Los cinco países de América Latina que perdieron la mayor cantidad de bosques primarios en 2019

América Latina/08/07/2020/Fuente: Mongabay Latam

El más reciente estudio realizado por la Universidad de Maryland, y publicado por Global Forest Watch, identifica a los diez países con la mayor pérdida de bosques primarios durante 2019. Cinco de estas naciones se encuentran en América Latina.

Entre los datos más impactantes que ofrece este informe es que cada seis segundos se pierde un área de bosques tropicales que equivale a un campo de fútbol. El estudio también destaca que la pérdida de bosques primarios se incrementó en 2.8 % en 2019, si se compara con el año anterior.

El río Javari en la Amazonía brasileña. Foto de Rhett A. Butler para Mongabay.

En América Latina, la presión sobre los bosques puede incrementarse en los próximos meses, sobre todo a partir de que los gobiernos de la región buscan formas de incentivar la economía ante la crisis provocada por la pandemia del COVID-19.

¿Cuáles fueron las cinco naciones de América Latina que perdieron bosques durante 2019? ¿qué actividades han propiciado el incremento de la deforestación?

1. Brasil: políticas que afectan a los bosques

El país sudamericano alberga una de las más importantes superficies de bosques tropicales en el mundo: 60 % de la selva amazónica se encuentra dentro de su territorio. Brasil, es también la nación que registra la deforestación más intensa a nivel mundial: en 2019 perdió un millón 361 mil hectáreas.

El análisis de Global Forest Watch resalta que la pérdida de bosques primarios en Brasil representa un tercio de la cobertura boscosa que dejó de existir en todo el mundo durante 2019. Las principales causas de la intensa deforestación que se vive en Brasil son la expansión de la agricultura, los incendios forestales y la tala selectiva.

Paulo Barreto, investigador asociado del Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon), explica que la la pérdida de bosques ha ido en aumento en los últimos años desde que en 2012 el congreso aprobó una ley que “perdonaba” la deforestación ilegal.

Los campos de soya van avanzando en la Amazonía sur de Brasil. Foto: Rhett A. Butler

Esta situación se agravó a partir del 1 de enero de 2019, cuando llegó a la presidencia de Brasil Jair Bolsonaro y promovió la aprobación de normas que abren, aún más, la puerta a la minería y a la extracción de petróleo y gas dentro de los territorios indígenas.

El informe de Global Forest Watch resalta que la deforestación se ha acelerado en áreas indígenas de Pará y en territorios de pueblos originarios, donde también ha crecido el acaparamiento de tierras.

2. Bolivia: las cenizas que dejaron los incendios

El fuego tuvo una presencia importante en los bosques de América Latina en 2019. Brasil y Bolivia —este último alberga 6 % de la selva amazónica— fueron dos de los países más afectados por los incendios forestales.

Los incendios fueron, en el caso de Bolivia, una de las causas que contribuyeron a que el país se ubique en el cuarto lugar, a nivel mundial, de naciones con mayor pérdida de bosques primarios durante 2019. El informe de Global Forest Watch resalta que este país sudamericano perdió alrededor de 290 000 hectáreas de bosques primarios. Estudios realizados por la Fundación Amigos de la Naturaleza muestran que, entre 2015 y 2018, Bolivia registró una aceleración de pérdida de bosques que supera las 440 000 hectáreas por año.

Una de las regiones más afectadas por la deforestación en Bolivia es la Chiquitanía, en especial la provincia de Santa Cruz, epicentro de la agricultura a gran escala en el país altoandino. “La agricultura a gran escala es un importante impulsor de la deforestación en Bolivia, particularmente para la soja y la ganadería”, se resalta en el informe del Global Forest Watch.

Incendio forestal en la Chiquitania, Santa Cruz.
3. Perú: minería y cultivos ilegales

El 13 % de la selva amazónica se encuentra dentro del territorio del Perú, país que a nivel mundial ocupa el quinto lugar entre las naciones que más bosques primarios perdieron durante 2019.

En ese año, el territorio peruano se quedó sin 162 000 hectáreas de bosques primarios, una cifra que supera en 20 000 hectáreas las cifras de 2018, de acuerdo con datos del Global Forest Wath.

Otro estudio realizado por el Instituto del Bien Común (IBC), basado en imágenes satelitales tomadas entre 2001 y 2015, muestra que durante ese periodo se perdieron 1 932 872 hectáreas, de las cuales 33 708 se encontraban dentro de comunidades nativas tituladas en la Amazonía peruana. Sandra Ríos, investigadora del IBC, destaca que la ilegalidad y la informalidad en la Amazonía son las principales causas de la pérdida de bosques en Perú; así como la minería ilegal y los cultivos ilícitos.

En 2019, Mongabay Latam realizó un recorrido por la zona de Puerto Nuevo, en Ucayali, en el que comprobó que grandes extensiones de bosques han sido invadidas y taladas para sembrar coca de manera ilegal.

Zona afectada por la deforestación en Madre de Dios, Perú.
4. Colombia: expansión ganadera

En Colombia se encuentra el 79 % de la selva tropical del Chocó (la más húmeda del mundo), así como 8 % de la Amazonía. Y aunque las cifras de la deforestación de bosques primarios han ido a la baja en los últimos años, el país sigue ubicándose entre los diez que más pérdidas registran: en 2019 se ubicó en el séptimo lugar a nivel mundial.

En 2019, de acuerdo con Global Forest Watch, Colombia dejó de tener 115 000 hectáreas de bosques primarios, una cifra que está por debajo de las 157 000 hectáreas que perdió en 2018 y las 128 000 registradas en 2017.

El informe destaca que entre las causas de la pérdida de bosques primarios está el acaparamiento de tierras y la expansión de la ganadería, sobre todo dentro de áreas naturales protegidas.

En junio del 2020, la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible en Colombia informó que hasta el 15 de abril se había deforestado más de 75 000 hectáreas de la Amazonía colombiana. Esta organización identificó que en las zonas más deforestadas hay presencia de grupos armados e invasión de territorios indígenas, en donde va en aumento actividades ilegales como el cultivo de coca.

La pérdida de bosques primarios en este país aumentó, sobre todo, a partir de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.

Deforestación Amazonía norte colombiana. Foto: Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).
5. México: un año crítico

En la lista de países que más bosques primarios perdieron durante 2019, México ocupa el noveno lugar, al presentar una deforestación de 65 000 hectáreas, casi los mismos números que se registraron en países como Laos o Camboya, de acuerdo con los datos de Global Forest Watch.

La pérdida de bosques primarios registrada durante 2019 es la más alta que se ha documentado desde 2001, de acuerdo con los análisis de Global Forest Watch. En 2018, por ejemplo, el país perdió poco más de 45 000 hectáreas de bosques primarios y 55 000 en 2017. Desde 2001 hasta 2019, México ha perdido 602 000 hectáreas de bosques primarios.

El mapa de Global Forest Watch muestra que una de las regiones en donde el país más ha perdido bosques es la Península de Yucatán, territorio en donde se encuentra la selva maya y en donde, en los últimos diez años, se han instalado granjas para la producción cerdos y se ha incrementado la agricultura extensiva. Además, se ha deforestado la selva para instalar campos de generación de energía solar y desarrollos turísticos.

La selva maya forma parte de las selvas tropicales mesoamericanas que, en total, tienen una extensión de 51 millones de hectáreas de cobertura arbórea; incluidos 16 millones de hectáreas de bosque primario.

México es el país que alberga la mayor extensión (39 %) de la cubierta forestal primaria de Mesoamérica, seguido por Guatemala (13 %), Honduras (11 %), Panamá (11 %), Nicaragua (10 %) y Costa Rica (9 %).

Granjas porcinas en Yucatán: Foto: Greenpeace México/Tania Garnica.

 

Fuente Original : https://es.mongabay.com/2020/07/america-latina-paises-que-perdieron-la-mayor-cantidad-de-bosques-primarios-2019/

Fuente: https://desinformemonos.org/los-cinco-paises-de-america-latina-que-perdieron-la-mayor-cantidad-de-bosques-primarios-en-2019/

Imagen principal: la imagen de Google Earth muestra la deforestación alrededor de Parakanã en el estado de Pará en la Amazonía brasileña.

 

Comparte este contenido:

EE.UU: An American tragedy: why are millions of trees dying across the country?

 América del Norte/EE.UU./20 de septimebre de 2016/www.theguardian.com

A quiet crisis playing out in US forests as huge numbers of trees succumb to drought, disease, insects and wildfire – much of it driven by climate change

Resumen: Árboles han sido infectados conun virusque provoca en ellos una enfermedad misteriosa que ha asolado sólo los bosques tropicales del de Estados Unidos. La plaga que devastando los bosques estadounidenses en todo el oeste. Un ecólogo forestal de la Universidad de Hawai se encuentra realizando un estudio. Las hojas se vuelven amarillas, a continuación, marrón, más de unas pocas semanas – un cambio sorprendente para un árbol de hoja perenne. Esta hoy en día la mayor amenaza para nuestros bosques nativos que en años se ha visto. Si esto se extiende a través de toda la isla, que podría colapsar todo el ecosistema nativo «. Los científicos aún no están seguros de dónde vino o cómo tratarla. Lisa Keith, investigadora de la patología de las plantas en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, dijo que cuando se analizó la enfermedad «de inmediato la enfermedad del olmo holandés vino a la cabeza». Pero esto era diferente a todo lo que ella, o cualquier otra persona, nunca había tratado.

JB Friday hacked at a rain-sodden tree with a small axe, splitting open a part of the trunk. The wood was riven with dark stripes, signs of a mysterious disease that has ravaged the US’s only rainforests – and just one of the plagues that are devastating American forests across the west.

Friday, a forest ecologist at the University of Hawaii, started getting calls from concerned landowners in Puna, which is on the eastern tip of Hawaii’s big island, in 2010. Their seemingly ubiquitous ohi’a trees were dying at an astonishing rate. The leaves would turn yellow, then brown, over just a few weeks – a startling change for an evergreen tree.

“It was like popcorn – pop, pop, pop, pop, one tree after another,” Friday said. “At first people were shocked, now they are resigned.

“It’s heartbreaking. This is the biggest threat to our native forests that any of us have seen. If this spreads across the whole island, it could collapse the whole native ecosystem.”

Almost six years later and nearly 50,000 acres of native forest on the big island are infected with rapid ohi’a death disease. Rumors abound as to its origin: did it emerge from Hawaii’s steaming volcanoes? A strange new insect? Scientists still aren’t sure of where it came from or how to treat it.

Lisa Keith, researcher in plant pathology at the US Department of Agriculture, said that when she analyzed the disease “right away Dutch elm disease popped into my head”. But this was unlike anything she, or anyone else, had ever dealt with.

“I’m not sure if there’s been anything else like this in the world,” she said. “The potential is there for major devastation.” Keith said the disease hadn’t yet spread to crops, like coffee, but it threatens a whole family of metrosideros trees and shrubs found mainly in the Pacific.

But the plight of the ohi’a is not unique – it’s part of a quiet crisis playing out in forests across America. Drought, disease, insects and wildfire are chewing up tens of millions of trees at an incredible pace, much of it driven by climate change.

‘Mountainsides dying’

Forestry officials and scientists are increasingly alarmed, and say the essential role of trees – providing clean water, locking up carbon and sheltering whole ecosystems – is being undermined on a grand scale.

California and mountain states have suffered particularly big die-offs in recent years, with 66m trees killed in the Sierra Nevada alone since 2010, according to the Forestry Service.

In northern California, an invasive pathogen called Sudden Oak Death is infecting hundreds of different plants, from redwoods and ferns to backyard oaks and bay laurels. The disease is distantly related to the cause of the 19th-century Irish potato famine, and appears to have arrived with two “Typhoid Marys”, rhododendrons and bay laurels, said Dr David Rizzo, of the University of California, Davis.

“We’re talking millions of trees killed, whole mountain sides dying,” Rizzo said.

Oozing from the bark of a live oak (Quercus) suffering from Sudden Oak Death.
Pinterest
Oozing from the bark of a live oak (Quercus) suffering from Sudden Oak Death. Photograph: Inga Spence/Getty Images/Visuals Unlimited

Despite its name, the pathogen slowly saps the life from oaks over the course of two to five years, turning them sickly brown. The disease spreads mostly through water, like rain splashing off an infected leaf on to a healthy neighbor. Rizzo said wind-driven rain could carry it miles at a time, and that it already ranged from the Oregon border down through the forests of Big Sur.

The pestilence appears to have arrived in the US through nursery plants in the 1980s, said Matteo Garbelotto, a professor at the University of California, Berkeley, who researches the genetics of the disease and trees that resist it. Garbelotto said researchers have found three distinct “subspecies” of the pathogen in the US – only one of which has escaped into the wild.

“There’s a bit of concern here that maybe we’re not doing enough to prevent introduction of other two lineages,” he said. Authorities have quarantined 15 counties to keep infected plants from leaving, but Garbelotto fears that authorities lack the resources to do more.

Native American tribes are helping Rizzo’s research near Oregon, and Garbelotto’s team developed a mobile app that users can direct at a given tree to determine its risk for disease, and what they can do to protect it.

“It’s a little bit like talking about mosquito abatement and malaria,” Garbelotto said of efforts to protect some trees by isolating them. “You try to reduce the number of vectors, eliminate immediate neighbors, a bit like putting a mosquito net around the tree.”

‘Insect eruptions’

Five years of drought in the west have not only starved trees of water but weakened their defenses and created conditions for “insect eruptions” across the US, said Diana Six, an entomologist at the University of Montana. Bark beetles and mountain pine beetles, usually held in check by wet winters, now have more time to breed and roam. The latter have already expanded their range from British Columbia across the Rockies, to the Yukon border and eastward, into jack pine forests that have never seen the bug.

The outbreak is “something like 10 times bigger than normal, I would argue a lot more than that,” Six said. “Basically a native insect is acting outside of the norm, because of climate change, and become an exotic in forests it’s never been before. We haven’t seen very good outcomes of exotics moving into native forests.”

Thousands of trees killed by mountain pine beetles in western Rocky Mountain national park.
Pinterest
Thousands of trees killed by mountain pine beetles in western Rocky Mountain national park. Photograph: National Parks Service

Boosted by climate change, various beetles and the fungi they carry have already wiped out millions of acres of trees, and Six and Rizzo both warned of cascading effects. In the redwoods, Rizzo said, the loss of tanoaks and their relatives would strip away nut-producing species, leaving birds and mammals that rely on them without food. The loss of mountain pines, Six said, threatens grizzly bears and the critical snowpack that supplies water to life below.

“There’s virtually nothing you can do to stop the beetles, either, unless they’ve killed everything and run out of food,” Six said. “Or unless the climate cools, and I don’t think anyones expecting that anytime soon.”

In Hawaii, warming temperatures have helped spread four types of beetles that bore into ohi’a bark to feed. The beetles carry disease spore on their wings, in their guts and in the sawdust of burrows, spreading it from tree to tree.

The beetles are part of scolylinae, a “very destructive family” that is also decimating trees in California, according to Curtis Ewing, an entomologist at the University of Hawaii.

“They are exploding around the world due to global warming,” he said. They appear unstoppable: spraying each tree with insecticide would be time-consuming and made futile by rain, and pheromone-laced traps also appear ineffective. The university’s arboretum has started collecting ohi’a seeds in the face of a doomsday scenario that was recently unimaginable for such a common tree.

‘An ecological emergency’

Scientists in Keith’s lab have made some progress, finding that the fungal disease was part of the common ceratocystis family. It was probably imported to Hawaii by an ornamental plant, but a global DNA database drew a blank; this was an entirely new strain.

The effects of the goldspotted oak borer beetle in California.
Pinterest
The effects of the goldspotted oak borer beetle in California. Photograph: Mike Blake/Reuters

“I would’ve thought that with the extensive information there, there would’ve been a match,” Keith said. “It’s a worry.”

The spores look golden under the microscope and give off a fruity smell. Once they grip a tree the fungus clogs up the vascular system that trees use to draw water upwards. Leaves die, then the tree itself.

While research continues for a treatment, scientists’ current priority is containment. Movement of ohi’a between islands is prohibited, but with an uncertain source, there’s little else to do other than cut down infected trees and burn them.

“This is an ecological emergency,” said Hawaii senator Brian Schatz. “It requires everyone working together to save Hawaii island’s native forests.”

In western valleys of dead trees, a few still stand unharmed. Six said genetic research has begun to try to understand why some survive the swarms of millions of insects. “The only thing that’s really going to help our forests move into the future with climate change is adaptation,” she said. “Forests need to actually adapt with genetic change.”

In a few decades, Americans might not even recognize forests they see, Rizzo said. When his grandfather grew up near Philadelphia, he said, gigantic chestnut trees towered over eastern forests.

“When I show people photos they think they’re redwoods,” Rizzo said. When he hiked the Appalachian trial in the 1980s he found tiny sprouts of chestnuts, three-inches wide, stunted by an invasive blight that had wiped out the old giants.

“It changed chestnut forests to oak and hickory forests,” he said. “We know we can’t get rid of some of these blights. We may have to learn to live with them.”

Tomado de: https://www.theguardian.com/environment/2016/sep/19/tree-death-california-hawaii-sudden-oak

Comparte este contenido: