Dorys Alleyne (*)
“El postmodernismo, privilegia la heterogeneidad y la diferencia como
fuerzas liberadoras en la redefinición del discurso cultural”
Harvey, (2008)
La familia valorada en cualquier ámbito, genera significados densos, profundos, de gran alcance y representa a su vez el punto de partida para prácticamente todos los caminos que transita el ser humano. Por ende, este importante grupo social representa una realidad multidimensional, ya que es en la familia donde se gesta lo humano, lo cultural, lo discursivo y lo vivencial de una sociedad.
Para lograr definir a la familia postmoderna, es necesario considerar cada espacio y momento histórico, las distintas formas de reproducción social que han influido en su organización y estructura interna.
Para algunos autores, como es el caso de Hernández (2001), se considera a la familia postmoderna como una entidad flotante, la cual emerge del acuerdo relativamente informal que poseen sus relaciones familiares y que fluctúa en su estructura y organización conforme a las tendencias sociales.
En este sentido, Tal como lo plantea Vidal (2009) la familia postmoderna debe entenderse como una agrupación humana, diversa, dinámica y por ende en permanente cambio.
En este orden de ideas, se asume que la familia actual está atravesando transformaciones epocales que dan lugar a nuevas formas de organización, ahora bien como lo afirma Castells (2000), no se trata de la desaparición de la familia, sino de un proceso de evolución hacia una profunda diversificación y de cambio en su sistema interno de poder.
Se puede entonces, concebir a la familia postmoderna, como un espacio humano lleno de retos, cambios y oportunidades, primordialmente porque en ella se inicia la transición de un modelo nuclearizado y en un segundo término porque dado el cambio epocal se produce en ella una innovación histórica, tanto en la estructura como en las dinámicas familiares.
La revolución del afecto como una forma de desplazamiento en la estructura del sentimiento
Autores como Harvey (2008) y Vidal (2010), plantean una interesante perspectiva ante la familia postmoderna, con un epicentro transformacional tan profundo que exige la reordenación de los roles de sus miembros y por tanto de las relaciones intrafamiliares que en ella tienen lugar.
Esta llamada revolución del afecto que forma parte de la familia postmoderna, implica varias cosas, pues plantea una nueva frontera ética en torno a las formas de relacionarse con el otro.
En este sentido, se genera un nuevo esquema de redes afectivas, en las que pasa a coexistir en una especie de territorio “borderline” con elementos (hasta ahora inamovibles en la familia concebida por la sociedad), tales como: la monogamia, la fidelidad, la dominación por parte del hombre adulto sobre el sistema de relaciones en la familia, y asimismo la heteronormatividad en la pareja conyugal.
Al respecto Herrera (2016), plantea al amor como una utopía de la postmodernidad, afirma que este sentimiento en otrora base de la conformación de la pareja conyugal que daría pie posteriormente a la familia, es sólo un elemento marginal de la sociedad actual, ya que este sentimiento requiere de una gran apertura y entrega personal, generosidad, comunicación, honestidad, empatía y altruismo, que colisionan con la realidad de las relaciones postmodernas.
En torno a lo anterior, emergen una serie de efectos postmodernos en la familia entre los que destacan: el auge del divorcio y de las uniones libres, nuevas formas de relacionarse en pareja, reducción de las autoridades familiares tradicionales, caída de la natalidad, yuxtaposición en las funciones de la familia y la inestabilidad familiar.
Evidentemente la familia ha demostrado a través del tiempo, su gran capacidad para reinventarse, por lo que Castells (2000), considera que la familia sufre una metamorfosis que se refleja en la diversidad de estructuras de hogares, con lo cual se diluye el predominio del modelo clásico de la familia nuclear tradicional, que da lugar a la crisis de los patrones sociales de reemplazo generacional que pone en entredicho a la estructura y valores de la familia patriarcal.
¿Cómo entender a la familia postmoderna?
En un ámbito de transformación profunda en la familia actual, Vidal (2009) plantea algunos modelos teóricos, los cuales plantea como los más aceptados y con mayor capacidad hermenéutica, en este sentido, se encuentra las consideraciones de:
- Familia incierta[1]: Este modelo de familia no se concreta en un solo modelo sino que está abierta a diversas formas de convivencia o de agrupación humana. Sus contornos son indefinidos, porque en ella progresa la desinstitucionalización y falta la condición de estructura concreta en cuanto a parentescos, composición y estructura.
- Familia mediadora[2]: Este modelo plantea la reinstitucionalización de la familia en la esfera pública y genera un tipo de familia “mediadora”, que desarrollará este rol fundamental con las diversas generaciones que transitan y comunican sus experiencias, saberes, sueños y rebeldías.
- Familia autopoyética[3]: Se refiere a la familia actual en cuanto a que se autoconstituye y se reinventa. Una característica de la cultura postmoderna es la capacidad que tienen las instituciones para autoorganizarse y cambiar tanto por factores endógenos como exógenos.
- Familia relacional[4]: Este modelo plantea a la familia como una agrupación que se constituye, primordialmente, mediante las relaciones interpersonales. Esta caracterización de la familia postmoderna tiene el mismo significado que la “familia autopoyética”, aunque discurre desde el punto de vista de las interacciones.
- Familia individualizada[5]: Este modelo destaca el rasgo de la “individualización” e indica el ideal que configura la vida intrafamiliar, en este sentido, la autorrealización personal constituye necesariamente la deposición de las actitudes de sacrificio y resignación, que anteriormente en una familia tradicional caracterizaban a la mujer.
En atención a los modelos teóricos de familia planteados por Vidal (2010) quedan reflejados criterios o valores propios de la postmodernidad: 1) la “desinstitucionalización” este deriva del ejercicio de la libertad en la conformación de las historias de vida familiares y 2) la “individualización” de las relaciones intrafamiliares.
Es importante señalar, que ambos valores permean el contexto que genera la pluralización de modos de acceso, permanencia y salida de la vida familiar desconocida hasta el presente, lo cual instala la cultura de postmodernidad dentro de la vida familiar.
Algunas notas para cerrar
La familia postmoderna es sin duda un tema que puede causar incomodidad, polémica y controversias, especialmente si las sociedades insisten en mirar hacia otro lado, ante la inminente transformación de este grupo social.
En este sentido, se considera que mientras las políticas públicas se formulen solo para un modelo de familia tradicional e idealizada, estas no surtirán los impactos deseables en cuanto a su atención integral, por lo que se hace necesario que quienes deciden los asuntos de interés dentro de la agenda pública, reconozcan que ese modelo de familia nuclear está atravesando un proceso de transformación.
Asimismo, en el contexto de lo público, es pertinente y oportuno aceptar como una realidad que el patriarcado se ha venido debilitando, hecho que ha originado múltiples eventos hasta ahora inéditos, que se están gestando en planos aun emergentes, lo que vislumbra la conformación de un escenario pluridimensional en lo referente a las formas de vida familiar postmoderna.
Como lo plantea Castells, (2000) desde todo punto de vista, es importante considerar las transformaciones epocales que atraviesa la familia, redefinirla en atención a esos cambios profundos y entenderla dentro de su intrincada complejidad.
Para cerrar, se resalta el planteamiento de Zigmund Bauman (s/f), quien como sociólogo contemporáneo afirma que uno de los problemas de la postmodernidad es el hecho de que en este tiempo todo pierde solidez y vamos hacia una sociedad líquida, permeable a todas las ideas y dispuesta a tomar la forma de cualquier recipiente, las relaciones no tienen profundidad, los vínculos son tan frágiles que se deshacen rápidamente y la familia actual parece no escapar de esta realidad…
[1] L. ROUSSEL, La familia incierta (París, 1992).
[2] P. DE NICOLA, La identidad de la familia en la trama de las redes sociales (Milán, 1988).
[3] P. DONATI, La familia emergente “autopoyética”: P. DONATI (Ed.)
[4] P. DONATI, La familia en la sociedad relacional (Milán, 1986)
[5] Ll. FLAQUER, La familia alternativa. El feminismo y el individualismo, factores clave en la nueva pareja: EL PAÍS. (1990).
Referencias Bibliográficas
- Castells, M. (2000) La Era de la Información, Economía, Sociedad y Cultura. Vol. 2. El Poder de la Identidad. Madrid.
- De Nicola, P. (1988) La identidad de la familia en la trama de las redes sociales Milán.
- Donati, P. (1986) La familia emergente “autopoyética”: P. DONATI (Ed.)
- Donati, P. (1986) La familia en la sociedad relacional.
- Flaquer, L (1990) La familia alternativa. El feminismo y el individualismo, factores clave en la nueva pareja: EL PAÍS.
- Harvey, D. (2008) La condición de la postmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Amorrortu Editores. Buenos Aires.
- Hernández, E. (2001) La Familia Postmoderna. Revista LiberAddictus.
- Herrera C (2016) La Construcción Social del Amor Romántico. Edit. Fundamentos. Madrid.
- Roussel, L. (1992) La familia incierta. París.
- Vidal, M (2009) Para orientar a la familia Postmoderna. Madrid.
(*) Dorys Alleyne
contacto: dorysmalleyne@gmail.com
La autora forma parte del Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.
El presente es un artículo inedito, publicado con el consentimiento de la autora.
Fuente de la imagen: http://www.artistasdelatierra.com/obras/foto17926.jpg