Contenidos para todos, la programación educativa de más de 12 horas dentro de la cual se destacan los programas Edu Acción 1, 2, 3 y Profe en tu casa, y la alianza Mi señal con canales locales y emisoras comunitarias, con una completa programación para apoyar el trabajo en casa de estudiantes y docentes, con especial énfasis en llegar a la ruralidad. Sumado a lo anterior, se han asignado 400.000 millones de pesos para la adquisición de guías, talleres, textos y, en general, material de apoyo pedagógico; también recursos al Programa de Alimentación Escolar para garantizar un complemento alimentario en el periodo de la educación en casa. En alianza con MinTIC se logró la entrega de 83.345 computadores que llegarán a 750 sedes educativas, ubicadas en 291 municipios, y medidas que permitan el acceso en teléfonos móviles a contenidos digitales sin consumo de planes de datos. Seguimos avanzando también para definir estrategias que apoyen la conectividad y el acceso a contenidos digitales en los hogares más vulnerables.

SEMANA: ¿Cómo se trabajó para capacitar a los docentes de las diferentes regiones de cara a esta coyuntura?

M.V.A.: Haciendo el balance en el ámbito de las Secretarías de Educación departamentales, distritales y municipales, se dio inicio a través de sus establecimientos educativos al trabajo académico en casa con los estudiantes, aplicando estrategias pedagógicas flexibles que prepararon los maestros durante las dos semanas de desarrollo institucional destinadas para ello. Este proceso de trabajo académico en casa se inició el 20 de abril y en algunos casos las Secretarías de Educación y sus establecimientos educativos definieron condiciones de gradualidad asociadas a tiempos de desplazamiento del material impreso de apoyo pedagógico, cuando las condiciones de ruralidad dispersas u otras lo hacían necesario. El Ministerio de Educación acompaña y orienta permanentemente a las Secretarías de Educación en la toma de decisiones para implementar estrategias dirigidas a garantizar atención educativa para la totalidad de los estudiantes matriculados. De acuerdo con la información recibida de las Secretarías de Educación de las entidades territoriales certificadas, para el periodo entre el 20 al 30 de abril los establecimientos educativos posibilitaron el trabajo académico en casa de los estudiantes mediante la combinación de las siguientes herramientas: el 55,8 por ciento con apoyo de material impreso (guías, talleres, textos), el 23,2 por ciento con apoyo de programas de radio y televisión y el 21,1 por ciento con apoyo de plataformas digitales.

SEMANA: ¿Qué ha pasado en los municipios donde la mayoría de estudiantes no tienen ni computador, ni conexión?

M.V.A.: El Ministerio de Educación, reconociendo las particularidades de los territorios, ha orientado a las Secretarías de Educación para que organicen con rectores, directores rurales y docentes el diseño e implementación de estrategias pedagógicas flexibles que respondan a la realidad del país, donde un número importante de escuelas y hogares están ubicados en zonas sin acceso a internet o sin acceso a computadores.

Durante dos semanas de desarrollo institucional, las Secretarías de Educación coordinaron con los establecimientos educativos la planeación de estrategias flexibles para que los niños sin acceso a estos medios tecnológicos o sin conectividad a internet pudieran adelantar su actividad pedagógica. Para este fin, se utilizan guías y talleres pedagógicos y se aprovechan los recursos del Canal Institucional y de la Radio Nacional de Colombia. Desde el 16 de marzo se dispuso de más de 80 recursos para toda la comunidad educativa; así mismo, se orientó el préstamo de textos de la biblioteca escolar y textos de lenguaje y matemáticas del Programa Todos a Aprender (PTA).

SEMANA: ¿En qué se ha avanzado para ayudar a esos hogares con computadores y conectividad?

M.V.A.: En alianza con MinTIC, se lanzaron el pasado 15 de abril tres estrategias que buscan apoyar a los hogares más vulnerables del país. La primera facilita el acceso de conectividad a docentes, padres de familia y estudiantes de zonas rurales y urbanas a través de navegación gratuita (sin consumir datos) en la versión móvil de la Plataforma Aprender Digital Colombia Aprende (https://movil.colombiaaprende.edu.co/). Este servicio se habilita para usuarios con telefonía móvil (voz y datos) en la modalidad de prepago y pospago de hasta $ 71.214 (dos UVT). La segunda estrategia es el programa Hogares Digitales para la Educación, con el cual se hace un llamado a los estudiantes que vivan en hogares de estratos 1 y 2 para que revisen quién presta el servicio en su municipio y llamen para adquirirlo. En la página web del Ministerio TIC (www.mintic.gov.co) se encuentra la lista de los operadores y los municipios que se verán beneficiados por esta iniciativa, la cual se extenderá hasta 2024.

La tercera iniciativa permitió que Computadores para Educar realizara la entrega de 83.345 computadores con contenidos educativos precargados y que, por tanto, están disponibles con o sin conectividad. Su distribución se inició la primera semana de mayo para docentes y estudiantes de los grados 10 y 11 de zonas rurales y urbanas. Con esta estrategia se benefician niños, niñas y adolescentes de 750 sedes educativas del país.

SEMANA: ¿Cómo se garantiza la permanencia de los estudiantes en el proceso educativo y que no aumente la deserción escolar?

M.V.A.: La permanencia escolar es uno de los mayores retos que asumimos como nación en el marco de la  emergencia sanitaria, económica y social a causa de la covid-19. La multicausalidad de este fenómeno exige una acción integral de toda la comunidad educativa para evitar el abandono escolar.  En este contexto, el Ministerio de Educación ha venido adecuando estrategias que inciden en la  permanencia y prevención de la deserción en los diferentes etapas de atención a la emergencia sanitaria, desde las disposiciones de jornada escolar, el trabajo pedagógico en casa y la planeación del retorno de los estudiantes a las aulas. Dentro de las estrategias para el sector oficial se cuenta con material de apoyo pedagógico para el proceso de aprendizaje en casa. También se realizó la adecuación del Programa de Alimentación Escolar para que entregue complementos alimentarios para consumo o preparación en sus hogares, medida concreta que se adoptó y se implementó desde el pasado 25 de marzo.

Para procurar la permanencia en el sector educativo no oficial (jardines y colegios privados), además del material de apoyo pedagógico y las estrategias de radio, televisión y digitales, se estableció una línea de crédito condonable con condiciones favorables dirigida a los padres de familia que lo requieran para el pago de las pensiones de sus hijos, además de una línea de crédito para establecimientos educativos que requieran recursos para cubrir gastos de su operación.

SEMANA: ¿Le preocupa el impacto en la calidad que pueda generar esta situación?

M.V.A.: Se está trabajando con el Icfes para llevar a cabo una estrategia que permita identificar los desarrollos logrados por los estudiantes en el periodo de la contingencia y de esta manera formular, de ser necesario, planes de nivelación que permitan trabajar de manera focalizada en los desarrollos que se requiere fortalecer, respetando los ritmos de aprendizaje de los estudiantes. Esta estrategia contempla la posibilidad de identificar esas proridades y un acompañamiento institucional para la formulación de los planes de nivelación. Esta es una gran oportunidad de fortalecer e innovar en el sistema educativo. Así mismo, convoca a las familias a estar más cerca de los procesos de aprendizaje de sus hijos y nos llama a las autoridades del sector educativo a trabajar en equipo para gestionar el cambio, entender desde la creatividad y la innovación cómo promover aprendizajes y experiencias que en este nuevo contexto acompañen a niños, jóvenes y maestros en los procesos de enseñanza-aprendizaje y en el manejo de las emociones.

SEMANA: El Gobierno anunció una serie de medidas para aliviar al sector de educación. ¿De qué se tratan? 

M.V.A.: Las medidas anunciadas están orientadas a brindar apoyos financieros a instituciones educativas privadas (jardines y colegios), padres de familia, estudiantes, Instituciones de Educación Superior públicas y privadas e Instituciones de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano para mitigar la deserción y fomentar la permanencia en el sector educativo. Estas medidas son:

  • La expedición del Decreto 631 del 8 de mayo de 2020 que contempla los subsidios de nómina, dirigido a jardines, colegios e instituciones de educación superior. Mediante Decreto 662 del 14 de mayo se creó el Fondo Solidario para la Educación con recursos por más de 217.000 millones de pesos a través del cual se crea una línea de crédito condonable para padres de familia o acudientes destinada al pago de pensiones de jardines y colegios privados, se destinan recursos de apoyo a la financiación de un porcentaje del valor de la matrícula de los estudiantes prioritariamente de estratos 1 y 2 de las Instituciones de Educación públicas y se crea una línea de créditos condonables para la financiación de la matrícula o sostenimiento de los estudiantes con mayor condición de vulnerabilidad de las Instituciones de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano.
  • La ampliación del plan de alivios Icetex está concentrada en incrementar el número de estudiantes y contempla beneficios de disminución de intereses, período de gracia hasta diciembre de 2020, ampliación de plazos de amortización y nuevos créditos sin codeudor.
  • Se establecen líneas de crédito por $2,5 billones, compuestos por:
    • $1 billón para jardines y colegios privados que permitirán cubrir hasta el 90% de la nómina, con un respaldo de la Nación del 80%, un periodo de gracia de 6 meses y un plazo de pago entre 12 meses y 36 meses.
    • $1,5 billones para Instituciones de Educación Superior-IES se destinarán a cubrir hasta el 90% de la nómina, con garantía de la Nación del 80%, un periodo de gracia de pago de capital y un plazo establecido según ingresos de las instituciones.
    • $200.000 millones a través de Findeter con tasa de interés subsidiada por el Ministerio de Educación, con el fin de apoyar financieramente a las IES para que ejecuten esquemas de apoyo a los estudiantes de pregrado en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica.

SEMANA: ¿Cómo pueden las universidades, colegios y jardines acceder a estas líneas de crédito y fondos solidarios?

M.V.A.: A partir de la otra semana comunicaremos al sector las condiciones de cada línea de crédito y demás requisitos para que padres de familia, estudiantes, jardines y colegios privados, Instituciones de Educación Superior públicas y privadas e Instituciones de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano puedan disponer a la mayor brevedad de los recursos que el Gobierno ha dispuesto.

SEMANA: ¿Qué tantos estudiantes se han acogido a las medidas de amortización del Icetex y al momento cuántos han manifestado interés de renovar el crédito de cara al segundo semestre?

M.V.A.: Hasta el momento desde la expedición del Plan de Auxilios el Icetex ha recibido 61.403 solicitudes, de los cuales 60.087, que corresponden al 98 por ciento, han sido aprobadas y aplicadas:

Los 60.087 beneficiarios se distribuyen así según el auxilio otorgado:

  • 28.066 disfrutan del auxilio de período de gracia.
  • 22.707 disfrutan del auxilio de ampliación de los plazos de pago.
  • 9.314 se acogieron a la interrupción transitoria de la tasa de interés.

Adicionalmente con el fortalecimiento del plan de auxilios a través del Fondo Solidario para la Educación se espera otorgar a más de 150.000 jóvenes estos alivios financieros.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/medidas-para-la-educacion-durante-pandemia-por-coronavirus-ministra-responde/671645

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OVE entrevista a Dennis Solís Cruz “Las universidades deben replantear la formación de docentes”

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para OVE

 

Por años la imagen que se intentó propagar en América Latina fue la de una Costa Rica que derrotaba las desigualdades. Poco a poco fuimos conociendo las resistencias de los estudiantes, campesinos, pobladores y docentes costarricenses al modelo neoliberal del cual nadie escapa. En ese marco conocimos a Dennis Solís Cruz, un maestro sencillo, amable y vertical en sus principios de defensa a la educación pública. Es el secretario general de la Asociación Sindical de Profesores de Secundaria de Costa Rica (APSE)

 

Dennis forma parte del Grupo de Contacto Internacional (GCI) una iniciativa plural y horizontal del magisterio y los educadores populares de la región, conformado en defensa de la escuela y los proyectos educativos emancipadores. La conversación que hoy sostuvimos con Dennis estamos seguros que será de utilidad para los colaboradores y lectores del portal Otras Voces en educación

 

Dennis, cuéntanos un poco tu historia de vida y como llegaste a sindicalismo

Mi nombre es Dennis Solís Cruz, nací en un pequeño pueblo rural llamado Piedades Sur de San Ramón, Costa Rica. Mi padre es agricultor y mi madre ama de casa. Cuando terminé la escuela primaria no iba a seguir estudiando, me dedicaría a la agricultura como mi padre, pero por insistencia de mi maestro de primaria, continúe estudiando en secundaria. Ingrese a la Universidad de Costa Rica, donde me gradué como profesor de Ingles: (Educación Pública).

Entre al sindicalismo ya que creo en el estado de derecho y las instituciones públicas que me brindaron la oportunidad de llegar a ser profesional, gozar de  salud pública de calidad hasta la fecha en mi país. Me tocó ver la destrucción del agro en mi país con la implementación de los Planes de Ajuste Estructural (PAEs) en los 90s y los tratados de libre comercio. La consolidación del modelo neoliberal y capitalismo salvaje que pretende acabar con lo que queda.

Ingrese a la APSE hace muchos años ( alrededor de 15 años), y desde ahí he participado en puestos de base, regionales y ahora de dirigencia Nacional. Además, he sido líder en defensa de la salud Pública  (CCSS), donde una vez fui arrestado en una manifestación y tuve que afrontar procesos judiciales por 5 años.

También he participado en luchas sociales y populares en mi país a nivel universitario, la lucha contra el TLC  con USA (CAFTA), contra el monopolio  RITEVE, miembro del Foro de Occidente y las Asambleas Patrióticas Populares, entre otros espacios.

  

¿Cuáles consideras que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Costa Rica?

En muchos casos se implementan esquemas educativos de otras realidades. Personas que toman decisiones relacionadas a la educación, priorizan en intereses económicos y políticos, dirigidos a responder a las agendas que exigen los organismos internacionales.

Los cambios de gobierno cada 4 años generan cambios en las políticas educativas, lo cual no brinda el espacio y tiempo necesario para la apropiada capacitación de docentes.

 

Dennis, ¿consideras que la formación docente se corresponde a los actuales retos que enfrentan los y las docentes? ¿Cuáles deberían ser las reelaboraciones en materia de formación inicial y continua de les educadores?

Debe existir una actualización constante en cuanto a formación de docentes de manera que se responda a los retos que plantea nuestra sociedad. Definitivamente las universidades deben replantear la formación de docentes, ya que se está dejando de lado en muchos casos la formación integral, de un ser crítico y consciente de su mundo.

Encontramos docentes que no muestran un interés por lo colectivo, premia el individualismo y la satisfacción de necesidades inmediatas particulares. Por supuesto, que esta situación se va a reproducir en el sistema educativo del país, donde se ha mercantilizado la educación, se busca la formación de mano de obra barata, no critica ni pensante que sea presa fácil para las transnacionales. Es primordial romper con este esquema.

 

¿Qué ha significado la crisis del COVID-19 para el magisterio costarricense? ¿Considera que el COVID-19 y las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

En Costa Rica se ha enfrentado la expansión de la epidemia implementado un tipo de educación a distancia para lo cual no estábamos preparados. Han existido dudas, incertidumbre y dificultades por parte de docentes, estudiantes y padres de familia con respecto a este tema.

El tema del acceso, a  medios tecnológicos ( internet, computadora) definitivamente ha afectado el derecho a la educación. Existen zonas rurales o sectores de mucha pobreza donde ha habido mucha limitación en cuanto al alcance de las herramientas y plataformas implementadas.

 

A partir de su experiencia docente y gremial cuales serían algunas de las propuestas alternativas en la actual coyuntura del magisterio americano

 

  • Desde la APSE hemos exigido al gobierno de Costa Rica, la participación del magisterio en la toma de decisiones con respecto a las medidas a implementar tanto en el manejo de la crisis como a la hora del retorno a la presencialidad. No ha habido apertura real por parte de las autoridades educativas al respecto.
  • Desde la APSE , hemos exigido cobertura gratuita y total de internet a los estudiantes, para no afectar su derecho a la educación
  • Hemos exigido, la cobertura en alimentación de comedores escolares a la totalidad de la población estudiantil, ya que muchos de sus encargados han perdido trabajos o han visto recortada su jornada laboral.

 

 

Muchas gracias al portal Otras Voces por esta oportunidad

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Entrevista a Luis García Montero: “La cultura es fundamental para evitar el miedo y la manipulación totalitaria”

Entrevista/21 Mayo 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com

García Montero es un hombre de convicciones, más que de esperanzas. Tiene la convicción de que esta pandemia debe hacernos luchar por la igualdad y la libertad, también por reivindicar los servicios públicos, como la sanidad, o la economía productiva y de sostén de la vida frente a la especulación. Y, por supuesto, defiende el papel de la cultura no como simple entretenimiento sino como «la imaginación moral de las personas».

El poeta Luis García Montero es, también, el director del Instituto Cervantes, la “embajada cultural” española en el mundo; una institución que, comenta, ha sufrido un importante impacto debido al parón de su actividad presencial. Está convencido de que la cultura tendrá un papel importante, ahora y tras el desconfinamiento, así como las políticas con la mirada puesta en la economía productiva y en el sostenimiento de la vida. Aunque, confiesa, “no soy hombre de muchas esperanzas”, sí tiene la convicción de que “será muy importante defender los mejores valores y la convivencia”.

¿Cómo es un día “normal” en su vida, ahora, confinado en casa?

Bueno, el confinamiento lo llevo bien porque estoy acostumbrado a leer, estudiar y escribir, que son actividades que tienen mucho que ver con saber quedarse en casa y vivir un mundo propio en una butaca. Compagino los trabajos en el Instituto Cervantes con la recuperación de actividades académicas como estudiar a fondo la bibliografía de un trabajo de ensayo para la Universidad. Estoy más afectado por la desolación general, la muerte, la enfermedad y los problemas económicos, que por estar mucho tiempo en casa.

El de la cultura es uno de los sectores que ha tenido que parar en seco. ¿Cuál es el espacio que debería ocupar en este confinamiento? 

Yo creo que cualquier momento es bueno para decir que la cultura es un bien esencial. No es ningún entretenimiento, sino algo que tiene que ver con la formación de las personas. No hay democracia sin educación ni cultura. Son valores que van unidos. En la cultura más neoliberal se identifica la actividad cultural, el teatro, el cine, la literatura, etc… con el entretenimiento barato y zafio. Pero creo que la cultura es la imaginación moral de las personas. Además, vivimos en un tiempo de grandes bulos, de manipulaciones personales a nivel de sentimiento, y es mucho más fácil de manipular a los incultos que a los que tienen una conciencia formada.

Está claro que la cultura, la literatura específicamente, pueden ayudarnos a sobrellevar esta situación. ¿Cómo cree que podría ayudar también a construir el día después?

El día después va a significar muchas cosas. En primer lugar una vuelta a la normalidad. Hay personas que en su idea de la normalidad necesitarán ir a un campo de deportes, o a un centro comercial, pero también necesitarán ir al cine, al teatro, a librerías, a bibliotecas… En ese sentido va a ser parte de la conquista de la normalidad. En segundo lugar, habrá que decidir en esa normalidad qué respuestas se dan a las novedades surgidas después de la pandemia. Me preocupan, por ejemplo, el fortalecimiento del Estado y de lo público. Creo que la situación de la sanidad pública debería ser un ejemplo de qué es lo que tiene que ser lo público dentro de una convivencia democrática. Me preocupa la libertad. Consolidar lo público al tiempo que se consolidan las libertades es fundamental para una sociedad democrática que quiera evitar el miedo y la manipulación totalitaria, y para eso la cultura es fundamental.

¿Cómo interpreta lo ocurrido con el ministro de Cultura y una parte del sector en los últimos días y la campaña de #ApagónCultural?

Se debe comprender que en cultura ya llueve sobre mojado porque hubo muchos recortes en la crisis anterior, y porque los presupuestos de Cultura en España son, desde hace muchos años, muy modestos comparados con el resto de los países de nuestro entorno. Nos parece muy importante la propuesta del Ministerio de Cultura de que habrá que firmar un gran pacto por la cultura, en el que se vinculen ayuntamientos, comunidades autónomas, el Estado y otras entidades.

Esta situación, inédita, ha hecho más evidentes algunos problemas estructurales que tenemos. Tal vez, entre los más importantes, el de la desigualdad. ¿Hay esperanza para la mejora?

No soy hombre de muchas esperanzas, pero sí de convencimientos y de respeto a algunos valores. Soy muy consciente de lo que ya diversos autores han planteado, que la distancia social no va a ser solo física sino también laboral, salarial y económica. Y se van a crear más distancias entre sociedades ricas y pobres, y entre las élites económicas y la gente normal con problemas económicos. Un pensamiento democrático debe defender la hermandad de la libertad y la igualdad. De igual forma que la historia nos ha enseñado que es falso un sistema que defiende la igualdad por encima de la libertad, porque termina en dictadura y corrupción; lo mismo sucede al contario, defender la libertad por encima de la igualdad, porque termina en autoritarismo, no del Estado, sino de los monopolios económicos que controlan el Estado. Tan importante es defender la igualdad como la libertad.

Hace unos días se preguntaba en un artículo si seremos más sabios después de esta pandemia… ¿Lo haremos?

Tengo pocas esperanzas. Del mismo modo que creo que el libro ha superado pandemias y catástrofes; veo también que llevamos siglos con pandemias y catástrofes sin aprender la lección. Los mismos egoísmos, ambiciones e injusticias de siempre. Tengo la convicción de que será muy importante defender los mejores valores y la convivencia, pero no estoy esperanzado de que sea algo seguro. Habrá que luchar, combatir, esforzarse y encontrar buenas salidas a este mundo que estamos soportando.

Otra de las cosas que podemos ver estos días es la división grande entre una sociedad solidaria y que se preocupa de los demás y la del miedo al otro, al diferente, el extranjero…

Así es. El miedo al extranjero es pensar que la diversidad es una amenaza y que el otro es un enemigo. Eso, por desgracia, es asunto del racismo, que es solo un síntoma de que se está cultivando mucho el miedo. Si uno ve las noticias, verá que la importancia del coronavirus, los contagios, la muerte… ha sustituido a una dinámica informativa que daba protagonismo a los crímenes y catástrofes. Existe el crimen, pero no tan protagonista es el crimen como una inercia informativa que olvida otras cosas. Me parece que el miedo ha sido siempre un hecho de manipulación social para romper los lazos colectivos y convertir al vecino en una amenza y romper la falta de pertenencia y la reivindicación de los valores públicos. Lo del coronavirus va a tener que ver mucho con esto. Debemos no caer en las redes del miedo, y no considerar al otro una amenaza, sino una persona que merece respeto y debe entendernos.

También ha sacado lo obvio a la luz: la vida necesita ser sostenida y lo hace, principalmente, por sectores denostados o infravalorados: trabajadoras de supermercado, camioneros, personal sanitario,  limpiadoras… Lo recordaba usted también en un artículo hace unos días de la mano de Machado: “En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva». ¿Qué le evoca este texto a día de hoy?

Me evoca la fe, la necesidad de pensar que existe una realidad de carne y hueso que va a ser más fuerte que las realidades virtuales. Es un problema que ahora la economía productiva que crea riqueza haya sido sustituida por la especulativa que favorece la acumulación de fortunas, que no produce para la sociedad. Esta pandemia nos ha recordado que lo fundamental para la sociedad es el mundo productivo, que se dedica a los cuidados, a la vida, y esto es lo prioritario, y no la acumulación de fortunas. Espero que haya en la gente una realidad de carne y hueso que no sea sustituida por una virtualidad de bulos y mentiras que fragmenta la opinión pública. Es fundamental devolverle el respeto a esos sectores productivos en los que se sostiene realmente la vida. Respetar el mundo del trabajo y preguntarse de qué manera progresar defendiendo los cimientos de la convivencia.

¿Cómo ha afectado la pandemia a los trabajos del Instituto Cervantes?

El Instituto Cervantes se ha visto muy afectado. Como institución cultural de Estado hemos tenido que cambiar nuestras labores presenciales por proyectos en línea y actividades culturales, académicas y bibliotecarias virtuales. Hemos tenido que cerrar todos los centros. La plantilla ha dado un respuesta muy loable y estamos intentando mantener las labores del Instituto en un mundo confinado. Para nosotros tiene un repercusión grave, aunque somos una institución del Estado, una parte muy importante del presupuesto, que nos permite funcionar, depende de los ingresos de las clases presenciales, certificaciones del español como el CCSE y el DELE, etc… Todo eso se ha tenido que suspender, con lo que el Instituto Cervantes es también un proyecto económico que está en riesgo sufriendo los confinamientos. Es un riesgo a gran escala, porque estamos en 87 países, y tenemos los mismos problemas que tienen los sectores que necesitan mantenerse de los ingresos que da su actividad.

¿Cree que tendrá un impacto negativo la situación en España como uno de los principales focos de la pandemia en el futuro de las sedes de Instituto en otros países?

Esto nos sirve para valorar la importancia de la diplomacia cultural española. Es muy importante evitar cualquier tentación de unir la imagen de nuestro país a la idea de una infección, un contagio, un problema, que tenga que ver con la pandemia. Primero, porque sería injusto, en España no ha surgido esta pandemia. Segundo, porque hay países tan afectados como España, como son Estados Unidos, Francia, Inglaterra, etc… que tienen unas cifras de muertos y afectados parecidas o mayores que las nuestras. Y tercero, porque para hacer un análisis serio de la situación habría que analizar muchas claves. Por ejemplo, España es uno de los países con mayor expectativa de vida, al llegar una pandemia con estas características es normal que afecte más. Además, aquí el trato humano y las distancias cortas, son costumbre. Y esa cosa tan positiva de nuestra sociedad, se ha vuelto en contra. Estos dos factores se deberían tener en cuenta, en vez de reducirlo todo a las cifras. Yo no me quedaría tranquilo si dijera que en Estados Unidos, Francia, etc… ha habido más víctimas, porque habría que analizar otros detalles. Es un camino sucio y con mala salida. España no es un país peligroso por haber tenido este contagio. La única manera es potenciar la diplomacia cultural y defender España desde otra perspectiva y no desde la coyuntura de esta pandemia. Por ejemplo, poniendo de relieve la sanidad pública, el hecho de que podemos llamar a las 3 de la madrugada a un médico sin ningún coste, y que los tratamientos son gratuitos. Eso es lo que tenemos que cuidar.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/18/la-cultura-es-fundamental-para-evitar-el-miedo-y-la-manipulacion-totalitaria/

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«Estados Unidos tiene una tradición individualista… Es posible que allí se tomen las primeras decisiones de profundo calado ético y que dividirán a la humanidad»

Por: Carolina Robino y Ana Pais.

 

«De momento, a este país el virus lo ha afectado de forma menos agresiva que a otros. Las medidas de confinamiento son selectivas: se mantiene una parte de la actividad económica, como es el sector de la construcción, a la par que se instruye encarecidamente que no debe haber ralentización en toda empresa que no precise la presencia de los trabajadores. La limitación de movimientos sí es obligatoria por las noches».

El que habla es el destacado físico español José Ignacio Latorre, a quien la crisis global del coronavirus lo pilló recién instalado en Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, a donde se trasladó desde Barcelona para dirigir un nuevo centro de investigación cuántica.

Latorre, uno de los científicos más reconocidos en su campo, es autor también de dos interesantes libros sobre el mundo en que vivimos.

En el primero, «Cuántica», explora las claves para entender esa fascinante parte de la ciencia y las transformaciones que derivan de ella y, en el segundo, «Ética para máquinas», hace un llamado urgente a reflexionar sobre cómo programaremos la inteligencia artificial para convivir con ella.

En este texto ahonda además en lo que somos como humanidad y hacia dónde queremos avanzar, dos temas que el coronavirus ha vuelto especialmente relevantes al enfrentarnos no solo a un enorme desafío médico, sino a grandes dilemas éticos.

José Ignacio Latorre recibiendo el premio de Investigación y Ciencia del periódico digital Merca2 en 2019.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre recibió el premio de Investigación y Ciencia del periódico digital Merca2 en 2019.

Pareciera que estamos atravesando por una crisis sin precedentes en el mundo moderno. ¿En qué se diferencia esta de otras que hemos vivido en el pasado?

La humanidad ha sufrido y superado crisis muy graves, terribles.

Las pandemias y las guerras han asolado la tierra numerosas veces, sin piedad.

Yo no quisiera estar viviendo la peste bubónica, las trincheras de la Primera Guerra Mundial, la viruela o bajo el sanguinario Pol Pot de Camboya.

La gran diferencia es que esta crisis nos afecta en primera persona, aquí y ahora; no se limita a una lectura en un libro de texto.

Una segunda gran diferencia es que vivimos un tiempo donde la tecnología hace posible que la mayoría de las personas (no todas) se quede en casa.

Y una tercera diferencia es que vemos que las sociedades más avanzadas han logrado mantener la cadena de suministros intacta, tanto comida, como electricidad o internet.

Hay muchísimas otras, porque nuestra sociedad ha evolucionado enormemente en tiempos recientes. Los referentes anteriores nos parecen irrelevantes, si no inútiles.

Trinchera durante la Primera Guerra Mundial.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre recuerda que la humanidad ya ha sufrido crisis «muy graves», como las trincheras de la Primera Guerra Mundial: «La gran diferencia es que esta crisis nos afecta en primera persona».

¿Cuáles crees que son los principales dilemas éticos que nos plantea?

Sigo defendiendo, como siempre repito, que el siglo XXI no va de guerras entre izquierdas y derechas, sino entre generaciones de jóvenes y viejos, y de la relación humano-máquina.

Esta crisis lo hace evidente.

Creo que ciertos países no van a ser solidarios con sus mayores. El bienestar de una mayoría se impondrá a la vida de una costosa minoría.

No deberíamos escandalizarnos, porque la humanidad ya ha tomado este mismo tipo de decisiones en otros contextos.

Compramos bienes a países donde no se respetan los derechos humanos, sencillamente porque son más baratos.

La expectativa de vida de un minero en Sudamérica, o la de una trabajadora en una fábrica de una ciudad china supercontaminada no es de 80 años, como la de otros trabajadores privilegiados.

Paciente de coronavirus.

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El coronavirus nos enfrenta a la tesitura de decidir cuánto vale la vida de un conciudadano».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Conllevamos la doble moral sobre el valor de una vida humana sin problemas, en tanto que esas vidas estén lejos de nosotros.

No tenemos problemas morales al fabricar armamento que no sirve para defender a nuestro país, sino para alimentar guerras en África o en cualquier otro lugar.

Sin embargo, el coronavirus nos enfrenta a la tesitura de decidir cuánto vale la vida de un conciudadano.

Estados Unidos tiene una tradición individualista, lejos del contrato social europeo. Es posible que allí se tomen las primeras decisiones de profundo calado ético y que dividirán a la humanidad.

¿Cómo deberíamos enfrentarlos?

Yo no soy virólogo. Ellos son quienes deben responder a cómo se detiene físicamente la acción de un virus, pero el resto también hemos de contribuir, primero intentando entender y luego considerando las acciones correctas y su justa medida.

Me aplico la consigna e intento comprender mejor esta crisis.

Banderas estadounidenses.

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Estados Unidos tiene una tradición individualista (…) Es posible que allí se tomen las primeras decisiones de profundo calado ético y que dividirán a la humanidad».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Entiendo que un coronavirus es un ente de unos 100-200 nanómetros de diámetro capaz de introducir su código a través de la membrana de las células. No hay medicamento que lo detenga, pero la evolución nos ha dado la capacidad de generar una respuesta inmune.

Ciertas personas la desarrollan rápidamente y casi no sufren las consecuencias del virus. Otras no lo logran y pueden fallecer.

El patógeno afecta de manera muy distinta a los jóvenes y los mayores.

También me parece entender que la tasa de mortalidad es todavía incierta, dado que las estadísticas (que sí entran plenamente en mi campo de trabajo) de diferentes países son dispares e inconsistentes. Los humanos ni siquiera hemos aprendido a contar bien cuando las emociones se involucran a este nivel.

Entiendo además que los humanos no guardamos información en nuestros genes de cómo luchar contra un virus específico para las siguientes generaciones. Cada humano debe luchar por su cuenta o debemos desarrollar vacunas. Y una vacuna eficaz puede llevar un año de investigación.

¿Cómo actuar?

La fase crítica para un humano que tiene dificultades para enfrentarse al virus pasa por episodios de insuficiencia respiratoria. Es terrible. La asistencia sanitaria profesional es esencial.

Para poder tratar a los pacientes difíciles se requiere un sistema sanitario potente y solidaridad entre afectados leves y críticos. Si el virus se expande siguiendo una exponencial, ningún sistema sanitario podrá atender a los infectados.

El confinamiento alivia el ritmo de contagio, pero no impedirá que gran parte de la población deba enfrentarse al virus en algún momento futuro. Pero sus consecuencias económicas pueden ser devastadoras para un gran número de personas.

Ayudante de la Cruz Roja.

Getty
Todo el mundo quiere una solución contundente y limpia, pero eso es imposible».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Sin sueldo, la comida que llega a un hogar es insuficiente y mala. Eso también mata de forma diferida.

En cambio, el aislamiento y la reducción del desquiciado ritmo de nuestra sociedad puede tener algún elemento beneficioso.

Muchos padres y madres van a conocer de verdad a sus hijos e hijas, y viceversa. Quizás el fútbol no era tan importante. O sí, porque para algunos es simboliza la felicidad y libertad que hemos perdido.

Ahora tenemos el covid-19. Vendrán otros virus.

La misma selección natural que ha dado lugar a los seres humanos, no deja de hacer pruebas de variantes de virus hasta que una de ellas logra explotar una debilidad en nuestro cuerpo. La búsqueda ciega de combinaciones topa tarde o temprano con un ente de consecuencias devastadoras.

Si de mí dependiera, aplicaría el bisturí fino a la hora de imponer confinamiento. Son muchos los motivos.

El primero es que el aislamiento atenta contra una libertad fundamental. No acepto que en aras del beneficio común se utilice la geolocalización de los humanos. No dejemos que Orwell tenga razón.

En segundo lugar, muchos trabajos sí pueden realizarse presencialmente siguiendo las medidas de higiene correctas.

De hecho así ya sucede.

Nadie debe olvidar que funcionan supermercados, farmacias, el sistema eléctrico, todas las comunicaciones, las redes de suministro y un largo etcétera.

No es cierto que todo el mundo esté confinado. Prueba de que existen matices importantes en el control de una pandemia es la diferente forma de proceder de varios países.

Centro comercial abarrotado de gente en Londres.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre opina que el aislamiento y la reducción del «desquiciado ritmo de nuestra sociedad» puede tener algún elemento beneficioso.

En «Ética para máquinas« decías que «ya hay máquinas programadas para decidir sobre la vida y la muerte de los humanos». Ahora la falta de recursos y preparación para una pandemia con esta, nos tiene enfrentados a una interrogante similar ¿no?

Sí, pero es importante aclarar que la decisión algorítmica sigue siendo programada por un humano. No es correcto pensar que una máquina basada en la inteligencia artificial actual decide entre vida y muerte. Esa responsabilidad todavía recae sobre humanos.

El siguiente paso es hilar fino, como decía antes. Hay temor a pensar en detalle.

Todo el mundo quiere una solución contundente y limpia, pero eso es imposible. La complejidad de nuestra sociedad requiere de acciones con niveles de reflexión sofisticados.

Puedo imaginar un sinfín de situaciones en las que la solución más ética no coincide con el dictado de una norma única y generalizada.

Cuidar a desvalidos, a gente mayor tremendamente solitaria, debería prevalecer sobre cualquier ley de confinamiento.

Atención, existirán casos extremos de enfermedades más terribles que exigirían un aislamiento absoluto, que provocaría situaciones de una tristeza infinita.

Pero creo que el coronavirus no está en ese nivel. Es un virus que nos permite todavía atender a nuestros más necesitados como se merecen.

El gran ejemplo lo dan los profesionales del sistema sanitario, que sí trabajan, sí se exponen, sí asumen su responsabilidad de forma admirable.

Persona sin hogar.

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El altruismo es evidente, pero el egoísmo también campa a sus anchas».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

¿Estamos cada individuo ante una nueva versión del histórico dilema del tranvía?

El dilema del tranvía (dejar morir a muchos sin intervenir -el tranvía arrolla muchos-; o asumir la responsabilidad de escoger a dedo la muerte de unos pocos: descarrilamos el tranvía y matamos a unos pocos) se da todos los días, sin que nos percatemos.

Antes hablaba de mineros cuyas vidas nos importan menos. Pero todo es más prosaico.

¿Cuándo se repara una vía de tren defectuosa que tarde o temprano provocará un accidente con personas fallecidas?

La respuesta depende del presupuesto, no del problema ético de saber que alguien morirá.

Una vez conocí a un asesor del gobierno británico sobre acciones políticas que implicasen pérdida de vidas humanas.

Me confesó, sin ningún pudor, que su gobierno actuaba cuando el coste para salvar una vida era inferior a unos 10.000 euros. Lo recuerdo bien.

Eso sí, la aparición de noticias y alarma social podía cambiar esa cifra. A una parte de los humanos, el mundo anglosajón nos parece a veces descarnado.

En el libro también planteas que la bondad debería ser ley para la inteligencia artificial. ¿Qué papel crees que juegan la bondad y la empatía en esta crisis?

Siento decir que creo que esta crisis nos enseña tanto lo buenas que pueden ser muchas personas, como lo pérfidas que pueden ser otras.

El altruismo es evidente, pero el egoísmo también campa a sus anchas: los delatores, los insolidarios, los scams económicos, las fake news, los que hackean el sistema en beneficio propio, y los variopintos políticos de terrible catadura moral.

Empresarios.

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En esta crisis deben escucharse especialmente las voces de virólogos, de agentes del sistema sanitario, pero también las advertencias de los empresarios».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Una idea que me ronda la cabeza sin cesar es que el coronavirus está acelerando la transformación de nuestra sociedad.

Siempre dije que la segunda mitad del siglo XXI será para la ética, para la reflexión profunda sobre el sentido humano.

Antes hemos de pasar el sarampión que nos ha traído la tecnología avanzada.

Tal vez el coronavirus ha acelerado ese sarampión y la necesidad de ética se hará perentoria antes de lo que imaginaba.

Una pareja en un mirador en Seúl, capital de Corea del Sur.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre considera que el coronavirus está acelerando la transformación de nuestra sociedad.

Tú eres un gran defensor de la idea de que los científicos tengan un rol más protagónico en el manejo de las sociedades y los Estados. ¿Crees que en esta crisis lo han tenido? ¿Han estado los gobiernos a la altura?

Quisiera matizar que no creo que los científicos deban ser protagonistas. Creo que nadie debería.

Lo que siempre he defendido es que la voz de los científicos debería ser parte de los mecanismos de decisión, como la de los economistas, los artistas, los abogados o los trabajadores de cualquier empresa.

No creo que la endogamia de los círculos de decisión que hoy en día se da sea buena. La sociedad es diversa, su representación debe también serla.

También he defendido que los mecanismos de representación deben tener diferentes niveles de profundidad. Ciertas decisiones de sentido común son potestad del conjunto de la sociedad. Otras, más técnicas, requieren experiencia contrastada y voces calmadas.

Lejos del estrépito de los medios, la voz de científicos tiene un valor obvio.

Esta vez, dado que la crisis viene provocada por un virus, es obvio que deben escucharse especialmente las voces de virólogos, de agentes del sistema sanitario, y deben también ser atendidas las advertencias de los empresarios.

Mantener la ecuanimidad no es baladí, ni popular.

¿Qué puede aportar la metodología y el modo de pensar científicos a la gente que no se dedica a la ciencia en estos tiempos de miedo e incertidumbre?

Calma, razonamiento, respeto por el pensamiento ajeno, disciplina, avance tecnológico.

La ciencia es nuestro tesoro. Nos da saber, y nos da los instrumentos para generarlo y gestionarlo. Es cultura en esencia pura, es humanismo. Somos herederos tanto de Sófocles, como de Pitágoras.

La ciencia es humilde porque busca, yerra, corrige, vuelve a buscar en un camino lleno de pistas falsas.

Gente con mascarillas en Filipinas.

Getty
Convivir con la incertidumbre no es tan malo, es la esencia de la vida. Convivir con el miedo, sí es terrible. La ciencia nos libera del miedo».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Mucha gente asocia ciencia a fotografías bellísimas de objetos desconocidos. Es el primer paso: el asombro.

Si ahonda, encontrará su intrínseca esencia: la duda y la búsqueda de la verdad.

El miedo es fruto de la falta de conocimiento y comprensión. La ciencia equipa a los individuos para enfrentarse a lo desconocido, pero no eliminará la incertidumbre.

Convivir con la incertidumbre no es tan malo, es la esencia de la vida. Convivir con el miedo, sí es terrible. La ciencia nos libera del miedo.

En esta crisis se ha escuchado poco sobre el papel que puede tener la inteligencia artificial para detener o ralentizar el contagio. ¿Qué está pasando en esa área?

El notable avance de cómputo en todo tipo de técnicas numéricas está siendo utilizado para comprender mejor las variantes del virus en superordenadores.

Sin embargo, estamos todavía lejos de tener un instrumento capaz de medirse con el colosal reto de computar la bioquímica con precisión. Espero que mis ojos vean avances inusitados en este área.

En primera persona lucho por construir los primeros pasos de un ordenador cuántico. Pero los tiempos de la ciencia son lentos. La completitud que requiere la ciencia es proporcional a sus consecuciones.

Es importante comprender que la inteligencia artificial tiene capacidades enormes, pero no omniscientes. Los grandes secretos del universo siguen lejos de nuestro alcance.

El camino que queda por recorrer en inteligencia artificial sigue siendo infinito.

Gente mayor con tapabocas en Londres.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPara Latorre, cuidar a gente mayor tremendamente solitaria debería prevalecer sobre cualquier ley de confinamiento.

¿Crees que un virus diminuto paralizando a la humanidad entera es un golpe de humildad?

La arrogancia humana es un vestigio de la evolución y debería desaparecer con los siglos. Ya no litigamos a base de garrotazos, ni el más fuerte siempre tiene razón.

Una sociedad formada, bien educada, debe conocer los elementos básicos de la naturaleza y, en consecuencia, ser consciente de su propia fragilidad.

La humildad, no el sometimiento, es un signo de inteligencia.

Cualquier biólogo que haya lidiado con el fascinante funcionamiento del ADN, cualquier astrofísico que contempla una galaxia lejana, cualquier matemático que se enfrente a la conjetura de Golbach (demostrar que todo número par es suma de dos números primos), cualquier persona enfrentada a los hechos absolutos se devuelve a la humildad.

Familia copartiendo.

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Muchos padres y madres van a conocer de verdad a sus hijos e hijas, y viceversa».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Cualquier persona que se haya medido contra un problema sofisticado conoce su limitaciones. No hay espacio para la arrogancia en la verdadera lucha intelectual.

¿De qué depende de que salga algo bueno o malo de toda esta crisis global?

En su conjunto la humanidad siempre aprende. Nos queda un saber distribuido que no se pierde.

A veces parece que repetimos nuestros errores, pero nuestra sabiduría colectiva aumenta sin cesar.

Siempre que lo digo, nadie me cree. Pero no lo duden, seremos más sabios.

Fuente de la entrevista: https://www.bbc.com/mundo/noticias-52091600

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Entrevista a Bifo “El capitalismo ya no es inevitable”

Por: Marcelo Expósito

La filosofía activista ha priorizado durante mucho tiempo pensar la movilización a partir de las pasiones alegres. Es verdad que el feminismo nos ha alertado siempre acerca de nuestras vulnerabilidades y que las feministas se han exigido siempre reflexionar y hacer política desde ese lugar. Pero la política militante se ha pensado habitualmente como si las potencias del cuerpo fueran inagotables. El italiano Franco “Bifo” Berardi(Bolonia, 1949), sin embargo, ha tomado siempre en cuenta el papel de las pasiones tristes, el miedo, la depresión o la pulsión suicida. Dos libros suyos en particular plantean la relación entre capitalismo y enfermedad: La fábrica de la infelicidad (2000) Héroes. Asesinato masivo y suicidio (2015).

Bifo es un filósofo y un militante histórico de la idea y la práctica de la autonomía. Es recordado por su implicación en las revueltas de 1977 en Bolonia y, desde su participación en Radio Alice, la primera del movimiento de emisoras libres de Italia, se le reconoce por su activismo en la creación de medios y redes de comunicación independientes. No podría asegurar cuándo nos encontramos por primera vez en persona, pero lo tengo incorporado desde mucho tiempo atrás en mi memoria compartiendo dos tipos de situaciones: caminando juntos en manifestaciones y conversando generosamente durante horas, porque Bifo es un hombre amable y culto, siempre sorpresivamente inventivo. Durante mi cuarentena me he visto tentado a revisar su libro Fenomenología del fin (2015), cuyo título en inglés se basa en un juego de palabras: es tanto una fenomenología del “fin” como del “y”, es decir, que trata simultáneamente del punto final y de la conjunción. Inspirado por este libro tuve el impulso de charlar con él sobre cómo debemos relatar esta crisis civilizatoria a partir de los sentimientos extendidos de miedo e incluso de terror por nuestra impresión de haber llegado a un punto final, y hacerlo de una manera que no alimente los imaginarios apocalípticos en los que crecen los nuevos autoritarismos y los nuevos ecofascismos. Mantuvimos esta conversación el martes, 7 de abril de 2020.

Bifo, estás en Bolonia, ¿verdad? ¿Cómo te encuentras?

Bien, me encuentro bastante bien. Estoy en Bolonia. Tengo una casa que no está alejada de las famosas Torres de Bolonia, en el centro. La ciudad está desierta como muchas ciudades occidentales. Y orientales también.

¿Cuál es la situación en Bolonia con respecto a la región de Lombardía y otras ciudades que han sido más afectadas por la pandemia?

Bolonia está situada en la parte más al sur de la Pianura Padana, el norte de Italia conocido por ser de las zonas más fuertemente golpeadas, más que Wuhan por decirlo en términos de víctimas mortales. Pero Bolonia es la ciudad menos golpeada de la región. Es interesante observar por qué la Pianura Padana y no Nápoles o Sicilia, que se han visto afectadas mucho menos o casi nada. ¿Por qué Nueva York y no las amplias llanuras, por qué Wuhan y no otros sitios? Yo creo que el virus ha golpeado más fuerte en los lugares con más polución, donde nuestros pulmones son más débiles. Es un indicio de que las condiciones de la atmósfera han llegado a un nivel que es peligroso para el cuerpo humano. El aire es ahora magnífico en Bolonia. Puedo abrir la ventana y respirar. Soy asmático pero puedo respirar. Antes, normalmente no podía. Todos los días del año sobrepasamos los límites de contaminación ambiental establecidos por la Unión Europea. Pero desde hace unos días el aire está limpio. ¿Qué significa eso? No lo sé. O lo sé pero no lo digo [risas].

Has escrito ya dos artículos sobre la pandemia: “Crónica de la psicodeflación” y “Más allá del colapso”. La crónica contiene un par de imágenes menores que son muy conmovedoras. La primera relata cómo tomaste conciencia de tu especial vulnerabilidad en la situación actual. Nos narras una llamada telefónica de tu sobrina Tania que fue el primer toque de atención que recibiste sobre la obligación de tomarte en serio lo agresivamente contagioso que es la Covid-19. En ese instante caíste en la cuenta de tu condición especialmente vulnerable durante la pandemia: con el tono autoirónico y el humor negro que te caracterizan hablas de ti mismo como de un viejo asmático, alguien que forma parte de eso que de una manera muy ambivalente se denomina “grupo de riesgo”, una designación que lo mismo protege que estigmatiza. Más allá de la ironía, ¿cómo estás viviendo estas cuestiones en estos días? ¿Está cambiando tu manera de pensar sobre la enfermedad o la mortalidad reconciéndote atravesado de una manera tan directa por esta especial condición de fragilidad?

Mi vida cotidiana, lo confieso, no ha cambiado mucho. Viajo continuamente y eso sí ha cambiado. No puedo viajar y no sé cuándo podré ir a Barcelona. Tengo un deseo muy fuerte de ir a Barcelona pero sé que no podré hacerlo en dos, tres meses… ¿Cuánto? No lo sé. Pero, a pesar de esta diferencia, mi vida en Bolonia siempre ha sido una vida muy doméstica, tengo una casa llena de libros, puedo pintar… vivo bien acá. No salgo cuando estoy en Bolonia. Lo que ha cambiado es mi relación con la mortalidad, como tú has dicho. Y no porque antes no hubiera pensado en ella. Tengo que compartir una confidencia: he empezado este año a escribir un libro que se llama Devenir nada, lo que significa: morir. Es un libro sobre la muerte en el que estaba elaborando muchas ideas a partir de Schopenhauer, Spinoza… una especie de declaración de rechazo a la longevidad. No me gustan los viejos, no me gusto a mí mismo como viejo y no creo que haya sido una buena idea prolongar la vida humana más allá de lo que es digno. Es también una declaración de amistad a la muerte, que es algo que la modernidad ha rechazado y ha querido hacer desaparecer. Pues bien: el caso es que después empezó la pandemia y con ella me he visto obligado a pensar en la muerte de manera menos filosófica y más médica o más concreta. Y al mismo tiempo me ha entrado una especie de alegría de lo impredecible, porque en los últimos años he repetido muchas veces una idea de John Maynard Keynes en el sentido de que tenemos que hablar de lo inevitable: el capitalismo, la violencia, el totalitarismo… pero debemos hablar también de aquello que nunca se puede predecir. Voilà!, lo imprevisto ya está aquí y me ha dado una energía intelectual que ya no tenía. Porque antes me parecía que el capitalismo había ganado para siempre, que se iría transformando de manera cada vez más automática y totalitaria sin que pudiéramos hacer nada. Pero ahora lo impredecible ha abierto un nuevo escenario. Es trágico, es dramático, es brutal… pero al mismo tiempo es la apertura de un nuevo posible contra lo inevitable.

Tu sobrina te alerta sobre tu situación personal y se dispara en tu relato una segunda imagen que te trasciende como sujeto vulnerable a título individual. El objeto de su llamada es impedir una cita: evitar que tú, tu hermana Lucia y tu hermano Fabio quedéis a cenar. Nos cuentas que habéis mantenido la rutina de encontraros esporádicamente como un hábito residual de los encuentros regulares que manteníais para comer en casa de vuestra madre. Rememoras la entrada de tu madre en lo que llamas “una larga agonía” y cómo los vínculos familiares van languideciendo con ella. Siempre has puesto la subjetividad en el centro, se podría decir que has pensado casi siempre en voz alta desde “un” cuerpo. Pero nunca te había sentido adoptar este registro testimonial. ¿Qué nos está sucediendo? ¿Cómo interpretar esta emotividad general repentina, la manera en que durante la cuarentena masiva estamos poniendo de nuevo en el centro –no solamente de manera filosófica, como has dicho, sino de una manera tan material como la salud y la muerte de nuestros cuerpos– la importancia de cultivar relaciones sustanciales?

Naturalmente, la relación estrictamente familiar se vuelve importante porque es la más cercana. Pero no me gusta tanto la idea de que estaríamos volviendo a una dimensión familiar. Sí, claro: estamos en casa, quien vive en condición de pareja como yo puede disfrutar del compartir, de charlar, quien vive solo tiene que considerar la soledad como una situación que puede ser tal vez rica, tal vez triste… Pero el problema verdadero no es tanto lo que nos queda sino sobre todo lo que nos falta. Y lo que nos falta son las relaciones que tienen un sentido. Lo que a mí más me falta, tengo que decirlo, es el amigo que me vende el hachís y no puedo verlo, no sé dónde se ha metido [risas], aunque eso es sólo un pequeño dato particular. Pero a gran escala echamos de menos durante la cuarentena las relaciones que tienen un sentido porque estamos pensando desde el punto de vista de la fragilidad. Estamos reevaluando qué podrá ser la vida cuando salgamos de la cuarentena. Y desde un punto de vista intelectual no veo esta situación como una disminución. La percibo como un refinamiento y una ampliación de nuestro horizonte. Mis amigos me han dicho mil veces: “¡Tu pensamiento es depresivo!”, y ni antes era depresivo ni ahora me he vuelto de repente un tipo alegre. No. Lo que sucede es que me parece que estamos en condiciones de repensar las cosas: todo lo que era puramente habitual ha desaparecido y ahora miramos lo esencial.

Cuando salgamos, has dicho. En tu artículo evocas otra imagen que tiene una escala muy diferente de lo doméstico: la de millones de jóvenes y adolescentes ocupando el espacio público global en 2019 para alertarnos sobre la emergencia climática y exigir que detengamos el modelo también global que la provoca. ¿Cómo se relaciona esta imagen con la pandemia y su corolario, la cuarentena masiva? Es verdad que se está reflexionando suficientemente sobre la relación entre los daños que el capitalismo y en especial cuatro décadas de neoliberalismo han infligido al planeta y sus ecosistemas, y el daño que se ha ocasionado simultáneamente a las políticas públicas que deberían cuidar de la reproducción y la sostenibilidad de nuestras sociedades. Pero ¿te parece que hay algo más que decir en relación a este imaginario contradictorio que surge de la crisis terminal del neoliberalismo? Tenemos por una parte millones de cuerpos jóvenes en la plaza global y, por otra parte, millones de cuerpos confinados, todo ello dentro de un marco de consecuencias climáticas y sanitarias que se ceban sobre los cuerpos más vulnerables a una escala que no conocíamos en la historia contemporánea.

Te refieres a los movimientos Fridays for Future o Extinction Rebellion… Yo participé en la manifestación del 15 de marzo de 2019 y era una movilización de jóvenes, muy jóvenes, hasta de niños de educación primaria que gritaban palabras muy claras: “No queremos vivir en el mundo de la violencia climática que el capitalismo ha producido”, porque la palabra capitalismo estaba escrita en las pancartas de los niños. Era el capitalismo mismo lo que cuestionaban, la sociedad industrial, la sociedad patriarcal… la sociedad en la que nos llaman a vivir. En ese mismo periodo, en abril de 2019, vi una película contundente, muy fuerte de una directora libanesa que se llama Nadine Labaki. Se titula Cafarnaúm (2018) y es una película muy impresionante que cuenta la historia de un niño que le dice a un juez: quiero denunciar a mis padres porque me han traído a vivir a este mundo. Me dije: la revuelta de Greta Thunberg es muy cercana a este sentimiento de desesperación total. Después vino la Cumbre del Clima de Madrid en diciembre de 2019 y significó la total impotencia de la clase política global, su falta de voluntad, su ignorancia… Existen por supuesto los criminales como el presidente de Estados Unidos de América, pero no se trata sólo de que haya una voluntad de poder violenta, hay también un sentimiento de impotencia: “¿Qué podemos hacer?, ¿podemos parar la máquina productiva? ¡No, no podemos! ¡La máquina productiva es indispensable, sin ella morimos!”… ¡E voilà lo imprevisible! Hemos llegado a un punto en que inevitablemente la máquina productiva se detiene porque si no la paramos morimos. ¡Una paradoja extraordinaria! Si no paramos ahora la máquina de producción justamente vamos a morir a millones. Es entonces cuando la detienen. ¿Pero qué sucede más allá de pararla?

Hago una sugerencia: comprar el último número de The Economist, la revista más importante del pensamiento neoliberal. Su título es: A grim calculus, un cálculo macabro. ¿Qué es este cálculo doloroso? El periódico lo dice de manera honesta y realista: estamos obligados a parar la economía porque si no, morimos. Pero cuidado, porque morirá más gente durante los próximos cinco años por causa del parón de la economía, ya que la ruptura de las cadenas productivas y distributivas provocará efectos de desempleo, hambre, desesperación enormes. No podemos decir que The Economist esté afirmando locuras, porque cuando pensamos en el futuro sabemos que será así. Entonces, yo propongo una reflexión que hace apenas seis meses habría parecido totalmente utópica y ahora no lo es. Es verdad que si seguimos con los criterios de la economía consumista, si detenemos la economía en los términos de un capitalismo que prioriza la obtención del máximo beneficio vamos a producir inevitablemente efectos catastróficos en los próximos años.

¿Qué podemos hacer? Podemos renunciar al beneficio, a la propiedad privada, a los criterios de prioridad que son específicos del capitalismo. Lo primero que tenemos que hacer y debemos hacerlo ahora mismo es establecer qué necesitamos básicamente: la alimentación, los medicamentos, la comunicación, el afecto, el placer de hablar con los otros… las cosas a las que no podemos renunciar porque sin ellas morimos. Claro que a mí me gusta volar en avión, ¡quiero volver a volar en avión en un futuro, por favor!, pero no me resulta indispensable. Lo que sucede es que a la hora de cambiar los criterios de qué es indispensable y en el momento en que comienzan las restricciones surge un problema político: ¿cuál es la fuente de legitimidad para tomar estas decisiones?, ¿quién toma estas decisiones sobre cuáles son las prioridades? Esto constituye un mundo político totalmente nuevo que va a abrirse dentro de pocos meses o un año.

Pero al estallido financiero de 2008 le sucedió una reacción ciudadana que consistió en la revuelta de las plazas: de Tahrir a Occupy pasando por el 15M, las protestas contra las políticas de austeridad en Grecia o Portugal, los movimientos estudiantiles o juveniles en México, Colombia o Chile… Fue una fase de protestas que entre 2011-2013 potenció a gran escala una articulación entre las redes virtuales y la presencia masiva en el espacio público de las calles. Esto fue necesario para que se pudiera plantear un pulso a propósito de lo que tú llamas la fuente de legitimidad a la hora de tomar decisiones sobre las prioridades, legitimidad que en aquel momento residía exclusivamente en los gobiernos neoliberales. En un país como España esa respuesta ciudadana ha resultado muy determinante, porque la revuelta de las plazas permitió que hoy podamos estar afrontando la crisis múltiple que ha desencadenado esta pandemia en una situación donde la fuente de legitimidad es más compleja, no es solamente el criterio neoliberal. Sin embargo, aunque necesitamos continuar con ese pulso que permitiría el cambio radical de modelo que propones, no podemos volver a potenciar esa articulación entre redes y plazas. Durante un largo periodo de tiempo no será posible reeditar las formas de protesta que consisten en la ocupación masiva del espacio público, como sí fue el caso en 2011 y también en el año 2019 del que has hablado. Y por si esto no fuera suficiente problema, hoy nos enfrentamos en muchos países a gobiernos que no solamente son neoliberales sino que responden a un devenir autoritario del neoliberalismo.

Hay una diferencia fundamental entre lo que pasó después de 2008 y hoy. El colapso de 2008 fue esencialmente un colapso financiero, es decir, surgió el problema de cómo volver a establecer un equilibrio en el funcionamiento de las finanzas y por supuesto entre balance financiero y economía social. La gran novedad es que ahora, aunque las finanzas hagan todo lo que les resulta posible casi no servirá de nada. ¿De qué sirve que inyecten millones de millones de euros o de dólares si no tenemos mascarillas, respiradores, comida, cosas materiales muy concretas que son producto de la inteligencia científica humana? Sin eso, puedes tener un billón de dólares: no te sirve de nada.

Quieres decir que solamente un rescate bancario como el que palió la crisis de 2008 ya no serviría como única solución frente a la pandemia.

Claro, porque el problema fundamental es cómo volvemos a dar prioridad a lo que resulta útil, todo lo que en la historia del capitalismo ha sido progresivamente cancelado por la abstracción financiera. La historia de los últimos dos siglos ha sido la historia de la cancelación de lo concreto, del valor de uso. Y de repente el valor de uso vuelve rompiendo todas las máquinas financieras abstractas proponiendo que debemos volver a hablar de algo muy concreto. Quién paga la crisis no es el único problema. Evidentemente que si tú tienes mucho dinero puedes corromper a alguien para conseguir prioritariamente un respirador, pero a escala social el problema es qué cosas útiles necesitamos concretamente. Eso es extraordinariamente nuevo, porque la gente importante hoy no son los financieros que decidían hace diez años y a quienes no les importaba nada en absoluto cuáles eran las necesidades de la población. No: hoy son importantes los científicos, los técnicos, quienes saben producir una mascarilla, quienes saben cultivar la lechuga para la ensalada que nos vamos a comer mañana. Somos nosotros, los productores, sobre todo los productores científicos el centro del proceso de reactivación de lo concreto y lo útil.

Nos venía avisando de este colapso el movimiento contra la emergencia climática y en general la nueva ética global que exige reconsiderar la sostenibilidad del conjunto de la vida sobre el planeta de una manera no antropocéntrica. Es evidente que estamos culminando una crisis del humanismo, pero se trata de un declive fuertemente ambivalente. Por un lado, es cierto que la modernidad puso al “hombre” (un hombre, claro, muy connotado: blanco, europeo, etc.) en el centro dotándolo de un sentimiento de omnipotencia que ha resultado ser destructivo. Por otro lado no es menos verdad que el iluminismo construyó valores éticos y políticos que, precisamente al ser aniquilados por el neoliberalismo, se ha provocado la ruina de los sistemas democráticos. La herencia de la modernidad europea tiene que ser reexaminada a la luz del colonialismo o de la violencia antropocéntrica sobre el conjunto del planeta. Pero en la crisis global de la democracia el neoliberalismo deviene en monstruos autoritarios. Para hacerles frente, parece que resulta más urgente que nunca volver a reivindicar derechos humanos y valores solidarios que también constituyen una herencia histórica de la modernidad. Estas contradicciones venían siendo acuciantes en Europa durante las últimas décadas, pero parecen resultar ahora ya un problema de primer orden cuando nuestro continente se ha convertido en el epicentro mundial de esta primera pandemia del nuevo milenio.

Me parece que los nacionalistas agresivos, trumpistas, están un poco marginados en esta crisis. Yo lo veo en Italia, Salvini se ha vuelto un personaje casi ridículo. Exige que todo el mundo pueda acudir a la misa solemne de Pascua cuando el Papa Francisco ha pedido por el contrario que la gente se quede rezando a Dios en sus casas. Francisco ha estado magnífico en su aparición, en una performance artística frente a una Plaza de San Pedro vacía diciendo cosas muy profundas a nivel ontológico como que esta pandemia no es un castigo divino. ¡Dios no va a castigar a sus hijos, es un pecado social, estamos locos si pensamos que podemos estar sanos en una sociedad enferma! Francisco es un genio mientras que los derechistas parecen empobrecidos. Mira Boris Johnson. Espero que se recupere muy pronto de su enfermedad pero es el símbolo de la incompetencia existencial de la derecha global. A pesar de eso, creo que Trump va a ganar las elecciones y que los Estados Unidos van a vivir una segunda Guerra de Secesión. Los Estados Unidos están muertos, créeme. Pero esto es otro asunto…

Lo que tú planteas es que el neoliberalismo mismo va a asumir caracteres agresivos y totalitarios. No necesitará obligadamente a la derecha fascista porque el neoliberalismo, si quiere reproducir su funcionamiento, tiene que adoptar medidas totalmente represivas. Y por eso yo afirmo que tenemos que crear, de la manera más pacífica posible, las condiciones para experimentar una metodología totalmente nueva. Europa es ideal para hacerlo. Europa ha sido golpeada más fuerte que otros lugares del mundo, asiste a una crisis motivacional de la derecha –sé que existe Orban pero no me parece que importe muchísimo en este orden de cosas, para ser francos–, y España en particular es un lugar en el que el movimiento de ocupación de las plazas ha producido formas de transformación organizativa y subjetiva importantes, quizá no para cambiar el mundo por sí mismo pero sí para decir: se pueden crear formas que, ellas sí, van a cambiar el mundo desde la vida cotidiana. No desde el Parlamento, no será el Parlamento el lugar central; serán las asambleas, las asociaciones de vecinos, los médicos, los científicos que se reúnen para preguntarse: ¿qué necesitamos? Tal cosa es lo que necesitamos. Y entonces, si hay una fábrica que produce aviones militares, bueno, la cerramos. Porque necesitamos una fábrica que produzca respiradores, que produzca comida… Se tiene que cerrar el sistema militar europeo. Es algo que tenemos que decir: con el avión militar estadounidense F-35 que Italia ha comprado se pueden producir dos mil unidades de terapia intensiva para repartir. ¡Dos mil! ¡Y hemos comprado un F-35 en lugar de terapia intensiva! En el día de mañana tenemos que declarar: de acuerdo, olvidemos el pasado, como dicen los napolitanos: scurdammoce ‘o passato, simmo ‘e Napule paisà, no importa lo que haya sucedido. Lo que importa es que ahora no necesitamos aviones militares. Y entonces, no solamente el dinero sino también las energías físicas, materiales que utilizamos para producir armas, todo eso vamos a dirigirlo a la producción de alimentos, medicamentos y libros. Sería una forma de empezar, sé que estoy delirando, pero lo que intento explicar es que ahora estamos enfrentándonos a una posibilidad real, porque la alternativa es clara: o producimos aviones militares y morimos o no producimos aviones militares y vivimos.

Esto me recuerda otra idea que expresas en tu crónica sobre la psicodeflación, que el capitalismo es “una axiomática”. Se basa en axiomas que se autojustifican sin necesidad de más explicaciones, y parece claro cuáles de sus axiomas se han revelado ahora como falacias para la economía y prácticas nocivas para la subjetividad, incluso como políticas criminales para la vida sobre el planeta. Enumeras algunos de ellos: el individualismo, la agresividad, la competitividad… Les contrapones una enumeración en sentido contrario, no de axiomas sino de… ¿valores?, ¿tú los llamarías así, de esta manera tan humanista o de otra forma? En cualquier caso serían: frugalidad, decrecimiento, solidaridad, contacto… Pero sobre todo afirmas que debemos situar en el centro de la escena la idea de “igualdad”. Resulta curioso porque la igualdad es precisamente uno de los ideales centrales de la modernidad, hasta el punto de situarse en el centro mismo de la divisa republicana. ¿Adónde nos conduce tu reflexión? Si estamos de acuerdo en que atravesamos una crisis radical del humanismo, ¿se supone entonces que debemos más bien reinventar el significado de la igualdad en la era de esto que Donna Haraway denomina Chthuluceno? En el segundo artículo que has escrito sobre la pandemia, “Más allá del colapso”, reivindicas precisamente que Haraway es quien mejor ha predecido la pandemia desde la filosofía.

Hay dos aspectos que me interesan en tu pregunta. El primero es qué significa igualdad. En la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y en otras constituciones de todo el mundo se afirma la igualdad. Es una igualdad política, incluso puramente formal. Ahora tenemos que pensar la igualdad desde otro punto de vista que no es, digamos, moral, es muy concreto: es el punto de vista de la frugalidad. Se trata de un punto de vista filosóficamente complicado pero muy importante, que es el de la felicidad, del placer. El placer no es tener muchas cosas. El placer es gozar del tiempo, es la condición de estar en armonía con los otros, con la naturaleza. Puede parecer banal pero lo estamos descubriendo de manera muy fuerte en estos días. Entonces, la igualdad es esencialmente una distribución igualitaria de lo que podemos producir, y en condiciones de colaboración podemos producir muchísimo, lo que cada uno necesita en el planeta y mucho más. El problema de la escasez pertenece al pasado premoderno, la modernidad ya creó las condiciones para una suficiente disponibilidad de recursos gracias a la potencia de la ciencia y de la tecnología. Por tanto, estamos hablando de una idea de igualdad no meramente ideológica ni política, sino una igualdad en el acceso a lo que resulta necesario.

El segundo aspecto de tu pregunta que me interesa y que puede hacer incluso más concreto el discurso sobre la igualdad tiene que ver con el criterio que funda la historia de la economía capitalista: el criterio del beneficio y de la acumulacíón de plusvalía, de valor abstracto. Bueno. Hay un ejemplo que me ha chocado mucho, se lo he leído a Farhad Manjoo, un tipo que escribe en el New York Times sobre tecnología. Tiene un artículo reciente sobre un tema del que se habla muchísimo, las mascarillas sanitarias que no se pueden encontrar. ¿Qué sucede en la más grande potencia económica del mundo que son los Estados Unidos de América? Tienen 4 millones de mascarillas y necesitan 3 billones en el próximo mes, de manera que tienen un 1% de lo que necesitarían. Y no lo pueden producir porque lleva tiempo construir una fábrica que pudiera hacerlas… ¿Y por qué? ¿Por qué esta locura? Pues la explicación es muy sencilla y lo reconoce el mismo New York Times: el criterio que gobierna las decisiones económicas es el de obtener el máximo beneficio. Producir mascarillas sanitarias apenas da beneficio y lo pueden hacer en China, ¿no?, donde el trabajo cuesta muy poco. El resultado es que el 80% de las mascarillas sanitarias que hay en el mundo se producen en China. Desafortunadamente, China ha tenido de repente necesidad de utilizarlas. ¿Y qué pasa después? Pues que todo el mundo está buscando un objeto indispensable pero que, gracias a la prioridad que se le ha dado al beneficio económico, no se ha producido en Estados Unidos. Por lo tanto, debemos olvidarnos de esta vieja idea de beneficio, competitividad económica y acumulación de plusvalía y empezar a valorar lo que es realmente necesario. Debemos hacer una lista: ¿qué es lo más necesario? Primero el alimento, segundo, tercero, cuarto, quinto, hasta lo centésimo… Entre las necesidades habrá también una camisa muy bella de color rosa y un avión supersónico, pero en el puesto milésimo. Tenemos ahora esta urgencia de decidir partiendo de un problema de criterio, porque se trata de un criterio de elección: primero lo útil, lo concretamente útil para la mayoría de la población. Y esto hace de la igualdad un concepto mucho más fácil de entender: hay una lista de cosas que son necesarias para todos. Después, si te gusta la camisa rosa o un pantalón negro, los pones en lista pero al final.

Te planteo una última cuestión. Hay una imagen de tu libro La sublevación (2012) que siempre tengo en el pensamiento. La utilizas para condensar todo aquello que en el ciclo de revoluciones del 68 tiene que ver con el plano subjetivo de la revuelta. Rememoras una actuación del Living Theatre en un teatro italiano donde provocaron una respiración rítmica del conjunto del auditorio que acabó convirtiéndose en un mantra. Esta imagen muy bella evoca principios de armonía relacional a través de una coordinación rítmica de los cuerpos, y pone de manifiesto que, en las revoluciones, la “conspiración” es una “co-inspiración”. El conjurarse para la revuelta consiste tanto en inspirarnos mutuamente como en respirar rítmicamente en conjunto.

Están proliferando en estas semanas las interpretaciones según las cuales este régimen de aislamiento masivo que exige la cuarentena podría ser un entrenamiento en nuevas formas de control tecnoautoritario que hipotéticamente servirían para gestionar el previsible derrumbe económico que viene de la mano con la crisis sanitaria. En “Más allá del colapso” aceptas que se trata de una posibilidad. Pero adviertes que existe otra: que los cuerpos en cuarentena interioricen una identificación psicológica entre la enfermedad y la inevitabilidad de reproducir las conexiones a distancia por causa del confinamiento. Dicho de otra manera, que podría no normalizarse la distancia impuesta en las relaciones sino que, al contrario, identificaremos psicológicamente este “distanciamiento social” con el hecho de estar enfermos. Esto significaría que quizá, después de la cuarentena masiva, las subjetividades rechacen como normal esta situación de excepcionalidad hasta el punto de que se relance un deseo colectivo de conjunción entre los cuerpos, de relacionalidad presencial. Desde este punto de vista se podría decir que durante la cuarentena y a consecuencia de eso que tú denominas el terror –que es diferente del miedo– que provoca la pandemia se está librando en nuestros propios cuerpos, en el plano psicológico y en el seno de las subjetividades el mismo pulso entre autoritarismo y reinvención de la democracia que lleva teniendo lugar de manera muy evidente al menos desde la crisis financiera de 2008.

Lo primero que debemos evidenciar es que en estos días en los que estamos obligados a hablar a través de las pantallas, la conexión se ha hecho omnipresente. Esto podría continuar después del fin de la pandemia. Pero podría también verificarse un fenómeno psicológicamente muy probable, muy comprensible: que identifiquemos la pantalla con un período triste de aislamiento. Y entonces se podría producir una vuelta de la conjunción, de la relación conjuntiva, que no significa olvidar la conexión a distancia pero sí considerarla como algo puramente instrumental. En segundo lugar, te agradezco mucho lo que has dicho y no lo habíamos preparado antes [risas], tus consideraciones sobre la respiración. Mi último libro, que todavía no ha sido publicado en castellano, se titula en inglés Breathing y en italiano Respirare. Está dedicado a la cuestión de la respiración. Nos encontramos en el interior de una crisis global de la respiración: son nuestros pulmones, es el aire contaminado el problema de hoy. Pero, al mismo tiempo, estamos descubriendo cómo la relación entre seres humanos, antes de ser una relación económica e instrumental es una relación de armonía de la respiración, de compartir un ritmo, un ritmo erótico, de la inteligencia, de la poesía, del caminar a través de la ciudad, de la noche y el día. El ritmo de la respiración. Yo estoy esperando que surja una idea igualitaria que se funde sobre la armonía planetaria de la respiración.

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Esta conversación forma parte de La pandemia en germinal. Conversaciones sobre un mundo en cuarentena, una serie producida para El Aleph. Festival de Arte y Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con la colaboración de Galería Àngels Barcelona, La Maleta de Portbou. Revista de Humanidades y EconomíaRevista CTXT y Nodal (Noticias de América Latina y el Caribe)

Fuente e imagen: http://lobosuelto.com/entrevista-a-bifo-el-capitalismo-ya-no-es-inevitable-marcelo-exposito/

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