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Con bastante convicción, las universidades y otras instituciones presentes en la región, además del Gobierno y también el sector privado, han comenzado a establecer las bases de un promisorio desarrollo de la educación superior con énfasis en el sentido de pertenencia y una impronta territorial que con el tiempo debería comenzar a consolidarse e idealmente a generar una oferta diferenciadora en relación al resto del país.

La universidad o un instituto profesional, son factores claves en el desarrollo de una región, y se requiere mucha articulación con las autoridades de Gobierno y las empresas privadas para hacer viable y eficiente cualquier experiencia académica de nivel superior, de lo contrario, el actuar de cada una de las partes por separado, no pasa de ser un simple ejercicio de subsistencia.

Esto es precisamente lo que ya comienza a consolidarse en Aysén, sin duda alguna la región más subdesarrollada del país en este ámbito. La creación de carreras de pre grado de carácter profesional y una variada alternativa de opciones técnicas por parte del Campus Patagonia de la Universidad Austral, IP Los Lagos e Inacap, son señales evidentes de un avance en el ámbito educativo, a lo que se debería sumarse en el mediano plazo el aporte que pueda realizar la Universidad de Aysén.

Están también los esfuerzos algo más acotados que realizan algunos colegios profesionales por otorgar acceso al perfeccionamiento a sus asociados, buscando alternativas académicas presenciales o virtuales para poder responder a la permanente demanda por acceder a la enseñanza superior a través de diplomados o maestrías o bien, de cursos que permitan actualizar conocimientos y que tengan un reconocimiento académico formal.

Y las señales han sido tan claras, que incluso ya hay compromisos formales, por ejemplo, de ampliar la actual oferta académica en el caso de las instituciones que imparten carreras de pre grado tanto de nivel técnico como superior.

Hoy podemos afirmar con bastante certeza que en este ámbito existen estrategias de mediano y largo plazo, que podrían ampliar las posibilidades de una presencia universitaria y técnica de nivel superior que no se circunscriba solamente a lo básico, sino que poco a poco comience a apostar por un aspecto que es fundamental al momento de planificar educación; la oportunidad y necesidad de las carreras que se ofrecen.

La región dispone anualmente de un número interesante de potenciales alumnos/as, lo que podría ser el aval necesario para potenciar varias aristas de la educación superior a nivel territorial. A ello se agrega la posibilidad de crear una oferta universitaria técnica y profesional que incentive la llegada de estudiantes de otras partes del país. Por ello es que nos parece fundamental hacer hincapié en este ámbito y reconocer que las perspectivas que en esta región se abren en distintos ámbitos son tremendas y es ahí donde debe operar la alianza estratégica entre las empresas, el Gobierno y las instituciones de enseñanza superior, pensando en hacer una gran apuesta pensada y sustentada en el desarrollo de Aysén. Educación superior de calidad, atractiva y que se pueda proyectar en el tiempo sin estar supeditada únicamente a variables de mercado, sino que principalmente a la convicción de generar capital humano que se convierta materia gris que sea capaz de aportar al desarrollo de Aysén y del país.

Fuente: http://www.eldivisadero.cl/redac-41013