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La paz querida

13 de julio de 2016 / Por: Manuel Guzmán Hennessey / Fuente: http://www.eltiempo.com/

La posibilidad de que las comunidades del conflicto puedan pasar, en un término razonable, de condiciones de desarrollo de tipo preindustrial a las que hoy caracterizan a las sociedades avanzadas no debería considerarse una utopía.

Es preciso planificar el posconflicto teniendo en cuenta la coincidencia histórica de la paz con la transición hacia sociedades sostenibles, que hoy marca la agenda del mundo. La educación para la sostenibilidad es el motor de estas transformaciones. Cuando hablo de condiciones de tipo preindustrial, me refiero a carencia o mala calidad de electricidad, educación, salud y conectividad. Miles de personas han sido desplazadas de estos precarios pueblos. La paz entraña el desafío de que regresen y de que puedan construir en ese mismo territorio una vida colectiva alineada con el siglo XXI.

El Kroc Institute for International Peace Studies, de la Universidad de Notre Dame, analizó el papel de la educación para la sostenibilidad en los procesos de Guatemala, El Salvador, Filipinas, Líbano, Irlanda del Norte y Sierra Leona, entre otros países. Y encontró dos lecciones que podemos aprender. Que la educación del posconflicto debe ser pensada en términos de funcionalidad territorial y que la ampliación de la cobertura educativa debe facilitar el retorno de los desplazados. Esto sugiere que la educación para la sostenibilidad debe orientarse hacia la promoción del desarrollo local mediante esquemas productivos y energéticos autosostenibles.

Cuando se habla del enfoque territorial para la paz debe entenderse desarrollo local, rural. Estamos hablando del 94 % de la superficie del país y del 32 % de la población. La construcción de la paz querida implica a nuevos actores. El sector privado, la cooperación internacional y los agentes financieros son claves para acelerar los cambios. Educar para la sostenibilidad incluye: fomento de las economías locales, energías renovables, agua potable, nuevas ciudadanías, adaptación para el cambio climático, resiliencia, agricultura y ganadería sostenibles, fortalecimiento de identidades locales.

Y una última cosa, la verdadera paz, que es el desarrollo sostenible, hay que inventarla en cada territorio, para lo cual la innovación social y el fomento de procesos de diálogos colectivos pueden ser de gran ayuda.

Fuente artículo: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/la-paz-querida-manuel-guzman-henenssey-columna-el-tiempo/16639191

Foto: http://ciudadanosporlapazdecolombia.com/wp-content/uploads/2016/06/paz-_querida_2-360×200.png

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Samsoe

Por: Manuel Guzmán Hennessey / Fuente: http://www.eltiempo.com/

El papel que cumple la Academia de Energía es muy inspirador para las universidades de todo el mundo.

La revolución que hoy avanza en la isla de Samsoe, en Dinamarca, es un ejemplo para el mundo. Empezó cuando el ministro de Ambiente, Svend Auken, asumió en Kioto el compromiso de reducir 20 por ciento las emisiones de carbono. Una meta ambiciosa que generó escepticismo. Pero el ministro formuló un plan de transformación energética aún más ambicioso, para avanzar hacia una economía libre de carbono. Entonces Soren Hermansen empezó a trabajar en Samsoe con una visión que desafiaba la consigna de ‘pensar globalmente y actuar localmente’. Propuso algo más concreto: piensa local y actúa local. Invitó a los ciudadanos a mirar su territorio y poner manos a la obra en las energías, el nudo de la crisis y el corazón de las soluciones. Lo que han logrado hasta hoy bien se puede reproducir en Colombia, país de costas y de activas ciudadanías locales.

Samsoe será neutral en carbono en el 2020 y cero carbono en el 2030. Los habitantes de la isla, 3.724 personas que ocupan 113 kilómetros cuadrados, están orgullosos de ser ya autosuficientes. La estructura que han logrado construir, con apoyo de la alcaldía local, les alcanza para venderle energía a Aarhus, la ciudad más cercana. El eje de la revolución es la energía generada por el viento. Toda una industria de herreros, ingenieros y emprendedores locales para desarrollar la tecnología de los parques eólicos instalados en el mar. Pero el enfoque de la transformación va más allá: un nuevo tipo de valor de futuro que incluye, además de lo económico, lo social, lo cultural, lo ambiental y lo educativo. Por eso trabajan en frentes complementarios: distritos generadores de calor que aprovechan biomasa de agricultura, electricidad eólica, turismo de bajo impacto, transformación del sistema de transportes, economías locales y generación de empleo. Samsoe tiene en cuenta que los cambios deben ser graduales, estructurales y sistémicos. Dinamarca ofrece un ejemplo de gradualidad con el gas natural, combustible de transición, que aporta la quinta parte de su energía.

El papel que cumple la Academia de Energía (www.energiakademiet.dk) es muy inspirador para las universidades de todo el mundo, indispensables en el urgente y gigantesco desafío de construir una nueva sociedad. La clave del éxito es la virtuosa mezcla de la participación local (privada y pública), lo nacional, lo tecnológico, lo empresarial y lo educativo.

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/samsoe-manuel-guzman-henenssey-columna-el-tiempo/16628318

Foto: http://mitsloanblog.typepad.com/mit_clean_energy/2011/03/sams%C3%B8-a-renewable-energy-island.html

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