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Educación emocional en las escuelas: ¿sí o no?

Por: Mariana Otero. 

Es la estrategia pedagógica del momento, que busca mejorar el desempeño a través del desarrollo de habilidades emocionales. Se utiliza cada vez más en el mundo, pero no todos están de acuerdo: algunos afirman que persigue el disciplinamiento del sujeto.

os promotores de la educación emocional aseguran que más del 70 por ciento del “éxito” en la vida adulta depende de las habilidades emocionales desarrolladas en la niñez. Es decir que el aprendizaje estaría ligado indefectiblemente a las emociones.

La fundación Educación Emocional, que dirige el psicólogo Lucas Malaisi, promueve en la Argentina una ley de educación emocional (Corrientes y Misiones ya tienen la suya) para que todas las escuelas públicas desarrollen el conocimiento personal, la automotivación y la empatía, entre otras cosas.

El proyecto plantea la creación de un espacio, transversal y curricular para los alumnos, pero también espacios para que aprendan los padres y los docentes (fundacioneducacionemocional.org).

La educación emocional, que comenzó a difundirse en ámbitos educativos en los últimos años en la Argentina y en el mundo, busca educar las emociones, a las que se considera habilidades que permiten mejorar el desenvolvimiento social y los aprendizajes. Se basa en el autoconocimiento y en la autorregulación.

Diversos países la aplican en las aulas y hasta la incluyen en los lineamientos de sus políticas públicas. Pero, además, organismos internacionales como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) promocionan esta práctica como eficaz.

Quienes adscriben a esta idea argumentan que en los tiempos que corren es preciso promover las “inteligencias emocionales” y dejar atrás los esquemas de la escuela tradicional que pone el foco en el raciocinio.

Sin embargo, y pesar de que cada vez hay más evidencia científica del papel que juegan las emociones en la vida de las personas, no todos están de acuerdo en que es beneficioso implementar políticas y prácticas de educación emocional en los colegios.

Consultamos a dos especialistas para debatir por qué sí o por que no introducir la educación emocional en las escuelas.

Sí: una vida más plena

Iliana Bustos, abogada y coach profesional, explica que el mundo de las emociones de los seres humanos ha sido soslayado en la educación tradicional, anclada en el paradigma cartesiano de que lo privativo y distintivo del ser humano es la razón.

“En la actualidad, y en especial a partir de la difusión del concepto de inteligencia emocional planteado por Daniel Goleman, la temática vinculada al emocionar humano ha cobrado particular relevancia. De manera especial, y enfocada a obtener mejores resultados, se la considera seriamente en los ámbitos educativos, laborales, y en general en cualquier organización en la cual las personas interactúen”, plantea.

El concepto de inteligencia emocional, explica Bustos, hace referencia a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos.

“Para Goleman, la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales”, sostiene la especialista, quien asegura que estas teorías tienen jerarquía científica. “La clínica médica ha reconocido la directa incidencia del factor emocional, no sólo en la aparición y desarrollo de numerosas patologías, sino también en las posibilidades y alternativas de recuperación de enfermedades y mantenimiento de la buena salud. En cuanto a las capacidades y destrezas incluidas en el concepto de inteligencia emocional, estas revisten una influencia dirimente no sólo en el aprendizaje, sino también en todos los ámbitos del quehacer humano”, remarca. Y sostiene que las emociones predisponen a la acción.

En este sentido, puntualiza, el alumno que se asombra, se interesa y confía en sus capacidades aprende con rapidez y es capaz de retener nuevos conceptos y relacionarlos con otros ya conocidos. Es decir que puede gestionar de manera autónoma su propio aprendizaje.

“De igual manera, logrará relaciones sanas y productivas con sus congéneres y con sus maestros desarrollando un sentido de integración y participación no sólo en la escuela, sino en su vida en general”, plantea Bustos.

Y agrega: “Los beneficios de la inteligencia emocional en los niños y adolescentes son múltiples: la mejora de la conducta, la creación de una autoestima sana, hace a los niños y adolescentes más responsables, seguros y autónomos, ayuda en el bienestar personal y a desarrollar las habilidades sociales básicas para cualquier tipo de relación”.

Bustos remarca que, cuando las personas se conectan con sus propias emociones y aprenden a reconocerlas y gestionarlas de manera eficaz, “sus vidas adquieren una dimensión más plena, se potencian sus naturales aptitudes, obtienen logros más significativos en todas sus iniciativas y se convierten en personas más activas, felices y satisfechas con su vida”.

Para la especialista, el aprendizaje emocional debe iniciarse en los docentes. “Sólo quien puede reconocer y conectarse con su propio mundo emocional puede propiciar a que otro lo haga. El docente tiene que ser capaz de generar contextos emocionales propicios al aprendizaje, generar climas emocionales que despierten interés, atención y entusiasmo por aprender”, opina.

No: es disciplinamiento

Ana Abramowski, investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso, Argentina), explica que la “educación emocional” propicia que los individuos deban autoexaminarse con detenimiento para apaciguar y aplacar (regular) aquellas emociones que se encuentren confusas o se consideren negativas y, por lo tanto, dañinas.

Otro pilar de esta educación, dice, es el énfasis en lo positivo: tener actitudes y conductas positivas, construir relaciones positivas, crear climas positivos.

“Mi posición es contraria a las políticas y prácticas de educación emocional”, sostiene Abramowski, quien explica que discutir este tipo de educación no significa negar que la práctica educativa, el trabajo docente, la enseñanza y el aprendizaje estén atravesados por afectos y emociones.

“Discutir con la educación emocional implica poner sobre la mesa que no hay una única manera de concebir las emociones en su vínculo con la educación. Es imperioso considerar las emociones en su ambigüedad, atravesadas por relaciones de poder, contradicciones, ideologías, políticas y disensos”, remarca. Y agrega: “En lugar de aislar e intentar regular y acallar las emociones que circulan en las escuelas, en lugar de enfatizar el carácter adaptativo de la educación, considero preciso comprender por qué se producen unas emociones y no otras, cuánto pueden estar hablando de desigualdades e injusticias como así también de experiencias movilizantes y enriquecedoras”.

Estos son algunos de los argumentos de la investigadora de Flacso:

Esta clase de educación se centra en el disciplinamiento de los individuos. Lo emocional, lejos de explorarse, comprenderse y, por qué no, amplificarse, es sometido a la autorregulación. En este sentido, se trata de una educación con una fuerte impronta adaptativa.

El énfasis en las emociones positivas niega y obtura las emociones difíciles y poco clasificables (que se califican con el simple rótulo de “negativas”), emociones que forman parte de lo humano y cuyo destino no debería ser la simple regulación.

Para la educación emocional, las emociones son simples, transparentes, auténticas y están ubicadas en el yo. No tienen historia ni están atravesadas por relaciones de poder, condiciones materiales, ideologías ni políticas.

El énfasis de la educación emocional en el trabajo de autoexamen y autorregulación de los individuos deposita en cada persona la responsabilidad de su éxito o de su fracaso, de su alegría o de su sufrimiento. Por estos motivos, la educación emocional psicologiza, individualiza, descontextualiza y emocionaliza los problemas educativos.

Fuente del artículo: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/educacion-emocional-en-escuelas-si-o-no

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En los últimos 35 años, hubo 10 paros docentes por ciclo lectivo

Por: Mariana Otero.

 

  • Es el promedio anual en Córdoba desde la recuperación de la democracia hasta 2018.
  • A nivel nacional, en igual período, la media fue de 12 días sin clases al año por huelgas de maestros.

Los alumnos del nivel primario de Argentina tienen, desde hace 35 años, 12 paros docentes en promedio cada año, según revela un informe del Observatorio Argentinos por la Educación. En 2018, la media a nivel nacional fue de 13 huelgas. En Córdoba, hubo siete paros el año pasado y un promedio de 10 desde 1983 hasta la fecha.

Las tres jurisdicciones con mayor cantidad de huelgas docentes el año pasado fueron Chubut (78 días), Neuquén (53) y Buenos Aires (25). Las provincias con menor cantidad de días de protestas sin asistencia a clases fueron Catamarca, Corrientes, La Pampa, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis y Tucumán: en todos los casos fueron tres jornadas.

Los datos surgen del trabajo “¿Cuántos días de paro docente hay en Argentina en el nivel primario?”, de David Jaume, economista e investigador del Banco de México. El informe se basa en un documento de trabajo del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata, donde se recogen las cifras sobre días de paro docente en el primario en cada jurisdicción entre 1983 y 2014. Este nuevo estudio actualiza la información hasta 2018.

Al tomar el promedio anual, las provincias con más días de paro docente desde 1983 hasta 2018 son Neuquén y Santa Cruz (16 días por año cada una), mientras que en Chubut, Jujuy, Río Negro y Tucumán fueron 15 jornadas de huelga en cada caso. Formosa y La Pampa tienen el promedio más bajo en los últimos 35 años: seis días cada una. En Ciudad de Buenos Aires, Misiones y San Luis fueron siete en cada jurisdicción.

Desde 1983 hasta 2018, el año de mayor cantidad de huelgas a nivel nacional fue 1988, con 45 paros. Y los años con menos paros fueron 1984, con dos, y 2015, con cuatro.

Por ley, en la Argentina, desde 2003, los ciclos lectivos deben garantizar 180 días de clases en todo el país.

Según el informe, un estudiante que ingresó a primer grado y realizó su escolaridad en los seis años previstos pasó por 72 días de paro docente. Casi tres meses en seis años o el 40 por ciento de un ciclo lectivo completo de 180 días de clase.

Las cifras varían entre las provincias. Un alumno que empezó la primaria en 2013 en Santa Cruz y egresó en 2018 pasó por 261 días de paros docentes o, lo que es lo mismo, perdió un año y medio de clases (tomando el ciclo lectivo obligatorio). En Chubut tuvieron 208 días en el mismo período; en Tierra del Fuego, 181 días o un ciclo lectivo completo en seis años; y en Neuquén, 169.

En el otro extremo, un alumno que completó los seis años de la primaria en San Luis, tuvo 12 paros docentes; en San Juan, 19, y en La Pampa, 23.

“La evidencia indica que países con más horas de clases no necesariamente obtienen los mejores resultados en pruebas internacionales. Esto se debe, en parte, a que los países difieren en muchísimos más factores que en sus horas de clase. Pero sí existe evidencia clara de que incrementos en las horas y días de clases dentro de un mismo país generan mejoras en los resultados educativos”, sostiene David Jaume.

Y agrega: “No es lo mismo para un niño asistir al colegio y tener horas de clase, que no hacerlo. La formación de capital humano que tiene lugar dentro de los establecimientos educativos pone de manifiesto el rol fundamental de los maestros para mejorar el futuro de sus alumnos. Pero para ello, alumnos y docentes deben reunirse en el aula”.

Guillermina Tiramonti, investigadora del área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) opina: “El informe da cuenta de la importancia numérica de las huelgas docentes y, a la vez, de lo errático de este fenómeno ya que afecta de modo desigual a las jurisdicciones y presentan una dinámica geográfica y temporal difícil de asociar a alguna situación específica. La huelga está asociada a dos fenómenos que deben ser estudiados: uno, la dificultad política de gobernar el sistema y generar condiciones estables para el funcionamiento de las instituciones escolares y, dos, el impacto de este fenómeno en la calidad de los marcos de socialización y aprendizaje de los alumnos”.

Manuel Becerra, profesor secundario y formador docente, sostiene: “Los docentes no hacemos paro porque nos neguemos a trabajar o a la innovación. Hacemos paro, como recurso de última instancia, para atraer la atención de la ciudadanía y para defender nuestro trabajo. Aquí hay una paradoja: la huelga y, más ampliamente, la conflictividad con nuestros empleadores nos distrae de nuestro trabajo, pero si no hacemos huelga nuestro trabajo entra en peligro. ¿Quién tiene la responsabilidad real de generar buenas condiciones de trabajo, y de educabilidad para nuestros alumnos? Esa, y no otra, es la pregunta por responder entre todos”.

Fuente del artículo: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/en-ultimos-35-anos-hubo-10-paros-docentes-por-ciclo-lectivo

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Educación sexual, pero con enfoque moralista

Por Mariana Otero

LO MÁS IMPORTANTE
  • La ley nacional que obliga a incluir el tema en las escuelas sugiere abordarlo con una visión integral.
  • En Córdoba, hay limitaciones.
  • Los prejuicios y el temor a la reacción de las familias obstaculizan la implementación.
  • Pero, a la vez, se involucran más docentes.

Cada vez más escuelas incluyen la educación sexual en las aulas, pero el enfoque sigue siendo más “moralista” que integral y persisten dificultades para su implementación, vinculadas a los prejuicios y al temor a la reacción de las familias.

Los datos surgen del relevamiento 2016/2017, publicados en el documento Estado de la implementación de la educación sexual integral (ESI) en instituciones educativas de Córdoba, realizado por el Ministerio de Educación de la Provincia.

Del trabajo participaron 2.600 escuelas, públicas y privadas, de nivel inicial, primario, secundario y superior. Es decir, el 56 por ciento del total de centros educativos de la provincia.

La información revela que, a 12 años de sancionada la ley 26.150 de Educación Sexual Integral (2006), el 85 por ciento de las instituciones de todos los niveles realiza acciones y actividades relacionadas con la temática. Más de la mitad de las escuelas lo hace de manera sistemática y el resto, esporádica. Pero todavía hay obstáculos para su plena implementación.

Esta radiografía de la aplicación de la ESI, más el debate que desató la legalización del aborto (que incluyó los déficits de información en diversos sectores de la sociedad), obligó a la Provincia a impulsar una especie de refundación de la educación sexual y a preguntarse por qué el tema aún no está instalado por completo en las escuelas.

El secundario es el que presenta más dificultades; en especial, con el compromiso de los docentes. Sin embargo, hay deudas en todo el sistema educativo ya que persiste un enfoque moralista, por encima del integral, con diferencias notorias entre escuelas de gestión estatal y privadas.

En el secundario

Según el informe oficial, el 85% de las escuelas secundarias aborda la ESI, mientras que sólo el 30% lo hacía antes de sancionarse la ley. En la actualidad, el 59% trabaja el tema de manera planificada y sostenida, frente al ocho por ciento que lo hacía antes de 2006.

En contraposición a lo que ocurre en el nivel inicial y primario, en la secundaria es alto el porcentaje de profesores que no participan en acciones vinculadas a educación sexual. Sólo dos de cada 10 (21%) escuelas tiene a su plantel docente completo involucrado en la temática. Estos casos ocurren en escuelas en las que la gestión directiva se compromete de manera particular con su implementación e, incluso, figura en el proyecto institucional.

El bajo porcentaje de profesores involucrados estaría vinculado a características propias del nivel: muchos docentes, escasa articulación, falta de espacio y tiempo para trabajar en conjunto y fragmentación del conocimiento en asignaturas diversas.

Aquellos que se interesan de manera activa indican que lo hacen por demanda de la institución y de los propios alumnos. También, y en este orden, por iniciativa personal, por la capacitación recibida, por solicitud de los supervisores y por la demanda de las familias.

Los enfoques relacionados con valores religiosos o espirituales predominan en colegios privados (63%) y caen en los estatales (37%). La abstinencia y fidelidad también son tópicos que se abordan con más fuerza en las instituciones aranceladas, la mayoría de ellas confesionales.

El 42% de las escuelas, en general, utilizan un enfoque moralista (religioso-espiritual), mientras que el 40%, uno integral –recomendado por la ley nacional–, que incluye aspectos vinculados con el cuidado de la salud y el cuerpo, la diversidad sexual, la perspectiva de género, derechos y afectividad. El 15%, en tanto, sigue reduciendo el tema a aspectos biológicos.

En las escuelas estatales, un 30% utiliza un enfoque basado en la biología (16% en las privadas), mientras que el 58% de las privadas sostiene un enfoque moralista (21% en las estatales).

El relevamiento muestra, además, que el principal obstáculo para la implementación son los prejuicios en relación al tema (58%) y el temor a la reacción de las familias (37%).

En relación con las trabas institucionales, la mayoría de los consultados acuerda que la principal es la falta de tiempo para la planificación colectiva (78%).

En el nivel inicial

El 87% de los jardines de infantes realiza acciones de educación sexual integral y casi todos los docentes están involucrados por interés personal (21%), solicitud institucional (70%), porque recibió capacitación (69%), por necesidad de los alumnos (49%), por pedido de supervisión (41%) o por necesidad de las familias (38%).

Se abordan temas relacionados al cuidado del cuerpo y la salud, a la expresión de emociones, a los vínculos saludables, a la violencia de género, al maltrato y abuso sexual, a la sexualidad y amor y a valores espirituales y religiosos.

Los enfoques integral (43%) y moralista (42%) son los predominantes, aunque varían de manera notable según se trate de escuelas de gestión estatal o privada. En las estatales, el 34% lo aborda desde un punto de vista moralista mientras que en las privadas ocho de cada 10 (78%) utilizan una visión basada en espiritual y religioso.

En las estatales, el 49% utiliza un enfoque integral y el 10%, basado en lo biológico. En las privadas, en tanto, sólo 18% integral y tres por ciento, con foco en la biología.

De qué se habla en las escuelas sobre el tema

La investigación revela cómo se enseña educación sexual.

42% Esta proporción de las escuelas utiliza un enfoque moralista (religioso-espiritual), contra un 40% que enseña de una manera integral, que es el recomendado por la ley aprobada en 2006.

63% Los enfoques relacionados con valores religiosos o espirituales predominan en colegios privados (63%) y caen en los estatales (37%). La abstinencia y fidelidad, eje en los confesionales.

79% La violencia de género se aborda en el 79% de las escuelas estatales (y el 61% de la privadas). La diversidad sexual, 69% estatales y 50% privadas. Prevención de embarazos: 53% estatales y 31% privados.

Fuente del artículo: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/educacion-sexual-pero-con-enfoque-moralista
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El método de enseñanza de Matemáticas cambia en 2019

Argentina / 3 de junio de 2018 / Autor: Mariana Otero / Fuente: La Voz

A partir del año que viene, todas las escuelas primarias y secundarias del país comenzarán a implementar un nuevo método de enseñanza de Matemáticas. Así lo confirmó a La Voz Mercedes Miguel, secretaria de Innovación y Calidad Educativa del Ministerio de Educación de la Nación.

Se busca levantar el pobre desempeño que logran en Matemáticas, desde hace años, los alumnos en todos los niveles. Este año, las pruebas Aprender volvieron a mostrar que siete de cada 10 estudiantes secundarios tienen dificultades para realizar operaciones matemáticas. “A diferencia de otras áreas, en Matemáticas no estamos viendo una mejora. Hoy la tendencia es de estancamiento. Tenemos que salir de esta situación”, subrayó Miguel.

Funcionarios de la cartera educativa nacional comenzaron, el lunes pasado, una maratón de reuniones con expertos franceses para escuchar las transformaciones que implementará el país europeo en esta área. Más tarde, técnicos de todas las provincias se sumaron a la Mesa Federal de Matemáticas, que trabajó hasta ayer a la tarde.

Según confirmó el Ministerio de Educación de la Provincia, Córdoba envió tres referentes en matemáticas, especialistas en currículum, en formación docente y en evaluación. La idea es llegar a un consenso nacional sobre cuáles son los nuevos Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP) nacionales y los diseños curriculares.

Mercedes Miguel anticipó que las primeras medidas comenzarían a aplicarse en el segundo semestre de este año, aunque la reforma tomará forma el año que viene. Para ello será necesario avanzar en la formación docente y en el cambio de las prácticas pedagógicas; ambos, fundamentales para el éxito de la propuesta.

Modelos de reforma

Desde el Ministerio nacional confirmaron que el método de enseñanza de Singapur es uno de los que está analizando. Se basa en un enfoque en espiral; es decir, en términos prácticos, que cada tema recoge el anterior para consolidar los conceptos y después avanzar. Se parte de lo concreto para llegar, al final, a un nivel mayor de abstracción.

El método ha demostrado ser eficaz: Singapur se ubica, desde hace años, al tope del desempeño de Matemáticas en distintas pruebas de evaluación internacional. Hace tres semanas, funcionarios nacionales se reunieron con expertos del país oriental. Y esta semana, lo hicieron con sus pares franceses, con quienes, meses atrás, firmaron convenios de cooperación.

En este marco, el inspector general de educación de Francia, Charles Torossian, compartió el martes en Buenos Aires las “21 medidas para la enseñanza de Matemáticas”, que promueve el Ministerio de Jean-Michel Blanquer.

“Estamos en etapa de escuchar, de avanzar en propuestas de transformación en distintas áreas de planificación estratégica. Queremos entender con los especialistas cuáles son las medidas concretas que vamos a tomar para revertir esta tendencia y mejorar”, planteó Mercedes Miguel.

La reforma que impulsa el gobierno de Emmanuel Macron se basa en el diseño de un modelo propio, aunque mirando a Singapur. La Argentina pretende hacer también una versión local en base a los métodos ya probados como exitosos.

Las 21 medidas francesas comienzan en el primario y priorizan la práctica docente y la pedagogía. Además, desarrollan un modelo de acompañamiento a maestros que posibilite monitorear y trabajar en las prácticas de los profesores.

“Francia toma del modelo Singapur, la simpleza de tener un método, la simpleza en cuanto a los contenidos que utilizan, la modelización y el uso de distintos materiales para que los chicos se puedan apropiar de la comprensión de las Matemáticas. Poner a la abstracción en la última etapa. Tienen el foco puesto en la práctica docente, en cómo se enseñan las matemáticas”, explicó Miguel.

Plazos y acciones

“Se implementará en 2019, pero hay acciones de corto plazo que podríamos comenzar en el segundo semestre de este año. Por ahora estamos en una etapa de diagnóstico, de profundización de propuestas con las distintas provincias, de lograr un consenso para, luego, firmar un acuerdo en el Consejo Federal con todos los ministros”, planteó la secretaria de Innovación y Calidad Educativa de la Nación.

Y agregó: “Esperamos a fin de este año tener algunas acciones concretas desde el Instituto Nacional de Formación Docente, ir modificando contenidos. No nos queremos adelantar porque estamos en pleno proceso de producción y consenso”.

La reforma en el método de enseñanza abarcará a los alumnos de primaria y secundaria. Se tomará el sistema educativo “como un todo”. Con especial énfasis en las transiciones; es decir, el paso de nivel inicial a primaria, de primaria a secundaria y de secundaria al nivel superior.

“Vamos a proponer al sistema educativo un plan estratégico para la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas donde se pueda visualizar cuáles son los objetivos de mínima que deben alcanzar todos los alumnos en la Argentina. Desde sala de 4 hasta los 18 años”, subrayó Miguel.

Fuente del Artículo:

http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/el-metodo-de-ensenanza-de-matematicas-cambia-en-2019

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Repitencia, una estrategia con poco resultado

Mariana Otero

El Ministerio analiza cambios en el sistema de evaluación. Volver a cursar todo igual no garantiza el aprendizaje.

Un grupo de adolescentes repitentes de una escuela ubicada en una zona marginal de la ciudad de Córdoba aseguran que sienten que han fracasado porque se quedaron de año. Creen que es su culpa y dicen que sus padres y profesores opinan lo mismo.

En Córdoba, cada año, repiten unos 30 mil estudiantes de primaria y secundaria. Las cifras vienen en leve descenso en los últimos años, pero los índices de permanencia en el sistema no mejoran. ¿Repetir de año es una estrategia válida para lograr los aprendizajes deseados? ¿O es la antesala del abandono?

Hace tiempo que en el mundo se analizan nuevas alternativas. En algunos países, la repitencia no existe (Noruega, Japón o Israel, por caso); y en otros, es excepcional, como Finlandia y Costa Rica.

Los operativos de evaluación nacional e internacional revelan que el nivel de desempeño de los repitentes es inferior al de quienes promocionan.En este sentido, el Ministerio de Educación de Córdoba estudia cambios en el sistema de evaluación y analiza diversos formatos.

“No se está pensando en eliminar la repitencia, pero sí en hacer ajustes, porque nos interesa que los chicos aprendan y que la evaluación dé cuenta de lo que el alumno puede y no de lo que no puede. Significará esfuerzo: estudiar más y modificar prácticas de enseñanza”, indica Delia Provinciali, secretaria de Educación. A fin de año, se presentarán propuestas de cambio.

En general, expertos y docentes coinciden en que la repitencia no ayuda a aprender si no se modifican las estrategias pedagógicas del año anterior. Además, sostienen, afecta la autoestima. A mayor edad del alumno, más alta es la probabilidad de obtener un desempeño bajo.

“Si se repite el grado o el año y no se modifican las estrategias de enseñanza y de aprendizaje y las formas de interactuar con el alumno –en las que muchas veces reside el problema– repetir es repetir el fracaso, con todas las consecuencias negativas a nivel motivacional, de relación con los pares y de estigma, que empeoran la situación”, subraya María Fernanda Freytes, magíster en Lingüística y docente en la UNC.

Sistema obsoleto

Tomás Montiel, maestro de primaria, opina: “La repitencia es el eslabón de un sistema que es viejo y obsoleto. Hay mucho para debatir sobre qué y para qué repetir ¿Qué significa repetir? ¿Repetir significa aprender? ¿Qué dificultades acarrea en un niño? ¿El sistema educativo genera las condiciones necesarias para promover el aprendizaje por sobre la repitencia?”.

Darío Delicia Martínez, especialista en Lectura y Escritura, investigador de la UNC, explica que la repitencia no es en sí misma una estrategia pedagógica, sino que es un fenómeno educativo que interpela al Estado y a la escuela a revisar sus modos de promover el rendimiento escolar.

“Con frecuencia se la asocia a la impericia de los alumnos, sin embargo, factores más radicales, como los problemas de aprendizaje, las circunstancias familiares o la adecuación de los contenidos curriculares por curso son, a mi juicio, las principales causas de la repitencia”, plantea. Y agrega: “Resulta complejo evaluar la conveniencia de que un estudiante repita un curso. Si se la entiende como una ‘nueva oportunidad para aprender’, la repitencia será una alternativa de solución, pero, lamentablemente, no es esta valoración positiva la que prevalece”.

Eduardo Suárez docente en el Ipem 2 dice que cuando repiten, los chicos sienten un fracaso personal. “Pero creo que el fracaso es del sistema escolar”, apunta.

Adriana Kloppenburg, directora de la escuela Alfonsina Storni, considera que no es un buen instrumento pedagógico, ya que no valora lo que los estudiantes hicieron bien. “Al repetir deben cursar todo el año, aun las materias que fueron aprobadas. Creo que habría que pensar un sistema en el que los chicos puedan ir aprobando por materias y no por año. En mi experiencia, generalmente les va peor cuando repiten que cuando cursaron el año por primera vez”, subraya.

Natalia Gianotti, profesora de educación especial y maestra integradora, cree que repetir puede ser beneficioso sólo en casos excepcionales. “Los estudiantes que repiten de grado tienen más posibilidades de abandonar la escuela. Son, en su mayoría, de sectores vulnerables”, plantea.

Silvana Belda, profesora de Educación Física en un colegio privado, sostiene que la repetición sirve, en ocasiones, en los primeros grados, cuando los alumnos no tienen la madurez suficiente.

“En la secundaria, depende mucho de cada alumno y también influye la familia. Nosotros, en general, hemos tenido buenas experiencias en lo pedagógico. El factor afectivo influye muy fuerte en adolescentes. A veces les cuesta vivir las experiencias en su nuevo curso y anhelan lo que hacen sus excompañeros”, remarca.

Delia Altamirano, profesora en el secundario, piensa que, en algunos casos, la repitencia sirve como una experiencia de crecimiento. Aunque no siempre.

“En Córdoba, los alumnos tienen permitido cambiar de especialidad, en casos específicos. Esto significa una trampa al sistema porque pasan de año, pero con muchas materias, previas y equivalencias. En este caso terminan repitiendo al año siguiente. El 70 por ciento de los chicos que pasan con tres materias previas repite el año que está cursando”, opina.

Mariano Montiel, profesor de Electrónica, remarca que los docentes deben adaptarse a los modos de aprender de las nuevas generaciones. “Si el alumno aprendió o no debería ser lo que nos debería llevar a hacer que pase o no de año.

Las cifras oficiales de la repitencia

Repetidores. Primaria: 4.568 alumnos (año 2016). El 1,3 por ciento de la matrícula. Secundaria: 23.994 estudiantes: 7,5% de la matrícula. La mayoría de los repetidores son de segundo año y de primero, en ese orden.

Sobreedad. (Alumnos con edad mayor a la teórica correspondiente al grado en el cual están matriculados). Secundaria: 88.836 alumnos (27,8%). El curso con mayor cantidad de chicos con sobreedad es tercer año (31,1%).

5,5%. Tasa de abandono anual o deserción (porcentaje de alumnos matriculados que abandonan el sistema antes de finalizar el año escolar).

9,5%. Tasa de abandono interanual (porcentaje de alumnos que no se matriculan en el año lectivo siguiente). Cuarto año es el más crítico: 12,7%.

Fuente del articulo: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/repitencia-una-estrategia-con-poco-resultado#

Fuente de la imagen:

http://staticf5a.lavozdelinterior.com.ar/sites/default/files/styles/landscape_1020_560/public/nota_periodistica/educacion_31.jpg

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Cómo enseñar a los chicos a leer y a escribir, un debate que se actualiza

Por:  Mariana Otero

La Nación dio marcha atrás con su idea de cambiar el actual método de aprendizaje. Los investigadores aseguran que la psicogénesis es la causante de las fallas en la comprensión lectora. Sostienen que es necesario aplicar la “conciencia fonológica”, que permite aprender a leer antes, y producir textos en su contexto social. Estudiantes de Ingeniería desarrollaron una “app” que enseña a través del juegoAna Borzone: La pobreza no es una excusaLa nueva tarea del siglo 21

¿Cuál es la mejor manera de aprender a leer y a escribir? ¿Qué metodología da mejores resultados? ¿Es posible optimizar el rendimiento enseñando de una manera distinta y evitar así la repitencia y el abandono escolar?

El tema está en discusión desde hace décadas y ahora, después de 25 años de alfabetización con el actual método constructivista (la psicogénesis) –que sostiene que el origen del aprendizaje está en la psiquis–, vuelve a ponerse en el debate público.

Hasta fines del año pasado, el Ministerio de Educación de la Nación dejó trascender que habría modificaciones, que apuntaban a revalorizar lo que es conocido como “conciencia fonológica”, que se enfoca en la oralidad y en los sonidos de las palabras.

Sin embargo, con los cambios en los equipos técnicos nacionales se daría marcha atrás con la idea. Funcionarios del área se excusaron de confirmarlo o negarlo, aunque fuentes de la cartera confirmaron que ya se notificó a las provincias que no habrá transformaciones.

Ana María Borzone, investigadora del Conicet y una de las referentes de la perspectiva de la “conciencia fonológica”, fue invitada en noviembre para explicar en el Palacio Sarmiento las ventajas de dicha metodología.

“Los chicos para poder leer y escribir textos tienen que aprender a leer y a escribir palabras. Para aprender hay que enseñarles de manera sistemática. Una manera activa es a través del desarrollo de la conciencia fonológica y la enseñanza de las correspondencias (entre letras y sonidos). La conciencia fonológica no es un método; es una metodología más abarcativa y compleja, que no sólo enseña a leer y a escribir palabras, sino que enseña a comprender y a producir textos”, dice Borzone.

La experta asegura que la psicogénesis explica, en parte, el fracaso de los estudiantes en el secundario y es la causante de los problemas de comprensión de textos hasta en el ámbito universitario.

“Las investigaciones sobre este método revelan que los chicos se retrasan mucho en el aprendizaje y que no pueden comprender un texto porque no tienen fluidez para el conocimiento de palabras”, remarca Borzone.

Bibiana Amado, doctora en Ciencias del Lenguaje y docente de la Facultad de Lenguas de la UNC, explica que la alfabetización es un proceso de integración de prácticas sociales, cognitivas, lingüísticas y discursivas. La escritura es un modo de comunicación y es un sistema que demanda el dominio de un código.

“Cuando hablamos de conciencia fonológica no decimos que es igual a alfabetización. La conciencia fonológica se refiere a un conjunto de habilidades que nos permiten saber qué sonidos forman las palabras que escuchamos. Estas habilidades son parte del proceso de alfabetización”, dice.

Y explica: “Cuando se enfoca el proceso de alfabetización sólo desde la conciencia fonológica se corre el riesgo de limitar la comprensión de lo que significa el acceso a la lectura y a la escritura. Lo mismo sucede cuando se entiende que la lectura y la escritura no están vinculadas con la cognición sino que son prácticas sociales. Ese enfoque presenta un contrasentido porque la cognición humana es social. Así, podemos sostener que ambas prácticas del lenguaje tienen una dimensión social y cognitiva, lo que permite reconocer su complejidad”.

Fuentes del Ministerio de Educación de Córdoba dijeron que en las escuelas provinciales se aprende a leer y a escribir con una combinación de ambos enfoques.

 

Diferencias

Desde la perspectiva de la “conciencia fonológica” se trata de que los chicos sean capaces de encontrar la correspondencia entre grafemas (letras escritas) y fonemas (sonidos de esas letras). El punto de partida es la oralidad. Sus promotores aseguran que evita retrasos y que permite aprender a leer antes.

“La conciencia fonológica es la capacidad que desarrolla el niño de darse cuenta de que las palabras habladas, que escucha desde que nació, están compuestas de segmentos de sonidos, los cuales forman las palabras, y a su vez que esos segmentos (las palabras) están compuestos de sonidos individuales, que son las letras”, explica Alberto Fernández, doctor en Neuropsicología e investigador de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).

El maestro interviene de manera precisa, para enseñar la correspondencia entre el fonema y su representación visual.

“Se juega con los chicos a prolongar los sonidos. Por ejemplo, ‘sssooolll’. Los chicos empiezan a prestar atención al sonido, no al significado. Hay un aprendizaje implícito porque ya identifican los sonidos, miran las palabras que empiezan con el mismo sonido y relacionan el sonido con la letra y van infiriendo las correspondencias”, explica Borzone.

Asegura, además, que un niño puede aprender a leer y a escribir en tres meses.

Desde la perspectiva psicogenética, el proceso de alfabetización ocurre con relación a la interacción con el medio y las experiencias culturales. Se alienta a escribir “como salga”.

“Los chicos de alguna manera tenían que ‘adivinar’ qué palabras estaban escritas, tenían que escribir como les pareciera y no se corregía el error”, refiere.

“Estos estudios basan su propuesta en la teoría de que el niño, al interactuar con palabras y textos va generando hipótesis mentales sobre el lenguaje y va construyendo su lengua escrita pasando por distintas etapas”, explica María Fernanda Freytes, magíster en Lingüística y docente en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba.

Los detractores de este método sostienen que, de esta manera, no se llega a la comprensión de los textos y que no es efectiva en la alfabetización de niños de sectores empobrecidos.

“Aprender a escribir no es un proceso espontáneo, sino que supone mucha reflexión sobre el lenguaje”, sostiene Freytes. Y agrega: “No debe verse como una mera técnica mecanicista. El objetivo principal es automatizar las asociaciones de sonidos y letras para no ocupar espacio mental en ello y dedicarlo a la producción de textos en su contexto social”.

 

Metodologías

Dos posturas. Especialistas afirman que es necesario un cambio. En la actualidad se implementa en las escuelas el método constructivista (la psicogénesis), en el que el proceso de alfabetización ocurre en relación a la interacción con el medio y las experiencias culturales. Se alienta a escribir “como salga”… Los especialistas sugieren aplicar el de la “conciencia fonológica”, es decir el de las correspondencias entre letras y sonidos.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/como-ensenar-los-chicos-leer-y-escribir-un-debate-que-se-actualiza
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Cómo estimular cerebros en el aula

Por: Mariana Otero

Expertos aseguran que la actividad cerebral en una clase tradicional es casi nula. Para lograr el conocimiento, se necesita la emoción. La neurodidáctica da algunas pistas, pero también genera inquietudes entre quienes piden complementarla con la psicología y la pedagogía. El adiós a las clases magistralesUn interesante camino por recorrer

¿Cómo aprende el cerebro? ¿Es posible utilizar todo el potencial que tiene para mejorar el rendimiento y, de paso, dejar en el olvido las clases magistrales?

La pregunta se repite en todo el mundo donde comienza a aparecer la neurodidáctica (la disciplina que estudia cómo aprende el cerebro) como una posibilidad de cambio. Para la neuroeducación, entre otras cosas, el cerebro necesita emocionarse para aprender.

Pero no todos están de acuerdo en incorporar las neurociencias en las escuelas ya que, sostienen, es necesario que se complementen con la psicología educacional y la pedagogía. Además, todavía la fusión entre pedagogía y neurodidáctica es incipiente, y hay un largo camino por recorrer ya que supone un cambio en el paradigma tradicional educativo.

A las puertas de un nuevo año escolar, ¿es posible imaginar cambios basados en la neurociencia? ¿Se corre el riesgo de caer en una mirada biologicista que deje de lado la historia personal, el contexto socioeconómico y la dinámica áulica a la hora del aprendizaje? ¿Qué aporta la neurodidáctica?

“Se sabe que debido a los procesos de neurogénesis estamos en constante aprendizaje. Según estudios neurológicos, la capacidad de aprender se basa en la plasticidad del cerebro, la cual puede estimularse con el uso. Por tanto, la única manera de mantener la salud mental es estar atentos y curiosos a nuevos aprendizajes”, explica Marilina Rotger, neuro­psicoeducadora y maestra de primaria.

Para Rotger, la sorpresa, la motivación, la emoción, el deporte, la buena alimentación, la novedad o el trabajo en equipo son indispensables para favorecer el conocimiento. “No aprendemos al memorizar sino al experimentar, al involucrarnos y poner el aprendizaje ligado con la experiencia propia, los intereses y los ambientes que sean compatibles con nuestro cerebro”, indica Rotger.

MIRÁ. El adiós a las clases magistrales

Profunda

Así, la información novedosa se almacena en el cerebro de manera más profunda. “Diferentes estudios demuestran que la actividad cerebral registrada durante una clase es similar a la encontrada viendo televisión, es decir, prácticamente nula. El cerebro necesita emocionarse para aprender. Cuando adquiere información novedosa la procesa en el hemisferio derecho, afín con la intuición, las imágenes y el pensamiento creativo”, plantea Marilina Rotger.

Por tanto, el lenguaje y el discurso de tipo académico, dice la especialista, “no juegan un papel significativo en el aprendizaje”. Por el contrario, enfatiza: “Fomenta que los estudiantes lleven su atención hacia otros intereses, dado que no perciben nada del contexto que les cause placer”.

Magdalena Cáceres, médica especialista en neurología, explica que el ambiente y las demás personas ejercen una gran influencia en el desarrollo del cerebro.

“Es un órgano excepcionalmente plástico; es decir, capaz de cambiar estructural y funcionalmente frente a las experiencias, modificando los circuitos neurales existentes o creando nuevos”, indica Magdalena.

Y agrega: “El aprendizaje pone al descubierto esta posibilidad del cerebro humano de modificarse a sí mismo para adaptarse, aprender, adquirir habilidades y responder al ambiente. A este fenómeno se lo llama neuroplasticidad”.

Rotger insiste en que para entender cómo aprende el cerebro es importante conocer cómo siente; cómo procesa y almacena información.

“Los docentes pretendemos llegar a las redes cognitivas racionales con la información que damos a nuestros estudiantes, pero antes la información debe pasar por redes instintivas emocionales, por su cerebro emocional”, plantea. “Existen neurotransmisores que favorecen y ayudan en estos procesos si sabemos activarlos en los estudiantes”, remarca Rotger.

Para lograrlo, dice, los alumnos deben alcanzar el “circuito de recompensa”, que se conoce con las siglas DAS: la “D” es dopamina, la “A” es noradrenalina y la “S” serotonina.

“Si logramos motivar y emocionar a nuestros estudiantes en una clase, se activarán sus neurotransmisores del placer, la dopamina. Esta activará el neurotransmisor de noradrenalina, preparándolos para la acción que los motivó y, luego de realizar el proceso, se generará serotonina, volviéndolos al estado normal”, sostiene.

ANÁLISIS. Un interesante camino por recorrer

Escuchar más

En una entrevista publicada por el diario El País , de Madrid, Francisco Mora, doctor en Medicina y uno de los máximos referentes de la neuroeducación en España, explica: “Sabemos que, para que un alumno preste atención en clase, no basta con exigirle que lo haga”, insiste. El cerebro no aprende sobre la base de discursos.

“Más vale asistir a 50 clases de 10 minutos que a 10 clases de 50 minutos”, puntualiza Mora.

En la misma línea, Jesús Guillén, profesor de la Universidad de Barcelona y uno de los creadores de “Escuela con cerebro” –un blog sobre neurociencia aplicada a la educación–, plantea que, en promedio, entre el 70 y el 80 por ciento del tiempo en el aula transcurre con un profesor que habla.

Sin embargo, sostiene, investigaciones revelan que, cuando se cede protagonismo al alumno, el rendimiento aumenta.

Ciclo lectivo. Cuántos alumnos estudian en Córdoba.

Nivel inicial. 123.183 alumnos: 87.159 en escuelas estatales y 36.024 en privadas.

Primario. 347.736 alumnos: 251.325 en estatales y 96.411 en privadas.

Secundario. 318.540 alumnos: 189.564 estatales y 128.976 en privadas.

Especial. 7.221 alumnos.

Adultos. 57.423 alumnos.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/como-estimular-cerebros-en-el-aula

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