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Asilo y migración en la UE: cifras, hechos y el gran negocio del control migratorio en la Frontera Sur

FRONTEX y el registro de “cruces ilegales”

El último estudio del Parlamento Europeo sobre la migración recoge los datos que la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (FRONTEX) recopila sobre “los cruces ilegales de las fronteras exteriores de la UE registrados por las autoridades nacionales”.

Los datos del FRONTEX señalan que “en 2015 y 2016, se detectaron más de 2,3 millones de cruces ilegales. En 2019, el número total de cruces fronterizos ilegales en la UE se redujo a 141.846, su nivel más bajo desde 2013 y un 5% menos que en 2018″.

En el mismo informe advierten que una persona puede pasar por una frontera más de una vez, por lo que “el número de personas que vienen a Europa es en realidad menor“, aunque afirman que “en cualquier caso, los estados miembros han estado bajo una enorme presión”.

La tumba del Mediterráneo

Según el Parlamento Europeo “durante la primera mitad de 2020, un total de 23.288 personas arriesgaron sus vidas intentando llegar a Europa por mar, y se teme que alrededor de 248 personas pueden haberse ahogado en este intento”.

Las llegadas de personas migrantes al Estado español han descendido durante este 2020 casi un 40%. 11.460 personas han llegado a España en los siete primeros meses de este año, mientras que en el mismo periodo de 2019 lo hicieron 18.515, esto supone una caída del 38%.

Los datos que aporta FRONTEX recogen que casi 30.000 personas llegaron a Europa por vía marítima en 2019, frente al más de un millón en 2015. Además, reconoce que “sin embargo, la travesía por el Mediterráneo siguió siendo mortal, con 1.319 muertos o desaparecidos en 2018, frente a 2.277 el año precedente”.

“El régimen migratorio europeo deja un saldo récord de víctimas en las rutas hacia Europa, especialmente en el Mediterráneo” denuncian en su investigación porCausa. “Los dos grandes beneficiarios de este modelo son los grupos criminales de tráfico de migrantes y la Industria del Control Migratorio. Entre perdedores y vencedores, aflora una contradicción: el 13% de los trabajadores esenciales en Europa con un papel clave durante la crisis de la covid-19 son migrantes extracomunitarios, según los datos más recientes de la Comisión Europea” aseguran.

Montse Sánchez, de Caminando Fronteras, denunciaba a El Foro de Ceuta que “en las políticas de control migratorio prima la ley de extranjería y no el rescate. Ha cambiado el sistema de rescate de Salvamento Marítimo, ahora depende un mando único de la Guardia Civil que se coordina con Marruecos y hay un apagón informativo respecto a este ente. Esta serie de cambios provocan más muertes. Está llegando menos gente pero se siguen produciendo muchas muertes”.

En el último informe de la APDHA se recoge que hay un incremento en términos relativos de las personas que han fallecido intentando alcanzar España. En total, 34 personas más han muerto este año respecto a las que hubieran correspondido por volumen de llegadas de 2018″.

Cooperación con Marruecos y reactivación de la ruta de Canarias

El control del Mediterráneo y la “colaboración” con Marruecos -con el ingreso de 140 millones de euros- ha hecho posible que el reino alautia fabrique un muro anti-inmigrantes muy cerca del vallado español -finalizado antes de que España comenzase a retirar sus concertinas- y que despliegue al ejército e intensifique los controles en los bosques colindantes y las redadas violentas para trasladar a los migrantes subsaharianos hacia el sur para ser abandonados en medio del desierto.

Esta “cooperación” ha hecho que se reactive la ruta de Canarias, una ruta mucho más peligrosa y mortífera, que en los últimos días ha dejado tras de sí, dos naufragios con al menos 50 personas muertas y otras tantas desaparecidas.

El negocio del control migratorio

La Unión Europea asegura haber aumentado significativamente su financiación para las políticas de migración, asilo e integración a raíz del incremento de la afluencia de solicitantes de asilo en 2015. En las próximas negociaciones sobre el presupuesto de la UE posterior a 2020, el Parlamento solicitará financiación adicional para la migración.

Según el informe de la fundación porCausa, la UE destinará a control migratorio y de fronteras 30.829 millones entre 2021 y 2027, según su nuevo marco presupuestario. En ese periodo, la UE también consagrará 24.322 millones de financiación pública para defensa y seguridad.

“La Industria del Control Migratorio es uno de los negocios con mejor perspectiva de futuro en el territorio europeo. En la última década, una amplia red de políticos y empresarios, principalmente del sector armamentístico y la construcción, han logrado consolidar un nuevo mercado en torno a la securitización de las migraciones y la militarización de las fronteras” apunta la investigación de porCausa.

Imagen de la valla de la frontera de Serbia con Hungría / Antonio Sempere

PorCausa asegura que “los capos del negocio migratorio dejan cierto espacio a organizaciones sin ánimo de lucro, que cumplen la tarea secundaria de asistir a los migrantes, y estos aprovechan su influencia mediática y política para situar las migraciones como un problema de seguridad. La reconstrucción postcoronavirus obligará a muchos Estados a ajustar sus presupuestos, pero la industria del control migratorio no atisba nubarrones en el horizonte: la incertidumbre, el miedo y la inestabilidad social son bazas favorables para su negocio”.

El negocio de las mafias

PorCausa señala además, que “esta política de contención migratoria y blindaje fronterizo también enriquece el negocio de los grupos criminales de tráfico de migrantes y redes de trata, dentro (movimientos secundarios) y fuera de nuestras fronteras. Sus ganancias aumentan cuanto mayor es el riesgo que asumen las víctimas. Incluso en tiempos de COVID19 y de cierres y restricciones fronterizas, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el nuevo escenario producirá un aumento del tráfico de migrantes que además huirán de la devastadora crisis económica y de empleo que se avecina”.

Según los últimos datos de Naciones Unidas, aportados en el informe de PorCausa, “cada año las mafias del tráfico de personas generan unos 400 millones de euros de beneficio tan solo en el Mediterráneo y 4.000 millones de euros a nivel europeo, una cifra similar al gasto de toda la UE en ayuda humanitaria”.

¿Qué piensan los europeos?

“La migración ha sido una prioridad de la UE durante años” aseguran desde el Parlamento Europeo. “Se han adoptado varias medidas para gestionar la crisis, así como para mejorar el sistema de asilo” afirman desde la institución.

Según el sondeo del Eurobarómetro de mayo de 2018, el 72% de los europeos quieren que la UE intervenga más en la gestión migratoria. La misma encuesta realizada en junio de 2019, refiere que “la inmigración fue el quinto tema que más influyó en las decisiones de voto de los ciudadanos que participaron en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado mayo, aunque el Eurobarómetro más reciente, de 2019, registró una caída de su importancia. El 34% de los europeos votó con la mirada puesta en la inmigración. Los otros asuntos que más tuvieron en cuenta fueron la economía, el cambio climático, los derechos humanos, la democracia y el futuro de Europa”.

Frontera Sur: laboratorio de proyectos antimigratorios

“España es uno de los principales mercados de esta industria, que ha convertido la frontera sur española en un laboratorio para ensayar proyectos antimigratorios que después son exportados a otros países de la región. Empezando por el uso de la ayuda al desarrollo como mecanismo de presión, un modelo que el conjunto de la UE replicó después durante la crisis de acogida de 2014. Las concertinas (cuchillas de acero) de las vallas de Ceuta y Melilla subvencionadas con fondos europeos y fabricadas por una empresa malagueña, ya coronan las vallas de varios países de los Balcanes y del norte de Europa” aseguran en su informe.

En su investigación también señalan al “éxito de los drones desplegados en el litoral atlántico español y el estrecho de Gibraltar, que ya inspira nuevos proyectos en el Mediterráneo”. Y denuncian la opacidad del Gobierno de España en lo que se refiere a los CATE, “cárceles ‘express’ para migrantes, repartidas por el sur de España y cofinanciadas por Europa y España”.

Sin embargo, “el crecimiento de la Industria no logra frenar el flujo de personas que migran: sube el número de muertos en el Mediterráneo, crece la letalidad de otras rutas migratorias y aumenta la población migrante encarcelada”.

Migrante subsahariano tras su rescate en aguas del Estrecho / Antonio Sempere

La ‘España fortaleza’

Pese a que el 77% de los migrantes irregulares que hay en España proceden de América Latina, el Gobierno central focaliza el gasto antimigratorio en la frontera sur, “la mayor parte de los 1.677 contratos públicos analizados tienen por objeto reforzar el perímetro fronterizo de España (551,3 millones de euros, el 83,5% del gasto total), especialmente en la zona del Estrecho” denuncian desde la Fundación en otro artículo publicado en el diario Público.

Según los investigadores de PorCausa, “este dato revela un patrón consolidado en el negocio antimigratorio: cada año que pasa, la política antimigratoria de España y la UE refuerza el enfoque militar y securitario, centrado en impedir la migración, en detrimento de medidas que buscan gestionarla y abrir vías seguras”.

“El despliegue y mantenimiento de barcos de vigilancia marítima y salvamento, radaresavionesdrones y modernos sistemas de reconocimiento de personas representó el 83,5% de todo el dinero que el Gobierno puso en manos de las empresas que se lucran en el negocio antimigratorio. Si se suman los gastos derivados de detener y encarcelar a los migrantes en los CIE y la reesidencia “temporal” en los CETI para después expulsarlos en deportaciones forzosas, el porcentaje aumenta al 98,3%” advierten en su publicación PorCausa y Público.

Las vallas que separan Melilla y Ceuta de Marruecos, suponen otros de los fuertes del control migratorio al que más fondos se destinan: en el año 2006, que se colocaron las concertinas, se realizó un gasto de unos 20 millones de euros, “entre 2006 y 2013, este y otros gastos de la valla sumaron un desembolso de más de 47 millones de euros del erario público” exponen en su investigación. “Buena parte de ese dinero lo ingresó Mora Salazar, la empresa malagueña que fabrica estas cuchillas y que pasó de ser una desconocida a firmar contratos con más de 20 países, principalmente de la Unión Europea. También grandes empresas del Ibex, como Indra, Dragados y Ferrovial”.

Pero el negocio no acaba ahí, según la investigación de la fundación, “al menos 45 altos cargos que estuvieron en el Gobierno en ese periodo fueron contratados después por empresas armamentísticas y de seguridad de la Industria del Control Migratorio”.

La retirada de las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla, para la implementación de “medios menos cruentos y más eficaces” ha supuesto un nuevo desembolso. La empresa adjudicataria fue Tragsa y el ministerio de Grande-Marlaska destinaba al proyecto de las concertinas un total de 18 millones de euros. El paquete completo, de 32 millones, incluía otros “sistemas de protección fronteriza” que afectan a los controles del Tarajal. Entre estas medidas de “modernización” de la Frontera se encuentran el circuito de control televisión o la instalación de la “frontera inteligente“.

Fundación porCausa ha podido constatar que “desde 2014 hasta 2019 se han adjudicado 188 contratos con un valor total de 71,2 millones —sin contar los 32 millones antes mencionados— para el mantenimiento, control y vigilancia de los perímetros fronterizos terrestres en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, cuyo fin es impedir el paso de migrantes irregulares”.

  • En esta galería se puede ver todo el proceso de construcción del vallado marroquí con una triple sirga tridimensional de concertina, así como la retirada de las concertinas del vallado español y la sustitución por “elementos menos lesivos”
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Fuente: https://elforodeceuta.es/asilo-migracion-ue-cifras-hechos-gran-negocio-control-migratorio-frontera-sur/

¿Y los solicitantes de asilo y refugiados?

Los solicitantes de asilo son personas que presentan una petición formal de asilo en otro país porque temen que su vida esté en riesgo en su país de origen. Los refugiados son personas a las que ya se les ha reconocido oficialmente el derecho a recibir asilo por un temor fundado de persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, política o pertenencia a un grupo social determinado. En la UE, la directiva sobre la cualificación establece las directrices para asignar protección internacional a quienes la necesitan.

“En este momento, los nacionales de terceros países deben solicitar protección en el primer país por el que acceden a la UE, de acuerdo con las reglas comunitarias de asilo. La presentación de una reclamación les convierte en solicitantes de asilo, pero solo reciben el estatuto de refugiado o una forma diferente de protección internacional una vez que las autoridades nacionales hayan tomado una decisión positiva sobre su caso” explica el Parlamento Europeo.

Sin embargo, no habla de las devoluciones en caliente -avaladas desde febrero por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)- de aquellas personas que ya han pisado suelo español y que con esta práctica se les impide tener acceso a las oficinas de asilo que debe haber en frontera.

La Comisión Española de Ayudar al Refugiado (CEAR) denunciaba que es de sobra conocido “la imposibilidad de solicitar asilo en una embajada para ser trasladado a territorio español“. Cuando se conoció la sentencia del TEDH alertaban que “desde que existe esta posibilidad en la Ley de Asilo solo ha sido aplicada en casos contados y muy excepcionales. Además, las autoridades españolas no garantizan una política de visados efectiva en materia laboral, tal y como justifica la Gran Sala, lo que supone un preocupante desconocimiento de la realidad migratoria en la frontera sur europea“.

  • En esta galería se pueden ver algunas de las devoluciones en caliente producidas en los últimos años en la frontera sur

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Decisiones de asilo en la UE

En 2019 hubo 714.200 solicitudes de protección internacional en la UE, Noruega y Suiza, un 13% de las 634.700 recibidas en 2018. En 2017, hubo 728.470 solicitudes y en 2016, casi 1,3 millones.

En 2019, los países de la UE concedieron protección a casi 295.800 demandantes de asilo, frente a los 333.400 de 2018, lo que supuso una bajada de casi el 40% con respecto a 2017 (533.000). Cerca de uno de cada tres (27%) procedían de Siria, un 14% de Afganistán y un 13% de Venezuela, las principales tres nacionalidades. El número de demandantes de asilo de Venezuela aumentó casi 40 veces en 2019 comparado con el de 2018. De los 78.600 ciudadanos sirios que recibieron protección internacionaen la UE, casi el 71% la recibieron en Alemania.

En 2019 España vivió un nuevo año récord de peticiones de asilo, con un total de 118.264, más que el doble respecto a 2018. Las 5 nacionalidades con mayor número de solicitudes fueron: Venezuela (40.906), Colombia (29.369), Honduras (6.792), Nicaragua (5.931) y El Salvador (4.784). De este modo, el 80% de las solicitudes fueron presentadas por personas de América Latina.

Pero, España se sitúa muy por debajo de la media de la Unión Europea que registra alrededor de un 30% de resoluciones favorables. Así, de un total de más de 60.000 resoluciones, se otorgó el estatuto de refugiado en 1.653 ocasiones y se ofrecieron 1.503 protecciones subsidiarias. Sin embargo, cabe destacar como un claro avance respecto a periodos anteriores, la concesión de 39.776 permisos por razones humanitarias.

Estrella Galán, directora de CEAR, denuncia que “resulta indefendible que España imponga obstáculos como el visado de tránsito a quienes que huyen de países que viven graves conflictos y no tengan otra forma de solicitar asilo en nuestro país que arriesgando sus vidas poniéndolas en manos de traficantes de personas“.

“La política de visados impuesta por España está determinando el perfil de los solicitantes de asilo en nuestro país, dificultando enormemente la llegada de nacionales de Siria, Yemen o Palestina, entre otros, al imponerles un visado de tránsito. De este modo, estas decisiones se convierten en la práctica en una herramienta selectiva de control de fronteras“, denunció Galán.

  • En las imágenes se muestran personas de diversas nacionalidades con la “tarjeta roja” de solicitud de asilo protestando en el CETI y en la Delegación del Gobierno para poder salir de Ceuta

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Refugiados en el mundo

Según los datos aportados por Europa, en todo el mundo, el número de personas que huyen de la persecución, el conflicto y la violencia ha alcanzado los 79,5 millones por primera vez. Eso equivaldría a que casi toda la población de Alemania fueran expulsadas de sus hogares. Los niños representan aproximadamente el 40% de la población refugiada del mundo.

Los países que acogen al mayor número de refugiados son Turquía, Colombia, Pakistán, Uganda y Alemania. Solo el 15% de los refugiados de todo el  mundo se alojan en países desarrollados.

Fuente: https://elforodeceuta.es/asilo-migracion-ue-cifras-hechos-gran-negocio-control-migratorio-frontera-sur/
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Entrevista a Luciano Candioti: “Tenemos la obligación de despuntar el vicio de la esperanza”

En el marco del mes de las infancias, entrevistamos a Luciano Candioti, presidente del a Asociación Juanito Laguna, de la ciudad de Santa Fe. Integrante del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo, comparte la rica historia y la actualidad de la lucha por los derechos de la niñez.

Luciano Candioti es el presidente de la Asociación ‘Juanito Laguna’ de la ciudad de Santa Fe, que forma parte del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo. Nacida con la creación de un hogar en 2002, la organización hoy lleva adelante también un centro de día, una escuela gráfica y una imprenta. En esta entrevista, compartió sus miradas sobre la situación de las infancias, las luchas por sus derechos y la actualidad de la consigna “el hambre es un crimen”.

– ¿Cuál es la situación actual de las infancias?
L.C.: Particularmente creo que infancia hay una sola, no son muchas. La infancia es un tiempo etáreo que debe estar poblado de alegría, felicidad, aprendizajes, de los insumos básicos de la crianza humana. Lo otro son las diferencias sociales. Muchas veces al hablar de infancias se termina encubriendo un poco lo que son la miseria y las distintas condiciones sociales. A veces son eufemismos para tapar la realidad y, hoy en día, la miseria infantil. Las diferencias sociales generadas por el Estado y por el sistema representan otra cosa. Cuando nosotros hablamos de infancia hablamos del universo de la niñez, es decir, de ese tiempo, que debería ser el tiempo de formación, pleno de derechos, donde uno siembre los mejores valores para las generaciones venideras.
Hoy, cerca del 70% de los pibes y pibas en Argentina están atravesados por la miseria, es decir que no tienen las necesidades básicas satisfechas: trabajo, vivienda, salud y educación. Un país que no tiene un proyecto de vida para su infancia y su adolescencia, no tiene proyecto como tal. Si nosotros amputamos las posibilidades de que nuestros hijos accedan a un pensamiento superior, teniendo los nutrientes básicos de crianza, no vamos a poder pensar una Argentina ni productiva, ni desendeudada, sino que vamos a seguir perpetuando el círculo vicioso de la pobreza en el que estamos sumidos por lo menos desde la última dictadura. Recuerdo la marcha del Movimiento de los Chicos del Pueblo que hicimos en 2002 y también denunciábamos el mismo número de pibes debajo de la línea de pobreza. Esto no tiene que ver con el gobierno macrista o el gobierno kirchnerista, esto es una constante que ha ido atravesando la democracia que no supimos conseguir.

Luciano Candioti

Luciano Candioti (Foto: Flavio Raina – El Litoral)

– ¿Qué pasó en el marco de la pandemia y el aislamiento?
L.C.: Lo que nosotros percibimos desde los espacios que constituimos, en el hogar y en el centro de día (que hasta el día de hoy no hemos podido retomar las actividades) o en la escuela gráfica y la imprenta, que están funcionando a medias, es que hay un recrudecimiento de las condiciones de vida de nuestros pibes. Esto ha ido profundizando la miseria acumulada en los últimos años. En los sectores populares ha sido muy difícil o prácticamente no se ha sostenido la cuarentena estricta porque hay condiciones de vida que no pueden quedar encerradas mientras se resuelve una vacuna o el Estado determine. Por eso han sido mucho más vulnerables nuestros barrios que otros espacios de la ciudad. El sentido estricto de la cuarentena no pudo ser sostenido en nuestros barrios.

– La consigna “El hambre es un crimen” se viene sosteniendo desde hace más de 15 años y hoy se revitaliza con las propuestas de la campaña de la CTAA “Distribuir la riqueza para salir de la crisis”. ¿Cuál fue el desarrollo de la situación de la infancia en los últimos 20/30 años?
L.C.: La consigna “El hambre es un crimen, ni un pibe menos” surgió en el año 2005, cuando llegamos a la Plaza de Mayo en la marcha de Tucumán a Buenos Aires. Habíamos hecho una propuesta de asignación universal, que no fue la que salió tergiversada en 2009, sino que era mucho más profunda en términos de que la única idea base que tenía era la erradicación del hambre. Nosotros siempre decimos que erradicar el hambre es muy fácil y se hace en muy poco tiempo, pero hay que tener la voluntad y la decisión política de hierro para hacerlo. Después, la pobreza es un camino de más largo plazo y necesita de otros tiempos. Pero el hambre en sentido estricto es muy fácil de resolver.
Con esa consigna también queríamos desenmascarar al ídolo desnudo de una sociedad injusta. En un país que produce alimentos para casi 500 millones de personas, que el 60% de los pibes no tenga los nutrientes básicos para acceder a un pensamiento superior, es realmente un crimen. Decimos que es un crimen y le ponemos carácter doloso a quien perpetúa el hambre, a quien es responsable, independientemente de quien lo gobierne. Ninguno de los gobiernos desde el retorno de la democracia quiso erradicar el hambre y eso ha quedado demostrado: lo vemos, más allá de los números, en la situación de los pibes que llegan a nuestra organización, a nuestro hogar, a nuestro centro de día, a los emprendimientos productivos, cómo se ha ido perpetrando en todos estos años el problema del hambre y cómo se ha profundizado. No hablamos sólo de los pibes que se lleva la muerte sino también de los pibes que quedan mutilados en sus capacidades físicas, psíquicas. Lo único que nos iguala a los seres humanos es el nacimiento, después el contexto de desarrollo que tenemos es lo que genera las desigualdades.
Parece que hubo un momento en que no hubo pobreza en Argentina, cuando en realidad fue la falsificación de cifras y números lo que primó en ese tiempo. Los que estamos en la trinchera, quienes abrazamos a los pibes cotidianamente en nuestras organizaciones y distintas experiencias, no sólo nunca tuvimos una menor demanda sino que se han agravado las condiciones en que llegan los pibes. Tenemos que pensar que estamos en una cuarta o quinta generación de desocupados y también estamos atravesando una tercera generación de hijos de adictos, lo que acentúa aún más la problemática.

Imprenta Juanito Laguna (

Imprenta Juanito Laguna (Foto: Facebook)

– ¿Cómo se revierte esa situación?
L.C.: tenemos la obligación de despuntar el vicio de la esperanza. El rumbo y la pelea que tomamos desde hace muchos años tiene que ver con volver a constituirnos como pueblo y por eso nuestro espacio mayor de construcción era la CTA, donde nosotros planteábamos que nuestros pibes no marchaban porque querían sino que tuvieron que marchar porque los adultos perdieron la capacidad de pelear por sus hijos. Apelamos siempre a la Central por su mirada distinta sobre el tema de la desocupación, porque apelábamos a que los trabajadores abrazaran a sus hijos para pelear por la vida.
Si la consigna “el hambre es un crimen” prendió es porque el hambre no existe en la naturaleza, los humanos perversos inventan el hambre. Es el capitalismo, que no tiene rostro humano, necesariamente tiende a la muerte y extingue la vida humana, está en su naturaleza. Si no le damos un carácter de clase a la lucha por nuestros hijos, por la niñez y la infancia, nuestras organizaciones van a terminar pactando con el sistema, pensando que UNICEF o la OIT van a resolver los problemas de la niñez o de los trabajadores. Hay que construir una salida con una mirada de clase sobre el trabajo, sobre la niñez, sino va a ser muy difícil dar vuelta la tortilla. Por eso tenemos que pensar el mundo que soñamos y el desafío cotidiano es construir ese mundo en chiquito todos los días. Por eso el hogar, la imprenta, porque está ligada al trabajo, no como cuestión dolosa sino como realización humana. Para nosotros el trabajo tiene una dimensión tan importante como el ocio, como el juego, como la escuela, y hay que darle el marco necesario para que sea vivido de forma plena.

El Movimiento de los Chicos del Pueblo y la CTA en general proponen darle un espacio central a las infancias, ¿cuál es ese rol?
L.C.: Nosotros optamos por vivir, convivir y criar a los hijos de los desocupados, que son ni más ni menos que trabajadores que no tienen a quién venderle su fuerza de trabajo. Eso es lo que destruyó la cultura familiar argentina y por eso los pibes están en la calle y por eso el abandono y por eso el adulto que, sin una razón de existir, se entrega a las adicciones, se pone violento, etc.

Imprenta Juanito Laguna

Imprenta Juanito Laguna (Foto: Facebook)

Nosotros planteamos siempre que hubo tres miradas sobre la niñez. La primera que tenía que ver con la Ley Agote, que es de 1919, que es complementaria a la Ley de Residencia que planteaba la expulsión de los trabajadores extranjeros que militaban políticamente. Esos trabajadores tenían hijos que eran argentinos y no podían ser expulsados del país y que habían mamado la ideología de sus padres, la mayoría anarquistas y socialista. Son los famosos canillitas, para los que se les hace la Ley Agote, para sacarlos de circulación, es decir, encerrarlos. Esa era la concepción del niño como objeto.
En el ‘89 sale la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que con todo sigue siendo más progresista que la ley de infancia que tenemos ahora, que junto con la ley actual plantea que los pibes son sujetos de derecho. Esa convención, por pedido de Estados Unidos (que es el único país no firmante), buscaba erradicar el trabajo infantil, porque fundamentalmente China, a través de la mano de obra esclava de los pibes, estaba destruyendo el mercado de manufacturas de Estados Unidos, textil sobre todo. Entonces, esas leyes plantean al niño como sujeto de derecho y eso en la práctica concreta, en los juzgados, en las secretarías de niñez y otros espacios, sucede siempre y cuando el adulto desee escuchar al pibe, más allá de las formalidades. La palabra de los pibes realmente no existe.
Desde el Movimiento, con las marchas y sobre todo con nuestras prácticas cotidianas, venimos peleando por el concepto de los pibes como sujeto político, como hacedor de su historia junto con los adultos, como constructor de su propia vida. Como decía el maestro Paulo Freire, nosotros no estamos con los pibes por cuestiones caritativas o piadosas sino que estamos juntos porque así vamos a construir el mundo en que vivimos. Ese es el concepto del Movimiento. Eso es lo que hemos planteado y por eso el reclamo era siempre hacia los trabajadores también, para que peleen por la vida de sus hijos, porque no podemos disociar la idea de niñez de la idea del trabajo. Justamente lo que no permitió al pibe seguir en su casa, es la ausencia del trabajo o las condiciones de trabajo que impone el sistema capitalista.

– ¿Cómo toman el día del niño, una fecha tan comercial?
L.C.: El día del niño es una excusa para festejar, para celebrar, pero no deja de ser un día más donde abrazamos a nuestros pibes, sobre todo quienes hemos tenido una opción de vida con aquellos pibes que el sistema expulsó. No nos olvidamos que es un día comercial, pero es un día más de lucha, con la excusa de lo que está instaurado socialmente como una cosa tierna. Aprovechamos y festejamos, pero con conciencia, con discusión y con profundización de lo que creemos, de cuál es el mejor destino para nuestros pibes y nuestros hijos, para que repercuta en nuestra construcción colectiva y cotidiana.

Fuente: http://ctasantafe.org/3166/tenemos-la-obligacion-de-despuntar-el-vicio-de-la-esperanza/

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Ciencias sociales. Las humanidades piensan la pandemia

Diversos autores, marcados por la urgencia del presente, buscan interpretar los alcances de un sismo inesperado que trae aparejados nuevos desafíos.

El acontecimiento total. Eso es la pandemia. No lo fueron las grandes guerras ni la llegada a la Luna, ni los mundiales de fútbol o los juegos olímpicos, ni la propia globalización, condición necesaria pero no suficiente de esta excepción generalizada.

De todas esas situaciones alguien se caía o se sustraía voluntariamente. Pero el virus logró poner a todos en un mismo escenario, jugando papeles distintos en una única obra. Absoluta unidad de tiempo y lugar, presente continuo, tiempo en fibrilación que se resiste a las interpretaciones.

Eppur si muove, dicen los casi cincuenta autores que en tres obras diferentes pero igual de urgentes ensayan correrse del asombro para pensar desde la sociología, la antropología, la ciencia política, la filosofía, las relaciones internacionales, los estudios culturales, el psicoanálisis, algo de neurociencias. El acceso libre y gratuito a los estos libros -una costumbre en la producción científica en este momento, aunque puedan tener luego una versión en papel- epitomiza una actitud renovada con énfasis en la colaboración.

El listado de materias no es pedagógico sino central al argumento. Porque el aporte de las ciencias empíricas se ha vuelto extraordinariamente visible: vacunas, tratamientos, curvas epidemiológicas, porcentajes de letalidad son temas diarios. Pero los modos profundos de pensar la realidad, se sabe, son asunto de otros claustros: las ciencias sociales y las humanidades. Y si la pandemia hizo estallar la habitualidad como «una bomba», en la metáfora de Alejandro Grimson, coordinador del Programa Argentina Futura, hay quienes están pensando qué hacemos con esas piezas.

«Vivimos un tiempo absolutamente excepcional. Por primera vez la historia está en suspenso, atónita por un acontecimiento cuyo protagonista es la naturaleza», abre el colectivo Crisis su compilación La vida en suspenso. 16 hipótesis sobre la Argentina irreconocible que viene, publicada conjuntamente con Siglo XXI.

La primera sección, «La nueva anormalidad», está dedicada al presente estricto, en una suerte de paneo. Las más personales son las autoras mujeres: Paula Abal Medina narra la cuarentena en los barrios populares y alerta sobre la multiplicación de carencias, mientras Paula Litvachky discute qué hacer con los detenidos, amenazados por el confinamiento, y Natalia Gelós habla de las descuidadas cuidadoras: las trabajadoras domésticas. En tiempos de despedidas a la distancia y de ataúdes de cartón, Ximena Tordini reclama una «necroética», el necesario reconocimiento de que la muerte necesita sus rituales.

En el extremo económico, Alejandro Bercovich discute el impuesto a la riqueza, que podría contribuir a compensar las carencias. El exdirector de la Biblioteca Nacional, Horacio González, por su parte, presenta la unidad nacional como «la necesidad de un imposible». Con quien dialoga el dirigente social Juan Grabois en la segunda sección, «El tiempo que viene», quien la califica con tono provocativo de «cliché ambiguo».

El cierre de la sección está a cargo del científico Diego Golombek, quien celebra el lugar que pasó a ocupar la ciencia en las decisiones de gobierno. Una observación puntual de Golombek conecta de manera iluminadora con el primer texto de la segunda sección, que abre la antropóloga Rita Segato. Comenta el científico que los mensajes sobre el uso del tapabocas son más eficaces si se los presenta como un aporte para la protección de la comunidad. En el mismo sentido, Segato concluye diciendo que el «buen Estado» es el que restituye el fuero comunitario.

No está lejos de estas observaciones la recomendación del especialista en Relaciones Internacionales, Juan Gabriel Tokatlian, de la Universidad Torcuato Di Tella, quien se apoya en Maquiavelo para proponer para la Argentina una Realpolitik «que radique en la modestia y la flexibilidad».

Martín Rodríguez y Mariano Schuster llegan con una redefinición de «historia» a partir de la experiencia de la pandemia: «Es lo que no necesita traducción. Llega. Sucede. Pasa. Acontece».

El segundo volumen tiene un único autor, el portugués Boaventura de Sousa Santos, Director Emérito del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra y reconocido por sus aportes a las «epistemologías del sur».

La cruel pedagogía del virus advierte sobre lo que estamos aprendiendo con el dolor y la pérdida. Sus seis lecciones incluyen una dura advertencia sobre los tiempos de reacción a las catástrofes frente a la amenaza del cambio climático, la persistencia de las desigualdades, el fortalecimiento del patriarcado y el colonialismo. Pero también una esperanzada mirada sobre el regreso del Estado y, como Segato, de la comunidad, desplazando el mercado del centro social.

El tercer volumen es el más colectivo y está específicamente orientado al día después. El futuro después del Covid-19, coordinado por Grimson para Argentina Futura, tiene tres secciones: «El Estado que viene; desafíos y emergencias», «Un nuevo mapa político» y «Pensar las subjetividades».

Escriben 28 autores de un arcoíris ideológico y político, con referentes de uno y otro lado del espectro, como Beatriz Sarlo, Vicente Palermo, Atilio Borón, Ricardo Forster, Maristella Svampa, Enrique Viale, Walter Mignolo, Dora Barrancos, Roberto Follari, Helena Carreiras y Andrés Malamud.

Repiten colaboración desde nueva perspectiva Tokatlián, Segato, González. La variedad también incluye temáticas y estilos, con aportes más literarios, como los de Cristian Alarcón, Gabriela Cabezón Cámara y María Moreno, y referencias a las artes, como el texto de Andrea Giunta.

De un volumen pantagruélico, al que es imposible hacer justicia en la brevedad de una reseña múltiple, vale la pena rescatar el cierre modesto y contundente del texto de Sarlo, una intelectual que elige correrse del lugar de profeta para dedicarse a las minucias mayúsculas de la economía (y la política).

En tiempos de desigualdades extremas, aquí y en el mundo, expresa su deseo: «Lo mejor que puede aportar el futuro de la pandemia es una reforma impositiva, con un acento puesto sobre los bienes personales. Los empresarios pagarán más si son ricos, no si sus empresas son prósperas e invierten productivamente sus ganancias. Si la pandemia nos convierte en un país impositivamente más justo, podremos decir que hemos vencido y que habrá un futuro. Todo depende de nosotros. Debemos eso a los muertos y a quienes están sufriendo».

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/ciencias-sociales-las-humanidades-piensan-la-pandemiadetras-de-los-libros-nid2414292
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Estudios: Transformación de Latinoamérica Post-Pandemia

El efecto de la pandemia en lo económico, político y social es innegable, con un impacto bastante más notorio en la región de Latinoamérica que en otras latitudes, dada la situación actual de alternancia gubernamental, enlentecimiento económico y cambios en la dinámica social. Si bien se han realizado ya varios esfuerzos por entender el impacto del COVID-19 en nuestra vida cotidiana, todos estos esfuerzos se centran en consecuencias inmediatas, tales como la evaluación del incremento en el consumo de artículos de limpieza, el incremento en el desempleo, la migración del comercio a plataformas digitales y la aceleración de la tendencia del teletrabajo.

Sin embargo, todos estos cambios son respuestas a la inmediatez, a los primeros momentos de reacción ante una emergencia como si la crisis por la pandemia fuera efectivamente un estado momentáneo de nuestra historia. Pareciera que muchas de estas acciones tienen sólo una motivación de eventualidad como si al desaparecer la pandemia, todo regresará a la normalidad. Lamentablemente, todos los organismos internacionales que se dedican a analizar la dinámica social desde un abordaje más amplio llegan a la misma conclusión.

El impacto del COVID-19 en la sociedad es permanente, y no veremos llegar ese tan esperado retorno a la normalidad. Por el contrario, cada vez más hay más evidencia que demuestra que la crisis desatada por la pandemia no hizo sino servir de catalizador para acelerar una serie de dinámicas psicosociales que ya estaban en transición. . Un ejemplo es la transformación digital. Si bien era ya una tendencia en algunos sectores empresariales, la crisis por COVID-19 obligó a sectores completos a abrazar la digitalización de la noche a la mañana.

Lo mismo se puede decir de modelos económicos basados en flujos que se consideraban fuentes de flujo infinitas, tales como el turismo. Ciudades latinoamericanas cuyas economías dependían del turista extranjero vieron desaparecer su fuente de ingresos de un día a otro sin mayor posibilidad que cerrar comercios tras más de cuatro meses de una cuarentena que parece no terminar nunca.

Pero estos son, otra vez, efectos momentáneos. La pregunta correcta es, ¿Cómo veremos en el pasado esta pandemia? Mejor dicho, qué consecuencias de esta crisis resonarán en nuestra dinámica psicosocial los próximos diez años y voltearemos a ver al COVID-19 como ese detonador de dichas realidades.

Para dar una respuesta más allá de lo efímero que resulta retratar la inmediatez, nos dimos a la tarea de diseñar una evaluación regional de estos cambios que formarán parte de nuestra realidad postpandémica. Es decir, esta realidad donde miraremos al 2020 a la distancia como el año en que se provocaron los cambios que serán ya entonces, los ejes de nuestra vida cotidiana.

Elegimos referirnos a esta época del futuro como la post-pandemia, para evitar el eufemismo mediático de “nueva normalidad” que pretende mitigar una transformación que de normal tendrá muy poco y lejos de ser una novedad, será una colección de estándares a los cuales deberemos habituarnos lo más rápido posible. SEELE Neuroscience desarrolló tres escalas de medición:

  1. Certidumbre psicosocial
  2. Sentimientos actuales frente a la pandemia
  3. Sentimientos futuros a diez años de la pandemia Estas escalas fueron estandarizadas en validez y confiabilidad para generar los reactivos finales.

Estas escalas fueron estandarizadas en validez y confiabilidad para generar los reactivos finales.

Blacksmith Research realizó la recolección de 473 respondientes repartidos en diez países de Latinoamérica y SEELE Neuroscience recolectó respuestas de 30 participantes presenciales mediante un protocolo de asociación implícita para generar un factor de corrección que permite detectar reactivos donde los participantes pudieron haber mentido o tratado de dar respuestas “correctas” o socialmente deseadas.

Techo y familia: Los dos pilares que sostienen a la región

No importa lo que pase, los latinoamericanos siempre consideraremos el hogar y la familia como los dos ejes de nuestra certidumbre. Cuando todo a nuestro alrededor parece derrumbarse, acudimos a nuestro círculo más cercano para reasegurar nuestra integridad. Esto no es necesariamente positivo si se interpreta como la contracara de nuestra incertidumbre generalizada hacia el panorama mundial.

Así, como característica fundamental de la escala de certidumbre, veremos en años venideros una reducción del círculo social a sólo nuestros cercanos. Daremos prioridad a nuestro hogar y nos sentiremos abrumados por el acontecer mundial. Las tendencias girarán en torno a la preservación de la seguridad de lo más básico y fortalecer los lazos con pequeños núcleos familiares.

En un contexto favorable, esto podría reforzar un nacionalismo dialógico; una promoción del consumo local, una revaloración del arte y deporte de casa, por encima de ofertas globales.

Observaremos un retorno al consumo local, a la tienda de barrio, a la exaltación de las raíces y un prolongado surgimiento de propuestas autóctonas, más éticas y más cercanas a la reconstrucción del orgullo nacional. Pero en una ruta desfavorable, esta misma necesidad de aseguramiento del círculo cercano podría fortalecer propuestas xenofóbicas, estigmatizar la inmigración y favorecer propuestas centralistas.

Corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad temerosa del exterior. Podríamos ver con recelo a vecinos extranjeros y pudiéramos suscitar escenarios de segregación promovida por la misma sociedad. Ideas como promover una moneda o un tabulador de precios para nacionales y otro para extranjeros serán propuestas que circularán en las mesas de los políticos para asegurar la soberanía nacional. De ocurrir este escenario, los migrantes lo pasarían muy mal al ser víctimas indirectas de este rechazo a lo desconocido.

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En el caso de las personas que tienen una pareja y/o una familia formada, ésta se constituye como un tercer eje que entra en juego en este nuevo orden de estructura social, donde la célula mínima de certidumbre se circunscribe a cuatro paredes y sus habitantes, correlato indiscutible de lo errático que resulta el mundo exterior.

Menos complacientes, más exigentes

Uno de los cambios más notorios de la vida postpandémica será en el ánimo social. Si bien actualmente existen diferencias regionales, Latinoamérica se caracteriza por una tendencia hacia los estados psicoafectivos positivos, como son la alegría y la búsqueda de estados el bienestar general. Nos gustan las fiestas, los eventos masivos, llenamos estadios de futbol y nuestros calendarios están llenos de días de asueto donde no importa la falta de presupuesto, se aprovecha para gastar y vacacionar.

Sin embargo, en los próximos años, la energía canalizada a expresiones placenIlustración 1, medición de la certidumbre frente a diversas áreas de la vida. La escala va de cero a uno, donde cero significa “total incertidumbre” y uno significa “total certidumbre” de que dicho aspecto no cambiará dentro de 10 años a pesar de la pandemia.

Sin embargo, en los próximos años, la energía canalizada a expresiones placenteras será reorientada a un ánimo centrado en la prevención, el alejamiento de amenazas y la circunscripción de lo negativo tal como lo muestra la ilustración 2. Esto significa que desaparecerán paulatinamente estas escenas de gastos no planeados, esas salidas nocturnas espontáneas a dar una vuelta por los bares, esa condescendencia casi natural hacia la vida.

Para entender esto mejor, es importante conocer el modelo general de las emociones que clasifica las mismas en cuatro cuadrantes.

En primer lugar está el activo-positivo (AP) donde radican emociones agradables que se expresan como la felicidad y el amor. En segundo lugar está el activonegativo (AN) donde están las emociones desagradables que se expresan tales como la ira o el miedo. En un tercer cuadrante tenemos las emociones Pasivonegativas (PN), emociones desagradables pero que no requieren expresarse como son el aburrimiento o la decepción.

Finalmente están las emociones pasivo-positivas (PP) tales como la tranquilidad o la relajación, donde hay un estado emocional agradable pero que no se expresa.

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Si observamos la gráfica del análisis comparativo de los diferentes cuadrantes emocionales antes y después del COVID-19, es evidente un incremento en los cuadrantes negativos y un decremento en los positivos:

Veremos una sociedad transformada en su ánimo, con menores expresiones festivas, menor presupuesto dedicado a celebraciones, y mayores movimientos sociales de exigencia y reclamación de derechos

Las protestas sociales que presenciamos en Chile y Argentina son apenas el comienzo de una revolución de reclamación de garantías que la pandemia vino a acelerar. El impacto generará códigos de comunicación más honestos, una búsqueda por los valores detrás de las empresas y las instituciones. Se sumará a la demanda de responsabilidad social y ecológica, la responsabilidad ética.

Las empresas cambiarán su oferta disminuyendo la -hasta ahora crecientetendencia de narrativas aspiracionales. El consumidor no buscará más esas campañas que lo acerquen a sus ídolos o a estilos de vida soñados. Observaremos una migración a narrativas de conciencia, compromiso, unidad, e incluso, que capitalice el enojo del cliente.

Si hoy los mensajes buscan ganarse al cliente a través de ofrecer diferenciadores alineados a sus valores, en la vida postpandemia ganarán fuerza las estrategias de diferenciación a partir de lo que rechaza o reniega el cliente.

La industria del hartazgo generará nuevos productos y servicios de mitigación de pérdidas de energía y dinero, de reducción de interacciones innecesarias, y de justificación de la exigencia. Los datos permiten vislumbrar un futuro donde a cada cosa que nos moleste, surgirá un nicho de mercado donde los emprendedores capitalizarán esta emoción: ¿odia usted las multitudes? Surgirán empresas que le buscarán la hora y fecha en que menos gente hay en el supermercado; ¿siempre se le rompe el móvil y pierde el cargador y además casi no lo usa? Surgirá el móvil desechable con batería de un mes.

Pero todavía algo alegres y optimistas

Este cambio de ánimo social, si bien exacerbará emociones predominantemente negativas, no nos impedirá conservar el tono alegre frente a la vida. Si bien percibiremos una menor disponibilidad de energía, la canalizaremos a un sentido de esperanza de que siempre se puede hacer algo para mejorar.

Nos convertiremos en una sociedad que privilegiará los momentos de felicidad como especiales, a manera de burbujas que nos ofrecen por breves instantes esa ilusión de que todo está bien. Si bien actualmente este fenómeno ya ocurre en algunos estratos sociales, veremos con mayor frecuencia que eventos como los cumpleaños, las vacaciones, las graduaciones, los asuetos, serán auténticos momentos de relevancia donde se permitirá ser feliz sin concesiones para abrir un oasis de felicidad. Estos eventos requerirán planeación tanto social como financiera y se utilizarán como pretexto perfecto para fortalecer los lazos sociales Veremos una transformación en la materialización de estos eventos con aspectos más concretos.

Será casi obligatorio viajar en las vacaciones o dar un regalo en los cumpleaños. Incluso se instaurarán nuevas tradiciones para darle ese sentido de tangibilidad concreta, como pudiera ser, el “regalo de año nuevo” para quitarle su carácter de festividad etérea. Sumando a esto al nacionalismo que tomará fuerza, surgirán incluso eventos como “la fiesta de los originarios” donde se celebrarán las raíces prehispánicas o inmigrantes -según el país- con sus respectivos rituales de reciente creación. 

Una generación joven que tuvo que cambiar el rumbo sin aviso

Las generaciones que en 2020 recién se incorporaban al ambiente laboral son los más afectados en su perspectiva hacia el futuro. Las metas que tenían visualizadas a corto y mediano plazo fueron eliminadas de golpe.

Terminar el semestre sin ver a los amigos, graduarse frente a un monitor, y tener su primera experiencia laboral desde el hogar son hechos que marcarán a toda una generación. Por otro lado, muchos que recién comenzaban a vislumbrar un futuro tuvieron que eliminar metas que antes del COVID-19 eran sólo cuestión de tiempo.

Este impacto es -por poner un ejemplo- similar al de aquella persona que soñaba con ir a Nueva York para tomarse una foto desde lo alto de las torres gemelas antes de los acontecimientos del 9/11. En este contexto, el factor de la educación tiene mayor influencia en ajustarse a la vida postpandémica, por encima del país o incluso el género.

Los latinoamericanos nos reconciliaremos con el valor de la educación académica como un recurso para salir adelante, ahora que el COVID-19 nos demostró que salir a la calle a vender arepas no será siempre una solución ante la falta de ingresos. El encierro obligó a una generación a conocer estrategias de capitalización de sus talentos y sus aprendizajes que antes se veían sólo como beneficios intelectuales. Esto traerá una nueva ola de promotores de contenido y disolución del monotalento.

Ser bueno en una sola cosa ya no será suficiente, y las universidades se transformarán en centros de validación y reconocimiento de fortalezas, habilidades y conocimientos.

La transformación académica llegará a su punto máximo cuando los países se vean obligados a modificar radicalmente su sistema educativo, basado en cursos más breves, estructuras multiplataforma e incorporación de conocimientos técnicos.

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El mundo de la postpandemia ofrecerá un universo académico donde desde los catorce o quince años se pueda ejercer una profesión de medio tiempo, mientras se estudia para tener una segunda ocupación. Veremos universidades híbridas con horarios matutinos y vespertinos, mitad de cursos en plataforma digital y mitad de cursos presenciales.

Además, surgirán fenómenos de incorporación de la universidad en el ámbito empresarial y gubernamental.

No será raro tener empresas con su “campus intraempresa” donde los empleados trabajarán media jornada y estudiaran en el campus universitario dentro de la empresa la segunda jornada para segur formándose. Nos imaginamos una compañía que paga la mitad del sueldo con un salario monetario y la otra mitad con educación para tener empleados más competitivos que aspiren a crecer dentro de la empresa. Lo mismo podría ocurrir a nivel instituciones gubernamentales.

Rumbo a un período de adaptación complicado del que se espera lo mejor

Finalmente, la visión global del futuro destaca por reconocerse como un período adaptativo de duración incierta donde sabemos que las cosas no van a ser fáciles. Pese a ello, la percepción generalizada es que habrá una vida después del COVID-19 con la esperanza de que esto sólo es un “bache”, donde nos esperan del otro lado, cosas más agradables.

En Latinoamérica no existe todavía la noción de que los cambios de la postpandemia llegaron para quedarse. Esto nutre la esperanza de que las cosas buenas “regresarán” tarlde o temprano, lo que fungirá como acelerador del sentimiento de nostalgia de cosas que incluso ocurrieron hace algunos años y no décadas enteras como suele ser.

Veremos una disociación en la velocidad de diferentes aspectos de la vida, se acelerará lo que permita nutrir esta sensación de que dichas acciones son para “pase el bache” y se tratará de prolongar por más tiempo aquello que nos dé la sensación de que ya lo hemos rebasado. Buscaremos un retorno a actividades seguras, que permitan sentir que estamos en ese “antes” de la pandemia.A diferencia de otras latitudes como en Europa, la glamourización de la vida postpandemia no será un estándar.

No veremos esos invernaderos a la orilla del río donde los comensales se encierran para mantener la distancia social. En ese sentido, la respuesta adaptativa hacia el distanciamiento social permanente será uno de las grandes interrogantes que psicosocialmente aún no tienen respuesta; ¿cómo procurar la distancia social una cultura que acostumbra saludar de beso a desconocidos?

Será conforme avance el tiempo que crearemos un nuevo código de convivencia donde la cercanía y la lejanía dejen de ser dicótomas, pero mientras tanto, la manera en cómo lidiar con nuestra carga cultural llena de expresiones de contacto físico es uno de los conflictos que por ahora no tienen solución y detonarán toda una nueva forma de comunicarnos con ademanes, gestos y palabras que quizá, hace varios años abandonamos y ha llegado el momento de reinventarlos.

Fuente: https://www.america-retail.com/estudios/estudios-transformacion-de-latinoamerica-post-pandemia/

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Evitar que Paraguay siga siendo el país de las niñas abusadas

“Una niña embarazada es una niña abusada”, dice el lema de una campaña gubernamental, con apoyo internacional, que recuerda la escalofriante realidad de que el Paraguay ocupa el primer lugar en la región en embarazo de niñas. Solo en lo que va del 2020 se registran casi 300 nacimientos en niñas de 10 a 14 años. Lo llamativo es que mientras los ministerios de Salud y de la Niñez exigen que haya educación sexual en las escuelas como método de prevención, el ministro de Educación, Eduardo Petta, ha erradicado la educación sexual integral de la malla curricular. En esta divergencia, que obedece más a motivos religiosos o ideológicos que pedagógicos, se sostiene una dramática realidad social que debe ser cambiada.

La campaña Ñangareko, lanzada por varias instituciones del Gobierno, con respaldo de organismos internacionales, busca crean conciencia sobre la dramática realidad del Paraguay, que ocupa el primer lugar en la región en embarazo de niñas. Con el lema “Una niña embarazada es una niña abusada”, la iniciativa busca crear conciencia acerca de una situación que muchos consideran como algo “normal” o como parte de la cultura social, cuando en realidad responde a una perversa situación naturalizada por la población, y en muchos casos por las propias autoridades.
Ñangareko es llevada adelante por el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Educación y Ciencias, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, con la cooperación del Gobierno de la India.

Tan solo en los siete primeros meses del 2020, en el Paraguay se han registrado 282 embarazos en niñas menores de 14 años y más de 7.500 embarazos en niñas entre 14 y 19 años. Las cifras de años anteriores son igualmente elevadas, ubicando a nuestro país en primer lugar en la región en este indeseable ránking.

La situación afecta mayormente a niñas y adolescentes de hogares vulnerables, en condiciones de marginalidad y pobreza. La falta de una mejor educación y de oportunidades de desarrollo, sumada a la inmadurez física y sicológica, hace que las niñas que no deberían ser madres vean truncadas su infancia y su primera juventud, impidiendo en muchos casos la posibilidad de seguir estudiando para salir de la pobreza. Muchas ni siquiera alcanzan a terminar la escuela primaria. Lo terrible es que muchas son a su vez hijas de madres adolescentes, repitiendo una historia enraizada en la cultura popular.

El ministro de Salud, Julio Mazzoleni, dijo en la presentación de la campaña que “hay que hacer visible el problema, hay que mostrarlo, y hay que desnaturalizar”. La ministra de la Niñez, Teresa Martínez, fue aún más determinante: “Las niñas deben ser protegidas contra toda forma de abuso, contra toda forma de violencia; una adolescente o niña embarazada es una niña o adolescente abusada. Si bien es cierto los padres y las madres son los principales responsables de la educación de sus hijos, no es menos cierto y es absolutamente imperioso que la educación sexual integral se incorpore a la malla curricular del Ministerio de Educación. Tienen que tener información veraz, confiable, científica de qué ocurre con sus cuerpos, cuando van cambiando, cuando van creciendo tienen que tener información de que pueden hacer con ellos y ellas, y hasta dónde puede llegar un adulto sobre sus cuerpos, y la escuela es una gran responsable”.

Por ello resulta llamativo que, a pesar de acompañar oficialmente la campaña, el Ministerio de Educación y Ciencias haga todo lo contrario. El responsable de la cartera, Eduardo Petta, ha erradicado la educación sexual integral de la malla curricular. En esta divergencia, que obedece más a motivos religiosos o ideológicos que pedagógicos, se sostiene una dramática realidad social que debe ser cambiada.

Fuente: https://www.ultimahora.com/evitar-que-paraguay-siga-siendo-el-pais-las-ninas-abusadas-n2899430.html

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México: Buscan 13 estados controlar educación sexual

Partidos y organizaciones sociales quieren implementar en 13 estados del país el “pin parental”, un mecanismo con el que los padres pretenden autorizar los contenidos que se enseñan en las escuelas.

Partidos políticos y organizaciones sociales de al menos 13 estados de la República han propuesto reformar leyes educativas para crear un “pin parental”, con el objetivo de que los padres de familia autoricen los contenidos que se enseñan en las escuelas y, con ello, limitar temas como la igualdad de género, la salud sexual y reproductiva.

Aunque la Secretaría de Gobernación (Segob), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y organismos internacionales se pronunciaron en contra del pin parental, cada vez son más los estados donde se aviva la discusión en torno a este tema.

Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Guanajuato, Querétaro, Veracruz, Puebla, Aguascalientes y Nuevo León son las entidades donde los partidos Encuentro Social (PES) y Acción Nacional (PAN) han promovido la intervención de los padres en los contenidos educativos.

En el caso de Nuevo León, la iniciativa del pin parental fue votada y rechazada en el Congreso estatal, mientras que en Aguascalientes la Comisión de Derechos Humanos local impugnó las reformas educativas que ya habían sido publicadas en el Periódico Oficial.


Conservatives seek to implement parental veto over sex education in 13 states

Conservatives seek to implement parental veto over sex education in 13 states

Por otra parte, en Baja California, Oaxaca, Tamaulipas y Yucatán asociaciones como el Frente Nacional por la Familia ejercen presión para que los Congresos estatales incluyan el tema en sus agendas.

Especialistas alertaron que permitir a los padres o tutores aprobar los contenidos que se dan en las escuelas provocaría que sectores conservadores rechacen los temas de igualdad de género, salud sexual y reproductiva, lo cual podría derivar en un aumento de la violencia contra las mujeres, embarazos infantiles, abuso sexual de menores y homofobia.

Retroceso

“El pin parental sería un retroceso para la Convención sobre los Derechos del Niño, la Constitución Política y las diferentes leyes que tenemos donde se expresa que los niños y adolescentes no son propiedad de los padres.

“Este tipo de iniciativas ponen a los menores como objetos de sus papás y ese es un retroceso de décadas”, criticó José Lugo Rodríguez, coordinador de Incidencia Política de Protección a la Niñez de la organización Save The Children México.

El experto aseveró que la sexualidad sigue siendo un tabú en la sociedad mexicana, por lo que la escuela se ha convertido en un espacio ideal para que los infantes aprendan sobre este tema.

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La sexualidad aún es tabú en la sociedad mexicana, afirma experto.
“Si eliminamos la posibilidad de que los niños puedan conocer este tema desde el punto de vista científico, que en las escuelas puedan dialogar, realmente podríamos poner en riesgo a nuestros niños, porque no somos un país donde hablemos de esto con naturalidad en nuestras casas”, advirtió el especialista.

Las consecuencias de eliminar la educación sexual y de género en las escuelas no sería poca cosa: aunque ha habido una tendencia a la baja durante los últimos años, en 2018 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) registró 154 mil 299 embarazos de niñas y adolescentes.

Con respecto a la violencia de género, la cifra de 10 asesinatos de mujeres al día sigue vigente a pesar de las estrategias implementadas por el gobierno federal para contener el problema.

En cuanto al abuso sexual infantil, las autoridades no tienen una cifra específica para medir este delito, y sobre la homofobia el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT registró 65 asesinatos de integrantes de esta comunidad en 2019.

Oportunismo político

El pin parental no es un proyecto surgido de la nada, tiene sus raíces en el partido político español VOX, que propuso que los padres tengan información previa sobre cualquier actividad que involucre cuestiones sobre identidad de género, feminismo o diversidad.

El objetivo es que los responsables de los menores, con base en “cuestiones morales” y creencias, decidan si los niños pueden realizar esas actividades.

Teniendo en cuenta los antecedentes políticos, Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), no dudó en que el PES y el PAN puedan utilizar esta iniciativa con miras a las elecciones de 2021, cuando se disputarán 15 gubernaturas, 30 Congresos estatales, casi 2 mil municipios y se renovará la Cámara de Diputados.

“El pin parental es un pretexto para confrontarse con las instituciones del gobierno mexicano, para hacer visibles sus cuestionamientos homofóbicos, misóginos y adultocéntricos porque en nuestro país hay mucha gente que piensa así. Este es un método que utilizó VOX para ganar electores”, declaró Juan Martín Pérez.

El experto equiparó el pin parental con otras propuestas que en su momento lanzó el Partido Verde Ecologista, como la pena de muerte, y que le sirvieron para conseguir votantes que a la postre eran de utilidad para su aliado favorito: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

“México es un terreno fértil para las propuestas antiderechos por la fragilidad institucional, por los altos niveles de impunidad y por la polarización que hay en estos momentos. Así como vemos a estos grupos antiderechos esforzándose para lograr visibilidad y ganar electores, seguramente vamos a ver a otros grupos con la misma estrategia”, aseveró Juan Martín Pérez.

Para que el pin parental no sea aprobado en las entidades federativas, la semana pasada la Comisión Permanente del Congreso de la Unión hizo un llamado a la CNDH para que interponga acciones de inconstitucionalidad contra las iniciativas estatales en la Suprema Corte.

El Legislativo federal coincidió en que esta propuesta viola derechos humanos de los menores de edad, entre ellos el acceso a la salud sexual y reproductiva. Y aunque esta crítica se replica desde distintos frentes, grupos conservadores han optado por no escuchar y seguir con su agenda.

Fuente: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/buscan-13-estados-controlar-educacion-sexual

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