El Salvador: La educación llega por primera vez al caserío El Trigalito, en Chalatenango

América Central/El Salvador/06-05-2022/Autora: Lissette Lemus/Fuente: www.elsalvador.com

La niñez de este caserío de Dulce Nombre de María, Chalatenango, tiene un aula integrada. La comunidad necesita apoyo para la construcción de la escuela.

El sueño de los habitantes del caserío de Dulce Nombre de María, Chalatenango, es tener acceso a su propia escuela. Video EDH/ Nohemí Angel

El temor invadió a los padres de familia en el caserío El Trigalito después que una niña murió tras caer en una quebrada en 2008 y un niño fue asesinado en 2018. Ambos hechos ocurrieron cuando los menores iban camino a la escuela.

Esa fue la razón, por la que muchas familias no enviaran a sus hijos a estudiar y las que sí tenían que ingeniárselas para que sus niños y niñas no corrieran peligro.

Delmy Ábrego tuvo que dejar con sus abuelos maternos a su hijo Edwin cuando tenía 6 años, para que tuviera acceso a educación de Parvularia el año pasado.

“Fue difícil, pero nos consolaba que él no lloraba cuando nos veníamos”, dice Delmy.

La maestra debe viajar desde Chalatenango y quedarse toda la semana en la comunidad. Foto EDH/ Lissette Lemus

Edwin forma parte del grupo de 15 niñas y niños beneficiados con un aula improvisada en la ermita de la Virgen de los Remedios.

Los residentes también ya iniciaron el proceso para tener un permiso y la codificación por parte del Ministerio de Educación, lo cual podría tardar más de un año.

En el interior la ermita ha sido divida en dos partes, una para el servicio religioso y otra para las clases. Foto EDH/ Lissette Lemus

Mientras tanto, cuando llega la hora del recreo los niños y niñas deben organizarse porque solo tienen una pelota y dos aros de hula -hula para jugar durante el recreo, los cuales les han sido prestados por los maestros de una escuela de otro cantón.

“Los estudiantes de la otra escuela preguntan cuándo se les van a regresar los aros de hula-hula, pero ahorita es lo único que ellos tienen para jugar”, comenta una madre de familia.

Foto/ Lissette Lemus
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