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El complejo mundo de enseñar, adquirir y evaluar habilidades blandas

Por: Paulette Delgado.

¿Cuáles son las habilidades que necesitan los estudiantes para tener éxito en la universidad y en la fuerza laboral? Necesitamos un consenso sobre la forma en que enseñamos, desarrollamos y evaluamos las habilidades sociales.

Durante años, se ha intentado establecer una lista de habilidades que los estudiantes necesitan para tener éxito en la universidad y en la fuerza laboral, el llamado conjunto de habilidades que determina el «graduado ideal». A través de una encuesta, la Asociación Nacional de Colegios y Empleadores (NACE, por sus siglas en inglés) describió la comunicación, la empatía, la colaboración, la resolución de problemas, la iniciativa y la ética de trabajo, como las habilidades más atractivas que los empleadores buscan en el currículum de un candidato.

El Instituto Buck para la Educación (ahora PBLWorks) desarrolló un taller para descubrir qué piensan los financiadores, investigadores, educadores, políticos y miembros de la comunidad, sobre qué hace falta para preparar a los estudiantes para el mundo laboral. Los participantes acordaron que las llamadas soft skills o habilidades blandas, deben enseñarse a todos los estudiantes, que estas habilidades se deben calificar de manera sistemática y se deben mejorar a través del aprendizaje basado en proyectos (ABP) u otro método basado en la investigación.

Sin embargo, una tema importante a considerar sobre las habilidades blandas es si los docentes están informados sobre la forma en que los estudiantes desarrollan tales habilidades. Uno de los supuestos que tienen los educadores es que los alumnos deben desarrollar el conocimiento como un niño aprende a caminar, es decir, paso a paso, pero la mayoría de las veces el aprendizaje es un proceso gradual, que se suma a lecciones pasadas y formas de pensar alternativas.

Cuestionarse sobre el proceso de adquisición de habilidades no es nada nuevo; comenzó alrededor de 1890 con Bryan y Harter. Desde entonces, ha habido muchos marcos y teorías diferentes como el modelo Dreyfus, creado por los hermanos Stuart y Hubert Dreyfus.

El modelo de Dreyfus de adquisición de habilidades explicaba que los estudiantes aprenden a través de cinco etapas de desarrollo de habilidades: novato, competencia, dominio, experiencia y maestro. Seis años después del primer lanzamiento de esta teoría, los hermanos Dreyfus publicaron el libro «Mente sobre la máquina», ajustando la secuencia a novato, novato avanzado, competente, habilidoso, experto.

Los especialistas en desarrollo de habilidades en deportes y carreras universitarias también tienen diferentes teorías sobre el desarrollo de habilidades, como Paul Fitts y Michael Posner, quienes crearon un modelo de tres fases en 1967 sobre el crecimiento de habilidades motoras.

Fitts y Posner señalan que los alumnos desglosan una habilidad en diferentes pequeñas partes antes de poder aprender a combinarla y realizar la tarea, a esta fase le llamaron cognitiva. En el siguiente paso, el asociativo, los estudiantes comienzan a aprender qué funciona y qué no. La etapa final es la fase autónoma o de procedimiento, donde los alumnos perfeccionan sus habilidades y saben ignorar las aportaciones irrelevantes.

Un modelo más reciente es el de Dee Tadlock y Rhonda Stone, llamado Ciclo predictivo, lanzado en 2005. Esta teoría incluye cuatro etapas: intentar, fallar, analizar implícitamente el resultado y decidir tácitamente cómo modificar el siguiente intento para que pueda tener éxito.

Pero los educadores no son los únicos interesados en la adquisición de habilidades; las empresas también tienen sus teorías. Un gran ejemplo es Callibrity, una compañía de desarrollo de aplicaciones que diseñó un modelo de aprendizaje para las habilidades de sus trabajadores. Su método consta de seis etapas: juego, escuchar, aprendizaje, clases, emparejamiento y experiencia externa.

La etapa de «Juego» se refiere a la forma más natural en que las personas adquieren habilidades porque es puro instinto. Es una de las primeras actividades que las personas inician por sí mismas, por lo que desarrollan sus propios sesgos de aprendizaje. Es una etapa donde las personas tienen que hacer físicamente algo para aprender o jugar con ideas en su cabeza. En el caso de Callibrity, es una oportunidad para que los trabajadores exploren nuevos intereses e ideas.

La segunda etapa es «Escuchar», que reconoce que muchas personas aprenden cosas escuchando a otros, como los narradores de cuentos, pero también se refiere a leer y compartir conocimientos. En el lugar de trabajo, la presentación en reuniones y conferencias también se considera como parte de este proceso.

Luego sigue la etapa de «Aprendizaje», un método de aprendizaje que solía consistir en encontrar un mentor que capacite a alguien y tomarse años para enseñarle una habilidad en particular. Pero este era un proceso prolongado y muy limitado porque el mentor no podía asesorar a muchas personas a la vez. Actualmente hay programas de mentoría que pueden ser muy útiles para el aprendiz, siempre que tenga la oportunidad de aplicar lo que están aprendiendo.

Además, está la fase de «Clases», que en Callibrity significa que los miembros del equipo obtienen beneficios de los cursos. Se fomenta y reconoce el aprendizaje a lo largo de toda la vida, ya sea en línea o presencialmente.

La quinta forma de adquirir habilidades es mediante el «emparejamiento», siempre que sea útil, porque tener a alguien con intereses similares puede ayudar a aumentar su desarrollo. Además, puede ayudarnos a mantenerse concentrados, generar nuevas ideas y puede funcionar más y mejor que trabajar solo.

La etapa final es a través de la «experiencia externa». Callibrity piensa que incluso al hacer parejas, puede haber brechas en las habilidades, por lo que se debe consultar a los expertos para que puedan ayudar al empleado a desarrollar mejor sus habilidades.

El debate sobre qué habilidades son necesarias para tener éxito en la fuerza laboral actual y los métodos para enseñarlas sigue siendo un proceso de trabajo. Además, existen muchas teorías y formas diferentes de desarrollar habilidades, tanto para los jóvenes como para los adultos. Lo que es seguro es que si los educadores y los empleadores quieren encontrar a su «candidato ideal», es necesario que haya un consenso sobre la forma de enseñar, desarrollar y evaluar sus habilidades.

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La adicción a los celulares preocupa a estudiantes y docentes

México / 14 de julio de 2019 / Autor: Paulette Delgado / Fuente: Observatorio de Innovación Educativa

Estudios realizados por Common Sense Media muestran que los adolescentes (de 13 a 17 años) pueden pasar aproximadamente hasta nueve horas en línea cada día. Pero no todo el tiempo frente a la pantalla es perjudicial si se consideran los recursos de aprendizaje e información que se pueden encontrar en línea. Sin embargo, la exposición excesiva a las redes sociales aumenta el riesgo de desarrollar un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Incluso los adolescentes están preocupados. En una investigación realizada por el Pew Research Center, el 60 % de los adolescentes entre 13 y 17 años reconocen que un tiempo de pantalla excesivo es un problema importante, pero admiten, no pueden controlarse.

La investigación detalla que, debido a los cambios neurobiológicos y hormonales en sus cerebros, los adolescentes sienten la necesidad de pertenecer, ser respetados y admirados, especialmente a través de las redes sociales. Esta necesidad de pertenencia, lleva a que el 44 % de ellos revise sus teléfonos inteligentes apenas se despiertan.

Cuando se les preguntó qué sentimientos asocian con la posibilidad de no tener a la mano su teléfono, el 42 % dijo sentirse ansioso. Particularmente, las niñas reportaron sentirse más deprimidas (49%) que los niños (35%). Estos datos preocupan a los docentes ya que la idea de que los estudiantes desarrollen una «nomofobia», el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil.

Pero no solo los estudiantes se ven afectados por el uso excesivo de los dispositivos móviles. En un sondeo realizado por la Sociedad Internacional de Tecnología en Educación (ISTE por sus siglas en inglés), el 34 % de los docentes encuestados admitieron que se distraen con los estudiantes que usan teléfonos móviles durante la clase.

Cuando se les preguntó acerca de la capacidad de multitasking de los estudiantes, es decir, la capacidad de realizar múltiples tareas y usar el teléfono mientras prestan atención a la clase, el 80 % estuvo de acuerdo en que los adolescentes podrían tener la capacidad de hacerlo pero el 61 % piensa que esto afecta su aprendizaje.

Sobre el equilibrio entre el uso de móviles en clase, los docentes tienen opiniones divididas. Una cuarta parte de los maestros señaló que dan un descanso a los estudiantes durante una lección para que puedan usar el móvil o están abiertos a la idea de hacerlo. Por otro lado, el 24 % piden a los estudiantes que apaguen sus dispositivos durante la clase y solo el 3 % dijeron que no hay necesidad de controlar el uso de los teléfonos.

En cuanto a políticas institucionales sobre el uso de dispositivos dentro de la escuela, el 56 % de los docentes encuestados indicó que su escuela cuenta con una política sobre el uso de dispositivos móviles.

Por otro lado, todos los encuestados concuerdan en que el uso excesivo de teléfonos móviles es un problema y señalan la necesidad de un esfuerzo comunitario para encontrar una solución a este problema.

Aún así, prohibir totalmente el uso de dispositivos móviles en clase es una medida controversial pues se estaría perdiendo la oportunidad de aprovechar las nuevas herramientas que ofrece la tecnología que sirven de apoyo a las actividades de enseñanza-aprendizaje. Encontrar el equilibrio es la clave para que esta problemática.

Cuéntanos, ¿controlas el uso de móviles en tu clase? Si es así, ¿cómo lo haces? ¿Pides a los estudiantes que los apaguen, das descansos para usarlos o no pones límites?

Fuente del Artículo:

https://observatorio.tec.mx/edu-news/las-nuevas-generaciones-son-adictas-a-su-telefono-y-los-profesores-estan-preocupados

ove/mahv

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¿Son las microcredenciales una solución educativa para todos?

Las microcredenciales están apoyando la diversificación de la fuerza laboral, pero aún enfrentan muchos desafíos.

En la última edición del reporte Edu Trends se describe a las microcredenciales como «certificaciones digitales que ofrecen evidencia de que un individuo ha dominado una habilidad o área de conocimiento específica. Una vez terminados los requerimientos específicos de la microcredencial, el usuario usualmente recibe un certificado digital como prueba de finalización».

Por lo general, las microcredenciales tienden a estar más enfocadas en habilidades específicas y orientadas al trabajo que los cursos universitarios, lo que puede ser muy beneficioso para las personas que están interesadas en el aprendizaje continuo o que buscan aprender una habilidad específica.

Según Credential Engine, una organización sin fines de lucro que desarrolló un registro de credenciales alternativas, existen cerca de 750,000 microcredenciales tan solo en los EE. UU. Además, son ofrecidas por todo tipo de organizaciones, desde IBM, Google (Crecer con Google), Apple y Amazon (AWS Educate), hasta la Asociación Nacional de Pisos de Madera (NWFA por sus siglas en inglés). Estos cursos están siendo distribuidos por diferentes instituciones de educación postsecundaria. Siendo los más populares aquellos que están en el campo tecnológico, así como en habilidades poderosas, como la resilencia.

Para estudiantes y profesionales, las microcredenciales son una oportunidad para mostrar sus habilidades cuando intentan conseguir un trabajo, especialmente porque les ayuda a demostrar su conocimiento en una competencia o habilidad específica.

Por otro lado, uno de los desafíos del campo de las microcredenciales implica enumerar y especificar aquellas habilidades blandas (soft skills en inglés) adquiridas en estos cursos. Es por eso que las universidades, instituciones y organizaciones que entregan este tipo de credenciales deben examinar el tipo de conocimientos y competencias “suaves” que requieren los empleadores, para tomarlo en cuenta a la hora de crear y emitir este tipo de credenciales.

Otro gran desafío que enfrentan las microcredenciales es la falta de control de calidad. Dado que el campo se está expandiendo rápidamente, el reto a superar será asegurarse de que todas las credenciales tengan un valor efectivo y sello de calidad.

Aún así, las microcredenciales son una excelente manera de continuar aprendiendo o de enfocarse en un tema específico. También ayudan a diversificar la fuerza laboral al ofrecer vías alternativas de formación, especialmente en un momento donde cada vez son más las empresas que no requieren un título universitario para contratar personal.

Si quieres conocer más información sobre este y otro tipo de credenciales alternativas, descarga el más reciente reporte Edu Trends sobre esta tendencia.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/son-las-micocredenciales-una-solucion-educativa-para-todos

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¿Debería renovarse el término “maestro”? Un educador dice que sí

México / 7 de julio de 2019 / Autor: Paulette Delgado / Fuente: Observatorio de Innovación Educativa

Un educador propone cambiar el término “maestros” por «ingenieros de aprendizaje».

Ben Johnson, administrador escolar y educador, es el hombre detrás de esta propuesta. «Tanta tradición e historia social están conectadas a la palabra maestro, sugiero que pensemos seriamente en usar un término diferente, uno que describa completamente lo que hacemos como maestros», dice Johnson.

“En una búsqueda de Google de la palabra “maestro”, 26 de las primeras 30 imágenes que aparecen en los resultados de la búsqueda muestran a un instructor en modo de enseñanza tradicional: parados frente a la clase hablando, escribiendo o apuntando en la pizarra». Y tiene razón, cuando las personas escuchan la palabra «maestro», piensan en su propia experiencia como estudiantes, generalmente en un entorno tradicional.

La propuesta de utilizar el término «ingeniero de aprendizaje» proviene de la idea de que un profesor hace mucho más que solo enseñar. Ellos inspiran creatividad, curiosidad, persistencia y forjan la fuerza laboral del mañana; todo esto mientras instruyen a los estudiantes en un tema específico.

El cambio también implicaría transformar el término «plan de estudios» a «plan de aprendizaje», imponiendo la idea de que la educación está avanzando hacia la inclusión de los estudiantes al permitirles hacerse cargo de su proceso de aprendizaje.

Desde el aprendizaje personalizado hasta la inteligencia artificial en el aula, está claro que la educación ya está cambiando. Aunque la idea de cambiar el título de «maestro» a “ingeniero de aprendizaje” pueda sonar radical, tal vez es momento de considerar la inclusión de la palabra «aprendizaje» como una forma de continuar transformando la educación y, como señala Ben Johnson, «con la mentalidad de un ingeniero».

Trabajar para transformar las tradiciones arraigadas y prejuicios de la profesión es tal vez lo más difícil que debe hacer un administrador escolar. Aunque parte de la solución puede ser cambiar el término para incluir la palabra “aprendizaje”, el verdadero cambio cultural ocurre cuando nos enfocamos en diseñar deliberadamente oportunidades de aprendizaje con la mentalidad de un ingeniero.

Fuente del Artículo:

https://observatorio.tec.mx/edu-news/deberia-cambiarse-el-termino-maestro-encuesta?utm_medium=social&utm_source=twitter

ove/mahv

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¿Son los cursos en línea una solución real para una costosa educación tradicional? Un meta-análisis dice que no

México / 9 de junio de 2019 / Autor: Paulette Delgado / Fuente: Observatorio de Innovación Educativa

En un presente donde la educación superior es cada vez más costosa y la deuda estudiantil sigue creciendo, ¿puede la educación en línea salir al rescate?

Aunque una credencial alternativa, como los MOOC, puede parecer una solución, hay muchos factores que se deben considerar antes de decidir que la educación en línea puede reemplazar el aprendizaje tradicional, entre ellos, el dinero que desembolsan tanto los estudiantes como la institución e incluso la calidad de la misma.

Un meta-análisis de la Universidad George Mason examinó más de 100 estudios sobre aprendizaje en línea para descubrir si está a la altura de su promesa. De acuerdo a este análisis, las clases tradicionales son mejores para niños pequeños, adolescentes y adultos jóvenes que no se han unido a la fuerza laboral debido a que la asistencia regular a clases les permite interactuar con otras personas de su edad, ser más disciplinados, seguir un horario establecido y mejorar sus habilidades sociales.

Además, las clases presenciales desarrollan una mejor relación profesor-alumno, lo que permite al educador evaluar mejor sus fortalezas y debilidades, servir como mentor y ayudar a los alumnos a encontrar posibilidades de carrera. A su vez, el estudiante tiene la oportunidad de expresar sus dudas y obtener respuestas de inmediato.

Por otro lado, las clases en línea son más convenientes para las personas interesadas en el aprendizaje permanente porque su formato permite que los alumnos tengan más flexibilidad en el proceso de aprendizaje. También permite al estudiante elegir entre una gama más amplia de opciones de diferentes carreras o intereses y acumular créditos o certificaciones en lugar de seguir un plan de estudios fijo.

Una desventaja de la educación en línea es que los estudiantes con menor preparación académica y de bajos ingresos suelen tener un desempeño inferior constante en este tipo de cursos y una menor tasa de éxito, señala el meta-análisis.

Estos resultados desalentadores hacen que la educación en línea se perciba como de menor calidad comparada con aquella que se lleva a cabo en un entorno tradicional y en la que se tiene interacción cara a cara. Sin embargo, es esencial recordar que la tecnología se aprovecha mejor cuando complementa los títulos tradicionales en lugar de reemplazarlos.

Uno de los estigmas de la educación en línea y una de las principales razones por las que los empleadores, estudiantes e incluso los profesores tienen una percepción negativa hacia la educación online, es la falta de interacción entre el profesorado y el estudiante. Es por eso que es crítico diseñar una mejor experiencia de aprendizaje con comunicación directa y significativa; esto mejorará la calidad de los cursos y desarrollará la satisfacción, el aprendizaje y los resultados de los alumnos.

A pesar de que los cursos en línea tienen opciones como las salas de chat que les permiten a los estudiantes comunicarse entre ellos y con el profesor, el retraso en la respuesta realmente puede desmotivar una discusión de ida y vuelta. Una solución a este problema pueden ser los sistemas de tutoría artificial ya que pueden ayudar a evaluar las debilidades de los estudiantes y diagnosticar errores y ajustar los materiales, lo que podría ayudar a complementar una interacción real entre el profesor.

Debido a que el aprendizaje digital es la única opción para muchos que no tienen los recursos o el tiempo para matricularse en un curso tradicional, este debe garantizar que el estudiante obtenga los conocimientos, autodisciplina y administración del tiempo y no solo que les brinde información o contenidos específicos.

Además, a pesar de que la educación en línea es el sector de la educación superior de más rápido crecimiento, está en riesgo de crear una brecha más grande entre aquellos con recursos y preparación académica intensa y aquellos que dependen de la tecnología para tener carreras profesionales productivas.

Está claro que la educación en línea o digital puede ser beneficiosa para aquellas personas que no pueden encontrar el tiempo para inscribirse en una clase tradicional y por lo tanto buscan una opción flexible, asequible y accesible para continuar su formación. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar su potencial completo y sobre todo, eliminar el estigma y cambiar la perspectiva de la gente que suele creer que es una opción educativa de menor calidad.

Fuente del Artículo:

https://observatorio.tec.mx/edu-news/son-los-cursos-en-linea-una-solucion-real-a-la-costosa-educacion-tradicional-meta-analisis

ove/mahv

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Ansiedad: una crisis de salud pública

Por: .

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, aproximadamente el 32 por ciento de los adolescentes tiene un trastorno de ansiedad, esto significa que, en un aula de 24 estudiantes, ocho de ellos sufrirán de ansiedad clínica.

Es importante comprender que la ansiedad es una reacción normal que puede ser provocada por muchos factores desencadenantes. Sin embargo, puede convertirse en un problema real, especialmente en los niños.

De acuerdo con la organización The WayAhead Anxiety, cada etapa de desarrollo infantil tiene diferentes temores y ansiedades, que se describen de la siguiente manera:

  • Siete meses a infante: miedos a extraños, a la separación, ruidos fuertes, animales y a máquinas grandes.

  • Infante a la infancia media: miedo a los animales o insectos, la oscuridad, la separación, los monstruos y otros seres sobrenaturales, como por ejemplo el trueno.

  • Infancia media a infancia tardía: miedo a la oscuridad, seres sobrenaturales, lesiones, miedo a las alturas, a perderse o atraparse, ser víctima de un delito, a los dentistas, médicos y miedo a morir.

  • Infancia tardía a la adolescencia temprana: los temores se centran en situaciones sociales, especialmente el rechazo por parte de otros, la vergüenza, las citas, las presentaciones orales, los exámenes, la muerte y las lesiones físicas.

La parte crítica es observar e identificar qué miedo puede provocar un ataque de ansiedad en el estudiante. Si interfiere con sus actividades diarias, la preocupación no es apropiada para su edad (como por ejemplo, un niño de diez años estresado porque no están sus padres). Si la angustia dura un tiempo inusualmente largo, puede ser un problema de ansiedad y el maestro debe buscar un experto.

¿Cómo pueden ayudar los docentes?

Tener emociones negativas es normal y los estudiantes necesitan aprender cómo sobrellevar y manejar estos sentimientos. La forma en que los docentes, y todos los adultos, reaccionan a estas emociones sirve de ejemplo para ellos, por lo que los educadores deben saber cómo reconocer y comprender las emociones del niño.

En primer lugar, cuando alguien está sufriendo un ataque de ansiedad, el profesor no deben descartarlo como algo tonto o decirle que deje de preocuparse. Para ellos, sus temores son muy reales, por lo que aceptarlos o validarlos puede tranquilizar al estudiante, especialmente en momentos estresantes como época de exámenes o presentaciones.

Otra forma de ayudar a los estudiantes es enseñándoles a nombrar diferentes emociones para que puedan identificar el origen de manera que puedan lidiar con sus emociones y obtener cierto control sobre ellas. Esto se puede lograr a través de juegos como las charadas o mostrándoles diferentes personajes de dibujos animados que representan emociones distintas y haciendo que las identifiquen y expliquen por qué el personaje puede sentirse así.

Pedirles que recuerden momentos específicos en los que se hayan sentido ansiosos puede ser realmente útil. ¿Es antes de una prueba o presentación en clase? Después de que recuerden lo que los puso nerviosos o preocupados, discute con ellos qué hicieron para superar ese momento y qué pueden hacer para ayudar a un compañero de clase que puede sentirse así.

Además, la ansiedad hace que las personas se sientan incómodas, angustiadas y alarmadas, por lo que enseñarles cómo reducir esos sentimientos puede ser muy enriquecedor para ellos. Las habilidades de relajación, como la respiración lenta y la relajación muscular, son habilidades que los niños pueden dominar y usar casi en cualquier momento.

Otra forma de ayudarlos es guiándolos a pensar a través de sus sentimientos negativos. Los estudiantes ansiosos a menudo piensan en el peor de los casos y buscarán el estímulo de un adulto para intentar justificar su miedo. Entonces, en lugar de darles una respuesta concreta, ayúdalos a pensar en lo que les preocupa.

Cuando las personas experimentan una situación de ansiedad, piensan emocionalmente, no lógicamente, por lo que otra forma de hacerlas sentir mejor es mediante la resolución de problemas. Esta habilidad les hace desarrollar una forma sistemática de abordar los problemas, para que aprendan a manejarlos. Pregúntales cuál es el problema, qué pueden hacer para manejarlo y qué pasaría si hicieran esas cosas. Pregúntales qué piensan que es lo peor que podría pasar, qué sucedió la última vez que pasaron por esto; ¿Qué saben ellos sobre la situación? Ayúdales a diferenciar entre un resultado realista y no realista.

Otra característica de los estudiantes ansiosos es el diálogo interno negativo porque tienden a pensar lo peor de sí mismos y de la situación. Los maestros deben alentar una conversación positiva con uno mismo o tener sesiones de lluvia de ideas en clase para pensar en formas en que pueden cambiar su propia conversación. Si alguien está pasando por un momento difícil, puede comenzar por pensar lo que puede decirle a otra persona. Haz que cambien: «No tengo remedio, sé que no puedo hacer esto», por cosas como: «Puedo hacer mi mejor esfuerzo».

Exponer gradualmente a los estudiantes a su miedo también puede ayudarlos realmente con su ansiedad. Por ejemplo, si la profesora nota que un estudiante tiene ansiedad antes de hablar en la clase, puede iniciar haciendo preguntas simples (de sí o no) hasta que el alumno se sienta más cómodo. Luego, cambia a preguntas abiertas o más complicadas, hasta que empiecen a sentirse más relajados cuando hablan en clase.

Más allá de las actividades en el aula o la enseñanza al alumno, los docentes también deben aprender a autorregularse en torno a personas ansiosas, principalmente para evitar las actitudes sobreprotectoras. Al «rescatar» al estudiante de situaciones estresantes, el estudiante recibe el mensaje equivocado: que el profesor no cree que pueda hacer frente por sí mismo a esa situación o que es peligroso y que, al estar ansioso, recibirá consuelo y protección. Por el contrario, si el maestro reacciona de manera enojada, el estudiante se irritará.

Una forma de controlar la reacción al enfrentarse a un estudiante ansioso es mediante la planificación, especialmente la planificación para ignorar un comportamiento indeseable, porque prestar demasiada atención puede reforzar este tipo de comportamiento. Los estudiantes pueden ver que, al sentirse estresados, pueden evitar las presentaciones en el aula o dejar impune el mal comportamiento y obtener consuelo, por lo que, al comenzar a ignorar lentamente, un estudiante ansioso fomentará la independencia.

La ansiedad clínica se está convirtiendo en una crisis de salud mental. Los docentes que aprenden cómo ayudar al estudiante a manejar su ansiedad y aprender a sobrellevar este tipo de situaciones pueden hacer realmente una diferencia. También el saber distinguir entre un estudiante “travieso” y uno ansioso. Además, es muy importante saber identificar cuando un problema se puede manejar en clase y cuándo se necesita un profesional, sobre todo cuando está interfiriendo con la vida académica del estudiante.

Fuente de artículo: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ansiedad-una-crisis-de-salud-publica

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Un plan para la educación superior: una clave para la igualdad de oportunidades en la fuerza laboral

Por: Paulette Delgado. 

Para hacer que la equidad en la fuerza laboral sea una realidad, la educación centrada en la preparación para la universidad y la carrera profesional debe iniciar a más tardar en la secundaria. Esto, según un análisis realizado por la Coalición para el Desarrollo Profesional de los Estados Unidos (CCD por sus siglas en inglés). La investigación involucró a unos 200 expertos en educación, negocios, gobierno y filantropía.

CCD describe la preparación para la carrera como el proceso que «ayuda a las personas a establecer objetivos de vida y carrera y luego a desarrollar las habilidades necesarias para seguir trayectorias profesionales personalizadas».

Al mismo tiempo, la CCD advierte que se han invertido miles de millones de dólares en educación en los Estados Unidos, pero pocos de estos fondos se ha invertido en proporcionar una preparación profesional de calidad.

Debido a la falta de planificación y exploración profesional, actividades de autoexploración y desarrollo de habilidades en el sistema educativo real, muchos estudiantes estadounidenses no tienen idea de lo que harán después de la escuela secundaria, lo que lleva a un tercio de ellos a no ingresar a la universidad. Incluso de aquellos que sí reciben una educación superior, muchos abandonan la universidad debido a la falta de planificación y dirección en sus vidas.

Según el informe de CCD, solo el 60 % de los estudiantes de licenciatura terminan su título universitario dentro de los seis años y solo el 30 % termina en menos de tres años, lo que hace que los Estados Unidos tenga la tasa más alta de abandono escolar en los países industrializados.

Esta falta de preparación para la carrera no solo afecta a la educación, sino que también contribuye a la crisis de la brecha de habilidades en la fuerza laboral. El 90 % de los CEOs que colaboran con la CCD dicen que están luchando para encontrar personas adecuadas y capacitadas para cubrir sus ofertas de trabajo.

La solución: un plan de cinco pasos

La CCD propuso un marco de cinco pilares para proporcionar un programa de preparación para la carrera de alta calidad. Esta debería aplicarse en la escuela primaria o como máximo en la escuela intermedia (o secundaria). Para que esto ocurra, las instituciones educativas, la industria y el gobierno deben trabajar juntos para garantizar una fuerza laboral equitativa.

  1. Hacer la planificación de la carrera una prioridad: las escuelas deben exigir a todos los estudiantes que desarrollen y mantengan un plan académico y de carrera personal que incluya objetivos profesionales y de vida. Este paso debe incluir actividades de preparación para la carrera que desarrollen la autoexploración y que se apliquen en la escuela intermedia o antes.

  2. Dar asesoramiento profesional: el sistema educativo debe contratar profesionales capacitados para supervisar el primer paso. La CCD especifica que los asesores deben tener conocimiento en el desarrollo de planificación de la carrera.

  3. Implementar el aprendizaje basado en el trabajo: este modelo educativo debe ser una parte fundamental de las escuelas secundarias y más allá. Para que esto suceda, instituciones educativas, el gobierno y las empresas deben unirse y desarrollar diferentes opciones y oportunidades de desarrollo para los estudiantes.

  4. Facilitar tecnología de desarrollo profesional de alta calidad: ofrecer tecnología de alta calidad es una parte vital para ayudar a los estudiantes a desarrollar sus planes profesionales y de vida.

  5. Asegurar la rendición de cuentas: Según la CCD, muchos estados americanos adoptaron medidas que reconocen y se hacen responsables de los programas de desarrollo profesional, pero esto no es suficiente. También deben concentrarse en la implementación, asegurándose de que todos los estudiantes puedan tener acceso a estos programas mientras los apoyan. Al mismo tiempo, los estados también deben invertir en medidas de resultados de salida, como la colocación laboral, en lugar de concentrarse solo en medidas de entrada, como las pruebas de acceso a la universidad.

De acuerdo con la CCD, enfocarse en la planificación de vida y carrera ayuda a “elevar la profesión docente, al mismo tiempo que se produce un enorme aumento en la efectividad de nuestras escuelas en la preparación de los estudiantes para seguir el camino de la carrera de su elección”.

En un sistema con tanta deserción escolar, la brecha de habilidades entre los estudiantes y los empleadores, y las enormes deudas de los estudiantes, este nuevo sistema puede convertirse en una clave para el éxito, no solo en la educación, sino también en la fuerza laboral.

Fuente del artículo: https://observatorio.tec.mx/edu-news/un-plan-para-la-educacion-superior-una-clave-para-la-igualdad-de-oportunidades-en-la-fuerza-laboral

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