La interculturalidad un apoyo para mejorar la educación de calidad

Por: Gilberto Pérez Martínez.

Resumen:

Este artículo reflexiona una alternativa para la educación de calidad pasando por el análisis de cómo el neoliberalismo, un capitalismo sin restricciones, sin fronteras, se fue apoderando del sistema educativo para tener un control social de la sociedad. Una educación basada en competencias que lo único que ha hecho es parcializar el conocimiento e incentivar el egoísmo y el individualismo, tanto del alumno que aprende como del maestro que enseña. Una política promovida por los organismos internacionales que juegan a través de las reglas del mercado, para crear individuos productivos y consumidores. No obstante, se presenta una alternativa de formación desde la interculturalidad donde no solo se reconocen las diferencias entre individuos, sino que hasta se soportan. Es decir, se puede hacer educación de calidad independientemente de las costumbres e ideologías que existen en la sociedad para tener un mejor futuro.

Palabras clave: neoliberalismo, educación, competencia, mercado, interculturalidad.

Abstract:

This article reflects an alternative for quality education through the analysis of how neoliberalism, a capitalism without restrictions, without borders, was taking over the educational system to have a social control of society. An education based on competences that the only thing that has done is to bias the knowledge and encourage selfishness and individualism, both of the student who learns and of the teacher who teaches. A policy promoted by international organizations that play through the rules of the market, to create productive individuals and consumers. However, an alternative of intercultural education is presented where not only the differences between individuals are recognized, but they are even supported. That is, quality education can be done independently of the customs and ideologies that exist in society to have a better future.

Keywords: neoliberalism, education, competition, market, interculturality.

El mundo actual se encuentra parcializado, jerarquizado, atomizado, individualizado y especializado. Pocas poblaciones tienen el sentido del trabajo colectivo o cooperativo, sobresale el individualismo, el egoísmo, la discriminación e inclusive la violencia. A esto, se le agrega la movilización de masas, es decir, la migración de personas de un lugar completamente pobre a un lugar con mejores condiciones económicas que los discrimina y los aísla.

Lo anterior, es el resultado de políticas económicas globales basadas en el liberalismo o también conocido como el neoliberalismo donde la actividad económica mediante la empresa privada opera bajo el libre mercado (Friedman citado por Vázquez, 2015). Esto ha provocado que las empresas transnacionales, de cualquier giro, traspasen las fronteras de cualquier país y se haya sucitado el cierre de empresas pequeñas, en el caso del mercado y el destierro de pobladores, en el caso del área rural.

De la misma forma, el corporativo privado incursiona en las políticas públicas del Estado que lo reducen a ser solamenta administrador y aplicador de las reformas estructurales (económica, política, ambiental, educativa)  de cada país. Es decir, el Estado no está para servir a los grandes consorcios, no para reglamentarlos. Los corporativos, ponen las reglas en la vida interna de cada entidad.

La intención neoliberal dirigida por la iniciativa privada en palabras de Freidman (citado por Vázquez, 2015, pág. 98) era llevar “un mercado donde no lo hay” y para establecer este objetivo era necesario modificar la estructura social a través del ámbito educativo para poder convertir a la población como trabajadores pero tambien como consumidores con la finalidad de tener el control total de toda la población.

Como antecedente, Vázquez (2015) señala que en los países latinoamericanos el Estado desde las primeras décadas del siglo XX y en más de cien años esas transformaciones no trastocaron ni tuvieron la pretensión de asegurar un mínimo de educación en la sociedad para el fortalecimiento de los sistemas de educación pública. Sin embargo,  al fin del segundo milenio con un modelo que postula la superioridad del mercado y los intereses individuales en todos los ámbitos de la vida social era necesaria una regulación para hacer congruentes los sistemas educativos con el actual modelo hegemónico: el mercado.

De esta manera, se inicia con la disminución de la responsabilidad del Estado de ser el garante de la educación universal y gratuita y toma las recomendaciones de los organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FM), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros; que son las agrupaciones financiadas y que aplican las directrices de las empresas privadas transnacionales. Estas, les indican que el costo de la educación es muy alto y no refleja la calidad educativa que se requiere para los tiempos actuales.

Esto ha llevado a los países latinoamericanos a instalar reformas educativas, las cuales, tienen cuatro ejes: el primero, la descentralización administrativa (legislativas), nuevas formas de control y regulación por parte del Estado; el segundo, calidad, competitividad y ciudadanía para responder a los códigos de la modernidad e incrementar productividad y competitividad de las naciones; el tercero, evaluar los resultados comparados con estándares de calidad; y el cuarto, evaluación docente, la competencia y el mérito individual como valores fundamentales (Martínez citado por Vázquez, 2015, pág. 100).

El primer eje  ha sido expuesto anteriormente donde el Estado deja de ser el responsable total de la educación. La preocupación aumenta con el segundo eje al formar a los alumnos en competencias. Según Busso, Cristia, Hincapié, Messina, & Ripani (2017, pág. 25), una competencia “puede ser considerada una habilidad solo si permite que un individuo sea más productivo desde un punto de vista económico”. Es decir, aquel sujeto que no tenga habilidades que incrementen la vida económica de un país, no son rentables a los intereses del mercado. Por lo que, no se debe invertir en ello.

En el tercer eje, las mediciones son para documentar los niveles generales y las diferencias en los segmentos de la población y comparar con otras naciones. También sirven para determinar las habilidades según el contexto. Se miden con pruebas estandarizadas por su fácil aplicación y bajo costo. Si un sujeto en una prueba estandarizada la resuelve con escaso esfuerzo es una buena noticia (Busso, Cristia, Hincapié, Messina, & Ripani, 2017). Así, se inicia la segmentación y la discriminación de la población donde unos son más hábiles y otros son más débiles o ineficientes. Además, no hay punto de comparación entre naciones ricas y pobres.

En el cuarto eje, al suponer la centrali­dad del docente en el aprendizaje, podría estarse fincando gran parte del esfuerzo de cambio sobre un supuesto acerca del cual no hay evidencia suficiente (Bensusán & Tapia, 2013). Esto implica que el docente queda expuesto al despido si los resultados de los alumnos no son positivos. Ahora, de lo que si hay evidencia, es que la educación concierne a la familia, a la escuela, al docente y al contexto.

En este sentido, tanto, los estudiantes como los docentes deben tener determinadas competencias para ser más productivos, en esto se traduce la calidad educativa actual. No importa lo humano, lo solidario, lo colectivo, lo cooperativo, los valores, solo lo económico. Esto ha estimulado una formación reducida, de los alumnos y docentes, en el individualismo, la competencia, la indiferencia y el egoísmo. No importa, el otro solo la meta sin importar los medios.

Los alumnos y los docentes se enfocan en prepararse, como si fuera una competencia, para superar pruebas estandarizadas que dan imagen a los Estados a nivel regional e internacional. De los resultados de los alumnos depende el presupuesto que se destina a las instituciones. Y el resultado de los docentes, les “asegura” un mejor salario o un ascenso. No obstante, la formación integral del sujeto queda fuera del ámbito educativo, se menciona en el discurso pero en la  práctica no existe.

Así, las políticas actuales, dirigidas por el mercado, disminuyen la relación sujeto-sujeto, sujeto-sociedad; y no se diga la relación sujeto-naturaleza. Como ejemplo, las poblaciones rurales han disminuido al perder sus tierras y fuentes de empleo quedando en condiciones precarias, lo cual, ha incentivado a la emigración hacia las ciudades buscando mejores condiciones de vida. Solamente, que en la mayoría de los casos se asientan en colonias populares con ambientes poco favorables.

Esto llega hasta el ámbito educativo donde tendría que reconstruir sus planes y programas para tomar en cuenta la diversidad de sus poblaciones de alumnos. Ante esta situación, los docentes también tendrían que prepararse para reconocer la multiculturalidad que existe en el aula de clases. No obstante, se sigue preparando para formar en la homogeneidad, sin reconocer las diferencias en los alumnos, para aprobar pruebas disciplinarias con fines de productividad, lo que degrada la formación integral del sujeto.

Es por ello, que se propone la categoría de la interculturalidad como un proceso integral de formación del sujeto para mejorar la calidad educativa desde una utopía posible que crea y establece un conocimiento que le da forma a todo y nace de la necesidad de tener un poder de controlar, dominar siendo dominado. Ese dominar siendo dominado es parte de la interculturalidad, que siempre ha existido, aunque algunos no lo reconozcan o se diga que es una categoría nueva, la que permite, a pesar de la difícil travesía de las diferentes realidades entre culturas, siga emergiendo la búsqueda de construcción de conocimiento a través del reconocimiento del otro, del otro mundo posible.

La interculturalidad es por una parte la búsqueda de la relación con el otro, desde la identidad propia, para transformar el contexto de acuerdo con las necesidades de cada uno. Es una posición política que implica el diálogo y  la negociación con diferentes culturas (Zemelman & Quintar, 2007).

La interculturalidad es el ser-estar-siendo como sujeto pensante del yo mismo, desde el otro, para el otro y la otredad como un espacio de interacción e integración para la supervivencia del ser humano en el planeta tierra. Como dice Fuentes (2013) cuando se abraza al otro, no sólo se encuentra asimismo, sino que se incluye en la propia vida y en la conciencia, las imágenes marginales que el mundo moderno, optimista y progresivo ha condenado al olvido, antes de pagar el precio de su olvido, al abrazar al otro es ensanchar la posibilidad humana. Asimismo, el convivir con el otro, da la oportunidad de reencontrarse con la posibilidad de mantener la vida presente y futura de las siguientes generaciones.

La interculturalidad reconoce pensarse desde el interior del sujeto para la sana convivencia expresándolo con el actuar conforme el respeto a la diferencia del otro comprendiendo que no es reconociéndola sino soportándola como dice Zemelman y Quintar (2007), como se puede llegar a la construcción y al reconocimiento.

La interculturalidad es pensarse y repensarse en la historia buscando sus significados para la construcción de un nuevo sujeto histórico que está reflexionando el pasado pero es presente y busca construir un mejor futuro tratando de dar la vuelta a la historia ambigua y maléfica basada en el odio. Porque se odia al otro, al conquistador, al civilizador, al extranjero, al mestizo, al extraño por una historia del pasado que nos retuerce el presente que ya no es pasado y no debemos vivir de él. Dice Fuentes (2013), el propio odio es el propio amor que consume  y no deja avanzar. Y no se avanza porque no queramos sino porque no ha habido un desprendimiento del recuerdo de la dominación y ser dominado, no se ha dejado el sistema educativo que no es para liberar sino para civilizar (Zemelman & Quintar, 2007, pág. 38).

Una civilización maquillada de domesticación del otro, en educar para el pensamiento único, para el consumo, para el mercado. Según Shiva Vandana (2010, pág. 36) se está educando en el monocultivo de la mente  disfrazada de “liberación”  para ver al otro enemigo y no como un apoyo, es la eliminación del otro. A lo que se le suma el mismo alimento, vestido y calzado como uniformidad global desapareciendo la diversidad cultural y natural.

Es por ello, la necesidad de una educación para soñar realidades nuevas a futuro, es urgente que se permita retomar el deseo y la imaginación para construir conocimiento con conciencia histórica, crítica y reflexiva abrazando al otro y cuidando la otredad como posibilidad humana a través del diálogo intercultural en igualdad de condiciones de respeto, tolerancia y en la búsqueda del enriquecimiento mutuo (Zemelman & Quintar, 2007). Aquí cabrían las preguntas ¿sabemos dialogar?, ¿de qué forma se enseñan a dialogar en la familia, escuela y sociedad?, y si no es así ¿cómo se aprende a dialogar con, desde y para el otro?

El diálogo junto con el lenguaje es la lectura de las realidades para enfrentar los problemas como un encuentro de solución en el espacio tiempo que lleve a la conciencia de ir creciendo, sin ser excluyente, con y desde el otro. Es “la necesidad de existencia, más allá de la simple sobrevivencia, que compromete a todo el sujeto, tanto a su estómago como a su espíritu, a su mirada y oídos como a su voluntad de ser” (Zemelman, 2002, pág. 25). Es aceptar y afrontar la incertidumbre, lo desconocido, lo no determinado, lo  no acabado para ser-estar-siendo constructores del presente y del futuro, es construir conciencia.

La interculturalidad es respetar la experiencia gnoseológica de las diferentes culturas en sus saberes, usos y costumbres siendo necesario rescatar los conocimientos ancestrales, que según algunos no son científicos, pero transforman y dan vida a las realidades presentes.

Una de las primeras acciones para iniciar la formación intercultural es reconocer el odio interno y externo con egoísmo y muchos otros valores que no aportan al crecimiento del sujeto siendo el resultado de una formación basada en la subalternidad,  la obediencia y reduciendo a nada la creatividad. Es el cultivo de una autoimagen hecha para creer que no se tiene capacidad de intervenir, dominado por la lógica de la sobrevivencia y al mismo tiempo responsable de reproducir un sistema social injusto (Saavedra, 2009, pág. 214).

Lo anterior, es resultado de la historicidad mexicana y latinoamericana donde las mayorías obedecen y una minoría manda, y ese factor no es el negativo, porque es una forma de vivir. La particularidad está en el origen de la relación aspera de humillación y odio recíproco entre patrón-subalterno que ha traspasado hacia las culturas y de ahí a las sociedades. No obstante, existe la posibilidad de mejorar dicha relación, formando en contra de la reproducción e imitación sentidas como únicas formas de ser sujeto tratando de aminorar la reducción hacia el otro como objeto.

Así, la formación intercultural es necesaria porque da la oportunidad de formar con conciencia, algo que se dice muy simple pero es complejo, es un proceso largo pero esperanzador para la convivencia humana. No solamente, es la lectura ideológica del presente y futuro, es la necesidad de mundo como potenciación del sujeto en sus posibilidades de ocupar nuevos espacios en la reivindicación de sus necesidades (Zemelman, 2002, pág. 26). La formación intercultural es reconocerse con habilidades, diferencias y deficiencias compartidas con el otro como necesidad de construir para liberarse para dejar de ser necrófilo y ser biófilo sin matar a la vida y alimentarnos de ella, buscándola y sin huir de ella (Freire, 2008, pág. 167).

Para formarse interculturalmente es  necesario quitar barreras, poner voluntad, transformar el carácter y tener mente abierta. Esto conlleva a ser más humano, humilde solidario, colectivo, es decir, se llega a la calidad no solo educativa sino a la calidad humana de otro sujeto posible que puede trabajar por cumplir los objetivos globales de la UNESCO (2013, pág. 19), que son:

  1. La paz, contribuir a una paz duradera;
  2. el desarrollo sostenible, contribuir al desarrollo sostenible y a la erradicación de la pobreza.

Específicamente, en el objetivo número seis del proyecto 37 C/4 de la estrategia a plazo medio que dice: “respaldar el desarrollo social inclusivo y promover el diálogo intercultural y el acercamiento de las culturas” (UNESCO, 2013, pág. 20).

Así, la interculturalidad sin duda es una categoría que busca la educación de calidad a través del diálogo y la inclusividad para formar ciudadanos glocales que  trabajen continuamente por la paz y el desarrollo sostenible para no afectar el futuro de las generaciones venideras.

REFERENCIAS

Bensusán, G., & Tapia, A. (2013). El SNTE y la calidad educativa. Una agenda de investigación. Revista Mexicana de Sociología, 557-587.

Busso, M., Cristia, J., Hincapié, D., Messina, J., & Ripani, L. (2017). Aprender mejor. Políticas públicas para el desarrollo de habilidades. Washintong: Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Freire, P. (2008). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI.

Fuentes, C. (2013). El espejo enterrado. Pamplona: Ed. leer-e.

Saavedra, M. S. (2009). Complejidad y Transdisciplinariedad: utopía posible de la formación docente. Morelia, Michoacán, México: Escuela Normal Superior de Michoacán.

Shiva, V. (2010). Las Nuevas Guerras de la Globalización. Madrid, España: Editorial Popular.

UNESCO. (2013). 37 C/4 2014-2021 Proyecto de estrategia a plazo medio. París: UNESCO.

Vázquez, G. (2015). La calidad de la educación. Reformas educativas y control social en América Latina. Estudios Latinoamericanos, 93-124.

Zemelman, H. (2002). Necesidad de Conciencia. Barcelona, España: Anthropos.

Zemelman, H., & Quintar, E. (2007). Conversaciones acerca de la interculturalidad y el conocimiento. México: IPECAL, IPN.

 

 

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