Por: Hilda Fingermann
La xenofobia es un problema mundial e histórico. El sentimiento nacional y patriótico es muy noble cuando esto hace crecer al conjunto, lo une y fortalece, pero cuando ese lazo se vuelve intolerante con quienes tienen costumbres, lengua o tradiciones diferentes, ya no es positivo, sino que por el contrario, solo sirve para fomentar rivalidades, desprecios y odios.
La gente emigra de sus países de origen por muchos motivos, pero especialmente lo hace por motivos económicos y laborales. Son personas que han sufrido en su país problemas de escolarización y la falta de trabajo, y busca en otras tierras mejores oportunidades. Se van con tristeza pero con esperanza, hacia países que les brinden cobijo y protección que merecen como todo ser humano. Sin embargo, el país receptor, en general los ve como una amenaza, especialmente si están también soportando sus propias crisis, y el trabajo escasea, por lo cual los ven como un aumento de la competencia, que muchas veces ofrecen su mano de obra a precios menores. También les cuesta aceptar las costumbres diferentes de los extranjeros, a las que ven como negativas, sin darse cuenta que a los que llegan al país también les parecen extraños los modos de vida a los que deberán adaptarse.
¿Los extranjeros son distintos? Sí, pero eso no tiene nada de malo. Está comprobado que no le quitan el trabajo a los nacionales, y que ellos mismos si se sienten cómodos y queridos en el lugar que se afincaron lo adoptarán como propio, y dedicarán sus mejores esfuerzos para progresar ellos, y por ende, toda la comunidad, que puede enriquecerse mucho con la diversidad.
Sin embargo, la aceptación del extranjero como un hermano que simplemente nació dentro de un territorio diferenciado por fronteras arbitrarias, a pesar de que parezca lógico, no lo es en la práctica, y los casos de xenofobia en las sociedades es altísimo, lo que también se ve en la escuela, que es parte de la sociedad, y donde la concurrencia de niños, que expresan sus opiniones sin medir las consecuencias, puede hacer que afecte dramáticamente la vida de muchos niños de familias inmigrantes, que en plena etapa de formación de su personalidad ven herida su autoestima, debiendo sufrir discriminación y violencia.
Argentina, un país poblado por grandes corrientes migratorias europeas, fue en un principio receptor generoso, pero en los últimos años, la creciente inmigración de países limítrofes, especialmente bolivianos, peruanos y paraguayos, y de ciudadanos chinos, ha creado una ola de xenofobia que no puede ignorarse, y que se expresa no solo en insultos y tratos desconsiderados, sino también en violencia física. Algo similar ocurre en otros países de la región, en Estados Unidos, y Europa. La xenofobia, además, se agudiza, cuando los niños pertenecen a hogares de bajos recursos.
La escuela debe trabajar este tema no solo con los niños sino con las familias, pues los niños no nacen discriminando sino que lo aprenden en el seno familiar o copiando las actitudes e ideas de otros compañeros, cuyas familias son xenófobas.
Tomado de: Lee todo en: La xenofobia en la escuela | La Guía de Educación http://educacion.laguia2000.com/general/la-xenofobia-en-la-escuela#ixzz4FkDDm33Z
http://educacion.laguia2000.com/general/la-xenofobia-en-la-escuela
Imagen: https://www.google.com/search?q=la+xenofobia+en+la+escuela&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjIn4XCiKjOAhWIWCYKHZUGCBsQ_AUIBigB#imgdii=0zLzHCc5tKOytM%3A%3B0zLzHCc5tKOytM%3A%3BQfPGnA2tQkPJgM%3A&imgrc=0zLzHCc5tKOytM%3A