En su recorrido por los colectivos que se han visto más impactados por la covid, dentro del proyecto “Resiliencia: cuerpo a cuerpo con el virus”, la psicóloga Raquel Tomé llega a la comunidad educativa y conversa con cuatro profesoras que le cuentan cómo han vivido la pandemia
Por: Raquel Tomé
Uno de los colectivos más tensionados a lo largo de la pandemia de la Covid-19 ha sido la comunidad educativa.
Se vieron arrastrados de un día para otro a realizar adaptaciones urgentes en la planificación y reorganización de los centros para cumplir los exigentes protocolos sanitarios que reducían el riesgo al contagio y, al mismo tiempo, mantener garantizado el derecho al acceso a la educación.
Todos nos familiarizamos de sopetón con numerosas cosas nuevas.
Y comenzaron a aparecer: mascarillas rosas y azules, otras adornadas con graciosos dibujitos, abundancia de gel hidroalcohólico, silbantes corrientes de aire gélido en las aulas para ventilarlas; tocaba abrigarse bien para no resfriarse, grupos burbuja, la sectorización y los turnos de patio, turnos entre los padres para dejar y recoger a sus niños y niñas, cambios en el comedor, flechas por doquier para mantener la distancia de seguridad, etc.
También la rápida implementación de plataformas online para impartir los contenidos de forma que fuera posible no perder comba y que los aislados o contagiados pudieran seguir con sus clases.
El esfuerzo ha sido titánico y las restricciones muchas. Se suspendieron gratificantes actividades educativas y de socialización: excursiones, fiestas del colegio, convivencias, graduaciones, etc. La vida cambió de golpe para todos.
Padres, profesores y alumnos tuvieron que colaborar a una adaptación rápida en una situación de alta incertidumbre.
El reto no resultó fácil y no sigue siéndolo; debemos ser conscientes de ello porque lo que definimos como la “nueva normalidad” está aún gestándose, ya que estamos sometidos a cambios permanentes y a factores estresantes continuados.
Todos hemos vivido momentos muy difíciles y hemos luchado por poner en práctica recursos latentes e insospechados para aprender y crecer en esta experiencia adversa.
Resiliencia: habilidades de adaptación al estrés y la adversidad
Y, esto es lo que la APA (American Psychological Asociation, 2009) define como resiliencia: “Las habilidades que tenemos para adaptarnos al estrés y a la adversidad”.
Ser personas resilientes no es algo estático en la vida, no nos viene dado como el color de los ojos, sino que depende de un conjunto de elementos interconectados en un sistema dinámico y cambiante.
Las personas no siempre somos igual de resilientes o igual de vulnerables. Influyen los recursos internos y externos de los que dispongamos.
La psicóloga Raquel Tomé/ Foto cedida
Este conocimiento debe ser tenido en cuenta a la hora de considerar el profundo impacto emocional de la pandemia en la población en general y en especial en el colectivo de jóvenes, pues hemos constatado, alarmados, como ha empeorado drásticamente su bienestar emocional y salud mental.
Por lo tanto, tenemos que ser cuidadosos y ofrecer a largo plazo y de forma continuada las soluciones y apoyos necesarios durante estas transiciones difíciles.
Solamente si contamos con los recursos necesarios para cuidar el bienestar emocional y la salud mental podremos tener una sociedad integrada por personas resilientes y también lo seremos como sociedad.
Necesitamos esforzarnos por desarrollar los pensamientos, comportamientos y acciones que nos convierten en personas más resilientes.
Resiliencia en las aulas
El psicólogo Masten, 2014 especialista en resiliencia y en cómo apoyar la vuelta a las aulas dice que en el caso de los niños, niñas y jóvenes su fortaleza dependerá de los apoyos con los que cuenten.
Y les beneficiará tener:
Cuidadores afectuosos dentro de sus familias y con sus padres
Relaciones positivas con sus compañeros/as
Disponer de un entorno seguro en la escuela. Entendida no sólo como organización,sino que también hay que considerar dentro de la escuela los vínculos de apoyo con sus profesores y tutores,así como con el resto del equipo docente
Y también los apoyos que proveen las comunidades locales
Estos elementos constituyen esenciales factores de protección.
Desafío para la comunidad educativa
Para hacernos cargo de lo vivido y del gigantesco desafío asumido por la comunidad educativa repasemos de manera somera las dificultades enfrentadas: un estado de alarma donde todos nos confinamos y sólo se impartían clases online; la transición en la reanudación del curso en escuelas y universidades con el temor a que se produjera un repunte de los contagios y la clausura de las aulas; combatir la idea de que eran los menores los grandes transmisores, después desechada; y la llegada de la vacunación con el levantamiento de medidas restrictivas que cambió la dinámica de trasmisión y puso el foco en los más jóvenes.
Casi nada. Si lo pensamos con detenimiento vemos que los cambios han sido continuos.
Lo que ahora hay de diferente frente al año pasado es que estamos más familiarizados con la manera de manejarlo.
Conocemos muchos puntos importantes del mapa y esto hace que nos sintamos con mayor control de la situación y que todo sea más predecible. Sabemos mejor qué hacer. Esto nos da confianza en que saldremos adelante.
El testimonio de cuatro profesoras
Cuatro profesoras nos cuentan cómo resistieron el embate en el fragor de la tormenta y qué recursos emplearon para rehacerse y mantenerse positivas.
Entrevistamos a:
Marta Tornero, profesora de Educación Infantil del Colegio Público Tierno Galván de Valladolid.
Marina Hervás, profesora de la Escuela de Música de Valladolid, con alumnos de edades entre 4 y 8 años.
Ana Mayor, profesora de 2º de Bachillerato y el curso pasado de 1º de la ESO del Colegio San José de los Jesuitas de Valladolid.
Inés Ruiz Requiés, vicedecana de la Facultad de Educación y Trabajo Social de Valladolid.
Inés Ruiz
Cuando todo empezó en marzo de 2020, creí que no iba a ser tanto. Estábamos en casa y qué bien, tenía tiempo para la familia y era víspera de Semana Santa. Contaba con los medios tecnológicos apropiados y un espacio de trabajo en casa. Al principio, resultaba algo novedoso.
Inés Ruiz, vicedecana de la Facultad de Educación y Trabajo Social de Valladolid/Foto cedida
Pero después de Semana Santa te dabas cuenta de que esto no tenía fin. Comenzaron las dudas y una nueva dinámica se instauró. Tenías que ver cómo solucionabas las cosas que antes hacías presencialmente, como ir a los centros para hablar con los tutores y con los estudiantes de prácticas, lograr compatibilizar la docencia y adaptarnos a nuevas formas de evaluarlos. Esto generó mucha ansiedad, especialmente entre los estudiantes.
La Universidad que previamente contaba con un campus virtual tuvo que hacer un gran trabajo de adaptación para hacerlos más sincrónicos cuando impartíamos las formaciones y también más potentes para poder realizar los procesos de evaluación online.
Te dabas cuenta de que había personal docente nada familiarizado y que nunca se había metido en el campus virtual. La Universidad tuvo que implementar cursos de iniciación para esos profesores, algunos seguían métodos antiguos, y tuvieron que actualizarse. La brecha digital estaba ahí y había que superarla. Los estudiantes también tuvieron que formarse para poder emplear adecuadamente las plataformas digitales. Pero si algo tiene la Universidad es que es muy rápida y competente a la hora de buscar soluciones para resolver problemas.
Por otro lado, te dabas cuenta que enseñar es mucho más que trasmitir información y que tienes que completar el ciclo de la comunicación con los alumnos.
Si dabas dos horas seguidas empleabas 90 minutos en motivar al estudiante. Me obligó a ser muy creativa a la hora de explicar: ponía muchos emoticonos, les hacía muchas preguntas, les dividía en salas virtuales para que trabajaran por grupos pequeños pero tenías la dificultad adicional de que muchos estudiantes ponían en negro la pantalla, otros estaban en su casa y pasaba el gato o el perro por ahí, otros no querían hablar o estaban en el tren y no querían que los vieras. Estaban menos atentos y faltaban más a las clases online.
Sin embargo, en los turnos presenciales no faltaba ni uno porque te decían que era su espacio de socialización y el único lugar en que podían verse.
En otras ocasiones tenías que lidiar con que la plataforma se caía y empezabas las clases sin saber bien cómo se iba a dar la cosa.
Pero lo que Inés enfatiza, es que para que se produzca un aprendizaje profundo y significativo es muy importante la interacción directa o sincrónica entre el alumno y el profesor y es esa parte emocional, donde si eres un docente cercano a tus estudiantes, te das cuenta de que andan despistados y les preguntas qué les pasa y hablas con ellos.
Esa parte emocional, no la va a sustituir ningún video o píldora de aprendizaje. Para aprender el estudiante tiene que estar acompañado y para eso, el docente tiene que estar ahí, crearles dudas, incertidumbre, poniéndoles retos y ninguna máquina puede darte esto, aun disponiendo de herramientas de feedback.
Inés también cuenta que los estudiantes lo han pasado mal. Tienen entre 18 y 23 años, son adolescentes y es importante preguntarles qué les pasa. Muchos estaban recién llegados a la Universidad y creo que, en ocasiones, no hemos comprendido bien lo que han vivido.
Marina Hervás
Marina Hervás imparte clases de música a niños entre 4 y 8 años. Hacia solo unos meses que había retornado de Estados Unidos donde disfrutaba de una Beca Amity y nos cuenta que cuando comenzó el curso 2020 en la Escuela Municipal de Música de Valladolid puso en marcha toda su creatividad para seguir motivando a sus alumnos en una clase de música donde debido a las medidas covid tenían el hándicap de que estaba limitado el uso de los instrumentos.
Emplearon para superarlos juegos constantes en el recuerdo de las normas de clase pero sobre todo nos cuenta que era muy importante crear un espacio lúdico donde niños y niñas sintieran que se les trataba con cariño y que desplegaran su imaginación.
Marina Hervás, profesora de la Escuela de Música de Valladolid (izq.)
junto a la psicóloga Raquel Tomé
Así que nada más llegar -prosigue Marina- tenían su canción de bienvenida y se hacía una pequeña “asamblea” donde los más pequeños contaban lo que les pasaba y sentían el apoyo del grupo.
No podían relacionarse entre ellos, tocarse y era una manera de crear un enlace afectivo. Si algún niño estaba pasando un momento complicado no se le negaba un abrazo y este entorno cálido y afectivo permitió que pudieran tener una disposición adecuada para el aprendizaje.
Me alegré mucho de que durante todo el curso no hubiera ningún contagio y pudiéramos mantener el grupo cohesionado.
Marta Tornero
Marta Tornero, profesora de Educación Infantil de niños entre 3 y 5 años, nos comentó lo que para ella significó la doble tarea de maestra y madre, la dificultad de compaginar con 1 ordenador para la tarea de sus hijas y su trabajo.
“Al principio tenía la sensación de que trabajaba 24 horas, porque preparabas videos y ejercicios para que los peques lo hicieran en casa y los padres te lo enviaban cuando podían con lo cual para dar a los padres un feedback sobre los videos tenían que estar permanentemente conectada. Muchas veces te encontrabas también que no podías hacer trabajo de fichas porque había familias que no tenían impresora, incluso había alguna familia que se manejaba con un solo móvil”.
Cuando comenzó el regreso a las aulas tenías que cumplir protocolos estrictos pero la realidad se imponía a lo que te pedían que hicieras porque a estas edades los niños y niñas se abrazan, se juntan, se agarran y se lo saltan y si a alguno necesita una pintura azul y un compañero le dice toma y el otro va y lo coge. Era complicado. Había que ser flexible. Fue especialmente difícil para ellos y también en ocasiones para nosotros.
Marta se emociona al recordar esos rituales de paso de etapa que debieron suprimirse, como no poder abrazarles, acompañarles a las nuevas clases cuando se cambiaban a primaria, eso fue muy duro, señala.
Marta Tornero, profesora de Educación Infantil del Colegio Público Tierno Galván de Valladolid/Foto cedida
Cuando regresaron, tenías la sensación de que con sólo limpiar y desinfectar ya se te había pasado la mañana. Y, bueno había que ser flexible con los grupos burbuja porque a éstas edades los niños no pueden. Lo que ayudó mucho fue que los padres fueron muy responsables si algún niño tenia un síntoma, no lo llevaban, prosigue su testimonio esta profesora.
También reconoce el gran esfuerzo organizativo de los centros obligados a hacer verdaderos sudokus. Y el excelente compañerismo en sus reuniones de nivel y con el resto de miembros del claustro.
Ana Mayor
Ana Mayor es profesora de adolescentes de entre 17 y 18 años y el año pasado también de alumnos de 1º de la ESO.
Reconoce el enorme esfuerzo organizativo del colegio para adaptarse a los protocolos estrictos que se les exigía y como apareció de la noche a la mañana el centro “tuneado” con sus pistas de entrada por un lado, de salida por el otro, etc.
Recuerda Ana la sensación de apoyo afectivo y cálido ofrecida por el Claustro: “éramos una familia”, el acompañamiento en estos momentos difíciles fue muy fuerte, e incluso algunas personas del equipo directivo te llamaban bastante para ver cómo estabas tú, era muy de agradecer. Entre nosotros también estábamos muy atentos, especialmente si sabíamos que alguien estaba bajo de ánimo nos turnábamos para llamar. No nos vimos en ningún momento solos.
Sin embargo, esta nueva situación supuso también una carga adicional de trabajo por la importancia académica de algunos cursos y la necesidad de implementar refuerzo online después del confinamiento, y se puso de manifiesto la brecha socio-económica porque algunos niños/as no tenían medios electrónicos. Hubo profesores que se pasaron por sus casas, también trataron de darles tarjetas de datos u otros medios, recuerda esta profesora.
Ana dice que quiere hacer un alegato respecto a las mascarillas y que supuso un gran hándicap en niños con hipoacusia porque dificultó mucho la comunicación al no poder ver las expresiones faciales. Y la necesidad de hablar y visibilizar más la discapaciadad en los grupos y de buscar soluciones especificas para ellos.
La pandemia, concluye Ana, nos preocupa y a abierto algunos interrogantes. En especial sobre cómo puede afectar a su desarrollo socio-afectivo en adolescentes dado que esta etapa de transición ha sido diferente en estas edades con menos espacios de socialización, comunicación y disfrute. Nosotros, los adultos, sabemos y tenemos el recuerdo de una comunicación diferente. Sabemos cómo nos sentimos y podemos recuperarlos. Pero ellos no y no sabemos en qué puede derivar esa hiperconectividad excesiva.
Tres conclusiones
Por lo tanto, al resumir los recursos psicológicos empleados que les hicieron resilientes podemos destacar:
Estrategias de autoeficacia basada en la confianza en sus competencias y habilidades para adaptarte a esta nueva situación y desarrollar una adecuada planificación.
Creación de sinergias de colaboración, cercanía y apoyo mutuo entre centros educativos, padres y alumnos. Asimismo, el acompañamiento y la implicación humana por parte de los diferentes estamentos jerárquicos de los centros y también con los padres y los alumnos cuando atravesaban momentos difíciles. Todos trataron de ayudarse y apoyarse.
Las situaciones humanas y la necesidad de acoger las emociones, crear espacios para su expresión y ayudar a los niños, niñas y jóvenes a llevar a cabo una adecuada regulación emocional y a adaptarse con una actitud optimista a los nuevos cambios.
500 profesionales de la ecología se han reunido durante cuatro días en el XV Congreso Nacional de la AEET, para compartir los conocimientos más actuales en ecología y entender las respuestas de los ecosistemas ante las perturbaciones del cambio global.
– El motivo central de este Congreso celebrado en Plasencia es “la puesta en valor de la ecología” y la puesta en práctica de los conocimientos generados dentro de esta área científica. “Desde la ecología tenemos claro qué podemos hacer para revertir o atenuar los efectos negativos del cambio global, por eso demandamos que se ponga en práctica el conocimiento ecológico generado”, ha declarado Ignasi Bartomeus, presidente de la AEET.
– Durante este evento se han compartido más de 450 trabajos científicos para profundizar en procesos ecológicos globales como la degradación de los ecosistemas, las emisiones de carbono, la pérdida de biodiversidad o la inseguridad alimentaria.
500 profesionales de la ecología se han reunido durante cuatro días en el XV Congreso Nacional de la Asociación Española de Ecología Terrestre,un evento para el intercambio de los conocimientos ecológicos más actuales y desde el cual se reclama “la puesta en valor de la ecología”, como ciencia capaz de dar respuesta a los efectos negativos del cambio global.“Desde la ecología tenemos señales muy claras de que es el momento de actuar y tenemos claro qué podemos hacer para revertir o atenuar los efectos negativos del cambio global, por eso demandamos que se ponga en práctica el conocimiento ecológico generado”, segúnha declarado Ignasi Bartomeus, presidente de la AEET.
Sesión científica sobre Inteligencia Artificial
En este encuentro celebrado en el Palacio de Congresos de Plasencia del 18 al 21 de octubre, se han compartido 450 trabajos científicos que son clave para entender cómo funcionan los cambios detectados en la naturaleza, tanto a nivel local como global, para que “a partir de este conocimiento científico podamos tomar las mejores decisiones de cara a que estos cambios no nos afecten en negativo o que sepamos aprovechar aquellas oportunidades que nos pueda brindar la naturaleza”, según ha explicado Gerardo Moreno, profesor de la Universidad de Extremadura y miembro del Comité Organizador del congreso.
Los temas tratados en el Congreso se han centrado principalmente en cómo la ecología puede ayudarnos a entender y enfrentarnos a retos derivados del cambio global tales como la degradación de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, los cambios en el uso del suelo, la inseguridad alimentaria o la mejora de la gestión y conocimiento de los ecosistemas, entre otros.
La ceremonia de apertura de este congreso contó con la participación de Antonio Hidalgo, Rector de la Universidad de Extremadura; Jesús Alonso, Secretario General de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidad de Extremadura; Fernando Pizarro, Alcalde de Plasencia e Ignasi Bartomeus, Presidente de la AEET.
Un evento que ha sido impulsado por la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET), la cual aúna a más de 800 profesionales de la ecología y el medio ambiente terrestre, con el apoyo de la Universidad de Extremadura y el Instituto de Investigación de la Dehesa (Indehesa), así como de la Junta de Extremadura y de las entidades Fundecyt PCTEX y AllGenetics.
“Desde la ecología estamos trabajando para medir y entender los riesgos a los que nos enfrentamos”
Durante estos cuatro días se han dado cita personas expertas en todas las áreas de la ecología terrestre, entre las que destacan científicos y científicas de reconocido prestigio nacional e internacional como Sara Varela de la Universidad de Vigo, investigadora que lidera el proyecto de predicción «Mapas Lab», quien ha resaltado el papel fundamental de la ecología en la actualidad: “la naturaleza está cambiando y desde la ecología estamos trabajando en medir y entender los riesgos a los que nos enfrentamos, para que el impacto sea el menor posible”, según ha apuntado en declaraciones durante el congreso.
Por su parte, Marta Goberna del Departamento de Medio Ambiente y Agronomía del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), investigadora que coordina el proyecto europeo EJP SOIL, ha señalado algunas de las barreras a las que se enfrenta la comunidad científica a la hora de poner en práctica los conocimientos generados: “nos encontramos con dificultades a la hora de transmitir a la sociedad que hay determinadas prácticas humanas que rompen los equilibrios naturales, lo que frena el impulso de actividades que respeten este equilibrio”, ha explicado.
A este respecto, desde la AEET han destacado que para conseguir “ese equilibrio con la naturaleza, no podemos seguir mirando a corto plazo”, ya que según explica Ignasi Bartomeus, los retos del cambio global requieren de una visión holística que mire a la totalidad del problema.
La importancia de la ecología en una sociedad global
En este evento se han celebrado dieciséis sesiones temáticascentradas en profundizar sobre procesos y cambios ecológicos que se están dando a nivel mundial, para comprender de forma conjuntacómo responderán los ecosistemas a lo largo del tiempo ante las perturbaciones derivadas del cambio global y poner en marcha estrategias de mitigación.“La sociedad mundial se enfrenta a desafíos medioambientales comunes como la COVID 19 o el cambio climático, lo que demuestra la vital importancia de la ecología a nivel global, el motivo central de este Congreso”, tal y como ha señalado la AEET.
Es por eso, que las sesiones han estado focalizadas en cuestiones globales tan relevantes hoy día como: la recuperación y restauración a gran escala de ecosistemas degradados para mitigar el cambio climático; las respuestas de la ecología del paisaje para hacer frentea dos procesos globales que ponen en compromiso la conservación de los ecosistemas como son la intensificación agraria o expansión urbana y el abandono o renaturalización; la función de los sistemas agrícolas para mejorar la seguridad alimentaria; la relación de la biodiversidad y el bienestar humano para avanzar hacia una sociedad más sostenible;la era del big data y su valor para el seguimiento de la biodiversidad; los avances tecnológicos para predecir de una forma más precisa los impactos humanos sobre procesos tan relevantes como el intercambio genético entre poblaciones, la polinización, la dispersión de semillas;el potencial y límites de la Eco-informática para abordar problemas ecológicos complejos; o los últimos avances en el estudio de un recurso tan valioso como el agua, captación, almacenaje, transporte y redistribución del agua en el ecosistema terrestre.
Mesa Redonda «Ecología en la educación», en el XV Congreso Nacional de la AEET
La transferencia de conocimientos científicos a la sociedad ha sido otro asunto clave de este Congreso, donde se ha visto la “necesidad urgente” de educar en ecología a las futuras generaciones o la difusión e intercambio de conocimientos ecológicos para la gestión pública y social de los ecosistemas. En este sentido, la AEET ha otorgado durante este congreso los Premios Luis Balaguer a la investigadora Montse Vilà, especializada en el estudio de los impactos de plantas invasoras, y a Fernando Valladares, profesor investigador del CSIC que dirige el grupo de Ecología y Cambio Global en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, por su excelente trayectoria y transferencia de conocimientos ecológicos a la sociedad.
Para entrevistas pueden contactar con Alba Villanueva (637 873 604)
Mientras deshierbaban la maleza en una parcela agrícola, varias campesinas salvadoreñas destacaron el empoderamiento económico que les ha traído un sistema de ahorro comunitario, con el que se volvieron más independientes financieramente y también más solidarias.
“La idea es poder ayudarnos entre todas, si necesitan un crédito, una nunca les dice que no”, explicó a IPS la presidenta del grupo de ahorro de la finca La Reforma, Enemesia Portillo.
Ese colectivo, conformado por 62 mujeres, fue creado en 2017 por campesinas que laboran en esa finca, que es a su vez parte de la Cooperativa El Espino, productora de café, ubicada en las faldas del volcán de San Salvador, en el municipio de Antiguo Cuscatlán, vecino a la capital salvadoreña.
La iniciativa busca que mujeres rurales se empoderen económicamente a través de estos grupos de ahorro comunitarios, y sean ellas quienes forjen su propio destino, una idea que está siendo impulsada desde 2012, gracias al apoyo de la organización humanitaria internacional Oxfam.
En ese esfuerzo también participan organizaciones locales, como la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria de la Región Central (Fecoracen), que desde 2017 ha aprovechado la red organizativa que tiene en varias zonas del país para promover esos grupos de ahorro.
“Casi todas son madres solteras, luchadoras, y no creo que se dejen dominar ya, el patriarcado aquí ya va quedando abajo”, agregó Portillo, de 53 años, casada, madre de cuatro hijos, varones y hembras.
Actualmente hay 104 grupos de ahorro en 11 municipios del departamento de La Libertad, y en tres de San Salvador.
En total participan 1700 mujeres y se benefician igual número de familias considerando que cada mujer representa a un grupo familiar.
Esas familias campesinas pueden tener acceso a un pequeño crédito de corto plazo, algo muy difícil de lograr en el sistema financiero nacional.
El monto de los créditos ronda los 150 dólares, a una tasa de interés de 10 %, en general, aunque el grupo de la finca La Reforma es de 20 %. Cada mes, el grupo otorga préstamos por unos 1000 dólares.
En general los préstamos se destinan para gastos en salud, compra de ropa, útiles escolares o electrodomésticos, entre otros, y tienen un plazo de un mes, aunque pueden otorgarse prorrogas.
“Recibir un préstamo en el sistema bancario es complicado, hay que presentar documentos como constancia de salarios, y nosotras como mujeres campesinas no tenemos esos beneficios”, explicó la secretaria del grupo, María Elsa Meléndez, durante una charla con IPS tras concluir la faena del día, en la que participaron otras cinco mujeres.
Su amiga y compañera Portillo, agregó: “Así como son las condiciones de nuestras asociadas, no nos prestaran en el banco. Por eso esta iniciativa sí funciona sobre todo en la zona rural”.
En este pequeño país centroamericano de 6,7 millones de habitantes, únicamente 30 % de la población tiene acceso a la banca, y solo 12 %, a un crédito, según reportó en 2019 uno de los principales bancos del país. La población rural alcanza a 38,3 por ciento del total, según el censo de 2019, y se estima que es la que está menos bancarizada.
Parte del grupo de 62 mujeres rurales que participan del grupo de ahorro de la finca La Reforma, en la jurisdicción de Antiguo Cuscatlán, en el departamento de La Libertad, en el centro de El Salvador. Ese sistema de ahorro comunitario les permite obtener pequeños créditos que de otra forma no podrían recibir en el sistema financiero nacional. En conjunto esos colectivos logran ahorrar unos 200 000 dólares anualmente. Foto: Edgardo Ayala / IPS
Tanto Meléndez como Portillo, al igual que el resto de campesinas que conforman el grupo y la cooperativa, laboran en las faenas agrícolas, sobre todo las vinculadas a la producción de café.
Meléndez, una madre soltera de 40 años, también se dedica a la costura, haciendo remiendos de ropa, que le genera un pequeño ingreso extra para la economía de su familia, compuesta por su hija de ocho años y su madre.
La capacidad de ahorro anual de los colectivos de mujeres, en conjunto, es de 200 000 dólares en promedio.
Esfuerzo colectivo
Estos grupos están conformados por entre cinco y 26 mujeres, aunque los hay como el de la finca La Reforma, con 62 participantes, uno de los más numerosos, y por eso mismo, uno de los que más ahorros ha colectado: 14 000 dólares.
Son las propias participantes quienes ponen las reglas sobre el funcionamiento de su grupo en particular, de forma autónoma, que puede variar entre los grupos de ahorro.
Ellas establecen, por ejemplo, el rango de los montos que cada quien va a aportar, que en general va desde uno a 300 dólares.
También deciden el interés a cobrar por los créditos otorgados, que en promedio es de 10 %, una tasa más alta que la del sistema financiero, e incluso se definen temas como las multas que se imponen a las personas que lleguen tarde o no llegue a las reuniones.
Que la tasa de interés sea más alta que la cobrada por los bancos del país no es del todo una desventaja, porque al final del periodo, que va de enero a diciembre, se distribuye lo recaudado ese año entre todas las participantes del grupo, de forma equitativa.
También se redistribuyen otros ingresos, como los cobros de las multas y los obtenidos con actividades extras, como la venta de comidas o la realización de rifas.
“El interés obtenido junto a los otros ingresos es un bienestar para todas, se divide entre todas”, afirmó Portillo.
Sandra Elizabeth Mejía, de 60 años, muestra la pequeña caja metálica donde las mujeres del grupo de ahorro de la finca La Reforma, ubicada en la falda del volcán de San Salvador, depositan sus aportes. Esta iniciativa comunitaria busca empoderar económicamente a mujeres campesinas salvadoreñas al darles independencia financiera. Foto: Edgardo Ayala / IPS
Esos encuentros se suelen realizar dos veces al mes, y ahí las participantes realizan sus aportes, que se van guardando en una pequeña caja metálica manejada por la tesorera del grupo.
Pero la llave para abrirla y cerrarla la posee otra persona, para dar confianza de que los fondos están debidamente protegidos.
En las reuniones también se aprueban los préstamos solicitados, y cada participante tiene una libretita para registrar esos datos, al igual que sus aportaciones personales.
Luchadoras mujeres campesinas
La idea de que mujeres rurales ahorren colectivamente ha tenido un buen desarrollo en el caserío La Esperanza, del cantón Mizata, del municipio de Teotepeque, también en el departamento de La Libertad, una comunidad asentada al borde del océano Pacifico.
Ahí Marta Nidia Menjívar, de 36 años, es una de las más entusiastas en los dos grupos de ahorro en los que participa, a los que dedica parte de su escaso tiempo.
Ella cosecha vegetales y hortalizas, como yuca, caña, camote (Ipomea batatas) y chile (pimiento) jalapeño, entre otros, todo orgánico, que cultiva en una pequeña parcela rentada y que vende en su comunidad.
También cría pollos y gallinas y cosecha más yuca en una cooperativa de la que también es socia.
Pero aún le alcanza el tiempo para generar otros ingresos, que suma al pequeño excedente que ahorra en los dos grupos.
“Hago de todo un poco, porque además de la parte agrícola hago pedicura, manicura, masajes y bisutería”, contó Menjívar a IPS, en el patio de su casa, durante un encuentro en que también participaron algunas de sus compañeras del grupo.
Ella trabaja la tierra junto a su esposo, con quien tiene dos hijos, de 13 y 17 años.
Calle principal del asentamiento localizado en la finca La Reforma, en la jurisdicción de Antiguo Cuscatlán, en el departamento de La Libertad, en el centro de El Salvador, en donde un grupo de mujeres campesinas impulsa un programa de ahorro comunitario, que les da independencia económica. Foto: Edgardo Ayala / IPS
Mientras, Nancy Guzmán hace lo propio en el cantón San Sebastián Asuchillo, del municipio de Zaragoza, también en el departamento de La Libertad.
Aquí se han desarrollado cuatro grupos de ahorro, en uno de los cuales participa Guzmán, de 32 años, madre de un niño de 5 años.
“Todas tenemos que prestar 150 dólares, para tener derecho a la misma ganancia, pero si alguien quiere prestar más, se puede”, dijo Guzmán a IPS.
Su esposo trabaja en una fábrica, cerca de San Salvador, pero para generar más ingresos ella produce jaleas, sobre todo de fresa, las que vende en pequeños frascos, a dos dólares cada uno, en la comunidad y en un pequeño negocio de comidas en la capital salvadoreña.
“Ahora estoy pensando en desarrollar mi marca de jaleas”, precisó Guzmán, lo cual piensa lograr con el apoyo de una institución estatal que promueve el trabajo de los pequeños y medianos empresarios.
Por supuesto que también trabaja la tierra: produce pepinos y berenjenas, una actividad en la que la apoya su esposo cuando no está en la fábrica.
El propietario de la parcela donde trabajan no les cobra por el uso de la tierra, sino que le basta con que se mantenga limpia de malezas y sea productiva.
Con los 119 dólares que recibió como dividendos en 2020 por el grupo de ahorro al que pertenece, Guzmán y su esposo tuvieron para comprar una cama nueva.
Ahora se han fijado como meta obtener un dividendos 1000 dólares al final de 2021,un dinero con el que pretenden ayudarse para comprar una motocicleta.
El objetivo es que su esposo pueda desplazarse sin problemas de transporte del trabajo a la casa. De ese modo él pueda estar más vinculado al trabajo agrícola que ambos desarrollan.
“Tenemos la esperanza de que lo vamos a lograr, ese es nuestro objetivo este año”, finalizó convencida de que su meta es realizable.
ED: EG
Este artículo integra la cobertura de IPS sobre el Día Internacional de las Mujeres Rurales, el 15 de octubre, que este año tiene como tema: “Las mujeres rurales cultivan alimentos de calidad para todas las personas.
Los adultos tendrán que enseñar a los menores a ‘amar el partido, la nación, la gente y el socialismo’, según el proyecto.
Los padres de niños que muestren «muy mal comportamiento» o cometan delitos pronto podrían ser castigados en China con una nueva ley.
Los padres y tutores serán amonestados y se les podría ordenar que pasen por programas de orientación de educación familiar si los fiscales encuentran algún delito o «muy mal comportamiento» en sus hijos, según el borrador del proyecto de ley de promoción de la educación familiar que será revisado por el gobierno chino esta semana.
“Hay muchas razones por las que los adolescentes se portan mal y la falta o la educación familiar inadecuada es la principal causa”, afirmó Zang Tiewei, portavoz de la Comisión de Asuntos Legislativos del Congreso Nacional del Pueblo (NPC) que revisará el proyecto de ley.
Se alentará a los padres a ajustar su tiempo para varias de las actividades diarias de sus hijos, incluido el descanso, el juego y el ejercicio.
También tendrán que enseñar a los menores a “amar el partido, la nación, la gente y el socialismo”, según el proyecto de ley.
Los padres de menores deben enseñar a sus hijos a “obedecer las costumbres sociales; fortalecer la conciencia jurídica y el sentido de responsabilidad social; establecer los conceptos de unificación nacional y unidad étnica y enseñar a los menores a respetar a los mayores y cuidar a los jóvenes”, señala el borrador.
La legislación de promoción de la educación familiar también insta a los padres y tutores a ser «ahorrativos y frugales, a estar unidos y ayudarse mutuamente y a formar un carácter positivo».
También prohíbe a los padres utilizar la «violencia» para educar a los niños sobre cómo comportarse. Si bien el castigo corporal fue prohibido en China en 1986, la práctica sigue siendo frecuente, especialmente en las zonas rurales del país, de acuerdo a los medios locales.
Las familias chinas a menudo han argumentado que golpean a sus hijos solo para educarlos o enseñarles cómo comportarse.
Según el canal de televisión local Nanning TV, un niño de cinco años en la ciudad de Nanning, cerca de la frontera con Vietnam, fue encontrado el año pasado cubierto de profundas cicatrices después de que su padre abusó de él.
Se informó ampliamente que el caso era emblemático de la cultura generalizada de “más vale una nalgada a tiempo, que un delincuente en la cárcel” que todavía prevalece ampliamente en el país.
Este último proyecto de ley forma parte de una serie de dictados por China desde el año pasado para sus jóvenes ciudadanos.
El año pasado, la Administración del Ciberespacio de China (CAC) lanzó una campaña que tenía como objetivo la “rectificación” del entorno de internet para menores durante las vacaciones de verano.
Sina Weibo, una importante plataforma de redes sociales de China, había dicho entonces que tratarían de frenar la cultura extrema de los fanáticos, incluida la adoración «ciega» de las celebridades de internet.
En julio de este año, China prohibió la tutoría con fines de lucro en las materias básicas de la escuela, en un intento por reducir los costos de vida de las familias y aumentar ostensiblemente la tasa de natalidad del país.
La noticia fue recibida con diversas reacciones. Los padres quedaron perplejos tratando de averiguar cómo afectarían las nuevas reglas a sus hijos en el sistema educativo altamente competitivo de China.
En agosto, los reguladores chinos de los videojuegos informaron que permitirían que los niños menores de 18 años jugaran en línea solo una hora al día. También dijeron que los niños menores de edad podrían usar juegos en línea solo los viernes, fines de semana y días festivos.
Ese mismo mes, los medios chinos controlados por el estado denominaron a los juegos en línea como «opio espiritual».
El economista Alejandro Aronne, cuestionó que en Honduras se tenga en total abandono el sistema educativo y se invierta más en seguridad.
“Sabemos muy bien que hay un presupuesto que se incrementó en 20 mil millones de lempiras, llega a los 288 mil millones de lempiras. El problema tradicional que se ha presentado en Honduras en materia presupuestaria son las malas reasignaciones”, señaló.
Recriminó que en lugar de destinar recursos a salud y educación, tradicionalmente se han destinado a defensa y seguridad.
Con la pandemia de la COVID-19 reconoció que hubo un cambió por la crisis sanitaria que obligó a una reasignación presupuestaria para algunas secretarías y sectores que no habían recibido reasignaciones antes.
“Tenemos un presupuesto aprobado en el Congreso Nacional y el nuevo gobierno tendrá que sujetarse al mismo, sin embargo, se denota la falta de priorización en el hondureño en el sentido que sí queremos transformar Honduras, se debe educar al hondureño porque el capital humano es importante, la transformación de Honduras viene por ahí -educación- y es lo que menos se ha priorizado”, agregó.
Reprochó que se haya puesto en segundo plano el tema educativo, no obstante, espera que el próximo gobierno sin importar el color político, conduzca a una reforma educativa y siente las bases para un cambio educativo y transformación de Honduras.
Este lunes se inició la vacunación a ese grupo etario. Según la Vicepresidencia de la República, en 39 centros educativos de Quito se vacunará a 7.000 niños.
El proceso de vacunación contra el coronavirus en Ecuador entró en una nueva etapa con el inicio de la inoculación a niños de entre 5 y 11 años.
En Quito, la vacunación infantil se inició este lunes 18 de octubre, en la Unidad Educativa Consejo Provincial de Pichincha, en el sur de la urbe,con niños de 10 a 11 años; progresivamente, el rango se irá reduciendo.
En los patios del establecimiento se colocaron cinco carpas para que padres de familia e hijos esperen su turno sentados.
Luego pasaron a las aulas donde se instalaron tres brigadas de vacunación.
Tras la inyección, los niños subieron al segundo piso para ver si se presentaba o no alguna reacción.
La ministra de Educación, María Brown, quien asistió a esa unidad educativa, sostuvo que en ese lugar se vacunará a 1.000 niños.
Agregó que la vacunación se hará en 39 establecimientos.
De acuerdo con Brown, a nivel nacional hay 2′010.000 estudiantes del sistema educativo nacionalque están en edad de entre 6 y 11 años 11 meses.
Para ser vacunados, los padres de familia deben llevar el formulario de consentimiento informado lleno, pasan a una sala de espera, luego a la de vacunación, en donde se registran los datos, al punto de vacunación y luego a un sitio de observación, donde permanecen durante quince minutos para ver reacciones. Finalmente, reciben un refrigerio y pueden ir a su domicilio, explicó.
Para Brown, esta es otra medida de control epidemiológico que ayuda a que se reduzcan los riesgos de posibles contagios y que así el retorno a las clases presenciales sea cada vez más seguro.
La funcionaria sostuvo que hay un 32% de instituciones educativas, a nivel nacional, que cuentan con un permiso de uso de las instalaciones manteniendo las medidas de bioseguridad.
Aproximadamente 420.900 estudiantes han asistido de manera presencial a las aulas, desde el 7 de junio y se han reportado 21 casos de coronavirus, que se han recuperado y, de acuerdo a Brown, no se han dado contagios comunitarios que hayan iniciado en las entidades educativas.
En las últimas 24 horas, Rusia reportó mil 36 nuevos decesos por la enfermedad.
Las autoridades de Moscú anunciaron este jueves un plan para cerrar restaurantes y comercios no alimentarios e implantar otras restricciones desde finales de mes mientras Rusia registró su récord de contagios de COVID-19 y decesos desde el inicio de la pandemia.
El grupo de trabajo gubernamental contra el coronavirus reportó el jueves 36 mil 339 nuevas infecciones y mil 36 decesos en las últimas 24 horas, que elevaron el total de víctimas mortales en el país a 227 mil 389, el peor dato en Europa.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, respondió al rebrote en la víspera decretando una semana no laboral a partir del 30 de octubre. Por su parte, el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, siguió sus pasos este jueves con el anuncio de restricciones en la capital.
Todos los restaurantes, cafés y establecimientos que no vendan comida, además de gimnasios, cines y otros locales de ocio deberán cerrar entre el 28 de octubre y el 7 de noviembre. Con las escuelas y jardines de infantes ocurrirá lo mismo. El acceso a museos, teatros y otros establecimientos estará limitado a los titulares de los códigos digitales que acreditan estar vacunado o haber superado la enfermedad, una medida que se mantendrá después del 7 de noviembre.
“La situación en Moscú se está desarrollando de acuerdo al peor escenario posible”, escribió Sobyanin en su blog, agregando que el número de contagios en la capital está en máximos históricos.
La mortalidad por el virus lleva semanas al alza y superó las mil personas diarias por primera vez durante el fin de semana, ante la baja tasa de vacunación, el escaso cumplimiento de las precauciones de seguridad y las reticencias del gobierno a endurecer las restricciones. Unos 45 millones de rusos, 32 por ciento de sus cerca de 146 millones de habitantes, recibieron ya las dos dosis de la vacuna.
El periodo no laboral, que incluye un feriado estatal de dos días, debería ayudar a limitar la propagación al evitar que la gente acuda a las oficinas y viaje en el abarrotado transporte público. El Kremlin instó también a las autoridades locales a restringir el acceso a restaurantes, teatros y locales de ocio durante este periodo.
Putin afirmó que en algunas de las regiones donde la situación es muy preocupante, la semana de descanso podría empezar el sábado y prorrogarse hasta el 7 de noviembre.
Hasta ahora, el Kremlin había descartado decretar un confinamiento nacional como el impuesto al inicio de la pandemia, que supuso un fuerte revés para la economía y erosionó la popularidad de Putin, pero daba poder a las autoridades regionales para decidir posibles restricciones.
Muchas de las 85 regiones en que se divide la vasta nación ya limitaron la asistencia a eventos públicos multitudinarios, así como el aforo de teatros y restaurantes, entre otros. Algunas han declarado la vacuna obligatoria para ciertos funcionarios y mayores de 60 años.
Moscú había evitado las restricciones hasta el momento, con restaurantes y cines abarrotados, multitudes en discotecas y karaokes, y el transporte público lleno de usuarios sin mascarilla, aunque las UCIs de los hospitales llevaban semanas saturadas.
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