¿Qué hay atrás de una tarea?

¿Qué hay atrás de una tarea?

Yunuén Verenice Vergara Rosales

 

Personalmente no me gustan las tareas, a menos que sean de investigar algo sencillo en familia. Como maestros de niños pequeños no podemos pensar en todas las tareas, como algo que genera un aprendizaje positivo en el niño, insisto al menos no todos los tipos de tarea.

A lo largo de mi tiempo como docente, he caído en la conclusión de que me he vuelto enemiga de dejar trabajos en casa, aclaro pequeños proyectos sencillos de investigación de temas que los niños eligen me parece perfecto; llevar a cabo alguna secuencia de instrucciones que le son familiares, tal vez; dejar juegos de diversos tipos con cosas que hay en casa o que les proporcioné siempre y cuando ellos tengan claras las reglas, excelente; pero “reforzar un contenido escolar que los padres desconocen” o “que aprendan un nuevo contenido de los del programa educativo” no, eso jamás, debemos pensar que el maestro viene acompañado de un trayecto de formación (debería al menos) que le permite acercarse a lo que el niño puede aprender, a cómo piensa, a cuáles son sus capacidades intelectuales o  sus intereses según la edad cronológica y mental, las formas en que decepciona y procesa la información, lo que en teoría debe ser la base de la propuesta del trabajo del maestro.

Pero y los padres ¿qué pasa con ellos? ¿También tienen esas bases? En el mejor de los casos si es hijo o nieto de profe del algún grado escolar cercano al del niño o tienen una gran facilidad para explicar, los hijos saldrán bien librados con las tareas, pero ¿y qué pasa con los que no? La tarea se volverá no solo un reto, sino una pesadilla.

Describiré cuál fue mi experiencia esta semana, mi pequeño hijo lleva un programa que incluye un método matemático de origen japonés con el que se utiliza el ábaco Sorobán, distinto al nuestro (sistema arábigo) con el que yo aprendí y que él también está aprendiendo. Él está iniciando su proceso de aprendizaje de sumas y restas con en este método, del cual su maestra dejó unos ejercicios de tarea, adjunto con un video de refuerzo. Para mi hijo fue familiar el tema, para mí fue como si me estuvieran hablando en otro idioma, literal. Por más que me esforcé no pude entender nada, revisé incluso el video varias veces y no, ni así, mi hijo quería saber si lo estaba haciendo bien, yo no tenía la más mínima idea, sentí una gran impotencia, ese día no pude ayudarlo.

El primer día que mi hijo debía hacer su tarea de esta asignatura, yo tuve una larguísima jornada de trabajo y aun estando en casa no pude prestar atención a cómo lo hacía, así que tuve que confiar en que él si sabía cómo, a pesar que su cara con mirada de duda me decía lo contrario, me invadió una especie de miedo a que me fuera a preguntar algo, tal vez por eso con mayor razón estaba absorta en mis cosas y entre trabajo, casa, limpieza así como el aseo, ignoré su mirada de duda y la hoja de resultados.

Al día siguiente tenía un poco de remordimiento, pero mi día de trabajo fue aun más abrumador que el anterior,entoncessí, literal no pude supervisarle esa tarea, las otras asignaturas si pues eran másfáciles, me apoyé en su hermana mayor que conoce muy bien el método (para mí es un gran respiro) para que lo ayudara, entonces recordé por qué me choca dejar tareas, porque en definitiva  los padres y los profes no hablamos el mismo idioma, tal vez la lengua sí, pero nuestro bagaje conceptual no es el mismo, no podemos dar por hecho que si le damos instrucción al padre de familia lo está entendiendo y que además podrá orientar correctamente al hijo.

El tercer día evitamos la tarea de esa materia y avanzamos en las otras, le dije “mañana que te explique tu hermana” vaya carga a la pobre niña de solo 11 años, sin formación normalista como la mía, aun así, pretender que le explicara a su hermano, afortunadamente es una experta en la materia y al parecer no fue tan complicado, a pesar de algunos pleitos entre ellos porque él no entendía y porque ella lo regañaba por no poner atención, aunque cabe aclarar que si lo hacía.

Pero bueno llegó el viernes con dos días de retraso mi supervisión a sus trabajos y su hermana tenía sus propios retos con las tareas escolares, fue día de limpieza y para mí de locos con el trabajo, pero me llamaba un pendiente, era revisar la tarea del “terror”, me senté a ver su hoja de resultados, con ayuda de mi calculadora por supuesto, para no perder tiempo, revisé sus cálculos, había en una hoja de muchos resultados solo un par de errores, me sentí aliviada y lo felicité, pero tenía que aparecer mi hija que todo pregunta “lo hiciste con el ábaco o mental” el respondió tímidamente “mental” ella repeló y dijo “se me hace que lo estás haciendo como una suma ordinaria” (se refería al método arábigo) el con toda honestidad dijo “a las que no les entiendo sí”, por los ojos que puso mi hija de desapruebo, supe que algo no andaba bien, ella insistió en que las hiciera de nuevo para rectificar las que tenía mal y las que tenía números más grandes, aunque el resultado fuera correcto, por supuestoél se molestó defendiendo que había terminado y yo apoyé sin decir nada.

Mi hija siguió con su tarea, pero cuando mi hijo a punto de guardar la hoja, que ya habíamos tomado foto para envío de evidencia, en una plataforma que por ahora ha tenido un poco de problemas totalmente ajenos a la escuela, pero que llena de mensajes y de frustración los WhatsApp de grupo de padres de familia, dice de nuevo “mamá deberías de revisar si los hizo como le dice su profe” oh no, estaba yo ante un gran aprieto, porque YO NO SÉ, CÓMO DICE SU PROFE, lo dejé guardara la tarea sin correcciones, al fin teníamos al sábado para envío.

Hoy sábado lista para mandar evidencias, pensé que debemos de corregir lo que estuvo mal, porque es para calificación, ya había la advertencia de un recado dejado por la maestra en la plataforma, entonces, había que mandarla corregida, mi hijo estaba cerca, lo llamé para corregir la tarea, trajo su hoja, su lápiz y su ábaco, puse un gran borrador cerca y me dice “no mamá está prohibido borrar” pensé que estaba bien(lo cual ya habían mencionado anteriormente mis hijos pero lo había olvidado) ya que los errores permitían a la maestra reforzar al día siguiente de clase dónde él estaba teniendo dificultades, pero hoy no habría un día siguiente a corto plazo por la pandemia, pero sí habría más tarea, eso me dio aprensión.

Pedí el apoyo de mi asistente estrellami hija, sostuvieron un diálogo que no entendí, ella corrigió la postura y su manejo del ábaco de su hermano, lo cuestionó de cómo los “números amigos pequeños funcionaban” mi hijo repelaba un poco y ella volvía a explicar, me empezaba a invadir la frustración y me estaba enojando con mi hijo, ¿lo pueden creer? ¡Qué acto de crueldad de mi parte! que terrible sensación, mi hija vio mi cara, primeo preocupada y luego para bajar la tensión sonrió, me dijo “¿no le entiendes mami?” yo respondí que “¡claro que no!”, ella en su intento de explicarme, me escribió en una hoja cómo funcionaban esos dichosos números, por más que mis sentidos estaban atentos a ella, a sus trazos, a sus palabras, no entendí nada. Le dije siento que me estás hablando en chino, se sonrió y dijo esa misma expresión usa mi profe para este método bromeando, que es como hablar en chino para otros que no lo saben.

¡Qué alivio sentí que ella estuviera ahí! con su paciencia explicando a mí y a su hermano la forma correcta de hacerlo, nuevamente, por fin entendí después de 5 años que mi hija había empezado a estudiarlos pude entender cómo iban esa complejas sumas, eso que había tenido algunos intentos fallidos de adentrarme con unos tutoriales en YOU TUBE, mi hijo también con el refuerzo de ambas pudo entender y hacer mas ejercicios que los de las hojas, emocionado de haber digerido perfectamente ese bocado y yo también.

Esto me llevó a pensar nuevamente en qué difícil ha de ser para los padres no ser maestros, no saber de psicología, de didáctica, de teorías pedagógicas, de metodologías variadas, de las características de la etapa cognitiva de sus hijos y en muchos casos de no tener una experta sobre los temas en casa, cuando los maestros les dejamos tareas así a sus hijos los metemos en aprietos.

Refuerzo no solo en mis conocimientos, sino en mi experiencia de madre, que las tareas pueden ser totalmente antipedagógicas, dejar un tema nuevo o pretender que los papás les expliquen, puede ser similar a patear un avispero. Puede llevar a padres a recurrir a la violencia física o psicológica para presionar a los hijos, a un desgaste emocional de toda la familia por no saber cómo hacerles entender, a fracturar el vínculo afectivo de los padres con los niños al estarlos regañando por no entender, pero lo que es peor a hacerle creer al niño que él es el incapaz y que esto lo marque de por vida, llevando más a un perjuicio que a un beneficio.

La gran pregunta es ¿cómo llevar al niño a alcanzar los aprendizajes esperados en este periodo de la pandemia con las estrategias de la educación a distancia? ¿cuáles contenidos son los que sí se pueden revisar en casa? Reflexionar muy profundamente como docentes, pero que esa reflexión nos pueda llevar también a la propuesta pedagógica pertinente, que aterrice en lo que es realmente importante para el desarrollo del niño.

Por ahora las dudas me abordan más que las respuestas, no veo la luz con claridad, pero si tengo más claro lo que no debemos hacer. Cada maestro debe conocer muy bien las características de su entorno escolar, las posibilidades, las problemáticas, pero también conocer algo del tipo de las familias de los niños, además de conocer los procesos de desarrollo de los niños de manera integral, a estas alturas del ciclo escolar deberíamos saber por lo menos algo de esto, mucho antes de pensar en un trabajo específico a dejar, así como estar conscientes de las condiciones totalmente inéditas y extraordinarias que estamos viviendo por la emergencia sanitaria que aqueja al mundo.

En definitiva, cuando esta etapa que estamos viviendo con la pandemia termine, los profes tendremos mucha tarea al regresar, ayudar a reconstruir, no solo una sociedad vulnerada por distintos factores, sino una tarea de gran compromiso ético, replantear los objetivos básicos de la escuela, porque después de esto no debemos ser los mismos y debemos revisar a fondo los planes, programas, metodologías, la pedagogía que actualmente implementamos, para poder retomar, valorar y replantear lo que sea necesario de nuestra intervención, pero sobre todo, de lo que buscamos lograr en nuestros niños a corto y largo plazo.

La invitación pues a que las tareas que dejemos no sea por llenar solo un portafolio de evidencias, sino que tengan un verdadero sentido, que el trabajo del niño radique en aprender a pensar, mas que en ejecutar acciones como un instructivo y en definitiva cuidar las formas de nuestra propuesta.

Autora: YUNUÉN VERENICE  VERGARA ROSALES

Fuente: OVE

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Un cambio de enfoque y filosofía.

Por: Yunuén Verenice Vergara Rosales

En la actualidad los docentes nos enfrentamos a una diversidad de factores, muchos de ellos tienen que ver con los contextos escolares con problemáticas diferentes, resultado de problemas sociales, algunos como: la salud pública, los problemas económicos, el abuso de la tecnología por parte de los estudiantes; las largas jornadas laborales de los padres, que los obligan a permanecer fuera de casa y dejar a sus hijos al cuidado de otras personas o guarderías que en algunos casos están saturadas y con una atención precaria, por mencionar algunos; así mismo, padres estresados, desinteresados de los procesos pedagógicos de sus hijos, así como una larga lista que puede ser abordada desde diversas áreas de estudio.

Sin embargo, no debe tomarse de forma desalentadora, por el contrario, debe ser motivo de replantear nuevas formas de intervención, las que permitan hacer contrapeso a todos estos elementos, los cuales parecieran estrategia de boicot hacia el docente, que de alguna manera lo son; pero que al estar presentes en la sociedad reconocerlas es el primer paso para realizar una trasformación tan necesaria. De esta manera, poder ofrecerle al alumnado de los diferentes niveles, posibilidades de crecimiento personal, así como una oferta educativa que genere para ellos un mejor panorama y lo prepare para los embates de la cotidianeidad.

Independientemente del nivel educativo en el que los docentes nos desempeñamos, es necesario que podamos mantener una actitud de apertura, observación pertinente de los distintos elementos que intervienen en el hecho educativo, para que una vez identificados los factores, podamos hacer una planeación que atienda las necesidades de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes o adultos según sea el caso.

Suele resultar una tarea muy complicada y estresante ya que los docentes nos encontramos ante un panorama hostil: desde la abrumadora parte administrativa, las constantes variables que desajustan la estabilidad laboral de los maestros, la exposición social que los medios de comunicación hacen, ya que aún descalifican la profesión, así como los crecientes problemas sociales que enfrentan en la mayoría de los países, con sistemas económicos que modifican la políticas públicas, afectando principalmente los sistemas educativos y sus presupuestos. Ahora es muy importante revisar el objetivo principal de la escuela.

Por lo tanto, se requiere la coordinación de toda la estructura del sistema, con un planteamiento claro, que no se pierda en interpretaciones ni de la gestión, ni la propuesta pedagógica.

Mantener una red coordinada entre autoridades educativas y los docentes, para que no se identifiquen solo en el escritorio las necesidades y prioridades a atender, que se lleve a verdaderas comunidades de aprendizaje apegadas a la realidad y contextos diversos.

Que en el aula se vea reflejado el compromiso del maestro sumado al de las autoridades, que se deje la simulación que lleva a resultados simulados también, que resultan adversos para la calidad de vida de los ciudadanos.

El gran Marco Aurelio dijo: “Educa a tus hijos o padécelos”. Que no le toque a sociedad seguir padeciendo la mediocridad del sistema educativo que prevalece, a través de la implementación de reformas basada en teorías neoliberales, que produce en su mayoría ciudadanos autómatas, absortos en la vida sin pensar en el futuro, viviendo al día en una sociedad de consumo y acumulación, lo que es peor, con una escala de prioridades sentada en el poseer por encima de todo y a costa de todo, lo que se refleja en ciudadanos de criterios que se permiten violentar derechos, vidas o la destrucción irresponsable de su entorno con tal de satisfacer sus  “necesidades”, que se muestra esa forma de vida en su actuar y decisiones, por ejemplo en el del empresario,  en el del productor, en el trato que da el trabajador de la salud, del de la dependencia de gobierno, el de que despacha en una tienda, el del ciudadano de a pie, etc., que actualmente refiere una deshumanización, falta de solidaridad, inclusión, insatisfacción  e infelicidad.

Llegó la hora de cambiar el rumbo para todos, con mayor equidad, con justicia social, que haya paz, que eleve las naciones a potencia, no para el orden económico a nivel mundial, sino para satisfacer las necesidades básicas de todos sus ciudadanos, posteriormente elevar la calidad de vida de los mismos en armonía con su medio generando un buen vivir colectivo.

Para llegar a este fin, el papel de la educación es fundamental, por ello debemos centrar ahí nuestra tarea a través de los planteamientos de la pedagogía crítica, no hay otro camino, dejemos de reproducir modelos educativos reciclados de contextos distintos al nuestro, y tratando de ajustarlo como un zapato de otra talla, gestemos uno, centrado en nuestras propias necesidades como sociedad, generando una nueva cosmovisión, que rescate todos los valores que tiene una sociedad descolonizada primeramente, con pensamiento crítico, sensible, solidaria, que genere ciudadanos con una nueva visión, trasformando a su vez las cosmovisiones.

Las metodologías, así como los modelos, pueden ir y venir, pero el enfoque ideológico es crucial para construir de la mano un nuevo tejido social a través de la formación de los nuevos ciudadanos.

Si el maestro que está dentro de las aulas, no tiene claro cuál es el objetivo que se tiene la escuela dentro de un país, no alcanzarán los insumos, recursos y esfuerzos para impactar en sus alumnos. Pero si el enfoque y filosofía son los pertinentes, se pueden hacer los ajustes razonables y adecuaciones con lo que tenemos a mano, eso no quiere decir dejar la gestionar para buscar el mejoramiento, pero debemos sentar una base, como lo hicieron históricamente en otros países para su revolución ideológica, que nos ayuden a construir una pedagogía desde el Sur de la América Latina, que recupere la necesidad de nuestros pueblos hermanos para su trasformación, dejar de lado quién se colgará el protagonismo de un nuevo modelo, más bien sumando fuerzas con otros tantos que quieren el cambio, para consolidar una nueva filosofía de vida a través de la escuela, solo falta construir mayores espacios para sumar, fortalecer, construir, aprovechando el camino andado de otros y que el eco replique e impacte.

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