Por: www.lanacion.com.ar / Luis Dambra/ 18-04-2018
Hace muchos años que en nuestro país la crisis de la educación se manifiesta de diversas formas, en distintos niveles y en diferentes tipos de pruebas y tests.Si esta crisis se estuviera desarrollando en el siglo XIX, quizá las consecuencias no serían tan graves. Sin embargo, está ocurriendo en el siglo XXI, momento de la cuarta revolución industrial.
Para desarrollarse, las sociedades necesitan generar empleo. Y las empresas precisan ser competitivas, no sobre la base de una moneda débil o de protección aduanera, sino de propuestas innovadoras. Para concebir estas propuestas con claves la agilidad y la capacidad de adaptación. Para innovar no basta con incorporar herramientas, lo importante es entrenar a las personas en actitudes.
Innovar en educación ejecutiva implica aprender haciendo. Viviendo momentos al límite con el trabajo interdisciplinario, que haga desarrollar las actitudes de un innovador, esas que requiere la era de la cuarta revolución industrial. ¿Qué pasaría si esta forma de enseñar la lleváramos a todo el sistema educativo? Seguramente, las generaciones de innovadores crecerían exponencialmente.
Debemos cuestionarnos cómo hacemos las cosas. Si seguimos igual, nos hundiremos en un mundo que no nos esperará, ¡debemos cambiar la educación! En el ámbito ejecutivo lo estamos haciendo con entrenamientos disruptivos, que interconectan disciplinas y desafían a transformar la realidad. Esa es nuestra respuesta ¿Cuál es la tuya?