Por: Mariana Morales
El pasado 11 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones para elegir a 258 consejeras y consejeros del máximo órgano colegiado de la UNAM, el Consejo Universitario. A propósito de los debates sobre la universidad neoliberal, la burocracia dorada y la precarización que denuncian los docentes, los altos índices de expulsión de estudiantes en esta pandemia y las violaciones al CCT de los trabajadores administrativos ¿Qué transformación necesitamos en la UNAM?
Tras el cierre de la votación para elegir al nuevo Consejo Universitario, la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM (DGCS), dio a conocer en un boletín, los indicadores de participación de estudiantes y docentes en la elección más importante de la UNAM:
Fuente: Boletín UNAM-DGCS-959/bis
Si bien, los porcentajes fueron emitidos de acuerdo al corte realizado a las 19:30 horas, indican una baja participación sobre todo de profesores y estudiantes, aunque con un aumento relativo en comparación con el 2016 en el sector de profesores de 16,46% a 33, 21%, en investigadores de 45,22% a 54,18% y en Técnicos Académicos de 27,48% a 40,37%.
Entre los datos que se presentan para esta elección, se presentaron 129 fórmulas de candidatos de bachillerato, licenciatura, posgrado y subsistimos de investigación, para elegir al 80% de los integrantes del nuevo Consejo Universitario.
¿Quiénes son el otro 20% en el Consejo Universitario? Son las representaciones “Ex Oficio”, integrada por 65 miembros, todos autoridades de la UNAM: son el Rector, el Secretario de la Universidad quien también es secretario del Consejo Universitario, las y los directores de las facultades, escuelas e instituciones universitarios. Y sí, queda la pregunta de ¿y a ellos quién los elige?
Sin entrar aún en la profunda antidemocracia que existe en este máximo órgano de autoridad, la participación del estudiantado es ínfima, siendo el sector más numeroso de la UNAM con 366,930 (Portal de Estadística Universitaria, 2020-2021) y el más activo políticamente; en el sector de investigadores, integrado por 2690, no sorprende que la confluencia de la participación sea tan amplia, pues representa uno de los sectores privilegiados de la universidad integrado y tiene 72 integrantes en el Consejo.
Particularmente en el sector de profesores, sí hay un aumento significativo que dobla la participación de este año comparado con 2016. Y esto no es casual, pues, desde el inicio de este año, profesores de asignatura y ayudantes emprendieron una lucha contra la precarización y explotación laboral que vive el gremio, ya que en la máxima casa de estudios, 37 mil 510 docentes concentran la mayor carga académica pero esto no se corresponde con el salario que perciben ni en garantizar la dignifican de su trabajo con los derechos laborales correspondientes como la estabilidad laboral y basificación.
Este proceso de politización y organización se vio respaldado por los estudiantes que se solidarizaron con los docentes, levantando paros en 27 facultades. Este clima político alimentó la conformación de distintas candidaturas críticas a la política imperante en la UNAM.
Por otro lado, es cierto que aunque las elecciones ya eran realizadas anteriormente de manera virtual, el escenario de polítización actual y el cuestionamiento a las «mafias», es pasivizado mientras la actividades se mantienen de manera virtual al tiempo que los Consejos Técnicos son los que deciden cómo se regresará a las actividad prensencial; lo cual también mengua la posibilidad de hacer campañas de los sectores críticos.
Si bien las problemáticas son harto viejas en la UNAM, incluso aún más que el neoliberalismo, estamos ante un escenario político en la universidad —también a nivel nacional e internacional— en el que las aguas se removieron por la crisis agravada por la pandemia, agudizando las desigualdades y, poco a poco, los sectores críticos vuelven sobre la defensa de la universidad para las grandes mayorías, su carácter público y gratuito, las demandas de género, etc. La pregunta que queda en el aire para tomar con seriedad es: ¿cómo nos articulamos y organizamos sobre las demandas ya muy claras para muchas, muches, muchos? ¿Para cuándo convocamos un Encuentro de las comunidades universitarias?
Una breve semblanza histórica de la antidemocracia en la UNAM
El reglamento interno del Consejo Universitario fue aprobado en la sesión del 18 de diciembre de 1929. Dicho reglamento, establece el funcionamiento e integración del órgano colegiado, así como las dictaminaciones para los procesos de elecciones, y las atribuciones de la que es competente: aprobación de métodos planes, métodos de enseñanza y evaluaciones; bases para la admisión de los alumnos; formular reglamentos internos; modificaciones del Estatuto General de la Universidad; incorporación de nuevas instituciones, entre otras.
Los años de entonces, fueron fundamentales para establecer los pilares del gobierno posrevolucionario y ese año particularmente se encontraba agitado por la guerra cristera, la fundación del PNR, la oposición al Maximato con la rebelión escobarista y el otorgamiento de la autonomía universitaria.
El preámbulo de la autonomía se da con una huelga estudiantil en 1929, en el que tuvieron lugar múltiples enfrentamientos y una dura represión orquestada por el entonces presidente Emilio Portes Gil y José Manuel Puig Casauranc, jefe del Departamento del Distrito Federal, mismo que después ordenó cesar la represión después de que estudiantes fueran heridos; entonces se declaró que el 23 de mayo fuera Día del Estudiante.
El movimiento estudiantil que comenzó por una reforma a los exámenes, rápidamente escaló en el cuestionamiento de la toma de decisiones autoritaria dentro de la Universidad y planteó como demanda central que el Consejo Universitario estuviera formado por representaciones proporcionales de maestros y estudiantes y que el Estado declarara la autonomía de la Universidad.
El tema de la autonomía, tras la discusión en el Congreso y en el Senado, fue resuelta por el presidente Portes Gil con la expedición de la Ley Orgánica y la conformación del Consejo Universitario, fincados en contra de lo que los estudiantes habían exigido: elegir al rector y la representación proporcional de maestros y estudiantes. Portes Gil eligió la terna para designar rector y designó al entonces Oficial Mayor de Gobernación, Ignacio García Téllez y se estableció el Consejo Universitario en junio de 1929. Desde entonces y hasta ahora se inaugura la historia antidemocrática de la UNAM.
Elecciones, precarización y nuevos escenarios de organización
La necesidad de transformación de la universidad ha tenido distintos ejercicios de organización y acción política, a veces con mayor envergadura y radicalidad, protagonizados por sectores estudiantiles: el 68 internacional, la movilización del 1986-87, la huelga del 99; del sector trabajadores administrativos con la huelga de 1972-73 que fundó el STEUNAM; la huelga de académicos que fundó el SPAUNAM en 1975; la huelga de STEUNAM y SPAUNAM en 1976, proceso que culminó con la huelga que dio origen al STUNAM en 1977 como sindicato de administrativos y académicos y la última huelga del STUNAM ya sólo con la titularidad del CCT de los trabajadores administrativos en 1988. Sólo por mencionar algunos de los más importantes.
Con las recientes elecciones al Consejo Universitario, nos preguntamos cómo están representados estos sectores que han protagonizado importantes luchas por la transformación de la universidad y que recientemente, docentes y estudiantes denunciaron la precarización dentro de la UNAM. Un rápido vistazo a las cifras que componen cada sector y los consejerxs que los representan advertirá que no existe proporción alguna en el máximo órgano de autoridad:
Fuente: Elaboración propia con datos del Consejo Universitario UNAM, Padrón Electoral para Comité Ejecutivo del STUNAM 2021-2024 y la Numeralia del UNAM 2020-2021.
En la elección del día jueves 11 de noviembre del año en turno, se eligieron 258 consejerxs. Los 65 miembros “Ex oficio”, son elegidos por la Junta de Gobierno que a su vez es elegida por el Consejo Universitario y señala que de manera excepcional se puede autoelegir; excepción que se volvió la regla.
La Junta de Gobierno tiene como facultad nombrar al Rector y a los directores de las facultades, escuelas e institutos, así como designar a los miembros del Patronato Universitario.
«De este modo es como se integra la estructura vertical y antidemocrática de la UNAM, cuyas autoridades operan como autócratas y la Junta de Gobierno, como el clivaje institucional de control y distribución de los mandos políticos, establecido desde 1945 bajo el supuesto de “defender los intereses de la universidad” y designan los cargos bajo procesos de auscultación por fuera de los miles que integran la comunidad universitaria.»
«Bajo esta estructura se han instituido formas de explotación laboral para la mayoría de los docentes, restricciones que elitizan y excluyen de la educación a miles de estudiantes pues la UNAM, impone la distribución desigual del presupuesto pues no sorprende que sean estas autoridades quienes concentran las mayores partidas presupuestales contrastando con los bajos salarios de profesores de asignatura, profesores ayudantes y de los trabajadores administrativos.»
Aún falta ver la conformación del nuevo Consejo Universitario, pero no nos sorprenderá ver que las y los elegidos serán parte de los grupos políticos de la UNAM que recrean la política de la burocracia dorada y preservan sus intereses.
Sin duda, en esta estructura bajo el neoliberalismo, se ensancharon las brechas de desigualdad y de toma de decisiones en la UNAM, sin embargo, lo que ya se ha puesto de manifiesto en las críticas es que hace falta la transformación universitaria, misma que no vendrá de las élites universitarias, sino desde sus bases, como ya ha demostrado la historia. La pregunta es: ¿cómo integramos la crítica comprometida por una universidad para todos para avanzar en organizarnos y disputar el poder a las élites?
Somos más, tampoco queda duda en eso; nos faltan los espacios colectivos amplios para avanzar en propuestas de estructuras para nuestra organización de manera independiente de las autoridades que han estado ligadas al PRI y los partidos de los empresarios y hoy, el partido del gobierno, no está exento de estas disputas.
Fuente de la información e imagen: https://www.laizquierdadiario.mx