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Uno de cada tres niños en España sufre malnutrición

España/30 junio 2016/Fuente: Levante

Uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza o exclusión en España, lo que supone que las familias no les pueden reponer las gafas, tienen dificultades para adquirir sus libros de texto, no pueden irse de vacaciones y en determinados contextos sufren problemas de malnutrición, según Unicef.

La organización ha presentado su informe anual «Estado mundial de la infancia» que describe un panorama desolador para el futuro de los niños en situación de mayor pobreza en el mundo si los gobiernos, los donantes, las empresas y las organizaciones internacionales no aceleran los esfuerzos para responder a sus necesidades básicas.

En declaraciones a Efe, el director ejecutivo de Unicef Comité Español, Javier Martos, ha explicado que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social en España se sitúa en el 34,4 por ciento, aunque en algunos colectivos como las familias de padres migrantes alcanza el 60,3 por ciento.

Con la crisis, ha señalado Martos, ha aumentado la pobreza infantil hasta alcanzar a 2,5 millones de niños y los colectivos que se encontraban en una situación de pobreza antes de la crisis se han visto más afectados, como las familias monoparentales, las numerosas, las de migrantes o las de gitanos.

«En estos tiempos, lo que estamos viendo es que el hecho de tener niños es un factor de riesgo para que una familia sea pobre porque, como han bajado los salarios, hay una pobreza de trabajadores, de familias en las que uno de los padres trabaja, pero los ingresos no les permiten cubrir sus necesidades básicas», ha indicado.

Menos inversión en educación

El director ejecutivo de Unicef Comité Español ha subrayado que con la crisis el colectivo de los niños ha sido el más vulnerable y el más afectado por la situación de pobreza, por la reducción de la inversión en educación en 5.000 millones de euros y la disminución de la inversión social en protección de los niños y sus familias en 2.700 millones de euros entre 2009 y 2014.

Ha detallado que España está invirtiendo en protección social de los niños y sus familias un 1,4 % del Producto Interior Bruto (PIB), cuando la media en el entorno de la Unión Europea es del 2,2 del PIB.

«Además de invertir casi un punto menos que nuestros socios comunitarios somos poco eficaces a la hora de conseguir que el dinero invertido reduzca las tasas de pobreza infantil», ha apuntado Martos.

En España, «hay un mapa de la pobreza infantil marcado por el desempleo y por las medidas de protección social que se implementan en determinadas comunidades autónomas», ha dicho el director ejecutivo de Unicef Comité Español.

Ha precisado que hay grandes diferencias entre regiones, puesto que algunas, como el País Vasco, han desarrollado mecanismos de protección social que no existen en otras autonomías.

Pacto de Estado

Ante esta situación, Martos ha abogado por alcanzar un Pacto de Estado por la Infancia que incluya un incremento de la inversión social en el ámbito de la infancia y que perfile mecanismos para combatir la pobreza infantil.

Unicef Comité Español reclama un Pacto de Estado por la Educación con medidas para reducir el abandono escolar, así como la universalización de la prestación por hijo a cargo, elevándola de los actuales 291 euros al año a 1.200 euros al año, lo que tendría un coste de 9.000 millones de euros.

No obstante, en las actuales circunstancias del país, Martos ha planteado la atención prioritaria de los niños que están en situación de pobreza infantil hasta el año 2020.

Unicef Comité Español también ha instado al nuevo Gobierno a concretar un plan para la consecución del Objetivos de Desarrollo Sostenible con el fin de luchar contra la desigualdad y atender a la infancia vulnerable en España y en otros países.

Fuente: http://www.levante-emv.com/sociedad/2016/06/28/tres-ninos-espana-sufre-malnutricion/1437968.html

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Movimiento estudiantil, neoizquierdas y reforma de la educación superior

Chile/ Autor: José Joaquín Brunner

Los estudiantes movilizados y en continua radicalización han ido aislándose cada vez más en un espléndido discurso maximalista, como suele ocurrir en momentos de infantilismo revolucionario.

 I

De pronto cambió el tono de la dirigencia de las agrupaciones estudiantiles controladas por grupos y fracciones de neoizquierda (mejor que llamarlas de “ultraizquierda”), tanto a nivel universitario como secundario. La ciudadanía observa con cierto escepticismo, relativo acostumbramiento y a veces molesta cómo aumenta el ruido en las calles e, inevitablemente, la violencia de los grupos encapuchados que acompañan a las manifestaciones para perturbar el orden, atacar a Carabineros y destruir bienes públicos y privados.

Tal acentuación de la radicalidad, ¿es un signo de fuerza o un manifestación de debilidad; una manera de ganar adeptos o de estrechar filas; un intento por forzar una “reforma con ruptura” de la educación superior o por asentar la idea de que los cambios impulsados por el Mineduc son un mero adorno de la vitrina?

Sin duda, el movimiento estudiantil pasa por un momento difícil.

La estrategia de conversar y presionar simultáneamente en las calles no ha dado resultado. Al contrario, ha desgastado a los dirigentes en sus comunidades (escasa participación, baja legitimidad de las federaciones, tendencia al fraccionamiento interno) y, hacia fuera, les ha hecho perder prestigio ante la opinión pública. Paradojalmente, mientras más recurre a la fuerza, menor es su fuerza ante la opinión pública.

Efectivamente, el núcleo político de la Confech se halla confundido y dividido respecto de cómo seguir adelante. Hay quienes llaman al “paro indefinido” (¡qué fascinación produce aquí el término “indefinido”!), mientras otros convocan a asambleas reflexivas.

Uno de los grupos principales que integra ese núcleo directivo, la Izquierda Autónoma (IA) al que pertenece el diputado Boric, acaba de romperse por cuestiones de diseño estratégico y, en particular, por posiciones encontradas frente a qué hacer con la reforma educacional.

Al mismo tiempo, otro de los grupos de la neoizquierda nacida del movimiento estudiantil, Revolución Democrática (RD) del diputado Jackson, ahora convertido en partido político, retiró a algunos de sus principales cuadros del Mineduc, donde habían creado una red tecnoburocrática influyente en torno al diseño y manejo de la reforma educacional, desplazando a los partidos tradicionales de la NM, particularmente al PS y la DC.

De modo que nos encontramos ante un cuadro de tormentas que -en torno a la reforma de la educación superior- se ha ido formando en el horizonte, amenazando a la polis con un invierno revuelto. ¿Cuán intensas serán las turbulencias y con qué efectos e impacto? No es fácil saberlo. Pero sí resulta relativamente menos difícil identificar los elementos que están conjugándose para provocar la tormenta.

Primero, la ya larga postergación del anunciado proyecto de reforma de la educación superior, vacío que ha ido llenándose con cambiantes y frecuentemente contradictorios enunciados del gobierno y personeros de la Nueva Mayoría (NM). Han sido dos años exasperantes: sin agenda, sin carta de navegación, sin rumbo, sin personeros que lideren la posición oficial, sin propuestas fundadas que pudieran discutirse seriamente, sin siquiera dar señas de hacia dónde ir o qué esperar.

Segundo, como consecuencia de lo anterior, los actores de primera línea del sector enervados y confundidos. El CRUCH dividido y sus rectores desafectados o convertidos en meros portavoces de los intereses más directamente corporativo-financieros de sus organizaciones. Las instituciones privadas no-pertenecientes a dicho Consejo, inseguras de su suerte y sin posibilidades de planificar su futuro. Los institutos profesionales y centros de formación técnica relegados a un papel secundario. Las comunidades científicas y los académicos prácticamente fuera del escenario. Los estudiantes dedicados, en su gran mayoría, a tomar distancia de los asuntos públicos, pero con un movimiento radicalizado en torno a la Confech y las organizaciones de secundarios que se presentan como portavoces del conjunto de los estudiantes del país. Pero que progresivamente van perdiendo conexión con la masa estudiantil y con los patrones normales de conducta democrática.

Tercero, frente al panorama descrito, la opinión pública ha ido restando apoyo a la reforma educacional y, lo más probable, tiende a percibirla a través de las imágenes de la violencia y el desorden en las calles, los liceos “tomados”, y unas élites -de izquierda a derecha, en el gobierno, el parlamento, la NM y la oposición- que no logran arribar a mínimos acuerdos y mantienen una confrontación verbal que incluso a los iniciados en estos asuntos les resulta difícil entender.

Al comienzo de la semana, casi dos terceras partes de la opinión pública encuestada se pronunciaba negativamente respecto a la reforma educacional, lo cual es un fenómeno extraordinario si se piensa que por lo general las reformas educativas suscitan más esperanza que desconfianza, más aplauso que rechazo.

Cuarto, sin embargo, se sabe poco de la reforma de la educación superior -sus metas, contenidos, fundamentos y plazos- a pesar de que han transcurrido dos años desde el comienzo de la administración Bachelet y de tratarse, supuestamente, del eje central de la política gubernamental y su iniciativa estelar.

Efectivamente, la gratuidad acotada del 2016 -único anticipo efectivamente explicitado hasta ahora de la reforma y puesto parcialmente en marcha- ha tendido a profundizar la confusión y a expandirla, acelerando la ola del descontento, por diversas razones, en todos los frentes.

Quinto, ante tal falta de conducción intelectual, técnica y política del proceso de reforma, la cacofonía de voces, enunciados, declaraciones y ecos redobla la sensación de desorden. Basta observar lo ocurrido durante los últimos días.

La ministra de Educación y los dirigentes de la NM insisten en que se hará un esfuerzo por llevar la gratuidad al menos a los estudiantes del 60% de hogares de menores recursos relativos para desde ahí dar el salto, en el futuro cercano, al 100% de gratuidad. A su turno, el ministro Valdés, encargado de la Hacienda pública, aclara: “lo que es claro es que llegar a la gratuidad universal con los recursos que hoy tenemos es muy difícil, porque le pone una presión muy grande al resto del aparato público. O sea, si no se hace nada más, se puede. Pero hay otras necesidades también. Entonces, el proyecto va a establecer las formas y modos de cómo se va a seguir avanzando”.

Una diputada oficialista, del PC, Camila Vallejo, se queja, argumentando: “yo hubiese esperado un 70% para el 2018, eso ya no se anunció, es solo el 60%. Lo que a nosotros nos interesa es que se explicite cómo vamos a garantizar la gratuidad universal y en qué plazos, porque no estamos de acuerdo con que esto dependa de cómo se alinearán los astros y de la situación macroeconómica, pues es muy poco probable que eso así sea y se favorezca la extensión de la gratuidad”. Y ayer, en el diario La Tercera, la diputada oficialista llamaba a mantener la presión desde la calle: “Creo que necesitamos una fuerte movilización social en esta materia, que logre incidir y establecer los marcos de lo que debiese ser la discusión de la reforma educacional, para que no termine en una cocina en el Senado. El rol del movimiento social es muy importante”.

En La Tercera interviene también el senador Walker y, con realismo creo yo, señala: “el programa de gobierno habla de gratuidad para el 70% de menores ingresos, bajo este gobierno, y se compromete con llegar a un 100%, en 2020. Quiero ser claro sobre esta materia: esto último es imposible de lograr, ni en 2020, ni en 2030, ni en 2040”.

Finalmente, para agudizar aún más este cuadro cacofónico, aparece el diputado Giorgio Jackson de RD declarando que, para financiar la gratuidad, se debería crear “un sistema de contribución que involucre múltiples formas”, mencionando como posibles contribuciones un impuesto a los graduados, recursos de la ley del cobre y la devolución con trabajo voluntario, todo lo cual reduce la gratuidad a un intercambio por dinero o en prestaciones. En un frente algo distinto, el senador Montes, del PS, sorpresivamente declara (¡ahora, en la undécima hora!) su disposición para estudiar la legalización del lucro en el caso de instituciones privadas de enseñanza superior que renuncien a obtener cualquier apoyo del Estado.

Así pues, se va llenando el cajón de sastre vacío que el gobierno ha mantenido abierto durante dos años.

II

En el orden de los razonamientos explicativos, cabe anotar que la misma falta de conducción y contenidos gubernamentales, de relato y propuestas, y el desorden observado en la NM, han favorecido la radicalización del movimiento estudiantil. Sus demandas van escalando y su tono se torna cada vez más desafiante, hasta alcanzar su punto cúlmine con el dicho reciente de un dirigente secundario: “El ministro del Interior nos tiene miedo. No los dejaremos gobernar”.

Se llega a este punto límite, en buena medida, porque la administración Bachelet, desde el primer día, ha buscado congraciarse con los estudiantes y no ha ofrecido a sus sectores dirigentes aquello que se supone es propio del soft power: la capacidad intelectual, política y ética de argumentar, persuadir y orientar a aquellos que pretenden desafiar al poder. Al contrario, la administración Bachelet ha cedido y concedido continuamente, moviendo los límites de un lado para el otro, sin oponer la resistencia que nace de las ideas sólidas, de las convicciones, sobre todo de la fuerza democrática e institucional de las convicciones. En vez de eso ha buscado mimetizarse con el lenguaje y el aura de los jóvenes estudiantes y sus reivindicaciones. Su gobierno ha terminado, parafraseando a Maquiavelo, sin ser amada ni temida.

No debiera sorprender que en este terreno movedizo y de cercos sobrepasados, la disputa tienda a alejarse también del sentido común, los cambios posibles, los tiempos políticos-administrativos, para irse a los extremos de la mera lucha ideológica -espacio del “infantilismo revolucionario”- o de la desnuda defensa de los intereses corporativo-financiero de las organizaciones involucradas.

La disputa ideológica ocupa así el espacio dejado por el gobierno con discursos inflamados y categorías gruesas del estilo modelo, paradigma, hegemonía pública, desmercantilización, nueva centralidad, etc.; es decir, “much ado about nothing”. En el otro extremo campea el más craso sentido mercantil; cada organización trata de posicionarse de la mejor manera posible para arrancar la mayor proporción de recursos al Estado.

Del lado de la disputa ideológica, la veta más interesante de los últimos días proviene, sin duda, de la fracción de la Izquierda Autónoma agrupada en torno a la fundación Nodo XXI, cuyo documento “El futuro de la educación superior chilena en la reconstrucción de la educación superior pública”, entregado a la ministra de Educación, apuró la escisión del grupo liderado por el diputado Gabriel Boric, quien se declaró sorprendido por los contenidos del texto y por el acto de su entrega a la autoridad, justo en el momento que el movimiento estudiantil llamaba a un paro indefinido y a tomarse los palacios de invierno de la educación.

De hecho, el documento de esta fracción de neoizquierda es todo menos anti-sistema y no introduce una ruptura con el status actual de la educación superior.

Por primera vez, una parte de aquel mundo autoproclamado como neorrevolucionario hace un esfuerzo serio por pensar la educación superior desde dentro de los marcos de un sistema mixto, de cooperación estatal-privado. Reconoce (¡finalmente!) una educación pública estatal y no-estatal, asunto que algunos venimos postulando desde hace una década frente a la incomprensión de la izquierda tradicional de la NM y, hasta ahora, también frente a la ceguera de la neoizquierda.

Habla que una “nueva universidad pública (estatal o no estatal)” debe ocupar el centro del sistema y expandirse, asimilándose bajo ese concepto las universidades creadas o reconocidas por ley como las propiamente estatales, las privadas laicas del CRUCH, las católicas del CRUCH (en la práctica no se entiende bien a título de qué viene esta última distinción cuando todas ellas son universidades públicas de acuerdo al documento), agregándose además una nueva categoría de universidades privadas que “colaboran con la función pública”, también reconocidas por ley y que podrán recibir financiamiento fiscal.

Adicionalmente, podrían existir instituciones privadas de derecho civil que, sin pretender ser colaboradoras de la función pública, tampoco recibirán recursos de la renta nacional, subentendiéndose que podrían organizarse como personas jurídicas con o sin fines de lucro.

Para justificar este cambio de actitud -al menos en el discurso-, la fracción Nodo XXI de la IA apela a la sabiduría conservadora: “Hay que aprender de nuestra historia” dice el documento entregado a la ministra, cosa que es un supuesto de la razón pública, la cual no se agota ni consuma en el plano puro de las normas, los ideales y los valores.

¡Bravo! A esto se llama asumir una cuota necesaria de realismo para incidir en las decisiones y hacerse parte de la historia y no sólo de la esfera de la declamación ideológica.

III

Puestas así las cosas, puede entenderse el temblor que causó el texto de Nodo XXI dentro de las estrechas paredes de la IA.

En efecto, a partir de un texto así formulado sería perfectamente posible establecer un diálogo bastante más rico sobre temas de coordinación y planificación dentro de un sistema mixto, la centralidad de la educación pública (entendida como dice el documento), la expansión de esta última, el financiamiento mixto de las instituciones, etc.

Esta visión abandona, explícita y no sólo oblicuamente, el privilegio que otras corrientes más tradicionales aspiran a otorgar a las universidades estatales, al reducir lo público al Estado y al derecho a acceder con preferencia a recursos fiscales. Termina, asimismo, con el pertinaz y arbitrario argumento de que lo privado es bueno y aceptable cuando está dentro de los límites del CRUCH y es perverso e intolerable si está fuera de ese reino.

Por cierto, hay decenas de otros aspectos en el texto que comentamos -propuestas institucionales, de organización y funcionamiento, de relación con el Estado y la sociedad, de uso de fondos públicos y definición de las instituciones, etc.- que en él no hallan, en mi opinión, un adecuado tratamiento político, ni académico, ni técnico. Con todo, el documento da un paso que en lo esencial -la existencia de un esquema mixto de provisión con un trato relativamente igualitario entre los proveedores públicos de diverso tipo- constituye una verdadera ruptura con el discurso tradicional de la izquierda y la NM, centrado en la preeminencia del subsistema de instituciones estatales. Esa concepción administrativo-burocrática de lo público queda atrás aquí. Lo cual no significa que vaya a desaparecer o que, en el horizonte corto, vaya a ser superada.

Pues, como ya dijimos, en el lado opuesto al de las disputas ideológicas se libra una lucha político-corporativa en defensa de los intereses, la identidad y las pretensiones de los actores organizacionales, básicamente las universidades estatales mejor establecidas y más consolidadas, que buscan un trato preferente y una suerte de prerrogativa napoleónica para administrar al sistema en su conjunto, como alguna vez ocurrió en Francia con la universidad imperial.

No hay en verdad argumentos robustos para defender esa visión, llena de nostalgias imperiales y de una débil legitimidad tradicional, de donde provienen las frecuentes invocaciones a Bello, Domeyko y Letelier.

Habría que volver al siglo XIX, claro está, para revivir esa tradición y dotar de una nueva legitimidad al control estatal sobre el sistema universitario y sobre los recursos del Estado destinados a subsidiar la producción y transmisión de conocimientos.

Sorprende, en cualquier caso, que ni el gobierno Bachelet, ni la NM, ni tampoco las corrientes de neoizquierda hayan reivindicado como salida más viable del actual punto ciego en que se halla entercada la reforma, una solución al estilo de los EEUU, donde las universidades estatales reciben un trato especial del Estado (y los estados) a cambio de sujetarse a ciertas reglas y competir con las instituciones privadas de diverso tipo que reciben también apoyo público a través de un amplio esquema de apoyos estudiantiles administrado por el gobierno.

Alcanzar tal solución ha estado al alcance de la mano desde el primer día de la administración Bachelet, pues el propio sistema ha venido desarrollándose en tal dirección durante los últimos 25 años. Si no se adoptó este camino es únicamente por una mezcla de malas razones: porque entones el gobierno aparecía como continuista y no como rupturista, porque no significaba un cambio de paradigma ideológico y porque obligaba a reconocer que un sistema mixto de provisión tiene indudables fortalezas a la hora de expandir las oportunidades educacionales y de financiarlas. Los puntos débiles, insuficiencias y fallas que ostensiblemente posee este otro régimen son relativamente fáciles de identificar y solucionar y habrían podido superarse con un gasto significativamente menor de energías, recursos y en gestión e implementación que aquel en que el gobierno deberá incurrir para imponer su propio diseño de reforma.

La lucha por intereses materiales -una mayor proporción de la torta, más subsidio, recursos adicionales y fondos basales directos y no condicionados- es una parte habitual de la competencia por recursos en una democracia de base capitalista. No se halla separada tampoco de la lucha ideológica, como aparece aquí en el análisis. Ni es el interés corporativo algo propio únicamente de las instituciones estatales. Más bien, el conjunto de las actores, de todo tipo, pugnan por captar una cuota mayor de recursos, mejorar su posición relativa frente al Estado y sus competidores y justifican conductas estratégicas y él cálculo posicional en función de ideales y valores (es decir, de racionalizaciones ideológicas). Y esto vale para los actores tradicionales y nuevos, laicos y confesionales, emprendedores y comunitarios, metropolitanos y regionales.

Entre tanto, los estudiantes movilizados y en continua radicalización han ido perdiendo contacto con esas realidades y aislándose cada vez más en un espléndido discurso maximalista, como suele ocurrir en momentos de infantilismo revolucionario. Ya no reparan en los fines ni en los medios, sino que se propulsan a sí mismos a la esfera de la Idea Absoluta, que puede ser a veces el turpe lucrum, otras veces la gratuidad o mañana la triestamentalidad o los fondos basales. Palabras fetiches, cargadas de una intensa emocionalidad, pero alejadas de cualquier referente compartido con el resto de la sociedad. Desconectadas de la historia -incluso de las ideologías y los intereses corporativos- ascienden a esa  esfera donde reinan triunfantes las consignas en su aparente pureza. Y donde los propios movimientos sociales suelen quedar atrapados en sus discursos.

Fuente noticia: http://www.brunner.cl/?p=14348

Fuente imagen: http://ellibero.cl/wp-content/uploads/2016/05/A_UNO_675520-645×400.jpg

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Mejor que Finlandia: El increíble milagro educativo de Estonia

Por: Hector G. Barnés

En 1991, Estonia recuperó su independencia, tras pasar más de 50 años bajo el control soviético. Fue uno de los satélites rusos a los que peor les fue durante la Guerra Fría. Mientras que antes de la Segunda Guerra Mundial podían presumir de un nivel de vida y de una renta per cápita muy similar a la de sus vecinos finlandeses, a comienzos de los años 90, la situación era casi límite. En esas décadas, las minorías alemanas y suecas fueron expulsadas, 80.000 estonios emigraron y otros 60.000 fueron deportados. Estonia fue rusificada: medio millón de rusoparlantes fueron trasladados al país báltico para ayudar en la militarización de la región, considerada como “zona fronteriza”.

Un cuarto de siglo después de que Estonia recobrase su independencia, se ha convertido en uno de los países que la OCDE suele utilizar como ejemplo positivo a propósito de los exámenes PISA, tanto por su excelencia como por su equidad. Incluso superó a Finlandia en las pruebas de 2012, que cayó desde el puesto dos al número doce, mientras que Estonia se quedó en el once, mejorando sus marcas previas. No solo eso, sino que como han puesto de manifiesto repetidamente medios de comunicación como ‘The Economist’ o ‘Mic’, se ha convertido en una especie de Silicon Valley europeo. Este pequeño país de apenas 1.300.000 habitantes (un poco menos que la población de Barcelona) se ha convertido en el lugar donde más start-ups hay por habitante.

Es uno de los países donde menos influye el entorno socioeconómico de los estudiantes en su rendimiento

No cabe duda de que gran parte de su éxito en innovación se debe a que, cuando no hay nada hecho, se puede hacer cualquier cosa: es más fácil montar un sistema educativo desde prácticamente cero que cargar con el peso de la historia en cada reforma. Por eso resulta de vital importancia la llevada a cabo en 1996, como señalaba un artículo publicado por la televisión pública estonia. Fue ese año cuando se desarrolló el currículo nacional actualmente vigente, y que según Imbi Henno, del Ministerio de Educación estonio, fue “la base de nuestro éxito educativo”.

¿Qué promulgaba dicho currículo? Ante todo, la igualdad entre los estudiantes, probablemente el punto fuerte del sistema educativo estonio, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Alemania, que por lo general obtienen muy buenos resultados académicos en las pruebas PISA pero que adolecen de graves carencias respecto a la equidad educativa. Ese es, curiosamente, uno de los grandes defectos que se suelen achacar al sistema estonio. Como señala una ponencia realizada por Henno, Estonia tiene pocos estudiantes del más alto nivel comparado con otros países europeos de gran rendimiento. No se puede tener todo; Estonia es uno de los países donde menos influye el entorno sociocultural de los alumnos en su rendimiento.

El país de los números

En el análisis del éxito de su país, Henno pone el énfasis en otros factores. Más allá del desarrollo del currículo nacional, “la formación de los profesores se ha reorientado centrándose en prácticas más innovadoras y con un enfoque más centrado en el estudiante”. Y aquí llega lo importante: no solo Estonia tiene el nivel más bajo de malos estudiantes en matemáticas y ciencia sino que, además, ha puesto especial hincapié en mejorar el VET (“vocational education and training”), es decir, la educación que tiene como objetivo formar profesionales, y que abarca carreras como contabilidad, medicina, enfermería, arquitectura o abogacía. Pero, sobre todo, las diferentes ingenierías.

Estudiante de primaria durante una clase en Tallin. (Reuters/Ints Kalnins)
Estonia fue el país pionero a la hora de proporcionar a sus estudiantes un ordenador con conexión a internet. Fue en 1998, apenas dos años antes de que el gobierno declarase el acceso a internet como un derecho. En muchos casos, como ocurrió con el registro de la propiedad, se saltaron décadas de papeleo y máquina de escribir, y pasaron de no tener uno a montarlo de manera digital. Como explicaba a ‘Mic’ Toomas Hendrik Ilves, presidente desde 2006 criado en Nueva Jersey y estudiante de programación desde adolescente, esta fue una de sus iniciativas más polémicas. “Me insultaron durante muchos años, pero pensaba que entre el 3 y el 5% de los niños que tienen ordenador –aunque sea un niño pobre del campo– sentirá la curiosidad innata de mirar en sus tripas”.

En apenas unos años empezaron a surgir compañías como Skype, que fue objeto de una venta millonaria a eBay en 2005, o Kazaa, el primo olvidado de Napster. Es uno de los contados países que enseña a sus niños código y, además, sus ciudadanos pueden hacer la declaración de la renta ‘online’ desde hace años. También votar, un sistema que se implantó en el año 2005. El sector tecnológico representa alrededor del 15% de su producto interior bruto. Como explicaba Ilves en ‘The Economist’, la educación ha jugado un papel importante en todo ello, gracias a programas de iniciativa público-privada como ProgeTiiger, cuyo objetivo es que los niños de cinco años aprendan a programar: “En los años 80 todos los niños en el instituto querían ser estrellas de rock, ahora todos quieren ser emprendedores”.
Cada investigación publicada sobre Ecología o Ciencias de la Naturaleza recibe un 40% de citas más que el resto de ‘papers’ de fuera

Como señalaba en ‘Study in Estonia’ el profesor de psicología experimental de la Universidad de Tartu Jüri Allik, el criterio estonio a la hora de elegir qué proyectos financiar ha sido también clave en el éxito del ámbito académico. “Cada investigación estonia publicada en Medio Ambiente/Ecología y en Ciencias de la Naturaleza recibe un 40% de citas más que el resto de ‘papers’ de esos campos”, recuerda. Además, el impacto de las investigaciones en ciencias computacionales se ha incrementado en más de un 200%. Gran parte de este éxito internacional se debe a que estos trabajos deben redactarse en inglés.
¿Con o sin Estado?

Hay, no obstante, un factor que diferencia enormemente a Estonia en la manera en que el emprendimiento y la educación privada se relacionan con el sector público. Mientras que la mayor parte de bases tecnológicas, como la de Silicon Valley, abogan por una vía en la que el Estado se limite a no molestar, el estonio ha jugado un importante papel a la hora de promocionar el sector. Como recuerda en ‘Mic’ el CEO de Teleport, Sten Tamkivi, “donde Estonia lo ha hecho mucho mejor que en otros países es en que la política y la tecnología no están en extremos opuestos”, señalaba. “Hay el deseo de resolver problemas y de acercarse a estos de una manera tecnológica”.

Ave Laurmgson, mánager de proyecto de la Fundación Tiger Leap, con dos alumnos de una escuela en Tallín. (Reuters/Ints Kalnins)

Como reconoce Henno, hay pocos países donde la integración entre mundo educativo y sociedad sea tan completa. En su informe, señala que los profesores tienen una alta cualificación en todos los niveles de la escuela y gozan de una gran independencia en cuanto a los contenidos a impartir y su metodología. Además, añade un factor importante: toda la educación obligatoria es gratuita. Por su parte, tal y como señala una investigación publicada en ‘Journal of Studies in International Education’, la internacionalización de la universidad se ha convertido en un factor importante del éxito estonio, especialmente en la apertura al resto de países de la Unión Europea.

“El proceso de internacionalización incluye la implementación gradual de nuevos valores en la sociedad”, señala el estudio. “Siendo un miembro de la antigua Unión Soviética, Estonia funcionó durante décadas como un país homogéneo y cerrado. Las iniciativas en internacionalización empezaron a acabar con esos estándares. Las universidades empezaron a promocionar valores que incluían la multiculturalidad, la tolerancia y la aceptación de diferencias”. De hecho, Estonia fue uno de los primeros países en firmar la Declaración de Bolonia, como un gesto que les permitía acercarse a la Unión Europea (y su suculento programa Erasmus) y alejarse de la influencia rusa, que tan funesta resultó durante décadas.

Desde los tiempos de la Unión Soviética hemos obtenido una gran competencia tecnológica y un montón de ingenieros

Un último factor que resume bien la fórmula del éxito estonio: al contrario de lo que señala el discurso oficial en otros países occidentales, donde la única salida posible para el talento es el emprendimiento en el sector privado, gran parte del talento báltico desea trabajar en el sector público. Como señala en un artículo publicado en ‘Diginomica’ Anna Piperal, directora de Enterprise Estonia, el hecho de que el 99% de los servicios del gobierno estén disponibles en la red provoca que el funcionario tecnológico sea una importante, y bien remunerada, figura.

“Desde los tiempos de la Unión Soviética hemos obtenido una gran competencia tecnológica y un montón de ingenieros”, explicaba. “Así que nuestro gobierno empezó a empujar aún más y construyó un marco legal totalmente nuevo que apoya las tecnologías de la información y el intercambio de datos. No es que quisiéramos innovar, es que no nos quedaba otra”. Una moraleja y una pregunta: por un lado, que es posible desarrollar el sector tecnológico con la colaboración del Estado; por otra, ¿es posible trasladar los hallazgos de Estonia a países más grandes y sociedades más complejas?

Foto: Estudiantes estonios reciben una clase de ciberdefensa en Poltsamaa, el pasado mes de diciembre. (Reuters/Ints Kalnins)

http://8www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/81e/c61/59d/81ec6159de54ecdf592c651c0e1ca5c7/imagen-sin-titulo.jpg?mtime=1467028068

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-06-28/estonia-sistema-educativo-exito_1224263/

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¿Ser Docente o Ser Ausente?

Por Dra. María Guadalupe Barradas Guevara

¿Cómo saber lo que nos conviene sin saber en dónde nos encontramos?

Se ha dicho que cuando existe la vocación de educar, la enseñanza debe ser necesariamente un acto de amor y de fe hacia los demás. Es decir; un proceso compuesto de actos intencionales, que busquen el bien en el otro. La enseñanza debe ser una continua búsqueda de la perfectibilidad humana, que implique la promoción de cambios en las personas, de cambios profundos y radicales; de cambios que transformen de manera auténtica a los alumnos.

Sin embargo, aunque uno de los temas frecuentes en discusiones y diálogos entre los docentes, sea el desarrollo de sus alumnos, no todo maestro, en el impulso de este proceso, produce aprendizajes en ellos, aunque cuando se logra, siempre existe una enseñanza implícita. Por esta razón, veo cada vez más endeble la legitimidad de las premisas subyacentes a esta profesión, puesto que ser docente se ha convertido a través de la historia en algo rutinario, desencantado y desesperanzador. ¿Qué vientos en contra tienen estos maestros? ¿Serán ellos mismos? ¿Será el poco interés que presentan los maestros o los alumnos en su propia construcción? ¿Serán el desaliento de la educación?

En México, como en muchos otros países, son muchas las tensiones que envuelven el ser docente, desde las propias confrontaciones sociales y la devaluación de su práctica, hasta la contradicción permanente en la que vive por la naturaleza de su trabajo. Latapí (2002) señala que la profesión de maestro a nivel básico, y también en el medio superior y superior, en México tiene muchos rasgos oscuros:
1. El sueldo escaso y lo que ese sueldo significa de bajo reconocimiento social;
2. Las condiciones laborales poco estimulantes, tanto en el medio rural como en el urbano marginado: instalaciones y muebles deteriorados, carencia de apoyos didácticos, presión de muchas obligaciones burocráticas y, a veces, una gran soledad;
3. La pobreza de los alumnos que les dificulta aprender, y con frecuencia la indisciplina, rebeldía o altanería de algunos muchachos en el aula;
4. La ignorancia o indiferencia, a veces, de los padres de familia que no los corrigen ni estimulan;
5. Y la competencia descorazonadora a la que se enfrenta el docente, al rivalizar con la “televisión”, los videos y las bandas de rock para conquistar el interés de los alumnos, en batallas perdidas de antemano.

A este lado oscuro de la profesión docente se debe, también, añadir la corrupción en el medio magisterial. Hay reglas de juego poco edificantes, simulaciones a las que hay que resignarse, abusos que callar aunque molesten y poderes nada éticos con los que hay que transigir. Termina diciendo Latapí (2002), por otro lado, ser maestro tiene, afortunadamente, otros rasgos que se inscriben en su lado luminoso y se descubren, cuando se logran trascender las pequeñas miserias de la cotidianidad y recuperar lo esencial, lo que alguna vez fue atractivo, es lo que se conoce como “vocación”: el amor a los niños y a los jóvenes, el deseo de ayudarles, de abrir sus inteligencias, de acompañarlos en su proceso para llegar a ser hombres y mujeres de bien.

Partiendo de lo anterior y tratando de contestar el gran dilema de este artículo “Ser docente” o “Ser ausente”. ¿Cuál de los dos nos lleva a un estado concreto dentro de la práctica educativa? ¿Los maestros están o fingen que están?

Sin saber qué contestar, y como docente que soy, considero que esto depende a las circunstancias o momentos que se nos presenten:
a. Aulas con alumnos preocupados y motivados por ser mejores.
b. Aulas con alumnos despreocupados y desmotivados por ser mejores.

Los primeros remiten a aquellos alumnos sabedores que a través de la educación garantizan su desarrollo y perfección, o como diría Aristóteles, “un hombre virtuoso”, el cual está estrechamente ligado a la excelencia de la propia vida. Puesto que, sólo la persona virtuosa es sabia, prudente, valiente, justa y sólo de este modo puede ser feliz. Y las virtudes se adquieren ejercitándose en ellas al través de la creación de hábitos (citado por Lonergan, 2001). Y es en este tipo de aulas que el maestro puede ser docente, pese a todas las incertidumbres laborales, a su sueldo escaso, a los desesperanzadores resultados que tiene la sociedad, puesto que su labor, está determinado por la fe de la perfección humana, entendida como un proceso compuesto de actos intencionales, que busquen el bien en el otro. Este tipo de maestro entiende que la enseñanza es una continua búsqueda de la perfectibilidad humana, que implica la promoción de cambios en las personas, de cambios profundos y radicales; de cambios que transformen de manera auténtica a sus educandos.

Por otra parte, el aula del tipo dos, tienen alumnos determinados por la pobreza de su autonomía, por su mediocridad, para ello José Ingenieros en su libro: “El Hombre Mediocre”, dice:

(…) Están fuera de su órbita de ingenio, la virtud y la dignidad, privilegios de los caracteres excelentes; sufren de ellos y los desdeñan. Son ciegos para las auroras; ignoran la quimera del artista, el ensueño del sabio y la pasión del apóstol. Condenados a vegetar, no sospechan que existe el infinito más allá de sus horizontes. (…)
(…) No viven su vida para sí mismos, sino para el fantasma que proyectan en la opinión de sus similares. Carecen de línea; su personalidad se borra como un trazo de carbón bajo el esfumino, hasta desaparecer. Trocan su honor por su prebenda y echan llave a su dignidad por evitarse un peligro; renunciarían a vivir antes que gritar la verdad frente al error de muchos. Sus cerebros y su corazón están entorpecidos por igual, como los polos de un imán gastado (2000, p. 45).

Este tipo de aula es la que lleva a los docentes a “Ser Ausentes”, porque, ¿cómo luchar con clases de este tipo, en donde los alumnos no tienen ningún interés por el conocimiento, por la razón o la construcción de ellos mismos? ¿Cómo pretender ser docentes en este tipo de aulas, en las cuales no podemos por más que tratemos educar?

Estimado lector, de lo que hablo aquí, considero que no debe sorprendernos, porque en este siglo XXI, la mayoría de nuestros alumnos en verdad no quieren aprender y mucho menos estudiar.

Al igual que otros filósofos, psicólogos o pedagogos, considero que el ser educador tiene como responsabilidad buscar estrategias para motivar a todos nuestros alumnos y tratar de “Ser docente”. Pero a diferencia de ellos considero que debemos explorar nuestras fortalezas y debilidades y reconocer cuándo en verdad no podemos hacerlo, como en la Oración de la Serenidad de Einhol Niebuhr, que nos dice: Señor, concédenos serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que sí podemos y sabiduría para discernir la diferencia (2015).

Luego entonces, si recordamos la pobreza de nuestras aulas, que tienen alumnos que no quieren estudiar y lo relacionamos con la Plegaria anterior, pareciera que es mejor “Ser Ausente”; reconocer que el mundo difícilmente puede cambiar; cumplir con nuestras obligaciones de enseñar a través de cuatro pasos fundamentales:
1. Saludar a los alumnos
2. Sonreír artificialmente
3. Dar la clase
4. Escapar
Porque no importa cuánto nos esforcemos: Nada se podrá cambiar.

Por lo tanto, debemos reconocer qué tipo de maestro debemos ser, ya que, aunque Aristóteles, en su libro de Metafísica, haya dicho que: “Todos los hombres desean por naturaleza saber”, no hablaba de todos los hombres, sino, sólo de los que eran reconocidos como ciudadanos griegos. Los otros eran los esclavos, los seres inferiores, gentes ignorantes, carentes de toda libertad posible, correspondientes al tipo de la segunda aula, la de los alumnos despreocupados y desmotivados. Teniendo como conclusión, que dependiendo de las circunstancias a veces en lugar de “Ser docente” el educador un es “Ser Ausente”.

Referencias
Aristóteles. (s. f.). Metafísica. Traducción de Valentín García Yebra. Recuperado de: http://www.mercaba.org/Filosofia/HT/metafisica.PDF
Barradas Guevara, Ma. Guadalupe. (2009). La dimensión moral del docente: una mirada al trabajo del maestro de diferentes áreas de conocimiento. Tesis Doctoral. México: Universidad Iberoamericana Puebla.
Ingenieros, José. (2000). El hombre mediocre. Editado por elalepeh. Recuperado de: http://www.cecies.org/imagenes/edicion_176.pdf
Einhol, Niebuhr. (2015). La Oración de la Serenidad. Recuperado de: http://codependencia.net/index.php?option=com_content&view=article&id=71&Itemid=92
Latapí, P. (2002, 8 de noviembre). ¿Cómo aprenden los maestros? Conferencia Inaugural del: Foro de formación y actualización de docentes y su relación con la equidad y la calidad de la educación. Observatorio Ciudadano de la Educación y Contracorriente A.C. Recuperado de: http://www.observatorio.org/colaboraciones/latapi2.html
Lonergan, Bernand. (2001). Método en Teología. Salamanca, España: Ediciones Sígueme.

Imagen tomada de: http://pavelaguilar.com/wp-content/uploads/2015/08/El-gran-ausente.png

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Inicia en La Habana Congreso internacional de Educación y Pedagogía Especial

La Habana, /28 de  junio de 2016/ Fuente:  (RHC)

En un contexto en el que se resalta la atención a más de 37 000 alumnos en la enseñanza especial cubana —alrededor de 1 650 en el Plan Turquino—, tiene lugar en Cuba el VII Congreso Internacional de Educación y Pe­dagogía Especial y el IV Simposio de la Edu­cación Primaria, que sesiona desde hoy hasta el 30 de junio en el capitalino Palacio de Con­venciones de La Habana.

El evento —organizado por el Ministerio de Educación y el Centro de Referencia La­tinoamericano para la Educación Es­pe­cial— constituirá un espacio erigido para concertar ideas y experiencias sobre tópicos relacionados con la atención a los niños de la pri­mera infancia con necesidades educativas especiales, preparación de los recursos hu­ma­­nos y su desempeño profesional, formación la­boral, papel de la familia, organización escolar y la utilización de la tecnología educativa.

Destacan en el programa científico, entre las actividades a desarrollar, conferencias ma­gis­trales y temáticas, simposios, mesas redondas, paneles, cursos internacionales y visitas especializadas; estas últimas a las escuelas Dora Alonso, Vo Thi Thang, Eter­no Baraguá, y la institución pedagógica Ful­gencio Oroz, entre otras.

Para el día de hoy se prevé la conferencia inaugural La inclusión educativa y calidad de la educación: compromisos y desafíos pa­­ra una verdadera igualdad de oportunidades, de la doctora Margarita McPherson Sayú, viceministra de Educación.

La educación especial ha sido una prioridad del gobierno cubano desde el triunfo de enero de 1959 hasta la actualidad, y trasciende por la atención sistemática y de calidad a niños con necesidades educativas especiales.

Fuente: http://www.radiohc.cu/noticias/cultura/98173-inicia-en-la-habana-congreso-internacional-de-educacion-y-pedagogia-especial

 Imagen: http://www.radiohc.cu/uploads/images/articulos/2454-pedagogia-cuba.jpg

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México: Mega asamblea en Ciudad Universitaria en apoyo a la CNTE. La siguiente reunión fue convocada para el jueves 30 de junio

Fuente:   somoselmedio.org/ 27 de junio de 2016

Se realizó en Ciudad Universitaria la Primera Asamblea en apoyo a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). La reunión inició a las 18 horas y se estableció a un costado de Rectoría.

Desde las reuniones por el problema con el CCH hace un par de años no concurrían tantos estudiantes: el día de ayer asistieron jóvenes de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y algunos integrantes de la CNTE que se encuentran en la acampada de la Ciudadela.

Durante la asamblea se planteó exigir “el cese de la represión que ha venido realizado el gobierno federal contra al movimiento magisterial”, libertad a los detenidos, la derogación de la Reforma Educativa y se convocó a un paro nacional.

Otras acciones acordadas fueron apoyar las marchas del 22, 24 y 26 de junio convocadas por la CNTE; para el día de hoy se propuso una reunión por la mañana en las instalaciones de TV UNAM con el objetivo de lanzar un comunicado en apoyo a la CNTE. También se acordó reforzar el plantón de la Ciudadela con la asistencia y participación de la comunidad universitaria. En la primera asamblea del día de ayer hubo acopio de víveres. La siguiente reunión fue convocada para el jueves 30 de junio.

 

Enlace original: http://somoselmedio.org/article/mega-asamblea-en-la-ciudad-universitaria-en-apoyo-la-cnte

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