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5 maneras de evaluar el aprendizaje en línea

Por: Helen Colman*

“Las evaluaciones en línea ofrecen métodos nuevos y atractivos que podemos implementar en nuestras clases para que los alumnos demuestren su aprendizaje”.

La COVID-19 provocó el cierre de escuelas y universidades en todo el mundo, las cuales se vieron prácticamente forzadas a adoptar un modelo de aprendizaje remoto. Los maestros tuvieron poco tiempo para adaptarse al aprendizaje en línea y continuar las clases desde casa. Aunque la tecnología ha evolucionado rápidamente facilitándonos hacer varias cosas de nuestro día a día, el cambio a una educación en línea no ha ocurrido de manera fluida como quisiéramos. En este artículo discutiremos los desafíos de la evaluación para el aprendizaje y cómo implementarla en un ambiente en línea.

Las evaluaciones son usadas para determinar el conocimiento de los estudiantes y su dominio en un tema, así como también para identificar áreas de mejora. Las evaluaciones se agrupan típicamente en dos categorías generales:

  • Las evaluaciones formativas son revisiones informales sobre el conocimiento o desempeño de los estudiantes a lo largo del curso. Sirven para ajustar la instrucción y los procesos educativos con el fin de alcanzar los objetivos de aprendizaje, dando a los estudiantes la oportunidad de demostrar lo aprendido. La retroalimentación del maestro sirve para que los aprendices tengan la oportunidad de hacer cambios o mejoras en ciertas áreas.

  • Las evaluaciones sumativas son más formales y son usadas como puntos de chequeo al final del año o del curso para evaluar cuánto del contenido los estudiantes aprendieron en general. Estas evaluaciones cubren todo lo que los estudiantes han estudiado durante el año o el curso. Se pueden proveer comentarios de retroalimentación, pero los aprendices pueden no tener otra oportunidad para hacer los cambios.

Ambas evaluaciones, formativa y sumativa pueden ser usadas en cursos presenciales o en línea. Para este último, existen formatos más atractivos que podemos utilizar para evaluar de forma innovadora dando oportunidad a los estudiantes para que se desempeñen, apliquen el contenido que han aprendido, y que realmente demuestren su conocimiento en formas que no son posibles con una prueba tradicional de opción múltiple.

Las herramientas de autor tales como iSpring Suite Max permiten a diseñadores instruccionales y profesionales en educación crear cursos online y evaluaciones en cuestión de minutos. A través de plantillas preconstruidas y métodos de evaluación es fácil personalizar cursos con contenido de tu elección. A continuación, te presento 5 prácticas para evaluar el aprendizaje en línea.

5 prácticas para evaluar el aprendizaje en línea

1. Cuestionarios en línea

Una característica única de los cuestionarios en línea es que, el orden de las preguntas y las opciones de respuestas se pueden presentar de forma aleatoria, para que los estudiantes no reciban el mismo cuestionario. Cualquier cuestionario usado en una clase tradicional puede ser fácilmente adaptado en un cuestionario en línea. Las actividades de calificar los cuestionarios y comparar el desempeño de los estudiantes son muy fáciles de hacer, ya que se llevan a cabo de forma automática por el sistema. También se pueden incluir preguntas de “práctica sin puntaje” así como agregar comentarios personalizados para cada pregunta u opción de respuesta. Algunos tipos de preguntas son: opción múltiple, rellenar el espacio en blanco, correlación y secuencias, entre otros.

A continuación, un ejemplo, cuando selecciona una respuesta incorrecta, aparece un mensaje de retroalimentación donde muestra el procedimiento correcto que debe seguir para determinar la dosis correcta.

Imagen 1: Cuestionario de opción múltiple con retroalimentación automática.

Imagen 1: Cuestionario de opción múltiple con retroalimentación automática.

2. Preguntas tipo ensayo

Las preguntas de tipo ensayo dan a los estudiantes la oportunidad de demostrar un dominio más profundo de un tema, crear respuestas únicas bien pensadas, así como escribir reflexiones personales. Esta participación requiere de ellos un grado más alto de pensamiento que otro tipo de preguntas. Este tipo de evaluación cualitativa es posible en el aprendizaje en línea con el uso de campos de entrada de texto. Las respuestas no pueden ser calificadas por la herramienta de autor o el sistema de gestión de aprendizaje, así que los instructores deben calificarlas manualmente. En la Imagen 2 podemos ver el siguiente ejemplo:

Imagen 2: Pregunta tipo ensayo de un cuestionario sobre la metodología de investigación.

Imagen 2: Pregunta tipo ensayo de un cuestionario sobre la metodología de investigación.

3. Actividades de arrastrar y soltar

Este formato es particular del aprendizaje en línea. Da a los estudiantes un método práctico para demostrar su conocimiento. En este tipo de evaluación, se le pide a los aprendices que clasifiquen elementos en categorías, arrastrándolos a través de la pantalla y soltándolos en un lugar indicado. Esto se puede realizar con imágenes o texto. Es una manera excelente de evaluar cómo los estudiantes manejarían escenarios de la vida real, fuera del curso.

Las herramientas de autor típicamente proveen plantillas que te permiten crear evaluaciones de arrastrar y soltar sin requerir código. Simplemente necesitas subir tus imágenes, introducir tu texto, y definir cuáles objetos son arrastrados y a dónde. En la imagen 3 podemos ver el siguiente ejemplo:

Imagen 3: Cuestionario sobre clasificación y reciclaje de residuos.

Imagen 3: Cuestionario sobre clasificación y reciclaje de residuos.

4. Simulaciones de diálogo

Las simulaciones de diálogo permiten a los aprendices practicar conversaciones. Los personajes en el escenario pueden incluir clientes, compañeros de trabajo, entre otros. El desempeño de los aprendices puede ser calificado basado en cuán exitosamente ellos pueden navegar la conversación y llegar al resultado ideal. Este tipo de evaluación provee un espacio seguro para practicar antes de intentar estas conversaciones en la vida real.

Una herramienta de diálogo simulado usualmente funciona de la siguiente manera: primero necesitas subir tu personaje(s) y fondos o elegirlos de la librería de contenido, luego introducir el diálogo y los comentarios de retroalimentación que los aprendices recibirán por sus respuestas correctas e incorrectas. En la imagen 4 podemos encontrar el siguiente ejemplo:

Imagen 4: Juego de roles sobre una entrevista de trabajo en línea.

Imagen 4: Juego de roles sobre una entrevista de trabajo en línea.

5. Encuestas en línea

Las encuestas son evaluaciones formativas maravillosas, permiten a los instructores modificar la instrucción basada en los comentarios de los aprendices. Durante las presentaciones en vivo en línea, las encuestas son una manera rápida y efectiva de dividir la clase y mantener la atención de la audiencia. Este tipo de evaluación informal permite capturar comentarios de los estudiantes instantáneamente. Típicamente son usadas para registrar reacciones. Las encuestas pueden ofrecer información sobre lo que los aprendices piensan o por qué toman ciertas decisiones.

Si realizas conferencias en línea, puedes incorporar herramientas para conducir encuestas. Existen plataformas especializadas en línea que permiten crear, enviar, y analizar encuestas. También puedes crear una encuesta con herramientas de autor de eLearning, por ejemplo, crear una escala Likert que ayudará a los aprendices a reflejar mejor su opinión sobre una oración. En la imagen 5 podrás ver un ejemplo:

Imagen 5: Encuesta a estudiantes al finalizar un curso de matemáticas.

Imagen 5: Encuesta a estudiantes al finalizar un curso de matemáticas.

En Resumen

La evaluación es una práctica necesaria en el proceso de aprendizaje ya que muestra si los aprendices han ganado o no dominio del contenido y si los objetivos educativos se han cumplido. Las evaluaciones en línea ofrecen métodos nuevos y atractivos que podemos implementar en nuestras clases, tales como encuestas en tiempo real, interacciones de arrastrar y soltar, simulaciones de diálogos con ramificaciones que permiten a los aprendices navegar múltiples caminos a través de una conversación, etc.

Con el uso de herramientas de autor rápidas, la creación de cuestionarios en línea puede hacerse en cuestión de minutos simplemente subiendo y pegando el contenido. La actividad de calificar se realiza de manera sencilla, ahorrando horas de calificaciones manuales para la mayoría de los tipos de evaluaciones. Con las opciones que te presento en este artículo, te invito a cumplir el reto de implementar métodos de evaluación innovadoras que hacen posible el aprendizaje en línea.

Acerca de la autora

Helen Colman (helen.colman@ispringsolutions.com) es Editora y Estratega de Contenido en iSpring. Disfruta de combinar la investigación rigurosa con su experiencia en la industria de eLearning.

Edición por Rubí Román (rubi.roman@tec.mx) – Observatorio de Innovación Educativa

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/cinco-maneras-de-evaluar-el-aprendizaje-en-linea

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Escuelas Bosque: una solución para las instituciones educativas pospandemia

Por: Fernanda Ibáñez


Las Escuelas Bosque es un modelo de educación al aire libre donde los alumnos aprenden mediante el juego, la exploración y el apoyo a la toma de riesgos.

¿Alguna vez has tomado clases al aire libre? Creo que muchas personas hemos experimentado una o dos clases de este estilo en nuestros años de educación primaria, cuando la maestra nos avisaba que íbamos a hacer alguna actividad fuera del salón, y nadie podrá negar cómo cambiaba la atmósfera del aula. Este es el enfoque principal del fenómeno conocido como las “Escuelas Bosque” (Forest Schools). La Asociación de Escuelas Bosque en el Reino Unido las define como un estilo de aprendizaje basado en la cultura al aire libre donde los alumnos pueden aprender mediante un proceso a largo plazo que incluye el juego, la exploración y el apoyo a la toma de riesgos, con el objetivo de que puedan desarrollar confianza personal y fortalecer su autoestima mientras conviven en un ambiente natural.

Este proceso educativo llegó al Reino Unido en 1993, inspirado en el método educativo escandinavo, el cual contaba con una educación en la naturaleza. Este modelo está concentrado en los niveles de preescolar y primaria menor, las sesiones por clase pueden ser de dos horas mínimo, con un periodo escolar de 24 semanas en dos semestres, sin embargo, estas especificaciones pueden variar dependiendo de la institución en la que se impartan. Actualmente existen Escuelas Bosque alrededor del mundo, con la mayor concentración en Europa, principalmente en Inglaterra y Escocia, y otras instituciones en España, Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, entre otros.

Algunas de las ventajas que los alumnos encuentran en este método, a diferencia del tradicional, es que aprenden bajo un contexto donde el aprendizaje les es necesario para resolver un problema, por lo que se ven inspirados en absorber este aprendizaje. También se busca mantener un balance esencial en sus lecciones, para asegurarse de que los docentes puedan atender a las necesidades de sus alumnos al mismo tiempo que reflexionan acerca de las prácticas escolares.

La toma de riesgos es esencial en el proceso de aprendizaje.

La fundadora del Instituto de Escuelas Bosques para Maestros, Jean Lomino, dijo en una entrevista que uno de los factores diferenciadores principales para ella entre la educación actual y la que ella practica, es la activación del alumnado. “Si entro a un aula y veo a los alumnos escribiendo en sus escritorios lo encontraría como un problema, porque el aprendizaje debería de ser experimental”.

Además, Lomino comentó que la toma de riesgos es esencial en el proceso de aprendizaje pues da más libertad al alumnado para cometer errores, a diferencia de la educación tradicional que se lleva a cabo en el aula, donde los errores serían castigados. Los alumnos de las Escuelas Bosque aprenden de sus errores y esto los hace sentirse menos presionados y más felices en sus clases.

Cada institución tiene sus innovaciones añadidas. Para la escuela a cargo de Jean Lomino es el mindfulness, donde todos los involucrados en la escuela toman parte de esta práctica, ya sea el alumnado, personal docente,  o familias.

Enseñanza al aire libre para disminuir el riesgo de contagios

¿Cómo podría este modelo educativo crecer en el contexto de la pandemia? El gobierno británico emitió un comunicado este verano donde invitan a la población a participar en más actividades al aire libre, con sus respectivas restricciones, para evitar los contagios. Las Escuelas Bosque en este país han podido resumir sus clases, con grupos de 15 alumnos y con un líder por grupo. Muchas instituciones han sido alentadas a hacer estos mismos cambios, a tomar sus clases con las mismas especificaciones pero fuera de las aulas, ya que el riesgo de contagio en exteriores es considerablemente menor, y los alumnos no se verán obligados a posponer sus estudios o a tomarlos en formato virtual.

Los países latinoamericanos podrían adoptar las Escuelas Bosque como una solución para las instituciones educativas, además de que aportaría soluciones a otros problemas como  la obesidad infantil, reducir el tiempo en pantalla que los menores pasan diariamente, y desarrollar habilidades que no podrán encontrar en un aula física o virtual. Podemos tomar como ejemplo a Dinamarca, ya que fue uno de los primeros países en retomar las clases en el mes de abril, para niños menores de 11 años, que se consideraban que eran aquellos dependientes al cuidado de sus padres para tomar clases virtuales desde sus casas.

“Se escalona el horario de entrada y de salida de los escolares y se reduce el número de horas en el colegio”, comentó Michelle Unzué en su blog “Velas y Vikingos”. Madre de dos, española, viviendo actualmente en Dinamarca, Unzué describe su experiencia ante la pandemia y la educación de sus hijas. También señala que las escuelas trabajaban bajo cuatro tandas de horarios que no coincidían entre ellas, divididas por edades y grados. Para las entradas y las salidas del colegio, a los padres y madres no se les permitía entrar por sus hijos, sino que los maestros eran los que llevaban a los niños. Uno de los objetivos principales de las escuelas era buscar llevar la gran mayor parte de las clases al aire libre, si las condiciones meteorológicas lo permitían.

La Asociación Edna de Educación en la Naturaleza, en España, se encarga de impulsar proyectos y actividades de educación en la naturaleza de calidad. Ellos cuentan con una “Guía Edna” que tiene como objetivo demostrar un protocolo orientativo elaborado con base en evidencia científica, con conocimiento profundo en el sector, y recomendaciones oficiales de las autoridades españolas, para guiar a aquellas instituciones que busquen adaptar sus actividades a formato externo y trabajar en la naturaleza.

Gracias a iniciativas como las Escuelas Bosque, y al cumplimiento de las medidas preventivas ante la COVID-19, los contagios se han podido controlar sin la necesidad de posponer las clases, sino simplemente adaptándolas a entornos al aire libre como parques, patios o incluso calles peatonales, no tienen que ser realizadas en bosques o parques naturales necesariamente, sino que pueden adaptarse a las características particulares de cada ciudad. Para esto es necesario adaptarnos nosotros, cambiar nuestra dinámica escolar y aprender a trabajar bajo cualquier tipo de clima, encontrar los recursos a nuestro alcance para aprovechar al máximo las posibilidades que tenemos y sacar una vez más este problema adelante.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/escuelas-bosque-pospandemia

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¿Se puede enseñar a ser feliz en tiempos de COVID-19?

Por: José Carlos Vázquez Parra*


“Los alumnos necesitan competencias que les permitan disfrutar de una vida plena, afrontar su entorno desde su propia realidad a partir de múltiples actividades de reflexión, análisis y pensamiento positivo”.

El estado emocional de los estudiantes es una pieza clave en su proceso de formación. Nuestras aulas presenciales o virtuales son espacios de aprendizaje vivo donde los estudiantes se preparan para enfrentar la nueva realidad y comprender el mundo incierto que nos ha tocado vivir. A raíz de la pandemia por COVID-19 y el confinamiento, las búsquedas en Internet relacionadas con sintomatología de enfermedades mentales han repuntado significativamente (Ayers et al., 2020). Conocer qué piensan los alumnos y cómo se sienten es fundamental para propiciar una vivencia estudiantil exitosa dentro y fuera de las aulas.

Según un estudio realizado por el Instituto de Modelización de Enfermedades en los Estados Unidos, durante el transcurso de la pandemia, las búsquedas en Internet relacionadas con la ansiedad alcanzaron un pico alarmante el día 28 de marzo de este año, elevándose un 54 % arriba de todos los años anteriores. Cuestionamientos como “¿estoy teniendo un ataque de pánico?”, “signos de ansiedad” y “síntomas de un ataque de ansiedad”, son las combinaciones de búsquedas más recurrentes, dando muestra de una necesidad de salud pública difícil de negar durante esta crisis sanitaria. En general, el estudio plantea que 1 de cada 4 personas de entre 18 a 24 años, ha tenido sintomatología de ansiedad, estrés o incluso pensamientos suicidas durante el estado de aislamiento. De acuerdo con Benjamin Althouse, líder de esta investigación, esta es la cifra más alta que jamás se haya tenido, siendo una muestra de que las personas se sienten ansiosas, nerviosas, estresadas y por consecuencia, infelices (Rius, 2020).

“A través de actividades de autoconocimiento e interacción con el resto del grupo, los alumnos desarrollan competencias de bienestar, autorregulación y pensamiento sistémico”.

La psicología positiva se define como el conjunto de estudios científicos de las experiencias positivas, los rasgos personales y las instituciones y programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, lo que permite prevenir la presencia de malestares psicológicos o alteraciones emocionales a causa de factores internos o externos a las personas. Tanto la psicología positiva, como las ciencias de la felicidad, pretenden identificar las fortalezas y virtudes humanas, pudiendo así adoptar una perspectiva más abierta respecto al potencial humano, sus motivaciones y capacidades (Contreras & Esguerra, 2006).

Desde la perspectiva de la psicología positiva y de las ciencias de la felicidad, el mundo contemporáneo significa un reto para la mayoría de los seres humanos (Blasco, 2020). Los cambios tecnológicos, políticos, sociales, ambientales y de salud, han llevado a generaciones como los Millennials, la generación Z y la temprana generación Alpha, a enfrentarse al reto de aprender a vivir en un estado de constante cambio. Esta realidad implica tener que adaptarse ante un entorno histórico y social lleno de incertidumbre, y como consecuencia, la necesidad de desarrollar y adquirir habilidades emocionales que les permitan hacer frente a un estado fluido y en movimiento (Deloitte, 2017) (Aparicio, 2016).

El rol de las universidades ante el desarrollo emocional de sus estudiantes

Las universidades tienen que ampliar su oferta de cursos más allá de lo disciplinar. No basta con formar futuros profesionistas si no tienen las competencias que les permitan disfrutar de una vida plena. Los jóvenes llegan a las aulas buscando adquirir conocimientos teóricos y prácticos, así como también responder a preguntas relacionadas con su vida y los procesos de socialización que les implica incursionar en el mundo adulto.

“En palabras de mis estudiantes: el bienestar emocional es algo que pocas instituciones ponen atención, salvo que se vuelva un problema”.

En respuesta a esta situación, el Tecnológico de Monterrey (2019) ofrece un conjunto de unidades de formación denominadas de educación general, las cuales se enfocan en desarrollar competencias sociales y emocionales para complementar la formación universitaria desde un enfoque más integral. Claves de la Felicidad para el Florecimiento Humano es una asignatura sustentada en la reflexión y el análisis filosófico, que tiene por objetivo que los estudiantes descubran una visión más amplia de su vida, su entorno y sus emociones.

A través de actividades de autoconocimiento e interacción con el resto del grupo desarrollan competencias de bienestar, autorregulación y pensamiento sistémico, así como técnicas de relajación y de pensamiento positivo. Estos conocimientos brindan a los jóvenes, herramientas para poder hacer frente a los desafíos de su actual etapa de vida y en general, del mundo incierto.

Acciones ante las emociones negativas

En palabras de mis estudiantes, “el bienestar emocional es algo que pocas instituciones ponen atención, salvo que se vuelva un problema”. Algunos de ellos perciben esta materia Claves de la Felicidad para el Florecimiento Humano como la mejor selección que pudieron hacer en este momento concreto, pues les ha dado la oportunidad de afrontar su entorno desde su propia realidad, a partir de múltiples actividades de reflexión, análisis y pensamiento positivo.

A continuación, les comparto un ‘botiquín’ de primeros auxilios emocionales que puede ayudarles a afrontar situaciones como la angustia del encierro, las dificultades económicas del hogar, o incluso, la pérdida de un ser querido. Con este botiquín podemos equilibrar el estado emocional cuando presentamos pensamientos negativos, que, aunque no son del todo malos, es necesario neutralizar para que no se vuelvan demasiado profundos.

  • Identifica tus emociones. Desarrolla la capacidad de identificar cuando se despierta una emoción negativa, para poder afrontarla. Pregúntate, ¿cómo me siento el día de hoy?

  • Construye una red de apoyo. Estructura una red de apoyo que pueda acompañarte en momentos difíciles.

  • Busca un consejo. Identifica a alguna persona que pueda darte un buen consejo en situaciones de incertidumbre.

  • Equilibra lo que sientes. Reconoce detonadores de emociones positivas (como la música, el arte, algún pasatiempo o lugar) que te ayuden a neutralizar sentimientos negativos.

  • Pide ayuda. Ten a la mano información de atención psicológica u orientación emocional para aquellas situaciones que no podamos afrontar de manera personal, como sería la línea de ayuda que nos ofrece la institución.

Es importante recordar que para sentirnos bien es necesario saber identificar y reconocer las emociones que tenemos, así como los factores que detonan el bien o malestar en nuestras vidas. También debemos recordar que no estamos solos, y que siempre habrá alguien que puede apoyarnos en este proceso de equilibrio emocional.

Una materia flexible ante el COVID-19

La asignatura Claves de la Felicidad para el Florecimiento Humano es relativamente nueva y forma parte de la oferta del Modelo Tec21 que arrancó su implementación en agosto del 2019. Se ha perfilado como una materia en constante evolución que se adapta al entorno y se configura como una unidad de formación viva que, aunque respeta su esencia pedagógica, se mantiene actualizada sobre el perfil, realidad y necesidades de sus participantes.

La crisis sanitaria de COVID-19 nos hace voltear al desarrollo del autoconocimiento y la reflexión personal como elementos fundamentales de la formación de nuestros estudiantes. Paralelamente al desarrollo profesional, todas las personas debemos comprender el rol que desempeñamos ante la nueva realidad, y lo que va a significar en nuestras vidas el mundo pos-COVID. Por ello, es que este tipo de espacios académicos responde a esta necesidad de incluir el desarrollo de herramientas emocionales para afrontar el aislamiento y de forma colaborativa, trabajar en la sensibilización que debemos tener como individuos ante las nuevas formas de convivencia social.

La flexibilidad de los cursos no solo recae en la incursión de modelos de impartición y convivencia digital, sino también en la capacidad que se tiene para adaptarnos ante el mundo y la información incierta y cambiante que reciben nuestros estudiantes. Como universidad, se debe promover el desarrollo de competencias de pensamiento analítico y crítico, que se configuren como herramientas útiles para que los estudiantes consigan afrontar su realidad y las decisiones que deban tomar al respecto.

Este artículo plantea un ejemplo de lo que se puede hacer en una unidad de formación, asimismo, nos permite apreciar la amplitud de posibilidades que tenemos para hacer de cada materia una oportunidad de reflexión sobre la vida de nuestros estudiantes que vaya más allá de su exclusiva formación disciplinar.

Acerca del autor

El Dr. José Carlos Vázquez Parra es Licenciado en Psicología, Maestro en Educación y Doctor en Estudios Humanísticos. Cuenta con más de cien publicaciones sobre temas de ética, racionalidad humana y estudios de género. Es Profesor-investigador de la Escuela de Humanidades y Educación.

Referencias

Aparicio, P. (2016). La inclusión de las nuevas generaciones en contextos de desigualdad e incertidumbre: Perspectivas educativas y laborales en América Latina y el Caribe. Revista Histedbr On-line, 16(70). doi:https://doi.org/10.20396/rho.v16i70.8649167

Ayers, J., Leas, E., Johnson, D., Poliak, A., Althouse, B., Dredze, M., & Nobles, A. (2020). Internet Searches for Acute Anxiety During the Early Stages of the COVID-19 Pandemic. JAMA Internal Medicine. doi:10.1001/jamainternmed.2020.3305

Blasco, L. (28 de mayo de 2020). Coronavirus. Entrevista con Laura Rojas-Marcos: «Estamos aprendiendo a gestionar la incertidumbre». BBC News Mundo. Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias-52676383

Contreras, F. & Esguerra, G. (2006). Psicología positiva: una nueva perspectiva en psicología. Revista Diversitas. Vol. 2, No. 2.

Deloitte. (Mayo de 2017). Las 6 mayores preocupaciones de los Millennials. Encuesta Millennials 2017: buscando estabilidad y oportunidades en un mundo de incertidumbres. Deloitte. Obtenido de https://www2.deloitte.com/es/es/pages/human-capital/articles/6-mayores-preocupaciones-millennials.html

Rius, M. (12 de marzo de 2020). Consejos para lidiar con la incertidumbre personal y laboral que ocasiona la crisis del COVID-19. La Vanguardia. Obtenido de https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20200311/474087418640/coronavirus-gestionar-incertidumbre-miedo.html

Tecnológico de Monterrey. (20 de marzo de 2019). Educación general y soporte a la visión. Obtenido de Vicerrectoría Académica y de Innovación Educativa: http://sitios.itesm.mx/va/planes_de_estudio/2_7ES.htm

Edición por Rubí Román (rubi.roman@tec.mx) – Observatorio de Innovación Educativa

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/estudiantes-felices-en-tiempos-de-covid-19

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Una mirada crítica al proceso de enseñanza-aprendizaje

Por: Galo Adán Clavijo Clavijo


“Tenemos la costumbre arraigada de transmitir conceptos a una generación que ya no requiere de las mismas formas de aprender, por el contrario, necesita respuestas a sus propias necesidades”.

La enseñanza y el aprendizaje están directamente relacionados y forman parte de un proceso más complejo. ¿Qué es aprender? ¿Qué es enseñar? ¿Cuál es la relación entre estos dos conceptos? ¿Es posible asegurar que un estudiante ha aprendido porque le hemos enseñado? No hay una respuesta única a estas preguntas, más bien depende de las perspectivas teóricas de aprendizaje desde la cual se pretende dar una respuesta (Conductismo, Cognitivismo, Constructivismo, Sociocultural). Asimismo, la educación se realiza de acuerdo con una visión del mundo y de la vida de cada época, por tanto, se consideran los fundamentos filosóficos, sociales, económicos y políticos de cada periodo.

Los conceptos de enseñar y aprender vuelven al escenario privilegiado de la discusión académica y pedagógica a propósito de los nuevos contextos que las apuestas contemporáneas obligan. La relación entre la enseñanza y el aprendizaje se plantea en muchos casos como si fuera una relación causal. Sin embargo, una nueva perspectiva pone en riesgo esta relación directa y causal.

“¿Ves tú, Hipias, que digo la verdad al afirmar que yo soy infatigable en las preguntas a los que saben? Es probable que no tenga más que esta cualidad buena y que las otras sean de muy poco valor. Una prueba de ello, suficiente para mí, es que, cuando estoy con alguno de vosotros, los bien considerados por una sabiduría de la que todos los griegos darían testimonio, se hace visible que yo no sé nada… Al contrario, alabo como sabio al que me ha enseñado, dando a conocer lo que aprendí de él.” Sócrates en Hipias Menor, 372 a-c. (Platón, 1985, pp. 371- 396).

Fenstermacher (1979, pp. 157-185) cree que la confusión se origina en la dependencia ontológica del concepto “enseñanza” respecto del concepto “aprendizaje”. En la estructura del lenguaje, no habría una idea de enseñanza si el aprendizaje no existiera como posibilidad; el concepto “enseñanza” depende para existir del concepto “aprendizaje”. Del mismo modo que en el caso de “buscar” y “encontrar”, de “correr una carrera” y “ganar”, el segundo fenómeno debe existir como posibilidad, aunque no necesariamente como realidad, para que pueda existir la primera idea.

El hecho de que, con mucha frecuencia, el aprendizaje se produzca después de la enseñanza, no debe ser explicado como una consecuencia directa de las acciones de enseñanza, sino de las actividades que el propio estudiante emprende, a partir de la enseñanza, para incorporar un contenido.

El enfoque tradicional de la enseñanza considera a los estudiantes como receptores pasivos de la información. La memorización del contenido narrado por el profesor era el objetivo principal del proceso de enseñanza. El conocimiento almacenado sólo era abstraído. El aprendizaje y la enseñanza se consideraban procesos individuales con el profesor individual situado enfrente de un auditorio, compuesto por un conjunto de estudiantes individuales (Segers, Dochy & De Corte, 1999; Dochy & McDowell, 1997).

De la enseñanza al aprendizaje

La enseñanza incide sobre el aprendizaje como tarea y son las tareas de aprendizaje desarrolladas por el alumno las responsables del aprendizaje como rendimiento. Fenstermacher (1979) denomina “estudiantar” al conjunto de actividades que los estudiantes desarrollan para apropiarse del contenido (tratar con los profesores, resolver las tareas asignadas, leer la bibliografía, elaborar resúmenes, identificar dificultades, hacer consultas, ejercitarse, etcétera).

De acuerdo con esta postura, la enseñanza sólo incide sobre el aprendizaje de manera indirecta, a través de las tareas de aprendizaje del propio estudiante. Se pasa así de una concepción causal de la relación entre enseñanza y aprendizaje a una concepción que asume mediaciones entre las acciones del docente y los logros de los estudiantes. Mediaciones de carácter cognitivo (resultantes de los procesos psicológicos a través de los cuales los estudiantes intentan la comprensión, logran una representación mental del nuevo contenido y su integración con elementos disponibles de su estructura cognitiva) y mediaciones sociales (derivadas de la estructura social del aula y las interacciones a través de las cuales el conocimiento se pone a disposición y se comparte).

“Un virus obligó a profesores y maestros a salir de su zona de comodidad para empezar a diseñar estrategias de enseñanza y aprendizaje diferentes a la clase magistral”.

Presentar a la enseñanza como uno de los términos del binomio “enseñanza-aprendizaje” podría ser, más bien, una advertencia sobre el fin último de las acciones de enseñanza, sobre la responsabilidad social de los profesores de utilizar todos los medios disponibles, y sobre la necesidad de considerar las características de los destinatarios y no sólo los rasgos propios del cuerpo de conocimiento a transmitir.

Por otro lado, pensar a la enseñanza como un intento de transmitir un conocimiento cuya apropiación efectiva depende de las actividades desarrolladas por el destinatario no exime al docente de sus responsabilidades sobre el aprendizaje de los estudiantes; más bien ayuda a dirigir sus mejores y mayores esfuerzos (Basabe, L. y Cols, E., 2007, pp.125-161).

La educación contemporánea requiere para lograr sus objetivos adaptarse al contexto actual y resignificar los conceptos que han estado ligados a sus formas de actuación y procedimientos a lo largo de la historia. Reflexionar sobre el enseñar y el aprender parece una actividad connatural a los procesos educativos, pues las diferentes teorizaciones pedagógicas conducen a concepciones y posicionamientos diversos frente a estas prácticas. Recientemente se ha venido constituyendo un desplazamiento de la enseñanza por el aprendizaje, que ha producido grandes transformaciones en la manera como los sujetos contemporáneos se forman, y también en la manera como profesores e instituciones asumen su rol en las nuevas dinámicas del conocimiento (Pulido Cortés, 2017, pp. 9- 14).

Un virus obligó a profesores y maestros a salir de su zona de comodidad para empezar a diseñar estrategias de enseñanza y aprendizaje diferentes a la clase magistral, lo cual es interesante porque llevará necesariamente a derribar muros, mitos, creencias y actitudes cimentadas en la costumbre arraigada de transmitir conceptos a una generación que ya no requiere estas formas de aprender y que necesita que se le dé respuesta a sus propias necesidades.

Hoy en día, las formas organizativas convencionales han sido reemplazadas por docencia virtual, a distancia o remoto. Se han habilitado repositorios con recursos educativos abiertos relacionados con este tipo de metodologías educativas y se han organizado seminarios vía web conocidos como webinars. El docente es un mediador pedagógico, como lo expresa Gabriel García Márquez en “El amor en los tiempos del Cólera”: “La alarma sirvió para que las advertencias del doctor Juvenal Urbino fueran atendidas con más seriedad por el poder público. Se impuso la cátedra obligatoria del cólera y la fiebre amarilla en la Escuela de Medicina, y se entendió la urgencia de cerrar los albañales y construir un mercado distante del muladar”. La educación superior ha sido lenta en la transición hacia la enseñanza online, pero ahora que el sector se ve forzado a ofrecer módulos en línea, las universidades probablemente no volverán al statu quo previo.

El coronavirus ha tomado al planeta por asalto. Y como en toda crisis, aparecen los desajustes sociales; se generan contradicciones y se evidencian las tensiones del orden social. La necesidad de pasar de la enseñanza al aprendizaje hace reflexionar el tema en aulas universitarias desde las exigencias de la educación para el siglo XXI, lo que reclama un currículo y estrategias didácticas con procesos abiertos, flexibles y transdisciplinares.

La Mesa de Educación para la Conversación Nacional coordinada por la Ministra de Educación Nacional de Colombia, se enfoca en tres importantes ejes. Este artículo es mi aporte en torno al tercer eje, presentado a la Presidencia de la República el 8 de junio de 2020, y enviado al Ministerio de Educación Nacional para su análisis y estudio el 11 de junio de 2020.

  1. Construcción de una política pública de formación de maestros.

  2. Construcción de un sistema articulado, participativo, descentralizado y con mecanismos eficaces de concertación.

  3. Reforma al modelo educativo. Pasar de un modelo basado en la enseñanza a uno basado en el aprendizaje contextualizado, que enseñe a pensar, que propicie la crítica constructiva, que apunte a enfrentar retos desde la innovación y la creatividad y posibilite soluciones de contexto.

Las conclusiones generales de la mesa de Conversación Nacional sobre Educación se pueden consultar en la versión completa del artículo.

Acerca del autor

Galo Adán Clavijo Clavijo (gaclavijo95@gmail). Doctor en Ciencias Pedagógicas, República de Cuba, Universidad de Oriente. Doctor Honoris Causa. Líder del grupo de investigación Pegasso sobre cuatro líneas de investigación: el poder y el gobierno en la Universidad, diseño curricular desde los aprendizajes, las nuevas pedagogías, y formación de maestros.

Referencias

Basabe, Laura, y Cols, Estela. (2007). La enseñanza (capítulo 6). Camilloni, Alicia (2007) (Comp.), El saber didáctico. Buenos Aires: Paidós.

Dochy, F., & McDowell, L. (1997). Assessment as a tool for learning. Studies in Educational Evaluation, 23, 279-298.

Fenstermacher, G. D. (1979). A philosophical consideration of recent research on teacher effectiveness. Review of Research in Education, 6.

Ministerio de Educación Superior (1991). Reglamento del trabajo docente metodológico en la Educación Superior. La Habana: MES.

Platón (1985) Hipias Menor. Diálogos 1 Madrid: Editorial Gredos

Pulido Cortes (2017) Praxis y saber. Vol.8. No.18. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja

Segers, M., Dochy, F., & De Corte, E. (1999). Assessment practices and students’ knowledge profiles in a problem-based curriculum. Learning Environments Research, 2, pp. 191-213

Segers, M.S.R. (1999). Assessment in student-centered education: does it make a difference? UNISCENE Newsletter, 2

Edición por Rubí Román (rubi.roman@tec.mx) – Observatorio de Innovación Educativa

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/mirada-critica-al-proceso-ensenanza-aprendizaje

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Métodos de educación alternativa: ¿en qué se diferencian cada uno?

Por: Fernanda Ibáñez

Montessori, Waldorf, Reggio Emilia, Doman… ¿en qué consisten?, ¿cuáles son las diferencias entre cada uno?

Los modelos educativos son “la recolección de teorías y enfoques pedagógicos”, esto lo realizan los docentes con el objetivo de diseñar programas educativos, definir el proceso de aprendizaje y sistematizar la educación que se dará a los alumnos.

Los métodos de educación alternativos, de acuerdo a una investigación que realizó un grupo de profesores de la Universidad de Venezuela, se refieren a “un proceso educativo que facilite el aprendizaje y la enseñanza” al utilizar diferentes estrategias mediante los docentes para la interacción entre las diferentes personas de distintos campos de acción social. Al evaluar diferentes estrategias se define una pedagogía que se define como diferente a los métodos tradicionales de educación, que incluyen características como el formalismo, autoritarismo, memorización y repetición, los cuales la educación alternativa busca erradicar y encontrar nuevas maneras de educar a través de experiencias.

Hoy en día existen diferentes tipos de modelos educativos, estos los podemos observar en las instituciones que nos rodean, donde probablemente pasamos un tiempo en nuestra niñez o nuestra juventud, o tal vez seguimos involucrados en ellos hoy en día a pesar de haber finalizado nuestra etapa estudiantil. La Universidad Americana de Europa (UNADE) realizó una investigación acerca de los métodos educativos, en la cual destacan que hay cinco modelos que son más utilizados en la educación hoy en día, estos modelos son: el Tradicional, el Conductista, el Método Constructivista, el Sunbury y el Proyecto.

Sin embargo, hay métodos y sistemas educativos llamados “alternativos” que han sido creados al paso de los años que no han adquirido la misma popularidad que los que conocemos. Entre estos métodos alternativos algunos han ganado popularidad entre las familias y otros han ido adquiriendo seguidores a lo largo de los años. A continuación, presentamos seis métodos educativos alternativos.

Seis métodos de educación alternativa

  1. Método Montessori: En este método el objetivo es crear un ambiente “preparado, ordenado, estético, simple y real”, para que el alumno pueda encontrar la razón de ser de cada elemento y se pueda desarrollar. Además de que este método busca integrar a alumnos de diferentes edades en grupos para promover la socialización y el desarrollo de valores entre ellos. El docente trabaja como guía para ayudarl a los alumnos a desarrollar la confianza interior, la disciplina y el pensamiento por sí solos.

  2. Método Waldorf: Se basa en la realización de dinámicas para fomentar el aprendizaje cooperativo, con el objetivo de que los alumnos lleguen a ser sujetos activos de su propio aprendizaje. Esto se logra mediante la integración de las familias para que también se pueda adaptar a los alumnos que tengan algún trastorno de aprendizaje hacia el sistema tradicional.

  3. Sistema Amara Berri: Este sistema utiliza situaciones cotidianas para el aprendizaje, al igual que juegos para el desarrollo de competencias. Además de que establece que los alumnos deben de aprender como investigadores, mientras los docentes tienen un rol de guías en este proceso personal, al mismo tiempo de que respeta el ritmo de aprendizaje de cada alumno y potencia sus habilidades.

  4. Filosofía Reggio Emilia: Esta metodología nacida en 1945 dicta que los niños tienen que aprender al ser protagonistas de su aprendizaje con sus docentes como guías, respetando su ritmo y potenciando su curiosidad. Las aulas se diseñan a partir de esto, y con el objetivo de tener prácticas armoniosas para que los alumnos puedan disfrutar sin límites, cada espacio con su identidad y propósito. Las familias tienen un rol activo en estas experiencias estudiantiles.

  5. Educación popular / Escuela popular Paulo Freire: Este es un proceso de aprendizaje que funciona como una construcción de conocimiento, se caracteriza por tener diferentes corrientes de pensamiento y servir al pensamiento crítico. Es una práctica descolonizadora, democratizadora y antipatriarcal. Además de que funciona con creación, esfuerzo, y consolidación de los procesos organizativos de los sectores populares, culturales, políticos, etc.

  6. Pedagogía Doman: Esta pedagogía tiene como objetivo desarrollar la individualidad de cada alumno, con una concepción del ser humano amplia e integral. Trata de aprovechar la capacidad natural y espontánea del aprendizaje, por lo que tiene como finalidad el desarrollo integral del desarrollo físico, intelectual, emocional y social. Todo el método está basado dentro de esta finalidad.

 

Los modelos educativos se encuentran en una evolución constante, de acuerdo con lo que las nuevas generaciones exigen de su educación, más allá de los conocimientos que adquieren, son las habilidades, las herramientas, la experiencia y la inteligencia emocional factores que han tomado gran importancia en el desarrollo de los alumnos hacia su vida adulta. Estos métodos alternativos nos permiten plantearnos la pregunta de si los métodos que siguen utilizándose en las escuelas realmente siguen cubriendo las necesidades educativas que trae esta nueva era, o si podría ser tiempo para un cambio, o bien una adaptación.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/metodos-educativos-alternativos

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Qué es Aprendizaje Orientado a Proyectos

El aprendizaje orientado a proyectos busca enfrentar a los alumnos a situaciones que los lleven a rescatar, comprender y aplicar aquello que aprenden como una herramienta para resolver problemas o proponer mejoras en las comunidades en donde se desenvuelven.

Esta estrategia de enseñanza constituye un modelo de instrucción auténtico en el que los estudiantes planean, implementan y evalúan proyectos que tienen aplicación en el mundo real más allá del aula de clase (Blank, 1997; Dickinson, et al, 1998; Harwell, 1997).

En ella se recomiendan actividades de enseñanza interdisciplinarias, de largo plazo y centradas en el estudiante, en lugar de lecciones cortas y aisladas (Challenge 2000 Multimedia Project, 1999). Las estrategias de instrucción basada en proyectos tienen sus raíces en la aproximación constructivista que evolucionó a partir de los trabajos de psicólogos y educadores tales como Lev Vygotsky, Jerome Bruner, Jean Piaget y John Dewey.

Cuando se utiliza el método de proyectos como estrategia, los estudiantes estimulan sus habilidades más fuertes y desarrollan algunas nuevas. Se motiva en ellos el interés por el aprendizaje y un sentimiento de responsabilidad y esfuerzo.

Los resultados del proceso de aprendizaje de los estudiantes no son predeterminados o completamente predecibles. Esta forma de aprender requiere el manejo, por parte de los estudiantes, de muchas fuentes de información y disciplinas que son necesarias para resolver problemas o contestar preguntas que sean relevantes. Estas experiencias en las que se ven involucrados hacen que aprendan a manejar y usar los recursos de los que disponen como el tiempo y los materiales, además de que desarrollan y pulen habilidades académicas, sociales y de tipo personal a través del trabajo escolar y que están situadas en un contexto que es significativo para ellos. Muchas veces sus proyectos se llevan a cabo fuera del salón de clase donde pueden interactuar con sus comunidades, enriqueciéndose todos por dicha relación.

El trabajar con proyectos puede reducir la competencia entre los alumnos y permitir a los estudiantes colaborar, más que trabajar unos contra otros. Además, los proyectos pueden cambiar el enfoque del aprendizaje, llevándole de la simple memorización de hechos a la exploración de ideas.

El método de proyectos se aboca a los conceptos fundamentales y principios de la disciplina del conocimiento y no a temas seleccionados con base en el interés del estudiante o en la facilidad en que se traducirían a actividades o resultados.

En esta estrategia se pueden involucrar algunas presentaciones por parte del maestro y trabajos conducidos por el alumno; sin embargo, estas actividades no son fines en sí, sino que son generadas y completadas con el fin de alcanzar algún objetivo o para solucionar algún problema. El contexto en el que trabajan los estudiantes es, en lo posible, una simulación de investigaciones de la vida real, frecuentemente con dificultades reales por enfrentar y con una retroalimentación real.

En la organización de aprendizajes a partir del método de proyectos, al poner al alumno frente a una situación problemática real, se favorece un aprendizaje más vinculado con el mundo fuera de la escuela, que le permite adquirir el conocimiento de manera no fragmentada o aislada.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/

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Espacios educativos virtuales: ¿una pausa para la ansiedad social?

Por: Driveth Razo

Se pensaría que los espacios educativos virtuales están lejos de potencializar la ansiedad social. Sin embargo, la ansiedad social se presenta aún detrás de la “comodidad” de una webcam.

 

En marzo de este año comenzó el traslado de las aulas escolares a clases impartidas en diversas plataformas online debido a la contingencia sanitaria por la COVID-19. Aunque esta situación parecía que daría un respiro a las personas con ansiedad social, no resultó más que en el empeoramiento de alguno de sus síntomas.

Acorde al Manual MSD para el usuario, las personas que tienen fobia social, un tipo de trastorno de ansiedad, experimentan ansiedad a tal grado que tratan de evitar situaciones sociales o las enfrentan pero con gran malestar. La prevalencia anual de la ansiedad social es cercana al 9 % de las mujeres y al 7 % de los hombres, y alrededor del 13 % de las personas llegan a padecerla en algún momento de su vida.

La fobia social tiene diversas aristas, desde la preocupación por la posibilidad de que su actuar o comportamiento en público pueda ser inapropiada, hasta la preocupación por perder el hilo de sus pensamientos o no encontrar las palabras adecuadas para lograr expresarse debidamente. Las personas normalmente temen no estar a la altura de las expectativas, ser juzgadas o rechazadas.

En algunas ocasiones, la ansiedad social está ligada a situaciones públicas específicas como hablar, comer o realizar cualquier actividad frente a un público, conocer nuevas personas o mantener alguna conversación, por ejemplo. Por lo que uno esperaría que en la cuarentena, la ansiedad social disminuyera en aquellas personas que tienen este padecimiento, al no tener que enfrentarse a situaciones públicas.

Sin embargo, esto no es así. Frente al coronavirus las personas con trastornos de ansiedad están en una situación de mayor fragilidad. En primera instancia, las personas con fobia social necesitan encontrar una seguridad. Una seguridad que hoy es imposible ya que nadie puede controlar lo que va a pasar, ni sabe lo que sucederá ni siquiera el día de hoy.

Por otro lado, se encuentran los inconvenientes que trae consigo llevar las clases a las plataformas digitales. Se hace un doble esfuerzo para concentrarse en lo que dicen los profesores y evitar distracciones como las redes sociales. Asimismo, mantener la cámara prendida durante todas las clases es una medida para comprobar que los estudiantes estén prestando atención, saber que se está interactuando con alguien, para muchas personas resulta abrumador.

Diversas aplicaciones como Hangouts o Zoom agrandan la imagen, en este caso la cara, de la persona que se encuentra hablando. Paige Thompson, afirmó en una entrevista para el Washington Post, que su ansiedad social se ha duplicado desde que trabaja bajo este modelo. “Cuando empezó, me sentí incómoda. A veces sonrío cuando las situaciones son incómodas y lo hice, lo que me hizo sentir avergonzada de que la gente lo viera». Así que apagó la cámara.

Aunque parezca una probabilidad remota, también se puede tener miedo de que alguien fije tu recuadro para que siempre aparezca en grande. Por lo que hay un desgaste emocional enorme por parecer aún más interesado, mantener una postura correcta, y muecas acordes a lo que se va comentando.

Ellen Hendriksen, psicóloga clínica, afirma que las personas que padecen ansiedad social es porque sienten que hay una “forma buena de ser” y una “forma mala de ser”. Creen que las personas los detestarán si se salen de los parámetros de lo “normal”, “adecuado”, por lo que siempre buscan alcanzar, lo que consideran que es, esa perfección acorde a la situación que se desarrolla. En videollamada, se está más consciente de uno mismo, en comparación a una conversación en persona, ya que uno puede autopercibirse a través de la cámara, seguir cada movimiento y estarlos sobre pensando antes y después de realizarlos.

Ahora bien, al tratar de buscar encajar en estos moldes, varias personas se esfuerzan por leer el lenguaje corporal del otro para así imitarlo. Sin embargo, en estas situaciones pueden resultar todo un reto ya que, a través de estas plataformas, sólo se puede ver la cabeza y los hombros, e incluso las expresiones faciales pueden ser difíciles de leer, especialmente si la otra persona se mueve y reacciona a las cosas que suceden en su espacio.

Aunque, como se menciona, otra persona puede reaccionar a algo que sucede en su entorno; también puede potencializar la inseguridad que siente el hablante que padezca de ansiedad social, ya que este no sabrá con certeza si fue por algo que él o ella dijo o por factores externos. Tal como me sucedió durante una exposición virtual para una clase. Si bien en un comienzo estaba llevando adecuadamente la presentación, en un instante que volteé a ver los recuadros de mis compañeros y vi la indiferencia de algunos o incluso las sonrisas de otros, perdí el hilo de lo que estaba diciendo y acabé concluyendo lo más rápido posible.

Si bien, resulta casi imposible determinar del todo los efectos que la pandemia dejará tras de sí en la salud mental de las personas; se prevé un incremento en las fobias sociales. Dada la disminución del contacto social, podría haber un alza en los patrones evitativos, lo cual ayudaría a intensificar la fobia.

Sin embargo, todo dependerá de cada persona. Tal como comenta Candela Molina, psicóloga general sanitaria y coordinadora de Cepsim, para el diario ABC. “Hay que tener en cuenta nuestros recursos de supervivencia y la resiliencia individual y comunitaria”.

No cabe duda que la pandemia ha generado una crisis en el ser humano y en su contexto, así como en su habilidad para enfrentarse a lo desconocido. El traslado de lo físico a lo digital, en lugar de darle un respiro a las personas con ansiedad social, lo ha intensificado. No se puede saber a ciencia cierta cuál será el efecto que traerá consigo la pandemia. Después de todo, cada cabeza es un mundo propio y, dependiendo de su fortaleza mental y su resiliencia, es que será capaz de enfrentar las situaciones que se vayan presentando.

Lo único que se puede hacer por el momento es apagar la cámara, aunque sea unos minutitos, si el profesor lo permite, ocultar los recuadros de los asistentes cuando la profesora o alguna persona esté compartiendo pantalla, o simplemente dejar correr la plataforma en segundo plano mientras se toman apuntes en el primero.

Está bien tomarse unos minutos. Recuerda, no eres la única persona que tal vez lo pueda necesitar. Después de todo, estamos juntas en esto.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ansiedad-social-covid19-zoom

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