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Cuba y el coronavirus

Por: Luis Hernández Navarro

En la región de Lombardía, en el norte de Italia, médicos y enfermeros cubanos combaten incansablemente la epidemia del coronavirus en condiciones de campaña. Pertenecen a la Brigada Médica Internacional Henry Reeve, creada en 2005 por Fidel Castro para ofrecer asistencia a Estados Unidos, después del paso del huracán Katrina por Nueva Orleans.

La misión isleña está integrada por un jefe de logística y 35 doctores: 23 médicos generales, neumólogos, especialistas en cuidados intensivos y en enfermedades infecciosas, además de 15 enfermeros. Varios son veteranos en estas lides, que lucharon en 2015 contra el ébola en África Occidental. Su abnegación y profesionalismo son ampliamente reconocidos. En 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) les otorgó el premio de Salud Pública Lee Jong-Wook.

Al llegar a Italia, Carlos Ricardo Pérez Díaz, jefe de la brigada cubana de batas blancas, declaró: Vamos a estar firme y todo el tiempo que sea necesario para ayudar a combatir esta epidemia. Y, en entrevista a la Cadena SER, explicó: Tenemos una formación humanista, basada en el principio de la solidaridad, del compromiso con la profesión y de la medicina.

Ese principio –de acuerdo con el doctor Pérez Díaz– se basa en que no podemos dar lo que nos sobra, sino compartir lo que tenemos. Tenemos que compartir con los demás todo lo que podamos. Ese es el reto. Ese es el real principio de solidaridad.

La solidaridad sanitaria de Cuba en Lombardía no es una excepción, sino la regla. En 2015, 37 mil galenos cubanos cooperaban en 77 países. El apoyo médico a otras naciones comenzó en 1960, con el envío de doctores a Argelia. Y, como bien lo saben muchas naciones africanas y americanas (como Haití), a pesar del inhumano e ilegal bloqueo económico de Estados Unidos en su contra por más de 60 años, el respaldo isleño en momento de grandes desastres ha sido crucial para derrotar plagas y enfermedades.

Cuba es el país con mayor demanda de turismo médico en el planeta. Su gobierno ha formado, en 13 escuelas de ciencias médicas y 25 facultades, doctores y personal sanitario, altamente calificados. Actualmente estudian la carrera de medicina más de 63 mil jóvenes. Pero esa experiencia en la formación de profesionales no se circunscribe a las barreras nacionales. La Escuela Latinoamericana de Medicina acoge estudiantes de 122 países. Cada año se matriculan allí mil 500 estudiantes becados.

Esta nación caribeña está muy lejos de ser candil de la calle y oscuridad de su casa. Por el contrario, su modelo sanitario cubano brilla en todo el mundo. Al destinar los recursos no adonde más precio tienen, ni adonde más demanda hay, sino a partir de las prioridades populares y soberanas, la salud ocupa un lugar clave en el presupuesto estatal. Impulsada desde un primer momento por Fidel Castro, la experiencia sanitaria caribeña, orientada a garantizar el derecho a la salud de sus habitantes y alejada del lucro y la mercantilización, ha cosechado logros trascendentales, como los programas de vacunación a recién nacidos y niños pequeños, el sistema de atención materno-infantil, con el control estricto a los indicadores desde el embarazo, que han posibilitado tasa de mortalidad infantil baja y el aumento de la esperanza de vida.

Y, más allá de su experiencia pedagógica o de atención sanitaria, esta nación ha desarrollado a profundidad la investigación de biotecnología y concretado a contracorriente una industria farmacéutica que ha producido una sorprendente cantidad de medicamentos y vacunas de punta, claves para atender diversas enfermedades.

Pocos países han desplegado ante la crisis del coronavirus la solidaridad que Cuba ha otorgado. Desde el primer momento, sus doctores brindaron ayuda sanitaria en Wuhan, China. Las autoridades chinas utilizaron como herramienta para tratar la enfermedad, junto con otros 30 medicamentos, el interferón alfa 2B, fármaco elaborado en la isla.

Cuando diversas naciones le cerraron las puertas al crucero británico MS Brarmar, porque cinco pasajeros a bordo estaban enfermos de Covid-19, La Habana le permitió embarcar. Como recuerda Abel Prieto (https://bit.ly/2QNJZP1), en menos de dos semanas, como apoyo a la estrategia de contención de la pandemia, 11 brigadas médicas cubanas se han trasladado a Venezuela, Nicaragua, Surinam, Italia, Granada, Jamaica, Belice, Antigua y Barbuda, San Vicente y Las Granadinas, Dominica y Santa Lucía, y pronto, a Angola.

Ante el Covid-19 ha emergido lo peor y lo mejor de la humanidad. De un lado, grandes corporaciones de la industria farmacéutica han encontrado en la crisis una ventana de oportunidad para hacer grandes negocios, mientras acaparadores carroñeros lucran con la tragedia sin escrúpulo alguno. Del otro, con un profundo humanismo, gobiernos, pueblos y comunidades ponen por delante la cooperación, la dignidad, la ética, el apoyo mutuo y la solidaridad para enfrentar el mal. Sin duda, el coloso sanitario que es la pequeña Cuba socialista ocupa un lugar privilegiado entre los segundos. Urge poner fin al criminal castigo que sufre.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/03/31/opinion/018a2pol

Imagen: https://pixabay.com/photos/stethoscope-doctor-medical-1584223/

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Los lobos en el gallinero educativo

Por: Luis Hernández Navarro

El fantasma de Carlos Jonguitud Barrios vaga libremente por las instituciones educativas de San Luis Potosí. Joel Ramírez Díaz, quien fue secretario particular del cacique sindical del magisterio entre 1972 y 1989, es el actual titular de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (Sege).

No es que el ingeniero Ramírez tenga una idea muy clara sobre las cuestiones pedagógicas. Su única experiencia previa en la enseñanza pública fue su chamba como secretario del gobernador Jonguitud Barrios. Eso sí, antes de estar al frente del ramo fue dirigente del PRI y diputado.

Como líder del otrora invencible partidazo, el ingeniero Ramírez anunció: Vamos a asumir el compromiso de los priístas de todos los tiempos, a seguir transformando positivamente la vida de los mexicanos, transitando de la revolución política a la evolución social.

De su mentor heredó la proclividad a la mano dura. Como si fueran terribles criminales, no dudó en aventarles patrullas y fuerza metropolitana a 50 maestros de inglés a los que cesó.

Su relación con el SNTE es magnífica. Apenas hace unos días le reconoció a las secciones 26 y 52 de la gremial un compromiso renovado, moderno y con gran cercanía a la base.

El suyo dista de ser un caso único. A mil 250 kilómetros de distancia, en Baja California Sur (BCS), despacha Héctor Jiménez Márquez, una figura con vocación partidaria similar a la del potosino, pero bajo las siglas del PAN.

Como si tuviera el don de la ubicuidad, en 2018, no obstante ser titular de la Se­cretaría de Educación en la entidad, fue parte de la comisión encargada de organizar la renovación del comité nacional blanquiazul. Se justificó aduciendo que era “un nombramiento honorario […] no es un tema que interfiera, porque no te genera jornadas o un horario de trabajo”.

Tampoco vio problema en que su hijo, Ángel Jiménez, percibiera el pago simultáneo de dos plazas: una en la ciudad de La Paz, y otra en Loreto. La Contraloría del estado concluyó que no había nepotismo en el caso, pero cesó a Alba Priego, la responsable de la contratación de Ángel.

El profesor Jiménez lleva años haciendo política en las filas del PAN. Fue su dirigente estatal, diputado local y delegado de la Sedesol. Su relación con el sindicalismo oficial es tan buena, que el encargado de tomarle protesta y entregarle su nombramiento como secretario de Educación fue el líder del SNTE en BCS, Mateo Casillas.

Luis Arturo Cornejo Alatorre es el secretario de Educación de Morelos, entidad gobernada por Morena y el PES. Él es un político de la vieja guardia. Más que sobre educación, de lo que sabe es de grilla. Saltimbanqui consumado, fue, entre otras muchas cosas, subsecretario de organización nacional del PRI, secretario de elecciones del partido Convergencia y subsecretario de Gobierno del panista Rafael Moreno Valle en Puebla.

Fue director de administración del Instituto Nacional de Solidaridad, el espacio de capacitación de los cuadros salinistas. Allí manejó millones de pesos de programas que no tenían control presupuestal ni rendición de cuentas. Del salinismo saltó al zedillismo.

En los primeros cuatro años de esa administración fungió como subdirector del área técnica del Capfce, donde administró un presupuesto millonario para construir escuelas en todo el país. Curiosamente él es abogado. A diferencia de los delegados de esa área era el único que no tenía título de ingeniero. Las cuentas que entregó fueron pésimas. Él, todos los gerentes que coordinaba y varios desligados fueron inhabilitados y multados.

En el mismo cuadro de honor ocupa un lugar destacado Alberto Frutis Solís, el perredista que despacha en la Secretaría de Educación del Estado de Michoacán (SEE). Aspirante a la alcaldía de Morelia y a la dirección estatal del sol azteca, cuenta con triple plaza: una como titular de la SEE, y otras dos magisteriales (en total: 101 mil 416 pesos). La secretaría a su cargo hizo algunos malabares verbales para justificarlas.

En la Cámara de Diputados, Xóchitl Leyva lo denunció por presupuestar en 80 pesos la cajita (del tamaño de una pizza mediana) donde se reparten los útiles escolares, cuando en realidad cuestan 12 pesos.

Desde que él está al frente de la institución, las universidades patito han crecido exponencialmente, utilizando incluso infraestructura de escuelas públicas. La colección de autos de lujo en los que se mueve es de antología (https://bit.ly/2q1z6OS). Y, como si le faltaran condecoraciones, ha sido acusado de utilizar su puesto para pedir favores a cambio de empleo (https://bit.ly/319tAGZ).

El SNTE no controla la educación en los estados como en el pasado. Pero no está manco. Basta ver a Jaime Torres Merlo, el titular en Colima. Fue secretario general de la sección 6 del gremio. De allí saltó a las instituciones educativas, con apoyo del cacicazgo local. Fue director de Educación Básica, secretario técnico de la Secretaría de Educación, estuvo en la dirección de Planeación Educativa, hasta que se sacó el premio mayor: fue designado titular del ramo.

Además del sueldo de 59 mil 627 pesos mensuales que percibe al frente de la secretaría, cobra 14 mil pesos como director de primaria y otros 10 mil 965 como maestro de grupo.

En Educación: la rectoría del Estado (https://bit.ly/2MBiQf8) documenté la forma en que grupos empresariales y de ultraderecha capturaron, en muchas entidades, las secretarías de Educación locales. Como puede verse en este recuento, los partidos políticos en los estados no cantan mal las rancheras.

En prácticamente todo el país, los lobos manejan los gallineros educativos. ¿De verdad alguien cree que con ellos se puede echar a caminar una Nueva Escuela Mexicana (sea ésta lo que sea)?

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El Guasón y el SNTE

Por: Luis Hernández Navarro
El tamaulipeco Héctor Garza González tiene cuatro pasiones en la vida: Dios, la familia, la política y el beisbol. Le gusta preparar carne asada. Se relaja yendo al supermercado para comprar latería. De pequeño rentaba en 10 centavos historietas de Memín Pinguín, Kalimán y El Llanero Solitario.

Pieza de Álvaro Garza Cantú, ex alcalde de Tampico, Garza González fue el candidato de Morena a la gubernatura de Tamaulipas en 2016. Reprobó en las urnas. Apenas y obtuvo 32 mil 183 votos, 2.25 por ciento de la votación total.

Sin embargo. La 4T le hizo justicia. Conocido en la comedia política de su tierra como El Guasón, por su parecido con el villano de Batman, fue nombrado titular de la Unidad Administrativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP), aunque nada hay en su trayectoria que le acredite conocimiento o vocación por la cuestión educativa. Su aspiración era quedarse al frente de la Dirección General de Aduanas de Nuevo Laredo.

Conocido por su prepotencia, soberbia e influyentismo, es, sin embargo, hábil para negociar en lo oscurito. No en balde, en la SEP Garza González ha entablado una inmejorable relación con Alfonso Cepeda Salas, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), especialista también en acordar con las autoridades a trasmano.

Apenas el 5 de octubre, en el Zócalo capitalino, Cepeda y Garza González (a nombre del secretario Esteban Moctezuma) refrendaron públicamente su alianza. Lo hicieron en el evento para celebrar los 75 años del SNTE, ante miles de maestros trasladados de casi todo el país, que aprovecharon –según el cronista Arturo Cano– para pasear y andar de turistas en el centro. Allí El Guasón tomó la palabra.

Hay, dijo desde el templete el titular de la Unidad Administrativa de la SEP, con el inconfundible aroma de la naftalina priísta, quienes se sorprenden de que en la 4T caminemos de la mano con el magisterio. Preguntó, ¿por qué se extrañan de la alianza que tenemos, si nuestras raíces son las mismas que las del magisterio progresista. La alianza –confesó– ha sido permanente. Y añadió: Lo que no entienden es que el magisterio camina al lado del presidente Andrés Manuel López Obrador para darle a la educación nuevo rostro y sentido social.

Encarrerado, a nombre de la 4T, les anunció que el magisterio debe acompañar al gobierno, los queremos al lado, no adelante, ni atrás. El gobierno los quiere a su lado, al lado de las comunidades indígenas, porque se quiere hacer la nueva revolución de las conciencias.

Símbolo de los aires de cambio que soplan en el SNTE, los hoy autonombrados soldados intelectuales de la 4T, entregaron en el evento la medalla al mérito sindical a Liderato Montenegro, señor sindical de horca y cuchillo, cacique gremial de Nayarit, señalado desde hace décadas como acosador sexual.

En el acto, en que el sindicato to­mó el control de todos los accesos al Zócalo, con una oratoria –en la que a decir de Arturo Cano– Ce­peda no encendió ni un cerillo, se anunció que el SNTE apoya al Presidente y la transformación que impulsa. Cepeda, el aliado de la 4T, se hizo formalmente de la dirección del SNTE en noviembre de 2018. El antiguo encargado del gremio designado por el gobierno de Enrique Peña Nieto, Juan Díaz de la Torre, puso pies en polvorosa y se retiró plácidamente, a cambio de garantizar su impunidad, para facilitar la transición sindical al nuevo gobierno.

En la negociación con Díaz, los operadores del obradorismo dejaron de lado un detalle: Cepeda era quien controlaba desde antes el sindicato, sus cuotas sindicales, las relaciones con la autoridad educativa, los congresos gremiales y los golpeadores para someter a la disidencia (cadeneros de los antros de Torreón). De manera que él se niega a convocar a elecciones para renovar la dirección nacional antes de 2024, y se justifica: el acuerdo no se pactó con él sino con Juan.

En reciente entrevista con Salvador García Soto, en el noticiario Noticias de la noche, Cepeda confesó, sin pelos en la lengua, que su periodo terminaba hasta 2024, que el Instituto Nacional Electoral estaba inhabilitado legalmente para organizar unos hipotéticos comicios universales, directos y secretos en el SNTE. Según el dirigente –quiero pecar de indiscreto, acotó–, su grupo de trabajo acordó con la SEP la redacción, la arrastrada del lápiz y cuáles elementos podían quedar en las leyes secundarias de la reforma educativa. Las autoridades –remató– las consensuaron con los 15 compañeros del SNTE.

Curiosa ironía, mientras la derecha más cerril daba gritos histéricos de que la 4T había pactado con la CNTE las leyes secundarias en materia educativa, las autoridades educativas (al margen del Congreso de la Unión) las acordaban con el SNTE. Por lo visto, tal como quedó de manifiesto en el Zócalo el 5 de octubre, los anunciados vientos transformadores en la enseñanza nacional circulan por los viciados corredores del charrismo sindical. Con razón, algo huele a podrido en la nueva legislación educativa.

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Marta Harnecker, la educadora popular

Luis Hernández Navarro

Desde comienzos de la década de 1960, la chilena Marta Harnecker fue una autora clave en la difusión del marxismo en América Latina. Su obra fue esencial en la formación de sucesivas generaciones de militantes de izquierda en el continente. Sus trabajos fueron parte sustancial y alimentaron el boom del marxismo en la región.

Desde su aparición en 1969, su libro Los conceptos elementales del materialismo histórico, editado por Siglo XXI, de Arnaldo Orfila, y Cuadernos de Educación Popular, se convirtieron en herramientas teóricas fundamentales en escuelas de cuadros y círculos de estudio. En 1982, se habían publicado 47 ediciones y más de medio millón de copias del primero, además de múltiples ediciones piratas.

Ambos textos, sustituyeron como materiales de estudio a libros como El ABC del comunismo Teoría del materialismo histórico, de Nicolás Bujarin; el Manual de economía política, de P. Nikitin; Los fundamentos de filosofía marxista, de F. V. Konstantinov, o el Manual de marxismo-leninismo, de la Academia de Ciencias de la URSS.

Los conceptos elementales fue escrito por Harnecker en París, al convertir en pequeño manual, el texto sobre materialismo histórico que había preparado para impartir clases a un círculo de estudiantes latinoamericanos. Sin embargo, pueden rastrearse huellas de este trabajo en la revista chilena Punto Final. Buscó así, acercar a nuevos lectores, el redescubrimiento del marxismo realizado por su mentor Louis Althusser. Le apasionaba su enfoque del marxismo como ins­trumento de transformación social.

A pesar de la aparente accesibilidad del libro, Harnecker se topó con la realidad de que su manual de teoría de la historia no era lo suficientemente comprensible. Redactó entonces Cuadernos de educación popular para explicar de la manera más sencilla la teoría marxista y sus conceptos a personas sin instrucción académica.

Católica militante, marcada por el tema de la pobreza, la sicóloga Marta Harnecker había llegado a Francia con una beca en 1963. El libro del filósofo católico francés Jacques Maritain sobre humanismo cristiano era para ella, en ese momento, una especie de Biblia. Se acercó al marxismo. Leyó a George Politzer y a Charles Bettelheim. En 1964 conoció al filósofo Louis Althusser, con quien cultivó una estrecha amistad. Participó en el seminario Para leer El capital (https://vimeo.com/105407390).

De regreso a Chile, militó en la organización revolucionaria Ranquil y luego se incorporó al Partido Socialista. Aprendió periodismo en la práctica, realizó reportajes y, en pleno periodo presidencial de Salvador Allende, dirigió la revista Chile Hoy. Como periodista se dedicó a recoger la voz de los de abajo.

Exilada en Cuba tras el golpe de Estado en su país, comenzó a sistematizar las experiencias de las izquierdas de América Latina, entrevistando a sus principales dirigentes. Reconstruyó así procesos tan diversos, como el de las guerrillas centroamericanas o colombiana, el Frente Amplio de Uruguay, el Movimiento Sin Tierra y el PT de Brasil, y los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. En La izquierda en el umbral del siglo XXI, libro publicado en 1999, al comienzo del ciclo de los gobiernos progresistas en el continente, señalaba que había entrevistado a 38 figuras de izquierda de máximo nivel, y a casi 100 de cuadros dirigentes de segundo nivel.

Como señala Jaime Ortega, entre sus primeros trabajos de educación popular y los posteriores de largo aliento hay una bisagra: las entrevistas a Mario Payeras y Cayetano Carpio. En ellas aborda la elaboración del andamiaje conceptual para comprender la importancia de las luchas centroamericanas.

En uno de sus últimos trabajos, Un mundo a construir, Harnecker sostuvo que la izquierda convertida en gobierno puede usar el aparato de Estado heredado para construir la nueva sociedad. Lo puede hacer, si cumple tres condiciones: que las instituciones estatales estén dirigi­das por cuadros revolucionarios dis­puestos a transformarlas; que el pueblo organizado sea capaz de controlar su quehacer y presionar por transformarse, y que se cambien las reglas del juego ­institucional.

Autora de casi 90 libros, Harne­cker nunca trabajó en una universidad. Su obra es una bitácora de las luchas de liberación latinoamericana. Más que otra cosa, fue una educadora popular. Escribió para dotar a los trabajadores de herramientas para luchar, para reflexionar, documentar su optimismo y construir otro sentido común.

En México, Marta fue más conocida por sus trabajos iniciales sobre materialismo histórico que por su cartografía de las luchas latinoamericanas. Aunque tuvo interlocutores permanentes de enorme altura intelectual como Pablo González Casanova, sus críticos quisieron reducir su obra a una expresión de marxismo de manual. Sin embargo, su legado va mucho más allá de este señalamiento. El marxismo está vivo en el país, en parte, porque encarnó en una generación de dirigentes magisteriales, urbano-populares y campesinos, que se formaron con los libros de Harnecker. Su obra facilitó que herramientas teóricas, antes reservadas a los especialistas, sedimentaran en la práctica política y en la visión del mundo de estos activistas.

Fuente de la Información: http://www.jornada.com.mx/2019/06/18/opinion/016a2pol

Fuente de la imagen: Telesur

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Méjico: De Zapata a Zapata

Por: Luis Hernández Navarro
La indígena Teresa Castellanos ha dedicado los últimos seis años de su vida a defender la tierra de su pueblo. Es vocera de la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos (APPM). Coordina el comité Huexca en resistencia que defiende a los afectados por el Proyecto Integral Morelos (PIM) y la planta termoeléctrica.

En reconocimiento a su labor le fue otorgado este año el premio de derechos humanos Sergio Méndez Arceo. En 2018, junto a Aurora Valdepeña, obtuvo el galardón a la Creatividad 2018 de la Mujer de la Fundación de la Cumbre Mundial de la Mujeres. En 2015 fue finalista del Premio Internacional de Derechos Humanos Front Line Defenders. Debido a la persecución en su contra, ella y sus dos hijas tuvieron que incorporarse al Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos.

Su lucha abreva en la tradición zapatista y el movimiento jaramillista, profundamente arraigados en el imaginario popular de esa región. De un Emiliano Zapata que poco tiene que ver con las ceremonias oficiales en su honor o del relato de historiadores académicos. Se trata de un zapatismo que ha resistido tanto a la instrumentación del agrarismo de las centrales campesinas, como a los intentos de los distintos gobiernos de presentarse como su encarnación.

Teresa es expresión de ese zapatismo de carne y hueso, alejado del de cartón piedra de los billetes de la Lotería Nacional. Entrevistada por la periodista Daliri Oropeza, explicó las raíces y razones de su lucha. Es el ideal que trae una. El haber nacido en tierra zapatista es un orgullo. Pero no sólo por hacer o tener sangre zapatista, sino tener el ideal. Reconocer que hubo muchas personas que lucharon por el bien de los pueblos, como el general Zapata; por tierra, agua, montes, por la libertad. A 100 años de su asesinato, su ideal sigue acá. Seguimos resistiendo. Se ha resistido todos estos 100 años, dijo. Y añadió: He admirado muchísimo al general Emiliano Zapata. Toda mi vida desde que iba a la secundaria, yo me acordaba y miraba revistas del general Emiliano Zapata(https://bit.ly/2IfIRAU).

Fue ese legado el que le hizo decir a Teresa en el acto de Chinameca, del pasado 10 de abril, en que cientos de campesinos e indígenas conmemoraron al margen del gobierno federal el 100 aniversario luctuoso del asesinato de Emiliano Zapata: Estamos contra AMLO porque él está en contra de nosotros. Queríamos hablar con él. No quiso.

La dureza de sus palabras (compartidas por los asistentes al evento) tiene una historia tras de sí. En mayo de 2014, en Yecapixtla, Morelos, López Obrador señaló en un mitin: No queremos la construcción del gasoducto o de la termoeléctrica o de las minas, ya que van a destruir el territorio y contaminar las aguas. Y añadió: México no es territorio de conquista, ni es para que vengan los extranjeros a expropiarse de todo. Imagínense que quieren construir una termoeléctrica, en Anenecuilco, la tierra donde nació el mejor dirigente social que ha habido en la historia de México, Emiliano Zapata. Es como si fueran a Jerusalén y construyeran un basurero tóxico o una planta nuclear.

Sin embargo, las palabras de López Obrador se esfumaron cuando llegó a Palacio Nacional. El 10 de febrero en Cuautla, el Presidente se desdijo de su palabra. Los opositores al PIM le respondieron gritando: “¡Agua sí, termo no!” López Obrador les reviró: Escuchen, radicales de izquierda, para mí no son más que conservadores, y anunció la realización de una consulta, impugnada por los pueblos.

Diez días después, el activista Samir Flores, figura clave en la lucha contra la termoeléctrica y en la organización de los pueblos de Morelos, fue arteramente asesinado a balazos a las puertas de su casa. El mandatario, en lugar de suspender la consulta, siguió adelante con ella.

“El asesinato del general fue muy doloroso para todos, como lo que está pasando ahora con el compañero Samir Flores –dijo Teresa a Daliri Oropeza–; no sé si sea casualidad, pero a 100 años del asesinato del general Emiliano Zapata asesinan un compañero con el mismo ideal. Aunque no lleve la sangre del general, ni fuera familiar del general, él llevaba ese mismo ideal y pensaba igual y hablaba igual, y luchaba por la libertad de los pueblos, y por que esto cambiara.”

De Zapata a Zapata. Casi dos meses después de la misiva, las crónicas periodísticas daban cuenta de que, en Chinameca, mientras cientos de campesinos recordaban al generalísimo protestando contra el PIM, el templete oficial del acto por los 100 años de su crimen estaba vacío. Andrés Manuel López Obrador tuvo que realizar su evento en Cuernavaca, a 86 kilómetros de distancia de donde fue asesinado el Caudillo del Sur.

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx/2019/04/16/opinion/018a2pol#.XLXjDb9tFYg.twitter

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La Universidad Nacional y la violencia

México / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Luis Hernández Navarro / Fuente: La Jornada

Visto desde arriba, desde las pugnas de las élites y la ingeniería de fabricación de conflictos, la salvaje agresión de los porros contra una manifestación pacífica de alumnos del CCH Azcapotzalco frente al edificio de Rectoría en Ciudad Universitaria (CU) fue una clara provocación para generar un problema de grandes proporciones sociales.

Mirada desde abajo, desde el hartazgo juvenil contra la inseguridad y el acoso y el malestar de los profesores de asignatura con la precariedad laboral, la vigorosa y masiva movilización y el paro generalizado en la UNAM con el que los jóvenes universitarios respondieron a la golpiza, constituye una acción legítima, nacida de las problemáticas no resueltas que atraviesan buena parte de la comunidad de esa institución.

La agresión del 3 de septiembre fue perpetrada a plena luz del día, frente a cámaras de televisión, para ser difundida masivamente. Haciendo ostentación de su violencia, los porros atacaron a estudiantes pacíficos, sin el menor cuidado por esconder su identidad. Buena parte de la prensa presente en Rectoría informó con objetividad que la golpiza era obra de los grupos de choque. Las redes sociales viralizaron la embestida.

En todo momento los porros contaron con la complicidad y el apoyo de los servicios universitarios de vigilancia. Se trasladaron a CU desde el estado de México. Fueron convocados por la Dirección General del Deporte Universitario, a cargo de Alejandro Fernández Varela. Teófilo Licona, El Cobra, funcionario de Auxilio UNAM, aparece en muchos videos junto a los golpeadores.

Desde la lógica de las pugnas en las élites, un conflicto de grandes proporciones en la UNAM podría enorpecer la supuesta transición de terciopelo del futuro gobierno. Más aún si se empalma con el inminente estallido de 10 universidades públicas que se encuentran en bancarrota. Todo ello agravado, por el viraje de una buena parte de la nomenclatura de la UNAM hacia el lopezobradorismo, en detrimento de su tradicional alianza con el priísmo.

Pero, independientemente de las causas que pudieron auspiciar la provocación, la respuesta estudiantil tiene vida propia. Cuando los jóvenes estudiantes de los CCH o de las preparatorias exigen la renuncia de Benjamín Barajas o del rector Enrique Graue, no están siendo manipulados por nadie. Conocen los vínculos de Barajas con el porrismo y la indolencia con que el rector ha respondido a los casos de violencia contra estudiantes universitarios.

La agresión de los porros del pasado 3 de septiembre fue la gota que derramó el vaso. No fue un hecho de violencia aislado. Esos mismos grupos de choque agreden cotidianamente a los alumnos en sus escuelas, los roban, extorsionan y molestan.

Pero, además, los jóvenes universitarios (especialmente las mujeres) padecen dentro del territorio puma un clima de inseguridad que, aunque no es exclusivo de la UNAM, resulta inadmisible. La lista de las barbaridades que sufren es inacabable.

El pasado 20 de agosto, la estudiante de CCH Oriente Miranda Mendoza fue secuestrada al salir de la escuela. Los criminales la asesinaron y calcinaron. El 3 de mayo de 2017, Lesvy Osorio fue estrangulada por su novio con el cable de un teléfono dentro de CU. Las autoridades difundieron la versión de que se había suicidado. El 23 de enero, Marco Antonio Sánchez, de 17 años, de la Preparatoria 8, fue arrestado por policías y luego desapareció. Cinco días después fue hallado a 30 kilómetros de distancia, con otra ropa, golpeado y con alteraciones de conducta.

En los años recientes, se han multiplicado las denuncias de acoso sexual y comportamiento indebido contra maestros universitarios. Las alumnas están hartas de la impunidad de los docentes acosadores. Por ello, el punto 4 de la minuta de la masiva asamblea interuniversitaria del pasado 7 de septiembre, se titula Violencia de género y contra la mujer. Entre las demandas que sostiene se encuentra la resolución de los casos de violencia de género, agresiones, feminicidios y desapariciones de los miembros de la comunidad universitaria.

Los funcionarios universitarios han respondido a estas violencias con dejadez e indolencia, como si no pudieran hacer nada para remediarlas. En cambio, los jóvenes las consideran inadmisibles y exigen acciones eficaces para remediarlas (punto 5 del pliego petitorio). Para ellos, las autoridades son omisas e insensibles con la problemática. Más aún ante fenómenos como el porrismo, en el que están directamente involucrados algunos funcionarios de dentro y fuera de la UNAM.

Sin embargo, para la movilización estudiantil en curso, la problemática de su institución va más allá de las agresiones porriles o de la violencia endémica que padecen. Y, aunque algunos actores desean contener la protesta a los estrechos márgenes de la la lucha contra el porrismo, en el ideario de los jóvenes son igual de importantes la democratización de la UNAM y la defensa de la educación pública. A ver cómo los frenan.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2018/09/11/opinion/022a2pol

Fuente de la Imagen:

http://www.elhorizonte.mx/nacional/universitarios-protestan-por-violencia-en-la-unam/2108757

ove/mahv

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Rius: la pedagogía de la imagen

Luis Hernández Navarro

duardo del Río, Rius, trasladó la vocación educativa del muralismo mexicano a la historieta. Al igual que Diego Rivera, David Alfaro Siquieros, José Clemente Orozco o Juan O’Gorman, el monero michoacano forjó, en sus cartones, revistas, cómics y libros una verdadera pedagogía de la imagen.

La misión que los grandes muralistas se echaron a cuestas a la hora de pintar los muros fue muy parecida a la que cargó Rius sobre sus hombros buena parte de su vida: promover entre las masas populares la toma de conciencia, catalizar el cambio político y social, presentar la historia como resultado de la lucha de clases, inventar un lenguaje plástico directo, forjar una representación de lo popular.

Juan O’Gorman sintetizó esta posición reivindicando su pintura como forma de servir al pueblo, a su enseñanza y formación. Como parte de la memoria de un pueblo. Y Rius la resumió reivindicando la función social de la caricatura como vehículo de concientización. La función de la caricatura –dijo– es la de educar un poco al pueblo, haciéndolo reír si se puede…

Pero el México en que los muralistas produjeron su obra (entre 1951 y 1954) es radicalmente distinto al país en que Rius elaboró la suya. Si los pintores tuvieron en muchos momentos el apoyo del Estado (no siempre) y a sus espaldas un vigoroso movimiento social, en sus inicios el monero trabajó en un entorno en el que la izquierda estaba divorciada de lo popular y en el que incluso fue reprimido por el Estado. Como le dijo Renato Leduc: Joven Rius, en esta profesión o le pagan o le pegan. Él escogió que le pegaran.

Comparar la obra pictórica de los muralistas con Rius no es excesivamente forzado. Según cuenta David Alfaro Siqueiros, ellos tuvieron que dejar en 1925 los muros fijos de los edificios públicos para tomar los muros móviles de las páginas de su periódico: El Machete. Cambiaron una forma de arte público por otra forma diferente. Y Juan O’Gorman reconocía en 1982 que las artes gráficas sustituyeron al muralismo con una inmensa ventaja: podían reproducir millones de copias de un mismo mensaje y llegar a todos.

Por supuesto, hay enormes diferencias entre el lenguaje del muralismo de los grandes maestros y el lenguaje del cómic de Rius, pero ambos alimentaron con claves similares los nuevos lenguajes de la cultura popular. A través de su plástica, elaboraron un relato épico y popular para comprender la historia de México (y de muchas otras partes del mundo). Como señala el mismo Juan O’Gorman: La identificación del espectador con la obra artística se lleva a cabo cuando ésta contiene aquellos elementos propios de la tradición popular que permanecen en el inconsciente colectivo.

Las similitudes temáticas son asombrosas. Diego Rivera y Rius coincidieron en reivindicar la importancia de los maestros de banquillo. Mientras en el retablo de La maestra rural, parte de los murales en la Secretaría de Educación Pública, Rivera representó a la docente con la forma de una mensajera del espíritu que lleva al campo, con su resplandeciente libro, el nuevo Evangelio laico de la educación, el michoacano buscó convencer a sus lectores de que debemos recuperar a los maestros, el único factor de cohesión social y de cambio en el país.

Podría parecer abusivo comparar los trazos magistrales, el manejo del color y la perspectiva de los grandes muralistas con los dibujos aparentemente elementales de Rius,influido por Saul Steinberg y Abel Quezada. Por principio de cuentas porque lo del monero es simultáneamente imagen y texto. Y, después de todo, él mismo reconoció, en un exceso de modestia, que no sabía dibujar. Sin embargo, a pesar de ello, recogió, con enorme eficacia, los rasgos esenciales de la tradición popular presentes en el imaginario social, actualizándolos.

Al hacer un balance de su obra, Rius reconoció la potencia de su trazo. “En estos 50 años –explicó– he caído en cuenta de que, para hacer una buena caricatura, el dibujo puede pasar a segundo plano. Que se puede hacer un cartón político efectivo y crítico, con el mínimo de líneas y monos mal hechos. Y que también se puede lograr el mismo efecto, ejecutándolo magistralmente con todas las de la ley”.

Rius fue, en el sentido gramsciano del término, un filósofo. La labor del filósofo –decía el autor de los Cuadernos de la cárcel– no consiste solamente en hacer descubrimientos particulares, sino también, en difundir críticamente la verdad descubierta, socializarla… convertirla en fundamento de acción vital, en elemento de coordinación y de condición intelectual y moralRius lo hizo en tres grandes ejes: el marxismo y las revoluciones populares, el ateísmo y el vegetarianismo. Aunque no tuvo formación académica (o precisamente por ello) supo dialogar con la gente. Se movía en el sentido común como pez en el agua. Más aún, sus caricaturas expresaban ese sentido común y la pretensión de transformarlo en un buen sentido proletario.

En una época en que la izquierda radical había perdido sus lazos con el sujeto social que decía representar, Rius llevó a los sectores populares (incluidos algunos que vivían en los enclaves más reaccionarios del país) herramientas teóricas emancipadoras y un análisis de la coyuntura inexistente en la gran prensa.

Con una enorme eficacia, construyó una representación crítica de la situación política de los subalternos (de allí el título de sus dos historietas: Los Agachados y Los Supermachos), del autoritarismo del PRI y del caciquismo. Aunque su labor como divulgador comenzó desde antes, puso a dialogar con el pueblo el auge del marxismo. Tanto así, que la identidad de la izquierda mexicana pasa por el espejo de Rius.

Por supuesto, en la combinación de su misión a un tiempo concientizadora y de divulgación, Rius cometió simplificaciones, excesos y errores. A pesar de ello, fue un enorme educador popular, que alfabetizó políticamente a una generación convencida de la necesidad del cambio. El intelectual cubano Omar González resumió a este gigante en unos cuantos caracteres: “Cuando Rius me dio la mano, me estremecí. Grande en la obra e intenso y cercano en los gestos. Cierto que se aprendía. Que vaya en paz”. Su pedagogía de la imagen queda entre nosotros.

Twitter: @lhan55

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/08/15/opinion/017a2pol

Imagen Tomada de: http://www.vanguardia.com.mx/sites/default/files/field/image/rius190613.jpg

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