Hacia una pedagogía de la imaginación crítica.

Muchos educadores han sido privados de los espacios, el apoyo, la autonomía y el estímulo para asumir la pedagogía como una práctica moral y política, como una expresión de la imaginación crítica, como una actuación que encarna una idea del futuro que ya no es simplemente un repetir el presente.

Por: Henry.A Giroux.

En tales circunstancias, el poder de la pedagogía da paso al venenoso control de las escuelas por las corporaciones financieras y las élites de los ultraricos. En tales circunstancias, la represión se intensifica y sustituye a la compasión.

Verdaderos problemas tales como la pobreza, el desempleo juvenil, la guerra contra los inmigrantes, la disparidad en la riqueza y el ingreso y la falta de vivienda desaparecen de los programas escolares y dan paso a la pedagogía represiva, las prácticas asociadas con las formas punitivas de disciplina como los test de enseñanza, las políticas de tolerancia cero, la policía en las escuelas y acaban con las escuelas entendidas como esferas públicas democráticas. A la vista, muchos educadores se alejan con demasiada facilidad de sociedades cuyo único valor educativo es el valor del cambio.

Las escuelas imitan el orden social mayor, lo que corresponde a erradicar la disidencia y a aumentar el estado de vigilancia y de criminalización de los problemas cotidianos. 

Por ejemplo, en Estados Unidos los estudiantes son retenidos en las escuelas por hacer garabatos en el escritorio, violar los códigos de vestimenta y quedarse dormidos en clase. Las escuelas se están convirtiendo en extensiones de la prisión y la pedagogía en una herramienta de represión.

La evidencia de una cultura cada vez más controlada crece dramáticamente en Estados Unidos, donde se invierte más dinero en la ampliación de prisiones y en la industria militar que en la educación superior. Lo social se invoca al amparo del neoliberalismo, que intenta unir a las personas sobre la base de los temores compartidos antes que en relación a cualquier sentido de responsabilidad compartida.

Como Zygmunt Bauman observa, en lugar de abordar las «causas más profundas de la ansiedad” – es decir: la experiencia de la seguridad individual y la incertidumbre basada en los problemas sociales concretos -, “las élites gobernantes de todo el mundo aprovechan los nuevos temores”. Como tal, la comunidad se invoca a través de la apelación a la defensa militar, la seguridad nacional y el orden público y con mayor legitimidad después de los terribles ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

El neoliberalismo ha corrompido la política, las artes, y la mayoría de otras esferas públicas que no se definen en los valores puramente de mercado. En tales circunstancias, la política ha sido vaciada de cualquier significado sustantivo. 

Pedagogía crítica, evolutiva y democrática:

En primer lugar necesitamos una noción de pedagogía crítica que abarque una visión de la escuela como una esfera pública democrática, los estudiantes como ciudadanos informados y comprometidos, y los profesores como intelectuales públicos. En segundo lugar, necesitamos una nueva comprensión de la educación y un nuevo vocabulario que se ocupe de la naturaleza educativa, cultural y global de los problemas sociales a los que las generaciones futuras deberán hacer frente. En tercer lugar, cualquier estrategia seria y viable sobre la educación, la pedagogía o la cultura  debe animar a los educadores y a otros agentes a trabajar con un pie dentro y otro fuera de las instituciones tradicionales. No podemos entregar todo el poder a las escuelas de los fundamentalistas ideológicos, a la élite financiera o a los reaccionarios religiosos. Las escuelas deben ser vistas como espacios de transición en la dignidad de las resistencias.

Al mismo tiempo, hay que reinventar la pedagogía como una práctica política diseñada para permitir a los jóvenes narrar por sí mismos, aprender a gobernar en lugar de ser gobernados y a leer la palabra como parte de lo que significa leer el mundo.

Esto sugiere que las escuelas progresistas y las prácticas pedagógicas, donde funcionan los ideales emancipatorios, los valores, las relaciones sociales, los conocimientos y modos de intercambio, pueden proporcionar un espacio que augura una comprensión diferente y más democrática del futuro. Se trata de una pedagogía que es tan insurreccional que resulta esperanzadora.

Fuente: http://www.bez.es/768114305/Hacia-una-pedagogia-imaginativa.html

Imagen: http://www.bez.es/images/carpeta_relacionados/15173_fotonoticia_2011122116_6.jpg

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¿Educando?

Rafael Licéaga

Norte América/México/Fuente:http://www.frontera.info/

Siempre que se les ha preguntado a los grandes sabios y a los jefes de Estado sobresalientes qué es lo más importante de un gobierno, dicen que la educación. Y estoy de acuerdo porque con ella se educa en justicia, en valores, en trabajo, en integridad, etcétera.

Un sistema educativo que se precie de ser relevante debe de contar con varios saberes, mismos que primero deben de tener los gobiernos, los maestros y padres de familia, para luego poder enseñarlos bien a los alumnos.

La primera lucha que hay que tener es contra los egos de quienes creen saberlo todo, principalmente funcionarios públicos que dictan normas y maestros que creen que sus conocimientos son más que suficientes. No es cierto. El conocimiento humano está expuesto a errores de percepción y de juicio. El primer objetivo de la nueva estrategia de educación debería de ser detectar errores en la educación y cómo resolverlos.

En nuestra última reforma educativa, hecha sin consultar a nadie, hubo errores, y entre los errores de lo escrito y los errores de quienes lo interpretan, el atole ya se hizo engrudo. Al parecer, en México, alguien está interesado en que muy pocos puedan salir de su grado de ignorancia. Por lo tanto, se debe garantizar el conocimiento adecuado.

Algo que más o menos arreglaría las cosas es saber quiénes somos y en dónde estamos parados. Conocernos como seres humanos, como lo que somos realmente como mexicanos. Situarnos en el mundo amplio. Todo desarrollo humano significa comprender al hombre y a la humanidad. La cultura en general existe a través de las civilizaciones. La educación debería mostrar el destino individual, social, global de todos los mexicanos. ¿Usted cree que lo logremos con maestros disidentes y verdaderos barbajanes que les infiltran en sus organizaciones? ¿Cree que lo lograremos con las autoridades educativas que tenemos y sus estrategias?

La historia humana comenzó con una diáspora de todos los humanos hacia regiones que permanecieron durante milenios aisladas, produciendo las diferentes lenguas, religiones y culturas. En los tiempos modernos se ha producido lo contrario, la revolución tecnológica que permite volver a relacionar estas culturas, y a volver a unir lo disperso. Hay que adecuarnos en ello.

La educación debe de abarcar la comprensión. Enseñar la comprensión significa enseñar a no reducir al ser humano a una o varias de sus cualidades que son múltiples y complejas. Por ejemplo, es nuestra costumbre, etiquetar a la gente como nos los quieren mostrar. Por eso en ciertos movimientos sociales, aparecen los perversos que nos muestran, quién sabe con cuánta verdad o cuánta mentira, a determinado tipo de personas como buenos o malos. Hay que mejorar la apertura empática hacia los demás, tolerar ideas y formas diferentes, mientras no atenten a la dignidad humana. La verdadera comprensión exige establecer sociedades democráticas y educadas, fuera de las cuales no cabe ni tolerancia ni libertad.

Eduquémonos pues, bien, para luego poder educar bien. A trancazos, de una y otra parte, no se llega a nada.

Fuente: http://www.frontera.info/Columnas/DetalleColumnas/941749-Aguilas-y-serpientes-Rafael-Liceaga.html

Imagen: http://www.americaeconomia.com/sites/default/files/imagecache/foto_nota/educacion_ninos.jpeg

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