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Puerto Rico: Asume la gobernación interina el secretario de Educación

SAN JUAN, Puerto Rico/21 de junio de/ Fuente: univision

La Federación de Maestros cuestionó interinato de secretario de Educación en la gobernación ya que tanto el gobernador como los altos funcionarios están en la ONU ante el Comité de Descolonización.

– La Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) cuestionó que se deje el país a cargo del secretario de Educación, Rafael Román, ante lo que calificó de “gestión nefasta contra la educación pública”.

El jefe del Departamento de Educación (DE) ocupa interinamente la posición de gobernador pues Alejandro García Padilla y sus principales jefes de gabinete se encuentran fuera de Puerto Rico.

Mercedes Martínez, presidenta de la FMPR, afirmó que “el récord del secretario Rafael Román debiera inhabilitado para mantenerse al frente del DE y, con más razón, del país”.

La dirigente magisterial acusó al funcionario de numerosas acciones “dirigidas a desmantelar la escuela pública”.

Entre las medidas tomadas por el secretario de Educación, la Federación de Maestros denunció que “ha cerrado 143 escuelas en tres años; ha reconfigurado 436 planteles escolares, declarando como efecto a cientos de maestros excedentes en la escuela elemental, obligando al traslado de escuela forzoso a miles de niños y creando hacinamiento de estudiantes en el nivel superior”.

Además, “ha eliminado cientos de plazas de Bellas Artes y Salud, reduciendo el ofrecimiento académico a niños, niñas y jóvenes; no honra el registro de maestros elegibles de traslados; nombra permanentes sin seguir los reglamentos que establecen que se realicen en estricto orden de turno; y crea un sistema de evaluación punitiva para despedir maestros”.

A juicio de Mercedes Martínez, presidenta del FMPR, Román Meléndez “ocupa una silla en la Junta del Sistema de Retiro de Maestros y no ha hecho nada para atraer fondos que solventen el mismo, y se rehúsa a retomar los períodos de 50 minutos y con ello deniega restablecer el período institucional y los cursos de Bellas Artes, Salud y ocupacionales a los estudiantes”.

La sindicalista abundó señalando que además “ha aumentado el tope de estudiantes por salón en detrimento de la calidad de enseñanza de los niños, niñas y jóvenes”.

“Rafael Román ha fallado el dirigir el Departamento de Educación y resulta un acto de cinismo anunciar que queda a cargo de nuestro país”, concluyó Martínez.

Fuente: http://www.univision.com/noticias/gobierno/asume-la-gobernacion-interina-el-secretario-de-educacion

Imagen:http://cdn4.uvnimg.com/dims4/default/6645305/2147483647/thumbnail/1240×698/quality/75/?url=http%3A%2F%2Fcdn3.uvnimg.com%2F6e%2Fab%2Fcc6e8a5e46ca8e30e7b08499ef5b%2Frafael%2520roman.jpg

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10 mujeres que cambian el mundo

Santo Domingo/21 de junio de 2016/ Fuente: Listin diario

Ernestina, Luisa, María Isabel, Marike, Marilí, Milena, Petra, Santa Teresa, Solange e Ylsa Margarita son los nombres de las 10 escogidas dentro del premio del Banco BHD León.

Nada detiene a Ernestina, Luisa, María Isabel, Marike, Marilí, Milena, Petra, Santa Teresa, Solange e Ylsa Margarita. Ellas arriesgan el todo por el todo. Vencen el miedo de enfrentar los límites y los obstáculos y toman el camino correcto que avanza hacia una meta común: un mundo mejor para todos en el que las buenas ideas se vuelven realidades que transforman positivamente las circunstancias de las personas.

Ellas son las 10 finalistas de la segunda edición del Premio Mujeres que Cambian el Mundo del Banco BHD León y ejemplifican la clave infalible del triunfo humano, el que está vinculado a un pensamiento de bienestar colectivo que se consigue a través del potencial y el talento de las personas que se atreven a actuar apegadas a sus valores.

Estas diez mujeres son así. Ellas hacen el cambio para la sociedad dominicana y tienen en común un compromiso social, moral y ético con sus comunidades, más allá de sus propios intereses, logrando con sus acciones un aporte positivo al bienestar del país.

Ellas fueron seleccionadas entre 137 postulaciones por su perfil, su contribución, su compromiso y la sostenibilidad de sus obras a través de aspectos medibles.

Ellas son las finalistas de este año en la premiación que constituye el componente social de la Estrategia de Género Mujer que la entidad ejecuta. Este reconocimiento se realiza con el objetivo de promover y reconocer iniciativas llevadas a cabo por mujeres que están transformando la sociedad dominicana al generar cambios positivos en sus comunidades.

10 MUJERES QUE CAMBIAN  EL MUNDO, 10 MUJERES QUE SE ATREVEN
ERNESTINA GRULLON

Se atrevió a defender el derecho a la educación sin discriminación. “Los niños y jóvenes especiales solo necesitan una oportunidad. Prepararlos para la vida y conseguir que sean respetados es mi compromiso con la sociedad. Ese es mi deber”.

ï Área de trabajo: Acción Social / Educación.

ï Iniciativa: Centro de Educación Especial San Lorenzo.

ï Provincia: Santo Domingo.

A sus 90 años, sus condiciones físicas son excepcionales y dirige con voluntad y pasión una escuela a la que asisten 610 niños y jóvenes especiales. Ella les ofrece la oportunidad de alfabetizarse para que puedan regresar al sistema regular de educación o aprender un oficio con el que puedan insertarse como entes productivos en la sociedad.

Lleva 71 años de servicio como maestra. Es fundadora y directora en ejercicio del Centro de Educación Especial San Lorenzo, ubicado en Los Mina, donde acoge gratuitamente a sus alumnos con discapacidad mental y retraso en el aprendizaje. Los orientan para que puedan desarrollar habilidades u oficios y disminuir sus limitaciones para la inserción social. El Centro tiene 40 años de labor, ha beneficiado a unos 5,000 niños y jóvenes y alrededor de 2,200 se han graduado. Es además presidenta de la Asociación de Técnicos, Profesores y Padres de Educación Especial.

 MARÍA ISABEL BALBUENA
Se atrevió a cambiar el paradigma de que el trabajo del campo es de los hombres.

“Yo solo represento la voz de tantas heroínas que no tienen voz propia”.

ï Área de trabajo: Emprendimiento.

ï Iniciativa: Federación de Caficultores de la Región Sur (FEDECARES).

ï Provincia: San Cristóbal.

Ella es una “gestora de sueños” que cambia y transforma las realidades de muchas mujeres en el campo. Su labor ha sido referenciada como una liberación de la miseria y de la discriminación al género femenino que sufrían algunas mujeres productoras de café en sus comunidades.

María Isabel es la presidenta de la Asociación Dominicana de Mujeres en Café y encargada de la comercialización en la Federación de Caficultores de la Región Sur (Fedecares).

Desde hace 9 años impulsa el mejoramiento de las condiciones de vida de mujeres marginadas mediante capacitación, promoción, comercialización y fortalecimiento empresarial al crear fondos rotarios.

El modelo de comercialización de café que ella promueve se sustenta en la producción de café cultivado y cosechado exclusivamente por mujeres en las comunidades de Polo, Los Cacaos, Hondo Valle y Elías Piña. Ella es la responsable de la colocación del primer lote de café de origen dominicano producido por mujeres en el mercado de Estados Unidos. María Isabel es vista como una mujer que ama lo que hace, como un pilar en las comunidades de mujeres que puso en sus manos la decisión de administrar ellas mismas los recursos que producen. Les dio algo que no tenían: seguridad en sí mismas. LUISA SUÁREZ NÚóEZ

Se atrevió a amar al prójimo por encima de sí misma. “Servir a la vida. Trabajar para la educación.

Servir y trabajar para vivir mejor, no para morir lentamente”.

ï Área de trabajo: Educación.

ï Iniciativa: Alfabetización y educación, desarrollo de actividades económicas y creación de una cooperativa para las mujeres de la región Norte.

ï Provincia: Sánchez Ramírez.

Su consagración como religiosa de la congregación Hijas de Jesús es el motor que impulsa su trabajo social, el cual ella describe como “educativo”; sin embargo, quienes dan testimonio de su misión, dicen que ella se mezcla entre las personas de la comunidad y cambia sus visiones sobre la vida, transformando sus pensamientos.

Luisa dirige 87 organizaciones femeninas en zonas rurales y barrios marginados de la región Norte que se dedican a alfabetizar a los miembros de la comunidad y a impulsar el emprendimiento de las mujeres, promoviendo la activación de las microfinanzas. Ha facilitado y gestionado la capacitación técnica a cerca de 150 mujeres para el desarrollo de pequeñas empresas en la comunidad.

Apuesta a la educación como la única vía de desarrollo para las personas y por eso ejecuta programas de alfabetización y formación para jóvenes y adultos que no han tenido la oportunidad de ir a la escuela. Es fundadora de la Cooperativa de Producción y Trabajo Uniendo Esfuerzos, a la cual pertenecen 862 mujeres y 90 hombres. La entidad maneja una cartera de crédito de RD$7.7 millones. Creó la fábrica Candiver, que hoy cuenta con 14 diferentes productos de belleza, limpieza y medicina externa y cuya actividad económica ha impulsado el desarrollo de la comunidad al emplear mujeres.

 MARIKE RUNNEBOOM DE PEÑA
Se atrevió a eliminar las fronteras para transformar la vida de la comunidad. “Los pequeños productores alimentan el mundo.

Hay que invertir en sus programas de comercio justo”.

ï Área de trabajo: Emprendimiento.

ï Iniciativa: Banelino, Asociación de Pequeños Productores de Nananos.

ï Provincia: Mao

Su modelo se basa en el comercio exterior de un banano de calidad y en la inversión social de los fondos que genera esta actividad para desarrollar y mejorar a la comunidad.

Marike es creadora de Banelino, una asociación situada en la línea noroeste del país que agrupa a 300 pequeños productores de bananos ecológicos, 23% de ellos son mujeres; cuyo propósito es garantizar la competitividad agrícola y el acceso de este segmento a mercados internacionales estables en los que se desarrolla el comercio justo.

Con su apoyo, la comunidad ha logrado abrir siete escuelas, poner en ejecución 2 programas de salud en más de 15 comunidades donde se atiende a más de 10,000 pacientes y un programa de colocación universitaria para los hijos de los productores.

A través de Banelino, fundó el Instituto de Enseñanza de Niños Especiales (IDENE), que acoge a 82 alumnos y que incluye atención temprana, básica y laboral; terapias de psicomotricidad, del habla y de aprendizaje; actividades deportivas, artísticas, manualidades y cuidado del medio ambiente, entre otras. Coordina además programas de asistencia social en las comunidades de Mao y Montecristi a través del apadrinamiento de seis escuelas y de operativos médicos, entre otras acciones; así como la remodelación de 15 escuelas en varias comunidades.

MARILÍ GALLARDO DE LA ROSA
Se atrevió a regalar su talento para educar a través de la danza y de la herencia cultural.

“La creatividad es un proceso que despierta habilidades del pensamiento para reflexionar sobre nuestra conducta social y aportar soluciones a la comunidad”.

ï Área de trabajo: Acción Social /Arte / Género.

ï Iniciativa: Kalalú-Danza, centro de promoción e investigación cultural.

ï Provincia: Santo Domingo.

Quienes la conocen, dicen que se enamoró de su trabajo social, que se desarrolla hace 15 años en Los Mercedes, municipio La Victoria, comunidad formada por siete grupos sociales afrodecendientes.

Marilí ve el arte como una nueva forma de responsabilidad social para empoderar los derechos humanos entre los miembros de las comunidades del campo, que según ella es un escenario lleno de oportunidades para impulsar y promover la cultura de manera educativa y con propósito social. Ella incentiva el progreso a través de la danza, la música y los ritmos antillanos para, más que formar intérpretes del arte, formar ciudadanos que puedan aportar al desarrollo de la comunidad. Es creadora de una estructura institucional sin fines de lucro que coordina diversos proyectos artísticos de investigación y diversas expresiones de la cultura africana en República Dominicana, dirigida a niños y jóvenes de zonas marginadas, los cuales reciben educación integral, promoviendo además la construcción de liderazgo. Es artista de la danza y coreógrafa.

MILENA DE LA ALTAGRACIA CABRERA
Se atrevió a entregar su profesión a una labor social de salud y educación. “Yo quiero que este legado continúe. Yo quiero que haya vida”.

ï Área de trabajo: Salud.

ï Iniciativa: Escuela de Residencia Médica de Gastroenterología, Nutrición y Endoscopia Pediátrica en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral.

ï Provincia: Santo Domingo.

Fue la primera pediatra gastroenteróloga del país y la primera mujer en ocupar la posición de directora del Hospital Infantil Robert Reid Cabral. Milena pasa casi todas las horas del día en el hospital y sus médicos residentes y pacientes hablan de ella como la doctora sensible, cariñosa, luchadora, madre y maestra.

Es fundadora de la primera Escuela de Residencia Médica de Gastroenterología, Nutrición y Endoscopia Pediátrica en República Dominicana, Centro América y El Caribe y ha dedicado esfuerzo al mantenimiento del programa que da soporte nutricional a los niños con diversos grados de desnutrición en todo el país, además de ofrecer capacitación a las madres en aspectos de nutrición.

El Hospital del Día es otra de sus iniciativas que también se desarrolla en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral. Está dirigido a niños con cáncer.

Milena es representante en el país de la Interamerican Network of Academies of Sciencies y organizadora de cursos y seminarios en la Academia de Ciencias de República Dominicana. Ha publicado numerosos estudios e investigaciones especializados en gastroenterología pediátrica.

PETRA MARÍA SUÁREZ SUÁREZ
Se atrevió a no ser indiferente ante la necesidad social. “La comunidad se desarrolla con gente que trabaja”.

ï Área de trabajo: Acción Social / Salud.

ï Iniciativa: Programas integrales de desarrollo comunitario.

ï Provincia: La Vega.

Lideresa comunitaria que ofrece asistencia social orientada a mejorar la calidad de vida de los miembros de la comunidad de Sabana Rey y La Tina, en La Vega, a través del desarrollo de programas integrales de salud y educación.

Petra realiza trabajo social y se caracteriza por la consistencia e insistencia en el logro de las metas comunitarias. La entrega de servicios básicos, la creación de juntas de vecinos, el funcionamiento de escuelas, son algunas de las metas alcanzadas que se atribuyen a su labor. Sus 30 años de servicio a la comunidad, beneficiando a más de 30,000 personas al mejorar sus condiciones de vida y convertirlas en entes activos de su propio desarrollo, demuestran su gran compromiso y sensibilidad por las personas. Ella ha logrado la construcción de 45 viviendas y hoy construye 7 nuevas casas que se entregarán a los miembros más necesitados de la comunidad. A su labor también se debe un centro de atención permanente a enfermos de diabetes e hipertensión en las comunidades Sabana Rey, Hato Viejo, La Romera, Los Rincones y La Rosa y la atención doméstica y seguimiento médico a 40 ancianos, así como la gestión de aproximadamente 500 intervenciones quirúrgicas gratuitas.

 SANTA TERESA AGUILERA COLON
Se atrevió a superar el “no” para encontrar soluciones y riqueza en la voluntad humana.

“Dios deja a cada quien una tarea. Yo solo hago la mía”.

ï Área de trabajo: Acción Social/ Emprendimiento.

ï Iniciativa: Centro de Madres San Lorenzo y Centro para la Comercialización de Maní (La Casa del Maní).

ï Provincia: Dajabón.

En el pueblo El Rodeo, las mujeres no necesitan salir de su comunidad a trabajar en el servicio doméstico en la ciudad. Ellas trabajan en su comunidad para mejorar sus condiciones gracias a las iniciativas de esta mujer.

Santa Teresa dice que contra la pobreza y la delincuencia, solo el trabajo puede luchar. Por eso ella fundó el Centro de Madres San Lorenzo, compuesto por 23 mujeres que se reúnen semanalmente para analizar los problemas de la comunidad y poner en marcha soluciones de bienestar para todos. La creación del centro comunitario La Casa del Maní fue una solución que se planteó con el propósito de facilitar el desarrollo laboral de las mujeres de El Rodeo a través de la comercialización de maní producido por los campesinos de la misma región. Hoy esta actividad económica mantiene a 20 familias de la comunidad. Reparación de casas, compra de ganado, operativos de salud, jornadas de vacunación, formación y capacitación de los miembros de la comunidad para impulsar el emprendimiento, creación del acueducto, incorporación del octavo grado en El Rodeo, son resultados tangibles de su liderazgo. Es miembro del Consejo Municipal de Desarrollo (CMD) y apoya iniciativas del Cuerpo de Paz y de otros organismos.

 SOLANGE SOTO ENCARNACION
Se atrevió a hacerse cargo de aquellos que no tenían esperanza.

“Me identifiqué con una situación de la que nadie quiere hablar.

Yo quiero un mejor futuro para estos niños”.

ï Área de trabajo: Salud.

ï Iniciativa: Servicio VIH-SIDA en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral.

ï Provincia: Santo Domingo.

Ha dedicado 28 años de su vida profesional al cuidado, tratamiento y seguimiento de niños diagnosticados con VIH al momento de su nacimiento por contagio de la madre. Ella es médica pediatra, encargada del Servicio VIH-SIDA en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral.

Solange es pionera en el país en el tema de  VIH-sida pediátrico. Ha gestionado y participado activamente en el entrenamiento a nivel nacional de pediatras que tratan estos pacientes. Todos los pediatras en República Dominicana que trabajan con niños con VIH positivo, han sido alumnos de ella. También inició en el país el uso de medicamentos antirretrovirales en niños, con donaciones de intermediarios.

Su amor por los niños con VIH positivo no solo se manifiesta en la forma en la que ella se entrega a los pacientes y los cuida, valora y respeta, además por la manera en que aprende sobre esta enfermedad para poder brindar la asistencia médica adecuada. En su trayectoria, ha atendido alrededor de 3,000 casos de niños con VIH y posee varias publicaciones en temas de sida pediátrico.

YLSA MARGARITA GARCÍA MARTE
Se atrevió a sustituir esquemas individualistas por modelos de desarrollo colectivo.

“El bienestar solo es posible si se logra para todos. Una comunidad dispersa no logra nada”.

ï Área de trabajo: Emprendimiento.

ï Iniciativa: Mentoría para agrupaciones de mujeres en zonas rurales y creación de una fábrica de chocolate artesanal.

ï Provincia: Puerto Plata.

Ha dedicado su vida al trabajo comunitario como asesora y formadora de organizaciones de mujeres en su comunidad. Es también gestora comunitaria de programas de ayuda a productores, de cursos técnicos a través de Infotep, de operativos dentales, oftalmológicos y de medicina en general y ha canalizado obras comunitarias como el acueducto y la carretera Quebrada Honda Palmar Grande.

Ylsa Margarita o Margó, como le dicen algunos, es un ente de desarrollo y de apoyo a su comunidad y a los grupos sociales.

Durante 22 años de labor social, su soporte, su mentoría, su sensibilidad; han sido claves en los procesos de ejecución de proyectos de educación, organización comunitaria y salud. Ella sueña con que la mujer se empodere y avance para su propio desarrollo y el del país. Es presidente del Centro de Madres Ana Idalia Navarro, que agrupa mujeres que se dedican a la fabricación de chocolate artesanal a través de su micro empresa Choco Lala, que durante 21 años ha sido fuente de empleo para las mujeres de la comunidad. Esta fábrica promueve los recursos de la región beneficiando a cerca de 60 familias y destina un 5% de los beneficios de la producción de chocolate a la Organización Social del Centro de Madres Perpetuo Socorro para dar continuidad al desarrollo de obras sociales.

Fuente: http://www.listindiario.com/la-vida/2016/06/21/423872/10-mujeres-que-cambian-el-mundo

Imagen: http://www.bhdleon.com.do/wps/wcm/connect/88d226d5-4445-4592-8c62-d18f85cf9dd7/1/Finalistas+y+ganadoras++Premio+Mujeres+que+Cambian+el+Mundo.JPG?MOD=AJPERES&CACHEID=ROOTWORKSPACE88d226d5-4445-4592-8c62-d18f85cf9dd7/1

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No dejemos solos a los maestros de México. Declaración de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad Capítulo Venezuela

No dejemos solos a los maestros de México

Declaración de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales

en Defensa de la Humanidad

Capítulo Venezuela

Las naciones marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso con que camina su educación. Ellas vuelan, si esta vuela, retroceden si retrocede, se precipitan y hunden en la oscuridad si se corrompe, o absolutamente se abandona”. (Simón Bolívar)

 

El pasado 19 de junio de 2016, fuerzas policiales y militares combinadas efectuaron una represión sin precedentes recientes sobre una marcha pacífica de los maestros mexicanos que expresaban en Oaxaca su rechazo a la contrarreforma educativa de Aureliano Nuño.  Seis muertos y más de trescientos heridos, sumados a varias docenas de desaparecidos entre docentes e integrantes de la comunidad, muestran las dimensiones atroces del ataque perpetrado.  Más terrible aún, que muchas de las organizaciones de derechos humanos y de la educación a nivel internacional hayan guardado un silencio que resulta sospechoso cuando se ataca el corazón de la educación pública: sus maestros.  La sociedad latinoamericana y caribeña no puede estar silente ante esta atrocidad.

Ciertamente el presente resulta ser un tiempo especial en la agonía capitalista. Desde los pueblos se conforma un nuevo tejido de solidaridad y cooperación para enfrentar al neoliberalismo en todos los planos. En ese contexto la educación juega un papel estelar en las resistencias y propuestas alternativas; el elemento unificador en este caso es la defensa de la educación pública, gratuita, de calidad e inclusiva.

En la década de los ochenta y noventa del siglo XX el neoliberalismo educativo desembarcó en la región con su agenda de privatizaciones y subordinación de los sistemas escolares  a los llamados designios del mercado. Durante dos décadas, el magisterio, los estudiantes y las comunidades resistieron la embestida del gran capital y han acompañado las experiencias alternativas de los gobiernos progresistas y revolucionarios en la región.

En la más reciente década, el neoliberalismo ha lanzado una nueva ofensiva contra el derecho a la educación expresado en

  • la puesta en escena de modelos de evaluación estandarizados para maestros y estudiantes. En el primero de los casos conducen a centrar la tarea de los sistemas educativos en la medición de cuatro áreas de aprendizajes: matemáticas, lectoescritura, tecnologías y novedades científicas, borrando de un solo plumazo la función central que los Estados nacionales y los pueblos le habían asignado a la escuela: la construcción de ciudadanía, el desarrollo integral de la personalidad y el impulso del pensamiento crítico. En el segundo de los casos, las llamadas evaluaciones del desempeño procuran destruir definitivamente el prestigio social de los docentes, culpándoles de todas las deficiencias del aparato escolar a la par de romper con la capacidad del magisterio para proponer, impulsar y crear modelos alternativos de educación a los que se implantan por órdenes de los organismos económicos internacionales como el FMI, la OCDE, el Banco Mundial o el BID.
  • La progresiva eliminación de la carrera docente, mediante la desaparición de las normales, el cuestionamiento a las Universidades Pedagógicas y las instituciones de educación universitarias que forman docentes. Se pretende convertir en política pública que cualquier profesional, sin formación especializada, pueda trabajar con niños y adolescentes rompiendo con los principios del Estado Docente y la carrera docente que tantas luchas y vidas han costado en el continente.
  • Disminuir sensiblemente la inversión pública en infraestructura escolar, mediante el impulso del principio de las llamadas “escuelas de bajo costo” para los más pobres. De hecho, cerca del 10% de las escuelas mexicanas a la cual acuden los más pobres no tienen las mínimas condiciones higiénicas, de salubridad y agua potable como lo confesó el propio secretario de educación pública el Sr. Nuño.
  • El destinar el grueso del 6% de PIB acordado por todos los países del mundo, en Incheon Korea 2015, como base mínima de inversión en educación, a la compra de chatarra tecnológica de rápida obsolescencia que sólo sirve para enriquecer a las grandes trasnacionales de la tecnología, sin que ello venga mediado por el desarrollo de software educativo, salarios y condiciones dignas de trabajo para los docentes, agenda social integral para los estudiantes, entre otros elementos

Para destruir la educación pública el neoliberalismo necesita pulverizar la tarea escolar de construcción de ciudadanía crítica, eliminar la carrera docente y  sujetar los sistemas educativos al carro del mercado mediante pruebas estandarizadas que midan y conduzcan la dinámica de los planteles educativos a la formación escolar para los requerimientos del modo de producción del capitalismo del siglo XXI.  Para ello, vienen utilizando a México como el gran laboratorio de la contrarreforma educativa regional, para que cumpla la tarea que en su momento se le asignó al modelo educativo chileno en los 80 y 90 de paradigma a generalizar.

A estas pretensiones del capitalismo global, los maestros y maestras mexicanos le han dicho NO.  Eso ha generado una bestial ofensiva de las fuerzas conservadoras que ha tenido ya varias expresiones de corte fascista como la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, el despido de miles de maestros que se han negado a someterse a la evaluación estandarizada y aplicada con fuerzas policiales y, este domingo 19 de junio de 2016 el asesinato de por lo menos 6 maestros y ciudadanos, un saldo parcial de varios centenares de heridos, represión cruenta contra maestros y pueblo y finalmente la desaparición de muchos de los participantes en la protesta

La comunidad internacional no puede seguir permaneciendo pasiva ante esta violación sistemática de los derechos humanos y del derecho a la educación pública que se viene presenciando en la tierra de Morelos, Zapata, Rivera, Vasconcelos y tantos otros representantes de lo que fue para América un México orgulloso de su educación y sus maestros.

Por ello, la red de intelectuales en defensa de la humanidad expresamos nuestro repudio a estos hechos, nuestro firme respaldo a los maestros en su lucha contra la estandarización educativa neoliberal y llamamos a todos los hombres y mujeres de conciencia del mundo a levantar su voz de rechazo a la persecución y represión del magisterio agrupado en la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE). Es un momento muy importante en la defensa de la educación como derecho humano y en este momento NO PODEMOS DEJAR SOLOS A LOS MAESTROS MEXICANOS.  Solidaridad activa y diaria con su lucha es el mensaje que enviamos desde la Red Mundial en Defensa de la Humanidad.

 

 

 

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Cooperación genuina, Nicaragua, prevención de desastres

NICARAGUA: Escuelas de Chinandega reanudan sus actividades

NICARAGUA: Escuelas de Chinandega reanudan sus actividades

Por: Radio La Primerísima

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/general/205096/escuelas-de-chinandega-reanudan-sus-actividades

Unos 600 centros educativos del departamento de Chinandega reabrieron sus puertas para recibir a las 126 mil estudiantes, quienes regresan a las aulas de clases luego que las actividades educativas fueran suspendidas el por terremoto del pasado jueves 9 de junio.

Desde horas muy tempranas. Los alumnos del Instituto Nacional Miguel Ángel Ortez hicieron presencia en ese centro de estudio.

El director de este centro, Marvin Montes, expresó que a pesar de haberse suspendido por una semana las clases, existe una voluntad de parte de los docentes por avanzar con el contenido del calendario escolar, incluso hasta piensan sostener encuentro los fines de semana para que los estudiantes terminen en el tiempo indicado sus estudios.

La recomendación a la comunidad educativa es mantener la calma y estar preparados durante los sismos que son más notorios en el territorio nacional.

Los estudiantes y docentes aseguran que están preparados para este martes que se realice el Segundo Ejercicio Nacional de Protección y Salvaguarda de la vida ante amenazas múltiples de la naturaleza.

El gobierno mantiene de esta forma su compromiso de garantizar la educación a todos los estudiantes del país, además de brindar la seguridad necesaria ante cualquier tipo de eventualidad.

Por su lado, la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, dijo que hay que ponerse al día al referirse a la pérdida de una semana de clase en esa zona del país.

“En Chinandega reiniciamos las clases hoy y estamos ya viendo el programa que presentó el Ministerio de Educación para ponernos al día. Perdimos una semana de clase y tenemos que ponernos al día y esperamos que podamos continuar con el programa, el plan de estudios de este año, esperamos que los sismos vayan disminuyendo y ese es el pronóstico que han hecho los especialistas”, indicó.

La dirigente subrayó que el Gobierno está terminando la reparación de los colegios que sufrieron daños.

“Esperamos esta semana concluir todo el proceso de reparación de los daños que sufrieron. Fueron daños menores, gracias a Dios”, sostuvo.

En total son 129 mil 375 estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y de educación de jóvenes y adultos los que se están incorporando a sus clases en este departamento.

Contabilizan 3,381 réplicas del terremoto

Las autoridades del INETER registran hasta la fecha  3 mil 381 réplicas del terremoto ocurrido en Puerto Morazán.

La directora de Sismología de INETER, Virginia Tenorio, indicó que del total de sismos, 566 fueron localizados, agregó que en los últimos días los temblores han disminuido en magnitud, pues la más alta fue la del día domingo con una magnitud de 3.0 grados.

Señaló que el último sismos han sido sentidos por los pobladores de la zona, debido a son bastantes superficiales, la mayoría a cinco kilómetros de profundidad.

Por otro lado, informó que en cuanto a la actividad sísmica en el país, registraron dos sismos en el volcán Telica, de 2.3 y 2.6 grados en horas de la noche del sábado pasado. Además reportaron igual cantidad de temblores en Masaya, pero solo uno fue localizado  con una magnitud de 2.1 grados.

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Descolonizando. Diálogo con Yuderkys Espinosa Miñoso y Nelson Maldonado-Torres

Iberoamérica/19 de Junio de 2016/Kaosenlared

Diálogo con Yuderkys Espinosa Miñoso y Nelson Maldonado-Torres

Por: José María Barrosos

Tenemos la oportunidad de presentar una entrevista con dos de las mayores voces del grupo modernidad-colonialidad. Ambas son referencias, tanto a nivel teórico como práctico, en la lucha por la decolonización mundial a través de sus aportaciones epistemológicas y de acción.

Yuderkys Espinosa Miñoso, nacida en Santo Domingo, República Dominicana, es una de las más importantes voces sobre feminismo decolonial antirracista. También es una importante activista del Grupo Latinoamericano de Estudios, Formación y Acción Feminista (GLEFAS) mediante el cual llevan a la práctica las reflexiones teóricas envuelta en su producción de conocimiento.

Nelson Maldonado-Torres, nacido en Puerto Rico, es docente en la Universidad Estadual de Nueva Jersey. Posee una gran producción sobre la teoría decolonial, siendo especialmente importantes sus contribuciones hechas al giro decolonial. Además de su producción teórica es un activista envuelto en diferentes movimientos sociales.

Iberoamérica Social: Para comenzar el diálogo considero importante que definamos lo que va a ser el centro de la conversación, la descolonización. En la visión general de la población, la descolonización se dio por concluida al ser expulsados los gobiernos colonizadores del poder político y, de esta manera, conseguir la independencia los pueblos colonizados. ¿Qué pensáis acerca de esta definición de descolonización?

Taller en Casa de las Mujeres, Temuco, Chile 15 y 16.03.14 (2) (1)Yuderkys: En primer lugar quiero hacer una acotación que considero oportuna. No creo que esta idea de que la descolonización ocurrió o se dio por concluida con las independencias nacionales sea tan generalizada como dices. De hecho, creo que es una mirada que ha estado más en la cabeza de los grupos dominantes de la naciones que surgen de estos procesos “independentistas” y también  quizás en la cabeza de algunes historiadores y cientistas sociales. Pero lo cierto es que, como nos recuerdan los grandes movimientos indígenas y populares que se han dado en diferentes momentos de la historia reciente y de más largo plazo aun luego de las independencias; y como me lo han recordado insistentemente compañeras feministas de origen indígena y afrodescendientes,una cosa han sido estos relatos construidos por las clases dominantes y otra cosa lo que han vivido los grupos racializados bajo el yugo posterior del colonialismo interno y el imperialismo de las ex-metropolis. Las luchas anticoloniales que atraviesan la historia de América Latina de norte a sur muestran que para una parte importante de la población la descolonización nunca ocurrió, más bien lo que ocurrió fue una reconfiguración del sistema mundo moderno colonial a partir de los procesos independentistas y el surgimiento de los nuevos Estados-nación. Esta reconfiguración no sirvió sino para la conformación de grupos dominantes ahora internamente, grupos que continuaron la labor iniciada por los colonizadores de antaño. Por esto las independencias nacionales poco cuentan como hito en la historia larga de saqueo, imposición, exterminio, dominación y explotación de los pueblos indígenas y descendientes de africanos en América Latina.

En este sentido la descolonización la veo más como un programa en continuo desarrollo y por desarrollar, no es algo que se haga de una vez y para siempre y mucho menos en manos de una élite interesada. La descolonización es procesual y siempre ha estado en camino sin poder completarse. Añadiría algo más, la descolonización podríamos pensarla también como condición, una condición permanente que nos hace ser los sujetos histórica y geopolíticamente definidos que somos. Para regiones como las nuestras, para el sujeto colonial, podríamos pensarla como el motor de “nuestra” historia.

En Sudáfrica (1)Nelson: La noción de descolonización como la búsqueda de la independencia es parte de la historia oficial de los Estados-nación que se hicieron independientes de imperios europeos en el siglo diecinueve y luego en el veinte. Forma parte de sus narrativas de legitimación y, por tanto, es un eje central de la educación y la formación de ciudadanxs. La escuela y la universidad así como los medios de comunicación en masa, entre otras esferas de la cultura y el conocimiento, se encargan de implantar la noción básica que el Estado-nación es la creación de algo nuevo que rompió con el colonialismo y que le permite a todas y todos los miembros del Estado-nación aspirar incorporarse a la Modernidad a través del progreso y del desarrollo. Las independencias son propuestas como eventos épicos que generan una temporalidad, una espacialidad, y una subjetividad distinta, más allá de las dinámicas de la colonización. Es una idea paralela a la noción de que la creación de Estados-nación europeos después de la Ilustración representan un nuevo comienzo donde la razón puede finalmente utilizarse como elemento orientador en la construcción de sociedades modernas. Se trata de presupuestos fundacionales que motivaron el surgimiento de las ciencias sociales y que marcaron todo el resto de las ciencias europeas, entre tantas otras esferas, por ofrecer un ejemplo. Esto explica que la idea de que la descolonización concluya con la independencia obtenga un carácter fundacional y, de alguna manera, normativo en ciertos círculos donde se ha producido una identificación con las narrativas modernas de los Estados-naciones y de sus instituciones. También explica por qué la idea es tan frecuente en la Academia y por qué a muchas y muchos académica/os les parezca anacrónico, meramente ideológico, o irrelevante hablar de descolonización hoy. Al hacerlo son consistentes con su preparación, su disciplinamiento, por así decirlo, y su posicionalidad institucional.

Lo que ocurre, sin embargo, es que estos mitos fundacionales no han sido demasiado exitosos en imponerse porque, para empezar, el Estado-nación nunca ha podido formarse del todo, particularmente en territorios que fueron colonizados por los europeos o convertidos en periferia. Lo que existe más bien son intentos de homogeneización nacional y estos son poco exitosos. La escuela, por ejemplo, no es accesible a todo el mundo y su calidad varía demasiado, lo que hace imposible la tarea de implantar un convencimiento generalizado sobre los mitos fundacionales de los estados nación o de la Modernidad en las educandas y educandos. Además, la continuidad, y en muchos casos el empeoramiento, de las formas de jerarquización de la diferencia y de la desigualdad en la distribución de recursos y bienes se vuelven parte de una realidad que atestigua contra estos mitos fundacionales.  De aquí que, como bien apunta Yuderkys, muchos movimientos y comunidades han sido portadoras de un sentido común distinto a la norma que el Estado-nación, la escuela, la universidad, y los medios de comunicación en masa han intentado implantar en la población. Para estas comunidades la descolonización continúa siendo un proyecto incompleto. A partir de esa experiencia y conocimiento las narrativas fundacionales de la Modernidad y de los Estados-nación modernos aparecen como mitos irracionales, por lo que estos sectores  típicamente buscan no ser integrados a la Modernidad o al proyecto de Estado-nación, sino a continuar y/o a crear otras formas de pensar, sentir, y existir, y a descolonizar la cultura, la sociedad, la economía y las instituciones del Estado moderno. Proceso que demanda un nuevo tipo de conocimiento y, utilizando el lenguaje académico actual, unas nuevas “ciencias”.

Yuderkys: Es clave lo que apunta Nelson, nuestros Estados-nación y las instituciones que abrigan, han construido una historia oficial y han necesitado de estos mitos fundacionales para legitimarse aun en contextos muy adversos a su plena realización. Hay algo que me interesa resaltar sobre esta cuestión, se trata de la trama que ayuda a ocultar el mito: mientras el mito fundacional independentista anuncia el fin del de la empresa colonial y el inicio de una “patria” soberana, lo que se piensa como el comienzo de un tiempo de autogobierno donde el destino está en las propias manos del pueblo liberado, no hay un discurso como éste que muestre de manera más patente el éxito en la colonización mental de los pueblos colonizados. La interiorización de la mirada, los deseos y las aspiraciones del colonizador por parte del pueblo colonizado. Así, los gritos de independencia van acompañados de unos ideales y de unos discursos que no solo refuerzan la expansión del eurocentrismo y su mirada racista del mundo sino que lo naturalizan de tal forma que no es posible verlo. Me recuerda lo que Rivera Cusicanqui denuncia: la forma en que el discurso oficial oculta más que lo que muestra. Se logra convencer del compromiso con la descolonización y la construcción de un destino propio al tiempo que no hacemos otra cosa que aspirar y emular el proyecto producido por la filosofía, las ciencias políticas… el discurso de la Modernidad. Un buen ejemplo de ello han sido las posiciones y las trayectorias de las izquierdas y de los proyectos “populares” en América Latina. ¿Podríamos decir que ellos han contribuido efectivamente a los procesos de descolonización? La respuesta variará dependiendo de quién responda, pero lo indiscutible es que en la respuesta una puede encontrar un discurso y una apuesta muy contradictoria, que al tiempo que muestra un compromiso con la descolonización o las luchas antiimperialistas, muestra un profundo compromiso con las ideas de progreso y bienestar producidas por la Modernidad y que es impuesta a los colonizados.

Por último, quiero llamar la atención respecto a la manera en cómo estos discursos sobre la descolonización la mayor parte de las veces han obviado un debate y una atención al racismo epistémico como la expresión más fidedigna de la pervivencia de la razón imperial en estos mitos fundacionales, y en los programas posteriores que han surgido en diferentes momentos de la historia nacional.

Nelson: En efecto, Yuderkys, la colonización de la mente (lenguaje, ideas del yo y percepciones de otras personas o grupos, deseo, ideas de productividad y de plenitud, categorías de análisis, presuposiciones acerca de la razón y de criterios de veracidad, etc.) y el racismo epistémico son excluidos por completo cuando se piensa que la descolonización acabó, o acaba (pensando en casos como los de Puerto Rico, de donde soy, el cual nunca ha sido independiente, en los términos que se entiende usualmente), con la tal llamada independencia política (la que nunca es, en realidad, tan independiente de todas formas).  Esta colonización y este racismo epistémico son justo los que llevan a pensar que el colonialismo es distinto a la Modernidad y que, una vez se consiga la independencia, la nueva nación puede entonces olvidarse de la descolonización y enfocarse en progresar, desarrollar y modernizar. Todo esto cambia cuando se advierte que el colonialismo, en la Modernidad, deja de ser simplemente una relación política y se convierte en un sinnúmero de jerarquías ontológicas, epistemológicas y de poder (es decir, en lo que se ha intentado teorizar como colonialidad, entre otras formas) que incluye la dimensión política pero que va mucho más allá de ella, llegando inclusive a definir en gran medida quienes somos (como nos vemos, qué deseamos, etc.; la colonización de la mente y de la subjetividad). Es decir, hay colonialidad más allá de simple colonialismo, y esta colonialidad está ligada indisolublemente con la Modernidad como régimen espacio-temporal, de formación de la subjetividad, y como ideal civilizatorio. Entonces, hablar de Estado independiente dentro de la Modernidad, no hace irrelevante a la descolonización sino todo lo contrario, pues apunta a la continuidad de la colonialidad y por tanto a la relevancia de la descolonización, la que, en este contexto, puede ser también denominada como de(s)colonialidad o decolonialidad, entre otras posibles formas.

IS: Ambos concordáis en que los Estados-nación se valieron de los mitos fundacionales, a través de la historia oficial, para su fallido intento de homogeneizar la población. De forma conjunta, y como mecanismo base de lo anterior, se produce el racismo epistémico que arrasa con toda forma de producción de conocimiento que no se encuentre en los límites de la razón occidental. Esto me lleva a la pregunta, ¿es posible continuar profundizando en los procesos de descolonización bajo el sistema de Estados-nación que persiste en imponer esa ilusoria homogeneidad?

Nelson: Yo haría dos puntos iniciales con relación a esta pregunta. El primero sería matizar la idea de que el racismo epistémico “arrasa” con las formas de conocimiento que no se encuentren dentro o se ajusten a la razón occidental. Diría que el racismo epistémico intenta a veces arrasar, a veces incorporar o domesticar, a veces cambiar el significado y reducir, y a veces excluir, entre otras varias acciones posibles, las formas de conocimiento que no se ajustan a sus intereses. Es decir, la eliminación es una entre varias modalidades de la acción racista/colonizadora, y, de forma más amplia aún pero ligada a las otras dos, deshumanizadora. Otro punto importante sería reconocer que muchas veces el intento, mecanismo, y/o el proceso de eliminación no es completamente exitoso, ya sea porque no logra identificar adecuadamente la forma de llevar esto a cabo (porque, a veces, tampoco realmente entiende lo que confronta), o porque las respuestas que se dieron a tal intento complicaron la situación y no hicieron posible la eliminación. Se podría continuar matizando y complicando el punto, pero la idea principal es que colonialidad o racismo, epistémico o no, no siempre intenta o resulta en la eliminación. Esto apunta entonces a la necesidad de reconocer la presencia de lo que queda y de lo que surge dentro del contexto de la colonización.

El segundo punto está ligado al primero, particularmente a la idea de que la respuesta de las colonizadas y los colonizados puede dificultar e inclusive hacer imposible objetivos del proyecto colonizador, racista, o deshumanizador. Esto ocurrió en el sistema de centros imperiales y periferias coloniales o territorios periferializados a nivel global, y continúa ocurriendo bajo el de un sistema jerarquizado de Estados-nación. Ocurrió aún en el contexto de la plantación y la esclavitud racial y tantos otros. El punto es que debemos siempre contar con la agencia de las colonizadas y los colonizados y con la complejidad de sus prácticas y formas de pensamiento.

Relacionado a esto habría que considerar que quizás por definición la descolonización nunca ocurre en contextos que ella misma escoge. Es decir, la descolonización es respuesta a la colonización, y la colonización es siempre brutal y deshumanizante. Entonces no podemos esperar tener el contexto ideal para que ocurra la descolonización, sino más bien que la descolonización, como proyecto, incluye el reto a la colonialidad no importa las formas que esta tome o el contexto donde se confronte.

residuos de una quema de obras de arte conoció como Shackville en Cape Town (1)Esto es un punto importante que uno encuentra en el trabajo de Chela Sandoval, por ejemplo, particularmente en su formulación de conciencia oposicional. Sandoval lamenta el pesimismo de aquellas y aquellos que piensan que ya no existen las condiciones para posicionarse en contra del sistema hegemónico y recuerda que, en su larga y extremadamente difícil lucha, las colonizadas y los colonizados han construido un arsenal de tecnologías oposicionales que permiten continuar el proyecto de la descolonización. Piénsese solamente en la identificación de fracturas y contradicciones internas en las estructuras hegemónicas, o en el cimarronaje, para solo mencionar un par de entre muchas otras formas de acción de las colonizadas y los colonizados que pueden interpretarse como parte de lo que Sandoval denomina una metodología de las oprimidas y los oprimidos (“methodology of the oppressed”).

Por supuesto, no reconocer la agencia de las colonizadas y los colonizados o su legado teórico y práctico es justo uno de los resultados de ese racismo epistémico que mencionas. Lo mismo ocurre con pensar que la descolonización no es relevante hoy. El texto de Sandoval mismo debe considerarse, a mi manera de ver, como una contribución a la profundización en la tarea de descolonizar el conocimiento desde la teoría y práctica de mujeres de color (lo que Sandoval llama U.S. Third World Feminism), producido no menos que en las “entrañas del monstruo”, es decir en los Estados Unidos, uno de los países hegemónicos que sostiene el sistema de Estados-nación. Los lugares y las posibilidades de descolonización han sido y continúan siendo masivas.

Como último quisiera añadir, siguiendo a Fanon, que la descolonización no tiene garantías y esta no se lleva a cabo porque uno considere que las condiciones pueden resultar en el fin de la Modernidad, incluyendo su sistema de Estados-nación. Uno lleva a cabo la descolonización porque no es posible concebir la vida con dignidad y en comunidad si no es como lucha contra la colonialidad y como proyecto de inter-relacionalidad humana y harmonía con el ambiente más allá de la Modernidad. Entonces, como dicen en Mozambique y Sudáfrica: “a luta continua“, frase que apunta a una temporalidad de la descolonización, distinta al marco temporal de los Estados-nación, inscrito en sus mitos fundacionales y homogeneizantes–otro ejemplo más de la continuidad de la decolonialidad hoy. El reto es tomar todas estas contribuciones en serio. Ahí es justamente que veo la relevancia principal del Pensamiento decolonial y del Giro decolonial, entendidos de forma amplia, hoy.

Yuderkys: Coincido en que debemos evitar caer en narraciones que contribuyen a enterrar la agencia del pueblo oprimido y su resistencia histórica. Esta, la resistencia, siempre ha estado a pesar y en contra de la presión por parte de los Estados-nación y los intereses del gobierno de turno. Esa resistencia interrumpe en variadas y múltiples manera el relato colonial y de la Modernidad que nos reduce a pasado, a cosa superada, a apuestas vencidas que ya no corresponden al tiempo presente. Los Estados-nación en América Latina a través del sistema educativo, pero también incluso como nos recuerda Breny Mendoza: a través de la construcción de símbolos y héroes patrios que rescatarían el origen múltiple (negro, indio y español) del sujeto nacional elevando un reconocimiento del indio y el negro muerto que queda sepultado en los orígenes de la nación para ser desconocido en las luchas y las apuestas del presente nacional. Lo que me llama la atención es encontrar este tipo de operaciones en ciertas narraciones provenientes de las ciencias sociales en la Academia latinoamericana, así como, y aún más triste, en discursos provenientes de movimientos sociales: el feminismo, el de la liberación sexual, el anarquismo, en muchas de las izquierdas, e incluso que algunos de aquellos que se están nombrando como descoloniales. En estos relatos hay un doble movimiento, por un lado hay una condena al Estado racista, neocolonial, pero por otro lado hay una especie de acuerdo tácito en la efectividad de la empresa colonial y el Estado dependiente, dominado por los intereses de las élites y del capital en la destrucción de toda otra forma de vida, de pensar y estar en el mundo. En esta mirada el capital ya domina todo espacio de la vida en sociedad a nivel global, no hay más que orden capitalista y orden moderno.  Me recuerda algunos debates que he sostenido con mi amigo y colega, el filósofo Santiago Castro Gómez, y los debates que escuché cuando asistí al “Primer Congreso Internacional de Comunalidad: Luchas y estrategias comunitarias. Horizontes más allá del capital”, celebrado en Puebla en octubre del año pasado. Fue evidente allí la oposición entre quienes viniendo del marxismo ortodoxo no pueden ver las variadas y múltiples formas de resistencia de pueblos y comunidades enteras que racializadas, etnizadas, olvidadas, han quedado por siglos en los márgenes del Estado-nación y de su deseo de emular el orden de la vida y el camino del “progreso” propuesto por la Modernidad y el capital. Estas variadas formas de resistencia y agenciamiento se han puesto en práctica en una diversidad de experiencias de memoria, de preservación de creencias, espiritualidad y de formas de alimentar el lazo comunal y una organización basada en el convencimiento de la interrelación de la vida. Como nos recuerda Gladys Tzul, por fuera de las formas de organización impuestas por el modo estatal, su ideal de democracia representativa e instituciones ejecutoras, los pueblos y comunidades indígenas, por ejemplo, han desarrollado sus propios dispositivos de gobierno, sus propias formas de deliberación, toma de decisiones y organización de la vida colectiva. Estas formas otras de organización de la vida común, estas formas de vivir aún como parte de la “realidad realmente existente” atentan sin lugar a dudas contra el deseo de uniformidad e imposición del modelo occidental de gobierno como aquel que sería él único realmente válido y promisorio. Atenta contra la mirada sesgada y pesimista de que ya nada hay por fuera del modelo centrado en el Estado y la democracia moderna, con su separación del mundo privado y público y sus consecuencias en términos de responsabilidad en las esferas de la reproducción; con su idea de naturaleza-cultura que implica el dominio y la explotación de la primera a beneficio de lo humano; con su institución del matrimonio heterosexual (u homosexual que hoy ya es lo mismo) monogámico; con la producción jerarquizada de una subjetividad dicotómica masculina-femenina; con su apuesta en un desarrollo máximo de la técnica y el desarrollo tecnológico; con el abandono de la relación directa con la tierra, con el territorio, la autosostenibilidad y producción de alimentos; con los procesos de urbanización, construcción de grandes infraestructuras, mega ciudades donde se aglomeran gran cantidad de la población y en donde el valor monetario finalmente termina de intervenir en todo tipo de intercambio. Aunque nos parezca mentira, este modelo no se ha terminado de completar y aún hoy en muchos territorios hay otros modos de organización basados en otras genealogías y formas de experimentar la vida en relación. Es lo que autorxs como Arturo Escobar, Marisol de la Cadena y Mario Blaser, nombran como ontologías relacionales.11059624_940687725974818_2244232637343359092_n (1)

No sé si habría una “racionalidad” en estas otras formas de organización de la vida comunitaria en el sentido de pensarse y enunciarse a sí mismas como opositoras o antagonistas al sistema mundo-colonial moderno pero efectivamente constituyen una afrenta a su intento de constituirse como “El modelo” y devenir de la humanidad. Terminan, búsquenlo o no, siendo programas oposicionales, metodologías de resistencia a la opresión, como diría Sandoval. En un momento crítico como al que asistimos, de procesos de destrucción masiva y acelerada de estos estilo de vida y formas de estar-ser en el mundo -cuando la minería a cielo abierto, la militarización de la sociedad, la expulsión y desterritorialización forzada, los procesos amplios de descampesinización y urbanización de sociedades hasta hace pocos años fundamentalmente agrícolas, como China, o, más cercano, Colombia, cuando la pedagogía de la violencia y el terror produce una guerra interna contra los cuerpos de mujeres y varones racializados y empobrecidos, y las comunidades y territorios durante décadas olvidados están hoy en la mira del gran capital gracias a las “riquezas naturales” sobre la que se asientan produciendo procesos de fractura acelerada de formas preservadas de vínculo comunal respetuoso de la interconexión de la vida, se hace entonces necesario más que nunca, un programa de recuperación de esa memoria histórica de oposición, de autonomía, de resistencia activa. Porque lo que sí es un peligro que nos acecha es el intento de borrarla, de desconocerla, de hacer como si no hubiera existido y fueran solo pasado deseado o aborrecido. Nuestros proyectos políticos tienen que acogerse a esa mirada relacional, esa perspectiva no fragmentada de la opresión/dominación, y sus vínculos con las propuestas de futuro, con nuestros horizontes de felicidad y deseo que acompañan nuestras estrategias y que prescribimos a través de nuestras prácticas y miradas de mundo. “Nosotras morimos para que ustedes puedan tener sus smartphones“, nos recuerda Caddy Adzuba, activista africana. En nuestros proyectos políticos no puede estar ausente una reflexión y un debate urgente sobre cómo queremos el mundo, que modelos de organización y gobierno de la vida comunal han de ser posibles para garantizar la vida del planeta, cuáles son las consecuencias del modo de vida basado en el consumo y en el desarrollo tecnológico en el que vivimos cada vez más personas en el mundo y que proponemos como aspiración al resto. Para ello es necesario partir por reconocer el lugar que han tenido estos programas otros de la Modernidad en preservar aquello que nos hemos empeñado en destruir; es necesario volver a mirar allí donde hemos dejado de mirar y estar dispuestxs a (des)aprender. Se necesita mucha humildad, se necesita sabernos ignorantes, se necesita de un afán de construcción de memoria, afán por develar y recuperar una memoria histórica de resistencia, de lucha y oposición anticolonial, que en sí mismas fueron apuestas de vida en sociedad más allá del capital, más allá de la colonialidad.

Sobre tu pregunta, te diría que el Estado-nación hace ya mucho tiempo que ha estado ahí, él ha representado desde su surgimiento la prueba fehaciente del triunfo a gran escala de la gesta colonizadora, la incorporación de la mirada y el orden propuesto por el colonizador en grupos de la población local en los territorios colonizados que se sometieron a las directrices del nuevo orden y el nuevo tiempo instaurado a partir del hecho colonial. Esta aceptación de las reglas del juego del colonizador permitió el surgimiento y el desarrollo de una élite local que rige los destinos del proyecto nacional dando continuidad al modelo civilizatorio impuesto por los colonizadores. Estos grupos representantes y cuidadores de la continuidad del proyecto moderno, racista, patriarcalista, capitalista… son clave para entender el colonialismo interno. Sin embargo, y a pesar de ello, los Estados en América Latina gracias a su debilidad y desvarío, no han podido completar su objetivo y a veces han resultado un problema menor que aquel que nos representa el proyecto de una sociedad global regida por el libre mercado con sus instituciones y mecanismos transnacionales. Piensen en los “mecanismos de ayuda al desarrollo”, la banca mundial, las Naciones Unidas, las ONGs locales, los intereses transnacionales que pretenden controlar la producción de alimentos, de medicamentos y enfermedades, patentar bienes de la humanidad. Las más de las veces el Estado está en manos de élites dominantes que trabajan conjuntamente con estos estamentos, y a veces, de tanto en tanto hay propuestas que han llegado al Estado y que intenta desafiarlos, en sus propios términos estamos de acuerdo, pero al fin y al cabo terminan siendo un desafío. Lo cierto es que aún y a pesar que sabemos que los Estados-nación con sus proyectos de democracia global al fin y aún en el mejor de los casos representan la cara más cercana de la colonialidad, tampoco podemos darnos el lujo de pretender ignorarlos o prescindir de ellos. La experiencia histórica nos demuestra que ante su ausencia quedamos totalmente en manos del capital, sin mediación y sin mecanismos de protección alguna. Ejemplos como el golpe en Honduras, la muerte de Chávez en Venezuela y el proceso paulatino de descalabro del proyecto que intentó impulsar, el retorno a gobiernos de ultraderecha como el macrismo en la Argentina, el golpe de Estado a Dilma en Brasil, lo que se viene luego de Evo Morales en Bolivia… nos alertan en la necesidad de preservar el mal menor que nos permita un marco base de garantía de derecho sobre el cual seguir apostando proyectos de justicia y buena vida que atenten contra esos marcos y el orden desde donde han sido concebidos. Y digo todo esto al tiempo que mantengo el optimismo: pienso por ejemplo que de este momento que se está cociendo y que devendrá seguramente en una etapa funesta mucho más opresiva para los sectores más empobrecidos y desprotegidos en nuestros países, podría devenir  una etapa de renovación y rearticulación de los movimientos sociales y las luchas anti y descoloniales…y es que uno de los problemas que seguimos enfrentando en las formas de gobiernos populistas, como lo que hemos tenido en la última década en varios países de América Latina, es que producen un debilitamiento en los movimientos sociales, una dependencia al Estado y una política estadocentrista, que diluye toda forma de radicalidad, que suspende la crítica bajo la lógica del “enemigo común” y del si no estás con nosotros eres parte de “las fuerzas enemigas que nos acechan”. Eso significa en poco tiempo la criminalización de la protesta y por tanto la negación y el olvido de aquellos proyectos de vida de poblaciones enteras que siguen siendo aniquilados en nombre de la “nación”. Es al fin la paradoja de la política que nos habita.

IS: Voy a recuperar un trecho de Yuderkys para comenzar la siguiente pregunta. “Se necesita mucha humildad, se necesita sabernos ignorantes”. La Modernidad se encargó de establecer lo universal como categoría, situando las dicotomías racional-irracional, superior-inferior o moderno-tradicional siempre desde una perspectiva hegemónica occidental donde ella se considera como lo válido y el resto como no válido. Sin embargo, al considerarnos como ignorantes nos reconocemos como ausentes de conocimiento sobre el otro, lo que sería un primer paso para reconocer la diferencia desde la igualdad. No obstante, los sistemas educativos, de forma general, insisten en mostrar la realidad como única, convirtiendo a la mayoría de las personas en periferia. ¿Qué propuestas educativas aporta la perspectiva decolonial para traer “la humildad y la ignorancia” a los estudiantes? ¿La estructura educativa pensada a partir de un currículo nacional es coherente con la mirada decolonial?

Yuderkys: A ver si me explico. Cuando hablo de la necesidad de practicar la humildad y la conciencia de la ignorancia estoy hablando desde el punto de vista de una intelectual de origen subalterno, en compromiso con los saberes otros de la Modernidad, pero que ocupa un lugar de frontera entre quienes tienen la legitimidad en la producción de saber y quienes no lo tienen. Con relación a ese primer grupo yo soy apenas la negra molestosa que de tanto gritar y arriesgarse incluso a la humillación, ha logrado cierto nivel de atención, debo ser algo así como una rara pieza de colección que logra entrar a duras penas a determinados circuitos de escucha en donde al parecer he logrado cierto nivel de audibilidad. Con relación al segundo grupo, soy definitivamente una privilegiada. En estos momentos podría decir que gozo de ese privilegio de lograr ser invitada a lugares generalmente reservados a una pequeña elite blanco-mestiza burguesa que es la que habita regular y, al parecer, naturalmente estos espacios; soy alguien que a pesar de toda la experiencia de marginación ha logrado superar el enmudecimiento al que somos condenadas la gente de donde procedo. Cuando hablo de la necesidad de una práctica de la ignorancia y de la humildad, estoy hablando desde el lado blanco (de poder) de esa división. Efectivamente estoy convencida que la primera gran tarea a la que se debe “el/la intelectual comprometidx” que pulula en el mercado de oferta y consumo del conocimiento, es la de someterse al silencio. No un silencio como desinterés o como indiferencia, sino como muestra de su compromiso con la subalterna.  El/la intelectual comprometidx, ese generalmente blancx, blancx-mestizx de origen burgués/clase media debería ejercitar más la escucha y menos el hablar por. Debería practicar el ceder la palabra y abandonar algo de su protagonismo del micrófono y de la tinta. Dejar el palco vacío, habitar de vez en cuando el silencio de palabra, como gesto que acompañe los esfuerzos de la gente oprimida, subalternizada, racializada…, por encontrar y ensayar su propia voz. Esa voz que sí, sabemos, no es paradigma de originalidad o de transparencia alguna (¿Acaso alguna voz lo es? ¿La nuestra lo es?) pero, una voz al fin. Entonces cuando digo que hay que practicar la humildad lo digo para el grupo de quienes de manera prepotentes han creído tener la verdad en las manos, de quienes se han creído en la posibilidad de salvar o iluminar a aquellxs que nada saben o son pura reproducción de doble conciencia. A la manera de Ranciere y su maestro ignorante, pero más allá de él quien desde su experiencia histórica solo piensa en una relación maestro-alumno donde las marcas geopolíticas, de clase, raza y género desaparecen. En ese sentido, no creo que a la y el subalterno se le pueda pedir esto, por el contrario, la tarea educativa sería apoyarles en su esfuerzo por (re)construirse o producirse como seres de conocimiento y de saber válido. Y sí, claro que la descolonialidad sabe, reconoce y apuesta en este sentido. Desde mi experiencia concreta con mis colegas y cómplices del Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista (GLEFAS), concebimos la formación política como  un aspecto fundamental. Desde el inicio supimos y apostamos por la formación como forma de dar a conocer los esfuerzos de teorización y construcción de pensamiento feminista subalterno en América Latina. Apostamos por la lectura de textos producidos por autoras indígenas, afrodescendientes, campesinas, populares o en todo caso en franco compromiso con la descolonización del feminismo. Apostamos por una formación fuera de la universidad pero no por ello menos rigurosa o de baja calidad, una formación centrada en divulgar aquellas voces silenciadas por las reglas de circulación del conocimiento, al mismo tiempo que pensar y tratar a cada alumna/o como autor/a…como alguien capaz de pensar y complejizar su pensamiento y su capacidad de crítica. Con el tiempo esto coadyuvó a posicionar el feminismo decolonial en América Latina. Muchas de las activistas y voces que hoy presionan y hacen lo que hay que hacer para posicionar el feminismo decolonial o para habilitar algunas de sus preguntas en la Academia o fuera de ella, han pasado por nuestra propuesta formativa o se han nutrido de ella. Esta red de interés, este campo de conciencia cada vez más amplio está dispuesto a pedir la muerte de la voz grandilocuente, estamos haciendo la tarea de “localizar” los conocimientos producidos por campos teóricos como el feminista o del género y la sexualidad. Están/mos interviniendo en los espacios académicos para exigir algo de silencio al ruido que ya termina siendo esa voz que no para de hablar, que llena todo el espacio de la escucha impidiendo escuchar la voz pequeña en el pasillo, o que llega desde la calle. Esa voz de alcantarilla, como la he llamado. La práctica de la conciencia de la ignorancia y de la humildad, no la podremos enseñar en el aula como un programa general porque hoy día a ella llegan generalmente sujetos de muy disímiles orígenes -y que la gran Oxum me libre de reforzar a una estudiante de origen maya, guaraní, del Chocó o de Mata´e los indios a que calle su voz. Sin embargo, creo que será de la práctica concreta de la exigencia que vendrá del negro y la negra, del/la indígena envalentonada que la/el intelectual, comprometidx o no, aprenderá a callarse, a admitir su ignorancia… un poco…aunque sea un poco.

Nelson: Tanto la dimensión de la humildad como la del reconocimiento de la ignorancia apuntan a un asunto central que típicamente es dejado de lado, o no reconocido como relevante en la tarea del aprendizaje y sobre todo en la producción de conocimiento y de la investigación. Se trata del tema de la actitud. Las disciplinas académicas modernas tienden a definirse tanto por el objeto que estudian como por el método, y si no tienen un método específico se lo intentan inventar. A mi forma de ver, la perspectiva decolonial no solo cuestiona la idea del método como garantizador de verdad y revela la importancia de la actitud en la producción de conocimiento, sino que también resalta la importancia de lo que podría llamarse una actitud decolonial. Es decir, que la descolonización es una práctica, al igual que una forma de sentir y de conocer, y también un tipo de actitud que define la postura del sujeto cognoscente frente al mundo y otros sujetos cognocentes.

En conversación con el trabajo de Frantz Fanon y de Chela Sandoval he estado teorizando a la actitud decolonial como una actitud de amor en el mundo colonial, o de lo que Sandoval denomina “amor decolonial.” El amor decolonial es expresión de nuestro deseo por otrx ser humano en un espacio donde cuerpos, conocimientos, y experiencias son segregadas y segregados. Veo al amor decolonial como forma de conexión y de inter-relación, como raíz del interés por la búsqueda de la comunicación y la conexión erótica con unx otrx. Este amor es peligroso en la Modernidad/colonialidad, pues intenta cruzar fronteras establecidas y crear nuevas formas de ser, poder, y conocer.

El amor decolonial envuelve a la actitud de reconocer nuestros límites ante lo que no conocemos pero también de mostrar nuestra rabia ante todo aquello que fomente todo tipo de separación deshumanizadora.  El amor decolonial lleva al deseo de formar comunidad de insurgentes en contra de la colonialidad, y juega un rol crucial en el encuentro intra- e inter-cultural entre grupos subalternos mismos. Sin este tipo de amor, el yo que traumatiza o el yo traumatizado de la Modernidad/colonialidad puede hacer llevar aún a la crítica a la colonialidad a un tipo de hibris que impide la formación de comunidad contra la colonialidad en vías de crear un mundo donde muchos mundos puedan relacionarse entre sí y donde creen nuevos mundos.

La perspectiva decolonial contribuye a la formación de estudiantes con la introducción de contenidos ignorados o deslegitimados por la Modernidad, con el estudio crítico de los mecanismos que operan en esta deslegitimización (sexismo, racismo, y tantos otros “ismos”), y con la promoción de una actitud que intenta establecer relación con otrxs seres humanos más allá de las murallas que la Modernidad ha creado entre nosotrxs mismxs. Para esto la perspectiva decolonial identifica y avala al pensamiento fronterizo que establece relaciones entre dos o más mundos lingüísticos, y a la transdisciplinariedad decolonial que establece lazos entre el conocimiento académico, el conocimiento producido en el activismo, y las formas de conocer y ser que aparecen en el arte, entre muchas otras formas. Este esfuerzo rebasa los límites del Estado-nación y sus coordenadas espacio-temporales, y muchas veces ocurre, tal y como Yuderkys menciona, fuera de la Academia y de las aulas formales de clase. Lo que obviamente no quiere decir que no se den intentos interesantes dentro de la universidad, sobre todo en espacios que pueden considerarse fronterizos. Déjame comentar un momento sobre uno de estos espacios.

He tenido lo que considero la ventaja de haber desempeñado la mayor parte de mi carrera académica en unidades que fueron creadas para fortalecer el pensamiento de la descolonización. Cierto, esto es una excepción en los espacios universitarios, pero vale la pena darle su visibilidad y reconocimiento. Me refiero a lo que en los Estados Unidos se conoce como los espacios de Estudios Étnicos, incluyendo a los estudios afro-americanos y de la diáspora africana, los estudios indígenas, los estudios asiático-americanos y de la diáspora asiática, los estudios desde y sobre “latinxs” en los EEUU, etc. Estos espacios surgieron y se desarrollaron como parte de una revolución social y epistémica alimentada por la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, por la lucha por la descolonización en distintas partes del llamado “Tercer Mundo,” y por la lucha de mujeres “de color” contra el machismo nacionalista y el feminismo blanco.

En la Universidad de California en Berkeley, donde enseñe e investigué por siete años, fue una huelga estudiantil dirigida por una coalición de grupos de estudiantes “de color” que llevó a la formación de estos espacios. El nombre de la coalición de estudiantes era el “Frente para la Liberación del Tercer Mundo” (Third World Liberation Front), y buscaban la creación de una Escuela del Tercer Mundo (Third World College) dentro de la universidad. El propósito de la Escuela y de sus unidades era la de contribuir al empoderamiento de los grupos subalternos y a la descolonización de los Estados Unidos y del mundo. También la Escuela se planteaba como espacio fronterizo entre el resto de la universidad y las comunidades subalternas de donde se intentaría reclutar a muchos de sus estudiantes.

Fue en el Departamento de Estudios Étnicos donde en el 2005 se llevó a cabo la conferencia donde surgió el concepto de Giro decolonial, la que trajo a pensadorxs latinoamericanxs, latinxs, caribeñxs, y afro-americanxs para continuar explorando las conexiones que existían entre estas formaciones y pensar en otras formas del Giro decolonial a nivel global. Eso fue en el 2005. Luego, en el 2007 o 2008 formamos un grupo de Feminismo decolonial que, con la dirección de María Lugones desde Binghamton, donde había otro colectivo, establecimos contacto con otros grupos en Bolivia y México. No todxs lxs envueltxs trabajábamos en la Academia.

Doy esto como ejemplos del tipo de conversaciones y proyectos de producción de conocimiento que buscaban y buscan desconectarse de la colonialidad del poder, del ser, y del conocimiento plasmada en la universidad, aún dentro de la misma universidad, y de promover conexiones diversas entre grupos subalternos y formas subalternas de conocer. La universidad para nada es la única, y estos ejercicios no han de llegar muy lejos si no se conectan con esfuerzos parecidos fuera de la universidad. Puedo dar ejemplo de otros proyectos que destacan más esa dimensión. Pero lo que quisiera enfatizar es que para hacer esto se necesita renunciar a los criterios profesionales y de excelencia moderno/colonial de las universidades junto a su actitud moderna/colonial y liberal ante el mundo social actual. Por esto que sea tan difícil avanzar la práctica y el Pensamiento decolonial dentro de estas instituciones. Por esto también que la perspectiva decolonial a veces le pueda resultar tan antipática a aquellxs que todavía son leales a disciplinas, métodos particulares, o al ethos de las “artes liberales” y de las ciencias humanas supuestamente radicales. La perspectiva decolonial llama atención a la importancia de una actitud decolonial como actitud amorosa que le da orientación a la indignación, que promueve el respeto de sí y la insurgencia rebelde, y que incrementa el deseo de entablar relación y crear comunidad con otrxs. Puede estar en la universidad y en las aulas, pero nunca meramente dentro de ellas, lo que es otro ejemplo del tipo de actitud que promueve la perspectiva decolonial.

cartel-conversatorio-GLEFAS2 (1)Yuderkys: Creo que Nelson pone un tema que es necesario abordar en nuestras conversaciones sobre la praxis descolonial. Al llamado Giro descolonial muchas veces se lo ha intentado desacreditar porque sus varios de su impulsores e impulsoras iniciales y que terminaron convirtiéndose en las voces referentes más importantes, están ubicados en la Universidad, son académicxs de profesión y algunxs de ellxs están en Universidades Norteamericanas. Fue interesante ver cómo académicxs de América Latina, que por varias de las razones que menciona Nelson se sintieron en peligro, desarrollaron una especie de desconfianza y animadversión hacia este programa de crítica, oponiéndose muy tempranamente a esta teorización bajo el argumento de que se trataba de una teoría importada y no más que otra nueva moda del momento. Lo que me llamó poderosamente la atención fue ver a académicxs cercanxs y conocidxs cuyos programas de estudios son un ejemplo de la dependencia académica en nuestras universidades usando semejante argumento para justificar su resistencia a un programa que aun dentro de la universidad estaba llamando la atención respecto del problema de la colonialidad del saber y la necesidad de una autonomía epistémica. Mucha gente piensa que yo estoy en la universidad, a veces esto en espacios activista es incluso usado para intentar desacreditarme -vale decir que esto proviene de activistas universitarias o que frecuentemente citan y siguen con devoción académicas blancas, más o menos comprometidas, y, últimamente, a veces, también de color pero que están validadas por ser de Europa o los EEUU-. Más allá de intentar explicar este tipo de recelo hacia quienes nos hemos dedicado a producir teoría aquí y al lado, la cuestión es que no, yo no estoy en la Academia, no tengo un puesto universitario y nunca lo he tenido. Soy parte de un movimiento que se ha empeñado durante años en mostrar que era posible producir pensamiento propio desde fuera de la universidad, aposté también a una práctica que para las feministas siempre nos fue afín como lo es el aprendizaje autodidacta, autodirigido. Para muchas de nosotras, poder llegar a leer voces que no han sido parte de la teoría mainstream, ha significado una práctica de aprendizaje y búsqueda autónoma de conocimiento. Así pudimos llegar a autoras feministas negras, indígenas y de color, tanto en América Latina como en otras regiones del mundo, a las que nunca hubiéramos llegado de otro modo, ya que en los programas universitarios no han figurado como voces de saber sino hasta muy recientemente y, vale decir, gracias a nuestras producciones y la tarea de promoción de sus obras que hemos llevado adelante. Sin embargo, desde mi propia experiencia, a veces, debo decir, bastante crítica y pesimista sobre las posibilidades y los límites de las instituciones, puedo ver que han ocurrido lentamente algunos pequeños cambios en las universidades. Esto es gracias al esfuerzo realizado por docentes comprometidxs con el programa decolonial que han logrado habilitar algunos pequeños espacios de escucha de nuestras voces y de otras voces generalmente silenciadas o negadas por la Academia, y también gracias a una presión desde abajo. Un ejemplo cercano es lo que una activista, pensadora y docente como mi compañera de ruta, la feministas afrocaribeña, Ochy Curiel, logró hacer en la Escuela de Estudios de Género en la Universidad Nacional de Colombia. Junto a Mara Viveros, afrocolombiana, lograron hacer cambios importantes en los programas de estudios introduciendo voces otras del feminismo, que generalmente no caben en la Academia. Esto se multiplica en otras universidades e instituto conocidos. Pienso en María Teresa Garzón en el Posgrado de Estudios Feministas e Intervención Social del CESMECA, en Chiapas. Pienso en Karina Ochoa en la Escuela de Sociología en la UAM; Breny Mendoza en el Departamento de Estudios de Género en la Universidad de Los Ángeles; Encarnación Gutiérrez en la Universidad de Giessen, Alemania; Tjasa Kancler en la Universidad de Barcelona, Marina Grzinic en la Academia de Artes de Viena … la lista se hace cada vez más larga. Hoy vemos un renovado interés por lo que estamos diciendo en algunos espacios académicos. Y eso es bueno, no porque crea que debamos abandonar la lucha porque se reconozcan otros modelos y prácticas de producción de pensamiento que han quedado silenciados o desautorizados, sino porque también es importante incidir allí en donde se están formando muchxs de nuestrxs jóvenes. La universidad se ha convertido en una etapa obligatoria en nuestras vidas globalizadas, a ella acude una población muy variada proveniente de los más disímiles orígenes. Hoy están llegando a ella cada vez más población negra afrodescendiente e indígena, y migrantes racializados en países del llamado “Primer Mundo”. Es importante que estas generaciones encuentren allí al menos algunos nichos que les ofrezcan otras cosas, otras ideas que cuestionen el eurocentrismo de la universidad y propongan espacios cada vez más amplios de pluriversidad. En los últimos años a varias de nosotras, feministas descoloniales, nos invitan frecuentemente a estos espacios académicos en América Latina pero también en Europa y los EEUU. Es gratificante ver cómo a ellos llegan lxs estudiantes racializadxs, migrantes de los países del llamado “Tercer Mundo”, o de zonas muy apartadas de las grandes ciudades. Llegan y te dicen cosas como: “por fin siento que el feminismo tiene algo para decirme”. Me lo han dicho así, textualmente y de diferentes maneras luego de terminada la conferencia o la clase a la que me han invitado. Es alentador escuchar y ver este tipo de reacciones que cada vez se hacen más frecuentes. Lxs estudiantes presionan para que incluyan voces latinoamericanas, caribeñas o africanas en la bibliografía. Presionan para que nos inviten a quienes estamos siendo parte de esta revolución epistémica. Lo decolonial definitivamente tiene mucho que aportar a los espacios de enseñanza, formales y no formales. Varias de nosotras estamos interesadas, por ejemplo, en pensar metodologías de educación popular decolonial. Con María Lugones, Karina Ochoa y Diana Gómez tuvimos una conversación al respecto en donde pensamos cómo sería eso de una metodología de educación popular desde el feminismo decolonial. Salió publicado en el primer volumen de Pedagogías decoloniales que editó Katherine Walsh hace dos años. Allí planteamos una serie de desafíos a la manera en cómo el feminismo ha venido haciendo educación popular. Es interesante seguir avanzando en este tipo de apuestas.

Nelson: Vale la pena abundar en esta área porque resalta la importancia de los movimientos por descolonizar la universidad, los que han estado en aumento recientemente. Al momento se están dando de forma muy fuerte en Sudáfrica, donde estudiantes luchan por una educación libre de costo y descolonizada. Esto lo pude ver muy de cerca durante mi estadía en Sudáfrica en los primeros meses de este año, donde tuve la oportunidad de participar en eventos y actividades con estudiantes activistas. De Sudáfrica, el movimiento “Rhodes Must Fall” pasó a la Universidad de Oxford en Inglaterra. También en la Universidad de Warwick se lucha contra el currículo blanco y en Holanda se creó el movimiento por la “Universidad de Color.” La lista sigue.

Todo esto tiene mucho que ver con el aumento de estudiantes “de color” en universidades metropolitanas o nacionales históricamente dominadas por un estudiantado blanco o criollo y mestizo. En la medida en que la segregación formal de los espacios educativos ocurre y que nuevos cuerpos entran en el ámbito universitario, las posibilidades de las demandas por la descolonización de la universidad aumentan. Esos cuerpos que entran también tienen mentes, lo que explica por qué a la desegregación de cuerpos en el espacio universitario típicamente le sigue la demanda por la descolonización del conocimiento, lo que lleva a nuevos intentos de segregación. El neoliberalismo racial y el racismo de Estado de antemano están bien dispuestos a, y en realidad nunca paran de continuar la segregación de cuerpos y a controlar el acceso de ciertas poblaciones a las instituciones del capital y del Estado. La privatización y el aumento de los costos de la educación son mecanismos neo-segregacionistas en la universidad. Esto naturalmente lleva a que los movimientos por la descolonización de la universidad hoy tiendan también a luchar por una universidad libre de costos y por una sociedad que no tolere ni el liberalismo que reduce los problemas creados por la colonialidad a temas de diversidad e inclusión, ni el neoliberalismo que impone la privatización de los bienes colectivos y la austeridad fiscal que opera en beneficio de la continua acumulación de la riqueza en manos de unos pocos.Policia y seguridad privada es diferente de un espacio seguro (1)

En Sudáfrica, por ejemplo, el movimiento estudiantil negro actual comenzó cuestionando los símbolos de la autoridad académica y política liberal en un contexto de alta segregación económica, social, y epistémica que se atreve denominarse como democracia (en “Rhodes Must Fall”), y rápidamente se volcó también a montar una oposición masiva al incremento de los costos de matrícula (en “Fees Must Fall”). De ahí que, en oposición conjunta al liberalismo y al neoliberalismo, estos movimientos llamen a una educación “libre de costos y descolonizada.”  El llamado por la descolonización, lejos de ser un anacronismo, revela las distintas formas en que las políticas hegemónicas liberales y neoliberales continúan produciendo un orden de carácter segregacionista y colonial. La juventud negra ha hecho una contribución sustancial a la conciencia política del país mientras la universidad ha mostrado ser un campo de lucha donde distintos modelos de orden social, económico, y epistémico entran en pugna.

Estos movimientos, y tantos otros esfuerzos paralelos de mayor o menor intensidad, crean grietas en la universidad hegemónica –y esto es sin todavía hablar aquí del significado de universidades indígenas y de tantos otros proyectos no-hegemónicos. Estas grietas conectan instituciones y proyectos en el llamado Norte con otras en el llamado Sur global y viceversa. Pero ni las grietas, ni las conexiones, le resultan obvias o de mucho interés a la mayoría de lxs profesores universitarios, críticxs o no, dentro del sistema educativo hegemónico, cuyas concepciones sobre el conocimiento y coordenadas espacio-temporales están marcadas por la colonialidad. Por eso ven una relación simple entre Norte y Sur, sin ver los sures del Norte, los nortes del Sur global, u otros tantos espacios y tiempos que desafían los ejes espacio-temporales hegemónicos. Por esto, a veces ocurre que profesorxs del norte critican a los movimientos estudiantiles por estar aparentemente importando temas del Sur, y los del Sur acusan a los movimientos por importar teorías del Norte, sin querer darse cuenta de que muchas de esas teorías o ya existían en el Sur o se crearon en espacios fronterizos entre distintos sures, más allá de la división Norte/Sur. En esa ignorancia o atrevimiento delatan su compromiso con el orden colonial de las cosas, más allá de toda su retórica crítica. Estamos en un contexto donde el liberalismo de lxs profesorxs se concibe como radical frente al neoliberalismo creciente de las burocracias administrativas universitarias, mientras ambos son cuestionados y confrontados por discursos y prácticas decoloniales empuñados principalmente por sectores del estudiantado y de aliadxs en y más allá de la universidad.

Estos y otros movimientos por la descolonización crean nuevos espacios y tiempos. Estos también, cuando ocurren en la universidad, toman el lugar de las aulas como espacios donde se comparte el conocimiento. Los movimientos generan nuevas ideas, nuevas prácticas y estrategias, nuevas actitudes y nuevas formas de ser. Todo esto implica que la lucha por la descolonización del conocimiento en la universidad también pasa por la descolonización, no sólo del conocimiento y del poder–en la alianza entre estudiantes y trabajadores, por ejemplo–, sino también del ser–en cuanto se crean nuevas subjetividades y nuevas formas de vivir el espacio y el tiempo. Entonces, el reto mayor no consiste solo en descolonizar el conocimiento como si fuera un tema o una práctica aislada, sino de vincularla y adelantarla en relación a otras formas de descolonización.

Todo esto tiene que ver directamente con la pregunta inicial sobre la humildad epistémica, pues solo con esta humildad lxs profesorxs podrán concebir a los movimientos estudiantiles por la descolonización de la universidad como espacios donde se está dando el tipo de instrucción y formación con el que algunxs dicen estar comprometidxs. Entonces no es solo cuestión de cambiar las dinámicas pedagógicas dentro del aula y de añadir contenidos nuevos, sino de que tanto profesorxs como alumnxs salgan de las aulas y entren en contacto con los movimientos por la descolonización. No hay excusa ninguna cuando esos movimientos están ocurriendo o debieran de ocurrir en esas mismas instituciones.

IS: Para finalizar, me gustaría profundizar sobre lo decolonial a nivel orgánico. Tengo el conocimiento de que existe cada vez una mayor y más articulada organización al interior de movimientos de género y raza con una perspectiva decolonial. Sin embargo, a veces siento la falta de que, al mismo tiempo en que se realizan las luchas concretas de cada grupo, se establezca una organicidad de solidaridad donde a través del problema común, la colonialidad, se luche conjuntamente por las opresiones concretas. Puede que mi visión esté equivocada, y no pretendo que juguéis a ser futurólogos, pero ¿Qué visión y perspectivas tenéis sobre la organicidad más amplia dentro de los movimientos decoloniales?

Nelson: Esto es un tema muy importante al igual que muy complicado porque, en primer lugar,  no se puede generalizar demasiado sobre luchas concretas. Para empezar, los movimientos sociales son múltiples y cada uno de ellos tiende a ser altamente heterogéneo. También tienden a distinguir entre principios, tácticas, y estrategias y pocas veces uno puede esperar un consenso absoluto en la forma de entender cada una de estas en cada movimiento. Además, a veces lo que para la mayoría dentro del movimiento es táctica puede entenderse como principio o estrategia desde afuera, etc. llevando a juicios y conclusiones inadecuadas. Los movimientos sociales, particularmente los contra-hegemónicos, son una realidad viva sumamente compleja, lo que hace difícil hablar de luchas concretas como un todo. A lo sumo uno puede hacer aseveraciones tentativas y abiertas.

En segundo lugar, creo que la perspectiva decolonial, mientras lleva siglos elaborándose a la vez es muy temprana, en el sentido que todavía está en el proceso de tomarse en serio de forma más generalizada y que tiene muchos desafíos por delante. Estos desafíos incluyen continuar la exploración de la colonialidad en distintos órdenes de la existencia humana (lengua, instituciones, epistemologías, relación con la “naturaleza,” etc.) al igual que la forma en que la Modernidad reajustó y reajusta, inventó e inventa, y combinó y combina formas de explotación, dominación, y deshumanización. También hay que tener en cuenta las múltiples experiencias, formas de vida, lenguajes, y culturas desde donde se piensa con una perspectiva decolonial. Y tampoco hay que olvidar que la perspectiva decolonial en principio es una perspectiva abierta, lo que quiere decir que sus tareas nunca encontrarán fin en tanto y en cuanto se dedica no solo a intentar superar a la Modernidad/colonialidad sino también a evitar que elementos de la misma retornen. Entonces nunca habrá una perspectiva decolonial completa del todo o perfecta, y de ser así, siempre es posible que detalles en la perspectiva puedan ser parte de la causa por la cual, a nivel de la vida compleja de movimientos sociales, estos sean incapaces en momentos dados de formar conexiones cuando estás son posibles. Para esto hay que continuar elaborando y refinando la perspectiva continuamente e hilándola con la práctica de los movimientos. Mientras no logremos entender el significado de raza y género y las formas en que se relacionan, por ejemplo, la teoría puede contribuir a separaciones que disminuyen la posibilidad de coaliciones profundas entre movimientos.

En tercer lugar, mientras a veces la perspectiva teórica está más avanzada en ciertos puntos que una práctica, por lo que entonces puede ayudar a radicalizar una práctica, a veces es todo lo contrario: la práctica tiene dimensiones más ricas y complejas que las que provee la teoría. Entonces los movimientos sociales (e intelectuales así como los artísticos, por ejemplo) pueden recurrir a esas otras prácticas, y no solo a la teoría (o a la producción artística, para citar otro ejemplo), como fuentes para crear dinámicas de inter-relación y coalición con distintos otros movimientos.

Creo que hay que tener estos tres puntos muy claros al hablar del tema que propones. Habiendo hecho esas precisiones, me gustaría hacer otros tres puntos respondiendo más específicamente a tu pregunta. En primer lugar, es parte del legado de la Modernidad que tendemos todavía a utilizar los conceptos dominantes para entender nuestras causas. A veces, problemas graves que he visto en movimientos que luchan contra la dominación de raza o de género es que se quedan estancados en definiciones liberales (o a veces marxistas tradicionales) de lo que significa un concepto o el otro, aun cuando puedan estar utilizando cierta terminología del Giro decolonial. Esto lleva a que se fomente la desconexión en vez de nuevas formaciones de comunidad y de actividad de coalición. Aún el mismo concepto de interseccionalidad lo he visto usado, no tanto para poder construir conexiones, sino para, ya sea disimular prácticas no-interseccionales con una retórica interseccional, o para montar sobre el mismo cierto tipo de políticas de identidad basadas en una visión fragmentaria de la opresión, lo que no hace sino más que crear más fragmentación.  En esto se tiende a ignorar tanto, el significado particular de la interseccionalidad dentro del derecho, que fue donde emergió el concepto, como los debates en cuanto al término por parte particularmente de feministas decoloniales, incluyendo a Yuderkys.

Es decir, el primer punto sería que en la medida en que continuemos operando, tanto en la teoría como en la práctica, con conceptos que no nos permitan entender los límites de las definiciones que hemos recibido, aun por parte de ciertos discursos críticos, sobre lo que es la raza, el género, la sexualidad, y la clase entre otras formas de diferenciación social, y de sus relaciones, tanto más difícil se nos hará establecer una práctica que se oponga a la colonialidad y la formación de comunidades insurgentes que desafíen a la misma sin que se vuelvan cómplices de la estructura que intentan desafiar. Me parece que el feminismo decolonial ha venido desempeñando un rol crucial en esta área.

El segundo punto es que conviene, para evitar caer al nivel de fragmentar movimientos y socavar las posibilidades de solidaridad, tanto continuar explorando los límites de los conceptos que utilizamos y las formas en que los mismos se relacionan (primer punto), como mantenerse enfocadx en ideas que pudieran considerarse centrales en la práctica decolonial. Recientemente en otro escrito identificaba dos de estas ideas que me parecen centrales a la perspectiva y a la práctica decolonial. Identificaba las mismas con la noción de la decolonialidad como proyecto incompleto (en contraste, por ejemplo, con la noción habermasiana de la Modernidad), por un lado, y a la conciencia coalicional y oposicional, por otro. La conceptualización de conciencia coalicional y oposicional la tomo directamente del trabajo de Chela Sandoval, quien ha trabajado el tema por muchos años, pero la idea de la decolonialidad como proyecto incompleto es también parte central del mismo. De hecho fueron las feministas chicanas, de forma más consistente que varios de los chicanos no feministas, las que mantuvieron la noción de una continuidad en la lucha descolonizadora después de que el paradigma de la colonización perdió apego por parte de una cantidad de intelectuales chicanos. Y esto me parece que fue en parte por las relaciones de coalición que mantenían con otros grupos de feministas de mujeres de color, incluyendo mujeres indígenas que mantenían la importancia de la idea de descolonización. Es decir, que en el feminismo chicano y en el feminismo de mujeres de color, las nociones de la descolonización como proyecto incompleto y la de la necesidad de forjar una conciencia coalicional y oposicional se enriquecían mutuamente: el compromiso con la descolonización incluía la oposición a la colonialidad y llevaba a la coalición, y la coalición hacía que se continuara el compromiso, no con una noción específica de liberación u otra, sino con la descolonización como proyecto. De aquí la importancia de la noción del “cuerpo como puente” (como propuesto en la antología, This Bridge Called My Back) en el feminismo de mujeres de color en los Estados Unidos, y la centralidad de la coalición y la descolonización en feministas tales como Gloria Anzaldúa (Chicana) con su noción decolonial de mestizaje, o María Lugones (“latina” de los EEUU/Argentina) con su proyecto “teorizar coaliciones contra opresiones múltiples,” por ejemplo.

Conviene entonces tomar en serio las distintas propuestas que intentan examinar críticamente los conceptos básicos de nuestros análisis (primer punto), y enfocarse en las dimensiones que pueden considerarse más comunes y centrales de la perspectiva y la práctica decolonial (segundo punto) para superar los límites de cualquier tipo de narcisismo y de arrogancia identitaria (hegemónica o no) y la hybris de la crítica negativa por otro que a veces se alojan en movimientos sociales e intelectuales entre otros. Se vuelve pues necesario, y este es mi tercer punto, estudiar e intentar poner en práctica las propuestas que más avancen la conciencia de un proyecto compartido e incompleto de la descolonización. Ya antes mencioné la coalición de grupos de estudiantes “de color” que formaron el Frente para la Liberación del Tercer Mundo (Third World Liberation Front) y el colectivo al que Sandoval se refiere como el Movimiento de Mujeres del Tercer Mundo dentro de los Estados Unidos (U.S. Third World Woman Movement). Estos son movimientos que, pese a cualquier límite que tengan, han mantenido como prioridad la lucha continua contra la colonialidad y la formación de lazos profundos a través de diferencias, a partir de lo cual han inventado tecnologías de lucha al igual que conceptos y prácticas de afiliación y reafiliación que les permite constituirse como movimiento y comunidad.  Estudiar este tipo de movimientos, así como las ideas y expresiones artísticas que surgen o son inspirados por los mismos es una actividad de educación crucial para todo tipo de movimiento anti-sistémico hoy. Se trataría de un estudiar práctico que se da en la educación política y teórica pero también fuera de toda aula: en el esfuerzo de entrar en relación con otrxs también comprometidxs en el proyecto descolonizador.

Para terminar esta ya larga intervención diría que criticar a la colonialidad o hacer un análisis decolonial es una cosa, y llevar a cabo una práctica decolonial, y no solo participar en un movimiento anti-sistémico cualquiera, es otra tanto o más compleja que incluye el análisis y la crítica pero envuelve la formación de nueva comunidad y la coalición entre ideas, sentimientos, y cuerpos. Los movimientos más radicales son aquellos que no olvidan esto y que intentan ejercer esa práctica, pensamiento y sentimiento, que como decía antes son tanto de rabia como de amor (una rabia y un amor decolonial). Creo que esto se está dando mucho más de lo que creemos, pero muchas veces ocurre en movimientos o en sectores de movimientos que no son conocidos ampliamente, o que son conocidos pero malinterpretados por las ciencias sociales o políticas hegemónicas. Entonces también hay que darse a la tarea de visibilizarlos y tomarlos en serio, mientras también se advierte la presencia de problemas y contradicciones en otros movimientos, aun cuando estos se consideran explícitamente decoloniales.

Yuderkys: Me siento identificada tanto con la preocupación que expresa la pregunta como con cada uno de los elementos abordados por Nelson, en su respuesta. Voy entonces a partir de lo ya dicho para aportar algunos otros elementos.

Antes que todo, debo recordar que yo vengo del movimiento social, durante al menos 20 o 25 años de mi vida fui sobre todo una activista; una activista que progresivamente se fue interesando cada vez más en el pensamiento y en la crítica interna, en los límites de la política feminista de la que puedo dar cuenta. Con los años esto se ha invertido un poco, mi corazón y mis compromisos siguen estando allí en las trincheras de la denuncia, en la marcha y la intervención callejera, pero en los últimos años ha operado un cambio que me ha llevado más hacia el lado del mundo de las ideas. Paso mucho de mi tiempo leyendo noticias, conversando con personas de diferentes partes del mundo, estando atenta a publicaciones y a las nuevas producciones de conocimiento que vienen de corrientes no hegemónicas de los feminismos y de otros campos del saber de aquí y de allá. No es que piense separado estos dos mundos, en mi experiencia nunca han estado separados, pero hay algo así como un énfasis allí en donde una está poniendo el cuerpo y el hacer. Y hay una forma de poner el cuerpo que es muy particular cuando tu hacer está puesto en el diálogo, la escritura, en poner atención a los discursos en el intento de desvelar lo oculto y responder la pregunta de lo que hace posible nuestro presente, el estado actual de las cosas.

Por otro lado ya mi cuerpo no es el de antes. Ir y estar en espacios del movimiento feminista -que es donde he estado fundamentalmente- se hace cada vez más difícil para mí en muchos sentidos. Los años me pesan y creo que les pesan también a las jóvenes que hoy son la carne que nutren los feminismos de la región. No sabemos muy bien cómo bregar nuestras diferencias de temporalidades, experiencias y comprensión de las cosas. Pero más allá de las disquisiciones personales-políticas que me alejarían de lo que quiero abordar con ustedes, lo cierto es -y debo decirlo mal que me pese- que todos esos largos años me han valido para acumular una profunda desilusión en la eficacia de los llamados nuevos movimientos sociales urbanos, como el feminista, el de la sexualidad disidente o las llamadas izquierdas. No es que deje de creer en su necesidad, en el importante rol que están llamados a cumplir. Lo que me pasa cada vez más es ver sus compromisos profundos con la Modernidad, su papel en la expansión del orden del mundo y las ideas de verdad que ésta nos propone. Esto tiene que ver con lo que señala Nelson: la manera como nos volvemos (re)productores de ese mundo dicotómico, categorial, fragmentando analítica y políticamente.

El grave problema que enfrenta nuestra política y nuestro hacer por la transformación social y la justicia tiene que ver con la imposibilidad de superar esa mirada categorial, esa política anclada a categorías pretendidamente universales y homogéneas que sufren del delirio de la unicausalidad. Para muchas feministas y feminismos el patriarcado es el origen de todos los sistemas, emulando así la gesta del marxismo con el sistema de clases. La mirada interseccional no nos ha servido para extirpar de raíz este mal de un análisis anclado en el género como explicación central que explicaría la opresión de “las mujeres” y de los géneros disidentes. Como mucho, la interseccionalidad ha servido como mención clave que parecería hacer posible que un discurso pase los controles y no prenda las alarmas de la sospecha o la acusación de racismo. Como mucho la interseccionalidad lo que ha logrado es producir una nueva sujeta particular que requiere de un tratamiento igual de particular, como “caso”, o como “variación” a la sujeta normativa del feminismo. Esto lo vengo sosteniendo hace rato. Lo que hemos logrado producir es la nueva sujeta interseccional: una sujeta (im)posible, mitad mujer (blanca), mitad (varón) negro, como nos recuerda Lugones.

Quizás hay quien piense que esto no tiene que ver con la pregunta que nos haces sobre la política descolonial concreta, quizás hay quien piense que no tiene que ver con las posibilidades de un programa descolonial ampliado a nivel orgánico, pero no es así. Creo al igual que Nelson, que mucha de la política feminista y de nuestras izquierdas sigue anclada a un programa moderno eurocentrado de transformación. Esto tiene que ver con esa imposibilidad de desarrollar una crítica profunda a los postulados, las ideas de verdad y de bien que sostienen su política. Es por eso que hoy cuando vemos una especie de despertar de una conciencia sobre el racismo y se renuevan los discursos antimperialistas, anticoloniales, o, por ejemplo, contra el extractivismo, vemos como nunca los límites de las respuestas posibles por parte de estos movimientos. En el fondo no se logra ver la colonialidad que impregna los programas liberatorios que proponen y llevan adelante. Por ejemplo, es impresionante cómo nuestras izquierdas y nuestros movimientos populares han incorporado las agendas más liberales de los movimientos LGTTB o sociosexuales, o cómo se insertan y se comprometen en las demandas hegemónicas del feminismo blanco eurocentrado. Como ya argumenté alguna vez, las agendas del feminismo blanco la podemos ver ya hasta en ciertos discursos de movimientos indígenas que son referentes importantes para todxs nosotras, como el zapatismo. Se vale hacer este llamado de atención.

Estoy convencida que todo esto tiene que ver con este problema que estamos enunciando: la fragmentación de la mirada y del análisis que produce una fragmentación igual en la agenda política. Es así que parecería que el problema de la violencia hacia “las mujeres” termina siendo un problema de género, un problema de las mujeres por ser mujeres sin poder comprender la complejidad histórica de la matriz de dominación que la produce. Comprender esa matriz permitiría encontrar los lazos profundos entre los procesos de modernización y occidentalización y los procesos de patriarcalización, contrario a la mirada que produce el discurso feminista más expandido. Comprenderla permitiría construir el problema no como un problema “de las mujeres” -con el cual, como mucho, a los varones les toca “solidarizarse”- sino como un problema de la comunidad toda en su conjunto. Así como los muertos de Ayotzinapa son los muertos de todos, las muertas de Ciudad Juárez lo son; estas últimas no son las muertas de las feministas, no sólo las feministas deberían llorarlas. Y, por igual, la política feminista no debería, en revancha, pensar los cuerpos desaparecidos de las trabajadoras supernumerarias de las maquilas, de las violadas en las guerras internas, de las maltratadas u acuchilladas en las villas y los barrios populares como cuerpos cargados de una particularidad que los descuajaría sin más de la violencia sistémica producida por una matriz de opresión que actúa con la misma saña en contra de toda la comunidad de origen. La política feminista no puede desatenderse de un análisis delsistema mundo moderno capitalista racista como si ello no definiera la vida de “las mujeres”, y no como agregado, sino como parte de la trama misma que define sus vidas como mujeres. Si nos duele que la sociedad no llore de la misma forma a “nuestras” muertas quizás la solución esté, no en hacerlas más nuestras que nunca, sino en estar dispuestas a abandonar la pretensión de propiedad, quizás esté en un trabajo de deshacer el cuarto propio para volverlo cuarto comunitario. ¿Cómo socializar el llanto? ¿Cómo hacer que la comunidad toda llore aquellas a las que le han arrebatado?

Es necesario abandonar esta fragmentación de las luchas y comprender que los procesos de descolonización, contra el racismo, contra el patriarcalismo y contra el régimen heterosexual implican, necesariamente, pensar los cuerpos desechables tanto de varones como de mujeres, como de subjetividades que enfrentan la normatividad del género y la sexualidad moderno-colonial provenientes de comunidades indígenas, afro, campesinas, poblaciones, barrios populares, villas, trabajadores supernumerarias, etc. Hay una relación entre las violencias hacia los cuerpos de todos estos orígenes, sectores, grupos marginalizados que no debería ser seccionada de un lado y del otro, por las izquierdas, los movimientos indígenas, campesinos, populares y feministas o de la disidencia de género y sexual. “Cual de mis yo sobrevivirá a todas estas liberaciones”, nos recuerda Audre Lorde al final de su poema Quién dijo que era fácil, recordando la esquizofrenia a las que nos somete una política de identidad para la cual hay una categoría nodal desde donde todo podría ser explicado. Desde la crítica a esta forma de organización de la política, pienso que no se trata tanto de la solidaridad necesaria con “otros” movimientos, se trata de que la descolonización debe sobre todo producir procesos de resistencia activa ampliada que excedan y confronten esta descuartización del cuerpo social. Los movimientos de descolonización son sobre todo movimientos que deberían restaurar el lazo que nos vincula, acogerse al llamado a una ontología relacional en el sentido que lo vienen planteando autores como Mario Blaser y Arturo Escobar.

En este mismo sentido, creo que sería injusto de mi parte no reconocer las prácticas descolonizadoras como parte de un movimiento más amplio que ha estado antes siquiera que comenzáramos a nombrarnos más recientemente como decoloniales. Mucho de las llamadas luchas anticoloniales llevadas a cabo por comunidades indígenas, afro, campesinas en los territorios han tenido una fuerte impronta en este sentido de impedir la fractura del lazo comunal, de la vida en relación. Esto no significa construir una mirada ingenua y no problemática de estas apuestas, pero estoy convencida que hay allí fracturas con la Modernidad que pueden servirnos aun.

Por José María Barroso Tristan

Para citar este artículo: Barroso, J. M. (2016). Descolonizando. Diálogo entre Yuderkis Espinosa Miñoso y Nelsón MaldonadoTorres. Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales VI, pp. 8 – 26. Recuperado de: http://iberoamericasocial.com/descolonizando-dialogo-yuderkys-espinosa-minoso-nelson-maldonado-torres

Fuente original: http://iberoamericasocial.com/descolonizando-dialogo-yuderkys-espinosa-minoso-nelson-maldonado-torres/

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República Dominicana: Recluso se gradúa «Magna Cum Laude» en Educación

República Dominicana/20 de Junio de 2016/Entorno Inteligente

Un interno penitenciario del Centro de Corrección y Rehabilitación Abierto Haras Nacionales hizo realidad su meta de convertirse en profesional, al culminar sus estudios universitarios y graduarse como Licenciado en Educación Mención Lenguas Modernas, con el título de honor Magna Cum Laude.

El interno Antonio José González Soñé, quien concluyó sus estudios con un alto rendimiento académico, se graduó durante la trigésima graduación ordinaria de la Universidad del Caribe, del Distrito Nacional, que integraron profesionales de diversas áreas.

Se trata del segundo privado de libertad del Modelo de Gestión Penitenciaria en iniciar y culminar sus estudios universitarios desde un Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR), quien en el transcurso de su carrera se destacó por obtener en la mayoría de las asignaturas calificaciones que oscilan entre los 95 y 100 puntos.

Por su buen comportamiento en los recintos y dando cumplimiento al período de prueba de la Ley 224 sobre el Régimen Penitenciario, guarda prisión en el Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR) Abierto Haras Nacionales, en Villa Mella, municipio Santo Domingo Norte.

Se destaca que ese CCR fue el primer centro de esa naturaleza inaugurado en el país dentro del programa del Modelo de Gestión Penitenciaria, donde están recluidas las personas privadas de libertad que han cumplido con la fase de observación, tratamiento y prueba.

Este interno se ha capacitado en varias actividades educativas y forma parte de los 44 privados de libertad que califican para estar en este centro abierto por el buen comportamiento que ha exhibido y por haber cumplido más de la mitad de la condena.

Cabe resaltar, que es miembro del Grupo de Arte y Cultura del CCR Haras Nacionales y que ha participado en el Festival Artístico y Cultural Penitenciario que desarrolla cada año el Modelo Penitenciario, donde ha puesto de manifiesto sus habilidades artísticas en varios renglones de la competencia.

Antonio José González Soñé, quien tiene 52 años de edad, destaca que el Modelo de Gestión Penitenciaria que impulsan las autoridades dominicanas, procura la reinserción social del individuo a través de su incorporación a programas de tratamiento y al cumplimiento de normas.

Su ingreso al sistema penitenciario se produjo el 3 de mayo del año 2002 por un caso de homicidio, y posteriormente, fue condenado a 20 años de prisión.

Durante el tiempo que duró asistiendo a la universidad, nadie sabía que era un privado de libertad a menos que él lo expresara, puesto que no portaba las esposas, ganchos o grilletes. Era acompañado por un Agente de Vigilancia y Tratamiento Penitenciario (VTP) vestido de civil.

Los internos penitenciarios de los centros modelos que cumplen con los requisitos para ingresar al sistema de educación superior pueden cursar distintas carreras universitarias desde los recintos en el marco de convenios efectuados con esos fines con diferentes universidades del país.

Fuente: http://entornointeligente.com/articulo/8584989/Recluso-se-gradua-Magna-Cum-Laude-en-Educacion-19062016

 

 

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República Dominicana: Capacitarán para atender niños con necesidades especiales de aprendizajes

República Dominicana/ 19 de Junio 2016/Hoy Digital

El Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam) inició de manera simultánea en Santo Domingo y La Vega, la cuarta versión del Diplomado en Educación Especial dirigido a 120 docentes, coordinadores pedagógicos y orientadores que laboran en el primer ciclo del nivel básico de escuelas que educan niños con necesidades especiales de aprendizajes.

Los participantes proceden de Santo Domingo, La Vega, Moca, Jarabacoa, Montecristi, Dajabón, Mao, Puerto Plata y Santiago y laboran en centros educativos del sector público.

El programa de formación continua se desarrollará con el apoyo académico de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (Unphu) en cuya sede en Santo Domingo y su recinto de La Vega se llevará a cabo la capacitación. El programa tendrá una duración de 8 meses y las clases serán impartidas los sábados de 9 de la mañana a 1 de la tarde.

La ceremonia fue realizada en la Sala Max Henríquez Ureña, de la mencionada universidad y  contó con  la presencia de la maestra Reyna Martínez, coordinadora  por Inafocam del diplomado. Por dicha universidad participaron las licenciadas Patricia Estrella, directora de la Escuela de Educación, Patricia Matos, coordinadora de programas curriculares de la Escuela de Educación, Adrian De Oleo Montero, directora de la Escuela de Psicología, así como los estudiantes postulantes.

Las representantes de las instituciones explicaron que el proceso de capacitación será objeto de un proceso de seguimiento continuo y sistemático para garantizar el logro de sus objetivos.

Fuente: http://hoy.com.do/capacitaran-para-atender-ninos-con-necesidades-especiales-de-aprendizajes/

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