Por: Giulio Parotto
Indudablemente que la educación es un sector estratégico en cualquier estado, y en especial en uno que pretende construir y consolidar una nueva sociedad construida sobre valores auténticamente democráticos, en un proyecto socialista de nuevo cuño. Una contribución en este aspecto no puede hacerse de manera descontextualizada, se debe tomar los antecedentes y la situación actual, un planteamiento ecológico y metaeducativo, es decir, una ecometaeducación socialista dialéctica transformadora.
De esta perspectiva es bueno reconstruir una panorámica histórica de la educación en Venezuela, dentro de la cual se constatan intentos continuos, con frecuencia contradictorios de dar respuesta a las necesidades socio-productivas y culturales del momento histórico, con el propósito de sostener las peculiaridades de producción, organización, cultura y poder en función de los intereses de las clases dominantes del momento, especialmente: la burguesía criolla, la Iglesia católica en particular, y el capitalismo internacional liberal burgués. Esto ha generado una evolución discontinua de cambios y contracambios, contradicciones e incoherencias, en numerosos documentos y prácticas, expresados en Leyes de Educación, reglamentos y resoluciones, siguiendo las modas del momento, en la palestra educativa extranjera, sin su estudio profundo y confrontación con la realidad nacional, para darle una adaptación adecuada.
El otro factor que ha determinado la incoherencia de la evolución de la educación en Venezuela es la designación de funcionarios ministeriales de las más diversas competencias profesionales y, con frecuencia, con desvinculación total con la educación, de tal manera que cumplían más funciones políticos partidistas que educativas, dejando estas en manos de funcionarios subalternos, quienes forman también parte de ese entorno. Esta situación de discontinuidad, ingobernancia e inadecuación administrativa de la educación ha permanecido y permanece en la actualidad; requiere de una solución a través de un organismo de largo alcance que siga una política educativa estable que adapte coherentemente la educación a las instancias académicas y las demandas socio-político-productivas. Un organismo constitucional autónomo dentro del Poder Moral con competencia en educación, de tal manera que se garantice su evolución de manera coherente y pertinente, al margen de los vaivenes políticos y modas del momento.
Para el funcionamiento de este organismo se propone una metodología de trabajo investigativo transformador que garantice la coherencia, el eco, y la creatividad, la meto, la evolución transformacional de la educación, en el tiempo: La ecometaeducación dialéctica transformadora colectiva, integral, continua y permanente.
Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a247995.html