Reseña: A continuación se presenta la película «El estudiante», la cual puede ser utilizada para realizar análisis sobre el aprendizaje desde la andragogía.
As a preventive measure to curb the further spread of the COVID-19 pandemic, schools, universities and other education institutions have closed in most countries, affecting almost 90% of the global student population. While Member States work to ensure the continuity of learning through alternative delivery modalities, in parallel, they need to start anticipating and preparing for school reopening.
Ministries of Education (MOEs), in consultation with Ministries of Health, Social Affairs and other key public and private institutions, are in charge of planning for school reopening, prioritizing the safety and protection of learners, teachers and other personnel, as well as their health – physical, mental and psychosocial, well-being and social relationships. Back-to-school strategies need to focus on assessing and ensuring the readiness of the education system for school reopening; the continuity of learning; and, system resilience to anticipate and deal with future crises. MOEs will also need to anticipate and prepare for additional challenges resulting from the direct and indirect consequences of COVID-19 and prolonged social isolation, on both the education system and on the school community. These include increased risk of dropout, the exacerbation of existing and new inequalities, or the loss of education personnel.
Despite the great challenges presented by this crisis,the situation also offersthe opportunity to rethink the overall purpose, role, content and delivery of education in the long term, and prepare education systems to deal with current and future crises through comprehensive and inter-sectoral approaches and by tapping into collective experience and practices from around the world.
El alumnado con discapacidad intelectual también está siguiendo, como puede, este 3º trimestre a distancia. En su caso, sin embargo, a la brecha digital (que existe en la misma proporción que el resto del alumnado) se añade la barrera de la accesibilidad. La tecnología no está pensada para este colectivo, lo que complica aún más la falta de educación presencial.
Situaciones aparentemente cotidianas, como comprender cómo se registra una cuenta en una plataforma de videoconferencias (como Zoom o Google Classroom), o los pasos que deben darse para mantener una conversación por esta vía, están siendo una experiencia nueva para muchas personas estos días. También para los alumnos con discapacidad intelectual. Pero para la mayor parte de ellos hay una dificultad añadida de accesibilidad, según explica Paula Aguirre, responsable de infancia y juventud de la federación de entidades Dincat.
«Tenemos dificultades tanto en lo que se refiere al acceso a los contenidos digitales, como en los procesos para acceder. Por ejemplo: no hay lectura fácil, se necesitan frases más cortas con vocabulario más simple. No se ha pensando en gente que tiene problemas de lectoescritura, que tiene dislexia o que no controla bien el idioma», comenta.
Aguirre entiende como algo positivo que el alejamiento de las aulas permita evidenciar estas necesidades que se deben reforzar desde las escuelas e institutos. Recomienda hacer un ejercicio empático y ponerse en el lugar de las personas que tienen dificultad para comprender y simplificar los procesos para que más gente pueda acceder a los contenidos. «Sabemos de muchos centros que están llegando a sus alumnos, pero no a todos, necesitamos que esta experiencia sirva para que las empresas de tecnología se den cuenta de que sus productos deben mejorar en accesibilidad», apunta.
Asimismo, para Aguirre es un momento clave para fomentar el aprendizaje y las competencias en el uso de las tecnologías, en los centros educativos, tanto para el alumnado como para el profesorado. Recalca que esta situación ha permitido ver que se pueden plantear modelos y prácticas más inclusivas y reforzar soportes personalizados. «Tenemos que seguir apostando por el derecho a la educación inclusiva», insiste.
Maya Castañer, responsable de comunicación de Aprenem, también ha vivido estos problemas de accesibilidad con su hijo, que como todos los de esta entidad tiene un trastorno del espectro autista (TEA). En la escuela de su hijo, dice Castañer, se ha hecho un esfuerzo importante para ponerse en contacto con él y acercarle material para trabajar pero, sin embargo, «el aprendizaje por videoconferencia es muy complicado porque es muy difícil diseñar un plan educativo que responda a las necesidades específicas del menor».
Según Castañer, el primer problema es de interacción porque los menores asocian la videoconferencia a un entorno de ocio, no de estudio. En otros casos, tienen miedo al ruido. El centro de su hijo es de educación especial; en él se ha optado por ofrecer, también, clases individualizadas. «Es muy difícil porque son niños que presentan déficits de atención, si el hecho de estar quietos en un lugar y concentrarse en una actividad ya es difícil habitualmente, aún es más complicado en casa, lo puedo retener en la silla durante muy poco rato», comenta.
No hay inclusión sin relaciones sociales ni emocionales
El contacto con los iguales es uno de los factores más importantes en el desarrollo emocional y social de los niños, niñas y adolescentes. Al igual que con la accesibilidad, la falta de este contacto es uno de los principales hándicaps a los que se enfrentan los niños y jóvenes con discapacidad intelectual. Así lo considera Artur Fernández, padre de una niña con síndrome de Down y coordinador del servicio de acompañamiento a niños y jóvenes de la Fundación Catalana Síndrome de Down (FCSD). «Con este tsunami que nos ha caído encima, gestionar el modelo de aprendizaje no es fácil. Todo lo que son relaciones sociales y emocionales son puntos que quedan tocados. El hecho de formar parte de una comunidad es muy importante, desde el punto de vista inclusivo», señala.
En su caso personal, este maestro de educación especial y psicopedagogo recuerda que durante los primeros días sin escuela la situación fue caótica, porque tanto su pareja como él tuvieron que compaginar su trabajo con las necesidades de su hija para desarrollar un trabajo autónomo. Con los días, las rutinas de trabajo ayudaron a generar nuevos hábitos de aprendizaje en casa. «El confinamiento ha servido para trabajar en equipo, la clave fue pactar un horario para poder ver las materias con ella y con la escuela». «En nuestro caso en concreto la niña ha dado un salto cualitativo a mejor, a nivel comunitario y de interacción social porque ha facilitado las relaciones entre las amigas y compañeras y, sobre todo, por el hecho de poder continuar de manera diferente las actividades escolares, el centro de apoyo familiar, la FCSD, la federación Acell…», comenta.
Fernández considera que la escuela debe actuar como facilitadora para dotar a los estudiantes de los recursos y las adaptaciones curriculares necesarias, y que es importante hacer una valoración de las posibilidades de cada persona ante las herramientas tecnológicas. «Hay un claro beneficio para la persona cuando consigue aumentar esta interacción con los demás, es un beneficio que tiene mucho que ver con el aumento de su autoestima por el hecho de ver cómo es capaz de ganar en autonomía personal», apunta.
Actividades ajustadas y evaluación a criterio de cada uno
La semana pasada el Departament de Educación catalán publicó los criterios de aprendizaje y acompañamiento del alumnado de los centros de educación especial para el tercer trimestre. Los criterios básicos son «establecer vías de comunicación para mantener la relación con los alumnos, orientarlos y proponer actividades ajustadas».
Comunicación y acompañamiento emocional, tanto con los alumnos como las familias. Y, en cuanto a la evaluación, y dada la diversidad de centros y de alumnos, el Departament lo deja al criterio de cada uno. «Cada centro debe decidir, a partir de su propia realidad y la de su alumnado, cuáles serán las modificaciones que incorporará la evaluación», dicen en un comunicado.
Estas orientaciones -que llegaron una semana después de que las dictadas a los centros ordinarios de enseñanza obligatoria (y dos días antes que a las escuelas de adultos)-, en realidad no han aportado grandes novedades en las escuelas. Este lunes Dincat organizó un seminario virtual en el que una cincuentena de centros intercambiaron experiencias sobre los métodos que están siguiendo para mantener no sólo el contacto con los alumnos, sino también las actividades de aprendizaje. Y no sólo hacia sus centros, sino también el que tienen con centros ordinarios que, como Aspasim en Barcelona o la Estrella en Vic, son también CEEPSIR. En este caso el esfuerzo relacional es doble: con el alumno y con su centro ordinario.
Llamadas a las familias para conocer antes que nada sus rutinas y capacidades tecnológicas; videollamadas grupales o individuales con los alumnos; vídeos grabados por los maestros para que las familias los pongan cuando vaya bien; vídeos enviados por las familias a los maestros para que analicen, por ejemplo, unos ejercicios de fisioterapia; actividades colgadas en Drive para contestar o para realizar en casa… «El mensaje para las familias es que no sufran si no pueden hacer todo lo que les proponemos, que eso son orientaciones y que hagan lo que puedan», comentaban desde el CEE Carrilet.
Alumnos de Aspasim el día de Sant Jordi | Foto cedida por la Fundación Aspasim
Para Efrén Carbonell, pedagogo y director de la Fundación Aspasim, esta situación excepcional ha sido una oportunidad para aprender nuevas formas de relacionarse y plantearse soluciones de cara al futuro. Carbonell asegura que se debe dar más valor a las herramientas digitales y potenciar su uso, dado que se han visto efectos positivos en los menores.
«Hemos pasado de un canal físico y emocional de contacto relacional a un canal virtual, y esto también es un aprendizaje», afirma. Defiende que a través de la tecnología se pueden generar efectos positivos a nivel verbal y visual. El contenido académico no debe ser prioritario en esta crisis, dice Carbonell, sino la posibilidad de crear conexiones emocionales que brinden confianza y paz a las familias de alumnos con necesidades educativas especiales.
Familia y escuela, más que nunca
El alejamiento de las aulas, paradójicamente, demuestra que es posible una colaboración activa entre familia y escuela. Así lo está viviendo Paula Aguirre, de Dincat, para la que éste es un aspecto clave, sobre todo, en alumnos que necesitan un apoyo específico e intensivo debido a su discapacidad intelectual. «He escuchado a familias decir que ahora se dan cuenta de lo que hace su hija o hijo en la escuela, y tengo escuelas que me dicen que nunca habían estado tan en contacto con las familias», explica. Para Aguirre, este debería ser un aprendizaje de cara al futuro, que debería estimularse y mantenerse, incluso cuando vuelvan las clases presenciales.
Este aumento de la interrelación entre la familia y la escuela es lo que está haciendo posible la superación de parte de las barreras de accesibilidad. En algunos casos, esta situación ha potenciado el rol facilitador de las escuelas en la adaptación de los recursos educativos y la capacidad de organización de las familias. Maya Castañer lo está viendo con su hijo. Según explica, en la escuela ha habido un esfuerzo progresivo de los maestros para adaptar contenidos e intentar personalizarlos, dentro de todas las dificultades que implica una clase telemática para niños con TEA. Sin embargo, precisa, no es lo que está pasando en el 100% de los casos.
Reseña: Terremotos, incendios, huracanes, tsunamis, guerras y otras tragedias provocan que niños y jóvenes se vean privados de un entorno seguro donde crecer y desarrollarse
La Unesco, en colaboración con la Fundación SM, impulsa Reconstruir sin ladrillos, una iniciativa que da respuesta a las necesidades educativas de niños, profesores y familias que viven una situación de emergencia.
El proyecto proporciona a docentes y resto de miembros de la comunidad educativa modelos de trabajo para ayudar:
A la apertura lúdica del currículum.
Al apoyo socio-emocional del alumnado, docentes y familias.
A la construcción de comunidades locales de aprendizaje.
Al uso de la radio como herramienta educativa.
Guía de apoyo para el sector educativo en contextos de emergencias
La educación es fundamental para todos los niños, niñas y jóvenes y más aún en situaciones de emergencia. El propósito de las guías es el de convertirse en una herramienta para hacer de la educación una fuerza transformadora de las vidas de las personas afectadas por los desastres
Corporate author: UNESCO Office Santiago and Regional Bureau for Education in Latin America and the Caribbean [541]
Person as author: Amuchástegui, Griselda [1], del Valle, María Isabel [1], Renna, Henry [3]
Collation: 4 v., illus.
Language: Spanish
Year of publication: 2017
Type of document: book
Este libro es el resultado de un proceso de investigación pionero en el Ecuador y América Latina. El trabajo de búsqueda y sistematización realizado por el autor sin duda se constituye en un aporte significativo para crear la epistemología de este nuevo paradigma.
Resumen: El derecho de investigar y el deber de difundir lo investigado. Epistemología para contextos y la producción como espacios de aprendizaje. Definición de epistemología. Escuelas o corrientes de la epistemología. Tipos. Dimensiones. Producción de pensamiento y conocimiento. Epistemología y creación en la vida diaria. Las herramientas básicas de la investigación científica: La definición conceptual y las falacias no formales. Las técnicas para definir. La enumeración. La sinonimia. La definición operacional. La definición por género y diferencia específica. Comprensión y extensión de un concepto. Acceso abierto a la información científica. La Comunicación científica y el acceso abierto. El acceso abierto. Objetivos del Acceso abierto. La Ruta verde: Autoarchivo. La Ruta dorada: Revisitas OA. Los autores. Repositorios. Recolectores. Evolución del Acceso Abierto. Importancia y futuro del Acceso Abierto y la Ciencia Abierta. Conclusiones. El acceso abierto en Ecuador. Repositorios. Información Científica. Lenguaje. Altmetrics: la integración del impacto científico y el impacto social de la investigación. Introducción. Ventajas y críticas de las métricas a nivel de artículo. Conclusiones. Evaluación y visibilidad de la Investigación científica. Medición de la calidad científica. Libros, capítulos, congresos. Revistas científicas. Scielo Citation Index. Visibilidad, identidad y reputación digital de la investigación y del investigador. Reputación digital. Crear un perfil en Google Académico. Alerta de nuevas citas en Google Scholar Citations. Crear un perfil en ORCID. Trabajar con Mendeley. Redes sociales generales y científicas.
Reseñas/30 Abril 2020/Autora: Belén Hernández/elpais.com
La artista beninesa Angélique Kidjo versiona ‘Pata Pata’, la melodía que popularizó Miriam Makeba contra el ‘apartheid’ en Sudáfrica, para transmitir ahora información y esperanza sobre el coronavirus
Las canciones de resiliencia no han parado de sonar desde que la pandemia encerrara a más de media humanidad en sus casas. Al Resistiré y el Agapimú en los balcones de media España, al New York, New York de Frank Sinatra en la ciudad que nunca duerme, se ha unido un nuevo himno para transmitir esperanza y combatir el coronavirus: Pata Pata, una de las melodías africanas más internacionales de la historia, calificada por algunos como la canción «más desafiantemente alegre del mundo», y que ahora ha versionado Angélique Kidjo. Pero no es la única cantante del continente africano que ha querido sumarse a los sonidos contra la covid-19. Hay otros en Senegal, Uganda o Malawi.
Pata Pata significa, literalmente, Toca, toca en xhosa, una de las once lenguas oficiales de Sudáfrica. Sin cambiar los acordes ni las sílabas, pero sí la letra, la versión modificada y cantada por la artista Angélique Kidjo incluye estrofas como «¡Es hora de sentarse, de no tocarse! Quédate en casa y espera. Tenemos que lavarnos las manos, así que no ‘toca-toca’ (…) No te toques la cara y mantén la distancia, por favor».
Esta nueva versión de la canción más popular de Miriam Makeba, amiga y mentora de Angélique Kidjo, será de uso libre. Unicef ha animado a los ciudadanos a enviar vídeos, después de su lanzamiento el pasado 23 de abril, de ellos mismos bailándola y nombrando al perfil de Twitter de @UnicefAfrica o bien en las redes sociales Tik Tok e Instagram con las etiquetas #nopatapata y #healthyathome. Las mejores grabaciones se incluirán en un vídeo musical que se lanzará a mediados de mayo.
«Todos conocemos lo que hay que hacer, pero también sabemos cuánto sufren las comunidades. Pata Pata siempre ha estado ahí para las personas en momentos de lucha. Espero que lo esté una vez más. Y espero que, desde nuestro confinamiento, podamos volver a bailarla», ha explicado la cantante beninesa y también embajadora de Buena Voluntad de Unicef. Kidjo asegura que ha regrabado la canción para divulgar «información y esperanza» contra el coronavirus. Para la artista, además, la melodía tiene un significado especial, dado que su amigo, el icono del afrojazz Manu Dibango, murió a los 86 años a principios de abril por la covid-19: «Manu me inspiró. Miriam me inspiró. Y Pata Pata me dio esperanza».
Hace más de 50 años que la canción se convirtió en un éxito internacional, cuando Miriam Makeba la estrenara en el show de Ed Sullivan en 1967. Apodada Mama África, fue una cantante y compositora sudafricana, pero también una activista por los derechos humanos que trabajó por la erradicación del hambre, el sida y la violencia machista. Icono de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, en 1960 trató de volver a su país de origen desde Estados Unidos para el funeral de su madre, pero su pasaporte había sido revocado.
Makeba fue una de las primeras músicas africanas en recibir reconocimiento mundial, ganando un Grammy en 1965 y actuando por todo el mundo, desde Johannesburgo a Nueva York, Lagos o Londres. Intepretó su mayor exito, el citado Pata Pata, en el Festival de Viña del Mar en 1972 y se lo dedicó a Salvador Allende al grito de: «Viva la revolución chilena».
Youssou N’Dour y otras voces desde Senegal, Malawi y Uganda
En Senegal, uno de los países africanos que mejor está conteniendo la transmisión del virus, también han surgido voces que cantan para combatir la covid-19. Youssou N’Dour y otros 19 artistas senegaleses se han unido para cantar Daan Corona, una composición que busca concienciar a la población de la importancia de estar en casa, mantener la distancia social y lavarse las manos para no contagiarse. Los beneficios que recaude la canción irán destinados íntegramente al Ministerio de Sanidad de Senegal, según han informado los músicos implicados.
Desde Malawi, Lazarus Chigwandali, un músico y cantante albino que ha pasado de tocar en las calles de Lilongwe a actuar en grandes festivales, también compuso una canción sobre el coronavirus y la publicó el pasado 18 de abril, al tiempo que su país decretaba el confinamiento por 21 días.
A menudo, música, censura y activismo político van de la mano. Es el caso de la melodía contra el coronavirus que en Uganda lanzó el pasado 26 de marzo el cantante y opositor Bobi Wine, en la que advertía que de que «no hay que tomarse a la ligera» la enfermedad. «La mala noticia es que todo el mundo es una víctima potencial, pero la buena es que todo el mundo es una potencial solución», canta Wine.
Esta canción, que se titula Coronavirus Alert, fue censurada y prohibida por el Gobierno ugandés y no se puede escuchar en ninguna cadena nacional, a pesar de que su vídeo en Youtube ya tiene más de un millón de visualizaciones. El artista, de 38 años, Robert Kyagulanyi Ssentamu, es uno de los principales referentes políticos críticos al presidente Yoweri Museveni, de 75 años, y en el Gobierno desde hace 34. En una entrevista de EL PAÍS el pasado 1 de abril pedía que su canción se escuchara de nuevo en Uganda: «Le he pedido al Gobierno que deje la política a un lado por una vez y asuma que esto es una causa noble y necesaria. La gente tiene que oír el mensaje y como músico, esta es mi mejor manera de ayudar”.
Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/04/25/planeta_futuro/1587828111_614617.html
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