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La familia, el antídoto más eficiente en pandemia

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

Si volviera a nacer pediría a mi Dios tener la misma familia, con todos sus defectos y virtudes, no les cambiaría nada, porque de cambiarles algo dejarían de ser mi familia. Lusmery Alvarado  (11-05-2021)

La familia es la organización social más importante que el hombre ha sabido sostener dentro de la sociedad, puede considerarse como el núcleo central o razón de ser de la sociedad en la que nos desenvolvemos. No existe organización más perfecta, planificada y estable que la familia, es en ella donde podemos encontrar los sentimientos más puros y desinteresados que pueden emerger en una sociedad.

Formalmente la familia es considerada por la presencia del padre, la madre y los hijos, esto sin duda va cambiando dependiendo de la zona geográfica en la que nos encontremos y el país en que habitemos, las costumbres, los ideales, y la cultura de la sociedad definen el concepto de “familia”, pues vamos adicionando a todas esas personas que de una u otra forma han aportado elementos que nos han hecho crecer y ser mejores personas para el mundo y para nuestro entorno.

En estos tiempos de Pandemia y distanciamiento social, la familia ha jugado un papel preponderante en nuestra sociedad, pues es quien ha sabido sobrellevar los altos y bajos que se le han presentado, se han convertido en escuelas, universidades, oficinas, campos de distracción, parques privados, cuidados internos, hogares de adultos mayores, hospitales, y sobre todo el templo donde a diario rogamos por la vida y la salud de todas las personas en este momento histórico que estamos construyendo día a día.

Entonces, una muralla fuerte e indestructible es la familia, ese rincón donde nos sentimos seguros, a salvo y protegidos, donde podemos expresar y ser simplemente lo que queremos ser, valores como el amor, el respeto, la honestidad, la solidaridad, la comprensión, el compañerismo, la generosidad, la amistad, la gratitud, el compromiso, la confianza, la tolerancia, entre muchos otros que a diario experimentan nuestros núcleos familiares.

En este siglo, el concepto de familia se ha diversificado, y como personas convivimos a diario en diversos escenarios donde poco a poco, con detalles y la práctica de los valores vamos conformando esos grupos familiares que llenan y dan sentido a nuestra existencia, nuestra comunidad es familia, nuestro trabajo es familia, la familia de nuestros amigos es familia, y al final del día nos damos cuenta que toda la Patria es una gran familia, pasando a identificar valores colectivos que dan sentido a nuestra sociedad, por tanto somos responsables de lo que beneficia o afecta nuestra sociedad, seamos familia.

Finalmente, si volviera a nacer pediría a mi Dios tener la misma familia, con todos sus defectos y virtudes, no les cambiaría nada, porque de cambiarles algo dejarían de ser mi familia, la familia es el todo y sin ella no tendríamos proyectos, fracasos ni victorias, en esta época del COVID-19 seamos responsables, cuidémonos y así cuidaremos a nuestra familia.

Fuente: La autora escribe para OVE

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El Hombre Nuevo, prisionero en una Sociedad Opresora

Por: Lusmery Yamileth Alvarado 

No transformemos nuestros pensamientos sino nuestras acciones, que sin duda alguna impactan en los usuarios del proceso al que nos hemos acreditado como dueños, pero en realidad somos transitorios e instrumentos de la sociedad que nos oprime a diario. Lusmery Alvarado  (04-05-2021)

Sigamos repensando nuestro actuar dentro de un mundo que nos reclama libertad, reflexionemos un poco partiendo desde lo interno sobre las bases de develar lo que los demás quieren escuchar o develar lo que en realidad está en nuestra esencia, confrontemos el ser con el deber ser de nuestros pensamientos, acciones y actuaciones, como manifiesta Freire (1970) “…la tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores. Estos, que oprimen, explotan y violentan en razón de su poder, no pueden tener en dicho poder la fuerza de la liberación de los oprimidos ni de sí mismo” (p. 39).

Diferenciemos opresores de oprimidos, pero no dejemos de lado la relación opresor-oprimido que vive dentro de nosotros mismos, hemos sido nuestros propios opresores respondiendo a las características de la sociedad a la que pertenecemos, nosotros tenemos la responsabilidad de adicionar elementos característicos a nuestra sociedad pero en realidad lo que hacemos es reproducir lo que otros han hecho, convirtiéndonos opresores de nosotros mismos, cuando en realidad somos los dueños de nuestra época.

En qué radica la liberación, muchos pregonan a diario la liberación del oprimido, pero para liberar en algún momento asumimos el papal de opresor, estudiamos la simbiosis necesaria entre la subjetividad – objetividad como relación dialéctica que conduce la praxis del conocer el mundo para transfórmalo, quien no construye no puede transformar, a diario nos encontramos con el hombre nuevo queriendo opinar y transformar nuestra realidad, pero es nuestra, somos los dueños de nuestro destino, el hombre que se cree con derecho a transformar sin crear olvida sus raíces haciendo una parada estacionaria en su propia opresión, siendo opresor y oprimido de la sociedad a la que pertenece.

La reflexión dialéctica expresada hasta el momento, me lleva a repensar la relación docente-estudiante, coordinador-docente, vicerrector-coordinador, rector-vicerrector, ministro-rector, en nuestro mundo académico la pregunta problematizadora sería, ¿Quién oprime a quién?, y volvemos a la crítica y aceptación “somos oprimidos dentro de un mundo opresor, guiados por nosotros mismos”, entonces, ¿dónde conseguir la verdadera liberación de nuestro opresor interno?

En este momento, me atrevo a expresar lo que mi conciencia opresora y liberadora reclama a gritos, “somos dueños de los procesos que guiamos”, y es precisamente esa concepción la que nos lleva a liberar al opresor que habita en nuestras acciones, no existen dueños de procesos, de ser así, todo lo que lo circunda no afectaría positiva ni negativamente a los que nos rodean, serían procesos islas, que solo tienen influencia sobre su dueño, pero en realidad no es así, tomamos decisiones sobre acciones que no se nos aplican a nosotros mismos, decidimos que es mejor para los usuarios del proceso donde no somos usuarios, como evaluar o valorar la decisión tomada si no es aplicable a nosotros mismos, seguimos en una jerarquización de las decisiones donde nunca experimentamos las verdaderas consecuencia de tomarlas, eso nos hace opresores del procesos y oprimidos dentro de nuestro ser.

Llegado a este punto, me problematizo con respecto al ¿Cómo liberarme de mis propias acciones opresoras que se revierten en mi contra?, no es sencillo, pero por algo debemos comenzar, reflexionemos las fases o etapas de los procesos académicos – administrativos que dependen de nuestras decisiones, pensemos como oprimidos, pensemos como opresores, hasta llegar a la liberación de la relación sujeto – objeto centrándose en experiencias realizadas hasta llegar a la verdadera transformación de nuestra realidad, la realidad construida por nosotros mismos.

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LA EDUCACIÓN MEDIADA POR LAS TECNOLOGÍAS, EN UN MUNDO ACADÉMICO NO TECNOLÓGICO    

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

 “¿Por qué hablar de los usos educativos de las nuevas tecnologías (NT)? En primer lugar, probablemente, porque no hay más remedio: las nuevas tecnologías ya forman parte de las costumbres, hábitos, cultura y relaciones sociales. Están aquí y no parece que vayan a alejarse pronto” Ogalde y González (2008)   

Hoy contando ya un año de la brutal pandemia que se desató en el mundo, son muchas las vivencias que podemos internalizar y compartir. Es importante cuestionemos todas las decisiones que hemos tomado en estos días; decisiones inducidas por las mismas características que impone la época actual, que en lo inmediato han dado resultado, decisiones muy acertadas para algunas situaciones, otras decisiones acertadas temporalmente, pero que en el transcurrir del tiempo no dan estabilidad al sistema, donde en alguna de las veces hemos sido parte del problema y no de la solución, eso nos debilita, y podemos emplear la famosa frase “hemos arado en el mar”.

Académicamente seguimos activos, formando, pero, ¿a qué precio estamos formando?, hemos profundizado en el Plan de Formación Docente, pero inclinando la balanza hacia la formación en una sola aristas, la formación en la educación mediada por las tecnologías, llenando el morral con todo lo que encontramos, colocando una peso casi insostenible en nuestros hombros, pero, ¿en qué momento realizamos un balance de lo que hemos recolectado?; la herramienta con cualquier manual la podemos aprender a manejar, lo realmente importante es el para que la aprendemos y que compone el sistema axiológico y ontoepistémica que puede acompañar este proceso de aprendizaje en la era digital.

Todo en la vida tiene un por qué, y dentro del sistema educativo universitarios se evidencia, palpa e internaliza, integrándose a todos los sectores de nuestra sociedad, por tanto, es el momento que nos problematicemos en cuanto al ¿Por qué estoy formándome en la educación en línea?, ¿para qué me estoy formando en la educación en línea?, apliquemos uno de los pilares de la educación, el “aprender haciendo”, y con voluntad, entusiasmo y amor llevemos hacia nuestros escenarios la educación mediada por las tecnologías.

Ogalde y González, (2008) establecen un diálogo con su época y vislumbra lo que sucedería más tarde, “¿Por qué hablar de los usos educativos de las nuevas tecnologías (NT)? En primer lugar, probablemente, porque no hay más remedio: las nuevas tecnologías ya forman parte de las costumbres, hábitos, cultura y relaciones sociales. Están aquí y no parece que vayan a alejarse pronto” (p.07), hoy trece años después que estas autoras hayan escrito el libro NUEVAS TECNOLOGÍAS Y EDUCACIÓN (DISEÑO, DESARROLLO, USO Y EVALUACIÓN DE MATERIALES DIDÁCTICOS), continuamos conviviendo con la educación mediada por las tecnologías, en un mundo académico no tecnológico, donde el COVID-19 nos dio un sacudón en la forma de enseñar y aprender.

Ahora bien, ya conocemos las herramientas tecnológicas que nos permitan mediar el aprendizaje, abordar los saberes e interactuar en la distancia, vayamos al campo de batalla, como dice el refrán “guerra avisada no mata soldado”, ese campo minado donde algunos no nos atrevemos a explorar, y pensemos cómo enseñar calculo, circuito eléctricos, morfofisiología, contabilidad, operaciones financieras, investigación de operaciones, mecánica aplicada, física, proyecto, como construir nuestro mundo académico donde podamos con nuestros socios de aprendizaje continuar el fortalecimiento de los haceres universitarios en la distancia.

Nos encontramos en un laberinto bien profundo donde varios caminos nos simulan la punta de salida, pero, siempre existe un pero, no hemos ideado una verdadero mapa que nos indique la ruta a seguir en el proceso que nos permita forjar al docente de ayer con las herramientas de hoy para fortalecer las generaciones que tendrán la responsabilidad de sostener las épocas que están por venir, generando la triada alrededor de la palabra formación de ayer-hoy-mañana.

Un mundo académico mejor, esa es la premisa que debemos impulsar, pero de quien depende la construcción y el mantenimiento de nuestro mundo, pues de nosotros mismos, la universidad no son las cuatro paredes que la conforman, la universidad y sus pilares somos nosotros los trabajadores universitarios, los académicos e investigadores, los estudiantes, las comunidades, todos los que de una u otra forma aportamos nuestro granito de arena para la construcción de un mundo donde los procesos formativos claves giran alrededor de la transformación y el repensar del currículo universitario contextualizado a las realidades presente en nuestra sociedad.

Por ahora, sigamos en batalla, mediando el aprendizaje con las tecnologías, no nos quedemos en el abordaje, usemos lo que hemos colocado en nuestro morral, pasemos ya a la acción y a la participación que sin duda alguna consolida la transformación necesaria para nuestro mundo académico, el mundo donde todo es posible y del cual somos los responsables.

Sigamos repensando nuestro actuar..!

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Investigación Lógica de Acción Reflexiva (ILAR)

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

  “Investigación Lógica de Acción Reflexiva (ILAR),

una alternativa para construir nuestro mundo académico” Lusmery Alvarado

 

La disertación alrededor de la Investigación Acción (IA) resulta un tema muy interesante en la transformación de las realidades presente en nuestro mundo académico, donde los socios de aprendizajes al integrarse conforman el todo; puede decirse que la IA es inspirada en la educación liberadora de Paulo Freire, lo que nos traslada hacia el conocer los acontecimientos que circundan nuestro día a día para transformar dentro de un contexto determinado y único con características muy particulares que empoderan al hombre dentro de una unidad epocal.

Según Freire (1970), “Una unidad epocal se caracteriza por el conjunto de ideas, concepciones, esperanzas,   dudas,   valores,   desafíos,   en   interacción   dialéctica   con   sus   contrarios, en búsqueda de la plenitud. La representación concreta de muchas de estas ideas, de estos valores, de estas concepciones y esperanzas, así como los obstáculos al ser más de los hombres, constituyen los temas de la época.” (p. 84).

Articulado con lo anterior, e interpretando a Freire en la Pedagogía del Oprimido, la IA puede considerarse un tipo de investigación donde el hombre no es el objeto de la investigación, dado que lo que se persigue es su pensamiento y lenguaje referido a la realidad, a su mundo, estableciendo la relación “hombre-mundo”.

Ante este escenario me atrevo a mostrar desde mi mirada, una concepción ontológica de la realidad a conocer y transformar, sistematizando las manifestaciones del fenómeno, acercándonos a la realidad del ser, lo que nos coloca frente al momento epistemológico donde nos problematizamos alrededor del como hago para conocer mi realidad y una vez conocida e internalizada se emprende la travesía hacia la transformación en un contexto único del que solo nosotros somos responsables.

En este contexto, me permito presentar desde mi mirada académica, liberadora y transformadora, la Investigación Lógica de Acción Reflexiva (ILAR), que permita explorar y vivir la praxis docente, asumiendo la mejora de la práctica socio educativa y de investigación del profesional de la docencia, con la intención de construir y transformar con sus acciones un perfil docente flexible, que se adecue a la unidad epocal, estableciendo las características que le delineen su proceso de transformación desde la perspectiva de generar la simbiosis entre la docencia y la creación intelectual, forjando un espacio para la praxis docente, problematizándose  diariamente como ser cognoscente de su realidad y de lo que lo rodea, que no es más que la sistematización de su experiencia.

ILAR surge desde mi experiencia vivenciada, sobre las bases del pensamiento lógico y la tríada Acción – Lógica – Reflexiva, por medio de un proceso de sensibilización humana y crítica desde una perspectiva social interpretativa que me ha permitido develar un sistema axiológico que compone la praxis docente en contextos adversos, inciertos y cambiantes, pero como guías debemos mantener la brújula hacia el logro de las metas trazadas en beneficio de la construcción de un conocimiento emancipador, problematizador, popular, liberador, arraigado a la transformación de las realidades educativas ante los desafíos de la sociedad coadyuvando a la caracterización de la época.

En este sentido, es importante repensar e internalizar la concepción de la investigación en los entornos académicos, pretendo con ILAR presentar una alternativa para el estudio de la praxis docente dentro del pensamiento lógico y que podamos emprender acciones transformadoras bajo un pensamiento socio crítico, donde germinen reconfiguraciones necesarias en la praxis del docente investigador para adecuarse a la educación que demanda cada época en desarrollo, floreciendo la triada asumir-construir-transformar para nuestro mundo académico.

Por ahora, continuemos delineando la concepción de nuestras acciones, vamos a ILAR nuestro pensamiento lógico y crítico con la intención de establecer las fases o etapas que la conforman, alcanzando el proceso de mejora de nuestra praxis educativa hacia la integración de las funciones del docente como son: Docencia, Investigación o Creación intelectual, Extensión o Vinculación Socio-Comunitaria, Gestión Universitaria y Desarrollo Permanente, coadyuvando a la construcción histórica de nuestra época, transformando el aula de clase.

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La Transformación Cualitativa de Nuestras Universidades. Una Mirada desde la IAP

Por: Lusmery Yamileth Alvarado 

 “(…) y eso tienen que hacerlo ustedes, dedicarle tiempo al trabajo cultural, al trabajo social, a ayudar a los demás que tienen dificultades mayores que el promedio de los habitantes de la comunidad” Hugo Chávez

 Algunos autores consideran a la Investigación Acción (IA) como el proceso de intervención catalítica en los procesos de transformación social. Resulta una tarea titánica, irreal y poco probable de alcanzar, pues los proceso de transformación social son sumamente necesarios pero poco valorados, por ello, la IA busca que las comunidades y pueblos oprimidos visibilicen, reclamen y construyan conocimientos sobre las bases de sus propias vivencias.

Interpretando a Park (1989), las sociedades crecen mediante procesos continuos de transformación, por ende, la IA otorga poder a los integrantes de una determinada comunidad con la intención de que puedan emprender acciones que les permitan obtener mejoras en sus condiciones de vida dentro de una sociedad de iguales.

De allí, la importancia de la IA dentro de la sociedad académica en la que somos responsables de construir, transformar y mantener, dado que podemos hacer investigación combinando los saberes populares del pueblo emancipado con los saberes formales de nuestras universidades que en si son el mismo pueblo, visibilizando una de las variantes de la IA como es la Investigación Acción Participante (IAP) dado que son las personas como conocedores de su mundo, sus problemáticas, sus necesidades y su visión de cómo debería ser su vida, se convierte en una IAP.

Una vez que como colectivo conocemos y nos empoderamos de nuestras realidades, identificamos e integramos los diferentes saberes en un mundo donde todos podemos aportar y cambiar, nos damos cuenta que se requiere de un proceso de transformación y cambios de situaciones particulares que benefician al colectivo oprimido “una luz en el camino”, y bien lo dijo Chávez (2007), “El Estado, nosotros, debemos transferirle a ustedes los recursos y el poder necesario para que puedan, con su voluntad, con su conciencia, con su organización social, solucionar muchos de sus problemas”, entreviendo con estas palabras la triada Gobierno- investigación-comunidad, y ¿cómo se logra esto?, con la integración comunidad – universidad por tanto, debemos apostar a la construcción de un proyecto de transformación cualitativa de nuestras universidades, concibiendo la universidad como la organización donde se dan cita trabajadores universitarios, estudiantes y comunidades como un solo mundo, donde somos responsables de garantizar la integración de nuestras capacidades organizativas y a través de la IAP construyamos un proyecto único de transformación social universitario, fundamentado en sistema axiológico necesario, como la moral, la ideología, el patriotismo, el amor, la responsabilidad, la corresponsabilidad, la defensa económica de nuestra sociedad, esa es la clave del éxito de nuestro proyecto de transformación cualitativa la integración con nuestras comunidades, la integración del pueblo académico y el pueblo soberano, sin distinción de problemas universitarios y problemas sociales, la sociedad la conformamos las mismas personas que integramos las universidades, somos parte de un todo.

Finalmente, por ahora, debemos internalizar el verdadero proyecto de transformación cualitativa que requiere en este momento nuestra sociedad desde una mirada académica única, que nos permita transcender de la burbuja académica y sumergirnos en la dinámica social cargada de procesos efímeros y complejos que se desvanecen antes de poder entenderlos pero somos nosotros los dueños de nuestro destino y conocemos nuestra realidad social, transformémosla.

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La Investigación Acción Sobre La Lógica Reflexiva Y Crítica. Transformando Nuestro Mundo Académico.

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

“La investigación acción nos permite estudiar, indagar, identificar, interpretar y transformar las realidades sociales de nuestras propias comunidades” Lusmery Alvarado

El proceso de investigación en la época actual marcada por la Pandemia del COVID-19 ha cobrado un auge desmedido, empleando técnicas, métodos y estrategias sobre metodologías de trabajo que nos invitan a continuar con la innovación en educación a través de la investigación en línea en pro de la refundación de la sociedad académica en la que a diario convivimos.
En este sentido, iniciare con el término Investigación Acción (IA), ubicando su origen aproximadamente en 1944, proviniendo de Kurt Lewin, quien argumentaba que con la aplicación de la IA se podría lograr de manera sincrónica adelantos teóricos y transformaciones sociales en beneficio de las comunidades en estudios y la sociedad misma. La IA puede ser concebida como una herramienta metodológica que desde de lo interno de las comunidades se pueda estudiar, indagar, identificar, interpretar y transformar las realidades sociales presentes que impiden la consolidación de los procesos claves que agregan valor a la sociedad.
Contextualizando al mundo académico, la IA funge como herramienta metodológica que permite estudiar la realidad educativa desde las acciones de los actores sociales involucrados directamente, enfatizando en la triada comunidad-educación-universidad, en este sentido, han surgido variantes o elementos que se adicionan a la IA, tal es el caso de la Investigación Acción Participante (IAP), Investigación Acción Crítica y Reflexiva (IACR), Investigación Acción Participativa Crítica y Reflexiva (IAPCR), entre otras variantes, donde el epicentro de cada una vista como métodos se encuentran alrededor de los intereses teóricos, prácticos, académicos, sociales y/o emancipadores de cada investigador o grupo de investigadores que desean interpretar y transformar las realidades que los rodean.
Kurt Lewin desde su experiencia vivenciada identifica un triángulo compuesto por la acción, la investigación y el entrenamiento, donde deben mantenerse unidos e integrados en función de su propio beneficio, es así, que la IA arraiga su origen al logro de cambios y transformaciones sociales, y se podría asociar al conocimiento popular propio de las comunidades y los pueblos, donde su praxis diaria enraizada desde su cotidianidad en que se desenvuelven los llevan a aprender de su propio entorno, conocimiento este rico para idear alternativas de solución que transformen su propia realidad.
En este sentido, es importante concretar la simbiosis entre el conocimiento popular y el conocimiento académico, que nos debe invitar a promover el dialogo de saberes necesarios que nos permita establecer sobre las bases sólidas un circulo de saberes necesarios para refundar nuestra sociedad académica, desde donde podamos estudiar y reconocer el valor del saber popular, sistematizando experiencias que nos permitan investigar para conocer y para saber ser dentro de la sociedad postmoderna en la que nos encontramos.
Finalmente, la IA en todas sus variantes nos llevan a reconocer y repensar los procesos propios de nuestro mundo académico, reorientando nuestras acciones hacia el conocer para transformar, coadyuvando a estrategias que desde este método podamos responder desde nuestros ambientes académicos a las exigencias de la época actual, bien lo dijo José Martí “es criminal el divorcio entre a educación que se recibe en una época y la época misma”, por tanto, esta es la época de dar la relevancia e importancia que ameritan los procesos propios de nuestra sociedad, donde la voluntad de nuestros líderes académicos debe ser la bisagra que engrane el saber popular con el saber académico de nuestras universidades.

*Colaboradora permanente de Otras Voces en Educación 

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