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Chile: Subsecretaria de Educación expuso ante la Unesco

América del Sur/Chile/ 04.11.2017 / Fuente: www.latercera.com.

En París, la subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga, expuso ante el Plenario de la 39ª Conferencia General de la Unesco, donde destacó que Chile “había garantizado, en general, cobertura educacional a sus ciudadanos desde hace décadas; sin embargo, la calidad y la equidad aún requerían ajustes que hemos implementando recién ahora, no sin dificultad”.

Durante el discurso, la subsecretaria enfatizó que “en estos cuatro años de gobierno hemos aprobado 25 leyes y cientos de medidas para realizar la transformación más importante de la educación en Chile en los últimos 50 años”.

En el marco del encuentro, Quiroga se reunió con el director general adjunto de Educación de la Unesco, Qian Tang, quien, tras la cita, destacó las modificaciones que se han impulsado en los últimos años.

“Su reforma educacional está haciendo un buen trabajo. Estoy muy impresionado por el espíritu de los expertos en educación para hacer los cambios y espero que esto también pueda ser compartido a otros países en la región”.

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, afirmó que hace algunos meses visitó Chile y conoció la reforma que ha impulsado el gobierno, y resaltó que “la calidad de la educación está vinculada con los docentes, profesionalización, su preparación, también con el desarrollo de currículum adecuados para un mundo que es diferente, y también involucrar todo esto a las familias, los parientes, y a toda la sociedad (…). A mí me parece que la Presidenta (Michelle Bachelet) tiene exactamente esta ambición de reforma de la educación en su calidad y en su inclusión y equidad”.

El debate durante la conferencia de la Unesco se concentró en educación inclusiva, equitativa y de calidad, de acuerdo con los 17 objetivos de desarrollo sostenible que en septiembre de 2015 establecieron los 195 países miembros de la organización.

También se presentó el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, que contiene las metas en materia educacional hacia 2030.

El director de esta publicación, Manos Antoninis, comentó respecto de Chile que “10 años atrás el gobierno y las familias estaban gastando la misma cantidad en los recursos para la educación (…) Lo que sabemos últimamente es el incremento del Ejecutivo en involucrarse en el sistema educacional. Las familias no necesariamente deben gastar mucho más dinero en este tema”.

Fuente de la noticia: http://www.latercera.com/noticia/subsecretaria-educacion-expuso-ante-la-unesco/

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Transformar la escuela

Por Carolina Mangini

Carmen Albana Sanz nació y vivió su infancia en el barrio Borro. Su niñez fue muy dura, con padres ausentes y en un entorno que no paraba de decirle que ella no servía. Pero gracias a la ayuda que recibió, supo que por medio del estudio podía salir adelante.
Logró terminar la escuela y el liceo con el apoyo de una maestra y una beca estudiantil que le dieron los sacerdotes del Sagrado Corazón que le cubría los boletos. Al finalizar ingresó –también con una beca– al Instituto María Auxiliadora, en donde estudió la carrera de Magisterio. Luego entró a la Universidad Católica, donde cursó una maestría en Evaluación y Currículum para la que aún está desarrollando la tesis. En 2004, se trasladó a España junto a su marido a probar suerte, y terminó quedándose. Allí trabaja desde hace varios años en el Colegio Montserrat y hace unos cuatro años comenzó a desarrollar, junto a otros educadores, un programa en «educación emocional». Estos dos términos implican educar las emociones: aprender a identificarlas y poder controlarlas.
Según explicó Sanz a El Observador, primero hay que saber qué se está sintiendo, para luego, en base a estrategias, poder controlar y autorregular esas emociones.
Además, su tarea le permitió ganar el premio a docente del año en Cataluña, distinción que recibió el pasado 19 de octubre. El motivo de ese reconocimiento fue que desarrolló un programa voluntario por medio de videoconferencias con el centro de educación inicial N° 325 de Casavalle, en Uruguay, y como docente en un posgrado de directores en la Universidad de Montevideo. La base de ese proyecto es la educación emocional.
Según explicó la directora del posgrado, Lidia Barboza, se buscó a todos aquellos directores de instituciones, tanto privadas como públicas, que quisieran transformar positivamente el centro educativo. Se trabajan cuatro ejes de formación y uno de ellos es el área de educación emocional, del cual Sanz es docente.

Barboza agregó que es un posgrado innovador porque busca la práctica de lo que se aprende, ya que los participantes visitan los centros educativos de sus colegas y buscan formas de trabajar en conjunto para poder ir mejorando. El posgrado culminará el año que viene.

Albana Sanz (a la derecha) junto a su colega en el día que recibieron el premio
Albana Sanz (a la derecha) junto a su colega en el día que recibieron el premio

La directora del centro educativo de Casavalle, Yoselín Romero, no quedó dentro de los 30 cupos disponibles para cursar el posgrado de directores, pero se puso en contacto con Sanz, a quien conoce personalmente, para desarrollar el programa en su lugar de trabajo.

Gracias a su impulso pudo incorporar esa nueva herramienta y aplicar esta «innovación educativa» que responde a una necesidad social que muchas veces no es atendida por lo académico y es utilizada como forma de sobrellevar los problemas que se dan a diario.
Y de hecho así ocurrió en septiembre, cuando hubo una balacera en Casavalle. Los niños y sus padres debieron cubrirse debajo de colchones y lo que tuvieran a mano para no ser alcanzados por las balas.
Ese episodio sirvió para trabajarlo en la escuela. ¿Cómo afrontar estas situaciones? ¿Cómo explicarle a un niño de apenas 4 o 5 años lo que ocurre afuera y que lo que sienta o piense al respecto no se lo tiene que guardar?

El proyecto en marcha

La institución queda en un predio en donde hay dos escuelas más. Tiene rejas de colores y al ingresar se ven varias mesas y bancos pequeños que funcionan como comedor para los niños. Los salones están llenos de colores y dibujos, y hay un olor a incienso muy agradable. En él se comenzó a trabajar con la educación emocional a partir de este año.
Según expresó a El Observador Ana, una de las maestras de 4 años, al principio costó mucho lograr que tanto los padres como los niños entendieran la idea del programa, ya que lo veían como algo extraño. Pasado el tiempo, los padres comenzaron a agradecer ese trabajo y que generaran un espacio seguro para sus hijos.

Un color para cada emoción

Para trabajar sobre las emociones comenzaron utilizando el cuento El monstruo de colores, que habla de las cinco emociones básicas –alegría, tristeza, miedo, ira y asco– y se las identifica a cada una con un color. Los niños incorporaron marionetas que representan cada emoción, por ejemplo, el monstruo de color rojo simbolizaba la furia y el de color amarillo la alegría. También integraron el uso de caretas para que los niños tomaran confianza para poder expresarse.
A su vez, todos los días al ingresar a la clase cada niño c oloca en un cartel con las distintas emociones un palillo con su foto en la emoción que siente en ese momento. Luego, al retirarse vuelve a colocar el palillo en la emoción que tiene al irse.
Desde que comenzaron a trabajar con este tipo de actividades hicieron grandes avances, como contó María, la mamá de una pequeña de 5 años que es muy tímida. «Para mí, avanzó un montón, ahora saluda a la maestra, algo que antes no ocurría. Si logran regular las emociones, pueden afrontar todo lo demás», comentó, y explicó que también trabajaron con la imagen del policía, para no verlo como a alguien «malo», sino que vean a una persona que ayuda y protege a la sociedad.
Además, cada niño cuenta con un cuaderno que sirve como forma de interacción entre los padres, el pequeño y la maestra. Por ejemplo, los padres pueden escribir cómo llegó el niño a la casa o hechos que hayan sucedido para que puedan trabajar sobre estos en la escuela.
Según la maestra, toda esta idea «les encantó», ya que los niños lograron poner en palabras lo que sienten. «Una niña vino el otro día y me dijo ‘hoy estoy triste’, y vino otra y me dijo ‘tomá, vos estás así porque fulanita no te hizo caso’, mientras me entregaba el monstruo de color rojo», contó Ana.

Emoción y aprendizaje

Según explicó Sanz, un niño –o una niña– emocionalmente estable está preparado para aprender. «Si te explican que tenés una serie de sentimientos que los podés conocer, tomar conciencia de los mismos y podés autorregularlos, tenés una gran herramienta en tu poder para tratar de empezar a sentirte bien y comenzar a desarrollar la empatía, que es la capacidad de ponerte en la posición del otro. Si todos de alguna manera desarrollamos la empatía, no le haríamos a un compañero una cosa que no nos gustaría que nos hicieran», explicó.
El plan es continuar con este proyecto y expandirlo a otras escuelas. Según expresó Sanz, la idea es que los niños que tienen 4 años aprendan lo mismo que los de 14, a controlar sus emociones. «A veces un niño se bloquea frente a un examen y no es que no sea inteligente, es que no pudo controlar el bloqueo emocional que tiene», señaló.
La propulsora del programa en Uruguay espera los resultados de la investigación que hicieron en el colegio en el que trabaja en España, y que es parte de su tesis en la Universidad Católica, sobre la incidencia de la educación emocional en los resultados académicos. Pretende presentarla en una revista académica, con la idea de que se expanda y que diferentes profesionales verifiquen que «es fácil» aplicarla. «Solo requiere de dos palabras: ‘Sí’ y ‘puedo'», aseguró.

Premio

El trabajo de Sanz fue premiado por el jurado de la editorial San Martín (en catalán Cruïlla), entre numerosos proyectos que se presentaron. Esta es la segunda vez que se entrega el premio.
«A mí lo que más me alegró fue que por unanimidad nos entregaron a mí y a mi compañera (Virginia Espejo) este premio por compartir una experiencia. Eso es lo más valioso, porque cuando nos damos cuenta de que la felicidad está en el servicio al otro, ves tu vida de manera positiva. Este premio yo no lo busqué y me lo dieron. Este es un premio a la generosidad, al servicio, en definitiva a la grandeza de todas aquellas personas que pensamos en otro ser humano y que intentamos de alguna manera, mejorar condiciones de vida», expresó Sanz.

Carta al presidente

Convencida de la utilidad de la herramienta para la educación, un año atrás, Sanz tomó la iniciativa de enviarle una carta a Tabaré Vázquez sugiriéndole incorporar la educación emocional a los centros educativos para bajar los índices de delincuencia en Uruguay.
Se sorprendió cuando obtuvo respuesta por parte de la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, quien le dijo que Vázquez había leído su carta y había estado de acuerdo con su propuesta.
La jerarca le solicitó que se contactara con la directora general de Secundaria, Celsa Puente, y con la directora de Educación del MEC, Rosita Angelo. Sanz lo hizo, aunque no volvió a tener respuesta.
«Quiero que la educación uruguaya mejore, tenemos que apostar a la educación emocional. Sí se puede revertir los comportamientos de los jóvenes, está en querer», afirmó.

La base

Daniel Goleman escribió un libro denominado Inteligencia emocional en 1995 que fue best seller mundial. Explica por qué el control de las emociones es la clave para el éxito personal y profesional. Este libro, junto con una carpeta con sus títulos, fue lo que se llevó Albana Sanz en la valija cuando se fue a vivir a España. Al averiguar al respecto cayó en la cuenta de que «todas las investigaciones en los cinco continentes dan cuenta de la importancia de la educación emocional, pero no en Uruguay. Inclusive hay pequeñas experiencias que se hicieron, pero no hay nada sistematizado ni estructurado a nivel de los programas educativos», algo que para Sanz es fundamental.

Trabajan el nivel socioemocional en 276 escuelas

Trabajar en la educación emocional «es el camino que hay que seguir. No podemos hablar de matemática y lengua si no hablamos, a la vez, de un nivel socioemocional», aseguró a El Observador la directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria, Irupé Buzzetti. Agregó que hay 276 escuelas que pertenecen a una red global de aprendizaje profundo en el que se conectan con centros educativos de otros países para poder trabajar en conjunto en varios temas. Uno de ellos es lo emocional.
A su vez, aseguró que está previsto dentro del marco curricular de referencia que se presentó en setiembre aplicar las habilidades socioemocionales, junto con la progresión en saberes y la construcción de la ciudadanía, ya que «lo primero es que exista la estabilidad emocional para poder atender lo demás». Para Buzzetti, uno de los principales problemas de la educación es que la gente tiene que aprender a convivir y a respetar a los otros. «Todo esto hace a un aprendizaje que a veces la educación formal se olvida», agregó, y contó que en mayo de 2018 se desarrollará un congreso en Uruguay que se basará en esta temática.

Observatorio

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) lanzó este año un Observatorio Socioemocional. El objetivo es crear un espacio de intercambio de experiencias entre centros educativos tanto públicos como privados y otras organizaciones que trabajen explícitamente en el desarrollo de habilidades socioemocionales. El observatorio contará también con un área dedicada a la investigación.
Fuente de la reseña: https://www.elobservador.com.uy/transformar-la-escuela-n1136520.
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Uruguay: Burocracia y maestros enojados, una mezcla letal para la educación

América del Sur/Uruguay/ 04.11.2017 / Fuente: www.elobservador.com.uy.

Burocracia, malestar docente y escasa evaluación de los centros educativos. Estos son los tres principales problemas que encuentra el movimiento ciudadano Eduy21 en el sistema de enseñanza.
Bajo el liderazgo del el exsubsecretario de Educación, Fernando Filgueira, y del exdirector de Educación, Juan Pedro Mir, el grupo propone tres soluciones para lograr «un cambio educativo profundo y sustentable».
Para revertir la burocracia, Eduy21 considera que hay que darles mayor autonomía a las escuelas y liceos de todo el país. Por ese motivo, plantea generar cambios en la normativa para que los centros puedan tomar más decisiones.
Según el informe que presentó el grupo, actualmente hay una gobernanza «fuertemente centralizada» y los centros no pueden decidir qué hacer con sus recursos. El texto agrega que la asignación de los docentes también depende de un ente central y hay una «gran inequidad» en la distribución de las horas de los profesores y de los maestros.
Eduy21 propone, entonces, que se fortalezcan las escuelas y los liceos. El movimiento pide también que los centros educativos puedan tomar decisiones vinculadas a lo pedagógico, a su forma de organizarse y a la administración de sus recursos materiales.
Según afirman, estas medidas permitirían que los maestros, los profesores y los estudiantes se involucren más en el proceso educativo porque serían protagonistas del aprendizaje.
Para revertir el malestar docente, el movimiento propone que los centros no tengan más de 700 estudiantes y que la cantidad de personal se ajuste al número de alumnos.
El objetivo de Eduy21 es que se logre una atención especializada en las escuelas y los liceos de todo el país.
De acuerdo con el informe, el sistema actual obstaculiza los aprendizajes. «Los centros suelen ser demasiado grandes e impiden vínculos personalizados con los estudiantes», afirma el texto.
Además, se considera que existe una «gran dificultad» para conformar equipos de trabajo en las escuelas y en los liceos, porque existe una «elevada» rotación de personal.
Según el documento, el cambio constante en los funcionarios atenta contra el liderazgo de los directores entre los maestros y los profesores. Por ese motivo, proponen que el sistema logre que los docentes se queden mayor tiempo en un centro y generen «sentido de pertenencia».
Señalan que la estabilidad ayuda a que los maestros y los profesores planifiquen mejor, se organicen, gestionen y puedan autoevaluar su desempeño.
Asimismo, Eduy21 considera que los centros también deberían promover la participación de estudiantes y familias en el proceso educativo.
Por último, plantean que para revertir la escasa evaluación de los centros habría que implementar de forma gradual un sistema de rendición de cuentas.
El grupo considera que la evaluación actual de las escuelas y de los liceos es «desordenada y fragmentada». Según el informe, no hay una «cultura de rendición de cuentas» a la sociedad por parte de los centros educativos y de sus autoridades.
Eduy21 propone, entonces, que las instituciones den mayor visibilidad a sus procesos de trabajo, a sus logros y a sus dificultades. Consideran también que se deberían implementar auditorías períodicas que ayuden a evaluar las escuelas y los liceos.
El movimiento presentará el informe este lunes en el evento «Gestión de centros educativos». que tendrá lugar en la sede de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU).

Fuente de la noticia: https://www.elobservador.com.uy/burocracia-y-maestros-enojados-una-mezcla-letal-la-educacion-n1138498

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Colombia: Todos a hablar de educación

Por: Semana Educación

Aunque el país progresa, todavía falta mucho camino por recorrer en términos de pertinencia, acceso y habilidades para la vida. Estas son las principales conclusiones que dejó la Cumbre Líderes por la Educación 2017.

Durante dos días, más de 800 asistentes se dieron cita en el evento más importante del sector educativo en el país, para escuchar las reflexiones de cerca de 50 expertos nacionales e internacionales. Fueron dos jornadas para debatir sobre la necesidad de seguir impulsando la educación como motor de transformación y desarrollo de Colombia, más ahora cuando el país necesita nuevos imaginarios, narrativas y realidades de cara a un futuro en paz.

La cuarta edición de la Cumbre Líderes por la Educación 2017 giró en torno a una idea central: qué tipo de ciudadano necesita la sociedad y qué significa ser un ciudadano en un Estado que busca reconciliarse y avanzar hacia la modernización de sus instituciones. En ese sentido, la educación debe ser el elemento de cohesión y progreso para que los colombianos impulsen sus proyectos de vida tanto en lo personal como en términos de ciudadanía.

Pero, como repitieron una y otra vez los expertos congregados, la educación no es una varita mágica que resolverá todos los problemas. Se requiere de un compromiso de todos los actores y a todos los niveles (también en términos de recursos). Aunque Colombia está haciendo grandes esfuerzos por impulsar su sistema educativo y posicionar este tema en el debate nacional, no se pueden descuidar ciertos aspectos en los que el país sigue rezagado.

Uno de los principales es la brecha que existe todavía entre las zonas rurales y las urbanas en términos de acceso, permanencia, calidad, oferta y pertinencia, así como las posibilidades de progreso en un lado y en otro.

“Tengo una gran preocupación por la concentración de oportunidades en las urbes. Si hay más opciones en las ciudades, la gente del campo continuará marchándose. Eso tiene varias consecuencias: por ejemplo, las provincias pierden sus talentos porque sus jóvenes migran”, indicó durante el encuentro Eduardo Aldana, fundador de la iniciativa regional Innovar.

De acuerdo con el Ministerio de Educación Nacional (MEN), un niño de las zonas rurales acude al colegio un promedio de 5,5 años, mientras un niño de ciudad lo hace durante nueve. Solo tres de cada 10 niños del campo logran acceder a la educación media, lo que supone una enorme desventaja de cara a su futuro laboral y desarrollo profesional. Los jóvenes rurales no encuentran incentivos suficientes para quedarse en sus veredas, por eso muchos panelistas coincidieron en apuntar que es importante desarrollar una educación dirigida a las regiones, con su aval y el consenso e incluyendo sus necesidades reales de formación.

“A nosotros nos toca ir al colegio en lancha, mientras que en Bogotá inauguran megacolegios. A veces no tenemos la alimentación necesaria o no nos enseñan lo que es útil. Los jóvenes entonces piensan que estudiando no van a salir adelante en la vida. Las zonas rurales están alejadas de todo, inclusive de la educación, porque los contenidos no son pertinentes”, advirtió Lucero Valencia, una líder estudiantil de 15 años de Guapi, Cauca, que asistió a la cumbre para hablar de su realidad.

Pero ese no es el único desafío que enfrenta Colombia en materia educativa. Hay otra gran brecha que se agudiza con los años: los jóvenes que terminan sus estudios profesionales no están preparados para enfrentar las exigencias del mercado laboral. En otras palabras, las instituciones de educación superior no están preparando bien a los futuros profesionales de este país.

De acuerdo con Li Kai Chen, consultor de la compañía McKinsey, “en el mundo hay 85 millones de estudiantes que carecen de habilidades aplicables al trabajo. El 42 % de los empleadores afirma que los jóvenes no están preparados”.

La solución que brindaron los especialistas nacionales e internacionales para superar esta fisura pasa, por un lado, por la elaboración de un marco nacional de cualificaciones en el que se detallen las capacidades que necesitan desarrollar los profesionales de cada sector y, por otro, comenzar a educar a los menores de edad desde los primeros años con un perfil vocacional. “Hoy los jóvenes son tres veces más propensos al desempleo que sus mayores y, para empeorar las cosas, se estima también que el 50 % de los trabajos de hoy van a desaparecer por cuenta de las tecnologías”, agregó el experto.

Otra opción, señalaron, es impulsar la educación técnica como una opción de formación igual de válida a la universitaria. Como explicó María Andrea Nieto, directora general del Sena: “La formación técnica es una oportunidad de movilización económica y social: disminuye la pobreza, genera empleo e ingresos”.

Otro punto clave son las nuevas tecnologías aplicadas a la educación, entendidas como una herramienta para impulsar la calidad y la pertinencia. Pero para lograrlo, maestros, rectores e instituciones deben prepararse para asumir los retos que implica y capacitarse para saber cómo emplearlas en beneficio del futuro de sus estudiantes, potenciales ciudadanos digitales.

Sin embargo, será imposible materializar esta hoja de ruta sobre los grandes desafíos de la educación en Colombia si no se empieza a trabajar en su implementación desde la primera infancia. “Como decía Gabo, ‘la educación debe ocurrir desde la cuna hasta la tumba’. Mientras más nos demoremos en actuar, más costoso será. Entre más nos demoremos, los rezagos son mayores. Las bases se forman a muy temprana edad; de ahí la importancia de la primera infancia”, indicó durante su intervención Carolina Meza, directora ejecutiva de Empresarios por la Educación.

No obstante, esa atención integral jamás estará completa –al igual que la formación que reciben el resto de estudiantes en los diferentes niveles educativos– si no se impulsa la educación en competencias socioemocionales y en capacidades para la vida de una manera transversal a todas las asignaturas del currículo. Las también llamadas habilidades del siglo XXI, como el trabajo en equipo, la resolución de conflictos y la resiliencia deben ser las bases para formar ciudadanos en épocas de posconflicto, concluyeron los expertos convocados. No solo hay que educar en matemáticas o lenguas, también es imprescindible una formación centrada en el ser. Un hito que solo será posible por medio de la consolidación de currículos que guíen a las nuevas generaciones no solo a lograr las mejores notas y entrar a las mejores universidades, sino a construir la paz que durante más de 50 años se le negó al país.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-en-colombia-cumbre-de-lideres-por-la-educacion-2017/545589

 

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Argentina: Evaluación Enseñar. Más de 24.000 futuros docentes tuvieron que dar una prueba de nivel

América del sur/Argentina/04 noviembre 2017/Fuente: La nación

Casi el 94% de los estudiantes del último año de los 510 institutos de formación docente de todo el país cumplieron con la evaluación de conocimientos adquiridos

Mas de 24.000 estudiantes del último año de las carreras de formación docente de educación primaria y de materias del ciclo básico del nivel secundario de 510 centros de formación de todo el país participaron ayer de Enseñar, la primera evaluación nacional que permitirá conocer el nivel de aprendizaje que tienen los futuros maestros.

Catamarca, Corrientes, San Juan, San Luis y Santiago del Estero fueron las provincias en que la prueba se realizó al 100 por ciento de los alumnos. Mientras que se estima que el promedio general será del 94%.

En tres institutos de formación docente de La Plata se demoraron las pruebas porque se recibieron llamados de amenazas de bomba y se debió proceder a cumplir con el protocolo de evacuación.

«Enseñar aportará insumos que nos permitan valorar el perfil del futuro docente. Se podrá contar con información acerca de perfiles de estudiantes, trayectoria educativa y percepciones sobre su formación en la carrera y el futuro ejercicio profesional», sostuvo Elena Duro, la secretaria de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación de la Nación.

La evaluación, que se realiza una semana antes de Aprender (el operativo que medirá los conocimientos de los estudiantes de 6° grado del primario y de 5° y 6° año del secundario), evaluará «las áreas de comunicación escrita y criterio pedagógico a través de consignas abiertas y cerradas de opción múltiple», explicó la funcionaria.

Al igual que sucederá con Aprender, los estudiantes y los directores de los institutos de formación docente respondieron un «cuestionario complementario autoadministrado para conocer las condiciones en las que se llevan a cabo la enseñanza y el aprendizaje», añadió Duro.

Se estima que en abril próximo podrán conocerse de forma gradual y progresiva los resultados de Enseñar, pruebas que son de carácter anónimo y que tienen la aprobación unánime de los ministros del Consejo Federal de Educación. Cada instituto de formación docente recibirá un informe sobre el desempeño de los alumnos para poder trabajar en las mejoras que requieran los resultados tanto del nivel de conocimiento como de las condiciones del establecimiento.

Desde París, donde asiste al encuentro de la Unesco, el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, destacó el sentido de la realización de ambas evaluaciones. «Necesitamos saber qué tenemos que cambiar, qué tenemos que perfeccionar y cómo vamos a formar a los docentes que van a protagonizar el cambio en la educación argentina.

Los elementos de diagnóstico que aporte Enseñar permitirán trazar políticas educativas que impulsen el crecimiento de nuestro país. Enseñar, al igual que Aprender, no persigue ningún sentido punitivo sino que busca devolverle al sistema información individualizada que sirva para mejorar».

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2078082-ensenar-mas-de-24000-futuros-docentes-cumplieron-la-primera-prueba-nacional-de-nivel

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Educación Comunitaria, la asignatura pendiente de la reforma educativa en Chile

Por: Meritxell Freixas Martorell

La educación comunitaria en Chile ha consolidado y promovido una gran diversidad de experiencias educativas basadas en la autogestión. Sin embargo –y pese a los esfuerzos del movimiento– no ha logrado convertirse en una opción educativa legitimada para competir con el sistema formal y ser parte de la Reforma Educativa impulsada por el actual gobierno.q

El pedagogo brasileño Paulo Freire escribía en el Chile de 1968 su obra Pedagogía del Oprimido, sobre la concienciación de las que él denomina “clases oprimidas” para liberarse de los “opresores” y transformar la realidad.

Desde entonces, su influencia marcó el impulso de la educación popular, comunitaria, alternativa, libre o autogestionaria –la denominación puede variar según los matices ideológicos del colectivo que la ponga en práctica– y adoptó un fuerte carácter político impulsado por movimientos de izquierda y comunidades cristianas de base.

En Latinoamérica las experiencias de educación comunitaria abarcan desde las 5.000 escuelas en los caracoles de Chiapas o las más de 1.000 escuelas rurales del Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil, hasta los cientos de jardines maternales y bachilleratos populares en el cono bonaerense argentino.

El reconocimiento a este tipo de prácticas desarrolladas en la región llegó en 1976 con la “recomendación relativa al desarrollo de la educación de adultos” de la Unesco. Luego, en 2009, en la Conferencia de Educación de Jóvenes y Adultos Confintea VI-Unesco, los países reconocieron a las organizaciones comunitarias como un socio clave en la provisión de aprendizajes y de educación.

En Chile, existen varias de estas experiencias destinadas a la educación no formal e informal para niños, niñas y adolescentes, jóvenes y adultos a lo largo del país; además de bibliotecas, radios, editoriales o centros culturales sin fines de lucro que desarrollan acciones educativas concretas para complementar y/o transformar, el sistema escolar actual.

Sus impulsores coinciden en subrayar el proceso de aprendizaje que las prácticas autogestionadas educativas entregan tanto al educador como al educando. Además, defienden las lógicas de trabajo “solidarias, antipatriarcales, anticoloniales y sanadoras de la autoestima”.

Bolivia, referente regional

Sin embargo, a pesar de sus impactos y beneficios, la educación popular sigue siendo una práctica fuertemente silenciada y obviada por el sistema educativo formal.

En palabras de Henry Renna, exmiembro de la Oficina Regional de Educación de la Unesco, “en América Latina la educación sigue encerrada en el sistema escolar, subvalorando los aprendizajes que nacen en espacios no formales e informales y obviando un conjunto importante de saberes que nacen de la misma existencia humana”.

Para el experto, la región tiene una asignatura pendiente con la promoción de “un sistema educativo ampliado que garantice de forma efectiva, de una parte, el derecho a una educación pública, gratuita y de calidad, y de la otra, la libre producción y apropiación de aprendizajes, sin condicionamientos temporales ni espaciales, socializando democráticamente todas las formas, las expresiones y los momentos del acto educativo”.

La reforma educativa aprobada en Bolivia en 2010 y, según la historiadora argentina Laura Efron, basada en los principios de la pluralidad, la preservación de las diversidades culturales y lingüísticas y la autogestión participativa de la comunidad o las propuestas que los zapatistas en México están trabajando para su candidatura presidencial de 2018, son los únicos ejemplos que, en opinión de Renna, hoy podrían ser referentes en América Latina, con propuestas impulsadas incluso desde el propio Estado. “Incorporan a las comunidades de base y los saberes de los pueblos indígenas y populares en su modelo educativo”, sostiene.

Al margen de la Reforma Educativa

En Chile, el ejemplo más claro del desinterés de la educación comunitaria es su exclusión de la Reforma Educativa que el ejecutivo de Michelle Bachelet ha impulsado en el país suramericano. Tras años de discusión, finalmente el texto sale adelante sin que el concepto de “educación comunitaria” haya despertado el más mínimo interés a los que quieren cambiar la educación en Chile. Prueba de ello es que el proyecto se está cerrando sin incluir una palabra sobre educación autogestionada o comunitaria en el texto.

El movimiento educativo es mayoritariamente crítico con las nuevas medidas que implantará el gobierno porque considera que no rompen con el modelo de la dictadura y la concepción de la educación como bien de consumo. Creen que silenciará el rol de la sociedad organizada y su capacidad para “autoemanciparse y autoeducarse”.

Durante los últimos años, las organizaciones sociales educativas han intentado juntarse para crear redes y debatir sobre estrategias conjuntas en varias ocasiones. Pero –por ahora– la percepción general en el si del movimiento es de poca cohesión y de acercamientos con pocos resultados en lo práctico.

Desde el movimiento atribuyen esta lejanía a la distancia con las demandas y reivindicaciones de los movimientos estudiantiles, y opinan que aún no se considera la educación comunitaria como una alternativa real y concreta.

En esa línea, Carlos Pizarro, coordinador de la organización La Otra Educación, unas de las que trabaja en el ámbito comunitario, apunta: “Las organizaciones estudiantiles se preocupan de la calidad y del financiamiento pero no del contenido de la educación”. Y añade: “No puede ser que luchemos y se gane la batalla para seguir reproduciendo aquello con lo que estamos en contra. En algún momento tenemos que dar el salto y avanzar mucho más.”

Tampoco Henry Renna observa el escenario actual con demasiado optimismo. Para él, Chile pasa por “el peor momento de las últimas dos décadas respecto al desarrollo de la autogestión educativa”.

El panorama no parece muy alentador para el movimiento ante la más que probable llegada de la derecha, liderada por el empresario Sebastián Piñera, a partir del próximo año. Mientras los propios movimientos sociales no empiecen a ver los espacios autogestionados como una alternativa educativa real y concreta, será prácticamente imposible que el cambio llegue desde arriba.

Ya lo decía la reconocida poeta y pedagoga chilena Gabriela Mistral: “Enseñar siempre; en el patio y en la calle como en el salón de clase”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/30/educacion-comunitaria-la-asignatura-pendiente-de-la-reforma-educativa-en-chile/

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¿Calificar o evaluar? A propósito del reciente debate en redes

Por: Julián de Zubiría

Los profesores dedicamos un tiempo inmenso a calificar, lo que no nos permite asumir responsablemente la tarea esencial de evaluar. El profesor Julián de Zubiría analiza esta tensión a partir del debate en redes que se dio a raíz de la respuesta de un niño mexicano a la pregunta de su docente de matemáticas.

La semana pasada, un trino de un padre de familia mexicano se viralizó en las redes, algo muy poco común en temas educativos. El problema se originó porque el profesor había señalado en un ejercicio colocado a niños pequeños que deberían indicar con cifras los “siguientes” números. De manera muy original, un niño de 7 años respondió una cifra siguiente a la que se señalaba en números, pero el profesor calificó como equivocada dicha respuesta. El padre, en cambio, sostenía que la respuesta de su hijo era correcta. El problema dividió a los tuiteros, ya que muchos estuvieron de acuerdo con el padre. En el debate terció la Real Academia de la Lengua en defensa del docente. Sin embargo, se puede plantear que, pedagógicamente, el debate está mal planteado.

Con frecuencia, los docentes dedicamos enorme tiempo a calificar trabajos y exámenes de nuestros estudiantes. El problema es que por estar tan obsesionados con la calificación, hemos terminado por descuidar lo esencial: la evaluación. Nos hemos dedicado a certificar los procesos de aprendizaje, cuando esa es la función menos importante de la evaluación a nivel escolar. Debido a ello, la relación que establecemos con estudiantes, y por lo tanto, con padres de familia, gira en torno a si “aprobaron” o “reprobaron” los exámenes, las asignaturas y los cursos. Este es un claro indicador del predominio que sigue teniendo el sistema educativo tradicional en Colombia y América Latina.

Desde el punto de vista pedagógico, la pregunta central es: ¿Para qué debemos evaluar en la escuela? La evaluación nos sirve fundamentalmente para dos grandes cosas: Para establecer cómo están los niños al iniciar un proceso educativo, en lo que se conoce como la evaluación diagnóstica; y para determinar en qué nivel del desarrollo se encuentra en un momento dado el estudiante, para saber cómo impulsarlo, en lo que se conoce como evaluación formativa. El fin de la escuela debería ser favorecer el desarrollo integral de los niños. Por tanto, la finalidad esencial de la evaluación debiera ser ayudar a determinar el nivel de desarrollo alcanzado por el estudiante, para jalonar su proceso educativo a partir de allí. Ninguna de estas dos funciones tiene que ver con el debate que se dio en las redes, ya que la escuela sigue obsesionada con la calificación y certificación de los aprendizajes, cuando hace mucho tiempo deberíamos haber relegado esa finalidad. Aun así, el peso de la tradición sigue siendo tan abrumador que seguimos debatiendo en torno a una pregunta equivocada: ¿Quién tenía la razón? ¿El profesor o el estudiante? ¿A quién, en últimas, había que certificar?

No usar pruebas diagnósticas sería análogo a que los arquitectos e ingenieros no realizaran estudios de suelos antes de levantar sus casas y puentes. Cualquier arquitecto que incumpliera este principio, sería despedido por irresponsable. Sin embargo, en la escuela tradicional, que sigue siendo bastante hegemónica en los colegios de América Latina, es poco frecuente que los maestros realicen evaluaciones diagnósticas al iniciar cada año y es todavía más raro que la realicen los docentes en las universidades. Allí la evaluación diagnóstica es casi inexistente, ya que, contrario a lo que se cree, en muchos aspectos sigue siendo el nivel del sistema educativo más tradicional de todos.

Las evaluaciones diagnósticas deberían realizarse no solo para conocer el nivel alcanzado de los estudiantes en los conceptos, procesos y competencias que se supone que ya deberían dominar, sino que, adicionalmente, deberían ayudarnos a determinar si los nuevos contenidos están muy por encima o muy por debajo de lo que podrían llegar a dominar los estudiantes, si contaran con la mediación adecuada. Pero si no se hacen las evaluaciones diagnósticas sobre las competencias previas, mucho menos sobre los contenidos por ser abordados, en lo que se conoce en educación como la determinación de la zona de desarrollo potencial.

Aun así, el papel fundamental de la evaluación debería ser formativo. Deberíamos determinar el nivel alcanzado por el estudiante en su desarrollo y estimar qué le falta para seguir avanzando. Deberíamos ayudar a precisar las dificultades del proceso hasta el momento desarrollado. La evaluación debería brindar la información necesaria para saber qué ajustes se deberían hacer al proceso por parte de los docentes, los padres y los estudiantes. En este sentido, todos deberíamos aprehender de ella.

Con seguridad, desde décadas atrás muchas innovaciones pedagógicas han explorado con evaluaciones centradas en el desarrollo, tal como se está haciendo actualmente en todos los colegios de Francia y Cataluña. Algo análogo está haciendo con rigor y responsabilidad el Icfes al evaluar competencias transversales para diversos grados y que no corresponden a asignaturas particulares, sino a procesos de carácter más general y estructural; por ello mismo, sus pruebas son más confiables para saber cómo van los procesos cognitivos y valorativos de los estudiantes colombianos en los diferentes momentos del proceso educativo. Pero, pese a estos avances, por lo general, las evaluaciones en los colegios y en las universidades siguen centradas en asignaturas y en conocimientos particulares y rutinarios, como vestigio de una escuela tradicional que se resiste a morir y de un paradigma que tiempo atrás deberíamos haber superado: El paradigma de la transmisión de la información.

Un docente preocupado por determinar el nivel de desarrollo alcanzado por su estudiante, no hubiera tachado la respuesta del alumno mexicano, sino que indagaría por qué la dio. Con seguridad, intentaría evaluar las estructuras profundas a nivel cognitivo, valorativo y comunicativo que subyacen a las respuestas de sus estudiantes. Necesariamente, elaboraría evaluaciones teniendo en cuenta el uso pedagógico que daría a sus resultados, involucrando diversas dimensiones y con adecuada retroalimentación para orientar el proceso de sus estudiantes.

En la universidad, el problema es aún más grave, ya que suele ser común que el docente entregue los resultados de exámenes y trabajos días antes de culminar el curso. Esas pruebas y esos trabajos carecen de cualquier valor, ya que, si el papel de la evaluación es estimar el nivel alcanzado –para determinar qué ajustes realizar–, cuando se entregan sus resultados, culminado el curso, dichas pruebas perdieron cualquier pertinencia pedagógica.

Esto es así, ya que, si hiciéramos una evaluación a un grupo de estudiantes y no brindamos ninguna retroalimentación de los aciertos y debilidades, y si, hipotéticamente, meses después volviéramos a hacer la misma prueba, los resultados serían exactamente iguales; es decir, que los estudiantes y el docente, no habrían aprehendido de la evaluación previamente realizada. En este caso, se perdió el tiempo, como suele pasar hoy en tantos procesos educativos desaprovechados para el desarrollo, por la inexplicable obsesión del sistema educativo en el aprendizaje.

Para terminar, si un docente no permite que sus estudiantes saquen calculadora, libros, cuadernos e internet es porque en sus evaluaciones los estudiantes no tienen que pensar. Y si la pregunta que hace en un examen se puede resolver directa y exactamente en Google, es porque tampoco fue diseñada para pensar, ya que Google no piensa.

Como puede verse, las evaluaciones rutinarias y tradicionales, que siguen dominando la educación colombiana, son una prueba más del peso que sigue manteniendo la educación tradicional en el país. Lo peor es que tenemos uno de los decretos más progresistas en materia de evaluación en el mundo (el decreto 1290 del año 2009), hasta tal punto que a los docentes europeos los asombra el saber que en Colombia podemos diseñar en cada institución libremente nuestro propio sistema de evaluación, pero que, por el peso abrumador de los enfoques tradicionales, la gran mayoría de evaluaciones en el aula sigue siendo informativa y fragmentada.

Tristemente, los profes, en pleno siglo XXI, seguimos dedicando excesivo tiempo a la calificación y muy poco a la evaluación. Por lo tanto, el debate en redes no lo perdió ni el niño ni el docente, sino la inaplazable revolución pedagógica que necesitamos en el país para centrar el trabajo de las escuelas en el desarrollo y no en el aprendizaje, como desafortunadamente ha sido la costumbre desde tiempos inmemoriales.  Algún día –y ojalá no esté muy lejano–, el énfasis de la educación será el de impulsar el desarrollo de los niños y jóvenes vinculados a dicho proceso. Uno de los requisitos para lograrlo es que comencemos a dedicar más tiempo a la evaluación y menos a la calificación.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/respuesta-viral-de-nino-mexicano-en-examen-de-matematicas/545593

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