«De particular preocupación les resultaban las escuelas y las universidades que, decían, no cumplían bien su tarea de ‘adoctrinar a los jóvenes’ convenientemente: el activismo estudiantil -el movimiento de derechos civiles, el movimiento antibelicista, el movimiento feminista, los movimientos ambientalistas- probaba que los jóvenes no estaban correctamente adoctrinados». [Noam Chomsky, 2014: Sobre el trabajo académico…sinpermiso.fo]
Por Rodrigo J Garcia
Llegar a un aula donde no hay nada y hacer crecer un huerto, podría parecer una osadía, sin embargo a mí me pareció lo más conveniente… ¡Que ilusión! ¿No?
«Inés Relaño» de Almería
Con ese aliento inicial esta experiencia se convirtió en el proyecto docente preferido de Carmen Cañabate Carmona, maestra del Colegio Público de Educación Infantil y Primaria «Inés Relaño» de Almería.
Cuando comenzó el curso no se imaginaban que iba a ser posible, que serían capaces de desarrollar el proyecto entre todos y con éxito; a pesar de lo sencillo que puede parecernos ahora que se encuentra en marcha.
Esta iniciativa de investigación y de trabajo de aula se desplegó el pasado curso, cuando Carmen –después de un tiempo alejada de las aulas– se incorporó al mencionado centro, comenzando su tarea con un grupo de alumnos y alumnas de 1º de Educación Primaria.
El inicio fue un poco duro, tuvo que empezar por conseguir «algunos recursos de aula«. El espacio estaba bastante huérfano de materiales, revelando un ambiente empobrecido de aprendizaje. «A pesar de todo»,Carmen confiesa que «albergaba mucha ilusión»: era consciente de que, en una semana, le «llegaría un batallón de afanosas personas de seis años, creativas, entusiastas y con fuerzas para transformar este lugar en un sitio acogedor, repleto de posibilidades de aprendizaje».
Es cuando Carmen se plantea ¿por qué no proyectar, en este entorno en principio no muy propicio, la gestación de un huerto escolar? Esto sí que podría ser un prometedor recurso de aprendizaje.
El primer problema que debía resolver era el espacio. Disponían de un«minipatio» interior que servía de iluminación a la clase y con el que, como casi nadie lo usaba, se sintieron afortunados: les pareció ideal para sus plantaciones.
Buscaron en Internet información sobre huertos urbanos y pudieron hacerse con algunos ejemplos:pequeños huertos en terrazas y en otros lugares que podrían parecerse a su pequeño patio.Les gustó la idea deplantar en garrafas de agua; además de muy barato, les servía para trabajar de manera colectiva la rutina de reciclar. Guardaban, también, para el semillero inicial, los botes de zumo que traían para el desayuno, los vasitos de yogurt, las bandejas donde se envasa la carne… e incluso reciclaron los cartones de leche, fabricando calendarios de mesa.
Decidido el espacio y contando con que los primeros materiales estaban al alcance, lo único que les faltaba era tierra y semillas para plantar, así queCarmen pensó que «los recortes del Señor Wert» aún le dejaban margen para comprar un par de sacos de tierra y unas semillas.
Pero el huerto era, ante todo, un recurso educativo que debía cumplir su propósito de promover aprendizajes sobre las plantas y sobre el propio proceso creativo de aprender. Se comenzó buscando información…
Efectivamente, el huerto como recurso educativo les permitió aprender sobre las plantas, la agricultura, experimentar…
«Ahora estamos en la fase de pasar los plantones a lo que va a ser nuestro ‘huerto escolar urbano‘. Cuando hemos ido a trasplantar, nos hemos dado cuenta de que las plantas al crecer se inclinaban todas hacia un lado y todas hacia el mismo.
Así que les pregunté a mis investigadoras e investigadores por qué creían que todas se ‘torcían hacia el mismo lado‘ y éstas fueron las respuestas:
.- Se están secando,
.- Les falta agua.
.- Se van a ‘pudrir’
.- Van buscando el agua.
Todas las razones que daban apuntaban a relacionar ‘el suceso’ con la falta de agua.
Casualmente habíamos dejado un envase con agua en el lado hacia el que giraban, así que todo el grupo percibía que esa podía ser la razón y no alcanzaron a aportar otra.
Para probar las hipótesis, les planteé que íbamos a hacer un experimento para ver si estaban en lo cierto:
.- Por un lado, regamos un grupo de plantas y otro no, para comprobar si al tener agua suficiente crecían rectas hacia arriba.
.- Por otro lado, por si la hipótesis adecuada era que iban buscando el agua del envase, lo cambiamos de lugar y lo pusimos justo al lado contrario.
Pudimos comprobar que nuestras hipótesis eran falsas y que a pesar de los cambios producidos, todas nuestras plantas seguían un poco inclinadas hacia el mismo sitio. Pues habría que buscar otras razones, les dije; y después de pensar un rato, escuchamos una «vocecilla» revelando que… iban buscando la luz de la ventana.
Así que renovamos nuestro experimento, les dimos la vuelta a todas para ver si cambiaban la inclinación de nuevo hacia la ventana y a unas pocas nos las llevamos a un rincón lejano y más oscuro, también giradas hacia donde no había luz y esperamos a ver los resultados...
Dos días después pudimos comprobar que cambiaban de rumbo y se inclinaban hacia la luz de la ventana.
.- ¡Ha ganado el experimento! ¡Ha ganado el experimento! Se oía gritar con entusiasmo, y los demás miraban entre sorprendidos y divertidos con el nuevo descubrimiento.
De repente pensé que algo así debió sentir Newton con aquello de la manzana.»
[Carmen Cañabate.»Hipótesis y experimentos«, en su blog: Estrellas de primero.]
También aprendimos matemáticas, lengua, tecnologías de la información y de la comunicación (TIC)…
Aprender con proyectos -insiste Carmen-significa ser consciente de que el aprendizaje no está parcelado, como se empeñan en mostrarnos los libros de texto. Las áreas y los contenidos curriculares se mezclan de manera tal, que muchas veces es difícil identificar si estás contribuyendo al aprendizaje de lalengua o de las ‘mates‘ o estás trabajando «cono« (conocimiento del medio).
No solo se rompen las fronteras entre temáticas, horarios… sino la organización clásica del aula. Se hace precisa una autentica transformación. En este caso, para éste y otros proyectos, se trabajó por rincones.
Esta reorganización del espacio del aula permitió el trabajo en colaboración y en pequeño grupo, lo que hacía posible que, en el mismo momento, no todos los alumnos se encontrasen haciendo lo mismo, sino que se dejaban llevar más por sus intereses y habilidades. El aula se inundaba de inquietud y de ilusión por aprender, incluso en quienes presentaban más dificultades.
En el proyecto del ‘huerto escolar urbano‘, el rincón de la ciencia se convirtió en un vivero y en lugar de observación e investigación. En el rincón de la biblioteca y en el del ordenador se buscaba información sobre el modo de hacer las plantaciones.
» ‘De a poquito‘ como decía Myriam Nemirovsky fuimos consiguiendo que nuestra biblioteca fuese la parte más importante de la clase, y os iremos contando, también ‘de a poquito’, nuestros logros porque queremos que sea un lugar interesante, divertido… que nos ayude a aprender sobre cosas importantes». Escribía Carmen en una de las entradas de su blog: ‘Cuentos de brujas y otras zarandajas.«
Después, cada grupo preparaba una exposición oral sobre lo que había plantado,contando a los demás las razones que le habían llevado a hacerlo, cómo… y, además, haciendo partícipe al resto de la clase de algunas características vitales de sus plantas. Esta actividad les permitió, además, trabajar la exposición oral y el valor de un buen guion escrito, que sirviera de apoyo a la exposición.
«Hemos aprendido…
• qué es un ‘índice‘,
• para qué sirve,
• también, que a veces se le sustituye por la palabra ‘sumario‘,
• que en los libros temáticos, cuando buscamos información, no es necesario
leerlo todo ni empezar por el principio,
• vocabulario a veces complejo y sin que se lo ‘empequeñezca’ nadie para que lo
entiendan.
• a seleccionar información relevante, relacionada con una búsqueda previa,
• a contar a los demás lo que hemos encontrado,
• a interactuar con un grupo,
• a tomar decisiones conjuntas,
• y más información acerca de las plantas: sus partes, cómo crecen, su ciclo
de vida…»
[Carmen Cañabate, «Ampliamos nuestra información sobre las plantas«, en su blog: Estrellas de primero.]
La evaluación del trabajo y de los aprendizajes también fue una tarea compartida; a través de las grabaciones se pudieron analizar las exposiciones y mejorar, para otras ocasiones, el rol de ponentes y de oyentes.
También descubrieron en la maceta de los rabanitos una comunidad de gusanos de un verde intenso y que estaban muy «lustrosos». Les encantó verlos y por eso los grabaron y lo compartieron en su blog: «Las estrellas de primero«.
Por último, comenta Carmen, pudimos comer unas pequeñas pero ricas patatasy unos rabanitos recogidos de nuestro huerto. Eso sí, tocamos a poquito pero al menos los probamos y de los errores aprendimos a mejorar para las siguientes siembras.
«Hay programas para jardines de infancia en los que se da a cada niño, por ejemplo, una colección de pequeñas piezas: guijarros, conchas, semillas y cosas por el estilo. Se propone entonces a la clase la tarea de descubrir cuáles son las semillas. Empieza con lo que llaman una ‘conferencia científica’: los niños hablan entre sí y tratan de imaginarse cuáles son semillas. Y, claro, hay algún maestro que orienta, pero la idea es dejar que los niños vayan pensando. Luego de un rato, intentan varios experimentos tendentes a averiguar cuáles son las semillas […]. Esos niños aprenden realmente algo: no sólo algo sobre las semillas y sobre lo que las hace crecer; también aprenden algo sobre los procesos de descubrimiento«. (Noam Chomsky, 2014: Sobre el trabajo académico…sinpermiso.info)
(*) El título de la presente entrada adopta el nombre de uno de los trabajos del fallecido cantante español de Rock Germán Coppini López-Tormos: Despierta Escuela.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2014/03/09/escuelas_en_red/1394357400_139435.html