Por: Lenín Wladimir Paladines Paredes
Utilizando las herramientas disponibles para adquirir información de una manera totalmente distinta a la que las generaciones anteriores lo hacían. Ahora, es necesario establecer que estos cambios no solo han producido modificaciones en la manera en que entendemos las cosas, sino también en la forma en que contamos historias.
He oído hasta la saciedad a gente hablar y tratar de explicar por qué los niños y adolescentes de hoy ya no leen. Esta es una realidad latente y una problemática complicada, y si miramos estadísticas o indicadores, los números siguen bajando hasta llegar al punto en que la gente no tiene interés por leer nada.
Probablemente deberíamos ponernos a pensar en que el problema está en el proceso de contar la historia. Porque las nuevas generaciones no acceden al producto de la misma forma en que lo hacían las anteriores. Actualmente existe algo que se llama narrativa transmedia, o transmediática, que no es más que la utilización de diferentes plataformas o formatos con el objetivo de producir contenido adaptado a cada canal.
Para que se pueda entender mejor, la narrativa transmedia busca utilizar el potencial de los diferentes medios de comunicación actuales (audio, video, web, redes sociales, aplicaciones móviles, etc.) para enganchar de otra manera al usuario y ofrecerle una experiencia completa.
Pensémoslo en el ámbito de la lectura: a la generación actual se le hace sumamente complicado consumir el texto plano, porque está acostumbrada a otro tipo de cosas, para ello, lo que se puede hacer es ofrecerle el libro, acompañado de una página web que explique una pequeña parte de la historia que no estaba en el libro, o una aplicación móvil que ofrezca más detalles sobre los personajes, o publicaciones en redes sociales que cuenten historias paralelas, o animar a los lectores a escribir fanfictions para aportar profundidad a la trama.
Aunque suene raro, eso conseguiría que esta nueva generación se interese finalmente por leer el libro, porque se da cuenta que el contenido que se está ofreciendo se adapta a su propia realidad e idiosincrasia. Probablemente la solución esté en descubrir cómo las nuevas tecnologías nos pueden ayudar a conseguir que la gente lea, en lugar de echarles todo el tiempo la culpa por haber matado al hábito.
Fuente: http://www.cronica.com.ec/opinion/columna/columnista/item/18250-como-contamos-una-historia