Día a día crece la moda de las tesis de grado que se reivindican en y desde las pedagogías críticas y los documentos de trabajo que apelan a este enfoque. Sin embargo, ante la ausencia de algunas definiciones claves pareciera que el análisis y actuación que se asume como propio de esta mirada, admite todo aquello que no tiene espacio en las otras formas de abordar la transformación educativa. Existe notoria ausencia de identidad en las pedagogías críticas, derivada del desconocimiento de su genealogía.
A ello se suma la confusión que genera para muchos docentes el breve transito posmoderno que han realizado algunos pedagogos críticos como el gran amigo McLaren (1948) o la dificultad para hallar de manera nítida las alternativas anticapitalistas en los trabajos del maestro Giroux (1943) y otros colegas; igualmente, los problemas para encontrar las traducciones al español de los escritos del hermano William Ayers (1944). Además, está la tentativa por despolitizar el espectro de las pedagogías críticas, presentándolo como un tema simplemente de debate filosófico y de corte académico, al estilo de autores como Rodolfo Bórquez Bustosiii (2006). Estas variantes muestran una epistemología difusa, digna del Dios Romano Jano o de las múltiples definiciones que cada pueblo hace de Hécate, la diosa griega, hija de júpiter. De allí la importancia de comenzar a trabajar la genealogía de las pedagogías críticas, para poder conocer su razón de ser, propósitos, utilidades y límites, es decir su ontología, epistemología y teleología.
Este libro es, como dice su autor, el resultado de más de treinta años de trabajo, envueltos en la reflexión crítica de la práctica, la investigación y la acción formadora de dirigentes y docentes. Hermosa, útil y esclarecedora cosecha que hoy se plasma en esta obra que el Dr. Rafael Lucio Gil, nicaragüense y español, ofrece a las comunidades educativas de nuestra región, y, principalmente, a la comunidad educativa de nuestro país, que tanto necesita de libros que contribuyan al mejoramiento substancial de nuestra educación.
Aplicando la metodología que se resume en el binomio investigación-acción, inicialmente propuesta por el eminente sociólogo colombiano Orlando Fals Borda, el Dr. Lucio Gil nos entrega el fruto de su trabajo en los sustanciosos veinte capítulos que comprende el libro y que ofrecen, puedo afirmarlo con seguridad, el más completo panorama de la problemática de la formación docente, analizada con rigor científico y desde el doble propósito de contemplar, a la vez, horizontes y rutas de innovación.
De la Presentación de Carlos Tünnermann Bernheim
Autores (as): Lucio Gil, Rafael – Autor/a Tünnermann Bernheim, Carlos – Otra
Fuente e Imagen: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=Pedagog%EDa&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO
Haití está en ruinas. Su sistema educativo se encuentra entre las instituciones más afectadas del país como consecuencia del reciente terremoto que dejó doscientos mil muertos y un vendaval de calamidad. La información que suministraron el gobierno local y las agencias internacionales da cuenta de la destrucción física de más de la mitad de los establecimientos educativos nacionales, la muerte de cientos de docentes y personal escolar, además de varios miles de alumnos y alumnas en todos los niveles del sistema. El Ministerio de Educación ha sufrido también severos daños y la pérdida de técnicos y administrativos que se desempeñaban en la gestión educativa.
Después del terremoto, la educación haitiana se encuentra, como el país, en el más absoluto caos. Antes, estaba simplemente abandonada
Fuente e Imagen: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=Pedagog%EDa&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO
Adelis Fréitez deja el cuatro a un lado y se dedica a mirar el camino andado a lo largo de un país que lo oyó nacer y multiplicarse. Hablar de este momoy es convocar un pueblo que cuenta y canta, construye y cosecha, ama y se compromete. Baste con decir que es el cofundador y director de Carota, Ñema y Tajá, sabroso legado del acervo cultural venezolano, para que se nos despierte el apetito por conocer más sobre la vida de este compositor, cantante e investigador de las tradiciones musicales larenses. Plasmada por medio de historias cortas que incluyen las letras de sus canciones, algunas hasta ahora inéditas, escritas a partir de su humano tránsito, esta autobiografía rebosa de sabor a pueblo, de esa Venezuela profunda que encuentra en seres como Adelis Fréitez razones para seguir floreciendo.
Acerca del libro
“Todo el libro, me hacen decir, y con firmeza lo digo, que Adelis ¡es poeta por todos los costados! Si usted lo agarra por el norte, es poesía; si lo busca por el sur, es verso puro; si le toca el este, es canción enamorada; y si lo espera en el oeste, es estrella alumbrando oscuridades.
Todos los juegos infantiles alimentaron los sueños del compositor: metras, yoyo, trompo, papagayo. Alimentó también su infancia con los frutos de su tierra, las comidas, los dulces, los amasijos (panes caseros).
Un libro lleno de anécdotas, con mucho humor y con la sencillez característica de los larenses donde cada canción-poema tiene una raíz que la hace árbol, fruto y sombra”.
Orlando Pichardo
Sobre el autor
Adelis Fréitez
(Lara, 1943 – Barquisimeto, 2020)
Hijo y nieto de campesinos; entrañables personajes de los pueblos larenses colmaron su imaginación y alimentaron su sensibilidad con una poesía sencilla que se arriesga por las grandes causas. Siendo aún muy joven, apoyó a la guerrilla que luchaba contra el régimen de Rómulo Betancourt. Se graduó como perito mecánico en la ETI de Barquisimeto, por lo que supo armar, el 3 de marzo de 1981, el grupo Carota, Ñema y Tajá, máquina maravillosa que transforma las alegrías, preocupaciones, sustos y sueños del pueblo en canciones que han trascendido las fronteras nacionales. Ejerció como docente en diversas universidades y recibió un doctorado honoris causa de la UNESR, mas su música no ha perdido la picardía y las tremenduras de sus tiempos de niño “guaro”. De la estirpe de cantautores como Alí Primera, a quien acompañó en los legendarios tiempos del Festival de la Canción Bolivariana, quienes se han regocijado con los cantares de este patrimonio cultural disfrutarán de este recorrido por la vida de uno de los cantores imprescindibles de la maravillosa tradición musical venezolana.
Link de descarga: http://www.elperroylarana.gob.ve/wp-content/uploads/2018/07/vivir_para_cantarla.pdf
The coronavirus outbreak may be the biggest disruption to international student flows in history.
There are more than 100,000 students stuck in China who had intended to study in Australia this year. As each day passes, it becomes more unlikely they will arrive in time for the start of the academic year.
After the September 11 attacks in 2001, the United States closed its borders temporarily and tightened student visa restrictions, particularly for students from the Middle East. Thousands were forced to choose different study destinations in the following years.
In 2018, Saudi Arabia’s government instructed all its citizens studying in Canada to return home, in protest at the Canadian foreign minister’s call to release women’s rights activists held in Saudi jails.
A significant proportion of the 12,000 or so Saudi students in Canada left to continue their studies elsewhere, before the Saudi government quietly softened its stance.
So we have seen calamities before, but never on this scale. There are a few reasons for this.
Why this is worse than before
The current temporary migration of students from China to Australia represents one of the largest education flows the world has ever seen. Federal education department data show there were more than 212,000 Chinese international students in Australia by the end of 2019.
It’s also difficult to imagine a worse time for this epidemic to happen for students heading to the southern hemisphere than January to February, at the end of our long summer break.
Many Chinese students had returned home for the summer and others were preparing to start their studies at the end of February.
By comparison, the SARS epidemic in 2003 didn’t significantly dent international student enrolments in Australia because it peaked around April-May 2003, well after students had started the academic year.
Ending in July that year, the SARS outbreak infected fewer than half the number of people than have already contracted coronavirus. Even during the SARS outbreak Australia didn’t implement bans on those travelling from affected countries.
What will the impact be?
This crisis hits hard for many Chinese students, an integral component of our campus communities. It not only causes disruptions to their study, accommodation, part-time employment and life plans, but also their mental well-being.
A humane, supportive and respectful response from the university communities is vital at this stage.
Australia has never experienced such a sudden drop in student numbers.
The reduced enrolments will have profound impacts on class sizes and the teaching workforce, particularly at masters level in universities with the highest proportions of students from China. Around 46% of Chinese students are studying a postgraduate masters by coursework. If classes are too small, universities will have to cancel them.
And the effects don’t end there. Tourism, accommodation providers, restaurants and retailers who cater to international students will be hit hard too.
Chinese students contributed A$12 billion to the Australian economy in 2019, so whatever happens from this point, the financial impact will be significant. The cost of the drop in enrolments in semester one may well amount to several billion dollars.
The newly-formed Global Reputation Taskforce by Australia’s Council for International Education has commissioned some rapid response research to promote more informed discussion about the implications and impacts of the crisis.
If the epidemic is contained quickly, some of the 100,000 students stuck in China will be able to start their studies in semester one, and the rest could delay until mid-year. But there might still be longer-term effects.
Australia has a world-class higher education system and the world is closely watching how we manage this crisis as it unfolds.
Prospective students in China will be particularly focused on Australia’s response as they weigh future study options.
The world is watching
Such a fast-moving crisis presents a range of challenges for those in universities, colleges (such as English language schools) and schools who are trying to communicate with thousands of worried students who can’t enter the country.
Australian universities are scrambling to consider a wide range of responses. These include:
delivering courses online
providing intensive courses and summer or winter courses
arrangements around semester commencement
fee refund and deferral
provision of clear and updated information
support structures for starting and continuing Chinese students, including extended academic and welfare support, counselling, special helplines, and coronavirus-specific information guidelines
support with visa issues, accommodation and employment arrangements.
A coordinated approach involving different stakeholders who are providing different supports for Chinese students is an urgent priority. This includes education providers, government, city councils, international student associations, student groups and professional organisations.
Source of the review: https://theconversation.com/the-coronavirus-outbreak-is-the-biggest-crisis-ever-to-hit-international-education-131138
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