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Un buen menú educativo

20 de septiembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Salvador Rodriguez

Igual que la comida, la educación debe ser sana y sabrosa a la vez, es decir, debe satisfacer nuestras necesidades básicas y conseguir que disfrutemos, porque si no nos ayuda a crecer como personas y no nos emociona, no cumple con su principal cometido.

Hace un tiempo escribí un artículo La receta de la buena educación donde comentaba que los ingredientes para hacer un buen “caldo educativo” son: vocación, profesionalidad y un buen puñado de entusiasmo. Afirmaba, también, que el secreto para educar bien es el mismo que para hacer un buen plato: innovar y mezclar los ingredientes de la forma adecuada haciendo que juntos se realcen más sus cualidades que cuando están por separado.

Una de las grandes cuestiones de la educación actual es aprender a hacer maridajes entre distintas prácticas pedagógicas. Para planificar bien una clase, o cualquier acto educativo, por ejemplo, debemos mezclar un poco de inteligencias múltiples con un mucho de aprendizaje significativo y competencial aderezado con el toque justo de inteligencia emocional y de iniciativa emprendedora. Con estos ingredientes conseguiremos que nuestros alumnos establezcan relaciones, que se atrevan a replantearse lo convencional para dar respuestas creativas, que no tengan miedo al fracaso, que sean capaces de adaptarse a situaciones cambiantes…

Para ser un buen docente no es necesario ser Ferran Adrià. Pero sí que es conveniente tener su actitud para replantearse lo establecido y buscar nuevas maneras de hacer las cosas. Los docentes deben estar siempre dispuestos a replantearse su praxis, analizarla, evaluarla y ver qué se puede mejorar, qué da mejores resultados y en qué situaciones lo hace.

Hay docentes que por convicción o por desidia deciden no complicarse la vida y darle a sus alumnos solo aquello que les gusta. Pero no podemos alimentarnos exclusivamente de patatas fritas y hamburguesas, debemos comer de todo de una manera equilibrada. Lo mismo sucede en nuestras escuelas: no podemos  utilizar un solo recurso ya sean TIC, libro de texto o cualquier otro: en la variedad de recursos reside la clave del éxito.

De lo que estoy convencido es de que una buena forma de preparar una clase es plantearla como un menú:

  • Entrante: Algo ligero, que motive y predisponga a nuestros alumnos para el aprendizaje.
  • Primer plato: Es el momento álgido, donde se realiza el trabajo del contenido más básico.
  • Segundo plato: Algo más ligero pero que complemente al plato principal.
  • Postre: Acabar con algo dulce, sabroso, que deje buen sabor de boca y facilite la asimilación de lo trabajado.

Pero quizás lo más importante que deben aprender los docentes de los cocineros es que hay que educar con los cinco sentidos con los que nuestros alumnos se relacionan con el mundo. En la escuela tradicional se ha priorizado el oído y un poco la vista, olvidando por completo el tacto, el gusto y el olfato. Si tuviéramos en cuenta esto, posiblemente conseguiríamos hacer una educaciónmucho más rica y con fundamento.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/un-buen-menu-educativo/

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La educación siempre es imperfecta

Salvador Rodríguez Ojaos

«En algunas ocasiones, la verdad se halla no escindiendo el mundo en ‘o … o …’, sino abarcándolo en una actitud de ‘y … y …’. A veces, la verdad es la unión paradójica de aparentes contrarios, y si queremos conocer esa verdad, tenemos que aprender a abrazar ambos opuestos como si constituyesen una unidad.» Parker J. Palmer: El coraje de enseñar

La educación que ofrecemos en nuestras escuelas está basada, excepto contadas excepciones, en una concepción del mundo «o … o …», es decir, en contrarios: o cabeza o corazón, o libertad o disciplina, o hechos o sentimientos, o teoría o práctica, o hablar o escuchar, o correcto o incorrecto, o aprobado o suspendido…

Cuando la educación debería estar llena de matices, como sucede con la vida misma. En vez de excluir y enfrentar deberíamos incluir y ofrecer una imagen del mundo «y … y …», es decir, en equilibrio: y cabeza y corazón, y libertad y disciplina, y hechos y sentimientos, y teoría y práctica, y hablar y escuchar… No hay necesidad de decidirnos por uno u otro extremo, cada uno debe buscar el equilibrio adecuado entre ambos.

Este tipo de educación nos permite elegir de forma razona y coherente, nos permite tener criterio propio, nuestra propia percepción del mundo. Por eso, la educación es inevitablemente imperfecta, ya que requiere de toma de decisiones, de espíritu crítico, de capacidad de elección.

Necesitamos una educación paciente, pues la impaciencia nos conduce a escoger entre un extremo u otro y nos obliga a dejar de lado los matices. Necesitamos una educación colaborativa, pues nos permitirá ir juntos y llegar mucho más lejos. Necesitamos una educación creativa, pues no se trata solamente de reproducir el saber heredado sino de ir más allá.

La educación siempre es imperfecta, pero es que el mundo, la sociedad y las personas también lo son. La imperfección de la educación es la característica que le otorga un papel fundamental en la construcción de un mundo mejor.

Fuente del articulo: http://www.salvarojeducacion.com/2017/07/la-educacion-siempre-es-imperfecta.html

Fuente de la imagen: https://3.bp.blogspot.com/-Ree4ZAgEuJs/WVSwq4jZH8I/AAAAAAAABkE/kFPvH__2RGQGY7horpOEfz7OFDoYxwZwwCLcBGAs/s200/opposites

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En la escuela se enseña más de lo que se aprende..

Salvador Rodríguez Ojaos

«La dimensión de la experiencia queda totalmente despachada por un saber prêt-à-porter, siempre disponible, que, de hecho, genera anorexia mental, rechazo de la búsqueda del conocimiento en el nombre de su adquisición sin esfuerzo.» Massimo Recalcati

La escuela está llena de paradojas y algunas de ellas son bastante significativas y tienen un efecto considerable en su funcionamiento y en los resultados que se obtienen. Una de estas paradojas es que se enseña mucho más de lo que se aprende, pero, al mismo tiempo, se aprende mucho más de lo que se enseña. Y deberíamos ser capaces de encontrar el equilibrio entre lo que se enseña y lo que se aprende.

Es verdad que los docentes enseñan muchos más contenidos de los que los alumnos aprenden, pero no es menos cierto que los alumnos aprenden de los docentes ciertas capacidades, actitudes, destrezas y saberes que el docente no enseña de manera voluntaria y consciente.

No me canso de repetir a todo aquel que quiera escucharme que en la escuela se cumple aquello de que «menos es más»; que es mejor enseñar menos cosas pero de manera profunda y comprensiva, que muchas cosas de manera superficial y memorística. Se trabaja con currículos escolares absolutamente sobredimensionados que incitan a pasar por encima de las cosas que hay que aprender de manera rápida y ligera, generando esa anorexia mental de la que habla Recalcati.

Y en los tiempos que corren no podemos permitirnos seguir enseñando y aprendiendo de esa forma. Según un reciente informe de la Fundación Cotec, el 60% de los empleos tiene al menos un 30% de actividades que se pueden automatizar, y por tanto son susceptible de ser hechas por robots. La educación, concluye este informe, es uno de los sectores que menos potencial tiene de ser automatizado. Por eso creo en la necesidad de potenciar al máximo el aprendizaje de aquellos contenidos, procesos cognitivos y no cognitivos que presentan mayor resistencia a ser automatizados. Y enseñarlos de forma activa, inductiva, creativa, colaborativa y con espíritu crítico.

Así la escuela educará a personas que no puedan ser sustituidas por robots.

Fuente del articulo: http://www.salvarojeducacion.com/2017/07/en-la-escuela-se-ensena-mas-de-lo-que.html

Fuente de la imagen:

 https://3.bp.blogspot.com/-6d66ePU44Rk/WV4pGtLlXqI/AAAAAAAABkw/u7gQOA8TRHEfxfpKG_FVYfoXFz1QZYnWQCLcBGAs/s200/horizontal-2

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Maestro No Estás Solo: Educar es cosa de todos

Por: Salvador Rodríguez Ojaos

Ya es hora de revertir la afirmación de Recalcati que encabeza este post: hay que acabar con la soledad del maestro. Pero esta es una tarea tan necesaria como complicada.

Decía César Bona (@cccesssarrr) en una entrevista que “es un error pensar que en casa se educa y en la escuela se enseña”. No puedo estar más de acuerdo con él, hace tiempo que esa afirmación es errónea. En el mundo actual la transmisión de conocimiento está directamente vinculada con la transmisión de valores, emociones…

Creo que es importante no perder de vista que si el papel del maestro se limita exclusivamente a la transmisión del conocimiento propio de las distintas asignaturas, la docencia será una de las muchas profesiones en las que los robots sustituyan a las personas. Y eso sucederá en un futuro inmediato.

Necesitamos que familia y escuela remen en la misma dirección. De nada sirve que en el hogar se digan y se hagan unas cosas, se transmitan unos valores, y en el aula se digan y hagan cosas distintas. Educar es una tarea colectiva, una labor social. El maestro que pretenda enseñar en la soledad de su aula, no podrá cumplir con su función. Se acabaron las puertas cerradas en las aulas.

En una sociedad donde el conocimiento está siempre disponible, donde Google se ha convertido en el depositario del saber y lo ha convertido en algo fácilmente accesible, la propensión a intentar adquirirlo sin esfuerzo es muy fuerte, genera lo que Massimo Recalcati llama “anorexia mental”. La labor del maestro debe ser luchar contra ella. El conocimiento solo puede adquirirse con esfuerzo (no confundir con sacrificio y angustia).

Ya no podemos permitirnos educar en soledad, la soledad en educación es cosa del pasado. El saber compartido se amplifica, la experiencia educativa compartida, también. Por tanto, el acto de educar debe ser horizontal (todos debemos participar con responsabilidad) y no vertical (traspasar el conocimiento del maestro al aprendiz).

En conclusión, educar en el mundo actual tiene estas características:

1. Perder el miedo a compartir. De hecho, hay que compartir siempre.

2. No existe un único espacio donde educar, se educa en todo tiempo y lugar.

3. No hay transmisión de conocimiento sin valores, no hay valores sin conocimiento.

4. Hay que preparar para el presente, dotar de las herramientas que permitan vivir el ahora, para poder afrontar el futuro con garantías de éxito.

Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/maestro-no-estas-solo-educar-es-cosa-de-todos/

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“Debemos despertar en los estudiantes el deseo de seguir aprendiendo”

Por: Salvador Rodríguez Ojaos

“Nuestra obligación como educadores es preparar a los niños para que estén siempre dispuestos a esperar lo ines­perado. En este contexto, educar es guiar, retar, desafiar y provocar; mientras que aprender es conocer, comprender, aplicar y crear”, afirma Salvador Rodríguez Ojaos en la Tribuna que escribió para el nº 23 de la revista Educación 3.0 y que ahora reproducimos.

Muchas generaciones de es­tudiantes han asistido a la escuela con la certeza de que lo que aprendieran en ella les serviría para siempre, les resolvería el futuro o, al menos, les posibilitaría conseguir un buen empleo con el que ganarse bien la vida. Pero nuestro mundo ha cambiado radicalmen­te y, en la actualidad, la escuela no puede seguir ofreciendo esa seguridad.

En cambio, la escuela sí que puede compro­meterse a dotar al alumnado de las herramien­tas más eficaces para ayudarle a afrontar un fu­turo incierto. En otras palabras, en el mundo de incertidumbre en el que vivimos, el verdadero objetivo de la educación escolar no es que los alumnos aprendan algo en concreto en un mo­mento determinado sino despertar en ellos el deseo permanente de aprender.

Despertar el deseo de aprender está muy rela­cionado con el placer de enseñar. Para enseñar hace falta vocación, pero también formación pedagógica y un alto dominio de los conteni­dos propios de las materias. Nuestra obligación como educadores es preparar a los niños para que estén siempre dispuestos a esperar lo ines­perado. En este contexto, educar es guiar, retar, desafiar y provocar; mientras que aprender es conocer, comprender, aplicar y crear.

Otras habilidades

la ca­pacidad de adaptación a nuevas situaciones, la habilidad de desaprender o desechar los cono­cimientos que quedan obsoletos, la tolerancia a la frustración, el espíritu crítico, la creatividad a la hora de mirar el mundo, la competencia para trabajar en colaboración con otros…

La escuela ya no es sólo un lugar donde ad­quirir conocimientos, es también un espacio de preparación para la vida donde las emo­ciones y los valores deben tener cabida. Si li­mitamos la escuela a la mera transmisión de conocimiento, estamos condenándola a su desaparición, ya que esa labor puede hacerse a través de otros medios, como Internet, de modo más motivante para los alumnos. Se trata de enseñarles a pensar, de mostrarles que además de solucionar problemas, deben aprender a plantearlos; de que entiendan que lo que están aprendiendo tiene un sentido.

Enseñar es importante, pero aprender aún lo es más. Si no hay aprendizaje, la enseñanza no tiene sentido

Durante demasiado tiempo, la escuela ha estado limitada por la cultura del suspenso.Enseñar es importante, pero aprender aún lo es más. Si no hay aprendizaje, la enseñanza no tiene sentido. Si conseguimos que aprender y aprobar sean lo mismo, estaremos haciendo de la escuela un lugar privilegiado para preparar a las personas a tener una vida plena. Para con­seguirlo, debemos huir de la estandarización de la enseñanza para personalizarla y conse­guir que cada uno de los alumnos desarrolle al máximo sus talentos.

Si la curiosidad fuera el motor del aprendi­zaje en las escuelas, los alumnos serían capa­ces de adaptarse a las exigencias de un mundo cambiante. Un adulto que conserva la capaci­dad de hacerse preguntas para entender cómo funciona el mundo, que mantiene el deseo de seguir aprendiendo siempre, es un adulto creativo, crítico e innovador.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/despertar-el-deseo-de-seguir-aprendiendo-por-salvaroj/39628.html

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