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REINO UNIDO La investigación de las mujeres cae en picado durante el confinamiento, no tanto para los hombres

Europa/ReinoUnido/TheGuardian

Muchas académicas dicen que hacen malabarismos entre su carrera y el cuidado de niños confinados en casa por el coronavirus

En abril, la Dra. Elizabeth Hannon, editora adjunta del British Journal for the Philosophy of Science , notó que la cantidad de envíos de artículos que recibía de mujeres había disminuido drásticamente. No es así de los hombres.

«Número insignificante de envíos a la revista de mujeres en el último mes», publicó en Twitter . «Nunca había visto algo así». La respuesta fue una muestra de reconocimiento por parte de académicas frustradas, diciendo que apenas estaban lidiando con el cuidado de los niños y el trabajo durante el bloqueo del coronavirus.

«Me sorprendió el nervio que parece haber golpeado», dice ella. “Ahora he escuchado muchas historias de mujeres de proyectos abandonados, colaboraciones con las que no han podido continuar, etc. Es extremadamente preocupante, especialmente para la filosofía, que ya tiene mucho trabajo por hacer en términos de igualdad de género entre sus filas ”.

Tener artículos publicados en revistas académicas es clave para ser promovido en muchas universidades, y es una medida crítica del éxito en el importantísimo Marco de Excelencia en Investigación del gobierno , que distribuye alrededor de £ 2 mil millones de fondos anuales a las universidades.

A Hannon le preocupa que el cuidado adicional de los niños , así como el cuidado de los miembros mayores de la familia y el aumento de tareas como cocinar y limpiar, estén frenando a las investigadoras mucho más que a sus colegas varones.

Mientras tanto, sin embargo, en otra publicación de investigación líder, la revista Comparative Political Studies , las presentaciones de los hombres aumentaron casi un 50% en abril, según su coeditor, David Samuels .

La Dra. Jenny Hallam, profesora de psicología en la Universidad de Derby , que actualmente enseña en casa a sus dos hijos, de siete y cuatro años, mientras intenta hacer su trabajo, no se sorprende. Le encanta investigar, pero se ha convertido en un lujo que ya no puede incluir en su agotador horario de encierro.

Dos días a la semana es la única maestra en casa, aprovechando la oportunidad de trabajar donde puede. Los otros tres días, ella y su esposo, que también es académico, transmiten cuidado de niños. Por las tardes se pone al día con los correos electrónicos de los estudiantes que luchan por adaptarse a la enseñanza en línea. Ella está haciendo frente, dice, pero es «abrumador y agotador» y los días se sienten muy largos.

«La investigación ha quedado en el camino», dice ella. “Es importante y quiero hacerlo, pero no es tan urgente como apoyar a mis alumnos. Mis alumnos y mis hijos tienen que ser mi prioridad «.

Además de eso, Hallam ha recibido noticias de una revista de investigación a la que envió un documento antes del cierre, queriendo que haga revisiones a principios de junio que no puede encontrar el tiempo para hacerlo. Ella señala que el diario tardó dos meses menos de lo habitual en responder. «Quizás los críticos no son padres», dice secamente.

“Escribí de vuelta explicando por qué tendría dificultades para cumplir el plazo. El editor rechazó una extensión, diciendo que los plazos eran importantes ”, dice ella.

La Dra. Anneli Jefferson, profesora de filosofía en la Universidad de Cardiff y que también enseña en casa a sus dos hijos, de nueve y doce años, está de acuerdo en que la investigación es lo primero que se debe sufrir cuando el tiempo es corto. “La investigación es realmente importante, pero no es urgente. Por lo general, no es lo que alguien está respirando por tu cuello «.

Ella piensa que cualquier persona con una familia se ralentizará por el encierro, «pero las mujeres probablemente estarán en desventaja más fuertemente «.

«Muchas mujeres académicas tendrán socios con un trabajo más estructurado con reuniones en línea que no son negociables», dice ella. «Y debe ser aún más difícil para las madres solteras, porque están haciendo todo esto por su cuenta».

El profesor James Wilsdon, director del nuevo Instituto de Investigación sobre Investigación con sede en Wellcome Trust, teme que el coronavirus esté sesgando un campo de juego que nunca estuvo nivelado en primer lugar. «Tenemos que ser muy cautelosos de que no estamos privilegiando a aquellos que pueden usar la situación del coronavirus como tiempo para correr por delante de sus compañeros, que no se ven impedidos por el talento o la aspiración, sino por la necesidad de estudiar en casa y poner tres comidas». un día en la mesa «, dice.

Él está de acuerdo en que la investigación no es realmente compatible con la vida familiar en el encierro. «La investigación requiere espacio de cabeza y la capacidad de sumergirse durante un período prolongado».

Wilsdon, quien hace malabares con el trabajo y cuatro hijos en casa, dice: “Esto también se trata de la división entre aquellos que tienen responsabilidades de cuidado y aquellos que no. Pero sería la primera en admitir que las mujeres son las más afectadas por el problema «.

Y el tema va más allá de las revistas, dice. UK Research and Innovation, el organismo de financiación nacional para investigación y otros organismos de financiación, son plenamente conscientes de que muchas mujeres también tendrán dificultades para encontrar tiempo para participar en concursos para obtener nuevos fondos de investigación.

Wilsdon señala que recaudar dinero para nuevas investigaciones es extremadamente importante para las universidades, pero es menos prioritario que los desafíos de cambiar la enseñanza en línea. «Nadie te está parado diciendo que debes solicitar una subvención, por lo que, en cierto sentido, eso se vuelve aún más lujoso que escribir un trabajo de investigación para una revista». Esto preocupa a los financiadores, dice, pero no hay una solución fácil.

El Dr. Viki Male, un inmunólogo del Imperial College de Londres , dice que existe «definitivamente un peligro» de que las mujeres académicas puedan estar recibiendo un mayor golpe en el cierre que sus colegas y competidores masculinos. Ella está cuidando a sus hijos, de tres y seis años, además de tratar de administrar su laboratorio, dar conferencias, incluida una nueva sobre la inmunidad Covid-19, y consultar con sus estudiantes de investigación. Frecuentemente trabaja 16 horas diarias de trabajo y cuidado de niños.

Ella se apresura a señalar que su esposo también ha hecho mucho en casa, pero como gana menos y puede ser más flexible cuando trabaja, la mayor parte del cuidado de los niños recae en ella.

«Tenía sentido para mí estar en el servicio doméstico de 9 a 5», dice ella. “Sospecho que, en todo el país, las parejas han tenido el mismo tipo de conversaciones que tuvimos. Probablemente refleja formas sistémicas en las que los trabajos de hombres y mujeres a menudo difieren «.

Le preocupa que las mujeres se estén quedando atrás en la carrera para publicar su investigación, y argumenta que incluso si todas las universidades y financiadores acordaran hacer concesiones para los investigadores que no pudieron publicar durante el cierre, las personas con responsabilidades de cuidado aún se quedarían atrás porque otros habían tenido tiempo extra para avanzar en su investigación.

Sin embargo, Wilsdon dice que en sus momentos más optimistas espera que salga algo bueno del encierro para las mujeres, y que las universidades se vean obligadas a confrontar los llamados a un trabajo más flexible.

«Todo el malabarismo y el trabajo oculto de la vida doméstica que forma parte de la vida real de muchos académicos ahora se está poniendo de manifiesto», dice. «Tal vez cuando esas cosas se planteen en el futuro, las universidades serán mejores para comprender».

Fuente: https://www.theguardian.com/education/2020/may/12/womens-research-plummets-during-lockdown-but-articles-from-men-increase

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Cae el desarrollo humano por primera vez desde 1990

Noticia/21 Mayo 2020/elpais.com

La ONU advierte que los efectos de la pandemia en la educación, la salud y las condiciones de vida provocará una caída del índice que mide el progreso de los países

Cada año el mundo progresaba un poco, con más niños en las escuelas, más esperanza de vida y mejores indicadores de salud. Quizá no lo suficiente ni lo rápido que se deseaba, pero se avanzaba. Hasta 2020. Este año, por primera vez desde 1990, se va a retroceder. Esta es la advertencia que lanza el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que elabora desde hace tres décadas el llamado Índice de Desarrollo Humano (IDH) y que para su edición de 2020 no obtiene datos esperanzadores.

«El mundo ha visto muchas crisis en 30 años, incluida la financiera de 2008. Todas han golpeado con fuerza al desarrollo humano pero, en general, a nivel global se ha conseguido avanzar cada año», ha explicado Achim Steiner, administrador del PNUD, en un encuentro virtual con periodistas. Pero la que vive ahora el planeta por el virus SARS-CoV-2 «es distinta», apunta Heriberto Tapia, investigador del organismo, en una conversación telefónica posterior. Lo es porque la pandemia de covid-19 impacta de lleno y de forma simultánea en todos los elementos de la existencia con los que se mide el desarrollo humano: la salud, la educación y los ingresos de las personas. Lo que no solo provocará que el mundo retroceda, sino que además lo hará de una forma «significativa, equivalente a las variaciones de seis años de progreso», concreta.

Los tres valores han experimentado retrocesos desde el comienzo de la crisis, tanto en los países pobres como en los ricos de todas las regiones. Si bien, las previsiones del PNUD apuntan que la caída será desigual. Los menos adelantados, que cuentan con menos recursos para gestionar los efectos sociales y económicos, sufrirán la peor parte. «Hay gente que puede trabajar y estudiar desde casa. Pero otra población no tiene esas oportunidades. La mitad del planeta no tiene acceso a Internet. Hay 3.000 millones de personas que ni siquiera puede lavarse las manos en su hogar», reflexiona Tapia.

Los efectos sobre la salud son evidentes. Hasta la fecha, más de cinco millones de personas se han contagiado del nuevo coronavirus y más de 325.000 han fallecido por él. Además, las medidas de confinamiento y el desvío de fondos sanitarios a la atención de la covid-19, afectarán de forma negativa. «Este año, se calcula que se producirán entre 250.000 y 1,2 millones de muertes infantiles adicionales. Con el número menor, este 2020, la esperanza de vida no va a aumentar, como venía creciendo anualmente, sino que se va a mantener», detalla Tapia.

La educación no se libra de la debacle. El cierre de escuelas ha afectado a entre 1.400 y 1.500 millones de niños; pero mientras los hay que pueden continuar su formación a través de Internet, otros no tienen esa opción. Según los cálculos del PNUD, el 60% de los pequeños en edad de cursar enseñanza primaria no está recibiendo ninguna educación. «Para fin de año, la tasa efectiva de niños sin escolarizar será la que tenía el mundo en los años ochenta», anota Tapia.

Los más pobres serán los paganos. El informe presentado este miércoles señala que el 86 % de los niños de primaria se encuentran actualmente sin escolarizar en los países con un desarrollo humano bajo, frente al 20% en las naciones en la parte alta de la tabla. De no mejorar en lo que queda de 2020, este indicador será otro lastre para el progreso del mundo que se mide con el IDH.

Los ingresos de las familias y su calidad de vida son las otras variables con las que se calcula el desarrollo humano. Y tampoco registran datos para la esperanza. La recesión económica —el Banco Mundial calcula una caída de casi el 5% del PIB mundial para 2020— y la pérdida de empleos es un mazazo para el progreso y la lucha contra la pobreza extrema, en la que podrían caer 60 millones de personas, según esta entidad, además de las 736 millones que ya viven con menos de 1.90 dólares al día.

«Y estamos en mayo; esta es nuestra evaluación, relativamente conservadora, de cómo podríamos estar a final de año», previene Tapia. Pero no es inevitable. «Podemos frenar el retroceso, pero se necesita una acción decidida. Es fundamental que se tomen las medidas correctas», dice el investigador del PNUD. «Con el tratamiento adecuado se podrá volver a la normalidad con rapidez, aunque hay el riesgo de que se abandone la senda positiva del progreso», agrega.

Para el experto es muy importante la colaboración internacional. «Los países en desarrollo no tienen la capacidad para implementar grandes paquetes de ayuda como los que están aprobando las naciones más ricas. Y tampoco para endeudarse», anota Tapia. Y van a necesitar apoyo. Hasta ahora, dice, la mayoría de los casos se han dado en países desarrollados, pero en los últimos días se observa «un vuelco» en este sentido. «Nos espera un segundo semestre de año duro», avanza. Aunque, «por suerte, los menos adelantados han sido rápidos en poner en marcha políticas para frenar el avance del virus, necesitarán ayuda para garantizar la salud y la educación a su población», apostilla.

Un mensaje que el propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reiteró este miércoles, con la mirada puesta en África, que concentra la mayor parte de países con un Índice de Desarrollo Humano bajo. «La pandemia amenaza el progreso de África. Agravará las antiguas desigualdades y aumentará el hambre, la desnutrición y la vulnerabilidad a las enfermedades», dijo en un comunicado. Por eso, pidió «solidaridad» con el continente, donde el nuevo coronavirus se ha cobrado casi 3.000 vidas hasta la fecha y se han reportado más de 95.000 casos confirmados. Menos de los que se temían, pero que podrían aumentar rápidamente, advirtió el mandatario.

«Los países africanos también deberían tener acceso rápido, equitativo y asequible a cualquier vacuna y tratamiento, que deben considerarse bienes públicos mundiales», reclamó Guterres en su declaración. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo apunta a otros apoyos en su estudio. Así, para esta institución, una medida fundamental para que el retroceso del mundo no sea el que muestran los números es cerrar la brecha digital.

El PNUD calcula que cerrar la brecha digital en los países de renta media y baja costaría apenas un 1% de los extraordinarios paquetes de medidas fiscales —ocho billones de dólares— de apoyo aprobados hasta el momento en todo el mundo en respuesta a la covid-19. «Nosotros no lanzamos recomendaciones fijas para cada país, pero esperamos que haya énfasis en modernizar el mundo», anota Tapia. «Se puede salir de esta crisis ayudando a las personas ahora y para que estén mejor preparadas para el futuro». Hará falta porque las tensiones que había antes de que todo quedase en pausa por la pandemia, las protestas contra la desigualdad y el cambio climático, volverán. «Y puede que más fuertes».

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/05/20/planeta_futuro/1589966420_653612.html

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Francia cierra 70 escuelas en una semana por casos de coronavirus

Europa/Francia/21 Mayo 2020/lavanguardia.com

Los cierres, que suponen un porcentaje muy bajo de centros escolares, se han llevado a cabo siguiendo un “protocolo sanitario estricto”

Francia cerró 70 escuelas de primaria de las más de 40.000 reabiertas en la primera semana de desescalada por la detección de casos de coronavirus, indicó este lunes el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, que insistió en que “es un porcentaje muy bajo”.

Los cierres se han decidido porque “hay un protocolo sanitario estricto” y esa posibilidad ya estaba contemplada, dijo a la prensa durante una visita a uno de los colegios de secundaria que vuelven a recibir alumnos desde este lunes en el departamento de Eure (norte).

En rojo

Un total de cuatro regiones entre las que está París, aún no han vuelto a las aulas

Solo en la ciudad de Sens, en el centro de Francia, se cerraron 25 escuelas porque hubo “un caso de Covid-19” en un adulto. El ministro dijo que a veces se les reprocha ser demasiado prudentes y en otras no serlo suficientemente: “Estamos muy atentos a que haya el menor riesgo posible”.

Este lunes volvieron a los colegios 185.000 estudiantes de dos niveles de secundaria en los departamentos que se encuentran en verde, es decir, en una situación epidémica menos comprometida.

Blanquer dijo esperar que las condiciones sanitarias permitirán “ir más lejos” y dar también clase antes del verano a estudiantes de esos mismos niveles en los departamentos en rojo, que cubren cuatro regiones del norte y del noreste, incluida la de París. Eso se determinará a finales de mes, en función de las condiciones sanitarias en ese momento. También entonces se tomará una decisión sobre el eventual retorno de los estudiantes de los liceos.

Los alumnos de secundaria deben llevar mascarilla en clase

Los alumnos de secundaria, a diferencia de los de primaria, tienen que llevar mascarilla en clase y solo se la pueden quitar para comer.

En primaria, únicamente un 30 % de los alumnos han vuelto a tener clases presenciales, mientras que el 70 % continúan siguiendo los cursos a distancia, como durante el periodo de confinamiento, que en Francia se está levantando progresivamente desde el 11 de mayo.

En el país se han superado los 28.100 muertos con la Covid-19 y continúa habiendo más de 19.300 personas hospitalizadas, de las cuales cerca de 2.100 están en las unidades de cuidados intensivos.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.lavanguardia.com/internacional/20200519/481279534519/francia-cierra-70-escuelas-coronavirus.html

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España: CCOO exige que se creen todos los comités de seguridad y salud en el trabajo

Europa/España/21 Mayo 2020/eldiariolaeducacion.com

  • El sindicato ha presentado un informe en el que plantea una serie de necesidades para la desescalada educativa y la vuelta a las clases a partir de septiembre. CCOO denuncia que los comités de seguridad y salud en el trabajo, obligatorios, de las CCAA están, en muchos casos, todavía por formar y, en otros, sin atribuciones reales.
  • CCOO reclama la necesidad de una importante inversión de cara al curso que viene para poder hacer frente a los escenarios más que probables de vuelta escalonada y posible nuevo confinamiento.

Preservar el derecho a la salud para ejercer en las mejores condiciones posibles el derecho a la educación». Este es el objetivo que se marca CCOO, en palabras de Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza, en la presentación del informe Propuesta de CCOO en materia de salud y seguridad en centros educativos que ha presentado esta mañana.

Durante la rueda de prensa, los responsables de salud laboral del sindicato han destacado la necesidad de que los obligatorios comités de salud y seguridad en el trabajo que deben poner en marcha las CCAA en muchos casos todavía están por nombrar y en otros, aunque constituidos, no están realizando los trabajos que serían necesarios de cara a la desescalada en el sistema educativo o la vuelta a los centros de cara al mes de septiembre próximo.

Entre las propuestas que lanza el sindicato se encuentra la redacción, por parte de las administraciones educativas, de documentos marco sobre los que trabajar en relación a la prevención de riesgos laborales. Unos documentos que, después de redactados en consenso con los agentes sociales (sindicatos y familias), han de traer aparejada la financiación suficiente y han de ir siendo evaluados para comprobar su aplicación y la posible necesidad de corrección en función de las diferentes situaciones sanitarias que pudieran darse a lo largo del tiempo.

Por supuesto, en la situación actual y para hacer frente a la incertidumbre que pesa sobre el sistema educativo en concreto, el sindicato entiende que es necesaria la contratación de mucho más personal docente para atender con seguridad al alumnado, así como de otros perfiles de apoyo a la labor docente. Y, por supuesto, el refuerzo de las plantillas de personal de limpieza de los centros educativos para que puedan hacer frente a las necesidades de desinfección e higiene que habrá en el futuro próximo. Unas plantillas que en muchos territorios ya venían siendo muy justas y que, a partir de ahora, verán multiplicado su trabajo para mantener los centros educativos lo más limpios posible para evitar contagios.

Este aumento de la inversión, CCOO todavía no lo ha cuantificado. Francisco García ha asegurado que la semana que viene harán público un nuevo documento que refleje esta cifra. Esperan que el Gobierno central, así como las CCAA, hagan un esfuerzo extraordinario en este sentido y que sea posible contar con fondos europeos también. En cualquier caso, García ha dicho que con menos cantidad que la recortada en 2012 (unos 9.000 millones de euros) se podría hacer frente a la contratación de más personal para el curso 2020-2021.

Otra de las exigencias que planteó ayer mismo CCOO junto a otros sindicatos en la reunión mantenida con el Ministerio de Educación y FP, es que se regule el teletrabajo en la función docente, sector en el que no existe normativa. Y más, teniendo en cuenta el escenario posible de que haya que mantener las ratios en 15 alumnos y que establecer turnos de asistencia al centro y de mantenimiento de la enseñanza a distancia al mismo tiempo.

Rafael Páez, adjunto a la Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente, afirmó que es tiempo ahora de planificar muy bien el inicio del curso y de tener en mente, además de cuestiones como la organización de las entradas y salidas de los centros, los usos de los espacios comunes, el desarrollo de los recreos o la posibilidad de evitar que un grupo clase tenga contacto con otros de su mismo colegio o instituto, otras como el uso de los comedores escolares o el transporte escolar. Indicó que lo preferible sería el transporte privado, lo más sostenible posible, al tiempo que indicó que muchos alumnos están obligados a usar las rutas de transporte escolar habituales, como en el caso de los centros rurales.

En cualquier caso, los dirigentes del sindicato han insistido en la necesidad de que sean las administraciones educativas las que se encarguen de la compra del material de protección que deberían utilizar docentes y personal de administración y servicios y no dejar esta responsabilidad a las direcciones de los centros. No tienen la formación necesaria en riesgos laborales ni tienen por qué conocer cuáles son los requerimientos técnicos de, por ejemplo, las diferentes mascarillas. Además, existe la posibilidad del abaratamiento de costes si la compra la hace la administración simplemente por el volumen.

Encarnación Pizarro, secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente, se pronunció, durante la presentación, en relación a la posibilidad de que se hagan pruebas PCR a los docentes cuando se incorporen al puesto de trabajo en septiembre. Y lo hizo en el sentido de que este tipo de acciones, en realidad, no suponen una protección ya que, aunque alguien esté sano en el momento de hacérsela, no está libre de la posibilidad de contagiarse después.

También habló de la posibilidad de conflicto en relación a la protección de datos y a la dificultad de hacer estos análisis a todo el profesorado todos los días para intentar asegurar que los centros, por esa parte, están libres de pandemia. Para ella, este tipo de actuaciones tendrían que desarrollarse desde los centros de atención primaria y no desde los centros educativos.

Rafael Páez habló de algunos riesgos de hacer estas pruebas al profesorado, empezando por una falsa sensación de seguridad que pudiera derivar en un relajamiento de las acciones de prevención y seguridad. Y abundó en la cuestión de la toma de temperatura, algo que también puede vulnerar los derechos de protección de datos, a parte de ser síntoma de otras enfermedades no relacionadas con la COVID-19.

Desde el sindicato ven con buenos ojos que la mayor parte de las CCAA hayan decidido que los centros de educación infantil, así como de educación especial, no abran sus puertas en estas útlimas semanas de curso, dadas las dificultades que ambos colectivos entrañan a la hora de mantener las mínimas condiciones de seguridad, como el distanciamientos social.

En el caso del alumnado de educación especial, ven una posibilidad en hacer un seguimiento uno a uno, en atención domiciliaria, con más recursos de personal para hacerlo, en un proceso paralelo al que siguen algunos menores tras un periodo de hospitalización y que son atendidos en su domicilio por una docente en contacto con el centro educativo para poder hacer el seguimiento del curso.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/20/ccoo-exige-que-se-creen-todos-los-comites-de-seguridad-y-salud-en-el-trabajo/

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More unemployment and lower wages: Coronavirus crisis dimming the prospects of young people in Spain

Europe / Spain / 05/20/2020 / Author: Miguel Ángel García Vega / Source: https://english.elpais.com/

Half of all job losses since the start of the outbreak have happened to adults under the age of 35, who experts say will face the brunt of the economic fallout from the pandemic.

he coronavirus crisis has stunted the prospects of hundreds of thousands of young people in Spain. While youth is frequently defined as the prime of one’s life encompassing a career, getting a place to live, love and heartbreak, children – for those who choose to have them – studying, traveling, making mistakes, suffering and regret, around 6.5 million Spaniards who were between 20 and 29 in 2008 and are now between 32 and 41 might well focus only on the list’s negatives.

This generation, which represents 14.2% of the population according to Spain’s National Statistics Institute (INE), is facing their second global economic crisis in only 12 years; the economic downturn of 2008 and now the pandemic. Ed è súbito sera. “And suddenly, the night,” as the Italian poet and Nobel Prize winner Salvator Quasimodo put it. No one can deny the rapidly descending gloom.

In April, unemployment among those aged 25 to 29 – the hardest hit demographic – rose by 13.1%. And in the first quarter, unemployment for those under 25 was 33%, two and a half points higher than the last quarter of 2019. The figures released in April paint a bleak picture. Half of job losses ­– around the 460,000 – since the start of this crisis have been among the under-35s.

Without doubt, instability has come at the worst possible moment. The youngsters who entered the labor market in the middle of the financial crisis between 2008 and 2013 are being hit just when they were starting to get on their feet. “The impact will be huge because young people are starting out in an already very vulnerable situation, characterized by impermanence, and have not yet finished footing the bill of the previous crisis,” says María Ángeles Davia Rodríguez, professor at the University of Castile-La Mancha. “The cost of this bill will depend largely on levels of job security in the face of the pandemic. That is, whether the person can continue to telework or whether they will be faced with intense social contact when they go back to work.”

The consulting firm CEPR Policy estimates that currently only 25.4% of jobs in Spain can safely be done from home – a percentage that could rise to 43% when restrictions are scaled back to a minimum. “There is a divide between young people who are privileged to have jobs that can be done remotely, such as those working in finance or computer science, and those who work in catering or retail with face-to-face contact [with the public],” says David Grusky, director of the Stanford Center on Poverty and Inequality at Stanford University. “These are new forces of injustice.”

Every generation has been defined by traumatic events, which generally generate fear and uncertainty. They are events that change the way people understand the world, and affect the way in which they make decisions and take risks. “Entering the labor market in times of recession has dire and persistent consequences on the wage trajectory of young Spaniards. Its repercussions can last up to a decade,” says Nuria Rodríguez-Planas, professor at the City University of New York.

Along with her colleague Daniel Fernández-Kranz, Rodríguez-Planas has laid out her research on this phenomenon in the article The Perfect Storm: Graduating during a Recession in Segmented Labor Market. “Regarding university graduates, there is a 6.4% reduction [in wages] on average in the first 10 years if the person enters a labor market with 18% unemployment instead of 10%,” she says.

In other demographics, the fallout is worse, with those who have completed high school being hit by a reduction in wages of 10% and those with vocational training, 12.5%.

In April, the number of people unemployed under the age of 25 rose by 31,262 compared to the previous month

Meanwhile, experts from CaixaBank Research say that between 2008 and 2016, the average salary for workers between the ages of 20 and 24 fell by 15%, while those aged 25 to 29 lost 9% of their income.

These figures meant life projects, such as independent living and starting a family, were put on hold; historically, it has been shown that economic insecurity reduces fertility and delays home-making.

Other reports such as Youth Unemployment in Spain, published by the journal Papeles de Economía Española (or Papers on the Spanish Economy), analyzed the lives of young people who are now aged between 36 and 40 – a demographic that, despite having gone through the initial stages of the recession between 2005 and 2012, should have had their lives on track by 2020. Instead, there was something akin to “boomer envy” – a concept coined by novelist Douglas Coupland in the book Generation X, which addresses inequality and the McJobs era of the 1990s in the United States.

According to Maria Ángeles Davia, the study found that the probability of becoming unemployed was significantly higher among those who had lost their job before the age of 30. And the stigma was more intense the longer their experience of unemployment lasted during their youth.

It is reasonable to assume that the frustration of the millennials who are now in that age bracket will be even greater as they have also had to bear the burden of the wage cuts that followed the 2011 labor reforms. “They must feel as though they will never see economic security in their lifetime,” says Markus Gangl, professor of sociology at Goethe University in Frankfurt, Germany.

According to Jason Dorsey, president of the consulting firm The Center for Generational Kinetics, “they’re going to lose wages, jobs and career prospects while older workers try to keep going for longer, thereby limiting future job offers. They will also have to bear much of the tax burden that pays for older people’s benefits.”

Generational comparisons

Deep down, thousands of young people feel that other generations have taken the best and placed barbed wire around the rest. Many envy their parents, who could retire at the age of 60. But that era has long gone. Now, around 60 million jobs in Europe are in jeopardy. The future, according to the McKinsey consultancy firm, will consist of a reduction in paid working hours, a flood of temporary contracts, and permanent lay-offs. And it is young people once more who will be in the eye of the storm as seven million jobs employing 15 to 24-year-olds could go.

“It could be worse if European governments introduce new austerity measures in the coming years to cope with the budgetary pressure created by the crisis,” says Michele Raitano, professor of political economy at the University of La Sapienza in Rome. “And we already know what that means: worse conditions for workers and deep cuts to social spending.”

There is an urgent need to protect jobs. Every job saved keeps productivity and consumption up, reduces dependence on the state and has a positive effect on health and wellbeing. The numbers of job losses must be brought down. It is not enough to flatten this curve. In April, the number of unemployed people under the age of 25 rose by 31,262 compared to the previous month. That’s close to an 11% hike in a country where youth unemployment has held at 40% in some areas, particularly the south, even during prosperity. “The situation of young people was already difficult before the crisis and now they have begun to form part of structural unemployment; that is, chronic unemployment,” says Raquel Llorente Heras, professor of Economics at the Autonomous University of Madrid.

Threats

With thousands of young people on temporary contracts, the threat of what’s around the corner is very real, particularly with regard to how things will play out after the state of alarm. At the end of the coronavirus lockdown, it is possible that “there will be a significant loss of temporary employment,” says Llorente.

So what’s the answer? “One option would be a minimum income that would act as a springboard to access the labor market,” proposes Rafael Doménech, head of economic analysis at BBVA Research. “But it should be designed so that the young person does not come to depend on it, and it should be temporary.” No matter what its dimensions, almost everyone agrees with Llorente that it is “necessary.”

Younger sections of the population must be protected, especially in a world where health and economic crises will become more frequent. According to the International Labor Organization, youth unemployment increased by 7.8 million between 2007 and 2009, while the decade before it had grown on average by just 191,000 per year.

“They [young people] are the least affected by the virus, but will be the most exposed to the economic fallout from the pandemic,” says Stefano Scarpetta, director of employment, labor and social affairs at the Organization for Economic Cooperation and Development (OECD). “In the second phase of the crisis and beyond, attention will have to be paid to how we tackle this inequality through policies that target its source – for example, loopholes in social protection systems and low-skilled youth.” As Jordi Fabregat, a professor at Madrid’s Esade Business School, says, people between 30 and 35 without a good education “are in for a hard time.”

The Covid-19 crisis has interfered with the end of the school year in Spain and complicated access to the labor market for thousands of young people who should graduate or finish their studies this summer. Nobody knows for sure what impact this will have on their future. The situation brings to mind a line from Gabriel García Márquez’s One Hundred Years of Solitude: “The world was so recent that many things lacked names.”

But, according to Carlos Martín, head of the economic department for the CCOO labor union, shattering the expectations of Spain’s youth can be avoided. “We must raise taxes to bring Spain’s fiscal contribution into line with the European average, eliminate the immense flexibility of temporary contracts, which leads to instability, and guarantee access to housing to end the ‘postponed existences’ experienced by the young and the not-so-young,” he says. His proposals include ceilings on rents, taxing empty properties, restricting tourist apartments and creating a protected pool of public housing for rent.

Meanwhile, lawyer Antonio Garrigues Walker believes that things have a way of working out. “Sensationalism should be regarded as practically a crime at the moment,” he says. “I am an optimist. Human beings, particularly young ones, are very resilient and have always been able to adapt. There will have to be changes but not that many. Humanity has lived through other pandemics and got over them.”

That resilience is also flagged up by Josep Mestres, an economist at CaixaBank Research. “Young people are the ones who are suffering the lowest rates of infection and could be the group that returns to work first, making them part of the solution,” he says. “Besides, this is a generation that can adapt very well to the structural changes that are coming, such as teleworking and new technology.”

There is also a chance that, in the current climate, countries will return to factory production, supply chains and certain basic industries, particularly those related to the health sector. No one in Europe wants China to continue manufacturing 80% of its antibiotics, for example. “We are going to recoup our production network and this will give young people professional opportunities,” says Roberto Scholtes, head of strategy at the global financial firm, UBS Spain. “I am hopeful.”

All generations rise and fall and in between, there is an unspoken pact that they will prosper – that each generation will enjoy a better life than the last. To break this pact is to return to the twilight years of the Middle Ages or the 19th century’s Old Order. “If you can’t promise people that their lives will be better, then why should they support the system?” asks Grace Blakeley, a 26-year-old English economist, citing a view shared by millions of young people under 35, especially those in southern Europe, who are facing their second world recession in just 12 years.

The breakdown of this social pact leads to radicalization, populism and confrontation between generations. Economic misery leads to more economic misery. Low wages now lead to low wages later and, eventually, to tiny pensions. Meanwhile, unemployment is becoming structural in Spain.

Division

“The confrontation [between generations] partly exists already,” says Rafael Doménech of BBVA Research. “Statistics are beginning to show that during the 2008 crisis the incomes that best evolved were those of older people while those of the young worsened, which has generated a divide.”

According to Gonzalo Sánchez, president of accountancy firm, PricewaterhouseCoopers (PwC), “to address this generational tension, we need to create jobs. Nobody in society can be at peace without a job, especially young people.”

Emilio Ontiveros, president of International Financial Analysts (AFI), disagrees: “One of the consequences of the crisis is growing social tension. But I don’t see a war happening between generations. What I do see is a more entrenched response to the system. Young people will not be against the system but they will strongly defend public sectors such as health and education.”

According to Carlos Martín, from Spain’s CCOO union, “there is a class conflict rather than a generational one. The economic elite has a vested interest in substituting one for the other to safeguard their status quo and avoid fiscal, labor or real estate readjustments that would cut their profits in a structural way. That’s why they propagate ideas such as, the old are robbing the young of their rights and to avoid this pensions need to be cut; or those on permanent contracts are robbing the rights of those on temporary contracts – mainly the young – and the solution is to reduce redundancy packages. No one should be in any doubt ­– the sons and daughters of the elite will not see their expectations diminished but redirected.”

The same cannot be said for Spain’s less privileged youth who were already suffering a 30% unemployment rate before the coronavirus crisis.

English version by Heather Galloway.

Source and image: https://english.elpais.com/economy_and_business/2020-05-18/more-unemployment-and-lower-wages-coronavirus-crisis-dimming-the-prospects-of-young-people-in-spain.html

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Se va un pintor con la sonrisa en la boca y la sensibilidad en su trabajo

Por: Santiago González Vallejo

Juan Genovés se ha ido. Pintor, solidario y con la sonrisa siempre a punto. Estuvo con los refugiados.

El motivo de conocerle y hablar con él fue con motivo de que el presidia el VI Premio Juan María Bandrés de CEAR del año 2006 y el CSCA había presentado al palestino refugiado Salah Mohamed Salah ese año.

Salah Mohamed Salah ganó el premio por unanimidad del jurado.

Salah Mohamed Salah –nacido en Tiberias (Palestina) en 1936 y cuya familia se vio empujada al exilio tras la creación del Estado de Israel en 1948-la Nakba el 15 de mayo, tal día como hoy-. Según el acta del premio ‘es una de las personas que más ha trabajado por la defensa de los refugiados palestinos’, un compromiso que ‘le ha costado cinco atentados, tres encarcelamientos en Siria y 19 en Líbano’.  En 1985 fue uno de los tres negociadores en representación del Frente de Salvación de Palestina y la OLP designados por las facciones palestinas para detener la guerra del partido libanés Amal contra los refugiados palestinos asentados en el Líbano. Salah sigue luchando por los refugiados palestinos. De hecho platicamos tras su viaje a Cuba, en agosto del año pasado en Líbano.

Genovés, siempre le recuerdo riéndose. En una ocasión, en un homenaje a los abogados asesinados del despacho de la calle Atocha de Madrid, contó la génesis del famoso cuadro que se hizo cartel por la amnistía en 1976. Según recuerdo en su casa en una urbanización al oeste de Madrid capital, con un colegio enfrente, se reunió la Junta Democrática y al acabar la reunión, alguien -no recuerdo- le dijo ‘hemos acordado sacar un cartel para financiar a la Junta y al mismo tiempo pegar por las calles sobre la amnistía y hemos pensado que como tu te dedicas a estas cosas, que nos hagas algo. Cualquier cosa.’ Genovés -creo que afiliado al PCE en esa época- no se podía oponerse y no pudo decir nada y no veía qué podría servir. Y le dijo que en su estudio estaba preparando una exposición para sus cuadros en Chicago para su expositor de siempre ¿Marlborough? Entre sus cuadros estaba ‘El abrazo’. Ese fue el elegido. Se hicieron dos tipos de reproducciones, una de litografías numeradas y otra de carteles que fueron pegadas en muros y en paredes de muchas casas. El tardofranquismo estaba muy vivo y hubo muchos muertos en esa transición.

Genovés también contó la génesis del cuadro y de toda la exposición para Chicago, en ese homenaje de CCOO y del PCE. Fueron los niños del colegio los que le inspiraron. Riéndose, no pudiéndose contener de la gracia que le hacía a si mismo, contó que fue un gol, la celebración del mismo, el abrazo espontáneo, el que le llenó de imágenes y, posteriormente cuadros.

Éxodo

Posteriormente, creo que en el año 2008, CEAR le pidió que cediera 100 litografías para financiar el III Foro Mundial de Migraciones que se celebró en Rivas Vaciamadrid, cosa que nuevamente accedió. En ese Foro, también estuvo Salah Mohamed Salah.

Hace unos años, 2011-12, cuando el famoso cuadro ‘El abrazo’ se supo que estaba en el almacén del museo del Reina Sofía, como tantos cuadros, una serie de personas propulsamos una serie de iniciativas, entre ellas una pregunta parlamentaria, que logró que ante el ruido generado se lograse su exhibición ya permanente, en el edificio ampliación del Congreso de los Diputados, donde es público el acceso.

Y siempre su sonrisa y el apoyo a los débiles.

 

Fuente e imagen:  https://rebelion.org/se-va-un-pintor-con-la-sonrisa-en-la-boca-y-la-sensibilidad-en-su-trabajo/

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Bioseguridad Y Política

Por: Giorgio Agamben

Lo que llama la atención en las reacciones a los dispositivos de excepción que se han puesto en marcha en nuestro país (y no sólo en éste) es la incapacidad de observarlos más allá del contexto inmediato en el que parecen funcionar. Son raros los que intentan en cambio, como exigiría un análisis político serio, interpretarlos como síntomas y signos de un experimento más amplio, en el que está en juego un nuevo paradigma de gobierno de los hombres y las cosas. Ya en un libro publicado hace siete años, que ahora vale la pena releer cuidadosamente (Tempêtes microbiennes, Gallimard 2013), Patrick Zylberman describió el proceso por el cual la seguridad sanitaria, hasta ahora al margen de los cálculos políticos, se estaba convirtiendo en una parte esencial de las estrategias políticas estatales e internacionales. Se trata nada menos que de la creación de una especie de «terror sanitario» como herramienta para gobernar lo que se definió como el peor de los casos. Según esta lógica del peor de los casos, ya en 2005 la Organización Mundial de la Salud había anunciado «de dos a 150 millones de muertes por la próxima gripe aviar», lo que sugería una estrategia política que los Estados en ese momento no estaban aún preparados para aceptar. Zylberman muestra que el dispositivo que se sugirió tenía tres puntos: 1) la construcción, a partir de un posible riesgo, de un escenario ficticio, en el que los datos se presentan de forma que favorezcan comportamientos que permitan gobernar una situación extrema; 2) la adopción de la lógica de lo peor como régimen de racionalidad política; 3) la organización integral del cuerpo de ciudadanos de forma que se refuerce al máximo la adhesión a las instituciones de gobierno, produciendo una especie de civismo superlativo en el que las obligaciones impuestas se presentan como prueba de altruismo y el ciudadano ya no tiene derecho a la salud (seguridad sanitaria), sino que pasa a estar legalmente obligado a la salud (bioseguridad).

Lo que Zylberman estaba describiendo en 2013 ha ocurrido ahora a tiempo. Es evidente que, más allá de la situación de emergencia ligada a un determinado virus que en el futuro puede dar paso a otro, lo que está en juego es el diseño de un paradigma de gobierno cuya eficacia supera con creces la de todas las formas de gobierno que la historia política de Occidente ha conocido hasta ahora. Si ya en el declive progresivo de las ideologías y creencias políticas, las razones de seguridad habían permitido a los ciudadanos aceptar restricciones a las libertades que antes no estaban dispuestos a aceptar, la bioseguridad ha demostrado ser capaz de presentar el cese absoluto de toda actividad política y de todas las relaciones sociales como la forma más elevada de participación cívica. De este modo, se pudo comprobar la paradoja de las organizaciones de izquierda, tradicionalmente utilizadas para reclamar derechos y denunciar violaciones de la constitución, de aceptar sin reservas limitaciones de las libertades decididas por decretos ministeriales sin ninguna legalidad y que ni siquiera el fascismo había soñado nunca con poder imponer.

Es evidente -y las propias autoridades gubernamentales no dejan de recordárnoslo- que el llamado «distanciamiento social» se convertirá en el modelo de la política que nos espera y que (como han anunciado los representantes de una llamada «task force», cuyos miembros están en flagrante conflicto de intereses con la función que se supone que deben desempeñar) aprovecharán este distanciamiento para sustituir en todas partes los dispositivos tecnológicos digitales por relaciones humanas en su fisicalidad, que se han convertido como tales en sospechosas de contagio (contagio político, por supuesto). Las conferencias universitarias, como ya ha recomendado el MIUR, se harán a partir del próximo año de forma permanente en línea, ya no se reconocerá a sí mismo mirando su cara, que puede ser cubierta por una máscara de salud, sino a través de dispositivos digitales que reconocerán los datos biológicos que deben ser tomados y cualquier «recolección», ya sea que se haga por razones políticas o simplemente por amistad, seguirá estando prohibida.

Se trata de una concepción integral de los destinos de la sociedad humana en una perspectiva que, en muchos sentidos, parece haber asumido de las religiones en su edad menguante la idea apocalíptica de un fin del mundo. Después de que la política fue reemplazada por la economía, ésta también tendrá que ser integrada con el nuevo paradigma de bioseguridad, al cual todos los demás requisitos tendrán que ser sacrificados para poder gobernar. Es legítimo preguntarse si tal sociedad puede todavía definirse como humana o si la pérdida de relaciones sensibles, de cara, de amistad, de amor, puede ser realmente compensada por una seguridad sanitaria abstracta y presumiblemente por completo ficticia.

Fuente: Quodlibet.it

Imagen : Matthew Finley, 

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