La necesidad de las redes colaborativas en educación

Por: Educación 3.0

En el ámbito educativo, las redes colaborativas amplían el aprendizaje y coordinación de los integrantes, además de proporcionar apoyo emocional dentro del grupo. Alexis Moreira Arenas, docente de Psicología Educacional en la Universidad de O’ Higgins en Rancagua (Chile), ofrece algunas claves para ponerlas en marcha con el alumnado tras la crisis sanitaria.

Cuando hablamos de red no estamos hablando necesariamente de colaboración, por lo que es importante hacer la distinción. Una red es un conjunto de personas o instituciones que se conectan directa e indirectamente, mientras que la colaboración consiste en trabajar en conjunto por un propósito común (Rincón-Gallardo & Fullan, 2016). Lograr aprendizajes colectivos es uno de los principales objetivos de las redes colaborativas. En estas redes los integrantes se transforman en los enlaces del conocimiento, resolviendo problemas de práctica en función de avanzar hacia un objetivo común.

Cuando las redes trabajan colaborativamente, el verdadero desafío radica en establecer relaciones y sistemas sostenibles que perduren al margen de los proyectos que hicieron posible el comienzo de la colaboración (Azorín & Muijs, 2018).

Las redes en educación: claves para la situación actual

Para lograr redes educativas que se enfoquen en la colaboración y que sean sostenibles se deben considerar los siguientes aspectos:

redes colaborativas educación

·   La definición de una estructura que entregue un marco de acción claro a los integrantes.

·   Un propósito común definido de manera consensuada.

·   Las condiciones y recursos necesarios para el funcionamiento de la red.

·   Un liderazgo horizontal que oriente los elementos centrales de la red.

Pero, ¿en qué aspectos pueden ser útiles las redes colaborativas en la actual situación de crisis sanitaria?

La experiencia demuestra que un país afectado por un conflicto puede tardar hasta dos décadas en pasar de la fase inicial de ayuda humanitaria a la de reconstrucción y desarrollo. Si la educación no es una prioridad desde el principio, las probabilidades de una recuperación temprana y sostenible se ven drásticamente reducidas (UNICEF, 2010).

En estas situaciones de crisis, las redes cobran mayor relevancia frente a los obstáculos que dificultan los procesos educativos cotidianos, pues poseen un mayor alcance y, con ello, más posibilidades de expandir los aprendizajes, de generar nuevas redes y, sobre todo, de generar un apoyo que disminuya la sensación de vulnerabilidad de los integrantes.

Aspectos claves para la colaboración

A continuación, menciono algunos aspectos claves que hacen necesario el trabajo en redes colaborativas en la situación actual:

1)  Contención emocional: especialmente en la situación actual, los integrantes de las redes pueden compartir distintas realidades, romper el aislamiento y generar un tejido de apoyo de forma colectiva.

2)  Coordinación eficiente: las redes permiten definiciones consensuadas de manera más rápida, lo que alinea criterios para avanzar y responder de manera eficiente en el contexto de una crisis.

colaboración

3)  Mayor alcance: en situaciones de crisis es necesario amplificar información y aprendizajes para, por un lado, resolver temas operativos emergentes y, por otro, cimentar prácticas que permitan avanzar en temas estratégicos.

4)  Desarrollo profesional: la instancia que genera el trabajo en red es una oportunidad para enriquecer las prácticas y expandir los aprendizajes, generando un capital que pueda dar respuesta a la situación de crisis y, a la vez, hacer sostenible el trabajo de la red para continuar aportando al mejoramiento educativo.

En resumen, potenciar las redes educativas enfocadas en la colaboración es y será una estrategia clave para enfrentar de la mejor manera la actual pandemia y sus efectos en la educación del mañana.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/necesidad-redes-colaborativas-educacion/

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Reaprendizajes

Por: Pedro Flores

Así como el mundo ansía la llegada de una vacuna contra el virus que causó el cierre de nuestras escuelas y universidades, algunos también deseamos la construcción de mejores capacidades directivas y gubernamentales para abrirlas.

Por eso es importante hacer un repaso de los lineamientos para el regreso a clases en la “nueva normalidad” anunciados ayer por el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán.

¿Cuándo regresaremos a clases presenciales? Todo depende del color de alerta sanitaria (“semáforo”) que como sociedad hayamos podido alcanzar, pero como referencia, el 10 de agosto daría inicio el ciclo escolar 2020-2021.

Para regresar relativamente seguros, se trabajará, según el titular de la SEP, en nueve “intervenciones” que en realidad son más: activación de los comités participativos de salud, sanitización de las escuelas, establecimiento de filtros en tres planos (hogar, escuela y aula), higiene permanente, señalizaciones de tránsito para todos los agentes escolares, dotación de condiciones básicas de operación (agua, jabón, gel) en “todas” las escuelas, protección del personal docente en “grupo de riesgo”, uso de cubrebocas, recreos escalonados, suspensión de ceremonias y reuniones, apoyo emocional para docentes y estudiantes, maximización de espacios abiertos, y detección de algún enfermo que implicaría volver a cerrar la escuela.

Con estos elementos ya podemos imaginar la nueva fisonomía del ambiente escolar que vamos a crear. Específicamente, a mi me preocuparían al menos dos aspectos. Primero, ¿cuántos profesores “en riesgo” no podrán regresar a sus escuelas y cómo se suplirá su labor? Este es un tema de naturaleza estrictamente laboral y sindical que impactará directamente sobre el aprendizaje de la niñez mexicana. Segundo, cómo vamos a prepararnos para trabajar de manera intermitente ante rebrotes reales o falsas alarmas de contagio. La capacidad de los directores y supervisores del nivel básico de educación aquí será clave, así como la comunicación entre ellos, los docentes y las jefas y jefes de familia. Un nuevo reto de gestión escolar para la continuidad del aprendizaje se avecina y una versión renovada de autonomía escolar podría nacer, ¿cómo reaccionará la SEP a ella? Habrá una oportunidad para reaprender.

Desde antes, pero más notoriamente desde que la realidad cambió notablemente a raíz del Covid 19, varios analistas han hecho notar cierta debilidad del titular de la SEP para responder a los complejos problemas públicos que envuelven a la educación. Coincido con esta observación y la reitero no para señalar personalmente a Esteban Moctezuma, sino porque esto origina vaguedad, errores y finalmente, una falta de capacidad de gobernación del sistema educativo nacional. No se trata de imponerse como en el pasado, sino de construir y ejercer la autoridad educativa que la Ley le confiere. Es una cuestión de legitimidad y eficiencia bajo un marco (aún) democrático.

Si bien el secretario acertó cuando anunció la eliminación de los “exámenes de asignación” para secundaria, pienso que debió haber sido más enfático y decir que todos los niños y jóvenes de educación básica van a acreditar sus cursos, que pasarán sin restricciones de grado independientemente de la calificación que obtengan. En cambio, dijo: “En cuanto a la valoración del ciclo escolar 19-20, dado que el calendario escolar había avanzado un mínimo de 73 por ciento en todo el país, la calificación base a los alumnos será responsabilidad de las maestras y los maestros que son quienes los conocen bien y algunos criterios serán el promedio de sus calificaciones en los dos primeros trimestres y las carpetas de experiencias de los alumnos, ya sea que las presenten de manera física u oral, pero estas sólo se utilizarán para ayudarlos en su calificación, nunca para perjudicarlos”. ¿Pensará alguien perjudicar la trayectoria académica de algún estudiante ante la pandemia?

Una “calificación” escolar no representa valor ante una situación tan sui generis y de emergencia que todas las niñas, niños, jóvenes, madres y padres de familia hemos tenido que forzosamente vivir. La realidad cambió, ¿las viejas reglas escolares no? Además, los maestros y maestras pueden conocer bien a sus estudiantes, pero varios de ellos también se vieron envueltos en una presión e incertidumbre que ocasionó diversos problemas y errores. Uno de estos fue sobrecargar a los estudiantes de contenidos y tareas como una reacción apresurada ante la virtualización escolar. Faltó entonces dirección de la autoridad educativa para tener claro qué era importante aprender o “desaprender”. ¿Cuándo llegue la vacuna contra el Covid 19 habremos sanado de burocratitis?

Desarrollar y mantener el interés del educando por su aprendizaje – no por su calificación – es un propósito que bien puede servir a futuro como referente dado el escenario de incertidumbre, intermitencia escolar y necesidad de un cambio educativo real.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/reaprendizajes/

Imagen: https://pixabay.com/

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Enseñemos que sin bondad la inteligencia es ciega y torpe

Valeria Sabater

La bondad se transmite mediante la caricia que reconforta, el gesto que educa y el ejemplo que guía. Si plantamos en nuestros pequeños semillas de nobleza, de afecto y de empatía, daremos al mundo adultos más fuertes, personas más dignas y valientes capaces de construir sus propios caminos.

Lo cierto es que, por mucho que la inteligencia emocional esté de moda, siguen priorizándose aquellos estudios y trabajos orientados a potenciar el rendimiento de los niños en las materias escolares más tradicionales. Algo en lo que incide, por ejemplo, la ley estadounidense “Child Left Behind“ (que ningún niño se quede atrás), que impulsa a los alumnos y a las familias a mejorar su expediente académico con el fin de no perder ayudas económicas.

Esta ley ha propiciado el desarrollo de múltiples trabajos enfocados a una idea muy básica: desarrollar al máximo la habilidad de los niños para memorizar. Los estudios en sí resultan interesantes desde un punto de vista científico, porque se ahonda en los distintos patrones que utiliza el cerebro para establecer relaciones, para codificar datos y asentar nuevos recuerdos.

Ahora bien, lo que está sucediendo con este edicto, aprobado en su momento por el presidente George W. Bush, es que los maestros se sientan presionados y los alumnos frustrados. Es como si nuestro contexto político y social fuera por un lado, mientras la neurociencia, con los resultados derivados del conjunto de investigaciones en este contexto, nos gritara que por ahí no.

El cerebro de un niño necesita una educación más completa y compleja que la actual, que incide y estimula la práctica de estrategias mnésicas. Una atención a la memoria que va en detrimento del “cemento” que asienta los conocimientos, lo que despierta la curiosidad y lo que asienta los cimientos de una personalidad fuerte, madura y feliz.

Si somos capaces de educar, de guiar y de motivar a los niños a través de la bondad y el reconocimiento, daremos al mundo una generación mucho más digna y más preparada para los retos con los que se van a tener que enfrentar.

La bondad en el cerebro infantil

Empezaremos aclarando un aspecto importante. Cuando un bebé llega al mundo es incapaz de regular sus emociones, y en su cerebro no existe ningún área donde esté instalada de forma genética el concepto de la bondad. Lo que sí hay es una necesidad innata y natural por “conectar” con el medio que le envuelve, primero con sus progenitores para sobrevivir y más adelante con sus iguales para iniciar sus primeras relaciones sociales.

Hemos de entender que el mundo emocional de los niños sigue una secuencia de desarrollo específica donde los adultos debemos ser sus guías, sus mediadores e incluso sus gestores. La reorganización neurológica de un cerebro infantil es muy compleja, ahí donde la edad cronológica no siempre marca que se asiente una función, una capacidad o un logro específico. Así, seamos pacientes y aprendamos a respetar el desarrollo físico, psicomotor y emocional de cada niño.

Además, existen una serie de factores que determinarán la calidad de ese desarrollo integral en nuestros hijos. Cuando hablamos de educar en bondad no nos referimos solo a educar en valores. Hablamos también de cómo ese universo cercano -lleno de caricias, miradas y reconocimiento- configura sin duda esa conexión capaz de conseguir un mejor desarrollo neuronal.

Un niño puede establecer un contacto con la bondad desde edades muy tempranas. La percibe a través de la voz de su madre y de los brazos de su padre. La nota cuando aprende a hablar y es escuchado, cuando lo guían con el ejemplo, cuando regulan sus emociones y le enseñan a valorar a los demás, a respetarlos y a respetarse también a sí mismo.

La bondad es mucho más que un valor, es un canal de aprendizaje excepcional.

Claves para educar en bondad

Hablábamos al inicio de que la línea curricular de muchos centros escolares pasa por priorizar el rendimiento académico en asignaturas clásicas por encima de la Inteligencia Emocional. Bien, queda claro que ninguno de nosotros vamos a poder cambiar lo que nos exige la sociedad, por ello vale la pena educar emocionalmente a nuestros niños para que estén preparados ante estas demandas. Se trataría pues de guiar desde el hogar, de ser buenos gestores emocionales desde que nuestros hijos están en la cuna y dan poco a poco sus primeros pasos.

A continuación, os damos algunas claves para conseguirlo.

Educar en respeto, educar en bondad

Algo muy real y que el libro “Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen” nos explica muy bien es que todos somos excelentes padres, hasta que somos padres. Es decir, antes de tener niños idealizamos la crianza y tenemos muy claro lo que haríamos y lo que no. Más tarde, cuando llegan los hijos la vida real nos da la “bienvenida”.

  • Para educar en respeto y bondad es necesario ser unos padres pacientes. La crianza es una aventura diaria, ningún día es igual y las exigencias de un niño pueden cambiar de un momento a otro. Lo más importante en estos casos es que nosotros mismos seamos siempre iguales para ellos, igual de accesibles, igual de afectuosos, pacientes, con las mismas normas y los mismos ejemplos que inculcar.
  • Otro consejo que nos dejó María Montessori es la necesidad de sembrar en el niño ideas de nobleza desde edades muy tempranas aunque no las entienda. Ya llegará día en que esa semilla ofrezca su fruto.

Por último, no podemos olvidar que la bondad es una de las cualidades que mejor refleja la esencia humana. Educar en bondad es enseñar civismo, es respetar al otro, es amar la naturaleza y no menos importante, amarse también a uno mismo.

Guiemos a los niños en este camino que día a día, les ayudará sin duda a disfrutar de una vida más plena.

Fuente del articulo: https://lamenteesmaravillosa.com/inculcar-ideas-bondad-cerebro-infantil/

Fuente de la imagen: https://lamenteesmaravillosa.com/wp-content/uploads/cursos/inculcar-ideas-bondad-cerebro-infantil/Niño-sujetándo-un-corazón.jpg

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Canadá: Los consejeros de orientación asumen un papel destacado dentro de las comunidades escolares

América del Norte/Canadá/24 de febrero de 2017/Fuente: www.ei-ie.org/

Desde brindar apoyo emocional hasta preparar a los estudiantes para sus futuras carreras profesionales, los consejeros de orientación de Canadá están experimentando un cambio en su práctica escolar que hace que se conviertan en una parte cada vez más fundamental para la vida de los jóvenes

Los días en que los consejeros escolares eran principalmente solicitados para ayudar a los estudiantes en casos puntuales han sido relegados a una época pasada. Hoy en día, los consejeros desempeñan un papel central en el desarrollo de los estudiantes a lo largo de su vida escolar de primaria y secundaria.

“La función del consejero escolar está cambiando para incluir el liderazgo en la promoción de la reforma educativa, así como las escuelas saludables y seguras”, dice Janice Graham-Migel, consejera escolar de la Junta Escolar Regional de Halifax y presidenta del Comité de Asesoramiento de la Escuela Nacional de la Asociación Canadiense de Asesoramiento y Psicoterapia (CCPA, por sus siglas en inglés), una asociación nacional bilingüe que proporciona a los consejeros y psicoterapeutas profesionales un acceso exclusivo a programas educativos, titulación, desarrollo profesional y un contacto directo con profesionales homólogos y grupos especializados.

Graham-Migel, que obtuvo su doctorado en administración educativa en la Universidad de Toronto y estudió liderazgo distribuido como parte de sus estudios de doctorado, explicó a la Internacional de la Educación (IE) que “el consejero escolar desempeña un papel importante en la colaboración interdisciplinaria e interinstitucional, que se centra en la eliminación de los obstáculos que impiden el éxito académico”.

Ex docente y miembro actual de la Federación canadiense de docentes (CTF), Graham-Migel dice que se ha producido un cambio en el asesoramiento, que ha pasado de ser un cargo a ser un programa, y que ahora se espera que los consejeros escolares asuman un papel de liderazgo con los estudiantes, además de “cultivar el liderazgo en la comunidad escolar”.

Aunque la educación en Canadá está organizada bajo la autoridad provincial, este cambio se ha producido en todo el país, en donde hay alrededor de un consejero por cada 500 estudiantes. En el caso de Nueva Escocia, su programa general de orientación y asesoramiento se ha desarrollado durante más de 20 años para centrarse en cuatro áreas centrales con el fin de responder mejor a las necesidades de los estudiantes: orientación curricular; servicios profesionales; planificación de la vida y de la carrera profesional; y gestión del programa y soporte del sistema. El programa se centra en el desarrollo personal, social, educativo y profesional de los estudiantes.

Planificación educativa y desarrollo profesional

“En un entorno laboral que cambia rápidamente y en una sociedad cada vez más móvil, la planificación educativa y el desarrollo profesional siguen siendo un componente esencial del programa general de orientación y asesoramiento de la escuela”, dice Graham-Migel. “Apoyar a los estudiantes en la planificación de su vida y en el establecimiento de sus objetivos, ayudarles en la transición hacia una nueva realidad laboral y de empleo en Canadá, y mejorar su preparación para la educación y la formación postsecundaria y las carreras profesionales es significativo en el ámbito de la práctica de un consejero escolar”.

Un enfoque integral del niño

Dado que la inmensa mayoría de consejeros escolares proceden de las filas de la docencia, CTF, socio de la CCPA desde 2015, respaldó y promovió la 4ª semana canadiense del asesoramiento escolar que se celebra anualmente y tuvo lugar recientemente, cuyo objeto es poner de relieve que esta profesión contribuye de manera decisiva en la comunidad educativa y en el bienestar de los estudiantes.

“Los estudiantes y sus familias se enfrentan a desafíos cada vez más complejos. Las escuelas se enfrentan a una variedad de dificultades morales, éticas, legales y médicas, así como a problemas relacionados con la salud mental”, dijo la presidenta de CTF, Heather Smith, quien destacó que “el consejero trabaja conjuntamente con la comunidad escolar para resolver los problemas que surgen en la escuela en colaboración con otros profesionales y organizaciones en caso de que sea necesario”.

La importancia del asesoramiento ha recibido mayor atención en los últimos años después de que Canadá acogiera a más de 40.000 refugiados sirios. Aunque las necesidades de los jóvenes varían de una provincia a otra, se han identificado ciertas necesidades comunes y la información se comparte por todo el país, que abre sus puertas a los inmigrantes.

Los consejeros desempeñan un papel decisivo a la hora de ayudar a los recién llegados a adaptarse y su labor abarca desde crear concienciación acerca de los conflictos hasta apoyar a los estudiantes que manifiestan una sintomatología vinculada a la frustración, la ira, la depresión, el desplazamiento y el estrés post-traumático, o abordar las dificultades vinculadas a la pobreza y lingüísticas.

Prestar atención a la salud mental

Sin embargo, otra área que necesita mayores recursos es la salud mental, que puede ser abordada en su fase inicial.

“En cualquier momento de cualquier día, aproximadamente uno de cada siete niños y jóvenes canadienses menores de 19 años sufre un trastorno mental grave que dificulta su capacidad de realizar tareas básicas, perturba sus actividades diarias y disminuye sus posibilidades de lograr el éxito educativo”, dijo Ariel Haubrich, presidenta de la Sección de los consejeros/as escolares de la CCPA. “A medida que aumentamos nuestra comprensión de los efectos nocivos que tienen los problemas de la salud mental sobre el desarrollo social y emocional, el éxito académico y la planificación de la carrera profesional, la intervención temprana y el apoyo permanente brindados por profesionales cualificados pueden tener un impacto significativo en los resultados positivos de los niños y jóvenes en edad escolar”.

La cuestión del bienestar fue objeto de atención en Montreal el pasado mes de julio durante la Asamblea General Anual de CTF, en la que se reunieron educadores y líderes del ámbito de la salud para abordar los problemas relacionados con la salud mental. Con el fin de proseguir la conversación, la campaña de CTF VOX-Hear My Voice permite que la voz de cada docente se una a la de sus compañeros de todo Canadá para promover los intereses de los niños y las familias. El manual de CTF Hear My Voice – Advocacy to change “what is” into “what should be” [Escucha mi voz – Cabildeo para cambiar “lo que es” por “lo que debería ser”] puede descargarse aquí.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/news/news_details/4284

Imagen: https://www.ei-ie.org/kroppr/eikropped/Scool_Counselling_148724034214872403422904.jpg

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