United States: School vouchers don’t just undermine public schools, they undermine our democracy

United States / June 5, 2017 /Latimes

Reseña: El presidente Trump quiere desviar miles de millones de dólares de las escuelas públicas para financiar los vales para escuelas privadas y religiosas. Es una mala idea para los niños, la educación pública y nuestra democracia.

President  Trump wants to siphon billions of dollars from public schools to fund private and religious school vouchers. It’s an idea that’s bad for kids, public education and our democracy.

Today, vouchers are used by less than 1% of the nation’s students. Trump and his Education secretary, Betsy DeVos, want to change that. Trump’s new budget proposal would make historic cuts to federal education spending, while diverting $1 billion into voucher programs — a “down payment” on his oft-repeated $20-billion voucher pledge. We believe the president’s plan would deal a terrible blow to public schools and to the 90% of America’s children who attend them, while doing almost nothing to benefit children who receive vouchers.

Although our organizations have sparred and disagreed over the years, such is the danger to public schooling posed by Trump’s embrace of vouchers that we are speaking out together on this issue. The Trump-DeVos effort to push vouchers, or something equivalent through tax credits, threatens the promise and purpose of America’s great equalizer, public education.

At a time when low-income children make up the majority of public school students, we as a country must do more to support families, teachers, administrators and public schools. Trump’s plan would do the opposite.

Public schools have never fully recovered from the Great Recession. Research, common sense and our collective experiences working with children, families and schools tell us that we must invest in, not cut back, public education. That means providing high-quality preschool for kids, and the social, health and mental health services they need. It means making sure students are reading at grade level by the end of third grade; that they have powerful learning opportunities, including career and technical training that can prepare them for college and work; and that they are guided by well-supported teachers and other education specialists. It means addressing the federal government’s deep underfunding of special education and building a culture of collaboration among teachers, administrators, parents and communities.

The Trump-DeVos budget and voucher plans, while still lacking in details, would eliminate more than 20 education initiatives, including after-school and summer programs, career and technical education, teacher professional development and funding to lower class size. Public money would go instead to schools that lack the accountability and civil rights protections of public schools. DeVos alarmingly fueled these concerns during a congressional hearing last week, when she repeatedly declined to say the Department of Education would withhold vouchers from schools that discriminate, including against LGBT students or students with disabilities. She similarly sidestepped questions about accountability.

We believe taxpayer money should support schools that are accountable to voters, open to all, nondenominational and transparent about students’ progress. Such schools — district and charter public schools — are part of what unites us as a country.

Champions of an essentially unregulated, free-market approach to K-12 education, including DeVos, counter that theirs is a better path to helping students in need. But the facts show that where vouchers have been put into practice on a meaningful scale, they hurt student learning.

Administration officials have suggested what amounts to a “back door” way to increase the reach of vouchers: tax credits for corporations and the rich who contribute to third-party voucher funds. The nation’s School Superintendents Assn. looked at states where such credits are already in place and found that, in some cases, the donors have been able to make a profit off the backs of taxpayers and ultimately kids. And what Carey calls the “shell game” of moving money through these funds makes it difficult to account for how the money is spent.

The Trump administration’s perverse priorities are increasingly clear: Impose the biggest cuts to federal education funding in memory and slash support to poor children and families by cutting Medicaid, food stamps and other programs, all while cutting taxes for the rich. It is an agenda that betrays millions of families seeking a better life, and one at odds with what this country stands for. Public schools are a fundamental engine of opportunity in this country. We will stand together to defend them.

Jonah Edelman is chief executive of Stand for Children, which advocates for quality public education. Randi Weingarten is president of the American Federation of Teachers.

Link: http://www.latimes.com/opinion/op-ed/la-oe-edelman-weingarten-school-vouchers-20170531-story.html

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La educación en la Argentina es una catástrofe.

América del Sur/Argentina/28.03.2017/Autor y Fuente: http://diariohoy.net/

El presidente Provisional del Senado, Federico Pinedo, consideró que «la educación en la Argentina es una catástrofe». Consideró luego que «por supuesto, hay mucha política en medio» de todo ello, aunque admitió que «hoy (por ayer) no» e insistió en que «la educación en la Argentina es una catástrofe, es probablemente la peor catástrofe».

«El 98 por ciento no tienen comprensión de texto, el 70 por ciento no hace las operaciones matemáticas básicas, es una catástrofe y hay que resolver este tema», enfatizó en sustento de su afirmación.

«Nosotros queremos cambiar la educación argentina porque esa educación hace que los chicos no tengan proyección, hay que revolucionar esta situación», definió.

El legislador se refirió también a la entrevista que la conductora Mirtha Legrand le realizó al presidente Mauricio Macri, el fin de semana último.

«Es una opinión, que Mirtha diga que el Presidente no ve la realidad me molesta. Porque molesta el clisé de decir que el Presidente no ve la realidad o que trabaja para sus amigos, son cosas demasiado burdas e irrespetuosas», dijo.

«En definitiva, fue una frase más porque el Presidente tiene alguna información más que la que tiene Mirtha, a mi me parece», finalizó con ironía.

Fuente: http://diariohoy.net/politica/la-educacion-en-la-argentina-es-una-catastrofe-91720

Imagen: http://diariohoy.net/adjuntos/galerias/000/200/0000200385.jpg

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La OCDE evaluó críticamente la educación en Uruguay y estableció varias prioridades

Uruguay/28 de Noviembre de 2016/Montevideo

La OCDE publicó una evaluación crítica sobre la educación en Uruguay y estableció una serie de prioridades que debe atender el gobierno si quiere cambiar la situación, que en muchos aspectos está por debajo del promedio regional.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cuya misión es «promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo», se ha convertido en una referencia para la evaluación de educación gracias a las pruebas PISA.

La organización acaba de publicar el reporte 2016 de la «OECD Reviews of School Resources» para Uruguay, que explora cómo pueden usarse los recursos para mejorar la calidad, equidad y eficiencia de la educación escolar en nuestro país. El reporte considera los recursos humanos, los financieros, los físicos (infraestructura) y el tiempo de enseñanza. Incluye una serie de recomendaciones a los países y sus comunidades educativas.

En el caso de Uruguay destaca que hay acceso universal en educación primaria y que el acceso preescolar para niños de 4 y 5 años es bueno, con una cobertura que supera considerablemente el promedio latinoamericano. Sin embargo, aclara que los índices de finalización de educación secundaria siguen siendo insatisfactorios y aumentaron muy lentamente en las últimas décadas en comparación con otros países de la región.

«Uruguay tiene índices de repetición muy altos en comparación con la región y a nivel internacional. Además, los niveles de logros estudiantiles en evaluaciones internacionales descendieron pero se mantienen por encima del promedio regional», indica el reporte. Una «preocupación mayor» es el porcentaje significativo de estudiantes con bajo rendimiento en educación secundaria.

El reconocimiento de desafíos para la igualdad en la educación «llevó a Uruguay a invertir en programas destinados a mejorar la desigualdad». «Sin embargo, hay inequidades muy marcadas basadas en el estatus socio-económico de los estudiantes», indica la OCDE. Hay diferencias muy pronunciadas de rendimiento, dependiendo del tipo de centro educativo, su ubicación y sus recursos. Estas inequidades «se reflejan en el rendimiento escolar». En 2010, sólo el 25 % de quienes tenían entre 15 y 17 años del quintil de ingresos más bajos había completado el ciclo básico y 7 % de los que tienen entre 18 y 20 años había culminado Secundaria. Todo esto en contraste con el 85 % y 57 %, respectivamente, del quintil de más ingresos.

La OCDE estableció las siguientes prioridades en políticas educativas que debe implementar Uruguay para cambiar esta situación:

Repensar la administración de la educación para facilitar la implementación de una reforma y mejorar el uso de los recursos académicos

Según la OCDE, en Uruguay no queda claro quién es responsable de definir las políticas educativas. Esto resulta «de la ambigüedad de roles de la ANEP y el Codicen». «Las líneas de responsabilidad son poco claras y hay falta de liderazgo en el sistema educativo, además de competencia entre los consejos educativos por los recursos», indica.

Incrementar el gasto global en educación pública apuntando a las ineficiencias claves

El reporte admite que la inversión pública en educación se incrementó significativamente en los últimos años (un crecimiento anual de 10 % entre 2004 y 2013). Esto prueba «el compromiso del gobierno para mejorar los recursos educativos». Sin embargo, el gasto público en educación permanece muy por debajo del promedio de los países de la OCDE y es inferior al de otros países latinoamericanos. Además, aunque este presupuesto permite «planes a mediano plazo, la preparación presupuestal no es estratégica». Se recomienda extender el tiempo de educación en Primaria, la expansión de la educación secundaria y el aumento salarial de profesores y maestros

Mejorar la transparencia de los mecanismos de financiación de la educación y el monitoreo del uso de recursos públicos

A la distribución de los recursos le falta transparencia, cree la OCDE. «Los parámetros que definen la base de la distribución no se hacen públicos», indica, y «el personal extra en los centros depende del consejo subjetivo de los inspectores». La OCDE critica que no hay información pública sobre los recursos destinados a cada centro y «hay una falta general de análisis costo-beneficio de las diferentes políticas educativas y programas». Por lo tanto, se sugiere la creación de una fórmula de financiación educativa.

Reforzar el profesionalismo de los educadores

«Pese a los esfuerzos recientes del gobierno uruguayo para incrementar el estatus de la enseñanza a través de mejores salarios, un número de factores limita el profesionalismo de los profesores y maestros», dice la OCDE. Por ejemplo, al sistema uruguayo le falta una infraestructura competitiva. El concepto del empleo educativo, donde la compensación se asocia básicamente a la carga horaria, «es una preocupación mayor porque no ofrece reconocimiento a otras actividades que no sean el enseñar». El reclutamiento de docentes es muy ineficiente y su valoración «es limitada a la hora de proveerles un feedback útil para su desarrollo».

Concebir la evaluación educativa y el liderazgo académico para fomentar la mejora continua en los centros

La OCDE valora el sistema de inspecciones en los centros educativos pero aclara que los inspectores «se enfocan más en el control y el cumplimiento y las evaluaciones se hacen a nivel individual en lugar de cubrir el centro en conjunto». Se establece como prioridad reforzar las tareas de inspección para contribuir a la mejora educativa, de tal modo que se haga una evaluación más amplia «que no sea sólo un ejercicio de cumplimiento».

También sugiere que las escuelas y liceos desarrollen planes de auto evaluación y desarrollo, que se mejore la calidad de la formación docente, se reevalúen los niveles actuales de remuneración y se brinden mayores oportunidades para el desarrollo profesional.

El informe fue realizado por el portugués Paulo Santiago, la chilena Beatrice Ávalos, la canadiense Tracey Burns, el argentino Alejandro Morduchowicz y el británico Thomas Radinger. Este equipo estuvo en Uruguay en marzo de 2015, a pedido de Uruguay (que fue uno de los países que optó para que se realizara la evaluación) y realizó un extenso reporte que fue publicado recién hoy.

Fuente: http://www.montevideo.com.uy/contenido/La-OCDE-evaluo-criticamente-la-educacion-en-Uruguay-y-establecio-varias-prioridades-327011

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