Para el movimiento de educación popular y promoción social, solucionar la crisis educativa debe comenzar con las alianzas e inversiones en infraestructura, en la mejora de los salarios y en el reforzamiento de las áreas de lectura, escritura y matemáticas en los colegios.
El año que viene Fe y Alegría cumple 70 años de historia. Este movimiento de educación popular y promoción social, está presente en 22 países de América Latina, África y Asia. Pero en Venezuela, Fe y Alegría es prolija. Pese al contexto económico, estas instituciones siguen abiertas ofreciendo educación de calidad en 19 estados del país con 176 centros educativos.
“¿Cómo lo siguen haciendo posible?”, es la pregunta más frecuente que recibe Noelbis Aguilar, directora nacional del programa escuelas de Fe y Alegría. Noelbis, acostumbrada a ver la sorpresa en la cara de los demás, inicia su respuesta con una sonrisa amable.
Fe y Alegría no solo ha llegado a fundar escuelas. Lo hacemos de la mano de la comunidad, a partir de sus necesidades, de la valoración que tiene para ellos la educación y a partir de esa valoración, este proyecto comienza montando una escuela -responde, más que segura, orgullosa al ARI Móvil de la Alianza Rebelde Investiga de El Pitazo, Runrun.es y TalCual.
Fe y Alegría provee educación a más de 90 mil niños y adolescentes en el país, no solo por la organización social que tiene, sino por la lectura oportuna y estratégica de la situación, y más allá, a las respuestas y alternativas a una realidad que para muchos es apabullante.
Atajar las consecuencias de la situación económica en maestro ha sido una de las bases más sólidas para la prevalencia de las escuelas. En la actualidad, el pago que percibe un docente nivel I es de 329,85 bolívares.
En esta misma realidad, el Observatorio Venezolano de Finanzas en su estudio del mes de septiembre de 2024 publicó que la canasta básica para esa fecha rondaba los 391 dólares. Un docente nivel I necesitaría 60,43 sueldos para cubrir solo la canasta básica alimentaria.
Además es importante acotar que desde el mes de septiembre hasta la fecha la economía ha sufrido una inflación. Por lo que probablemente hoy un maestro necesite más de 60 sueldos para las compras de alimentos.
En este sentido Fe y Alegría trata de mediar esta realidad. Para ellos los maestros son la base del mantenimiento de las instituciones. Por eso han desarrollado una importante inversión en proveer bienestar económico y emocional para sus docentes. Cuidado al Cuidador es el programa con el que responden a las necesidades de sus educadores.
Con Un Premio a la Permanencia las escuelas y representantes incentivan económicamente a los maestros. “Lo bonito es que ese premio lo otorgan las familias desde la contribución que dan los padres mensualmente para la sostenibilidad del colegio”, informa Noelbis.
Fe y Alegría considera que esta estrategia ha sido clave para la permanencia de sus docentes y la disponibilidad de dar clases los cinco días de la semana, a diferencia de las instituciones públicas antes de la eliminación del horario mosaico.
Además, el apoyo emocional ha sido fundamental, tanto para maestros como para los niños. Noelbis comparte que entre sus registros la mayoría de sus educadores y alumnos han vivido la partida de sus familiares por la migración.
Entre lo global y lo terrenal
En medio de este panorama, estas escuelas se plantean problemáticas globales como la innovación y el uso de nuevas tecnologías. A la par hacen lo posible para mantener un estado óptimo y digno de sus instituciones y también solventan el decaimiento educativo y cognitivo de sus alumnos.
Noelbis se detiene en este último punto para explicar que este decaimiento de la educación es, en parte, producto de la separación familiar y, en muchos casos, por falta de nutrición que presentaron y presentan una población de niños. “Sabemos que muchos de los niños en los últimos años en Venezuela por temas alimentarios están perdiendo peso y tamaño”.
Para los niños en esta condición Noelbis admite que el aprendizaje no es el mismo. “Hay que estimularlos mucho, hay que acompañarlos mucho porque el aprendizaje en ellos es mucho más lento”, reveló.
Como estrategia a esta situación, Fe y Alegría propone ver la solución multifactorialmente. Estado, comunidad, familia y empresas privadas deben generar alianzas para defender el derecho a la educación de los niños y en especial de los niños de sectores populares, que es donde hay mayor población.
La pérdida de lecto-escritura de una generación
Debido a la situación política y socioeconómica vivida en el país desde 2015 hasta después de la pandemia, Fe y Alegría comenzó a registrar pérdida de aprendizaje en sus estudiantes.
“Allí vimos que esa población, que es bastante numerosa, no logró consolidar estos aprendizajes fundamentales de lectura y escritura”, explicó Noelbis.
Esa generación de la que habla Noelbis es la que está llegando en la actualidad a las universidades del país. En el futuro el impacto que puede generar esto al desarrollo del país es incierto. En el presente, las acciones tomadas por el Estado no terminan de responder a las necesidades de la educación pública del país.
En la búsqueda de soluciones, Fe y Alegría ha comenzado a desarrollar en la actualidad un programa en alianza con la Universidad Metropolitana (Unimet). En él, a través de los maestros, se imparten distintos métodos de lectura y escritura a niños de preescolar. El objetivo es que puedan llegar a primer grado leyendo fluidamente. Aunque en el programa de educación nacional este objetivo está planteado, en las instituciones públicas esta meta se cumple cada vez menos.
Los padres y representantes han jugado un papel importante en esta estrategia. “Se le decía a los representantes acompáñelo, animelo, que el niñito le lea, que le haga el ejercicio. Aquí en la escuela lo vamos corrigiendo”, afirmó Noelbis.
Este año el resultado de esta estrategia aplicada a más de 10 mil niños ha sido que el 75% pasó a primer grado leyendo y mejorando todo lo que era el nivel de comprensión lectora a esos niveles.
Para lograr la sostenibilidad, y manteniendo como estrategia el valor de las alianzas, Fe y Alegría lleva a cabo una campaña llamada Beca a un Estudiante. Por un monto mensual de 30 dólares, la sociedad civil y las empresas pueden mantener la educación de un niño en las escuelas de Fe y Alegría.
Al sincerar costos y trabajar de forma creativa, Fe y Alegría ofrece una oportunidad cómoda a los interesados en contribuir a la educación de niños desde primer nivel de preescolar, hasta sexto año de bachillerato, en los colegios técnicos. En el mismo sentido, Adopta una Escuela es otra de las posibilidades de colaboración para empresas y comunidades de aportar a la sostenibilidad de las instituciones.
Para Fe y Alegría solucionar la crisis educativa del país debe comenzar con las alianzas e inversiones en infraestructura, en la mejora de los salarios y en el reforzamiento de las áreas de lectura, escritura y matemáticas en los colegios públicos. Mientras esperan que ese proceso inicie pronto, sus colegios toman la iniciativa de seguir buscando estrategias que le permitan continuar mejorando la educación y el futuro de más de 90 mil niños venezolanos.
Educación que resiste: Fe y Alegría y su lucha por la calidad educativa de Venezuela