Educación popular por los derechos de las mujeres y la igualdad

Por: Laura González Velasco.

Libros de lectura con dibujos de mamás cocinando y papás mirando el diario, rincones con cunas y bebotes para chicas o de bloques y autitos para varones, rosa o celeste, juegos tranquilos o fútbol en el patio, arte o ciencia, aplicación o genialidad, sensibilidad o razón. Estereotipos socio-culturales de géneros en los que nos formamos en nuestras familias, escuela, sociedad capitalista y patriarcal de la que las mujeres somos parte llevando la desventaja.

La lucha feminista tuvo enorme impacto en el último siglo en la conquista de derechos igualitarios, particularmente desde los años 60 junto con reivindicaciones de otros “sectores subalternos” discriminados por su origen étnico, socio-económico, cultural, religioso o de diversidad sexual. Las transformaciones económicas, sociales y culturales sostienen una relación dialéctica con la institución escuela. Muchas cosas se han modificado en estos años, no tantas como parece.

El curriculum oculto escolar sigue funcionando en la transmisión de prejuicios y mitos sexistas que refuerzan eficazmente medios de comunicación masiva o redes sociales. Se naturaliza un rol asignado históricamente a la mujer, pasivo, doméstico, subordinado al deseo y poder masculino. Esto funciona con princesas que esperan a su salvador en cuentos tradicionales como en telenovelas. En modelos publicitarias como en la imagen que posan las adolescentes en facebook. ¿Qué representaciones construímos las mujeres de nosotras? ¿Qué parámetros de belleza y conductas reproducimos para ser aceptadas? ¿Cómo fortalecemos nuestra autoestima y autonomía para garantizar el cuidado de nuestro cuerpo y deseo para poder decir “no”? ¿Cómo desnaturalizamos los valores hegemónicos para cuestionarlos con identidades y relaciones más libres e igualitarias?

La educación es clave como reproductora o contra-hegemónica respecto del statu quo, puede tener una concepción “bancaria” depositando saberes y mandatos para que nos adaptemos a un orden social donde riqueza, palabra y poder tienen dueños o puede ser crítica promoviendo transformar el mundo con un sentido de justicia en la opción por los intereses de oprimidos y oprimidas. La educación que deseamos construir para edificar otra cosmovisión, para que nos pensemos como protagonistas de la historia, es una educación pública y popular no sexista.

Abordar la prevención de las distintas problemáticas que padecemos las mujeres fortaleciendo nuestra subjetividad, autonomía económica y soberanía sobre nuestros cuerpos, educarnos para la igualdad de derechos entre los sexos en los distintos niveles del sistema educativo, incluir la perspectiva de educación sexual integral en el proyecto institucional, incorporar la educación no sexista como proyecto central en la formación docente y profesional son acciones claves para visibilizar, cuestionar y modificar las relaciones de desigualdad de género en las que vivimos.

Garantizar los derechos de las mujeres como se expresó el 3 de junio con el grito #NiUnaMenos es una cuestión de derechos humanos que debe ser política pública específica y transversal, con planificación, prioridad y presupuesto. En la construcción de ciudadanía abordar una perspectiva no sexista es estratégico para modificar relaciones de poder. El Estado debe implementar las Leyes de Educación Sexual Integral 26.150 Nacional y 2110 de la Ciudad convocando a actores sociales como las organizaciones de mujeres que aporten al desafío que tiene hoy la escuela pública para socializar conocimiento para el ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, pero también para re-codificar sentidos y representaciones sobre nuestra identidad como hombres y mujeres.

La educación popular es herramienta de transformación al interior de los movimientos de mujeres en construcción de conciencia, fortalecimiento de organización colectiva, reflexión y lucha callejera, praxis que revoluciona al feminismo histórico desde las mujeres protagonistas de los movimientos sociales populares y desde las jóvenes generaciones con su propia impronta creativa y rupturista. A la vez este nuevo feminismo popular en construcción es indispensable a la concepción y experiencia de una educación pública popular, de una escuela nueva que incorpore todos los desafíos de su tiempo histórico.

Y como la historia no empieza nunca con nosotras, sino que nos empuja a escribirla desde la fuerza de montones de mujeres, ahí están Marta Samatan o Luz Vieira Mendez, ahí está Olga Cossetini, maestra, pedagoga, innovadora, creadora de la Escuela Serena o Activa en la que se amaba y respetaba a niñas y niños, se rompían las fronteras entre escuela y comunidad, se trabajaba por la pluralidad y la no discriminación, contra todo conservadurismo y por una educación en valores humanistas, construyendo libertad. Educadora comprometida, o en sus propias palabras “una maestra identificada con los problemas vitales de un pueblo, que si no se resuelven, el enseñar a leer carece casi de sentido”.

Laura González Velasco es Educadora, Profesora para la Enseñanza Primaria y Licenciada en Letras. Fue Coordinadora Nacional del Area de Educación Popular del Movimiento Barrios de Pie, Directora Provincial de Educación y Trabajo, y de Educación de Adultos en la Provincia de Buenos Aires. Representa a Mumalá en el Parlamento de Mujeres de la Legislatura Porteña. Consejera Titular del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires. Candidata a Diputada Nacional

Ilustración: Miriam Gartor 

Fuente: https://lapiedraenelzapato.com/2015/10/09/no-nos-gusta/

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