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Thailand protests: Thousands join huge rally demanding reforms

Thailand protests: Thousands join huge rally demanding reforms

Thousands of people have protested in the Thai capital Bangkok calling for reform of the political system, including the role of the monarchy.

It was one of the biggest protests in years with at least 15,000 people, police said. «Down with feudalism, long live the people,» chanted some.

There were no reports of violence.

Since July, rallies have called for the resignation of Prime Minister Prayuth Chan-ocha who took power in a 2014 coup and won disputed elections last year.

Saturday’s student-led demonstration moved from the campus of Thammasat University to a park next to a grand palace used for royal ceremonies.

Demonstrators say they plan to stay overnight and march to the offices of the prime minister on Sunday morning.

«I hope the people in power will see the importance of the people,» student leader Panupong «Mike» Jadnok, told the crowd, according to Reuters news agency. «We’re fighting to put the monarchy in the right place, not to abolish it.»

The calls for royal reform are particularly sensitive in Thailand, with criticism of the monarchy punishable by long prison sentences.

Organisers gave a much higher estimate for Saturday’s turnout, saying 50,000 people had attended. A protest in August drew around 10,000 protesters.

Why are there protests?

Thailand has a long history of political unrest and protest, but a new wave began in February after a court ordered a fledgling pro-democracy opposition party to dissolve.

The Future Forward Party (FFP) had proved particularly popular with young, first-time voters and garnered the third-largest share of parliamentary seats in the March 2019 election, which was won by the incumbent military leadership.

Anti-government protestors rally at Sanam Luang

Protests were re-energised in June when prominent pro-democracy activist Wanchalearm Satsaksit went missing in Cambodia, where he had been in exile since the 2014 military coup.

His whereabouts remain unknown and protesters accuse the Thai state of orchestrating his kidnapping – something the police and government have denied. Since July there have been regular student-led street protests.

Demonstrators have demanded that the government headed by Prime Minister Prayuth Chan-ocha, a former army chief who seized power in the coup, be dissolved; that the constitution be rewritten; that the authorities stop harassing critics.

What is different this time?

The demands of protesters took an unprecedented turn last month when a 10-point call for reform to the monarchy was read out at one rally.

The move sent shockwaves through a country which is taught from birth to revere and love the monarchy and fear the consequences of talking about it.

Thai Prime Minister Prayut Chan-o-cha gestures during a press conference after a weekly cabinet meeting at the Government House in Bangkok, Thailand, 18 August 2020

The young woman who delivered the manifesto, Panusaya Sithijirawattanakul, has said their intention «is not to destroy the monarchy but to modernise it, to adapt it to our society».

But she and her fellow activists have been accused of «chung chart» – a Thai term meaning «hatred of the nation» – and they say they are deeply fearful of the consequences of doing «the right thing» by speaking out.

What are the laws protecting the monarchy?

Each of Thailand’s 19 constitutions of modern times has stated, at the top, that: «The King shall be enthroned in a position of revered worship» and that «no person shall expose the King to any sort of accusation or action».

These provisions are backed by article 112 of the criminal code, known as the lese-majeste law, which subjects anyone criticising the royal family to secret trials and long prison sentences.

The definition of what constitutes an insult to the monarchy is unclear and human rights groups say the law has often been used as a political tool to curb free speech and opposition calls for reform and change.

One man in 2015 faced up to 15 years in prison for posting images on social media of the then-king’s favourite dog in a way that appeared to mock the monarch. Other ways of falling foul of the law include «liking» any critical reference on social media, questioning anything from Thai history that could be construed as negative to the monarch, or producing a book or play with characters resembling members of the royal family.

The law had been increasingly enforced in the years after the 2014 coup, although it has slowed since King Vajiralongkorn let it be known he no longer wanted it to be so widely used.

But observers say the government has used other legal routes, including the sedition law, to target dissent.

Fuente de la Información: https://www.bbc.com/news/world-asia-54217284

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Pakistán: Reapertura de instituciones educativas

Asia/Pakistán/20-09-2020/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

ISLAMABAD, 15 septiembre, 2020 (Xinhua) — Estudiantes portan mascarillas mientras asisten a una clase en una escuela en Islamabad, capital de Pakistán, el 15 de septiembre de 2020. El Gobierno pakistaní anunció la reapertura de las instituciones educativas en fases a partir del 15 de septiembre. (Xinhua/Ahmad Kamal)

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ISLAMABAD, 15 septiembre, 2020 (Xinhua) — Estudiantes portan mascarillas mientras llegan a una escuela en Islamabad, capital de Pakistán, el 15 de septiembre de 2020. (Xinhua/Ahmad Kamal)

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ISLAMABAD, 15 septiembre, 2020 (Xinhua) — Un trabajador revisa la temperatura corporal de una estudiante previo a su ingreso a una escuela en Islamabad, capital de Pakistán, el 15 de septiembre de 2020. (Xinhua/Ahmad Kamal)

PAKISTAN-ISLAMABAD-COVID-19-ESCUELA-REAPERTURA

ISLAMABAD, 15 septiembre, 2020 (Xinhua) — Un trabajador revisa la temperatura corporal de una maestra previo a su ingreso a una escuela en Islamabad, capital de Pakistán, el 15 de septiembre de 2020. (Xinhua/Ahmad Kamal)

Fuente e Imagen: http://spanish.xinhuanet.com/photo/2020-09/17/c_139373478.htm

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Los niños vuelven a la escuela en una Siria devastada por la guerra

Más de tres millones de estudiantes sirios volvieron a la escuela el domingo en zonas controladas por el gobierno en medio de estrictas medidas para prevenir la propagación del coronavirus, según informaron los medios estatales de SANA.

Según la agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, más de 7.000 escuelas fueron dañadas o destruidas desde el comienzo del conflicto en el país en 2011, dejando a unos dos millones de niños sin escolarizar y a más de cinco millones de refugiados sirios, la mayoría en países vecinos.

Después de casi una década de luchas internas, el régimen sirio, respaldado por Rusia e Irán, controla ahora la mayor parte del país.

Fuente: https://www.monitordeoriente.com/20200916-los-ninos-vuelven-a-la-escuela-en-una-siria-devastada-por-la-guerra/

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Coronavirus y educación: la original manera con la que hace 100 años se fomentó el regreso a la escuela en medio de una terrible enfermedad infecciosa

Noticia/17 septiembre 2020/https://www.bbc.com/

Ante la amenaza de una enfermedad transmitida por el aire, potencialmente mortal y aún sin el desarrollo de una vacuna, ¿cómo garantizar el regreso a clase de los niños de forma segura? Este actual dilema también fue enfrentado hace un siglo, cuando la tuberculosis era un mal devastador.

A finales del siglo XIX, esta enfermedad bacteriana mató a uno de cada siete ciudadanos en Europa y Estados Unidos, según datos de los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC). La vacuna se elaboró en 1921, pero pasarían muchos años antes de que fuera ampliamente adoptada en todo el mundo.

Para proteger a los niños en las escuelas, una solución fue utilizar los espacios abiertos como aulas: con pizarras y escritorios portátiles, los estudiantes y maestros ocuparon jardines y utilizaron la observación de la naturaleza para aprender sobre ciencia, arte o geografía, por ejemplo.

Las llamadas «escuelas al aire libre» surgieron en Alemania y Bélgica en 1904, y el movimiento avanzó en las décadas siguientes, hasta el punto de ser el tema, en 1922, del I Congreso Internacional de Escuelas al Aire Libre, en París.

También inspiró acciones en EE.UU., Cuando, en 1907, dos médicos de Rhode Island sugirieron abrir escuelas en áreas abiertas, según el diario The New York Times.

Con el éxito de la iniciativa (ya que allí ningún niño se enfermó de tuberculosis), en los dos años siguientes se crearon en el país 65 escuelas más de este tipo, en predios vacíos, techos de edificios e incluso transbordadores abandonados.

En Brasil también se incorporó la idea, aunque hay pocos registros sobre el tema, pero el investigador André Dalben encontró historias sobre escuelas de este tipo desde 1916 en Campos de Goytacazes, Angra dos Reis y Manaus y, más tarde, la llamada Escuela Débeis, en Quinta da Boa Vista, en Río de Janeiro, entre 1927 y 1930.

«La tuberculosis era una gran preocupación, junto con otras enfermedades infantiles, como la anemia y la desnutrición. En general, las escuelas atendían a los niños de familias pobres, lo que muestra una tendencia hacia la higiene: ya que se pensaba que sus organismos eran más enfermos», explica Dalben a BBC News Brasil.

La idea, dice, era sacar a estos niños de lugares insalubres, como viviendas superpobladas, y ponerlos en contacto con la naturaleza, con la intención de fortalecer su sistema inmunológico.

Uno de los programas más duraderos fue el de la Escuela de Aplicación al Aire Libre (EAAL), que operó en el Parque da Agua Branca, al oeste de Sao Paulo, entre 1939 y la década de 1950, cuando la escuela se trasladó a un edificio cercano, en Barrio Lapa.

EAAL fue estudiado por Dalben, ahora profesor de la Universidad Federal de Sao Paulo, en su posdoctorado en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.

La escuela de Sao Paulo no encajaba en el perfil de las demás: enseñó a estudiantes de familias influyentes de clase media de esa ciudad que vivían cerca del Parque da Agua Branca, en áreas que ahora albergan barrios como Pompeia y Perdizes.

Dalben explica que la escuela, que contaba con un alumnado de 350, fue considerada un modelo por la administración del estado de Sao Paulo y tenía un plan de estudios diferente e incluso una lista de espera para las plazas.

«Pero no sé cómo era el día a día en la escuela. Se me acercaron algunos exalumnos, hoy en sus 80, que dijeron que tenían maestros muy estrictos. Así que quizás en la práctica no sería muy distinta a las demás.»

Contacto con la naturaleza y protagonismo de los alumnos

Además del control de la tuberculosis, el modelo de escuelas al aire libre floreció en el período entre las guerras mundiales, época de auge de nuevos ideales de sociedad y educación, dice a BBC News Brasil Diana Vidal, profesora de Historia de la Educación en la Facultad de Educación en la Universidad de Sao Paulo (USP).

«Hubo un debate entre los educadores contra la experiencia escolar del pasado, con miras a crear una que fuera más amigable, promoviendo la defensa de la democracia, para crear una generación más pacífica y solidaria».

Aunque el ideal no se materializó – poco después llegaría la Segunda Guerra Mundial – Vidal explica que esta fue la semilla para la defensa de una enseñanza más cercana a la naturaleza, con protagonismo juvenil, que comprometiera a los niños en proyectos prácticos, combinando actividades físicas, desarrollo intelectual y emocional y tenía al maestro como mediador, en lugar de solo un proveedor de contenido.

Son ideas que se mantienen vigentes (y no siempre puestas en práctica) en la educación actual.

EAALDerechos de autor de la imagenREVISTA BRASILEIRA DE ED FÍSICA
Image caption«Hubo un debate entre educadores contra la experiencia de la escuela del pasado, con miras a crear una que fuera más amigable, promoviendo la defensa de la democracia, para crear una generación más pacífica y solidaria»; arriba, una clase en el Parque Água Branca, al oeste de São Paulo

André Dalben dice que las escuelas al aire libre de principios del siglo XX ya eran llamadas un «cometa médico-pedagógico», que terminó casi desapareciendo en las décadas de 1950 y 1960.

Primero, porque las enfermedades infecciosas han dejado (al menos hasta este año) de ser tan devastadoras, dice Dalben. Luego, explica Diana Vidal, porque prevaleció el modelo de escuela similar al estilo del régimen de fábrica, que implementa horarios fijos de llegada y salida y trata de acomodar al mayor número posible de alumnos dentro de un espacio físico, con el fin de optimizar recursos y gastos.

Parques, plazas y clubes

Diana Vidal se fijó en las escuelas al aire libre del pasado cuando vio imágenes del regreso a la escuela en Manaus, a principios de agosto, con niños pequeños con mascarillas y sentados en un aula con separadores acrílicos entre ellos.

«Quizás estamos tan apegados a las soluciones empresariales, diseñadas para adultos trabajadores, que no podemos reconocer la insuficiencia de estas medidas para los estudiantes en los primeros años de la educación básica», escribió Vidal en un artículo en el periódico de la USP.

Por otro lado, afirma, «al poner a los niños en mayor contacto con la naturaleza, se crea una discusión sobre las prácticas de enseñanza. (…) Empiezan a explorar otros espacios en la experiencia educativa – con nuevos contenidos y nuevas relaciones «.

Aulas al aire libre en Cachemira
Image captionClases al aire libre en Cachemira: «al poner a los niños en mayor contacto con la naturaleza, se crea una discusión sobre las prácticas de enseñanza».

Además, los estudios hasta el momento indican que la proliferación del nuevo coronavirus es mucho menor en espacios abiertos y ventilados naturalmente.

«El virus termina diluido infinitamente al aire libre», dijo a la BBC en mayo la profesora de epidemiología Erin Bromage de la Universidad de Massachusetts en Dartmouth, EE.UU. «Entonces, cuando una persona enferma exhala, los gérmenes se disipan muy rápidamente».

Pero, en la práctica, ¿cómo trasladar la escuela al espacio exterior, principalmente en las grandes ciudades, con pocas áreas libres disponibles?

En agosto, la organización brasileña de derechos del niño Alana lanzó, con base en las directrices de la Sociedad Brasileña de Pediatría y la Unión de Directores de Educación Municipal (Undime), un documento con sugerencias para el uso de los espacios públicos para reanudar las clases presenciales.

El texto sostiene que, si bien el tiempo para regresar a las escuelas debe ser definido por las autoridades de salud, la forma en que esto ocurrirá también debe ser discutida por las autoridades que administran las instalaciones públicas de la ciudad, como parques y plazas.

EAALDerechos de autor de la imagenREVISTA BRASILEIRA DE ED FÍSICA
Image captionLas escuelas al aire libre de principios del siglo XX alguna vez fueron llamadas un «cometa médico-pedagógico», que terminó casi desapareciendo en las décadas de 1950 y 1960.

Entre las sugerencias se encuentra la creación de salas temporales en parques, plazas y clubes, dirigidas principalmente a los más pequeños, con el fin de liberar más espacio interno de la escuela para programar el regreso a la escuela de niños mayores y adolescentes.

También sugiere el uso de mesas de picnic o poda de árboles para crear bancos de madera, asociados con materiales livianos (como rotafolios y tableros con sujetapapeles) traídos de la escuela.

Un obstáculo importante, dice el documento, es que solo el 40% de los centros preescolares del país tienen áreas de juego y solo el 25% tienen áreas verdes. E incluso antes de la pandemia, el contacto de muchos niños con la naturaleza ya era raro o insuficiente, un contacto que podría ayudar a promover una infancia más rica, más creativa y más saludable.

Una maestra en Nueva York dicta una clase al aire libreDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionHoy en día, en Nueva York, se llevan a cabo demostraciones para fomentar las clases al aire libre.

Para André Dalben, las escuelas al aire libre del pasado son una inspiración para repensar la arquitectura de las escuelas de hoy. «Cuando comencé a investigar esto, estaba enfocado en la educación ambiental infantil, (como solución) para que esta educación no tuviera que ser un contenido único, sino que pasara por todas las disciplinas. Y ahora también está la pandemia», dice.

«Podemos pensar en las escuelas junto con las ciudades en su conjunto, con más uso de parques y espacios públicos. No vamos a seguir las mismas líneas que la escuela al aire libre del pasado, pero las vamos a reinterpretar».

De California a Cachemira

Al mismo tiempo, desde regiones ricas y desarrolladas hasta áreas más pobres y conflictivas, el uso de espacios abiertos se ha discutido en diferentes partes del mundo.

En los EE.UU., La organización Green Schoolyards (escuelas verdes) creó la Iniciativa Nacional de Aprendizaje al Aire Libre, recopilando estrategias que están siendo adoptadas por las escuelas estadounidenses.

Una de ellas, en California, instaló pizarras portátiles, filtros de agua potable y bloques de heno rectangulares en el patio, que sirven tanto de banco para sentarse como de bloques gigantes para jugar o compartir espacios.

Dinamarca también creó un portal con propuestas de «educación fuera del aula» en medio de la pandemia. Una de las estrategias es mantener a los niños en grupos pequeños durante todo el día, evitando el contacto entre ellos y haciendo un mayor uso de los espacios externos de cada escuela.

En la conflictiva y vulnerable región de Cachemira, ubicada en la frontera entre India, China y Pakistán, otra iniciativa ha llamado la atención. Los niños estudian al aire libre, incluso en condiciones climáticas impredecibles, ya que el «nuevo salón de clases» está al pie de la cordillera del Himalaya.

Los estudiantes y maestros usan máscaras protectoras y pueden instalar carpas para cubrirse, pero toman clases incluso bajo la lluvia.

Diana Vidal, de la USP, dice que todavía ve pocas discusiones sobre el tema en Brasil, pero ve las experiencias pasadas como un tubo de ensayo, para fomentar el debate público.

Aulas al aire libre en Cachemira
Image captionEn Cachemira, los niños estudian al aire libre, incluso en condiciones climáticas impredecibles, ya que el «aula nueva» está al pie de la cordillera del Himalaya.

«A medida que se fueron consolidando los modelos de escuela, también se naturalizaron y nos olvidamos de otras posibilidades», dice Vidal.

Incluida la posibilidad de obviar, cuando sea posible, el aula física.

«El exterior no tiene por qué ser solo para las famosas excursiones escolares. Nos veremos obligados a utilizar el exterior, que es mucho mejor que el cerrado. Es una invitación a pensar en cómo aprovechar mejor los espacios que tenemos«.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-54070581

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Los más vulnerables en Beirut tras la explosión: los niños

Asia/Líbano/15 septiembre 2020/elpais.com

Un mes después de la explosión que sacudió la capital del Líbano, numerosas organizaciones internacionales y locales han lanzado campañas de ayuda humanitaria para paliar los efectos de la catástrofe entre los más pequeños

La explosión en el puerto de Beirut dejó 190 muertos, 6.500 heridos y 300.000 personas afectados por la destrucción o daños en sus hogares, y el impacto del desastre sobre los niños ha sido grave. Según los últimos datos de la agencia de Naciones Unidas para la Infancia, entre los fallecidos había cuatro niños y 1.000 heridos, y se estima que unos 100.000 se vieron desplazados de sus hogares. Desde entonces numerosas ONG trabajan en el terreno para dar apoyo humanitario y protección urgente a los más pequeños y sus familias.

“Un mes después de las devastadoras explosiones, las necesidades siguen siendo graves y debemos mirar hacia el futuro”, declaró Yukie Mokuo, representante de Unicef en Líbano, en una rueda de prensa celebrada en Karantina, uno de los barrios más damnificados por la explosión del 4 de agosto, cuando se cumple un mes del trágico suceso.

Tras guardar un minuto de silencio en homenaje y recuerdo de las víctimas de la detonación, la responsable de Unicef en el Líbano ha asegurado que, aunque haya “pasado un mes de la explosión, el corazón de todos está roto. Todo el mundo ha quedado conmocionado después del gran impacto”. Ahora “el bienestar de los niños es nuestra prioridad” y “el futuro del Líbano depende de que los niños crezcan sanos, en un entorno seguro”.

Actualmente, la repuesta de Unicef se centra en mantener seguros a los niños y rehabilitar servicios básicos como el acceso a la atención médica, educación y agua segura. En este sentido, la entidad ha enviado 18 cargamentos de ayuda humanitaria esencial, ha reconectado más de 160 edificios al sistema público de agua, ha instalado alrededor de 870 tanques de agua en hogares afectados, y ha distribuido 4.485 kits de higiene y 462 para bebés entre las familias. Asimismo, Unicef ha proporcionado apoyo psicosocial a 1.406 niños, padres y cuidadores y planea facilitar apoyo para que las familias puedan reconstruir sus casas y medios de vida. Todo ello, junto con la movilización de 2.000 jóvenes que se han echado a las calles para limpiar, hacer pequeñas reparaciones en viviendas y distribuir comidas.

Para cubrir las necesidades más inmediatas de los niños y sus familias durante los próximos tres meses, la agencia de la ONU para la infancia dijo que necesitaba 42 millones de euros y ha lanzado un llamamiento a la comunidad internacional para recaudar estos fondos.

A los esfuerzos de Unicef se suman los de otras organizaciones de la sociedad civil libanesa como la Cruz Roja, que hasta el momento ha podido ofrecer kits de higiene y paquetes de comida a más de 51.000 personas y asistencia médica y psicológica a otras 11.000. Además, ha organizado una campana de donación de sangre en sus centros de transfusion, ha completado alrededor de 11.500 evaluaciones de edificios dañados y reubicado a más de 100 familias que no pueden regresar a sus hogares.

Por su parte, la ONG libanesa Offrejoie respondió rápidamente poniendo en marcha un programa de rehabilitación de emergencia en dos de los vecindarios más golpeados, —Karantina y Mar Mikhael— e iniciando obras de rehabilitación en 44 edificios y pequeñas viviendas. “El objetivo es ayudar a más de 300 familias a volver a su vida normal con dignidad y seguridad antes del invierno”, explica Carla Jreidini, jefa del equipo de comunicación y captación de fondos de Offrejoie. Además, la asociación distribuye diariamente desayunos y almuerzos calientes a unas 80 familias y organiza actividades psicosociales una vez a la semana para decenas de niños de diversos orígenes afectados por la explosión.

Otra de las organizaciones que también está ayudando a paliar las consecuencias de la deflagración es el Banco de Alimentos Libanés (LFB). La entidad ha repartido aproximadamente 100 toneladas de alimentos entre las familias más necesitadas y planea preparar paquetes de alimentos para niños que incluyan dibujos, juguetes y comida infantil, según ha explicado por teléfono Soha Zaiter, directora ejecutiva de LFB.

No obstante, a pesar de la gran cantidad de asistencia facilitada o prometida, algunas personas que se vieron afectadas por la explosión lamentan que la ayuda aún no les ha llegado. Tres familias asiladas sirias que viven en la zona cristiana de Achrafiyeh (otro vecindario muy dañado por la detonación), aseguran a Planeta Futuro que, aunque vino gente de distintas ONG a comprobar cómo estaban y prometieron ayudarles, todavía no han recibido ningún tipo de apoyo. “La ayuda solo la está dando la comunidad local”, afirma Mohammad, padre de una de las familias sirias y cuyo hogar resultó parcialmente destruido por el efecto de la onda expansiva.

El último golpe a un país en crisis

Las secuelas de la apocalíptica explosión en la zona portuaria de Beirut se han entremezclado con los numerosos problemas que arrastra el Líbano desde hace meses. El país de los cedros atraviesa una profunda crisis económica y política, agravada por la pandemia, y que ha provocado que la moneda nacional haya perdido más del 80% de su valor, que los precios de productos básicos se hayan disparado un 60% y que la tasa de paro aumente hasta el 35%; todo ello en un país que con el mayor número de refugiados per cápita del mundo.

Con más de un millón y medio de desplazados sirios, el Líbano alberga a unos 630.000 niños refugiados de entre 3 y 18 años y, además acoge a más de 400.000 de origen palestino y a 20.000 de otras nacionalidades.

Precisamente, la difícil coyuntura que atraviesa el país ha perjudicado, sobre todo, a las familias y niños en contextos más frágiles. Alrededor de 3,3 millones de personas en el Líbano —más de la mitad de la población total— está clasificada como vulnerable, y se estima que 2,7 millones están clasificadas como «pobres». En un estudio publicado a final de julio, Save the Children advirtió que más de 900.000 personas, entre ellos aproximadamente 550.000 niños, no tenían suficiente dinero para comprar productos básicos como alimentos.

Ahora, tras la devastadora explosión en la capital libanesa, los niños y las familias desfavorecidas están más expuestas que nunca. Por ello, organizaciones como Save the Children ha puesto en marcha un fondo de ayuda para la infancia en el Líbano con el que dar respuesta a las necesidades más urgentes de niños y familias vulnerables.

Voluntarios de la ONG libanesa Offrejoie realizan juegos con los niños del barrio de Karantina.
Voluntarios de la ONG libanesa Offrejoie realizan juegos con los niños del barrio de Karantina. OFFREJOIE

Otro factor peligroso para los niños y familias es la interrupción de la atención médica primaria. Por un lado, al menos 16 centros sanitarios de atención primaria, que atienden a 160.000 personas, sufrieron daños. La detonación también dejó totalmente destruida la unidad de cuidados intensivos para recién nacidos del Hospital de Karantina. Igualmente, una decena de contenedores con cientos de miles de guantes, batas y mascarillas fueron destruidos, al igual que cinco de las siete cámaras frigoríficas para vacunas de un almacén de cuyo mantenimiento se encarga Unicef.

Además de los daños materiales en los centros médicos y hospitales, el caos y las aglomeraciones tras el brutal estallido aceleraron la expansión de la covid-19 en el Líbano. En el ultimo mes se ha registrado un aumento significativo de los contagios y, desde el inicio de la pandemia en febrero, se han contabilizado más de 20.426 positivos y 191 muertes, según datos del Ministerio de Salud Pública libanés.

Ante esta situación de emergencia sanitaria, Unicef ha adquirido dos neveras solares nuevas que se instalarán en el Hospital Rafic Harriri y ha suministrado más de 430.000 mascarillas de tela a la población y Equipos de Protección Personal (EPI) a centros de atención primaria. Del mismo modo, la Cruz Roja Libanesa ha estado trabajando las 24 horas del día para dar apoyo en el transporte en ambulancia de casos confirmados y sospechosos de COVID-19 y de tests PCR.

Una vuelta a las aulas marcada por la incertidumbre

La interrupción del año escolar vinculada a las manifestaciones antigubernamentales en octubre-noviembre y, más tarde, al caos económico y al cierre de las escuelas por la pandemia, ha hecho que muchos niños no hayan podido mantenerse al día con su trabajo escolar debido a un aprendizaje remoto inaccesible o inadecuado, revela una encuesta de Save the Children. A esto se añade que, tras la explosión muchas familias han visto reducidos sus ingresos a cero, por lo que sus hijos corren el riesgo de tener que renunciar a su educación.

De nuevo, esto afecta principalmente a los niños y jóvenes en situación de desplazamiento, quienes a menudo ya habían perdido años de educación debido a la guerra y, además, el 70% de ellos viven en hogares bajo el umbral de pobreza. Así, incluso antes de los cierres, más de la mitad de los niños sirios entre 3 y 18 años (el 58%) estaban fuera de la enseñanza formal, de acuerdo con datos de la ONU.

Actividades de juego que organiza la ONG libanesa Offrejoie en el barrio de Karantina.
Actividades de juego que organiza la ONG libanesa Offrejoie en el barrio de Karantina. OFFREJOIE

Por otro lado, la explosión también ha dejado huella en muchas escuelas del Líbano y unos 183 centros educativos están dañados o destruidos, algo que afecta a más de 77.000 niños y adolescentes.

Unicef —actor clave en la provisión de educación en el Líbano— ha recordado que se necesita actuar urgentemente y aumentar la ayuda para garantizar que todos los niños afectados por las explosiones de Beirut puedan tener acceso a la educación cuando a finales de mes cuando comience el nuevo curso escolar.

“Cuando se produce un desastre como este, la educación puede suponer un salvavidas para los niños cuyas vidas se han vuelto del revés, ya que proporciona un espacio seguro si pueden ir a la escuela, y una sensación de normalidad en medio del caos”, expone la representante de Unicef en Líbano, Yukie Mokuo. Por ello el organismo ha pedido a la comunidad internacional que aumente con urgencia su apoyo a la educación de los niños en Beirut y los recursos se están movilizando con rapidez para iniciar la rehabilitación de las instituciones educativas menos dañadas (un 80% de los centros totales) y que puedan estar operativas antes del comienzo del nuevo año escolar en octubre.

Asimismo, la covid-19 es una dificultad añadida y, debido a ella, todas las escuelas planean implementar un enfoque mixto que combine la educación presencial con la online. “Debemos asegurarnos de que los niños estén protegidos contra la infección por la covid-19”, ha incidido Mokuo en la rueda de prensa, haciendo hincapié en que la planificación del “nuevo año escolar con el apoyo de la educación a distancia” es una “prioridad máxima”.

Sin embargo, estos planes también se han complicado debido al impacto de la explosión. Dado que muchas familias perdieron sus hogares y sus medios de subsistencia, ahora se enfrentan a problemas para tener conectividad y adquirir materiales educativos.

“Es fundamental que encontremos soluciones urgentes para que los niños retomen su educación —también en remoto— lo antes posible”, sostiene Mokuo. “Con el tiempo que puede llevar reconstruir y rehabilitar las escuelas dañadas y reemplazar los muebles y el material escolar perdido, urge impulsar alternativas de aprendizaje remoto para los niños afectados”, agrega. Para ello Unicef ha adelantado que durante los próximos tres meses suministrará material escolar y dispositivos electrónicos y proporcionará Internet a los estudiantes, así como capacitación y apoyo a los maestros “para garantizar que los niños, especialmente los de las áreas afectadas más pobres, reciban no solo un aprendizaje remoto de calidad, sino también el nivel de atención psicosocial que necesitan para superar el trauma”, detalla la responsable de Unicef en el Líbano.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/07/planeta_futuro/1599466838_440585.html

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Japón: To Honor the Victims of Hiroshima and Nagasaki 75 Years on, We Must Lay Down Our Nuclear Weapons

To Honor the Victims of Hiroshima and Nagasaki 75 Years on, We Must Lay Down Our Nuclear Weapons

 

AUGUST 4, 2020 9:03 AM EDT
Ban Ki-moon is former Secretary General of the United Nations and Deputy Chair of The Elders
When the U.S. military first detonated an atomic bomb in the desert of New Mexico in July 1945, the programme’s chief physicist Robert Oppenheimer quoted lines from Hindu scripture: “Now I am become Death, the destroyer of worlds.”

A few weeks later, two nuclear weapons destroyed the worlds of the inhabitants of the Japanese cities of Hiroshima and Nagasaki, on Aug. 6 and Aug. 9 respectively. These attacks heralded the end of Japanese colonial rule and the Second World War, and signaled the dawn of the nuclear age.

More than one hundred thousand people lost their lives as a result of those bombs, including victims of radiation poisoning and related illnesses caused by the fallout. Yet seventy-five years on, we still live in the shadow of those horrendous mushroom clouds.

Reckless policies in the U.S. and Russia risk starting a new global arms race and a collapse of international treaties to limit the spread of weapons of mass destruction. In February next year, the New Strategic Arms Reduction Treaty (New START) will expire — leaving the world’s two nuclear superpowers without a binding agreement on arms control.

We are now closer to global catastrophe than at any time since 1945, according to the Doomsday Clock of the Bulletin of Atomic Scientists in Washington D.C. In January, I was there when the hands of the clock were moved forward to 100 seconds to midnight, nearer to doomsday even than we were at the heights of the Cold War.

I was the first UN Secretary-General to visit Hiroshima and Nagasaki, for the anniversary of the bombings ten years ago. I was deeply moved, particularly when I met the victims and got to know their continued sufferings across the generations. I resolved that no atomic bomb should ever be used again, and that we should do our utmost to make the world free of nuclear weapons.

A decade on we are as far away from that goal as ever. According to the latest report from the Stockholm International Peace Research Institute, the global nuclear weapons stockpile still stands at 13,400 warheads.

2020 should have been a critical year for global efforts to make substantive progress to rid the world of these weapons. Not only did the 75th anniversaries of Hiroshima and Nagasaki offer high-profile opportunities for commemoration, but the Non-Proliferation Treaty (NPT) Review Conference scheduled for April 2020 offered a chance for the top nuclear powers to commit to real progress.

Instead, COVID-19 has muted or canceled global public gatherings, and has put on hold the habitual rhythms and practices of international diplomacy. The NPT Review Conference has been postponed to early 2021, and the UN General Assembly will not take place in physical form this year. This disruption puts an onus on the leaders of the five Permanent Members of the UN Security Council, including the United States, to show initiative and keep momentum going.

I particularly urge Presidents Trump and Putin to extend New START for another five years until 2026. The U.S. has suggested it wants to broaden New START and negotiate a new agreement that would include China. While it is important for China to be engaged in the global disarmament discussion, it is disingenuous to make New START’s extension dependent on Beijing, given that its stockpiles are one-twentieth the size of those of the U.S. and Russia.

It is also unrealistic to think that a complex new arms control agreement could be negotiated and ratified in the next six months, with Chinese participation. The U.S. should instead accept the offer of President Putin and immediately agree to an extension. This would provide time to negotiate a more ambitious successor treaty, and efforts to include China and other nuclear states can be seriously explored at this stage.

More broadly, I hope the coming months will see a revival in the United States of the spirit of multilateralism that its leaders showed when constructing the United Nations and the other pillars of the post-war political and economic order in 1945.

As a former Secretary-General of the United Nations, it has grieved me greatly to observe a sustained and targeted assault on the multilateral system in recent years. This has made it harder for leaders and institutions to respond effectively and save lives, not only in the context of Covid-19 but also in the face of the climate emergency, conflicts and economic inequality.

I deeply regret that the United States has deliberately weakened the multilateral system across several fronts over the past four years: from nuclear non-proliferation and climate change to respect for human rights, free trade and health security. Such a unilateral and isolationist approach weakens the security of the United States and of the whole world.

We owe it to the victims of Hiroshima and Nagasaki, and those who survived to tell the tale, to focus all human ingenuity and expertise on the cause of peace and disarmament.

Fuente de la Información: https://time.com/5875424/ban-ki-moon-hiroshima-nagasaki-nuclear/

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Asia: Coronavirus: How the lockdown has changed schooling in South Asia

Coronavirus: How the lockdown has changed schooling in South Asia

Children across much of Europe have been going back to school for the start of a new year, but in many other parts of the world, coronavirus restrictions have kept classrooms closed.
We’ve taken a look at the situation in India and its neighbours in South Asia where the United Nations estimates nearly 600 million children have been affected by lockdowns.

Who’s not going back to the classroom?

When coronavirus restrictions were first imposed in March and April, it was at the start of the academic year in many South Asian countries.
School classrooms across the region were closed down, and these restrictions have largely remained in place.
Currently:
  • In India, classrooms are largely closed, with teaching being done remotely. However, the government says students from grade 9 to 12 can go into schools on a voluntary basis with their parents’ consent from 21 September if they need support
  • Bangladesh and Nepal have extended school closures and will continue to rely on remote learning
  • Sri Lanka‘s schools reopened in August after trying to reopen in July, but then closing after a spike in cases
  • Children in Pakistan will return to school in phases, starting on 15 September as coronavirus case numbers have fallen

New ways of teaching in rural areas of South Asia

Who has access to the internet?

Remote learning involves either live online classes for students, or digital content which can be accessed at any time – offline or online.
But many South Asian countries lack a reliable internet infrastructure and the cost of online access can be prohibitive for poorer communities.
The UN says at least 147 million children are unable to access online or remote learning. In India, only 24% of households have access to the internet, according to a 2019 government survey.
In rural parts of India, the numbers are far lower with only 4% of households having access to the internet.
Bangladesh has better overall connectivity than India. It’s estimated that 60% can get online, although the quality of broadband internet is often very poor.
Classes take place with masks and social distancing during school closures
There is also a lack of basic equipment in many schools.
Nepal’s latest Economic Survey report says that of the nearly 30,000 government schools, fewer than 30% have access to a computer, and only 12% can offer online learning.
Some countries have turned to television and radio for those with no internet-enabled devices or broadband access. These platforms have much greater penetration per head of population.
India’s public broadcaster, Doordarshan, has been broadcasting daily educational content through its television channels and radio services.
Bangladesh’s government broadcaster, Sangsad television, also airs recorded classes on its channels.
«These were among the most successful approaches… in terms of reaching the largest proportion of children,» Jean Gough, Unicef’s South Asia director told the BBC.
Nepal adopted a similar approach, but fewer than half of households have access to cable television.

Opening schools ‘risks infection’

In Sri Lanka, where schools have now reopened, no social distancing is being maintained and only some have made it mandatory to wear a mask, according to Joseph Stalin, general secretary of the Ceylon Teachers’ Union.
Basic safety measures are difficult to implement «as no special funding has been allocated», he told the BBC’s Sinhala service.
The All Pakistan Private Schools Federation has opposed the reopening of schools in September saying they need government funding to help carry out testing and to implement coronavirus safety guidelines.
In India, there are similar concerns about the prospect of schools starting classes again.
«With the reopening of schools, parents, transportation, teachers other service providers will also start functioning and will increase public movement,» Priti Mahara, of Child Rights and You, told the BBC.
There is also a lack of basic equipment in many schools.
Nepal’s latest Economic Survey report says that of the nearly 30,000 government schools, fewer than 30% have access to a computer, and only 12% can offer online learning.
Some countries have turned to television and radio for those with no internet-enabled devices or broadband access. These platforms have much greater penetration per head of population.
India’s public broadcaster, Doordarshan, has been broadcasting daily educational content through its television channels and radio services.
Bangladesh’s government broadcaster, Sangsad television, also airs recorded classes on its channels.
«These were among the most successful approaches… in terms of reaching the largest proportion of children,» Jean Gough, Unicef’s South Asia director told the BBC.
Nepal adopted a similar approach, but fewer than half of households have access to cable television.

Opening schools ‘risks infection’

In Sri Lanka, where schools have now reopened, no social distancing is being maintained and only some have made it mandatory to wear a mask, according to Joseph Stalin, general secretary of the Ceylon Teachers’ Union.
Basic safety measures are difficult to implement «as no special funding has been allocated», he told the BBC’s Sinhala service.
The All Pakistan Private Schools Federation has opposed the reopening of schools in September saying they need government funding to help carry out testing and to implement coronavirus safety guidelines.
In India, there are similar concerns about the prospect of schools starting classes again.
«With the reopening of schools, parents, transportation, teachers other service providers will also start functioning and will increase public movement,» Priti Mahara, of Child Rights and You, told the BBC.
The long period of closure has also led to serious financial shortfalls for those private schools relying on tuition fees.
In Bangladesh, more than a hundred private schools have been put up for sale.
«I have already borrowed money to pay salaries and rent,» Taqbir Ahmed, owner of one such school in Dhaka told BBC Bengali.
Several charities in the region have tried to help the most vulnerable and marginalised schools.
Dr Rukmini Banerji, of the Pratham Education Foundation in India, says: «Efforts have been made by state governments and schools to connect with children who have at least one mobile phone in the household.»
In some cases, students have dropped off the educational roll as the authorities have been unable to establish contact with them.
This could cause the school dropout rate in these countries to rise «exponentially», says Unicef’s Jean Gough, if effective communication isn’t put in place.
«Projections based on previous school shutdowns due to Ebola and other emergencies suggest that there can be very significant losses in terms of learning,» Ms Gough told the BBC.
Additional research by Waliur Rahman Miraj, Muhammad Shahnewaj and Saroj Pathirana
Fuente de la Información: https://www.bbc.com/news/world-south-asia-54009306
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