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Chile: Superintendencia de Educación informó que 73 condenados por abusos han trabajado con menores.

www.adnradio.cl/25-04-2016/

La Superintendencia de Educación informó que, entre el 2013 y el 2015, 73 personas que se encuentran en el registro de inhabilidades para trabajar con menores de edad hicieron caso omiso de esta prohibición.

Según informa El Mercurio, 48 son asistentes o docentes, y se detectó a 17 transportistas escolares y otros siete profesionales que estaban en el registro de profesionales del Mineduc.

De acuerdo con el Registro Civil, el registro consta de 4.017 antecedentes de personas que, al 12 de abril, estaban condenadas por delitos sexuales a menores.

El superintendente Alexis Ramírez, detalla que cuando detectan un caso, «se informa al colegio que debe apartar de inmediato de sus funciones a la persona inhabilitada, para proteger a los estudiantes» y que se comunica «al Ministerio Público por eventual quebrantamiento de condena».

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La UNESCO denuncia la caída de la ayuda internacional a la educación

www.telecinco.es/25-04-2016/

La ayuda debería multiplicarse por siete para alcanzar el objetivo de garantizar 12 años de calidad educativa para 2030
La Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha denunciado este lunes la caída experimentada por la ayuda internacional destinada a la educación, que ha pasado de suponer el 9,5 por ciento al 8,2 por ciento en 2014.

Según Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) de la UNESCO, en 2014 se destinaron 600 millones menos. El apoyo a la educación primaria y secundaria ha descendido un 5 por ciento desde 2013, lo que supone una caída aún mayor en comparación con la que ha sufrido la educación en general. La cantidad de niños que se quedan sin escolarizar asciende a los 59 millones, según las últimas cifras obtenidas por el Instituto de Estadística de la UNESCO.

Ante esta situación, el GEM ha calculado que la ayuda a la educación debe incrementar al menos seis veces para poder cubrir la brecha de 39.000 millones de dólares que supondría alcanzar el objetivo global de ofrecer 12 años de calidad educativa de cara a 2030. Sin embargo, los últimos análisis indican que, en vez de aumentar, los niveles de ayuda se encuentran por debajo del 8 por ciento en relación con los niveles del año 2010. Para llevar a cabo este propósito los niveles de ayuda deberían multiplicarse por siete.

«Es descorazonador ver que la ayuda internacional a la educación está yendo en una dirección totalmente errónea. Esto hará el progreso en educación extremadamente difícil, si no imposible, para muchos países que aún dependen del apoyo económico ofrecido por los donantes. Las indicaciones sobre el flujo de ayuda que va a tener lugar este año no son optimistas», ha comentado el director del Informe, Aaron Benavot.

AYUDAS MAL DISTRIBUIDAS

El apoyo a la educación no llega donde más se necesita. Pequeñas cantidades de ayuda a la educación más básica se han distribuido en los países más pobres, donde la necesidad es mayor, pero se trata de un sexto menos de la asistencia prestada entre 2002 y 2003, según UNESCO.

El balance de ayuda recibida en el África subsahariana descendió de un 49 por ciento en el año 2003 a un 28 por ciento en 2014, a pesar de que la región cuenta con la mitad de los niños sin escolarizar que hay en todo el mundo.

Entre 2013 y 2014, Francia, Japón, Países Bajos y España redujeron las ayudas un 40 por ciento. En el caso de Reino Unido, el descenso fue de un 21 por ciento, lo que desbanca a los isleños como los mayores donantes y sitúa a Estados Unidos a la cabeza, con un aumento de las ayudas a la educación básica del 23 por ciento.

La asistencia destinada a cada niño no está llegando tal y como debería, de acuerdo con la agencia de la ONU. El promedio en Mongolia, donde el número de alumnos en terminar los estudios era del 97 por ciento en 2010, recibe 45 dólares. En Chad, sin emgargo, la cantidad de alumnos que terminaba los estudios en 2010 era del 28 por ciento. Allí cada niño recibe 3 dólares, según datos obtenidos en 2014.

«Los gobiernos de todo el mundo deben comprometerse y prometer visibilidad para la educación durante los próximos 15 años, una planificación que es crucial si se tienen grandes ambiciones en relación al progreso de cara a 2030. ¿Creen que esos objetivos se pueden lograr si no hay suficientes fondos para llevar a cabo el trabajo?», ha aseverado Benavot.

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En Colombia: Centro de Memorias Étnicas de Unicauca prepara evento sobre Etnoeducación y niñez afrocolombiana

El «Diálogo de saberes sobre niñez afro colombiana y Etnoeducación», tendrá lugar los días 28 y 29 de abril en el municipio norte caucano de Villarrica.

CaucaExtremo/ 22 Abril 2016

Según Elizabeth Castillo Guzmán, el objetivo es socializar y fortalecer los conocimientos y las prácticas pedagógicas de las experiencias de Etnoeducación afrocolombiana para la primera infancia promovidas en el norte del Cauca.

“A pesar de que el primer modelo educativo afrocolombiano para la primera infancia tiene tres décadas, el país no cuenta con una política pública de educación inicial que considere sistemáticamente la perspectiva etnoeducativa para niños afro descendientes”, indicó.

En ese sentido, se busca avanzar en un proceso de intercambio de saberes entre las experiencias etnoeducativas del Norte del Cauca y los programas universitarios de formación e investigación en infancia, pedagogía infantil y educación inicial.

El ‘Diálogo de saberes sobre niñez afro colombiana y Etnoeducación’ contará con la participación de representantes de las universidades de Antioquia, Pedagógica Nacional, Distrital Francisco José de Caldas y la Institución Universitaria Antonio José Camacho.

Mayor información

Centro de Memorias Étnicas
Teléfono: 8209800, ext. 2320
Correo electrónico: elcastil@unicauca.edu.co

Fuente: http://caucaextremo.com/site/centro-de-memorias-etnicas-de-unicauca-prepara-evento-sobre-etnoeducacion-y-ninez-afrocolombiana/

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La autocrítica

Autor: Alfonso G. Nacianceno García

En el béisbol, desentrañar el lenguaje de las señas del rival ofrece un resquicio para marcar diferencias en la pizarra, máxime en juegos reñidos desde el primero hasta el último episodio.

Batear avisado con hombres en bases es una de esas ventajas a las que aludimos. Por ejemplo: si un corredor ancló en segunda —de frente al pedido que le hará el receptor al pitcher— le puede indicar al bateador cuál lanzamiento le tirarán.

Algo parecido acontece en la cotidianidad. Hermanadas en la historia, la crítica y la autocrítica llegan hasta nuestros días para contribuir al mejoramiento humano. Sin embargo, hoy asistimos al espectáculo de quienes batean avisados ante un auditorio donde alguien “muy servicial” le adelantó que debía autocriticarse fuerte en la reunión para esquivar el peso de la reprimenda colectiva.

Entonces, tras robarse la arrancada, el encartado tiene la opción de mostrarse honesto, profundo, armado de razones e ideas, dispuesto a corregir su gestión junto a los compañeros bajo su dirección; o apreciamos que —presumiendo un vendaval de opiniones en su contra— el señalado asume la ofensiva y descorre el telón de la farsa: se constriñe en la silla, pone cara de carnero degollado, e inicia una melopea hueca, cobijado por una imagen desdibujada casi siempre resumida en la frase: “¡yo no estoy defendiendo mi puesto!”.

Ante esta última escenificación existen dos alternativas. ­O los convocados exigen profundidad y objetividad en el análisis; o escuchan inertes la apología a “mí mismo”, ya sea porque entre ellos hay intereses creados y no quieren conflictos; o porque han recibido dádivas comprometedoras que supeditan la justa opinión crítica a los designios de un jefe capaz de vajear a una parte del colectivo. Como consecuencia, allí convive el temor de ir al fondo del problema para resolverlo con la manga al codo.

No será la reiterada alabanza al buen hacer lo que enaltezca al hombre. Se prefiere a quien mirándonos a los ojos pone su mira y disparo sobre los puntos susceptibles de perfección en la obra colectiva, que aquel aprovechado —experto en lisonjear— avivado en no perderle ni pie ni pisada al jefe, casi siempre para distraer la atención, desviarla de sí, porque a derechas él no es un buen trabajador.

Desempeñarse con dedicación, entusiasmo y realismo al frente de un colectivo, velar por el rendimiento en cada jornada, atender a los problemas personales de sus integrantes, pudieran ser quizá las claves para emprender relaciones interpersonales llevaderas, pero si quienes lo dirigen entronizan inmerecidas ventajas para algunos de sus componentes —ya sea en el trato o por el otorgamiento de beneficios materiales sin sustento comprobado— ahí crecerá la discordia. La protesta no será hija de una excesiva susceptibilidad de los excluidos, sino porque en esta época, cuando se enfatiza en elevar la productividad y la producción para entonces aspirar al incremento salarial, molestan en grado sumo los reconocimientos no avalados por el esfuerzo cotidiano.

No cabe duda que cualquiera recibirá con beneplácito un elogio frente a una desaprobación de su proceder. Es humano y eleva la autoestima, pero si a menudo nos miráramos en el espejo y algún día vemos reproducida una imagen fuera de foco, existirá la posibilidad de echarle mano a la rectificación de los actos propios y de los estados de ánimo y de conciencia.

Parecerse a uno mismo, tomando muy en cuenta lo que los demás esperan de nosotros, implica practicar el rigor del autoanálisis crítico, ese sí es capaz de poner nuestra imagen en foco.

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Perú: ¿Qué propone PPK y Keiko Fujimori para mejorar la educación?

www.rpp.pe/25-04-2016/

El estudio del Instituto Integración para RPP Noticias explica diversas deficiencias en los planes de gobierno de ambos candidatos en materia de educación.

La educación es un derecho fundamental del ser humano. Es obligación del Estado garantizar este ejercicio de manera integral y de calidad. A poco del cambio de gobierno se espera también cambios en uno de los pilares del desarrollo del país.

Un análisis desarrollado por el Instituto Integración para RPP Noticias concluyó que hay vacíos en el tema educativo en las propuestas de los dos candidatos a la presidencia en carrera, Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori.

Fuerza Popular tiene 22 propuestas en materia educativa. La mitad son consideradas como viables o bien sustentadas para aplicarse. PPK tiene 31 planteamientos en este rubro y solo 15 son realizables según el Instituto Integración.

El 50% de los proyectos de Fuerza Popular en educación son sustentables y posibles; el 48% de los de Peruanos por el Kambio también lo son
El 50% de los proyectos de Fuerza Popular en educación son sustentables y posibles; el 48% de los de Peruanos por el Kambio también lo son | Fuente: Instituto Integración
El secreto de la educación es estimular diversos intereses entre el estudiante y ayudar a desarrollarlos.
El secreto de la educación es estimular diversos intereses entre el estudiante y ayudar a desarrollarlos. | Fuente: Getty

El Perú cuenta con 8 millones de estudiantes a nivel nacional, aproximadamente, y 110 mil escuelas en las regiones. Entre las propuestas positivas de Fuerza Popular está implementar un programa agresivo que fomente el deporte, mientras que Peruanos por el Kambio propone un cambio sustancial en la currícula y el relanzamiento de una educación rural e intercultural bilingüe.

El estudio señala que pese a estos intentos positivos para mejorar sustancialmente la educación pública y privada en el país, hay en general ausencia de metas en los planes de gobierno de ambos partidos de cara a los probables gobiernos, básicamente en el tema de cómo van a financiar sus propuestas.

Sugiere el informe tener un plan educativo en el marco de un gran proyecto para la educación nacional de cara al bicentenario de la independencia en el año 2021.

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Los retos de la UNASUR no son los de la OEA

Ecuador/ 24 de Abril de 2016/telesurtv.net

Los países miembros de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) se acaban de reunir en su Sede de Quito (Ecuador), pese a la devastación, luto y dolor que nuestros hermanos de esa tierra están padeciendo por la saña de la naturaleza que responde al maltrato que todos les causamos a la madre tierra. Cancilleres de Unasur suman esfuerzos para ayudar a víctimas del terremoto en Ecuador. Contra viento y marea, la UNASUR tuvo su cumbre en medio de las adversidades que fuerzan por su destrucción y la restauración del viejito orden colonialista al servicio de los intereses del gobierno estadounidense y de la mayoría de su pueblo sumergido en la creencia de que el mundo les pertenece. Esta Cumbre de la UNASUR en nada se parece a las de la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo prostituido por su servilismo al imperio estadounidense, desde donde han adocenado a los pueblos y han justificado la imposición arbitraria y genocidios cometidos por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, cuyo cretinismo imperial le ha llevado a creerse que sólo ellos son América, sin darle concesión alguna a su colonia o patio trasero, Canadá. El caso es que estamos en una encrucijada histórica en la que ha emergido el nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, cuyos efectos en los países emancipados, progresistas y revolucionarios, se han hecho sentir, razón por cual los intereses hegemónicos del viejo modelo decadente y parasitario fuerzan por el derrocamiento de los gobiernos como: el de Dilma Rousseff, a la que aplican el impeachment para salir de ella y de Luiz Inácio Lula Da Silva, no por corrupción, sino por darle soberanía al Pueblo; el de Nicolás Maduro al que han sometido junto con el Pueblo a una bestial guerra económica y violencia dirigida directamente por EEUU, para liquidar todo rastro del legado del Comandante Hugo Chávez, al que no pudieron derrotar aún asesinándolo con el cáncer inducido por el escolta y su esposa, la enfermera, a quienes la CIA convirtió en millonarios y los protege en territorio estadounidense; el de Cristina de Fernández a la que ahora quieren encochinar, no sea que en cualquier momento Mauricio Macri abandone el gobierno cargando con lo que queda de lo que le entregó el Fondo Monetario Internacional (FMI) por hipotecar a los argentinos; el de Evo Morales en Bolivia, a quien la guerra sucia y la cultura alienada del imperialismo sacaron del juego político con elegancia y a quien le deparan ataques arteros apenas esté culminando su período gubernamental, para entorpecer la continuidad del gobierno progresista y en beneficio de los indígenas con García Linera; el de Tabaré Vásquez en Uruguay, al que las presiones, chantajes y cerco económico, aspiran liquidar para que la derecha retorne al poder y; así una seguidilla de países cuyos gobernantes no se arrodillan, ni ponen como bases militares de EEUU, a sus territorios, cual colonias. Ante este panorama, a la UNASUR le urgen retos inmediatos, en los que están en mora y de los que, ahora, depende su fracaso y sepultura o su consolidación, entre los que cuentan: 1. Creación y activación del Banco de Sur, inmediatamente, además de activar el Sucre como moneda común, con políticas de intercambio atractivas para nuestros países. 2. Articular mecanismos inmediatos de relacionamiento con los BRICS, los países africanos, árabes y asiáticos, con acuerdos de intercambios y transferencias en diversos órdenes. 3. Contribuir en la Agenda Energética, no solo de los precios del petróleo, sino también, de mecanismos de apoyo a las soberanías nacionales contra el chantaje y manipulación energética de EEUU, tomando como eje de articulación y realización concreta a PetroCaribe. 4. Establecer y ejecutar una política educativa para el impulso y desarrollo del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, que libere a nuestras universidades actuales del viejo modelo que reproduce ideología burguesa al servicio del Estado burgués y con fuerza de trabajo medianamente calificada al servicio de la acumulación de riqueza de unos pocos, en donde se ha impuesto la ignorancia aprendida para dominarnos. 5. Crear una fuerza militar multinacional de la UNASUR, no para invadir, ni causar genocidio, sino para enfrentar todo tipo de agresión imperial, como fuerzas armadas de paz antiimperialistas y anticolonialistas. 6. Atender y enfrentar, con medidas concretas, todos los intentos de derrocamiento y boicot de nuestras democracias y contra las soberanías nacionales de nuestros pueblos en la región. El momento es impostergable y la responsabilidad histórica de hacer posible la nueva realidad del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, van más allá de la capacidad y dedicación del Secretario General, Ernesto Samper, ni de la presidencia, pro tempore, de nuestros países. Depende de la voluntad y dedicación diaria de cada gobierno y de cada ciudadano, haciendo que lo extraordinario empiece a ser cotidiano en la Unión de Naciones del Sur. Y dejemos que los perros ladren en la OEA.

 Fuente:
http://www.telesurtv.net/bloggers/Los-retos-de-la-UNASUR-no-son-los-de-la-OEA-20160424-0003.html. t

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Entrevista al escritor uruguayo Fernando Butazzoni, autor de “Las Cenizas del Cóndor”.

Por: Angela Barraza

«Las Cenizas del Cóndor» es una obra del más alto valor literario y testimonial que han dado las letras sudamericanas en las décadas recientes.

“Las Cenizas del Cóndor” es un libro que me cautivó por el nombre. Mi interés por los Derechos Humanos viene de siempre a pesar de haber nacido en los últimos coletazos de la dictadura. Y es que ya en la democracia aún persistía la frase “de religión y de política no se habla” y todo lo prohibido me resultaba magnético. Entonces comenzaron las indagaciones infantiles respecto de lo que pasó y la Operación Cóndor estaba en todos lados, al igual que La Caravana de la Muerte. Recuerdo además, que no entendía por qué a Patricio Aylwin le decían “Pluto”, porque buscaba huesos y entre medio algunas revistas que hablaban de Pisagua y de los degollados, generaron en mí una fabulación sobre una realidad que estaba oculta. Ya de más adolescente comencé a leer a Patricia Verdugo y cuanto libro sobre dictadura llegaba a mis manos (ese acceso se lo tengo que agradecer a mi madre) y de ahí en adelante se perpetuó la necesidad de saber. Por eso, cuando vi el título, me puse en alerta.
Planeta tuvo la gentileza de enviarme el libro -Agradecimientos a Isabel Machado por su impecable gestión siempre- y en realidad es un poco atemorizante por su tamaño. Sin embargo, cuando comencé con la lectura, lamenté profundamente que no fuera más grande aún ya que es un libro llano, cautivador y muy revelador respecto de las dimensiones y la envergadura de la sombra del cóndor en América Latina.
Maravillosa fue la sorpresa de saber que el autor venía a Chile en el marco de la FILSA. A Butazzoni no lo había leído nunca y luego de leer su libro, no me podía perder la oportunidad de entrevistarlo. Ahora ando a la cacería del resto de sus libros, no sólo por su literatura, sino también por el personaje que es él; con una historia de  vida que es demasiado intensa.
Les dejo la entrevista para que conozcan un poco más de un hombre que, exiliado de su país (Uruguay) se viene a Chile, en donde vivió los últimos meses de gobierno de Salvador Allende, que salió de Chile en la puerta de la dictadura, que viajó a Cuba, donde ganó el Casa de Las Américas con su primer libro, que fue amigo de Cortázar y de Guayasamín, que se unió al Frente Sandinista en Nicaragua y luchó en la batalla como oficial de artillería entre otras cosas que le han permitido ser un escritor tremendo.
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Con 19 años llegaste a Chile y viviste el último año de gobierno de Salvador Allende. ¿Cómo viviste ese período y cuáles fueron las razones por las que tuviste que migrar a Cuba?
Yo viví acá, en un apartamento en la Calle Merced, a dos cuadras de acá. Yo llegué a un Chile que estaba muy convulsionado,  por arriba y por abajo. Estaban pasando por un momento de mucha agitación social. El Gobierno de Allende tenía que enfrentar un proceso muy complicado, con una oposición muy fuerte de los empresarios, de lo sectores más conservadores y además, una serie de divisiones internas dentro de la misma Unidad Popular. Entonces, eso se traducía en que en la calle había una gran efervescencia y había muchas manifestaciones. Era un clima muy convulso. Pero bueno, ese proyecto político era un proyecto que a mí, personalmente, me interesaba muchísimo, porque era un proyecto político de reformulación total de la sociedad a partir de una vía democrática, que no se había probado hasta ese momento. Y con muchos sectores que decían que eso era imposible y que eso iba a culminar de la peor manera. Y bueno, cuando la situación comenzó a empeorar y ya era evidente que el gobierno de Allende no tenía mucho futuro, me tuve que ir. Yo vivía aquí en condiciones bastante precarias. Había estado militando en Uruguay y no podía volver a mi país porque estaba requerido por el ejército, por lo tanto, me tomé un avión y me fui derechito a Cuba.
¿Te fuiste después del golpe? Me fui antes. En el mes de agosto. Me fui en uno de los últimos viajes que se pudieron hacer, entre comillas, tranquilamente.
A la edad de 25 años publicas tu primer libro (Los días de nuestra sangre) con el que obtuviste el Premio Casa de las Américas de cuentos ¿Cómo surgió esa primera publicación en Cuba y cuál fue el impacto en ti, de recibir tan tremendo premio con un primer libro?
En realidad este libro fue producto de la desesperación y de la desesperanza. Yo estaba viviendo en Cuba, totalmente aislado del mundo, porque bueno, en las condiciones en las que estábamos tampoco había mucha información de lo que estaba pasando afuera. Más encima, cargando con mi mochila de Uruguayo en un país del Caribe, que era como vivir en el Polo Norte, o sea, nada que ver.
Pasé por un período muy depresivo y muy triste y producto de esa desesperanza nació la elaboración de esos primeros cuentos. Yo era un gran lector y había escrito desde la adolescencia, pero nunca me había planteado ser escritor. Jamás.
Yo estaba estudiando microbiología cuando me gané el premio. No era mi vocación, pero era una cosa que pensé que podía ser útil, interesante. Y escribí esos cuentos, envuelto en esta especie de nube de melancolía, de tristeza y de recuerdos de lo que había pasado en Uruguay. Y bueno, tenía el libro escrito y se lo pasé a dos o tres amigos cubanos y todos me dijeron que el libro era bárbaro, que les gustaron los cuentos y uno me dijo que por qué no lo enviaba al premio Casa de las Américas.
Yo en ese momento soy un joven completamente desconocido, completamente novato, pero al final me decidí y lo mande, como quien tira una botella al mar. Hubo una inconciencia de mi parte y no tenía ningún vínculo con la vida cultural cubana ni nada. Más encima vivía en una provincia; ni siquiera vivía en la Habana. Viví en Olguín. En una ciudad del oriente de Cuba de la cual yo siempre dije que estaba más cerca de Haití que de la Habana. Y bueno, lo mandé y me dijeron “ganaste el premio”.  Y eso, de alguna manera, me cambió la vida, porque me cambió la profesión. Yo, a partir de eso, dije “bueno, puedo ser escritor” que es lo que a mí me gusta.
Yo creía que era lo que me gustaba, pero que en verdad no lo podía hacer. A partir de eso entonces, me dije que podía ser escritor y entonces seguí escribiendo. Y ahí conocí a gente. Conocí a Mario Benedetti, que en ese momento estaba trabajando en La Casa de las Américas, este, después de dos años yo, también terminé trabajando en la Casa de las Américas, que para mí fue una beca cultural muy importante, porque ahí conocí y me hice amigo de gente con la que tuve amistad durante muchos años como Julio Cortázar; el mismo Roberto Fernández Retamal y que fueron grandes amigos que hice porque trabajaba en la Casa de las Américas, que era, en ese momento, un centro cultural muy importante.
También me hice amigo de Guayasamín, el pintor ecuatoriano, entonces fue una época realmente de formación. Fue como “La universidad de La Casa de las Américas”. De verdad que para mí fue muy importante. Y en realidad tuvo una importancia mucho más espiritual que material, porque el premio, lo que me permitió fue conocer gente porque en metálico era verdaderamente insignificante. Pero sí, me permitió convertirme en escritor, publicar un libro y que me conocieran.
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A fines de 1978 te enrolaste en las filas de la resistencia nicaragüense contra la dictadura de Anastasio Somoza y a comienzos de 1979 fuiste enviado al frente de batalla como oficial de artillería. Qué significó para ti vivir un proceso revolucionario que resultó triunfante, luego de ver experiencias como la de Chile y de ser un extranjero en esa patria que ayudaste a liberar.
Fue muy interesante, porque ahí había un mix, una mezcla. Porque el Frente Sandinista, se propone una guerra para derrocar a Somoza, pero se la proponía para instaurar un sistema democrático para Nicaragua, que no existía. Entonces yo, el orgullo que tengo, pese a que la guerra es la experiencia más devastadora que puede sufrir un ser humano, y sobrevivir y que te marca profundamente para el resto de tu vida, tengo el gran orgullo de que esa guerra terminó con una tiranía que era totalmente abyecta y medieval e instauró una sociedad democrática. El Frente Sandinista se comprometió a llamar a elecciones y lo hizo. Y las perdió. Y teniendo el poder lo entregó y para mí eso, más allá de lo que pasó después, de lo que es hoy Nicaragua y de la corrupción y de todo eso, yo lo tengo como una cosa que fue muy positiva como experiencia, de que no necesariamente una revolución tiene que terminar en un desastre. También se pueden rescatar cosas positivas. Y yo no me sentía demasiado extranjero, porque en realidad los nicaragüenses pedían ayuda a todo el que podía, entonces, este, yo fui ahí, porque ellos me pidieron que fuera y lo hice desinteresadamente y simplemente, tratando de ayudar.
¿Cómo llegaste a eso?
Porque yo tuve vínculos -porque coincidimos en un avión- con un joven que era Nicaragüense, que se llamaba Humberto Ortega y él era el hermano de Daniel Ortega. Él me invitó. Después, él terminó siendo Ministro de Defensa de Nicaragua. Y bueno, yo conocía obviamente de la situación en Nicaragua. Además era un gran lector de la poesía nicaragüense como de José Antonio Cuadra, Cardenal, tenía admiración por Rubén Darío y encontraba que era justa la causa. Y así fue como terminé enrolado. Es una historia muy larga en verdad, pero te la estoy resumiendo a las cosas fundamentales. Pero cada minuto en la guerra es una brutalidad.
¿Cómo es tu relación con la muerte, después de vivir estos procesos de dictaduras, guerras y revoluciones?
Y, es una relación rara. Más que con la muerte, tengo una relación con la vida. Y es rara, porque uno siempre como que está viviendo una propina, una extra. Te das cuenta de que pudiste haber muerto un montón de veces y que, por alguna razón, dios dijo que no: “a este no lo vamos a elegir” Y uno lo vive con la maravilla de todos los días. De ver el sol, el aire, los árboles, la familia, ver crecer la familia y ahora a mis nietas, entonces todo es como un fabuloso regalo que me lleva a preguntar si realmente me lo merezco.
1980, escribiste tu libro  “De la noche y la fiesta”, que es de poesía. ¿Por qué ese cambio de género, si habías incursionado tan exitosamente en la narrativa?
Y bueno, porque estaba en Nicaragua, en donde todo era poesía. Teníamos una revolución triunfante, la gente en las calles, etc. Pasamos muchísima hambre, por ejemplo, durante la guerra. No había comida. Entonces, después de que triunfó la revolución la gente, lo que nos daba era comida. Nos daban frijoles. Y nos sentábamos a comer con las familias en las casas. No sabíamos ni quienes eran; estábamos todos sucios, con los uniformes llenos de barro y oliendo a chivo, y ellos compartían lo poco que tenían con nosotros. Entonces era un momento de la vida muy poético, en donde todo era alegría y bueno, escribí poemas. Esa fue lo que me salió. No hubo ningún plan y la prueba está en que nunca más publiqué otro libro de poemas. Si escribí más poesía, pero nunca más los publiqué.
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¿Cómo fue que llegaste al periodismo?
Y también fue por el premio Casa de las Américas. En el año 78 me pidieron que hiciera unas corresponsalías para una revista para República Dominicana y, en  cuanto triunfó la revolución, me pidieron que hiciera crónicas sobre lo que estaba pasando en Nicaragua. Que para ese entonces era noticia mundial. Comenzaron a llegar canales de televisión del mundo. Y ahí comencé a escribir crónicas y me convertí en periodista y de ahí, nunca más dejé el periodismo. Es un vicio que lo tengo metido en la sangre. Y hago periodismo cada vez que puedo. Es más, en mi pasaporte dice “periodista” porque quiero tener la libertad de poder escribir en cada parte, sin que nadie venga a decirme nada. Partí escribiendo cuentos y terminé escribiendo notas periodísticas. Entonces decidí ponerle en mi pasaporte la palabra periodista porque, creo, que es básicamente, lo que soy.
En 1986 fuiste designado director de la revista “Gaceta Universitaria”, órgano de la Universidad de la República que había sido censurado y clausurado durante la dictadura militar de Bordaberry. ¿Qué significó para ti desempeñarte en ese cargo y en tu país, en una instancia nuevamente democrática?
Fue como una especie de “Diploma de aceptación social”. Yo vengo de una familia muy humilde, me fui de mi país cuando era muy joven, tenía 19 años. Y volví siendo un hombre ya, con 2 hijos, y a una sociedad que en realidad no conocía.
Y lo otro es que fue un gran orgullo, porque yo gané ese cargo de Director de la revista, por un concurso. Y el director anterior de la revista, al que destituyeron cuando llegó la dictadura, era Eduardo Galeano. Entonces yo fui el Director siguiente a Galeano. Estuve poco tiempo ahí, estuve un par de años nada más, pero fue muy honroso para mí, desempeñarme en el cargo.
En ese año se publicó en Montevideo tu segunda novela “El tigre y la nieve”, la cual obtuvo un importante éxito editorial. Este libro narra los periplos de una chica estudiante uruguaya detenida y “desaparecida” durante 16 meses en los campos de exterminio de Argentina, en 1976. El libro tiene un éxito mundial. A qué le achacas el éxito?
Yo creo que es básicamente, por mirar lo que pasó en nuestros países, desde una perspectiva diferente. El Tigre y la Nieve cuenta la historia de una relación afectiva entre una prisionera y su torturador. Pasa que nadie se había atrevido a hablar del tema. Yo conocía varios casos de mujeres que habían estado presas en el Uruguay y que habían tenido hijos de sus carceleros. Pero todo eso se sabía en sordina. Había como una especie de vergüenza para hablar de eso. Y yo me puse a investigar y conté esa historia, y creo que la gente sintió que esta historia les pertenecía ya que todos sabían que era verdadera, pero nadie se había atrevido a decirla en voz alta Y el libro, muy por el contrario de lo que yo creía, cayó muy bien, incluso dentro de esos ámbitos. Con ese libro me pasó una cosa muy extraña. Y es que, el protagonista masculino, que era un Capitán del ejército argentino. Cuando sale el libro, él me escribe una carta, diciéndome que él, en realidad – porque de alguna manera, en la novela yo planteaba que, en realidad él no estaba enamorado de la chica- diciéndome que él sí había estado realmente enamorado. Y este tipo después termina cayendo preso porque participa en uno de los intentos de golpe de estado que hubo en Argentina. Se llamaba Capitán Ernesto Barreiro.
Perdona, pero esto está basado en una historia real. Cuéntame, ¿Qué pasó al final con la mujer, con la chica que es la protagonista del libro?
Se murió. La verdad es que se suicidó. Yo conozco la historia a través de ella. Yo la conocí en Suecia, ella estaba exiliada en Suecia, había logrado escapar luego de estar casi dos años resa en este cuartel en La Perla, en Córdoba y fue a dar a Suecia Cuando me entero de la historia, la voy a ver y le pido que me contara. Yo no podía entender cómo ella había sobrevivido y ella, lo primero que me dijo fue: “Y quién te dijo que yo sobreviví”. Y ahí, yo entendí que había una historia, de cómo la sobrevida no es siempre lo que parece. Y bueno, ahí yo escribí el libro a partir de lo que me contó ella, de una investigación y de cosas que hice, conociendo lo que había pasado en Córdoba en ese año, que fue el 77. Ellos caen en el 76 y ella está presa hasta finales del 77. Y está como prisionera y mantiene ese vínculo como prisionera. Lo curioso es que él mantiene ese vínculo con ella como torturador.
Junto con el periodista Alfonso Lessa, realizaste el programa radial “En vivo y en directo”, en radio Sarandí. Esta experiencia, que fue de gran importancia en términos intelectuales ya que entrevistaste a pensadores de diversas partes del mundo (José Saramago, Leopoldo Zea, Arturo Pérez-Reverte, entre otros) y duró apenas 10 meses, pues la empresa dueña de la emisora terminó tu contrato y lo sacó del aire. ¿Qué pasó? Por qué terminó ese programa si tenía una calidad tan importante?
Bueno, pasó que el partido político, el Partido colorado, ganó las elecciones y tenía vínculos con la radio. Y consideró que no era bueno que siguiéramos con el programa, que en ese momento era el número uno de la radio. Y de la radiofonía uruguaya en términos generales. Era muy escuchado. Y nos despidieron en la Nochebuena. Eso yo lo cuento en esta novela, Las Cenizas del Cóndor, porque esta novela empieza en la radio en la que yo trabajaba. Estaba trabajando allí cuando me llama un chico para decir “yo tengo información sobre el paradero de los desaparecidos”. Y el Alfonso, que aparece en la novela es Alfonso Lessa, que era mi amigo además y nos tocó vivir esa experiencia juntos.
En el año 2002 empezaste a desarrollar, junto al escritor argentino Mempo Giardinelli, diferentes tareas de resistencia a la política de guerra de EE.UU. En 2003 crearon un Comité Internacional de Intelectuales Contra la Guerra, en el que participaron, entre otros, Juan Gelman, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Luis Sepúlveda y Antonio Cisneros. Cuál fue la motivación y la expectativa?
La motivación era tratar de aportar a limitar la política belicista que tenía USA en ese momento a través de Bush. Tratar de hacer algo, lo que  nosotros podíamos. Y lo que se nos ocurrió fue hacer un grupo de gente más o menos conocida, con cierta capacidad de predicamento, para decir “paremos esto”. No teníamos muchas expectativas, como finalmente sucedió. No pudimos hacer nada, pero, por lo menos, alzamos la voz. Y hubo muchísima gente que se plegó a esto, se hicieron diversas actividades; de dieron a conocer las premisas del comité, el cual era muy diverso, pero básicamente, era gente que estaba en contra de esa política guerrerista que terminó provocando esta especie de caos que hay en Oriente Medio actualmente, en donde cada remedio es peor que la anterior enfermedad. Ahora, el grupo ISIS es el resultado, también, de occidente. La famosa “Primavera Árabe” terminó en Isis y eso es una cosa que las grandes potencias de occidente deben reflexionar. ¿Cómo intervenir de manera inocua? Es imposible. Si tú intervienes, desatas fantasmas y demonios que después no sabes a dónde van a dar.
Llegas nuevamente a Chile con “Las Cenizas del Cóndor” bajo el Brazo. Una novela reportaje que es reveladora respecto de la sombra que oscureció a América Latina. Cómo fue el proceso de escritura?
Fue un proceso larguísimo que duró diez años. Yo recibí la información de un jóven que tenía la sospecha de ser hijo de prisioneros políticos desaparecidos, porque era adoptado. Y fue adoptado por un capitán de los servicios de inteligencia del Uruguay. Y mi mérito consistió en tirar y tirar de la piola y sacar cosas que no eran las que él pensaba, porque no era hijo de prisioneros desaparecidos, pero la historia era mucho más reveladora de lo que yo me hubiera imaginado. Porque “Las Cenizas del Cóndor” plantea un problema que, hasta ahora, ha sido poco estudiado, que es que el año 74, fue un año bisagra en la guerra fría y que esa bisagra, curiosamente, pasaba por nuestros países. Sobre todo por Argentina, por Buenos Aires, que era un país, entre comillas democrático, y digo entre comillas, porque era un país en el que igual había escuadrones de la muerte y todo eso. Pero era un país en el que todos los servicios de inteligencia, todos los servicios operativos militares de Argentina, de Chile, de Bolivia, de Paraguay, de Uruguay, oficiales de la CIA, agentes de la KGB soviética, agentes de la RDA se encontraban presentes ahí. Yo tuve la suerte de encontrar un filón a partir de un señor que fue un alto director, que se llama Nikolái Leonov, que ahora debe tener como 90 años, pero vive todavía y goza de muy buena salud; bueno, él era un director del KGB y un gran especialista en América Latina, que publicó incluso sus memorias, y a partir de ahí, pude rescatar algunos itinerarios que son sorprendentes y que nadie se hubiera imaginado que pasaba eso en nuestros países en algún momento. Entonces creo que las Cenizas del Cóndor cuenta una historia individual, verdadera, de una mujer que lucha por conservar a su hijo, y para conservarlo tiene que pasar por situaciones muy difíciles y mentir sobre el origen de este hijo. Ella inscribe como adoptado a su hijo para preservarlo y para evitar de que sospecharan de ella y de ese hijo. Ella vive varios años aterrorizada de que le fueran a quitar al hijo. Pero yo descubrí que en esa historia pequeña e individual, de una mujer joven con su niño, se conectaba con muchas otras historias vinculadas con las historias de Argentina y de Chile. Al Chile de Pinochet, del Mamo Contreras, del Plan Cóndor y en la realidad, el plan cóndor fue una idea de Pinochet, muy anterior a su instalación oficial en el año 75. A fines del 73 y principio del 74, ya Pinochet y Contreras tenían claro de que querían operar fuera de sus fronteras y querían hacerlo con impunidad, entonces tenían que adquirir contactos que les permitieran funcionar así en todas partes del mundo. De esta forma fue como llegó un personaje que parece de ficción, pero que es real, que es un príncipe italiano. Junio Borghese llegó clandestinamente con uno de sus ayudantes a Santiago en el año 74. Aquí se encontró con Pinochet y con Contreras y ese año armaron una estructura clandestina que terminó matando gente en Europa, en Estados Unidos, en Argentina y en un montón de partes del mundo. Y eso es lo que cuenta un poco la novela.
Estuviste en Chile en tu juventud y en un proceso histórico que fue clave. Ahora que estás acá nuevamente cómo nos percibes como idiosincrasia? Hemos cambiado mucho?
Lo que pasa es que el mundo cambió. Cambió Santiago, cambió la gente y ya nada es igual. Yo he venido a Chile en varias ocasiones y uno ve la progresión de cómo va cambiando.
Yo viví un Chile que era muy solidario. Cuando llegué a Santiago, lo hice sin un centavo, sin ningún vínculo y a mí me ayudaron los chilenos. Me consiguieron un trabajo. Yo trabajaba en una fábrica de cerveza que había en Av. Independencia. También me prestaron un apartamento para que yo viviera, porque no tenía dinero; pero yo creo que la solidaridad se ha ido diluyendo, no sólo en Santiago, sino que en el mundo en general y hay que hacer un esfuerzo por rescatarla y tal vez, nosotros vivimos en una sociedad global, hiperconectada e hiperincomunicada. Uno ve extremos de chicos que están sentados en una mesa y que en vez de hablar se mandan un whatsapp. Y eso es terrible. Yo creo que, sin aspirar a volver a vivir a un  paraíso -que no existió- o de volver a un pasado en el que no había teléfonos celulares, ni internet ni nada de eso, pero sí creo que sería bueno replantearnos algunos aspectos de nuestra vida respecto de nuestras relaciones con nuestros semejantes. Qué vínculos tenemos, cuánto amor hay en nosotros y a dónde va a dar ese amor, porque a veces ese amor termina por ser recibido por una computadora. Hay muchas parejas jóvenes que en lugar de tener hijos, eligen tener un perro. Entonces, yo no me cuestiono el que una pareja no quiera tener hijos, pero lo que que sí me cuestiono es que esa pareja prefiera tener un perro y que los trate como lo mismo. Y eso no pasa solamente en Chile, pasa también en Uruguay, en Japón y en todas partes. Y creo que vamos hacia el borde de un precipicio y parece que estamos todos entusiasmados por dar un paso hacia adelante. Creo que debemos pensar más hacia a dónde vamos con la naturaleza, con los alimentos, con las relaciones humanas. Yo no soy muy optimista, esa es la verdad y creo que hay que hacer un esfuerzo individual por transmitir lo necesario de pensar en el futuro, no inmediato de la gente, sino de sus hijos y de sus nietos.
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