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OEI: Convocan a participar del “Concurso de Educación Solidaria” hasta el 5 de noviembre

Convocan a participar del “Concurso de Educación Solidaria” hasta el 5 de noviembre

El acto de premiación se realizará en el mes de diciembre.

El Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS) sede Uruguay convoca a presentar experiencias para participar de la 9na. edición del “Concurso de Educación Solidaria”, que organiza conjuntamente con la Dirección de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC)Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y El Chajá.

Este Concurso que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Rehabilitación, Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente y de la Universidad Católica del Uruguay, invita a presentar experiencias educativas solidarias protagonizadas por los estudiantes, desarrolladas en instituciones educativas, que produzcan aprendizajes significativos y que brinden un servicio a la comunidad atendiendo sus necesidades reales.

Podrán participar todas las instituciones educativas del país de Primaria, Secundaria, Educación Técnico Profesional, Formación en Educación, Ministerio de Educación y Cultura, Universidades, Instituto Nacional de Rehabilitación, Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente, y todas aquellas Instituciones que realicen proyectos o programas de educación no formal, que desarrollen experiencias educativas solidarias en la actualidad o durante el 2020.

Los interesados podrán inscribirse a través del correo electrónico, enviando el formulario completo en un archivo en formato word con firma escaneada a los correos: concursoeducacionsolidaria@clayss.org con copia a educacion@mec.gub.uy indicando en el asunto del mail “CONCURSO EDUCACIÓN SOLIDARIA 2021”. El formulario completo puede descargarse aquí.

Acceder a bases y formulario de inscripción

Esta iniciativa tiene como objetivo apoyar a las instituciones educativas que integren de un modo completo el aprendizaje curricular de los estudiantes, con acciones solidarias que estén destinadas a mejorar la calidad de vida de su comunidad.

Asimismo, reconoce las experiencias educativas solidarias que permiten a los estudiantes ampliar su horizonte de aprendizaje y comprometerse en la transformación de su comunidad junto con otros actores sociales. También fortalece una cultura participativa, solidaria y de compromiso ciudadano; al tiempo que difunde las experiencias que generan un efecto multiplicador en otros centros educativos.

Los resultados se publicarán durante el mes de diciembre de 2021 y se informará a cada uno de los postulantes. El anuncio de las experiencias reconocidas se realizará en un Acto de premiación durante el mes de diciembre.

En caso de consultas dirigirse a: concursoeducacionsolidaria@clayss.org o uruguay@clayss.org, al teléfono 2914 8738 o en Juan Carlos Gómez 1492, of. 401, Montevideo, de lunes a viernes de 11:00 a 17:00 horas.

Fuente de la Información: https://oei.int/oficinas/uruguay/noticias/convocan-a-participar-del-concurso-de-educacion-solidaria-hasta-el-5-de-noviembre

 

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Un currículo que estimule la curiosidad

Pedro Badía

Necesitamos construir un currículo alternativo al existente, más dinámico y adaptado a las exigencias y necesidades futuras de las nuevas generaciones. Introducir metodologías activas y cooperativas entre el alumnado y entre el profesorado.

“Como ponen de manifiesto múltiples investigaciones (Darling-Hammond, 2010, Willinghan, 2009, Davidson 2009) los estudiantes contemporáneos, en su mayoría, no fracasan en la escuela ni abandonan los estudios de manera prematura por el nivel de dificultad de una exigencia escolar dura sino, principalmente, por aburrimiento, por ausencia de interés, por la escasa relevancia y utilidad social de lo que se enseña y se aprende en la escuela. La mayoría de estas investigaciones confirman que la relevancia, el interés de lo que se trabaja en la escuela, se ha convertido en el factor crucial para garantizar la permanencia de los individuos en la misma, su rendimiento y desarrollo satisfactorio, especialmente para los estudiantes de niveles socioculturales más desfavorecidos (Wagner, 2012; Dede, 2007; Bellanca, 2010, 2012)”, Ángel I. Pérez Gómez, ‘Una reforma elitista que añora el pasado e hipoteca el futuro’. Periódico Escuela número 3.956.

La LOMCE ha acentuado el carácter mecanicista, repetitivo y previsible del currículo, estableciendo una jerarquía de asignaturas, propias de la era industrial, que considera unas disciplinas más importantes que otras para triunfar en la vida laboral. Las mal llamadas asignaturas instrumentales –Lengua, Matemáticas y Ciencias– relacionadas con el conocimiento “útil” y “objetivo”. El currículo sigue siendo de carácter enciclopédico, repleto de datos fragmentados en asignaturas. Se aprende de manera memorística y se constatan unos conocimientos adquiridos a través de innumerables pruebas estandarizadas, cuyos resultados marcan la línea divisoria entre el fracaso y el éxito escolar.

Es un currículo de talla única, inabarcable, que no responde a la diversidad de las escuelas, provocando una considerable pérdida de talento. Genera un fuerte desasosiego en el profesorado, y una incapacidad por parte de los y las estudiantes de asentar y reposar sus aprendizajes, algo esencial para lograr su visibilidad así como su impacto social.

Con el tiempo hemos ido a una “asignaturitis” mucho mayor. Con un empleo del tiempo escolar absurdo, que impide vivencias significativas y el compromiso con el derecho a la educación. Una concepción de la cultura, y de la propia educación, muy limitadas.

Los grandes retos del siglo XXI exigen grandes cambios en el currículo. La magia de conocer está en la experiencia del camino, no en el resultado. El currículo debe ser significativo y relevante para las personas.

Necesitamos construir un currículo alternativo al existente, más dinámico y adaptado a las exigencias y necesidades futuras de las nuevas generaciones. Introducir metodologías activas y cooperativas entre el alumnado y entre el profesorado. Organizarlo en áreas de conocimiento y fundamentarlo en la solidaridad y el trabajo cooperativo.

Que nazca de un profundo debate social sobre lo que serían los saberes relevantes para una ciudadanía del siglo XXI y, por tanto, un currículo que dé sentido educativo a esos saberes, tanto en sus planteamientos teóricos como en su concreción en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Abierto y flexible. La educación ya trasciende el centro educativo. Por eso, no podemos educar en colegios e institutos al margen de la comunidad educativa que les rodea. Cualquier cambio en profundidad debe garantizar mecanismos e instrumentos que garanticen la participación de la comunidad educativa en el diseño e implementación de una parte significativa del currículo, en el marco de la auténtica autonomía del centro.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/10/un-curriculo-que-estimule-la-curiosidad/

Imagen tomada de: https://www.unir.net/wp-content/uploads/2018/08/Curiosidad.jpg

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Educación y Evaluación Docente: El sentido de la Relación

América del Norte/México/20-10-2019/Autor (a): J

Por:  

¿Puede haber educación formal sin evaluación de docentes?

Una de las preguntas que nos han planteado con frecuencia las y los docentes de Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria) durante las reuniones técnicas, de análisis de los contenidos y métodos educativos en el contexto de las Reformas Educativas, es ¿cuál es la relación entre educación y evaluación docente y de directivos escolares? ¿Puede haber educación formal sin evaluación de docentes? ¿Cuál es el sentido de esa relación; cuál es la necesidad?

Pienso que hay un vínculo orgánico, sin duda, entre la educación y la evaluación de los docentes y los directivos escolares. Me parece que esa relación es ineludible; pero su sentido no debe ser para controlar al personal que trabaja en las escuelas, sino para retroalimentar o realimentar las prácticas educativas y pedagógicas, además de guiar los programas de formación continua dirigidos justamente a docentes, asesores técnicos y directivos escolares. El gran problema o reto en todo caso de las políticas públicas, es determinar cuál es el sistema de evaluación de las figuras educativas que más convenga a la educación pública en México; sobre todo, el desafío es que ese sistema forme parte de un proyecto educativo nacional distinto, centrado en las necesidades educativas de las niñas, los niños, los jóvenes y los adultos, en términos de sus derechos, de sus aprendizajes significativos y de la formación integral de las personas.

Como complemento a estas ideas, retomo el interesante texto de Fidel Ibarra López, quien, de manera crítica, señala lo siguiente al respecto de esa relación (educación-evaluación docente) en el contexto de las políticas públicas educativas implícitas en la normatividad nacional, recién impulsada por el gobierno de la 4T: “Se afirma que se establecerán “evaluaciones diagnósticas” -para los maestros en activo- con el propósito de “fortalecer las habilidades, actitudes y conocimientos necesarios de maestras y maestros, además como un mecanismo de retroalimentación”. El concepto está mal utilizado. En términos pedagógicos, el diagnóstico forma parte de la evaluación, no tiene porqué nombrarse por fuera del concepto. No obstante, si se está utilizando como “apellido” de la evaluación, es para “suavizar” el concepto y, al mismo tiempo, para diferenciarlo del calificativo que se le integró a la reforma educativa de Peña Nieto –evaluación punitiva-. Visto así, se pretende ubicar desde el discurso político una diferencia cualitativa: se pasa de una “evaluación punitiva” a una “evaluación diagnóstica” en este gobierno. Y con ello se respeta el compromiso con los docentes de no afectarlos con una evaluación vinculante al tema laboral. Ese es el sentido comunicativo del mensaje; pero en términos pedagógicos hay un error conceptual.” (1)

Coincido con la crítica conceptual, así como con la explicación que ofrece Ibarra López sobre el contenido de la legislación recientemente publicada (Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, septiembre, 2019). En otra parte de su texto, el autor citado precisa lo siguiente: “…en Pedagogía, la evaluación diagnóstica forma de un proceso más complejo denominado “Evaluación Integral del Docente”, que involucra además de la evaluación diagnóstica, a la “Evaluación del Proceso” y la “Evaluación de los Resultados”. En otras palabras, el concepto utilizado para la evaluación de los docentes es solamente una parte de la concepción evaluativa que maneja la pedagogía en el siglo XXI. En ese sentido, estamos ante una simplificación conceptual de la evaluación del docente.”

Conviene mencionar así mismo que existen otras dimensiones de las evaluaciones dirigidas hacia las figuras educativas, que requieren de un esmerado análisis: Me refiero a las evaluaciones posteriores a la formación, que tienen lugar justamente al término de las actividades de formación continua (cursos, talleres, diplomados), en las cuales los docentes, directivos y asesores técnicos, como participantes, evalúan a los coordinadores de grupos (formadores de formadores), así como a los programas formativos, a los materiales didácticos y a las condiciones o la logística de los procesos de formación realizados. Es una evaluación de primera importancia que no debe perderse de vista.

Otra dimensión interesante, es la evaluación de la intervención, que se refiere a la valoración y seguimiento puntual que se hace de las aplicaciones realizadas o puestas en práctica en las aulas o en la gestión escolar, unas semanas después de que los docentes, asesores y directivos escolares han participado en las acciones formativas. Ambas dimensiones de la evaluación, tanto de las evaluaciones posteriores a la formación como la evaluación de la intervención, están diseñadas para retroalimentar o realimentar las prácticas educativas y pedagógicas, alineadas con los planes y programas educativos establecidos, en una perspectiva de mediano y largo plazos.

Aparte, convendría recuperar las evaluaciones necesarias entre pares de profesionales de la educación (no solamente por parte de los jefes inmediatos); así como también la evaluación del colectivo o colegiado escolar, en donde participan de manera activa y autocrítica todas las figuras educativas activas de cada centro escolar. Para ello, es necesario que se establezcan reglas claras y consensuadas para que se pongan en práctica y de manera organizada estas otras dimensiones de la evaluación de docentes, directivos escolares y asesores técnicos.

En fin, podría afirmarse entonces que los vínculos entre la educación y la evaluación de las figuras educativas es necesaria, sin embargo, es importante que ésta sea pertinente, oportuna y adecuadamente planificada, a efecto de dotarla de un sentido educativo y pedagógico con intencionalidades apegadas a los fines de la educación, desde una perspectiva de derechos educativos plenos a favor de las niñas, los niños, los jóvenes y los adultos.

Aunque estoy a favor de los comentarios, en general, que el autor mencionado hace en su texto acerca de la evaluación docente, en mi opinión su conclusión es un tanto pesimista: “… hay errores tanto en la definición como en la operacionalización de los conceptos. Y me parece que ello se debe a que se pretende manipular conceptos para justificar la realidad político-educativa que se pretende equilibrar. En cierta forma, esta condición no es propia de la reforma educativa, ni de las leyes secundarias. Se observa en todo el proyecto de la 4T. La debilidad estructural de este proyecto de gobierno radica en la debilidad teórico-conceptual. Ahí se tiene el punto débil. (…) Y si no hay claridad en los conceptos, entonces no hay brújula con la cual guiar el camino. Y en ese plano, todo se puede perder.”

Fuente consultada:

(1) Fidel Ibarra López. Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Una crítica a través de los conceptos. Educación Futura, 12 de octubre, 2019.

Fuente e Imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/evaluacion-educacion-relacion-sentido-docente.html

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¿Estás seguro de que lo que enseñas es lo que tus alumnos necesitan aprender?

Por: Andrea Giraldez 

¿Recuerdas todo lo que te enseñaron en la escuela o en la universidad? ¿Qué porcentaje de aquello podrías decir que has aplicado a lo largo de tu vida académica, profesional o personal? ¿Estás seguro de que lo que enseñas es lo que tus alumnos necesitan aprender?

¿Más contenidos es igual a más aprendizaje?

Estas son algunas de las preguntas que todos los docentes nos deberíamos hacer. No desvelo nada nuevo si digo que la inmensa mayoría de los programas de enseñanza están sobrecargados. En el caso de las escuelas, podríamos ‘responsabilizar’ a los encargados de diseñar las políticas educativas. Ya sabemos que el papel lo soporta todo, y la cantidad de contenidos del currículo sobrepasa con mucho lo que podría enseñarse en los años de escolaridad.

Definir qué es lo básico que el alumnado debe aprender no es tarea fácil, pero es mucho más razonable que intentar enseñarlo todo por las dudas

A esta sobrecarga contribuyen también los libros de texto, que interpretan las propuestas curriculares con criterios bastante arbitrarios. Lo malo de esto es que una vez que los libros están en el aula, los alumnos se verán obligados a “consumirlos”. Sabrás que no falto a la verdad si digo que muchas veces he escuchado aquello de “tengo que terminar el libro porque si no los padres se molestan” o “tengo que terminarlo porque de otro modo los alumnos no sabrán lo que necesitan para pasar al curso siguiente”.

¿Estás seguro de que lo que enseñas es lo que tus alumnos necesitan aprender?

Si ampliamos la mirada a cualquier nivel educativo, desde Infantil a la universidad, los responsables no son ya los políticos o las editoriales, sino los propios profesores que, en definitiva, son quienes diseñan las programaciones. Es frecuente oír a muchos docentes decir “que tienen que terminar el temario”, un temario que ellos mismos han creado. Y en medio de esa imposición están los alumnos y las alumnas, que deben consumir a toda prisa los contenidos, sin importar realmente cuánto aprendan y, sobre todo, si lo que aprenden tiene utilidad y sentido.

Mientras escribo esto imagino las caras críticas de algunos colegas pensando en que lo que intento defender es una educación “light”. Nada más lejos de la realidad. Más bien, mi intención es la de sugerir que hagamos todo lo posible para tener una educación racional, que tenga un impacto positivo en el crecimiento cultural del alumnado.

¿Qué deberían saber?

Esta es, seguramente, una pregunta difícil de responder, pero ante la duda prefiero recordar aquella idea expuesta por Coll (2006) cuando hablaba de “lo básico de la educación básica” refiriéndose a aquellos contenidos imprescindibles para asegurar que al finalizar la escolaridad obligatoria todos podrían desenvolverse de manera adecuada y contarían, además, con una base sólida para seguir aprendiendo.

Seguramente definir qué es lo básico no es tarea fácil, pero es mucho más razonable que intentar enseñarlo todo por las dudas.

Rogers (1996) también se refería a lo que los estudiantes debían (o no) aprender y decía que tenía un concepto negativo de la enseñanza porque se basa en preguntas equivocadas. “Cuando pensamos en enseñar, surge la pregunta de qué enseñaremos. ¿Qué necesita saber una persona desde nuestro superior punto de vista? Me pregunto si en este mundo moderno tenemos el derecho a dar por sentado que somos sabios sobre el futuro. ¿Estamos realmente seguros acerca de lo que deberían saber? Luego está la pregunta ridícula sobre la extensión del programa. El concepto de extensión está basado en el supuesto de que todo lo que se enseña se aprende y todo lo que se presenta se asimila. No conozco ningún otro supuesto tan falso. No necesitamos hacer una investigación para comprobar su falsedad. Sólo nos bastaría hablar con unos pocos estudiantes”. Asimismo, afirmaba que la enseñanza y la transmisión de contenidos solo tienen sentido en un mundo estático, pero ha perdido su razón de ser en un mundo marcado por el cambio continuo y la incertidumbre.

Sin duda, algunas alfabetizaciones seguirán siendo fundamentales, como es el caso de la lectoescritura. Pero hablamos de alfabetizaciones, no del sintagma nominal al margen de cualquier cosa que dé sentido a la lectura o la escritura. Y también lo seguirán siendo las ciencias, las artes o las humanidades, pero no como saberes que hay que acumular al precio que sea, sino como contenidos que forman parte de procesos que posibilitan el desarrollo de competencias que sí sabemos que son y seguirán siendo fundamentales, como es el caso del pensamiento crítico y la resolución de problemas, la creatividad, la comunicación o la colaboración, así como de cualidades del carácter que ayudarán a los estudiantes a enfrentarse a un mundo cambiante e incierto. Por éstas me refiero a la curiosidad, la iniciativa, la adaptabilidad, la persistencia o el liderazgo.

La escuela de las asignaturas compartimentadas y de los temarios infinitos ya ha demostrado con creces su inutilidad. Está en nosotros cambiarla a partir de una reflexión profunda, tanto individual como colectiva, acerca de qué es lo que los alumnos necesitan aprender. Cada vez confío menos en que ese cambio venga de la mano de las políticas educativas, así que prefiero pensar en que la suma de muchos profesores será la que permita romper la baraja y generalizar un camino y una manera de hacer que algunos centros y algunos docentes ya han iniciado. Puede que el siguiente seas tú. ¿Te animas?

Referencias:

Coll, C. (2006). Lo básico en la educación básica. Reflexiones en torno a la revisión y actualización del currículo de la educación básica.

Rogers, C. R., & Freiberg, H. J. (1996). Libertad y creatividad en la educación. Barcelona: Paidós.

*Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/alumnos-necesitan-aprender/80806.html

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Aprendizajes emocionalmente sanos

Carlos Jorge Aguilar

Algunos docentes, de todos los niveles educativos nos han comentado que frecuentemente en sus clases, los estudiantes presentan muy bajos niveles de atención y poco interés por aprender y formarse.

Una posible explicación a lo anterior es que la generalidad de ellos enseña con responsabilidad, pero de manera tradicional, situación que no agrada a los estudiantes. El maestro expone y escribe en el pizarrón las ideas más importantes y el alumno callado toma nota, hace tareas y estudia en su casa.

Adicionalmente, la mayoría de los profesores presentan debilidades en el conocimiento, reconocimiento, regulación, control y manejo de sus emociones y la de los estudiantes, así como la dificultad en el uso en las tecnologías de la información y comunicación.

Todo ello obstaculiza la aplicación de acciones destinadas a lograr cambios en la enseñanza tradicional, por lo tanto son necesarias nuevas propuestas educativas para lograr motivar e interesar a aprender a los estudiantes del siglo XXI llamados Millennials.

En este sentido les quiero compartir un modelo de aprendizaje basado en el desarrollo de emociones sanas, que tiene por objetivo, producir reacciones en los estudiantes que activen la aparición de conductas motivacionales para favorecer la creatividad y el desarrollo de aprendizajes significativos.

Se apoya en el uso permanente de teléfonos celulares, tablets o computadores personales conectados a Internet. La estrategia consiste en aprovechar el interés de los estudiantes al hecho de estar constantemente conectados a la web, para resolver un problema relacionado con la asignatura que están cursando dentro del propio salón de clases o fuera de él.

El proceso de aprendizaje se inicia con un activador emocional que permite captar la atención de los estudiantes y generar una reacción capaz de poner en marcha todo un proceso creativo interno para solucionar un problema y alcanzar los aprendizajes significativos. Se centra en la creación de ambientes innovadores, activadores de sinapsis en la mente de los estudiantes y de aprendizajes significativos.

En este proceso de aprendizaje emocionalmente sano se consideran categorías psicopedagógicas como el diseño o planeación didáctica, el diseño emocional que fomente el trabajo en equipo, con el uso de las tecnologías de la informática y la comunicación y las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento, la competencia docente con dominio de la asignatura y la gestión emocional, que activa el interés por resolver los desafíos emocionales, la calidad del aprendizaje significativo y la evaluación.

Éste es el futuro de la enseñanza-aprendizaje en las escuelas de México, por encima de reformas educativas.

Fuente del articulo: https://www.diariodexalapa.com.mx/columna/aprendizajes-emocionalmente-sanos

Fuente de la imagen: https://cambiemoslaeducacion.files.wordpress.com/2015/04/nic3b

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Desafíos para el aprendizaje autónomo, con énfasis en la aplicación de competencias comunicativas que propicien resultados de aprendizaje significativos en la educación superior, con o sin apoyos tecnológicos de internet

Ecuador / 22 de abril de 2018 / Autor: Olga L. Aguilar Ramos / Fuente: Centro de Investigaciones y Servicios Educativos

Ponencia presentada en el Congreso IKASNABAR en la Universidad de Deusto-España 

ABSTRAC

Keywords: authonomous learning, communicative skills, linguistic skills, mental operations.

Education is a phenomenon, process and outcome» (Castillejo,1998); Indeed, from this understanding, educational interventions at all levels of implementation oriented his practice in the need to explain what changes are proposed to the subject of learning, linking with teleológicas reflections macro and mesocurriculares of different educational models. Planning underlies the theories of learning that legalize actions reflected in designs instructions of microcurriculares levels, which are intended to describe the processes that allow to reach learning outcomes.

This analysis will explain how the level of communicative competence of students and teachers, making it possible to form people reflective, critical, creative, in the context that the purposes or educational patterns require, according to the context in which it becomes autonomous learning influences the effectiveness of learning processes.

Enhance the process of thinking through the learning of basic mental operations and superiors will allow students to assume prominence to achieve significant autonomous learning in the process of human configuration, such as professional people – socially responsible citizens.

 

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“La educación es fenómeno, proceso y resultado “ (Castillejo,1998); efectivamente, desde esta comprensión , las intervenciones educativas en todos los niveles de ejecución orientan su práctica en la necesidad de fundamentar qué cambios se proponen para el sujeto del aprendizaje,  relacionándolos  con las reflexiones  teleológicas macro y mesocurriculares de los diferentes modelos educativos. Subyace en la planificación,   las teorías del  aprendizaje que legalizan las acciones reflejadas en los diseños instruccionales de los niveles microcurriculares, que tienen como objetivo describir los procesos que permitirán  alcanzar los resultados de aprendizaje.

El presente análisis explicará de qué manera influye en la efectividad de los procesos de aprendizaje el nivel de competencias comunicativas de los estudiantes y de los profesores, logrando que el aprendizaje autónomo sea posible para formar personas reflexivas, críticas, creativas,  en el contexto que  los fines  o patrones educativos demandan.

Potenciar el proceso de pensar a través del aprendizaje de  operaciones  mentales básicas y superiores permitirá que los estudiantes asuman  protagonismo para alcanzar aprendizajes autónomos significativos en su proceso de configuración humana, como personas-profesionales-ciudadanos-as  socialmente   responsables.

Los desafíos para la educación superior en documentos como el de J Delords (1997), Gibbons (1998) y Brunner (2000)  coinciden al mencionar como eje transversal  el dominio de competencias comunicativas  que permitan a los que aprenden  asumir protagonismo inteligente para transformarse de consumidores de información en reconstructores o constructores de conocimiento, lo que permitirá el logro de la pertinencia descrita  en los fines educativos  mencionados en los marcos legales  que rigen el macro currículo de los  sistemas educativos.

Sin embargo, avanzamos en el siglo XXI y  las instituciones de educación superior identifican como problema el que la mayoría de los estudiantes  no logran los estándares  mínimos para asegurar éxito en su proceso de formación académica, generándose altos índices de deserción y reprobación,   con afectación  en la autoestima de los estudiantes, al mismo tiempo que atrasando su inserción laboral, con alto riesgo de fracaso, y haciendo más compleja su participación ciudadana.

Entre los estándares mencionados como críticos están los referidos a la carencia de dominio de competencias comunicativas que les permita asumir su protagonismo en los procesos de aprendizaje, actualmente vinculado con el uso de tecnologías. En este contexto,  el aprendizaje autónomo planteado como finalidad ulterior de la educación para potenciar la educación permanente, se afecta porque los estudiantes deben procesar información a través de sus capacidades cognitivas, las que muchas veces no superan la elaboración de paráfrasis, dificultando el  alcanzar otros niveles de trabajo intelectual como los ubicados en las taxonomías   de Bloom (1956) , posteriormente revisados por  Anderson y Krathwohl (2000) , y actualizados para la era digital por Churches (2009).

El desarrollo del aprendizaje autónomo permite la adquisición del hábito del YO EJECUTIVO, que requerirá el uso creativo del lenguaje,  más allá de la corrección idiomática.

El aprendizaje de este hábito puede interpretarse como la edificación de la voluntad, que no es una facultad innata. Es el resultado de un proyecto del ser  humano, elaborado por la sociedad para conseguir que el hombre adquiera un nuevo grado de autonomía que le haga responsable, le permita controlar sus emociones , aprovechar la experiencia propia y la de los demás, y crear nuevos modos de convivencia. El lenguaje va a colaborar de modo asombroso a ejecutar el proyecto (Marina, 1997).

El YO EJECUTIVO, autónomo,   requiere de competencias, aquellas que fueron planteadas inicialmente por  Chomsky (1972 ) y que se concretan para nuestro estudio con Hymes (1980) al proponerlas como competencias comunicativas en las que el papel del contexto es sustancial, hoy entendido además como entorno virtual, obligando al que aprende a observar más allá de su propio entorno físico , comprender el entorno global del que es parte y con el que tiene que interactuar participando de su transformación para responder desde una moral socialmente responsable.

Habermas (1989) en una explicitación más amplia incorpora las competencias interactivas, aquellas que permitirán “entenderse con alguien…, acerca de algo, para dar significado desde presupuestos universales, a los cuales se llegan desde las operaciones mentales básicas y superiores, no sólo para persuadir sino para discutir en una relación éticamente dialógica. Desde esta visión, el procesamiento de la información para la conversión de la información en conocimiento será  posible a través de funciones cognitivas, que permitan  realizar tareas o resolver problemas (Tobón, 2004).

Los programas educacionales que promueven el aprendizaje autónomo, y más aún los que se desarrollan con apoyo de tecnologías,  deben incorporar en su diseño un proceso de aprendizaje previo o simultáneo  que empodere  a los sujetos de la educación con estas operaciones, dando prioridad a la lectura crítica con la  correspondiente incorporación de términos  cuyo uso esté orientado a consolidar el vocabulario activo, en relación a lo que se aprende.

Las guías de estudio constituyen una herramienta  de apoyo al ofrecer información al estudiante de los resultados de aprendizaje que se buscan y las actividades que deben realizar solos, con apoyo de tecnologías, incorporando en las plataformas notas técnicas sobre cómo hacer lo solicitado, de tal manera que se pueda consultar las veces que sea necesario hasta adquirir las habilidades identificadas como pertinentes, de acuerdo al modelo educativo y pedagógico que se tenga como referente.

El aprendizaje autónomo requerirá que el desarrollo de las competencias comunicativas sea parte sustancial de los resultados que se buscan, esto es, no se aprenden contenidos sino formas de construir la información en conocimiento, de manera significativa para lograr incorporarlos en la memoria de largo plazo, garantizando las transferencias debidas.

A continuación el cuadro que menciona las operaciones mentales básicas y superiores, como habilidades cognitivas indispensables para profesores y estudiantes de todas las asignaturas, debiendo ser los trabajos de titulación una demostración de lo alcanzado, inclusive.

La Escuela Superior Politécnica del Litoral (www.espol.edu.ec ) asumió en el presente año la revisión curricular demandada por la nueva Ley de Educación Superior (2011)  y el Reglamento de Régimen Académico vigente (2013) , destacando entre varias acciones, el rediseño de la materia que en las mallas curriculares de la ESPOL se denomina TÈCNICAS DE EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA  para identificarla como COMUNICACIÓN, de conformidad con los fundamentos antes mencionados.

     Art. 8 Serán fines de la Educación Superior

  1. a) Aportar al desarrollo del pensamiento universal, al despliegue de la producción científica y a la promoción de las transferencias e innovaciones tecnológicas;
  2. b) Fortalecer en los las estudiantes un espíritu reflexivo orientado al logro de la autonomía personal, en un marco de libertad de pensamiento y de pluralismo ideológico. LOES, 2011

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Art. 15.

3. Componente de aprendizaje autónomo.- Comprende el trabajo realizado por el estudiante, orientado al desarrollo de capacidades para el  aprendizaje independiente e individual del estudiante. Son actividades de aprendizaje autónomo, entre otras: la lectura; el análisis y comprensión de materiales bibliográficos y documentales tanto analógicos como digitales; la generación de datos y búsqueda de información; la elaboración  individual de ensayos, trabajos y exposiciones. Reglamento de Régimen Académico ,2013

Los resultados de aprendizaje no están referidos solamente al cumplimiento de un sílabo de una materia sino que es uno de los ejes transversales compatible con la pertinencia descrita en los fines de la educación superior en el Ecuador , y con los indicadores exigidos en las acreditaciones nacionales del Consejo Nacional de Educación Superior ( CEASSES) y la Accreditation Board for Engineering and Technology ( ABET )   en las que trabaja actualmente la institución, habiendo logrado en ésta ,  la acreditación de las carreras de Ingeniería Mecánica e  Ingeniería Eléctrica.

El área de la materia de Comunicación Oral y Escrita tiene un grupo de 10 profesores-as  que están  en taller permanente  desarrollando  la nueva propuesta bajo el liderazgo de la MSc Paquita Calderón , especialista en desarrollo de la inteligencia, educadora con formación y experiencia sólida en este campo. Los talleres incluyen la revisión del sílabo y la planificación del trabajo diario, seleccionando los materiales instruccionales, de acuerdo a los ámbitos de las diferentes carreras. En este proceso se identificarán también los términos del vocabulario activo de los estudiantes, en relación a las carreras que siguen.

La propuesta incluye la capacitación de los profesores de toda la institución, al mismo tiempo que mantener el examen que se ha aplicado en el proceso de selección de profesores durante las últimas tres convocatorias en 2013 y 2014. Los resultados alcanzados por los aspirantes han sido críticos por lo que las políticas siguen siendo firmes para exigir calidad en el perfil de los docentes, con énfasis entre otros, en el dominio de las operaciones mentales básicas y superiores, sin excluir la necesaria corrección idiomática. Al respecto,  la reforma no desestima esto último pero lo considera un prerrequisito para la admisión a la educación superior. Por otra parte, la transferencia incluye el área de aprendizaje del inglés, con igual fundamentación y prácticas como parte de la reforma.

Finalmente, el aprendizaje de las competencias comunicativas dotará a los sujetos de la educación el fortalecimiento de su desarrollo cognitivo, base sobre la cual será posible la metacognición como proceso autor regulador de sus procesos de pensar, con o sin apoyos tecnológicos, en educación formal, no formal e informal, así como presencial, semipresencial, o totalmente virtuales.

¿Sirve el lenguaje para expresarnos o comunicarnos? Responde  Savater (2000) al referirse al animal simbólico “ la principal tarea del lenguaje  no es revelar al mundo mi yo, sino ayudarme a comprender y participar en el mundo….es objetivar un mundo comunicable  de realidades determinadas en el que otros participan conjuntamente con nosotros “.

 

Referencias bibliográficas

Castillejo, José Luis y otros (1993). TEORÌA DE LA COMUNICACIÒN. Madrid: Taurus Universitaria.

http//: sincronía.eucsh.udg.mx. (2002). Cisneros, José. EL CONCEPTO DE LA COMUNICACIÒN: El cristal con que se mira.

Ley de Educación superior del Ecuador ( 2010 ).

Marina, José Antonio ( 1997 ). EL MISTERIO DE LA VOLUNTAD PERDIDA. Barcelona Editorial   ANAGRAMA.

Reglamento de Régimen Académico del Ecuador (2013)

Savater, Fernando (1999).  LAS PREGUNTAS DE LA VIDA. Colombia: Ariel.

Tobón, Sergio ( 2005 ). Formación basada en competencias. Colombia: ECOE EDICIONES.

ww.eduteka.org/ TaxonomìaBloomDigital.php  Churches,  Andrew ( 2009 ) Taxonomía de Bloom para la era digital.

Fuente del Artículo:

http://www.cise.espol.edu.ec/es/desaf%C3%ADos-para-el-aprendizaje-aut%C3%B3nomo-con-%C3%A9nfasis-en-la-aplicaci%C3%B3n-de-competencias-comunicativas-que

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Cambiemos la educación: La neurociencia da la razón a las pedagogías alternativas

Por: Ecoportal/22-11-2017

Ultimamente se está hablando en muchos medios de comunicación de los aportes que la neurociencia está realizando al campo de la educación. ¿Pero cuáles son estos aportes? ¿Son realmente relevantes? ¿Nos sirven a nosotros, los que estamos cada día dentro de la escuela o es pura teoría que queda reflejada en un libro?

¿Qué estudia la Neurociencia en el campo educativo?

La neurociencia es la ciencia que estudia al cerebro humano y cómo se producen los aprendizajes en él. Por lo tanto aplicada a la educación es una herramienta básica para conocer y entender los mecanismos del aprendizaje y cómo interaccionar con él. Es decir, cómo abrazarnos al aprendizaje sin tener que enfrentarnos a él ni luchar por querer fijarlo en el cerebro.

Como profesional, o más bien aprendiz de la enseñanza, esto me parece algo totalmente revolucionario. Lo que nos plantea la neurociencia es la evidencia, que no creencia, científica acerca del funcionamiento del cerebro. Gracias a su estudio y conocimiento podemos saber qué factores son determinantes para que aquello que queremos que aprendan los niños en la escuela se haga de manera eficaz y duradera.

Toda persona que se dedique al trabajo con niños debería conocer estas evidencias científicas. Así que desde aquí hago un reclamo a las universidades para que por favor pongan esta asignatura tan indispensable en la carrera de magisterio.

Los factores facilitadores de aprendizaje

Voy a comentarle (humildemente pues no soy una experta en la materia) algunos de estos factores “facilitadores de aprendizaje”. Todos ellos estudiados a través de una formación realizada con David Bueno i Torrens, neurocientífico, al que aconsejo que siga si está interesado en conocer más.

Los períodos críticos

A medida que nuestro cerebro va madurando, se ha descubierto que existen unos períodos en los que determinados aprendizajes son más sensibles a ser adquiridos en un momento que en otro. 

Esto no quiere decir que pasado este período no se pueda adquirir un aprendizaje, gracias a la plasticidad de nuestro cerebro se puede hacer pero costará más.

Por ejemplo con la lectura y la escritura.

El cerebro no está especialmente sensible a adquirir estos aprendizajes hasta los 6/7 años, sin embargo en algunas escuelas se cuelgan medallas porque hay niños que desde los 3 años ya saben escribir. Es cierto, estos niños, aprenden a escribir a los 3 años, momento no sensible para su aprendizaje, a través de una insistencia agotadora, que no sería necesaria si se esperase a que el cerebro estuviera preparado para ello.

En la adolescencia el cerebro es básicamente emocional, es lógico que a muchos adolescentes les cueste centrarse en determinadas asignaturas como química, física, biología…

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La emoción activa el aprendizaje

Si un aprendizaje tiene una alto contenido emocional, es más probable que sea adquirido que otro al cual no hay ninguna emoción vinculada.

Esto tiene que ver con nuestra amígdala. La información con contenido emocional pasa por el sistema límbico donde se encuentra la amígdala. La amígdala es una de las partes más primitivas del cerebro y se activa ante eventos que considera importantes para la supervivencia, lo que favorece un recuerdo de manera más eficiente. Además con la emoción se crea oxitocinaserotonina y adrenalina, neurotransmisores necesarios para realizar nuevas conexiones neuronales.

La sorpresa, por ejemplo, es otro factor que activa la amígdala.

La práctica en diferentes contextos

La neurociencia nos dice también que cualquier contenido se asimila mucho mejor cuando podemos ponerlo en práctica en diversas situaciones.

Esto favorece la mielinización de las conexiones neuronales, haciéndolas más rápidas y de mejor acceso.

La influencia del adulto

Otro factor interesante es el de la actitud del adulto.

Se puede empatizar mucho mejor con alguien que tiene una actitud de “vamos a aprender” que con quien tiene una de “vengo a enseñar”. Las neuronas espejo predisponen a aprender cosas nuevas si se mantiene una actitud de respeto y empatía.

La capacidad atencional

Nuestro cerebro es incapaz de mantener la atención de manera continua.

De los 3-6 años son capaces de 5 a 8 minutos y la de los adultos es de 15 a 18 minutos.

¿Cómo se puede pretender tener a grupos de niños sentados durante horas, impasibles, y que encima atiendan?

Ya no comento nada de donde queda el aprendizaje… Se necesitan realizar descansos. Es cierto que hay contenidos que resultan tan motivadores para un niño que no puede despegarse de ellos durante horas, pero aquí ya intervienen otros factores como la emoción, la realización, el afán de superación…

Cuando dejas a un niño que conecte realmente con su necesidad puedes darte cuenta de cuándo tiene suficiente con una cosa o cuándo necesita más de otra. Es una auténtica maravilla poder observarlo.

Muchas veces, cuando algún niño ha hecho un verdadero esfuerzo cognitivo se va al exterior durante un buen rato a correr y saltar en la cama elástica. Nuestro cerebro consume oxígeno y glucosa cuando realiza este tipo de esfuerzos, para poder recuperarlo necesita de movimiento físico.

Hay muchas escuelas que ya están llevando a cabo este tipo de aciertos. Escuelas que llevan a cabo metodologías activas, que respetan los períodos y fases de desarrollo de manera individualizada, en los cuales los aprendizajes transcurren de manera espontánea, sin imposición externa, desde el verdadero afán de curiosidad del niño, otorgando el verdadero protagonismo de la educación a quién corresponde.

Ecoportal.net

Fuente 

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