España: Educación física contra la obesidad infantil

España/30 enero 2017/Fuente: La Información

La OCDE advierte que uno de cada diez niños o niñas en España padecen sobrepeso. Concretamente, esta situación se da en un 26% de niños y un 24% de niñas, mientras que en el resto de países de la OCDE son un 23% de niños los que lo sufren, y en el caso de las niñas, un 21%.

 La solución que promueve ante ello José Miguel del Castillo, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, es clara; reclama 60 minutos diarios de Educación Física en la escuela, para combatir la obesidad infantil, ya que, según argumenta, “en 2050 habrá un 70% de sobrepeso infantil en España”, en base a los estudios estadísticos científicos. Del Castillo ha conseguido, hasta el momento, más de 13.000 firmas a favor de su propuesta, en la plataforma Change.org. Para este profesional, la educación física debe ser ejemplo directo tanto en casa como en las escuelas, a través de la práctica del ejercicio físico y de una dieta equilibrada.

Para regular las necesidades alimenticias en la etapa infantil, de forma moderada, existe formación especializada que proporciona los conocimientos necesarios a aplicar en la dieta diaria de los niños y niñas. Este aprendizaje puede adquirirse, fácilmente, mediante un curso especializado de nutrición deportiva en modalidad online.

A nivel mundial, la OMS informa de una serie de recomendaciones para la salud, que tienen el objetivo de orientar sobre las políticas más adecuadas que deben ejercerse en los distintos países, para prevenir enfermedades relacionadas con la falta de actividad física; en el rango de edad de entre 5 y 17 años, es necesario llevar a cabo juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, ya sean realizados en el ámbito familiar, en la escuela, o a través de actividades comunitarias.

Con estas recomendaciones se pretenden mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares, así como la salud ósea, reduciendo a su vez el riesgo de sufrir enfermedades no transmisibles (ENT), como es el caso de la obesidad infantil. Para ello, se informa de las siguientes pautas principales a seguir en el rango de edad citado:

  • Invertir, como mínimo, una hora al día en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
  • El tiempo empleado en actividad física diaria superior a 60 minutos, generará un beneficio aún mayor para la salud.
  • Es conveniente añadir, al menos tres veces por semana, actividades vigorosas de refuerzo a la actividad física diaria, particularmente, dirigidas a los músculos y huesos.
  • La actividad física realizada ha de ser aeróbica, en mayor medida.

En la etapa infantil, los juegos, deportes o ejercicios programados pueden adaptarse a cada edad, bajo una perspectiva profesional, con las ventajas consecuentes para la salud, a medio y largo plazo. Realizar un curso de monitor de gimnasio capacita a aquellas personas interesadas en el sector deportivo, para programar y promover actividades físico-deportivas, entre aquellas niñas y niños que necesiten una asistencia alternativa a la formación impartida en las escuelas.

Instituciones y organismos de prestigio han publicado, a lo largo de los años, sus afirmaciones sobre las ventajas que aporta la actividad física en la vida cotidiana. En 1978, La UNESCO, en su Carta Internacional de la Educación Física y del Deporte, hacía referencia a la preservación y mejora de la salud, así como a la mejor resistencia de los inconvenientes propios de la vida moderna y al enriquecimiento de las relaciones sociales, mediante la práctica del deporte y la educación física. El Parlamento Europeo, por su parte, recomendaba en un informe de 2007 la práctica de tres horas semanales de Educación Física en centros educativos. Este planteamiento es superado, incluso, en países como Finlandia, donde la impartición de educación física ocupa cinco horas semanales y donde, según el informe Pisa, el alumnado obtiene mejores resultados académicos.

Mientras el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España atiende a las peticiones populares y las recomendaciones profesionales de las diferentes entidades y organismos a nivel mundial, puede compaginarse la formación recibida en la escuela con las clases complementarias de un instructor o instructora de educación física, para mantener controlados los índices de obesidad en la etapa infantil, y contribuir a la mejora de la salud, con el apoyo pertinente de una nutrición sensata. Cualquier iniciativa que difunda el valor de la práctica deportiva y de la actividad física, en general, es positiva para frenar el aumento de esta enfermedad crónica durante los próximos años.

Fuente:http://www.lainformacion.com/comunicados_empresas/Educacion-fisica-obesidad-infantil_0_994101116.html

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Niño, cómete las acelgas

España/08 junio 2016/Autor:Javier Sampedro/Fuente:El País

El cerebro infantil lucha entre su apetencia por el dulce y los consejos dietéticos de la madre

Una sociedad opulenta no siempre encaja con la naturaleza humana, que evolucionó en un contexto mucho más magro. Nacemos programados para comer dulces, grasas y todos los alimentos hipercalóricos que arruinarán nuestra salud futura, y cada vez es más esencial que el niño aprenda a controlar esas apetencias insalubres. Una investigación neurológica aclara ahora cómo se desarrolla el principal mecanismo de compensación: el niño incorpora un modelo del tipo de alimentos que le aconseja su madre, y dos partes de su cerebro luchan entre el deseo salvaje del pastel y el discreto encanto de la acelga que ha aprendido de mamá. He aquí el aprendizaje nutricional en acción.

En su alegoría del auriga, Platón representa el alma humana como un carro tirado por dos caballos, uno ruin y otro noble, que simbolizan la pasión desbocada y el impulso racional. El conductor (auriga) pasa las de Caín para evitar que cada caballo tire para su lado y llevar el carro a buen puerto. En términos neurológicos, el caballo ruin es el córtex prefrontal ventromedial, un módulo cerebral implicado en los circuitos del placer, o de la recompensa. Y el caballo noble es el córtex prefrontal dorsolateral, una región responsable del autocontrol. Todavía no sabemos exactamente dónde está el auriga –y hasta es posible que no exista—, pero eso es irrelevante para el actual estudio.

Amanda Bruce y sus colegas de la Universidad de Kansas han estudiado a 25 niños de 8 a 14 años de edad con una combinación de pruebas psicológicas de comportamiento e imágenes de su cerebro en acción con resonancia magnética funcional. Les han pedido, para empezar, que puntúen 60 alimentos (manzanas, coles, patatas fritas, gominolas y así hasta 60) según dos criterios: si les gustaría comérselos y si a su madre les gustaría que se los comieran. También han examinado la actividad de su cerebro mientras tomaban esas decisiones penosas.

Los resultados, que presentan en Nature Communications, muestran que la elección del niño se debe a una combinación de sus apetitos salvajes con lo que, según entienden, su madre habría elegido para ellos. La resonancia magnética ha demostrado luego que la activación del córtex prefrontal ventromedial (el caballo ruin) se correlaciona con las preferencias personales del niño; y que la activación del córtex prefrontal dorsolateral (el caballo noble) lo hace con las preferencias de la madre que el niño ha internalizado. Bien por la alegoría del auriga.

Pero hay un tercer resultado que se le escapó por completo a Platón: que la actividad del caballo noble reprime a la del caballo ruin. Esto, desde luego, alivia de forma considerable el esfuerzo del auriga. El caballo noble, en realidad, le da hecha buena parte del trabajo y, si se activa de manera vigorosa, garantiza por sí solo que las dos bestias tiren en la misma dirección. Como vimos antes, es posible que el auriga no exista, es decir, que no sea más que un sistema emergente formado por caballos autónomos.

En cualquier caso, los resultados revelan la importancia clave de los mensajes que la madre –o el conjunto de los padres y los educadores— transmiten a su desconcertada prole. Incluso a una edad tan temprana como los ocho años, y tal vez incluso antes, esos mensajes van a formar parte de su cerebro, literalmente. Así que, aunque a la niña le gusten los pasteles, los padres deben insistir en que se coma las acelgas. Aunque no lo haga, pero díselo.

Fuente:

http://elpais.com/elpais/2016/06/07/ciencia/1465288012_134774.html

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