Hace unos años que se viene hablando cada vez con más insistencia en las competencias digitales docentes, como una necesidad imperiosa para los profesores que quieren estar a la altura de las demandas del aprendizaje actual, del que ya hablamos en muchas ocasiones, sin ir más lejos en la entrada anterior.
Pero ¿qué es la competencia digital docente? Y, sobre todo, ¿cómo puedes evaluarla? ¿Y desarrollarla? Pues lo más directo es ir al marco propuesto por el INTEF y actualizado hace escasa fechas (Enero 2017). En la versión 2.0 de 2013 se decía refiriéndose a los alumnos:
«La competencia digital es una de las 8 competencias clave que cualquier joven debe haber desarrollado al finalizar la enseñanza obligatoria para poder incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de la vida según las indicaciones del Parlamento Europeo sobre competencias clave para el aprendizaje permanente (Recomendación 2006/962/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, Diario Oficial L 394 de 30.12.2006). La competencia digital no sólo proporciona la capacidad de aprovechar la riqueza de las nuevas posibilidades asociadas a las tecnologías digitales y los retos que plantean, resulta cada vez más necesaria para poder participar de forma significativa en la nueva sociedad y economía del conocimiento del siglo XXI».
Más adelante señala: «Los estándares educativos deber por tanto incluir el tipo de conocimientos y habilidades que pueden ayudar a los estudiantes el desarrollo de las nuevas competencias requeridas en la sociedad actual, que se ven potenciadas por la tecnología, especialmente aquéllas relacionadas con la gestión del conocimiento».
En el punto 5.1 del nuevo documento publicado por el INTEF en Enero de este año (p. 8) se recoge la definición de competencia digital docente proveniente de la recomendación europea de 2006 del siguiente modo:
«La Competencia digital implica el uso crítico y seguro de las Tecnologías de la Sociedad de la Información para el trabajo, el tiempo libre y la comunicación. Apoyándose en habilidades TIC básicas: uso de ordenadores para recuperar, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información, y para comunicar y participar en redes de colaboración a través de internet (European Parliament and the Council, 2006)»
La comparación entre las dos versiones del «Marco Común» puede verse en la figura adjunta, tomada del propio documento del INTEF (p. 7)
No pretendo en este post desarrollar las áreas y su contenido, nada mejor que consultar el documento que el INTEF ofrece al respecto y que se puede ver aquí.
Lo que sí quiero es mencionarlas brevemente y terminar con una propuesta para los profesores. Las áreas y su contenido se recogen en la figura siguiente elaborada por Déborah Martín.
En el proceso de desarrollo de un instrumento de medida o una escala de valoración, una vez que se tiene definido el marco conceptual, lo que procede es elaborar el conjunto de ítems que saturan óptimamente dicho marco, combinando exhaustividad con longitud. Tecnicismos que ahora no son de caso. La cuestión es que hemos elaborado un instrumento que te invito a responder. Te servirá a tí y a otros profesores.
Se trata de valorar lo que conoces y lo que utilizas en relación a la competencia digital docente. De que respondas, en suma a estas cuestiones: ¿Cómo puedes saber si eres competente en estas áreas? ¿Cómo puedes evaluar tu competencia?
En el grupo sobre Flipped Learning que dirijo en la UNIR, nos hemos planteado el desarrollo de una herramienta, la que mencionaba más arriba, para que puedas evaluarte. Actualmente está en fase de validación y la idea es ponerla a vuestra disposición, posteriormente, a través de la Escuela Online de Formación de Profesores, para que podáis autoevaluar vuestra competencia y decidir, a partir de los resultados, el itinerario formativo que más se acomode a vuestra situación.
Si quieres participar en la validación del cuestionario y aportar anónimamente tus datos aquí está el enlace:
https://fs28.formsite.com/Cuestionario/blogs/
Fuente del articulo: http://www.javiertouron.es/2017/02/eres-un-profesor-digitalmente-competente.html
Fuente de la imagen: https://2.bp.blogspot.com/-ZePGaPpvIQQ/WJhaGnKkbbI/AAAAAAAAGEY/5FfK8WycbJYfwHW0v2l8UN18BMb-Sd_4gCLcB/s1600/competenciadigital_javiertouron.jpg
Aasesora de la Comisión Europea en competencias digitales, selecciona las disciplinas laborales que surgirán con los avances tecnológicos
Las cifras hablan por sí solas: con la llegada del tsunami digital, el 47% del empleo actual desaparecerá dentro de una o, como mucho, dos décadas, según calcula la Universidad de Oxford y otras instituciones. Por si fuera poco, el 90% de las profesiones que permanezcan sufrirán alguna transformación y requerirán la incorporación de nuevas competencias. Sin embargo, no todo es negativo. Llegan oportunidades sin precedentes para quienes apuesten por e-renovarse, por lanzarse a explorar y liderar el cambio. No importa cuál sea nuestro presente o pasado, la clave es apostar por sumarse al futuro…
Para los que quieran saber cuáles serán las nuevas profesiones, o cómo adaptar la suya, recogemos, a continuación, una selección con 11 tipos de empleos que van a dar mucho que hablar. La formación en la mayoría de estos nuevos trabajos no responde a una carrera en concreto, aún no existe un plan universitario para ellas. Existen varios caminos que suelen partir de una carrera tradicional y completarse con cursos o posgrados. Plataformas como Coursera o MiríadaXofrecen multitud de programas MOOCs gratuitos y completos para seguir aprendiendo.
1. Analistas y programadores de Internet de las cosas (IoT)
Proyección realizada por VisionMobile y recogida en un estudio de la Universidad de Richmond.
Los números que rodean al sector del Internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) lo muestran con claridad: esta tecnología, que en 2014 ocupaba a 300.000 profesionales especializados, necesitará multiplicar por 15 su fuerza laboral para el año 2020, según las proyecciones de VisionMobile recogidas por la Universidad de Richmond. Cualquier cosa es susceptible de tener un sensor que nos aporte datos o nos permita interactuar con ella, todo se puede monitorizar. Y sobre esa máxima van a construirse las ciudades y los hogares del futuro.
Van a hacer falta profesionales con conocimientos analíticos, de programación y lógica, que sean capaces de sacar partido a la llegada de estas tecnologías. Serán trabajadores formados en ingeniería informática, pero también del resto de las ingenierías con amplios conocimientos de programación, sobre el Internet de las cosas y, por supuesto, big data.
2. Arquitecto de nuevas realidades
Se espera que la realidad aumentada traiga consigo 110.000 millones de euros en 2020, según los pronósticos de la consultora especializada Digi-Capital frente a los 4.500 millones que se prevén para el 2016. Ese mismo año, la realidad virtual generará más de 25.000 millones y, detrás, hay mucho empleo que no podemos dejar escapar en ámbitos como el militar, la educación y, sobre todo, la empresa.
Por todo ello, necesitamos personas con conocimiento de desarrollo de videojuegos, sociología y psicología. Su formación debe incluir programación, gamificación, realidad virtual y aumentada, complementados con nociones de humanidades. Esto abre una puerta para quienes empiecen por la programación y decidan avanzar hacia las humanidades, pero también para quienes desde la psicología o la sociología deseen avanzar hacia su aplicación a las nuevas tecnologías.
Es importante añadir que, puesto que esta tecnología tendrá impacto en áreas específicas como la arquitectura “tradicional”, ahí también supondrá nuevas oportunidades laborales para personas que, desde esas disciplinas, quieran rentabilizar el desarrollo de la realidad virtual y la aumentada.
3. Científico de datos
El big data no pertenece al futuro sino que es ya una realidad del presente. Es una tecnología que en 2015 ya generó un negocio global de más de 115.000 millones de euros y los próximos años seguirá creciendo. La aplican empresas y administraciones de mayor y menor tamaño, y su futuro está ligado al desarrollo del Internet de las cosas.
En este ámbito trabajan profesionales con conocimientos analíticos, de programación y lógica. Son personas formadas en matemáticas o estadística, especializados en aplicar sus disciplinas a las nuevas tecnologías.
4. Diseñador de órganos
En torno a 70.000 personas están en lista de espera en Europa para un trasplante, según la Comisión Europea, y, desafortunadamente, muchas mueren antes de llegar a recibirlo. Sin embargo, ya se está utilizando la impresión 3Dpara los órganos sencillos (como las vejigas) y pronto se hará para los más complejos. Por ello, hacen falta profesionales del mundo de la medicina que ayuden a consolidar esta tecnología y, sobre todo, que logren que se convierta en algo al alcance de todos.
Necesitaremos sanitarios con conocimientos de impresión de órganos en 3D para trasplantes y experimentación médica. Estamos frente a una evolución del médico “tradicional”, cuyo perfil será complementado con amplios conocimientos en impresión 3D y, por supuesto, de bioimpresión, lo que implica estar al día o investigar en el desarrollo de nuevos materiales y técnicas para lograr órganos cada vez más parecidos a los humanos.
5. Robotista
El negocio de la robótica moverá en 2020 un volumen global de 75.000 millonesde euros, según Merrill Lynch. Es el resultado de la evolución del coste de la robótica, que ha bajado la última década un 27% y se espera un 22% adicional en la próxima, y de los avances provocados por las mejoras tecnológicas en los chips de silicio, sensores y computación.
En este ámbito se desarrollará un tipo de profesional con conocimientos de ingeniería y ciencias de la computación que profundice en el desarrollo de robots con estabilidad dinámica, inteligencia y capaces de empatizar con quienes los necesitan. A su formación de base en ingeniería e informática tendrían que sumar una permanente revisión de los avances en áreas como el Internet de las cosas, la inteligencia artificial o la impresión 3D. Su éxito depende en buena parte del diseño de sus creaciones, con lo cual deberán estar atentos a los progresos en esa área y, cuanto más quieran que se parezcan sus robots a un ser humano, más familiarizados con el cuerpo y su mecánica tendrán que estar.
6. Diseñador de redes neuronales robóticas e inteligencia artificial
La inteligencia artificial moverá en 2020 un volumen global de 65.000 millones de euros, según datos de la consultora especializada IDC, siete veces más que en la actualidad. Este crecimiento exponencial generará mucho empleo. Para que esa industria se desarrolle tendrá que haber personas especializadas en el funcionamiento de nuestro cerebro y en la tecnología necesaria para replicarlo de forma artificial y que semejante avance tenga aplicaciones concretas y útiles.
El diseñador de redes neuronales ha de tener conocimientos lógico-matemáticos, de programación y, a ser posible, de filosofía para el desarrollo de nuevas aplicaciones sobre esta tecnología. Esta profesión abre una doble oportunidad: en primer lugar, para quienes estudiaron (o estudiarán) humanidades y se atrevan a formarse en programación de aplicaciones de inteligencia artificial, pero también para los que apostaron por la ingeniería informática (y las disciplinas técnicas) y deseen seguir el camino que empezaron. En este caso, para lograr crear un robot que piense como una persona, necesitarán apoyarse en determinadas ramas de las humanidades.
7. Terapeuta de empatía artificial
Se espera que uno de los campos en los que avance más la robotización sea el de la formación y el apoyo a personas con necesidades especiales (cognitivas, motoras o sensoriales). Aquí no se convierten en un competidor frente al profesor o el terapeuta, sino en una herramienta de ayuda para que este pueda alcanzar sus objetivos.
La llegada de los robots a las terapias hará necesarias personas con conocimientos de psicología, sociología, psiquiatría y, por supuesto, las nociones necesarias de programación y tecnología.
8. Impresor 3-D
La impresión 3D ofrece oportunidades emprendedoras que, hasta hace muy poco, hubieran sido impensables. Sin embargo, lo que más llama la atención es su capacidad para transformar muchos modelos de negocio tradicionales completamente consolidados.
Por todo ello, necesitamos profesionales de todos los sectores de actividad, con conocimiento sobre las herramientas de impresión 3D, capaces de imaginar (e inventar) qué más podemos hacer con ellas. A medida que se desarrolle la impresión 3D se combinará con otros avances, por lo que será necesario saber también de robótica o Internet de las cosas.
9. Protésico robótico
Cada año entre 250.000 y 500.000 personas sufren una lesión medular, quedando, en muchas ocasiones “condenadas” para siempre a una silla de ruedas. Hace tan solo una década leer algo así nos hubiera llevado a pensar: es la vida, ¿no es cierto? Afortunadamente, eran otros tiempos y gracias a la llegada de los exoesqueletos mecánicos ya no hay por qué resignarse. Las prótesis robóticas también proporcionan ya la posibilidad de devolver miembros con todas sus funciones y controlados por la mente a quienes los perdieron
Esto significa que serán necesarios profesionales con conocimientos de robótica, impresión 3D, biología y, aunque parezca mentira, los avances en telepatía y telequinesis con tecnologías informáticas. El perfil será el de un médico o profesional de la salud familiarizado con esa tecnología.
10. Ingeniero de nanorobots médicos
La aplicación de la nanotecnología a la práctica médica recibe el nombre de nanomedicina, disciplina que está experimentando con el empleo de nanorobots para, entre otros usos, transportar fármacos por dentro del cuerpo. A modo de ejemplo, se estima que dentro cinco años podremos recurrir a nanobots cerebrales para prevenir ataques epilépticos. Por si fuera poco, ya se ha logrado curar el cáncer de colon en ratones con nanorobots.
Harán falta trabajadores del mundo médico con conocimientos multidisciplinares que abarquen tanto la ingeniería y la computación, como la biología y el conocimiento tradicional de la práctica médica. Estamos frente a otra evolución de profesiones como la de médico y biólogo, que tendrán que complementar sus conocimientos con otros de robótica, y saber qué efectos puede tener la nanotecnología dentro del cuerpo humano.
11. Abogado especializado en drones y ciberseguridad
El potencial de tecnologías como los drones o el Internet de las cosas es enorme. Sin embargo, llegan con muchos retos y riesgos sobre nuestra seguridad y la de nuestras empresas. Por ello, hace falta un marco regulador y profesionales que permitan su expansión, pero que también controlen y limiten lo que las personas sin escrúpulos podrían llegar a hacer con ellas.
Para desarrollar y actuar en ese nuevo marco legal necesitamos abogados con conocimientos de tecnología y su marco regulador, que sean conscientes del impacto de estos avances sobre nuestras vidas y negocios.
Unirse a ellas es fácil, aunque, por supuesto, hace falta un cambio de actitud y cierto esfuerzo. No obstante, no lo dudes, merece la pena y hay espacio también para ti. El futuro está cargado de oportunidades que no debes dejar escapar.
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