Por Lisbet Rodríguez Candelaria
La variedad de expresiones de género y de orientaciones sexuales constituye un elemento de discriminación y rechazo a los niños, adolescentes y jóvenes en el contexto escolar, asevera Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
De ahí que los programas dedicados a la enseñanza integral de la sexualidad deben enfocarse en la calidad de la preparación del personal educativo, con el propósito de lograr la correcta inclusión social de las personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.
Es preciso ponderar el papel de las escuelas para evitar situaciones de rechazo o maltrato a quienes tengan características que no se parezcan a la heteronormatividad y a los estereotipos rígidos del binarismo de género (masculino y femenino), heredado de un pensamiento estricto de la Europa Occidental, considera la sexóloga cubana.
La creación en el año 1996 del Programa Nacional de Educación Sexual en las escuelas es uno de los logros alcanzados en Cuba en ese sentido.
Este método de enseñanza se ha actualizado y perfeccionado, con la inclusión de temas como el respeto a la orientación sexual, los derechos y responsabilidades durante la maternidad y paternidad, así como los compromisos que se deben adquirir con los cambios del cuerpo humano, explica Castro.
La educación integral de la sexualidad en la infancia, adolescencia y juventud es un paraguas donde se incluyen las temáticas específicas de derechos sexuales.
Asuntos como las transidentidades, la prostitución y trata de personas, además de la violencia de género son medulares en cuestiones de educación sexual.
El embarazo en la adolescencia es visto como un desafío para los programas escolares referidos a la sexualidad, en el que las interrupciones, el aborto inducido y sus secuelas emocionales en adolescentes son prioridad cuando de concepción precoz se trata.
El abuso sexual infantil es también un grave problema que debe abordarse enfáticamente para su atención temprana.
La prevención del agravio psicológico de índole subjetivo en familias de niños de primera infancia, y el sistema de actividades sociopsicológicas para aumentar la percepción de riesgo de abuso sexual en los adolescentes versan en torno a este tópico.
La violencia de género como un serio problema de salud
Definida por la Organización de Naciones Unidas en 1995, la violencia de género incluye todo acto violento que pueda resultar en un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad, ya sea en la vida pública o privada.
En la cotidianidad se manifiesta como un grave problema de salud, cuyas consecuencias en el plano individual y colectivo pueden ser irreparables, asegura Ena Lourdes Guevara, especialista cubana en psicología médica.
La concepción y las prácticas violentas evolucionan con el tiempo, por tanto, debe progresar también la manera en que se aborda y estudia el problema.
Existe una serie de perspectivas que deben trascender. Es necesario, por ejemplo, separar la violencia contra la mujer de la violencia de género, manifiesta la experta.
Resulta importante además enfatizar en la agresión intragenérica (entre personas del mismo género), temática poco tratada hoy día.
De acuerdo con la especialista cubana, en investigaciones realizadas predomina la violencia psicológica y física, incluso por encima de la sexual, aristas que se manifiestan en la actualidad y no son de las más abordadas desde el punto de vista social.
En Cuba se trabaja por incluir la temática en los planes de estudio de las carreras con perfil médico, así como en las acciones de postgrado.
Lo anterior se debe a que las principales necesidades educativas giran en torno al conocimiento de las particularidades de la violencia de género, y la responsabilidad de los profesionales de la salud en la detección y manejo de las situaciones de maltrato.
A juicio de la experta en psicología médica, este es un fenómeno que requiere de un trabajo mucho más arduo. No debe abordarse solamente en las escuelas, sino también con la familia y en todos los contextos donde el individuo esté expuesto a ser violentado.
La masculinidad desde los imaginarios sociales: otra arista de los derechos sexuales
Esta ha sido una temática ampliamente debatida que significa la esencia propia de los varones en relación con su sexo biológico. Distintas corrientes académicas señalan a la masculinidad como la construcción cultural de género que designa el rol de los varones en las sociedades patriarcales.
Vistas desde los imaginarios sociales, las masculinidades precisan un cambio que muestre un rol de hombre diferente, con derechos y sentimientos, afirma Grisell Crespo, especialista en intervención comunitaria del Cenesex.
En declaraciones a Prensa Latina, Crespo refiere que la problemática del hombre es silenciada en muchas ocasiones, y sus malestares en el contexto de la vida cotidiana son poco tratados.
Es necesario entonces analizar los problemas y preocupaciones del sexo masculino, enfocados en sus propios criterios y no en los reclamos de las mujeres, que en ocasiones se muestran como víctimas por la doble jornada de trabajo: en el centro laboral y en el hogar.
En ese sentido, en Cuba se realizan talleres desde la metodología de los procesos correctores comunitarios, los que ayudan al hombre a visualizar su problemática como propia, y a expresar libremente sus inquietudes, desde un enfoque diferente, sin miradas discriminatorias, ni machistas, explica la especialista del Cenesex. Posibilitan además la sensibilización del sexo masculino, pues muestran su derecho a la paternidad, sin ser excluidos por considerarlos poco responsables, lo cual está presente en los imaginarios hegemónicos en la actualidad.
Según la experta, es importante cambiar esta concepción y considerar al hombre como una persona sensible, que también puede sufrir, llorar, y que sabe educar a los niños; razón por la que es preciso entrenarlos desde pequeños, al igual que se hace con las niñas, para que sus derechos sean respetados cuando crezcan.
Esto favorece la complementariedad de los dos roles (del hombre y la mujer) y demuestra la importancia de no rivalizar entre ellos, sino que ambos funcionen como un complemento que ayude a la familia a permanecer unida, destaca Crespo.
Son estos los temas que se deben ponderar en los centros escolares para lograr una educación integral de la sexualidad en Cuba.
No podemos decir que existe una satisfacción plena con el trabajo realizado en las escuelas, declara Castro, pero sí confiamos en sus potencialidades para desarrollar un programa de educación sexual con mejores resultados que los obtenidos hasta el momento.
En algunas instituciones, las buenas prácticas ya se han hecho visibles, asegura la directora del Cenesex.
Fuente del artículo: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=198679&SEO=por-escuelas-a-la-vanguardia-de-una-educacion-sexual-integral-en-cuba