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Juan, un médico con parálisis cerebral que desafía a la academia

Colombia/19 de Junio de 2016/Entorno Inteligente

Por: Juan Manuel Collazos

El día de su grado, Manuel José Collazos, caminó apoyado en el brazo de su padre. Lo hizo despacio por el pasillo del auditorio de la Universidad para recibir su diploma, mientras escuchaba los aplausos de los asistentes, que a su paso se ponían de pie.

“No pude contenerme, lloré mucho, todos llorábamos. Lo había conseguido, se había graduado como médico”, recuerda su esposa Marcela Peláez, la fonoaudióloga a quien conquistó a través del Facebook y con quien tiene un bebé de un mes de nacido y la que hace las veces de intérprete.

“Hasta yo mismo dudaba de que el Ministerio me dejara graduar”, dice el médico Collazos.

Y no es para menos. Su nacimiento se retardó y sufre de parálisis cerebral por hipoxia, falta de oxígeno al nacer.

El médico Juan Manuel admira al astrofísico británico Stephen Hawking, cuyo nombre se le dificulta pronunciar. Al hablar se le entiende poco.

Pero, a diferencia del astrofísico, el médico Collazos, con motricidad limitada, puede mover las manos y con algo de dificultad saca del bolsillo de su pantalón un celular y busca en Google la fotografía del hombre que más admira.

“Pese a su discapacidad cambió el mundo, ha hecho cosas increíbles”, dice al referirse al hombre de la ‘Teoría del todo’.

Juan Manuel tiene 26 años y en diciembre pasado se graduó como médico en la Universidad Santiago de Cali. Le tomó nueve años terminar la carrera, tres años más que a sus compañeros de clase.

No le resultó fácil conseguir un cupo para estudiar medicina. Dice que la única que lo aceptó fue la Usaca. El lío es que la carrera combina lo teórico con la práctica y Juan Manuel no tiene precisión de agarre, justo lo que un médico necesita. Para la Santiago fue todo un reto académico.

“A los profesores les insistía en que no iba a tocar pacientes, que podía estar en los laboratorios, que yo sabía manejar el Internet”, recuerda Juan Manuel.

“Con Juan rompimos paradigmas. La Santiago le abrieron las puertas. Como no existía un programa especial para personas discapacitadas, fue preciso hacer reformas curriculares, pero de ahí salió la idea de enfocarlo hacia la investigación, que es muy válido. De hecho, un médico investigador es mucho más importante porque los avances de la medicina vienen de él. Hubo mucha resistencia de algunos médicos, somos una especie muy sui géneris, creo que era más un conflicto de egos, que de lo que podía hacer Juan”, comenta su tutor, el médico internista nefrólogo, Roberto Rodríguez.

Mientras sus compañeros de clase hacían las prácticas en medicina interna, Juan Manuel se encerraba a investigar sobre los mismos temas: Corazón, hígado, riñones; si la práctica era en el área de la ginecología, pues a plantear un nuevo enfoque investigativo.

‘Caracterización gineco-obstétrica y sociodemográfica de un grupo de adolescentes gestantes del Hospital de San Juan de Dios en Cali en los años 2010 y 2011’ y ‘Caracterización clínica y sociodemográfica de un grupo de pacientes con antecedentes de malformaciones maxilofaciales congénitas en la fundación ‘Gracias a Dios un niño sonríe’, durante los años 2008 a 2013’, son solo algunos de los resultados del trabajo investigativo que adelantó en la Universidad.

Ginecología y anatomía fueron las materias más difíciles, le tocó repetirlas.

“Son complicadas, mucho nombre. La ventaja es que tengo muy buena memoria visual, aprendo mediante la relación de las cosas”, comenta.

Leyó los mismos libros que sus compañeros, presentó los mismos exámenes, pero las exposiciones fueron pocas y no todos los profesores tuvieron la paciencia para escucharlo.

“Conocí a Juan evaluándolo en una exposición sobre embarazos adolescentes. Todos pusimos nuestro granito de arena, pero el que más granos puso fue él. Conmigo todos los exámenes fueron sustentados”, recuerda el doctor Ramírez.

En esa exposición tardó una hora y 40 minutos, mientras a sus compañeros les tomó 35 minutos.

“Toda la vida quise ser médico. Por mi enfermedad crecí rodeado de médicos. Soñaba ser como ellos y descubrir qué me pasó para ayudar después a otros como yo”, dice Collazos.

Después de superar las ciencias básicas, llegó la parte clínica de la carrera, y los primeros rechazos.

“Algunos médicos en los hospitales fueron despectivos con Juancho. ¡Qué hace aquí!, le decían al verlo llegar en su silla de ruedas. Fue duro, veníamos de un campus incluyente, donde ricos y pobres, negros y blancos, somos iguales”, recuerda el doctor Henry Ponce, compañero de clase.

“Algunos docentes tienen mentalidad prehistórica, ni siquiera medieval, no querían darle la oportunidad a Juan; quizá no se querían dar la oportunidad a sí mismos de probarse como profesores”, dice el doctor Ramírez, quien será el padrino de bautismo del bebé de Juan Manuel y Marcela.

“No me quejo, todo fue muy constructivo, solo tengo agradecimientos para la Universidad”, dice el médico Juan Manuel Collazos.

Su centro médico

El médico Juan Manuel Collazos acaba de terminar un diplomado virtual en genética médica de la Universidad de Valencia, en España, y está a la espera de que la Universidad Libre de Cali le comunique si lo aceptará o no en la maestría de epidemiología.

Por lo pronto, anda en busca de pacientes. Esa será su próxima lucha: lograr que confíen en él.

“La parte académica es pan comido, lo difícil es convencer a la gente de tus capacidades, que sepa que tú no eres ningún tonto”, dice Juan Manuel.

“Tiene un problema motor, pero su desarrollo intelectual es normal”, dice el médico Roberto Ramírez.

Cuando le llegó la hora del año rural, solo en una clínica lo aceptaron, pero después se arrepintieron.

¿Cómo así que no me dejan trabajar porque soy discapacitado? Pensó, y comenzó a madurar la idea de tener su propio centro de consulta.

Por estos días termina de amoblarlo, se llamará ‘Cimasd’ (Centro de Investigación Médica, Atención en Salud y Discapacidad). Para abrirlo solo depende de que le aprueben todos los permisos reglamentarios.

“El problema no es que el paciente hable o no, lo importante es ver la forma en que pueda ser funcional a nivel social, educativo y laboral. Nos propondremos su rehabilitación”, dice el médico Collazos, mientras se desplaza en un scooter adaptado para él.

“No bastará con la terapia, tenemos que lograr que se desenvuelvan”, agrega.

Sube las gradas del ‘Cimasd’ sin ayuda, lo hace despacio, mientras su cuerpo se tambalea un poco.

“Tranquilos, nada le va a pasar”, advierte don Manuel Carabalí, su conductor, quien no lo desampara y quien también hace de intérprete.

El diploma que recibió el pasado 9 de diciembre del 2015 pesa mucho sobre él.

“Estaba muy emocionado, no me lo creía. Pero, al mismo tiempo, sabía la responsabilidad tan grande que implicaba. Es como si llevara una bandera para que otras personas como yo también lo intenten y lo logren. Se que en Cúcuta hay otro médico en las mismas condiciones mías, solo que a él se le entiende un poco más al hablar”, comenta.

Su educación básica la terminó en el 2006 en el Fray Damián, un colegio de educación formal y prestigioso de la ciudad; fue voluntario de la Cruz Roja en el 2007 y en el 2014 recibió de la Comisión Segunda Constitucional Permanente del Senado la Medalla Pedro Pascasio, Orden Mérito a la Democracia, ‘Por su férrea convicción que las limitaciones no son impedimentos para alcanzar las metas propuestas’.

“La gente con discapacidad ya puede exigir que la acepten en los trabajos, colegios, universidades, pero falta reformar la parte pedagógica para que puedan desenvolverse en esos ambientes. Pero todavía hay mucho miedo en las entidades para asumir su rol”, dice.

A escuchar con paciencia

No es fácil entender lo que dice, hace un esfuerzo enorme para gesticular cada palabra y cuando la conversación es prolongada, parece perder el aliento. Es preciso ponerle mucho cuidado, pero después de unos 20 minutos, el oído se adapta a sus sonidos y comprende la mayoría de sus palabras.

Pero esa dificultad en el habla la compensa con la escritura. Él mismo prende el computador y una vez logra dominar el ordenador, no se detiene.

“No olvide de escribir que, en todo este proceso, la familia es muy importante”, advierte el médico Juan Manuel Collazos.

“No toda persona con alguna discapacidad tiene que ser retardada. Muchas familias guardan a sus hijos en sus casas, los limitan. A mí me exigieron, estudié y me gradué”, dice.

Armando Carabalí, el conductor que lo transporta desde niño, lo llevaba todos los días a la universidad, en medio de las miradas del resto de estudiantes que no ocultaban su curiosidad por ver quién era ese muchacho del ‘scooter’ que estudiaba medicina y al que no le entendían nada.

“Yo si le entiendo todo. Para mí es como un hijo, al niño que acaba de tener le digo que soy su abuelo negro”, comenta Carabalí, en medio de risas.

“El primer día de clases en la Santiago me miraban mucho. Siempre he despertado la curiosidad de la gente, pero es algo superado”, comenta.

Así como no olvida su primer día de clases en la Santiago, tampoco olvida el año de internado. Le tocó en el San Juan de Dios.

“Allá sí que se vive la crisis de la salud del país, vi los pacientes en el suelo y por más que uno quiere ayudar, no puede hacer mayor cosa”, comenta.

Ahora trabaja en otra investigación: ‘Caracterización de los conocimientos y comportamientos sobre salud sexual y reproductiva que tiene un grupo de personas con discapacidad residentes en Cali’.

“Sueño con el Premio Nobel”, dice el médico Collazos.

http://entornointeligente.com/articulo/8585522/Juan-un-medico-con-paralisis-cerebral-que-desafia-a-la-academia-19062016

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Sin educación ni salud, ¿qué recogemos?

Europa/13 de Junio de 2016/El País

Por: Alberto Virella Gomes

Atender los sistemas educativos y de salud, evitar la malnutrición y el hambre, garantizar el acceso al agua potable son objetivos vinculados a las necesidades más básicas, a derechos humanos elementales y, a pesar de ello, parece redundante, por no decir inútil, insistir en que no se hace lo suficiente al respecto.

Por doquier en Europa, éstas no son las prioridades que se exponen públicamente cuando los focos se dirigen a los países más pobres y desafortunados. Ahora se dice, ya sin pudor alguno, que somos los europeos quienes nos encontramos amenazados por ellos, pues debemos enfrentarnos a oleadas migratorias, al fanatismo, al terrorismo yihadista, a la barbarie más virulenta e irracional. Como si todo ello no lo padecieran los pueblos más indefensos en mayor medida.

Gobiernos y centros de reflexión se concentran en esas amenazas y se articulan mecanismos para contrarrestarlas. Pero, ¿habrá alguna contención duradera si no se aumenta la inversión en educación, salud y, en fin, en justicia social en dichos países?. Cuando los sistemas públicos abandonan estos sectores las consecuencias son mucho más amplias que las consideradas habitualmente.

Por un lado, otros actores ocupan el vacío dejado por los Estados y la cooperación occidental. En África del norte, en la franja saheliana y cada vez más hacia el sur y al este del continente, la financiación procedente de países del Golfo Pérsico, iniciada en los años ochenta, atiende, a través de ONG, de entidades religiosas o de fondos institucionales, parte de la demanda de la población. A cambio, se transmiten valores y arraigan prácticas en muchos casos ajenas, hasta entonces, a las culturas y tradiciones religiosas locales. Esas nuevas ideas contrastan asimismo con principios heredados de las metrópolis colonizadoras o defendidos por ellas en las últimas décadas, en relación con lo que debería ser una democracia o respecto a ciertos derechos fundamentales y a la igualdad de género. Sin olvidar que la limitada efectividad real de esos principios y derechos ha contribuido a que las poblaciones no se hayan apropiado de ellos, no los hayan defendido y lleguen a considerarlos instrumentos de dominación por parte de otros.

Cuando los Estados prestaban mayor atención a estas necesidades existía una red de solidaridad vertical o jerárquica

Cuando los Estados, aún en su modestia, prestaban mayor atención a estas necesidades existía una red de solidaridad vertical o jerárquica. Los Gobiernos financiaban y mantenían sencillas escuelas y básicos puestos de salud para una población relativamente poco numerosa. Al desaparecer estas redes, tomaron su lugar redes horizontales, para hacer frente a estas necesidades. Las actuales redes horizontales recuerdan mucho a las tradicionales de base cultural y comunitaria. Requieren un concepto muy extenso de familia pues cuantos más lazos se establezcan mayor es la posibilidad de que sumando esfuerzos y fracciones menores se puedan atender las principales carencias de sus miembros. Los efectos de esta solidaridad son positivos pero también se producen consecuencias que lo son menos.

Ese requisito de contar con una amplia red de individuos es un factor que incentiva la natalidad, para alcanzar un número elevado de hijos. Por otro lado, las redes horizontales exigen mucha inversión económica en ritos que confirman y consolidan los vínculos que las conforman: bautizos, iniciaciones, bodas, funerales, conmemoraciones de eventos relacionados con los orígenes de esa familia, etc. Cualquiera de sus miembros debe hacer lo posible por sufragarlos y quien pueda hacerlo en mayor medida dirigirá a este fin sus recursos económicos. Lo hará incluso cuando deba endeudarse para ello, si está en condiciones que lo permitan; o en detrimento de sus ahorros personales, previstos para una futura inversión de la que podría beneficiarse el ámbito familiar nuclear. Mediante estos y otros modos, las redes horizontales contribuyen al igualitarismo, al reparto de los recursos pero también impiden la acumulación de capital para que, individualmente, se supere ese estado de pobreza relativa. Dicho de otro modo, en estos estadios de desarrollo económico, cuando el estado garantiza ciertos servicios, libera a los individuos de cargas familiares e incentiva la iniciativa personal o, si se quiere, privada.

Muchas comunidades viven gracias al dinero que envían sus emigrantes.

Otro fenómeno que ilustra esto mismo es el destino de las remesas de los emigrantes. Un estudio del Banco Central de África Occidental publicado en 2015 sobre las remesas en los países francófonos de la subregión indica en qué las utilizan las familias. El 54,6% de lo que reciben se destina al consumo en el hogar familiar, 6,4% a gastos en educación y 3,4% a gastos sanitarios; a las ceremonias religiosas y celebraciones familiares, el 8,7%; el 15,8% se destina a inversión inmobiliaria y 5,5% a otras inversiones. Respecto a los gastos que hacen las familias, las remesas suponen el 40,4% del total de su consumo corriente, el 22,3% del total de sus gastos en educación y el 16,5% de sus gastos de inversión.

Estos porcentajes nos señalan que el consumo es el destino principal de las remesas. Muchas comunidades viven gracias al dinero que envían sus emigrantes. Viven, pero poco queda disponible para inversiones productivas, lo cual relativiza el potencial del concepto de «codesarrollo», mediante el cual los agentes de la cooperación internacional apoyan y complementan la contribución de los migrantes al desarrollo en origen. En consecuencia, mientras en estos países, en esas comunidades, no mejoren las condiciones de vida, las oportunidades de empleo y los servicios sociales públicos, la migración será una constante. Y se incrementará con el crecimiento demográfico.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/06/10/planeta_futuro/1465572751_539396.html

 

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Jari Lavonen: “En Finlandia, los docentes son los pilares del país”

Finlandia/19 de Junio de 2016/Educación 3.0

Entrevista a Jari Lavonen

Por: Ana Ayala

Para el decano de la Facultad de Educación en la Universidad de Helsinki (Finlandia) la educación académica de los profesores, su formación continuada y el fomento de su independencia de la autoridad central son claves en el sistema educativo finlandés. La participación activa de los padres y una metodología versátil hacen el resto.

En este país, los niños empiezan la escuela sobre los siete años, tienen menos horas de clase curricular comparado con otras naciones y no suelen hacer deberes en casa. Y es que según Jari Lavonen, “los niños de cuatro años lo que necesitan es jugar, no ir a la escuela”. La carrera de Magisterio en este país es una de las más exigentes: cada año se presentan 3.000 aspirantes, que quedan reducidos a unos 300 tras un par de evaluaciones. Después de las entrevistas, el número de estudiantes se queda en 120. Los futuros profesores, y también los que están en ejercicio, están constantemente formándose y cuentan con el reconocimiento de la sociedad, ya que son considerados pilares del país.

¿Cuáles son los principales pilares de la Educación en Finlandia?

Docentes preparados y un contexto educativo que les apoya en sus actividades diarias. Todos los maestros finlandeses tienen masters y están considerados como expertos académicos. Una importante característica del sistema educativo finlandés es su fuerte descentralización y la cultura de confianza, lo que significa que las autoridades educativas y los encargados de regular la educación a nivel nacional confían plenamente en los docentes. Ellos, junto con los directores, responsables y padres, saben cómo ofrecer la mejor educación a los niños y jóvenes en un determinado distrito. Las escuelas y los profesores han sido los responsables de preparar el currículo local, y elegir los materiales educativos y métodos de enseñanza desde principios de los 90, cuando terminó la inspección nacional de los materiales de aprendizaje.

Otra de las cuestiones es la igualdad de la educación finlandesa: todos los estudiantes tienen las mismas oportunidades de aprender. Por tanto, la educación es gratuita en todos los niveles, incluyendo los estudios universitarios. Y en el caso de Primaria, los libros, la comida y el cuidado de la salud son gratuitos para todos los estudiantes. El objetivo es integrar todo tipo de alumnos en la misma clase y prevenir el abandono escolar.

¿Sería factible que su sistema educativo se trasladase a otros países sin considerar sus contextos políticos, socioeconómicos y culturales?

Por supuesto que no. Las leyes y prácticas son contextuales. Docentes, estudiantes y padres viven dentro del contexto educativo finlandés. Si alguien extrapolara las políticas finlandesas y sus prácticas también tendría que llevarse a sus estudiantes, profesores y familias.

Todos hemos oído hablar de las ‘bondades’ del sistema educativo finlandés, pero ¿a qué situaciones adversas deben enfrentarse los maestros?

Pueden englobarse en cuatro ámbitos: formación de los propios docentes, nacional, municipal, y de la propia escuela y cada clase. En el primer caso, la evaluación TALIS ha puesto de manifiesto debilidades y es necesario implementar nuevas ideas, a la vez que se requiere preparar un plan de desarrollo personal para directores y maestros, introducir tutorías o establecer un desarrollo profesional permanente.

A nivel nacional, la estrategia está funcionando bien; hemos hecho un nuevo currículo y los centros se están preparando; los docentes tienen trabajo por delante durante los próximos meses. Pero en el ámbito municipal y del centro, por otro lado, se ha detectado que hay una estrategia basada en la red de la escuela. Será un reto para los profesores buscar una mejor red y escuelas cercanas de alta calidad. También será necesario tener en cuenta un enfoque más multicultural.

¿Cómo mejoraría el sistema educativo de otros países? ¿Qué medidas considera imprescindibles?

Uno de los aspectos fundamentales es la educación de los profesores. Es importante reclutar a los mejores estudiantes, a los más brillantes, y formarlos durante cinco años a través del programa universitario. Una vez pasado este plazo, se habrán convertido en profesionales académicos capaces de afrontar la planificación, la pedagogía versátil o la implementación de la educación y la evaluación. El gobierno debe darles la independencia de la autoridad central, y tiempo para preparar las clases, educar y mejorar continuamente la educación y la escuela.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/jari-lavonen-finlandia-los-docentes-los-pilares-del-pais/36983.html

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Educación superior pública

Chile/ 19 de Junio de 2016/Entorno Inteligente

Por: Jorge Tabilo Álvarez

Señor director:

Resulta difícil estar de acuerdo con el actual sistema de Educación Superior (ES), que muestra ciertos logros pero no ha resuelto un tema central: lograr un nivel superior de calidad que se distribuya de manera equitativa en el territorio.

Si bien ha establecido un sistema de provisión mixta de amplia cobertura, a la vez ha tenido un tremendo costo financiero para las familias, en muchos casos con estándares de calidad mediocres. Ante este escenario la reforma es buena y necesaria; sin embargo, es preciso que su formulación recoja el desarrollo actual del sistema, refuerce el nivel alcanzado e instaure mecanismos de regulación que permitan un ordenamiento que se adapte al entorno, y apoye el desarrollo del país.

El sistema nacional de ES lo deben integrar instituciones públicas, estatales y no estatales reconocidas por ley, y privadas de acuerdo a normas claras de funcionamiento. No obstante, lo público debe primar. Lo estatal y lo no estatal deben estar supeditados a lo público.

El financiamiento a los planteles que integren la red pública no debe discriminar entre ellos. Además, debe considerar las particularidades territoriales y su implicación en los diferentes costos de operación, e incentivar la colaboración interinstitucional para resolver problemáticas regionales y nacionales.

Lo público se manifiesta en la misión, compromiso con el territorio -con focalización territorial y no con sentido expansionista-, y aporte en investigación, inclusión y movilidad social, propiciando una sociedad más justa, educada y solidaria. Todo ello son componentes clave que las universidades públicas deben contemplar.

Las políticas de Estado en ES que trascenderán al gobierno de turno serán las que tengan lo público en su centro y contribuyan.

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8584084/Educacion-%20superior-publica

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Vida después de un centro de reforma de menores

España/19 de Junio de 2016/Diagonal

Por: Estrella Martínez

Ale fue corriendo a saludar a Puri. Llevaban años sin verse. Alegría. Con idas y venidas, entre salidas y entradas, Puri había trabajado con él alrededor de tres años. Momento casual y rápido en plena calle para ponerse al día mientras echan la vista atrás al pasado que les unió. Puri tiene nuevo trabajo. Ale, nueva vida. Ale tiene 23 años y es de Estepona. Tiene un fuerte acento malagueño marcado por eses y jotas aspiradas. Ha estado dos veces internado en centros de reforma de menores y una en prisión.

No suele hablarse mucho de los menores que están en centros. Normalmente se habla de ellos cuando los casos son muy graves, para pedir el endurecimiento de la Ley del Menor. Alejandro Cáceres cuenta su historia, no como ejemplo de nada, sino porque “siempre me he visto perdido y ahora que he avanzado un montón, me viene bien en verdad contarlo para mí mismo”.

“Siempre me ha costado estudiar. Con 12 o 13 años ya iba yo para arriba muy malamente. Fue una mezcla de cosas, no me gustaba el colegio, no le echaba las suficientes ganas, la formaba. Se separaron mis padres y llegó un momento en que ya nadie podía conmigo… y la mala vida. No había nadie en quien yo pudiera fijarme y no tenía ningún objetivo”. Entonces acaba llegando “el día a día de la calle, fumando porros y buscando dónde pegar el palo. Luego te acostumbras a coger palillos buenos de 2.000 euros y cada vez vas a querer más”. Con el tiempo Ale añadió a los porros el consumo de Tranki­mazin. “Las Trankis… eso ya tu cuerpo va andando y tu mente en otro mundo, y es que te da igual todo”.

Ale se sumergió pronto en la rutina de los juicios. Al terminar uno de ellos, le preguntó a la abogada qué había pasado. Ella le respondió que qué iba a pasar, que tenía que irse. Y así fue como se enteró de que se iba a Almería, al centro Tierras de Oria. Lo mandaron para el calabozo y pensó: “¡Esto va en serio!”.

El centro de reforma

“La primera vez, no veas, ¡si yo en verdad me creía que era bueno! ¡Qué hago yo aquí!”. Ale no recuerda si esa primera vez fue para un año o nueve meses. Lo que tiene claro es que “a mí se me hizo grande. Te ‘jartas’ de llorar… te ves tan lejos”. Según su experiencia, “no te adaptas, pero lo intentas”.

En su internamiento contó con el apoyo de su madre: «Siempre ha estado conmigo a fondo», dice Ale

En el centro tuvo compañeros de todo tipo, “diferentes causas y diferentes ámbitos familiares. Lo mismo te puede entrar un pijito que se haya escapado de su casa, que un chaval que su madre está vendiendo droga y el padre es un ‘chalao’ que está consumiendo”. Ale afirma que ha visto muchas cosas en el centro, “un chaval violador, eso no veas… Intentos de asesinato, malos tratos a los padres, pero, sobre todo, robo, mucho robo”.

En su internamiento contó con el apoyo de su madre, “siempre ha estado conmigo a fondo. De Almería a Estepona no sé cuántos kilómetros habrá, pero venía todos los fines de semana, todos. Le dejaban dinero para poder ir a verme, se pegaba unas palizas… Venía con mi abuela”. Ahora Ale es consciente de todo lo que le hizo pasar y recuerda que su madre tiene plastificadas y guardadas algunas de las cartas que él le envió mientras estuvo en el centro.

Reconoce que es muy típico que los niños internados digan “que os vayáis a tomar por culo, no quiero ver a nadie”. Cree que eso “es la picardía del rebelde de chico, que la sacas igual como después te ‘jartas’ de llorar”.

Ahora, con 23 años, “me puedo acordar muchas veces de las visitas que he tenido de menor”, pero la que no olvida es la única que tuvo en la cárcel. “Ingresé en prisión poco tiempo, menos mal, porque era una causa que en verdad era una condena larga. No estuve ni un mes –en preventiva, todavía tiene la causa pendiente–. Y la única visita que yo tuve allí fue la que a mí se me quedó como ninguna otra porque estaban los cristales” que separan al interno de su visitante. “Eso de los cristales… es un mundo”.

Régimen abierto

Cuando salió por primera vez del centro de menores conoció a Puri Fuentes, su técnico de seguimiento en medida judicial en régimen abierto, es decir, cuando Ale estaba en libertad vigilada.

Puri entendía su trabajo “como un espacio de escucha a los niños”. Lo normal es “etiquetarlos de manera siempre negativa y se trata de rascar un poco e ir más allá, trabajar en la raíz del problema, no quedarte en la apariencia y ver su situación familiar, con qué apoyos cuenta”. Se trata de “trabajar con la realidad y no con imaginación y expectativas”.

A pesar de ser situaciones difíciles, en los seis años que ha trabajado como técnico ha visto de todo, niños que han salido adelante y niños que no. “Mi trabajo ha sido acompañarlos y luego que ellos elijan”, es importante que “el menor se dé cuenta de que ya no quiere estar en eso”. Tiene que existir, por tanto, una implicación por parte de estos técnicos, que tienen que trabajar de manera individualizada.

De ahí la importancia de la escucha, a pesar de que a esas edades “suelen demandar poco”, pero, insiste esta técnico, “hay que conseguir su implicación y trabajar en esa línea, porque no tiene sentido que un menor te diga ‘Puri, yo quiero ser fontanero’ y tú le sueltes que no, que va a hacer un curso de electricidad porque es lo que hay. Así que en la medida de lo posible hay que intentar encauzarlo dentro de sus demandas porque así el trabajo es mucho más fluido y repercute más”.

4.663 es el número de internamientos de personas entre 14 y 21 años ejecutados en 2014. La mayoría (2.787) están internados en régimen semiabierto

Ale reivindica también el trabajo individualizado dentro del centro. Durante su internamiento, “me metieron en drogodependencia y allí escuchando las drogas, venga drogas, venga síntomas, venga síndrome de abstinencia, venga no sé qué”. Ale dice que cogería el dinero que da el Gobierno a los centros y pondría “más equipo técnico para escuchar a los chavales uno por uno”. Porque “tú no veas la que tenías que liar para que vinieran a hablarte, cuando estabas rallado y necesitabas desahogarte, hablar”.

Las herramientas necesarias

Evidentemente para que todo esto funcione el niño necesita tener herramientas. En este punto la educación juega un papel fundamental. Ale entiende que “no debe ser muy fácil ponerte delante de un chaval así. Te viene a ti un maestro y tú no vas a hacerle caso”. Aún así, “yo me saqué mi graduado en el centro de menores”.

El problema es que el nivel educativo en los centros “es muy bajo”, explica Puri. “Como si te lo regalaran”, dice Ale. Para él “es como si lo importante fuera que a la hora de salir tú tengas los papeles que demuestran que has estudiado, pero no que realmente te hayas formado”.

Estando ya fuera buscó con Puri un curso de FP de electricista en Manilva y “¡la lié! Bueno, en verdad no la lié, sino que, con el graduado que yo me saqué, no estaba preparado y en el curso aquello eran nada más que fórmulas y cosas raras… y yo allí me volví loco. Encima en aquella época yo seguía fumando porros, comiendo pastillas y haciendo el ‘chalao’. ¿Cómo te vas a concentrar en el estudio? Y lo dejé”.

El nivel del centro “no es el de un instituto y cuando salen y se apuntan a un módulo es cuando ven las limitaciones que tienen. Lo que yo creo que pasa es que se frustran”, añade Puri. Por otro lado, cuando salen del centro a los menores se les da una ayuda económica, una iniciativa que no comparte Puri. “Tú imagínate un niño de 14 o 15 años con 400 euros todos los meses, a lo que le digas te dice que tururú. Para mí lo ideal sería que desde los centros hubiese una coordinación con cursos formativos, con prácticas remuneradas en empresas, lo que les ayudaría a crear hábitos, a tener una responsabilidad, a sentirse útiles y a no caer en el asistencialismo”.

Una nueva vida

En contra de lo que pueda parecer, normalmente estos niños tienen la autoestima baja, lo que no favorece su salida del entorno que conocen. “Uno se ve con tanta ruina encima y tantas cosas. Tienes en mente lo que manda la vida, el trabajar, el saber hacer las cosas, levantarse… Pero ¿’pa’ qué vas a estudiar si no vas a conseguir ‘ná’? Si está aquí la gente ‘prepará’ y ¿tú te vas a poner a estudiar? Si tú eres un ‘reventao’ en la calle”, comenta Ale.

Por si fuera poco, “vuelves al ámbito de los amigos, te metes en el círculo y yo ya empecé más a lo grande”. Como consecuencia, “incumplí la medida con Puri de libertad vigilada por buscarme causas” y volvió a ingresar en el centro. Es verdad que “cuando empecé la medida con Puri intentaba esforzarme por levantarme, llegar a la hora, porque Puri era muy buena y me hablaba muy bien, pero llegaba tarde, me regañaba, me daba caña”. Volvió al estado de darle igual todo. “Si te metes en la calle, te cuesta salir en verdad”.

Con el paso de los años y para salir de su rutina habitual, Ale se mudó a Málaga. “Aquí estoy magnífico, trabajar en Estepona olvídate… y tienes que ser muy fuerte para estar allí mentalmente con el día a día. Yo puedo volver allí, pero quién dice que un día me sienta malamente y no me busque problemas. Con tus amigos, porque son tus amigos, pero ya te sientes malamente”. En Estepona además le señalan por la calle. “Es normal porque yo tampoco he sido ningún santo, así que a veces me he sentido que es mejor ni salir a la calle, cómodo no te sientes”.

En noviembre Ale vivía de ocupa en una casa. “Estaba pasando una mala racha, menos mal que aún quería sacar fuerzas y no me dejaba perder del todo”. Decidió ir al cumpleaños de su sobrina y allí coincidió “con mis abuelos del campo. Estuvimos hablando y al día siguiente me entró así la ‘chalaura’ en la cabeza y los llamé para decirles si podía irme con ellos. En el campo me quité de fumar porros –había dejado de consumir pastillas dos años antes–. Ayudaba a mi abuelo y me metí en el gimnasio, que era donde yo en verdad me desahogaba, me quitaba yo todas las paranoias”.

Ale empezó a moverse, a buscar cosas para hacer. Una de las cosas que encontró por internet fue una oferta para aprender alemán y trabajar en Alemania. Y para su sorpresa se la dieron, no se lo podía creer cuando lo llamaron para la entrevista. “¿Tú te imaginas yo en una entrevista?”, comenta todavía alucinado. Ale la pasó y ahora estudia alemán en Málaga con el curso que ha conseguido y que en verano le llevará a Alemania, donde lo formarán para ser albañil. Está entusiasmado con el alemán, habla con alemanes para “ir haciéndome el oído” a través de Periscope, se pasa el día con la libreta apuntando todo, en clase “me pongo al lado de la profesora y le pregunto todas las dudas. Ya ves, yo, que ni sabía lo que era un verbo o un sustantivo. Ahora cojo la goma de borrar y qué sensación más extraña… yo nunca había tenido el hábito de estudiar”.

El día que conocí a Ale su hermana le iba a dejar por primera vez a su sobrina en casa para que durmiera allí. Estaba contento. Le gusta su presente, pero al despedirnos volvió de nuevo al pasado y me soltó: “Si lo pienso, ¡cómo iba a estar yo aquí diciendo todo lo que estoy diciendo…, En la vida! Si yo siempre decía que no podía conseguir nada”.

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/saberes/30620-vida-despues-centro-reforma-menores.html

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Refugiados y la prueba de la educación

España/19 de Junio de 2016/El Mundo

Por: Ismael Sáez Vaquero

La celebración este año del Día Internacional del Refugiado viene acompañada de movilizaciones a lo largo de todo el Estado español y más allá de nuestras fronteras, que pretenden despertar nuestras conciencias para reclamar a los líderes europeos que se tome de una vez cartas en asunto de manera rápida y humana. Además, urgentemente.

Miles de seres humanos huyen de la guerra en Siria, las víctimas del fanatismo islamista que una torpe política internacional ha fomentado, y se suman al drama de otros miles más que irrumpen a las puertas de Europa acosados por otros tantos conflictos o simplemente por el hambre. Acuden a nuestras fronteras porque esperan participar de las oportunidades que una sociedad opulenta les puede ofrecer, sin que el duro calvario que les espera y conocen les paralice. El paro, la desigualdad, la injusticia que millones de ciudadanos, hombres y mujeres europeos, padecen se convierte en esperanza para quienes vienen perseguidos por el hambre, la enfermedad, la guerra o la muerte.

El espectáculo de los líderes europeos esquivando el bulto, unos más que otros, intentando que la cuota de acogidos sea la menor posible, pone en evidencia que gran parte de la política que motiva a nuestros dirigentes se basa en el cálculo. Creen que los refugiados pueden generar conflictos en sus sociedades y pretenden posicionarse entre sus socios del modo más ventajoso. Opinan que poner en riesgo el bienestar de sus ciudadanos puede dar al traste con sus expectativas de voto y renuncian, si es que los tienen, a los principios más elementales del derecho humanitario. Europa es la cuna de la Ilustración, del imperio de la razón, de la justicia social y del derecho inspirado en tales valores. Los europeos hemos sido capaces de superar atavismos que, bajo la superstición, el fanatismo religioso o la ignorancia, permitían el abuso, la injusticia y la tiranía como sistema social de «convivencia».

En ese trayecto han sucumbido o se han realizado miles de heroísmos, pero el verdadero motor del cambio, la palanca de la acción ha sido la construcción ideológica de un sistema de valores que sitúa la igualdad entre todos los seres humanos en el frontispicio de tal construcción. Esta sido la razón fundamental que nos ha permitido pensar por nosotros mismos liberándonos de dogmatismos y la educación la que ha afianzado en nuestras mentes lo que siempre ha estado en nuestros corazones.

Una sociedad que pone como principal objetivo la generación de riqueza y supedita al mismo, por incómodos, valores esenciales del humanismo, será fuente mundial de tensiones y conflictos cada vez mayores, pues sitúa como regla de juego la ley del más fuerte y traslada el mensaje nítido de que, no ya la justicia, sino el derecho mismo a la vida, debe conquistarse. Cuando no cabe apelar al derecho ni a la razón; cuando los Derechos del Hombre y del Ciudadano son mera literatura, cuando la desesperación nos acorrala y nadie ofrece una salida, cualquier reproche a la deshumanización de los hombres es pura hipocresía.

Cómodamente instalados en nuestros hogares todos nosotros observamos el drama de millones de seres humanos y pasamos sin solución de continuidad a los anuncios publicitarios o a los programas de entretenimiento sin que en se remueva en nuestras conciencias algo más que un leve disgusto.

A veces ese drama se individualiza, como sucedió en la figura de un niño muerto varado en la arena, y somos capaces de entender la inocencia, la alegría, la esperanza y el futuro de una vida humana, tal cual como la nuestra, que han sido abatidas por nuestra culpa y ante nuestros ojos en los medios de comunicación.

No necesitamos políticos gestores, necesitamos líderes que estén dispuestos a enfrentarse contra sus sociedades si hace falta, exigiendo de Europa la solidaridad, la justicia y la igualdad que han definido su buena educación. Necesitamos a quienes creen que el mundo no solo debe, sino que puede ser mejor; en eso confiamos. No para hacer locuras en busca de una Arcadia feliz, sino para hacer cumplir la exigencia ética de una Europa que quiere volver a sentir aprecio por sí misma.

Nuestra sociedad ha pasado durante sus años de historia por episodios similares, no tan lejanos, a los que hoy padece el pueblo sirio; pero no es la memoria de la víctima lo que nos debe mover, sino el honor del que se quiere reconocer a sí mismo en la coherencia entre sus acciones y su educación.

Fuente: http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2016/06/19/57665fe1ca4741d9578b45cd.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Refugiados+y+la+prueba+de+la+educaci%C3%B3n&biw=1024&bih=489&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwjg46_Uo7TNAhUEcT4KHaqNBxEQ_AUIBigB&dpr=1#imgrc=OqlTVXeqjM2TmM%3A

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Política, los partidos y la crisis de representación

Panamá/19 de Junio de 2016/La Estrella de Panamá

Por: FLACSO

Este espectro ideológico político, se configuró desde el conservadurismo al nacionalismo, ambos de naturaleza populista

Como resultado del descrédito que tienen, tanto partidos políticos, como los políticos—y pese a lo que muestran en las últimas décadas las votaciones nacionales a Presidente (cercanas al 75%) —, los actores políticos padecen de una profunda crisis de representación. Este descrédito alcanza a la Asamblea Nacional, y al sistema político del cual forman parte. En esta crisis de representación política, lo que está en la base, aparte de la desconfianza que la ciudadanía tiene por estos ‘operadores’ políticos; es también, la extrema organicidad que estos actores tienen con los grandes intereses corporativos y económicos del país.

MISIÓN Y VISIÓN DE FLACSO
  • La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.
  • El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

Una concepción voluntarista en la explicación de este estado de situación haría responsable a los políticos por su incultura y su proclividad a la chabacanería. Sin embargo, para la teoría política las cuestiones de cultura política se articulan a eso que se denomina sistema político, cuyo componente principal es el régimen político presidencialista panameño. La decadencia del sistema político no solo es ‘cosa’ de individuos es también ‘cosa’ de la arquitectura institucional, que es el lugar donde operan partidos y políticos.

El agotamiento de este encuadre político es una mezcla o contra punto, entre la crisis de legitimidad de los partidos políticos, consecuencia de la falta identidad programática e ideológica; y la de un régimen presidencialista que descansa en instituciones desacreditadas. La consecuencia más grave es quizás, la ausencia de consciencia de esta situación.

DE LAS GRANDES A LAS PEQUEÑAS IDENTIDADES

Las grandes identidades políticas de hoy, en descomposición, se construyeron a fines de siglo en torno a los liderazgos carismáticos fundantes de Arnulfo Arias y Omar Torrijos.

Este espectro ideológico político, se configuró desde el conservadurismo al nacionalismo, ambos de naturaleza populista.

El primero expresó los intereses pre-capitalistas de la pequeña burguesía urbana y rural, en alianza con sectores profesionales de raigambre conservadora.

La segunda, afirmó a la clase media profesional e intelectual progresista, en alianza con sectores obreros y empresariales modernizantes, configurando el primer bloque pluriclasista moderno de la sociedad panameña. Moderno tanto por sus tareas como por su composición.

Desde el siglo pasado nos llegan como ecos, plataformas ideológicas programáticas menores que se insertaron también como referentes: el Partido del Pueblo orientado al mundo del trabajo, y la Democracia Cristiana (hoy Partido Popular) hacia una fracción de los sectores medios profesionales.

Lo crucial de este proceso es la disolución de las viejas e históricas identidades y la emergencia de nuevas, forjadas alrededor de personalidades.

Lo relativamente nuevo es el surgimiento de estas pequeñas identidades que representan a reducidas élites sociopolíticas, carentes de fortaleza programática y de soporte cultural: Varelismo, Mireyismo, Torismo, Torrijismo, Navarrismo, etc. Y de manera reciente, la irrupción de una iniciativa corporativa hecha aparato (Martinellismo) creada con el propósito de forjar un nuevo modelo de dominación política, orientado en la represión, corrupción y mercantilización del espacio público.

Siendo todas ellas expresiones de tiempos políticos distintos, están marcadas por la fragmentación y por una orientación política basada en el poder a toda costa.

Este modelo de hacer política descansa en un soporte cultural de naturaleza egocéntrica que privilegia el protagonismo de un actor cualquiera, cuya orientación o interacción fundamental es con el poder. Es lo que Ángel Flisfisch (politólogo chileno) llamó: ‘paradigma del príncipe’.

En el ámbito de la sociedad civil y del mundo del trabajo la diferenciación socioeconómica, la complejidad étnico-cultural y la propia movilización popular han permitido la emergencia de nuevos actores en la esfera pública.

Estos han construido con mucha dificultad, una agenda política nacional progresista que no pasa por el concepto de partido político de pequeñas y fragmentadas identidades: es el caso del FAD y de la candidatura independiente de Juan Jované.

LA POLÍTICA EROSIONADA

La desconfianza como una manifestación del malestar hacia la política panameña expresa el debilitamiento de los vínculos de identificación que parcialmente gozaron entre los ciudadanos, partidos, políticos e instituciones.

En la base explicativa de este proceso están los deficitarios procesos de socialización que acompañan a la disminuida institución familiar, el contexto de urbanización desordenada propio de una transición hacia una modernidad inconclusa que no termina por realizarse; y esa gran herida abierta con la invasión de 1989, que tensa las aspiraciones democráticas de libertad, participación, inclusión y calidad de vida, con unas políticas neoliberales que además de exaltar el individualismo, se apoyan en una institucionalidad organizada en el clientelismo y en una deficiente acción profesional institucional.

La nueva política —fundamentada en la buena vida y asentada en la responsabilidad individual y colectiva—, requiere de nuevos liderazgos. Liderazgos que se doten de un discurso nuevo, que abandone las tradicionales apelaciones al gobierno y a una política pública basada en acciones individuales.

Se requiere de una política que tenga como referencia al Estado nacional, a la separación de poderes y a sus instituciones, como el espacio de solución de los grandes problemas de la agenda nacional, en articulación con las tareas del desarrollo.

Sostenibilidad y continuidad son conceptos claves en la política pública y en la democracia. Las exclusiones sociales y la desigualdad se erigen en obstáculos para la participación ciudadana. Perpetúan la degradación social y moral, a la par que estimulan la evasión y el clientelismo en la política.

Se instala el principio de Sísifo, donde se retorna siempre al mismo punto; también donde todo esfuerzo de superación individual se ve truncado por severas falencias culturales y educativas. Es el escenario donde prima la impotencia y la percepción de inutilidad de participar con las reglas de la transparencia y del juego limpio, haciendo de bisagra a los grandes intereses económicos.

HIPÓTESIS PARA TRABAJAR

Las acciones políticas no pueden ser analizadas ni valoradas al margen de la cultura política del país, especialmente si están orientadas con prescindencia de ideologías y principios programáticos.

En los sistemas con estructuras partidarias débiles y cuyos énfasis políticos descansan en las figuras o candidaturas individuales, la acción política será proclive a enfatizar los intereses privados, a glorificar personalidades y al financiamiento público más donaciones privadas no reguladas. A diferencia de aquellos sistemas de partidos constituidos por organizaciones partidarias firmes y consolidadas en las experiencias de una cultura política democrática, orientadas a la formación de un ciudadano con capacidad deliberativa, probablemente ejercerán el monopolio de la participación y representación política, y optarán por un financiamiento exclusivamente público y rigurosamente regulado.

‘La desconfianza como manifestación del malestar hacia la política expresa el debilitamiento’,

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/politica/politica-partidos-crisis-representacion/23946450

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