La enseñanza de la Historia de Venezuela y la población afrodescendiente

Mailyng Bermúdez Sculpi (*)

El presente artículo intenta analizar, en forma preliminar, algunos factores que han condicionado la exclusión de la comunidad afrodescendiente en la sociedad venezolana y específicamente en la enseñanza de la historia de nuestro país. Dadas las limitaciones de espacio, intentamos esbozar a continuación un análisis introductorio de este problema, sin que podamos ahondar en muchas de sus derivaciones.

La exclusión Como referente de la cotidianidad

Para muchos y, en particular, para los sectores hegemónicos de la sociedad, Venezuela es un país mestizo, donde no existe el racismo y la discriminación racial y en donde se han impuesto, sobre una base étnicamente heterogénea de la población, diversas formas de “democracia racial”. Según Serbin, (1991), esta democracia racial, se presenta como un modelo de relaciones interétnicas, donde aparentemente impera la armonía entre los diversos grupos y donde los conflictos se caracterizan por su carácter socioeconómico, político, ideológico, pero rara vez étnico – racial.

Este mito de la “armonía y de la democracia racial” contrasta con una realidad radicalmente distinta; que es la persistencia de formas de opresión colonial interna, de discriminación étnica y de negación del pluralismo cultural que atenta contra la identidad, y con frecuencia, la propia supervivencia física de las etnias.

Este proceso se ha articulado con una creciente toma de conciencia a nivel planetario de la situación de las etnias y nacionalidades oprimidas en distintas latitudes; y de la emergencia de distintas formas de organización y de movilización política de las mismas, en sociedades de características muy diversas.

Paradójicamente, en América Latina, con la excepción de Brasil, no han emergido organizaciones ni movimientos reivindicativos similares que visibilicen a nivel político y social la identidad étnica de la población afrodescendiente, no obstante el impacto  que a través de los medios de comunicación han tenido movimiento de este tipo en EE.UU., Gran Bretaña y el Caribe. (Serbin, 1991. p.149).

La invisibilización de la comunidad Afrovenezolana

Algunas personas que lean estas líneas pueden argumentar que este problema no es parte de realidad social venezolana. Ahora, el solo hecho de pretender ocultar o en el mejor de los casos obviar el racismo como; y la discriminación racial, es producto de dispositivos culturales que buscan normalizar/naturalizar esta situación.

Esta actitud parte de la existencia de patrones colectivos para no ver realidades evidentes, siendo uno de ellas la discriminación racial, situación que dentro de la dinámica actual, posee variados ejemplos que a veces no son tan fácilmente descifrables (Montañés. 1993); por lo cual se produce la desestimación de la exclusión como hecho social y su aceptación como normal.

Asimismo, algunos analistas no dudan en limitar la presencia histórica de significativos contingentes de población negra en América Latina y específicamente en Venezuela, sólo con áreas de asentamiento y expansión de las plantaciones.

No obstante, la literatura disponible sobre el impacto contemporáneo de la población afrodescendiente en América Latina y en Venezuela, es extremadamente limitada, al punto que un historiador no duda en aseverar que “en lo que se refiere a América hispánica, los historiadores parecen haber perdido todo interés en los negros tan pronto como se consumó la abolición de la esclavitud” (Morner. 1969. p. 132). Esta situación contrasta marcadamente con la abundante literatura existente sobre la población indígena, el indigenismo y la indianidad.

La situación de la población afrodescendiente, más allá de la invisibilidad socio-histórica que le fue impuesta, responde en función de las particularidades señaladas, a una situación de opresión racial básicamente asociada con la discriminación social sobre la base de una diferenciación fenotípica y de un sistema de estratificación sociorracial nacido en el período colonial (Montañés. Op. cit).

Habla la producción historiográfica

Si bien es cierto que la historiográfica nacional ha producido escritos sobre la esclavitud de la población africana y su descendencia en Venezuela, éstos giran en torno a temas recurrentes como la abolición y el alzamiento de los negros de Coro, liderados por José Leonardo Chirinos; dejando de lado el aspecto humano y por consiguiente cultural de este grupo étnico.

Esta situación, a nivel historiográfico produce y reproduce una imagen deformada, inconclusa y limitada de este aspecto en todos aquellos que urgen en el pasado del país, trayendo consigo su reflejo en la construcción de la identidad nacional.

En tal sentido, Blanco y Blanco (s/a) movilizaron esfuerzos para iniciar un acercamiento al tema, en su trabajo titulado Historiografía y Cimarronaje. 1750-1800 (aproximación al tema), donde se analiza un conjunto de autores y sus respectivas obras, generando una clasificación en tres corrientes: marxista, otras corrientes (que identifican también como positivista) y otras visiones globales.

Tal estudio deja en evidencia que la lectura y la relectura del tema, será una aproximación un tanto deformada con respecto al papel de la comunidad afrovenezolana en la construcción del país, visión sobre la cual el lector sustentará sus propios criterios de análisis e interpretación, y por tanto su actitud con respecto al devenir de esta población dentro de la cotidiana.

Identidad Nacional y discriminación racial

Según Vargas y Sanoja (1993) la identidad es: un proceso que permite no sólo acumular y organizar la experiencia humana dentro de una realidad inteligible, funcional e histórica, sino que tiende así mismo a construir una base de diferenciación, de particularización de la vida de los pueblos, confiriéndoles lo que llamamos el sentido de identidad, de asimilación con una historia y con una cultura determinada. (p.45).

En consecuencia, parecen obvias las limitaciones de un pueblo cuando su pasado es mostrado y por tanto reconocido, de manera fragmentaria, dispersa e inconclusa como lo ha sido en el caso de Venezuela.

Lamentablemente, el proceso identitario nacional se presenta débil y discriminatorio hacia la figura de la mujer y las personas con discapacidad por citar algunos grupos, y racista hacia el indígena y la población negra, de allí su escasa efectividad al momento que la sociedad venezolana se sienta única e irrepetible, como en realidad es; y poder así insertarse de manera más humana, sólida y consciente a la nueva dinámica económica y cultural, y por tanto ideológica promovida por la globalización y sus consecuentes agentes socio económicos.

La enseñanza de la Historia

La producción historiográfica nacional, es un elemento clave para reflexionar en torno a estos planteamientos, pues de sus aguas se nutre el personal docente, con el objetivo de dar soporte conceptual a su accionar en el aula. A continuación presentamos algunos aspectos relevantes sobre la presencia y tratamiento, que se le da a la comunidad afrodescendiente, dentro de los textos de historia y su aplicación en la enseñanza de la misma.

Según Montañés, (1993) la visión de José Gil Fortul en su obra Historia Constitucional de Venezuela, respecto a la figura del negro esclavo, posee la connotación de mercancía, pues si bien hace referencia a las privaciones y maltratos sufridos por estos, no es menos cierto, que el autor no brinda mayor significación a la figura de la población africana y su descendencia desde el punto de vista sociocultural, político y demográfico; ocupándose tan sólo de manera general de su rol, como mano de obra barata y sumisa dentro para la estructura económica de la época.

Semejante situación se presenta en la obra de Siso Martínez, titulada Historia de Venezuela (1973), referencia casi obligatoria del personal docente en el área de Historia de Venezuela, quienes al consultarlo, se topaban  con la ausencia casi total de la población afrodescendiente; que era presentada como simple pieza de un lote, y por ende, como mercancía.

Otro aspecto importante de resaltar es la carga conceptual del profesorado de Historia de Venezuela, la cual responderá a los documentos a los que se remita, que según lo expresado por Blanco y Blanco (s/a), presentan una visión incompleta, prejuiciada y que en algunos casos justifica la exclusión y maltrato de la población negra en la colonia, y por tanto reproduce el paradigma discriminatorio que presenta la sociedad venezolana.

Ahora bien, esta realidad puede agravarse si se toma en cuenta la desactualización en cuanto a temas y fuentes de los docentes del área de ciencias sociales; así mismo, su resistencia a introducir modificaciones en el contenido; la deficiente formación teórico-conceptual de la cual son objeto; o su inconsecuencia, falta de motivación y tiempo a la hora de planificar y llevar a cabo la praxis pedagógica, entre otras. (Rojas, 2000).

Esta situación es influenciada a su vez por la condición del docente como ser humano, producto y parte de la dinámica socio económica, educativa y cultural de Venezuela, por ende es poseedor y trasmisor de un conjunto de valores, conocimientos, experiencias y tradiciones que influyen en la capacidad de ver la exclusión social y la discriminación racial, hacia la población afrovenezolana.

La responsabilidad del docente es compartida, ya que a su ejercicio profesional debe agregarse el diseño curricular en el que se sustenta el contenido teórico y valorativo de las clases de historia, y por tanto la práctica docente. No obstante, esta afirmación no debe ser asumida al pie de la letra, posee cierta independencia al planificar y evaluar, en función de lo cual puede incluir, reformular y reestructurar contenidos, basándose en las necesidades y expectativas del alumno, así como de la realidad del medio en que se desarrolla la actividad educativa.

Con respecto a los programas educativos, si bien no funcionan como camisas de fuerza en el desarrollo de la dinámica escolar, hasta ahora han contribuido en mayor o menor medida con la reproducción, si no de la discriminación de manera directa, sí lo son de la exclusión de la figura de la comunidad afrovenezolana, como sujeto histórico significativo y relevante en el devenir histórico de la nación como totalidad.

Evidenciamos así, que los programas vigentes hasta julio de 2016, en el área de historia sólo hacen referencia a la comunidad afrovenezolana en contadas ocasiones.Dando una mirada a los programas de estudio (1987) de Educación Media General en el área de sociales, y más específicamente en la asignatura de Historia de Venezuela, vigente hasta julio de 2016 encontramos lo siguiente:

  1. En el séptimo grado, se abordaba la existencia de la población afrodescendiente en el objetivo 3.3, referido a la organización económica durante la colonia, en tanto mano de obra. En el objetivo 3.4 titulado: Especificar la organización social de la época y, en el objetivo 3.6 donde se aborda el folklore como producto del mestizaje, y por consiguiente se habla del “africano y su descendencia”, como comunidad que contribuyó a su conformación.
  2. Ningún material bibliográfico recomendado por el manual tocaba de manera directa a esta población.
  3. En el octavo grado, la Historia de Venezuela, según el criterio del docente, podría haberse ocupado de lo afrovenezolano en los objetivos 1.2 y 1.3; que se refieren a las características sociales, económicas, políticas y culturales del país en el período comprendido entre 1830-1864.
  4. El aspecto bibliográfico, reseña los textos de Salvador De La Plaza, “Formación de las Clases Sociales en Venezuela” y, “Historia Económica y Social de Venezuela”, de Brito Figueroa; los cuales analizan la situación del contingente africano y su descendencia, en algunos momentos del proceso histórico venezolano.
  5. En lo que respecta a Cátedra Bolivariana, solo se menciona la presencia de la comunidad afrovenezolana de forma indirecta en el análisis de las proclamas y discursos del Libertador.
  6. Así mismo, en el Programa de articulación del nivel de Educación Básica, Media, Diversificada y Profesional (1990), se evidencia la ausencia casi total de la comunidad afrovenezolana.

En pocas palabras, estamos en presencia de una escasa elaboración conceptual y teórica dentro de estos programas de Historia de Venezuela, con respecto a la población afrodescendiente en Venezuela y su participación en el desarrollo del proceso socio-histórico nacional a través de sus diferentes etapas de consolidación.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Este escrito es el producto de reflexiones preliminares sobre el tratamiento dado a la comunidad afrodescendiente en la enseñanza de la historia de Venezuela y su valoración en la formación del proceso identitario cultural, social e histórico del ciudadano.

Esta realidad, contribuye a mantener una sociedad fragmentada, desigual, discriminatoria, racista, excluyente, negadora de una Democracia multiétnica y pluricultural, basada en el marco referencial de los Derechos Humanos.

Es importante apuntar, que el racismo no debe ser sólo visto desde la esfera de la exclusión que genera, sino de las diversas formas de violencia entre los grupos sociales. Por tanto, se hace necesaria una revisión profunda, consciente y valiente de cualquier programa o propuesta curricular, no sólo de formación de los alumnos sino de los docentes en su proceso de preparación profesional. La meta es participar activamente en la reconstrucción de un proceso identitario más cónsono, auténtico y actual con los vientos globalizadores se siente desde hace varias décadas.

Si bien es cierto que buena parte de la responsabilidad de esta situación recae en los enfoques historiográficos parcializados, no es menos cierto, que aunque en menor grado, existen producciones de mucho valor, que han tratado de hacer una contribución teórico-conceptual más cónsona con la realidad histórica.

Se trata más que de cazar y excomulgar a instituciones y sujetos, de fijar una posición real, consciente y reflexiva, la cual finalmente conduzca a una historia con una visión integral y justa, donde no sea necesario referir títulos como la historia de los excluidos.

REFERNCIAS BIBLIOGRAFICAS

BLANCO, J. y Blanco, S. (s/a). Historiografía y Cimarronaje. 1750 –1800.             (Una aproximación al tema). Trabajo de grado de maestría no publicado. U.C.V. Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia.

GIL FORTOUL, J. (1997). Historia constitucional de Venezuela. México: Volumen I. 2da. Edición. Editorial Culres.

MINISTERIO DE EDUCACIÓN CULTURA Y DEPORTE. (1987). Programas de estudio. Caracas: Autor.

________________________ . (1990). Programa de articulación del nivel de educación básica, media, diversificada y profesional. Caracas. Autor.

MONTAÑÉS, L. (1993). El racismo oculto en una sociedad no racista. Caracas. Fondo Editorial Trópykos.

ROJAS, R. (2000). La enseñanza de la historia: Algunas reflexiones en torno al tema. Revista de Ciencias Sociales de la Región Centroccidental, (5), 5-23.

SERBIN, A. (1991). ¿Por qué no existe el poder negro en América Latina?. México. Editorial Libertad.

SISO MARTINEZ, J.M. (1977). Historia de Venezuela.  Caracas. Distribuidora Escolar.

VARGAS, I. y SANOJA, M. (1993). Historia, Identidad y poder. Caracas. Fondo Editorial Tropykos

(*) Mailyng Bermúdez Sculpi

La autora forma parte del  Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.

El presente es un artículo inedito, publicado con el consentimiento de la autora.

Fuente de la imagen: http://bit.ly/2usvvGr

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Formación docente para la interculturalidad en la educación venezolana

Mailyng Bermúdez Sculpi

Somari de los bárbaros

Los verdaderos bárbaros dijeron “¡Guerra y muerte a los bárbaros!”

Y en el espejo se vieron a sí mismos radiantes, hermosos, civilizados, perfectos.

Gustavo Pereira, 2007

Una mirada a la realidad socio – educativa venezolana

Con la convocatoria al proceso constituyente en 1999, la sociedad venezolana tuvo la oportunidad de dialogar en torno a problemas como: exclusión, marginación, violencia estructural, fragmentación del horizonte societal, elementos éstos que permeaban toda la organización social, que oprimían especialmente a la población de escasos recursos, ésta que había heredado oprobiosas condiciones de vida producto de la racialización de la pobreza.

El racismo como dispositivo cultural y la discriminación racial como marco operativo, surgido en la conquista y la colonización; y consolidados durante la vida republicana, fungieron de trama para la urdimbre socio-política, económica y estética, donde los discursos y representaciones sociales se cimentaron, creando la ilusión compartida y construida desde los centros hegemónicos, de ser un país-vitrina, donde la desigualdad y la discriminación, eran manifestaciones minúsculas, sin relevancia, de un malestar cultural de unos pocos, que intentaban evidenciar las desigualdades de la población en el acceso y disfrute de derechos.

Con la aprobación de la Constitución Nacional; Venezuela se proclama: multiétnica y pluricultural, en oposición a muchos males como: el racismo, la discriminación racial y el endoracismo presentes en la cotidianidad, dando al traste en el plano socio – político y jurídico, con el paraíso racial, proclamado por la estructura hegemónica de la Democracia Representativa Venezolana.

Este tejido pluricultural, ha experimentado un aceleramiento en su confección, poniendo énfasis en lo relacionado con re-conocernos como iguales en la diferencia, para apuntalar este complejo proceso y con el propósito de allanar el camino, para la compresión de la riqueza cultural presente, promover valores de convivencia pacífica y luchar de manera frontal contra el racismo, la discriminación racial y el endoracismo, que silenciamos desde la casa hasta la universidad.

El Estado venezolano ha generado espacios y dispositivos jurídico – administrativos, para la concreción de políticas públicas entre ellos: la Oficina de Enlace con Comunidades Afrodescendientes, la Comisión Presidencial para la Prevención y Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y otras Distinciones en el Sistema Educativo Venezolano, el CONADECAFRO y más recientemente el Instituto Nacional Contra la Discriminación Racial (INCODIR), como producto de la puesta en práctica de la Ley Orgánica contra la Discriminación Racial.

Dentro de este marco referencial se hace impostergable que Venezuela, vuelva sobre las Universidades, y más específicamente en la formación docente, que debe estar dirigida a permitirle que problematice y profundice su manera de abordar el mundo, para que pueda construir de manera dialógica, junto a sus estudiantes, una amplia capacidad resolutiva con respecto a la arquitectura de lo público, para hacer frente al racismo, la discriminación racial y el endoracismo elementos que gravitan y permean la convivencia, haciendo de ésta una ficción democrática y un obstáculo para re-encontrarnos en la diferencia.

Es perentorio que las personas que cursan estudios de educación abandonen la lógica enmarcada en el Positivismo como aparato sustantivo de la racionalidad científica, cuya matriz socio – cultural es el Eurocentrismo como modelo dominante; con ideales de progreso, evolución, emancipación y el consecuente surgimiento de la dicotomía centro – periferia.

En consecuencia, se requiere generar espacios de discusión e intercambio de saberes que permitan replantear nudos críticos de la Historia Oficial, que se reproduce en aulas de clase, enmascarando la opresión simbólica heredada desde la época colonial y concretada en la discriminación solapada que vive Venezuela, dando continuidad a mecanismos de sojuzgamiento endógenos que perpetuán la marginación socio – económica y cultural de enormes contingentes de la población actual y con ellas de su descendencia.

Una visión problematizadora de la Historia de Venezuela, generaría un discurso histórico emergente, que permita ver el pasado a partir de visibilizar a diversos contingentes humanos: pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes, entre otros, que hoy día asisten a estos ambientes de aprendizaje desde la visión del vencedor/opresor, por lo que sus referentes son de sumisión vergüenza, dolor, invisibilización, folclorización, etc.

La formación de los/as docentes con una óptica crítica del devenir histórico, generaría en ellos mismos; y por ende en el estudiantado y la sociedad en general, el resurgimiento de sentimientos identitarios auténticamente vinculados con las raíces fundacionales de la República, la visibilización de grupos subalternos desde una óptica más acorde con sus aportes para la constitución de la nación, la congregación de la población frente a objetivos significativamente aglutinadores con miras a generar nuevas formas de relacionamiento individual y colectivo, generar espacios que vayan en contra del racismo, la discriminación racial y la vergüenza étnica.

Consulta por la Calidad Educativa.

Producto de los esfuerzos del gobierno, por introducir mejoras en la calidad del Sistema Educativo venezolano, el Ministerio del Poder Popular para la Educación hizo grandes esfuerzos por realizar una consulta a lo largo y ancho del territorio nacional, con respecto a las debilidades y fortalezas de la dinámica escolar, razón por lo cual se realizaron consultadas a docentes, estudiantes, madres, padres, responsables y comunidad en general.

Dentro de los resultados arrojados por este ejercicio participativo y protagónico, para escudriñar en la escuela, se emplearon diversos recursos y medios, entre ellos: plataformas digitales, asambleas generales en los planteles, encuestas sectorizadas a indígenas, afrodescendientes, entre otros, con el resultado general de 7.233.489 personas consultadas, que representan el 27% de la población total del país, en los veinticuatro (24) estados, los trecientos treinta y cinco (335) municipios y las 1.136 parroquias.

Uno de los indicadores más importantes de esta consulta, es el que ubicó al personal docente como la pieza clave de cualquier cambio educativo, con el 53%, cifra ésta que se encuentra en consonancia con informes y estudios a nivel internacional.

En consecuencia, cualquier incursión en el ámbito pedagógico formal, debe implicar un acercamiento serio y sistemático hacia la población docente como personal que cuenta con la responsabilidad social más importante: formar para la ciudadanía, pues sólo con el concurso de maestras y maestros se forman a otros profesionales: médicos, policías, mecánicos, enfermeros(as), bioanalistas, etc.

Paraíso racial

A pesar de los reiterados esfuerzos de la sociedad nacional en institucionalizar la democracia como sistema de gobierno, no es sino hasta el 23 de enero de 1958, cuando se logra la salida Marcos Pérez Jiménez, y la consecuente instalación de una junta de gobierno que llenó el vacío de poder, para finalmente establecer un sistema, por lo menos en el plano jurídico, aparentemente basado en elecciones populares, sufragio directo y secreto, respecto a la voluntad de las mayorías, entre otros principios.

Este idilio jurídico, constituido por la democracia representativa venezolana (1958 – 1998), pronto dejó ver sus costuras al evidenciarse situaciones como los Teatros de Operaciones, la represión sistemática de la disidencia, las desapariciones forzadas, maniobras estas dirigidas a aniquilar los focos de resistencia frente a un sistema de gobierno, que se presentaba como democrático.

Un síntoma evidente de malestar, ante este modelo excluyente, es la reacción desesperada de la población más desposeída, el 27 y 28 de febrero de 1989, en la capital del país y algunos estados de Venezuela como Miranda y Aragua, quienes llevados por el hambre, la pobreza, el desempleo y la crisis económica en general, salieron a las calles a saquear, producto de las medidas impositivas en materia económica, del gobierno de turno, es decir el Neoliberalismo en su más pura expresión: racista y clasista.

En palabras de Arias y Restrepo (2010):

No es suficiente con afirmar que la raza es culturalmente producida y que las diferencias culturales son racializadas. Es necesario establecer genealogías y etnografías concretas de cómo las diferentes articulaciones raciales (o la racialización) emergen, despliegan y dispersan en diferentes planos de una formación social determinada. (p.62).

Estas contradicciones, concretadas en relaciones socio – políticas de igualdad/desigualdad, son el campo fértil, para la profundización de la pobreza, su criminalización, la exclusión, teniendo como una de las coordenadas para el accionar, la racialización de la población, es decir promover el ocultamiento, sometimiento, discriminación, invisibilización, fragmentación, alienación, y por tanto dominio de la población más empobrecida por generaciones, es decir, los descendientes de Africanos/as quienes llegaron al Continente, y al país en condición de esclavizados.

Educación Intercultural

Con miras al ejercicio de la ciudadanía dentro de una democracia participativa y protagónica como la venezolana, se hace necesario incluir dentro de la formación de los docentes de Historia, nociones que permitan desarrollar empatía, favorecer el respeto, la solidaridad, reconocimiento y valoración de la diferencia, el discernimiento moral, la convivencia pacífica, el diálogo, entre otros.

Lo anterior cobra vital importancia, a partir de la investigación de Abzueta y Salom (1986), quienes en su trabajo de grado titulado Un estudio de la imagen de la población afrovenezolana en maestros del área metropolitana, exploran las estructuras mentales de docentes con la intención de bosquejar el conjunto de imágenes y valores, que formal e informalmente trasmiten a los educandos/as.

Estos autores evidencian que los profesores/as poseen una visión estereotipada y racista con respecto a la población afrovenezolana, prejuicios que trasmiten en su práctica cotidiana, generando vergüenza étnica y odio racial, y por ende un profundo irrespeto hacia cualquier persona que forme parte de este grupo étnico.

Por ello, dentro la formación universitaria de los/as docentes de Ciencias Sociales, se deben favorecer espacios de aprendizaje consustanciados con la interculturalidad entendida como la “coexistencia de las culturas en un plano de igualdad” (Alavez 2014. p. 39, citando a Soriano), visión ésta que debe trascender el hecho cultural en tanto folklore, para constituirse en una mirada crítica desde la visión de clase, que permita plantear la superación de problemas reales de los grupos subalternos. Por tanto, la educación intercultural debe “establecer un marco de relaciones entre distintos grupos y distintas personas que conviven, se conocen y se comunican en un plano de igualdad” (Sáez. 2006. p. 879).

Para replantear esta mirada intercultural, desde la creación e implementación de políticas públicas, son varios los caminos que intervienen, al respecto el Consejo de Europa (2008), plantea: a) diversidad cultural en espacios de gobierno, b) participación y ciudadanía democrática, c) interculturalidad, d) espacios para la participación intercultural y e) interculturalidad desde el ámbito internacional.

En los espacios de formación universitaria, para los/as docentes de Ciencias Sociales, esto se debe concretar en una mirada crítica del hecho cultural a través de la reflexión de nudos críticos de la Historia, para evitar que estos se repitan; de igual forma es prudente que se familiaricen con la lucha por los Derechos Humanos, entender la gastronomía como expresión de la interculturalidad, al igual que la diversidad de productos que contribuyen a la prevención o curación de enfermedades. (Alavez. Op.cit).

 

REFERENCIAS

Abzueta, A y Salom B. (1986). Un estudio de la población afrovenezolana en maestros del área metropolitana. Trabajo de grado de licenciado en Psicología. Caracas: Universidad Central de Venezuela – Facultad de Humanidades y Educación – Escuela de Psicología.

Alavez, A. (2014). Interculturalidad: concepto, alcances y derechos. México: Cámara de diputados. Recuperado de: http://www.coe.int/t/dg4/cultureheritage/culture/Cities/Interculturalidad-web.pdf

Arias, J. y Restrepo, E. (2010). Historizando raza: propuestas conceptuales y metodológicas. Crítica y emancipación. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales. 3, CLACSO, 45-64.

Consejo de Europa. (2008). Libro blanco sobre el diálogo intercultural. “Vivir juntos con igualdad y dignidad”. España: Ministerio de cultura. Recuperado de: http://www.coe.int/t/dg4/intercultural/Source/Pub_White_Paper/WhitePaper_ID_SpanishVersion.pdf

Ministerio del poder Popular para la Educación. (2014). Consulta Nacional por la Calidad Educativa. Caracas: Autor. En: http://www.educalidadparatodos.org.ve/web/wp-content/uploads/Presentaci%C3%B3n-de-la-Consulta-Nacional-por-la-Calidad Educativa.pdf

Sáez, A. R. (2006). La educación intercultural. Revista de Educación, 339, 859-881.

Mailyng Bermúdez Sculpi

contacto: mailyngbermudezs@yahoo.es

 

Fuente de la imagen:: http://asociacionignis.com/wp-content/uploads/2016/03/interculturalidad2.jpg

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