Cuba y el pragmatismo socialista.

JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ AZNAR.

…la gestión de gobierno debe dejar de lado

los prejuicios del dogmatismo ideológico

El 01-01-1959 se inicia la Revolución Cubana con el triunfo de la lucha guerrillera contra la corrupta dictadura militar de Fulgencio Batista. Al comienzo contó con la admiración de todo el mundo. Las fotografías de Fidel Castro, su máximo líder, y del Che Guevara se exhibían en muchos países. Apenas dos años después, la revolución asumió el marxismo leninismo como ideología de Estado, con el Partido Comunista Cubano como único partido legal, eliminando cualquier intento de oposición contrarrevolucionaria.

Estados Unidos en 1960 estableció un embargo y bloqueo económico pretendiendo debilitar al gobierno cubano, lo cual castigó severamente al pueblo cubano y dificultó el desenvolvimiento económico del país. La antigua Unión Soviética subsidió buena parte de la economía cubana durante casi treinta años.
En 1989 se desintegró el sistema comunista en la Unión Soviética, con lo que Cuba sufrió una profunda crisis. Perdió el 85% del mercado exterior. En tres años el Producto Interno Bruto decayó un 35%. Se estableció un férreo control de alimentos con libretas de racionamiento para regular las cantidades que las familias podían adquirir. Los presupuestos nacionales cubanos bajaron a cantidades irrisorias en comparación a las necesidades de la población.

El presidente Chávez, quien idolatraba a Fidel Castro, sustituyó a la Unión Soviética en programas de ayuda al régimen cubano, con inversiones, subsidios y donaciones en condiciones altamente favorables para Cuba que, al principio, le permitieron sobrevivir la crisis y, posteriormente, favorecieron su resurgimiento económico.

En febrero de 2008 Fidel Castro renunció definitivamente a la presidencia de Cuba y su hermano Raúl fue designado nuevo presidente del país, quien ha venido introduciendo cambios en el sistema económico, aunque todavía en forma moderada. Entre las decisiones significativas cabe destacar la “privatización” de 500.000 trabajadores que estaban en las nóminas del Estado y ahora se dedican a actividades económicas y de servicios; la reforma del régimen cambiario para atraer inversión extranjera y permitir la repatriación de dividendos; la constitución de empresas mixtas con capital estatal y privado nacional o extranjero; la renegociación de la deuda externa con Rusia y México y avances en las negociaciones con los países acreedores del Club de París, así como de acuerdos de inversión y cooperación con la Unión Europea.

Hace pocas semanas el presidente Barack Obama visitó Cuba, siendo recibido con euforia por la población. Después de 54 años, termina el bloqueo económico y se inicia una nueva etapa de inversiones y cooperación entre Estados Unidos y Cuba; se abren embajadas en ambos países; se restablece el intercambio comercial y se aprueban 120 vuelos diarios entre Cuba y EEUU, por solo mencionar algunos aspectos altamente favorables para ambos países.

Los datos oficiales sobre la economía cubana del año 2015 indican que ingresaron 3.500.000 turistas; el 60% de la producción agrícola está a cargo del sector privado o de cooperativas; el desempleo fue de 4%; la tasa de inflación del 6% y el Producto Interno Bruto creció 4%. No hay duda que con la progresiva liberalización del sistema económico y el restablecimiento de relaciones con EEUU, traerán enormes beneficios al pueblo cubano.

Se demuestra que la gestión de gobierno debe dejar de lado los prejuicios del dogmatismo ideológico para dar paso al pragmatismo en beneficio de toda la población, tal como ha hecho China desde hace décadas y ahora Cuba. Un socialismo moderno debe apoyar a la inversión privada en vez de reprimirla, por ser generadora de empleo y de producción.

josevicenterodriguez.aznar@gmail.com

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Lecciones de experiencias ajenas

JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ AZNAR

… la experiencia nos muestra la obligación del gobierno de atender

 los reclamos de toda la población

 

Tratando de evadir por momentos mis habituales ocupaciones profesionales, me dediqué esta semana releer el libro “La casa de los espíritus” publicado en 1982 por Isabel Allende, cuando vivía exiliada en Caracas. Encontré unos párrafos que parcialmente reproduzco.
         “El pueblo se encontró por primera vez con suficiente dinero para cubrir sus necesidades básica… pero no podía hacerlo, porque los almacenes estaban casi vacíos. Había comenzado el desabastecimiento, que llegó a ser una pesadilla colectiva…
…Las mujeres se levantaban al amanecer para pararse en las interminables colas donde podían adquirir un escuálido pollo, media docena de pañales o papel higiénico. El betún para lustrar zapatos, las agujas y el café pasaron a ser artículos de lujo… Se produjo la angustia de la escasez…
…Se paraban en las colas sin saber lo que se estaba vendiendo… Surgieron profesionales de las colas, que por una suma razonable guardaban el puesto a otros; los vendedores de golosinas que aprovechaban el tumulto para colocar sus chucherías y los que alquilaban mantas para las largas colas nocturnas… Se desató el mercado negro.
…Los que nunca habían fumado terminaban pagando cualquier precio por una cajetilla de cigarros, y los que no tenían niños se peleaban por un tarro de alimento para lactantes. Desaparecieron los repuestos de las cocinas, de las máquinas industriales, de los vehículos. Así estaban las cosas cuando los camioneros se declararon en huelga…
…El presidente apareció en televisión pidiendo paciencia. Advirtió al país que los camioneros estaban pagados por el imperialismo y que iban a mantenerse en huelga indefinidamente, así es que lo mejor era cultivar sus propias verduras en los patios y balcones, al menos hasta que se descubriera otra solución… …El pueblo, que estaba habituado a la pobreza…, no perdió la euforia del primer día, al contrario,.. siguió cantando por las calles aquello de que el pueblo unido jamás será vencido, aunque cada vez sonaba más desafinado, porque la división y el odio cundían inexorablemente”.
Después de leer estos párrafos, cerré el libro y pensé en nuestra Venezuela actual. Isabel pone nombres ficticios a los protagonistas de su novela, pero es obvia la identificación en estos párrafos con situaciones reales vividas por ella en los últimos meses del gobierno de su tío, el presidente Allende, socialista marxista.
Algunas situaciones narradas las comprobé personalmente. Como presidente de la Asociación Interamericana de Presupuesto Público, asistí a reuniones en Santiago de Chile en julio de 1973. Conversé con funcionarios, antiguos conocidos míos. Carlos Matus, presidente del Banco Central, Gonzalo Martner, ministro de Planificación y Darío Pavez coordinador de las empresas básicas. Al manifestarles mi preocupación, decían no tener temor alguno ya que el proceso revolucionario era irreversible pues contaba con el apoyo del pueblo. Bien sabemos lo que pasó dos meses después, con un alto mando militar de extrema derecha, que por un tiempo ocultó su oposición a las políticas del gobierno.
No pretendo asemejar la situación chilena transcrita con la venezolana actual, ya que hay muchos elementos que nos diferencian, uno de ellos el feroz bloqueo internacional, comercial y financiero, que nosotros no tenemos. Pero la experiencia nos muestra la obligación del gobierno de atender oportunamente los reclamos de toda la población sin distinciones políticas, económicas ni sociales, pues la escasez y desabastecimiento de alimentos y de otros productos esenciales así como la inoperancia de servicios públicos básicos, afectan a todos los ciudadanos.
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com

 

Publicado originalmente en el Universal de Venezuela

 

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