Panamá/21 de Agosto de 2017/La Estrella de Panamá
No ha pasado ni una semana desde que estrenó la película de Emoji, y ya ha generado respuestas mixtas. Algunos la aman, otros la odian, pero lo que no se puede dudar ni ignorar son las enseñanzas que nos deja la película animada.
Como psicóloga, siempre intento ver metáforas o enseñanzas profundas detrás de películas y series de televisión. Afortunadamente, es una habilidad que perfecciono con regularidad debido a mi amor por el cine y televisión –o por lo menos es lo que me digo a mí misma para excusar mi afición por Netflix. Esto fue exactamente lo que pasó cuando me senté con mi sobrina y mi popcornmixto a ver la película. Cuidado, spoilers se avecinan.
La película sigue las aventuras de Gene, un emoticono inusual, que solo quiere sentirse que pertenece en este mundo. Sin embargo, al ser injustamente diagnosticado como “defectuoso”, se embarca en esta travesía para volver a ser como todos los demás –solo para descubrir que es perfecto siendo como él es, y que su “mal funcionamiento”, más que un defecto es una gran fortaleza.
Aún cuando este mundo parte de la imaginación de los creadores de la película, la trama y problemáticas de la película se sintieron muy cercanas a la realidad educativa de nuestro país.
La Dra. Amy Houtrow, especialista y profesora del Hospital del Niño de Pittsburgh, explica que aún cuando ha habido una disminución en la presencia de discapacidades físicas, las dificultades de aprendizaje y trastornos del neurodesarrollo han incrementado significativamente en los últimos 20 años. Las causas de estos incrementos son varias –que oscilan en factores ambientales, socioculturales, biológicos y hereditarios.
Para nuestra fortuna, los estudios con referencia al tratamiento de estas dificultades de aprendizaje, han incrementado de manera paralela. Hoy, hay cada vez más especialistas capacitados para trabajar con esta población, y los padres se ven más abiertos a buscar tratamiento y ayuda psicológica. Pero, ¿cuál es el papel del colegio?
En la película de Emoji, cada emoticono tenía una cajita dentro de la cual trabajaba. Nuestro querido héroe, Gene, también tenía su cajita. Pero, su dificultad para manifestar un tipo de emoción en particular –para la cual había sido contratado– fue el causante del destierro orquestado por la directora del centro de emoticones. Nótese cómo uso la palabra dificultad, en lugar deincapacidad.
Hay una gran cantidad de niños en Panamá con la misma suerte que Gene. Niños que son rechazados, penalizados e injustamente catalogados por su dificultad de aprendizaje.
El Ministerio de Educación de Panamá exige a los colegios y maestros respetar estas dificultades de aprendizaje, a través de la inclusión de adecuaciones y modificaciones curriculares, cuando el diagnóstico de un profesional capacitado lo indique. De ser así, ¿por qué seguimos manteniendo un sistema educativo donde se espera que el alumno se adapte al mismo –en lugar de buscar estrategias para adaptarse al estudiante?
Si la educación no es una solución universal ni requiere de un enfoque genérico, ¿por qué seguimos penalizando a nuestros estudiantes que no cumplen los criterios de nuestra “cajita” educativa?
Los nuevos modelos educativos no solo promueven el uso de diversas técnicas para acomodarse a una gran variedad de necesidades y diferencias educativas, sino que también incentivan el respeto por la diferencia en estilos de aprendizaje.
Hay un verdadero temor por parte de muchos docentes en nuestro país de actualizar sus planes curriculares y estrategias académicas. Pero, más allá de esto, hay gran ignorancia por parte de las entidades superiores encargadas de capacitar a estos docentes.
La niña que llega al aula de clases con un diagnóstico de una dificultad de aprendizaje, no solo tiene que vencer el estigma que conlleva su dificultad, sino que también tiene la responsabilidad de convencer a sus docentes para adecuar el material educativo. ¿Qué pasa con la motivación académica de esta niña? ¿Qué pasa con la salud mental de esta niña?
Como profesional de la salud mental y apasionada de la educación, mi interés de escribir sobre este análisis es generar conciencia.
Conciencia en los profesionales de salud mental, para que incluyan dentro de sus informes psicológicos recomendaciones puntuales y prácticas que orienten al docente a adecuar su currículo para estos estudiantes.
Conciencia en los docentes, para que se instruyan y busquen herramientas que les ayuden a personalizar el aprendizaje para aquellos que más lo necesitan.
Conciencia en los directores y subdirectores escolares, para que modelen la necesidad de respetar y diferenciar en el aula de clases, e incentiven a sus docentes a actualizarse y educarse en los movimientos educativos del siglo XXI.
Conciencia en los padres, para que apoyen a sus hijos y responsabilicen a los sistemas educativos sobre los derechos que son otorgados a aquellos con dificultades de aprendizaje.
Y, conciencia en todos esos estudiantes que, como Gene, sufren día tras día para acomodarse a las exigencias curriculares. Para que sepan que no están solos, y son sus diferencias las que los hacen únicos y especiales.
Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/emoji-pelicula-metafora-para-nuestra-realidad-educativa/24017881