América del Norte/Estados Unidos/26.02.2017/Autor y Fuente: http://prensa-latina.cu/
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) llamó hoy a la comunidad internacional a desempeñar un papel decisivo en la erradicación del fenómeno de los niños soldados.
‘Estamos en 2017, representa una vergüenza que los niños sigan utilizándose en conflictos, tenemos que pararlo’, afirmó en una entrevista con Prensa Latina la vocera de la agencia Najwa Mekki.
De acuerdo con la especialista en comunicación, deben incrementarse los esfuerzos para poner fin a un problema que muchos menores de edad enfrentan en cada escenario de guerra, donde está latente el riesgo del reclutamiento por grupos armados no estatales y fuerzas armadas.
No tenemos datos exactos, pero sabemos que son miles y miles los afectados por esta práctica, precisó.
Mekki comentó las acciones de Unicef para lidiar con un problema, que por su magnitud e impacto llevó hace una década a la adopción de los compromisos de París, instrumento dirigido a proteger a los pequeños del flagelo de la guerra.
Esos compromisos son muy importantes, más de 100 países se han incorporado a la iniciativa, con logros concretos como los planes de varias naciones con niños en sus fuerzas armadas de abandonar el reclutamiento, señaló.
Según la portavoz, las actividades de Unicef van desde las negociaciones con los actores de conflictos para liberar a los menores de edad hasta los programas de reinserción social y los preventivos.
Resulta para nosotros una prioridad el trabajo en las comunidades, en aras de crear condiciones para evitar que los niños sean reclutados y se mantengan en las escuelas y junto a su familia, dijo la vocera, quien explicó que el término de soldado es general, porque muchos además de combatir, cumplen funciones de mensajeros, espías y hasta de esclavos sexuales, en el caso de niñas.
Mekki advirtió que el Fondo está siempre dispuesto a negociar con quienes tengan en su poder a menores de edad, algo que no siempre es posible.
‘La naturaleza de los conflictos ha cambiado en los últimos años, con cada vez más ataques directos a los niños por parte de grupos armados interesados en destruir a comunidades, organizaciones con las que no podemos conversar’, lamentó.
Para la funcionaria de Unicef, en la lucha por erradicar la repudiable y vergonzosa práctica desempeñan un papel notable quienes alguna vez estuvieron afectados.
Contamos en esta lucha con el apoyo de activistas que alguna vez fueron niños soldados, con ejemplos como el de Ishmael Beah, quien después de vivir esa experiencia en Sierra Leona, escribió un libro y participa en esta causa junto a nosotros, expuso.
‘Nos parece muy importante, porque nadie puede hablarle mejor a un niño traumatizado que alguien que vivió la misma experiencia y esté en condiciones de decirle: yo estuve en tu lugar y soy una muestra de que hay oportunidades y puedes superarlo’, agregó.
Unicef informó esta semana que desde la adopción de los compromisos de París, hace una década, al menos 65 mil niños han sido liberados.
Para Mekki, se trata de un logro relevante, pero queda mucho por hacer para que las fábricas de la sociedad no corran el peligro de verse enroladas en conflictos y se concentren en la educación.
La era de la hegemonía estadounidense y de neoliberalismo es, por definición, un tiempo de turbulencias e incertidumbre. Nadie ni nada permite preveer con un mínimo de certidumbre ni el futuro inmediato, menos todavía los de mediano y largo plazos. Pero el cúmulo de acontecimientos permite proyectar a 2017 como un año en que se dibujará, con más claridad, el surgimiento de un mundo multipolar.
El final de la guerra fría hizo al mundo retroceder al periodo histórico de hegemonía británica, cuando una sola potencia detentaba el predominio mundial. La decadencia británica introdujo un tiempo de disputas hegemónicas; primero entre Estados Unidos y Alemania, con dos guerras mundiales de por medio, después, entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en el escenario llamado de guerra fría.
La desaparición de la URSS hizo que la humanidad volviera a un mundo unipolar, esta vez con la hegemonía imperial estadounidense. No tardó en anunciarse que la historia terminaría, desembocando en esa hegemonía, que traería con ella la economía capitalista de mercado y la democracia liberal como horizontes insuperables de la historia. Seguirían habiendo acontecimientos, pero todos encerrados en ese marco, que nos aprisionaría definitivamente. En lugar de girar hacia delante, la historia habría retrocedido y quedado congelada. La superioridad militar, económica, política e ideológica de Estados Unidos no permitiría alimentar ilusiones en otra dirección. El fin del socialismo, que sería el futuro de la humanidad, en la concepción derrotada, relegaba ese tipo de sociedad al museo de la historia, como un largo paréntesis finalmente concluido. La economía capitalista pasaba a ser la economía, la única posible, así como la democracia liberal, la única posible.
Sin embargo, la Paz Americana no trajo el final de los conflictos bélicos, sino su multiplicación, al tiempo en que el reino del mercado no trajo de vuelta el crecimiento económico, sino la recesión prolongada. Como resultado de esas contratendencias han surgido gobiernos antineoliberales, como en América Latina, así como fuerzas que se coordinan por la construcción de un mundo multipolar, como las congregadas en los Brics.
Un episodio que parecía ser simplemente uno más del ejercicio de la superioridad militar de Estados Unidos y de sus aliados del bloque imperialista occidental –como ya había ocurrido en Afganistán, Irak y Libia–, el de la destrucción del gobierno de Siria, como paso previo al bombardeo de Irán, terminó promoviendo una gran contrarrevuelta que, sumada a otros fenómenos, apunta hacia el surgimiento de un mundo multipolar.
Estados Unidos no había logrado crear las condiciones del bombardeo de Irán, ni adentro, ni con sus aliados externos. Rusia aprovechó para proponer un proceso de negociación entre Estados Unidos e Irán, que tuvo éxito, desarticulando los planes bélicos de Israel, apoyado por Arabia Saudita y poniendo en práctica el primer proceso de resolución pacífica de un conflicto bélico importante en el mundo en mucho tiempo.
Este éxito fue el preámbulo que permitiría también una resolución de la también aparentemente interminable guerra en Siria. Arabia Saudita, contradicha en las negociaciones con Irán, intensificó el apoyo al llamado Estado Islámico (EI), que se ha vuelto la fuerza fundamentalista y terrorista que pasó a amenazar no sólo a gobiernos de Medio Oriente, sino de todo el mundo con sus acciones. Como uno de sus efectos, la guerra en Siria quedó polarizada entre el EI y el gobierno sirio, sacando definitivamente del escenario supuestas fuerzas moderadas de oposición, usadas como pretexto por Estados Unidos para apoyar intentos de derrubar al gobierno sirio. El acuerdo entre Rusia, Turquía e Irán, apoyado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sustentado en la derrota militar del EI, por intervención decisiva de las tropas rusas, promovió un nuevo acuerdo de paz, esta vez sin Estados Unidos.
A este nuevo horizonte se suma la alianza alrededor de los Brics, con Rusia y China como protagonistas esenciales, como fuerzas que promueven el fortalecimiento de modelos de desarrollo económico con distribución de renta, en contrapartida del agotamiento del neoliberalismo y la prolongada recesión a que ha desembocado ese modelo.
El Brexit y la victoria electoral de Donald Trump en las elecciones estadunidenses apuntan hacia retrocesos en el proceso de globalización, con políticas proteccionistas y debilitamiento de los procesos de libre comercio, imponiéndose en las dos potencias que desde hace más de un siglo han estado a la cabeza del bloque imperialista en el mundo.
La combinación de esos factores tendrá en 2017, con la retirada de Gran Bretaña de la Unión Europea, así como la toma de posesión de Donald Trump, haciendo con lo que ya se venía dibujando como el agotamiento del modelo neoliberal, la incapacidad de Estados Unidos de concluir las guerras de Afganistán y de Irak, así como su impotencia frente a la extensión de los conflictos bélicos en toda la región, así como el fortalecimiento de Rusia como actor político y militar global, un nuevo escenario mundial.
Un nuevo escenario que tiene que ser, para América Latina, un espacio de nuevas oportunidades, para salir definitivamente del modelo neoliberal y de la hegemonía estadunidense, buscando profundizar alianzas que promuevan la solución pacífica de los conflictos y apoyen políticas de desarrollo con distribución de la renta. Brasil, Argentina, México y todos los países del continente tienen que decidir dónde quieren ubicarse en ese nuevo escenario mundial.
Europa/Noruega/18 de octubre de 2016/Fuente: ei-ie.org
Los sindicalistas docentes han aplaudido al Gobierno de Noruega por cumplir su promesa de redoblar su apoyo financiero a la educación mundial.
El 6 de octubre, el ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Børge Brende, anunció la propuesta del Gobierno de destinar la cifra récord de 3.4 mil millones de coronas noruegas (aproximadamente 375 millones de euros) a la ayuda a la educación en 2017.
Esta medida duplicará el apoyo a la educación mundial efectuado desde el año 2013, cuando se destinaron 1.7 mil millones de coronas noruegas (aproximadamente 188 millones de euros) para la ayuda a la educación. Desde entonces, la cifra ha aumentado constantemente y, en 2016, ascendió a 2.85 mil millones de coronas noruegas (314.5 millones de euros).
Una crisis educativa mundial
El ministro puso de relieve que actualmente 263 millones de niños, niñas y jóvenes de todo el mundo no asisten a la escuela a causa de los conflictos bélicos o las condiciones de extrema pobreza. «El mundo se encuentra a punto de sufrir una crisis de la educación mundial», declaró el ministro. “No podemos permitir que esto ocurra”.
Brende explicó que si bien Noruega y otros países donantes pueden proporcionar fondos y experiencia, las autoridades de los países en desarrollo también deben incrementar la financiación en el ámbito de la educación. «Dichos países deben acabar con la corrupción, y facilitar que las niñas puedan completar la enseñanza secundaria y la educación superior.»
UEN: Un diálogo constructivo
El Union of Education Norway (UEN) ha manifestado su respaldo a la propuesta del Gobierno noruego.
Reconociendo que las autoridades públicas de Noruega están cumpliendo su promesa de elevar la educación a un nivel más alto en la agenda mundial, el presidente del UEN, Steffen Handal, también ha recibido con satisfacción el hecho de que los sindicalistas «estén invitados a exponer sus opiniones con respecto a sus iniciativas educativas y hayan establecido un diálogo constructivo con el Ministerio de Asuntos Exteriores».
La educación constituye un bien público y una responsabilidad pública, afirmó Handal. «Para implantar sistemas educativos sostenibles, debemos también fortalecer las institucionales nacionales destinadas a la recaudación de impuestos, la creación de centros de formación de docentes, e involucrar a la profesión docente», añadió Handal.
Cada 23 de agosto se celebra en el mundo el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición.
La esclavitud no es cosa del pasado, es un problema actual y tiene rostro humano. El caso más reciente es el Daniela, una joven que fue secuestrada y condenada a ser víctima de explotación sexual del Cártel de Los Zetas en México.
Su liberación fue un asombro para la comunidad mexicana e internacional, logró lo que pocas mujeres en manos de las organizaciones criminales más temidas pudieron hacer: continuar con vida. Fue expuesta en bares, discotecas y cualquier sitio donde pudiera captar clientes, mismos que pagaban altas sumas de dinero no solo por sus servicios sexuales, sino también por golpearla brutalmente.
No escuchaba la radio, ni veía televisión, ni leía periódico. El dinero que recibía le era despojado por los mismos integrantes del cártel. Daniela, quien hoy se dedica a contar el horror que se vive en la frontera de México, solo recuerda haber visto a mucha gente morir » de forma espantosa» prestando «sexoservicio».
Pasó se der una esbelta chica veinteañera a ganar peso, tener cicatrices en su rostro y piel producto de quemaduras de cigarro, un ojo desviado y medio rostro paralizado por las golpizas que recibió durante su cautiverio y que fueron corregidas parcialmente por una cirugía plástica de seis horas.
¿Los clientes? eran en su mayoría migrantes rubios, altos, esbeltos y con dinero que provenía de los Estados Unidos y que disfrutaban más con el sufrimiento ajeno que con el acto sexual. Daniela es tan solo un nombre de las millones de personas en todo el mundo que sufren la esclavitud moderna.
Casi 49 millones en el mundo
Solo imagine la historia de Daniela multiplicada por 49 millones de veces. Este es el número de personas que en el mundo, es afectada por este flagelo, ya sea porque son expuestas involuntariamente a la explotación sexual, el trabajo forzado o el tráfico humano.
La cifra es ofrecida por el Índice Global de Esclavitud de la Fundación Walk Free, que en su proyecto anual de investigación reveló este 2016 que en la dramática cifra de afectados, incluye a un gran porcentaje de niños, no solo de países en desarrollo, sino de Estados ricos que viven en democracia.
No es cosa del pasado. Los 49 millones suponen un 28 por ciento más que en la edición de 2014, según el estudio que incluyó 42 mil entrevistas en 53 idiomas, en 25 países, y 15 encuestas realizadas a nivel estatal en La India. Los estudios abarcaron un 44 por ciento de la población mundial.
Corea del Norte es el país que encabeza el mayor predominio de esclavitud moderna con respecto a su población, ya que se calcula que 4,37 por ciento de ella está esclavizada. Le siguen Uzbekistán 3,97 por ciento y Camboya 1,65 por ciento.
No obstante, en términos de números absolutos, India tiene los índices más altos con 18,35 millones de individuos esclavizados, seguida por China 3,39 millones, Pakistán 2,13 millones, Bangladesh 1,53 millones y Uzbekistán 1,23 millones.
Los cinco países antes citados, poseen 58 por ciento de los individuos afectados por este flagelo, o en números concretos: 26,6 millones de personas.
¿Quiénes se esfuerzan?
El índice Global de Esclavitud precisa que de los 161 países evaluados, solo 124 penalizaron el tráfico de individuos en concordancia con el Protocolo de las Naciones Unidas contra el tráfico.
Asimismo, revela que 96 implementaron planes de acción nacional para coordinar las respuestas del gobierno.
Entre las naciones que muestran mayor esfuerzo por combatir la esclavitud moderna, se encuentran los Países Bajos, Estados Unidos (EE.UU.), Reino Unido, Suecia, Australia, Portugal, Croacia, España, Bélgica y Noruega.
No obstante, en el caso de EE.UU. se registra 0,018% de la población en esclavitud, lo que representa en números concretos: 57 mil 700 personas.
El dato: El presidente de la Fundación Walk Free, Andrew Forrest, expresó que la erradicación de la esclavitud tiene sentido desde un punto de vista moral, político, lógico y económico.
¿Dónde encontramos a los esclavos?
Basureros como el de Tegucigalpa (Honduras), en las fronteras, con turistas, bares, y hasta en fábrica de ropa que incluso pertenecen a famosos, es posible encontrar o ver a hombres, mujeres y niños esclavos.
En los basureros, niños desmenuzan montañas de basura en busca de residuos para vender, mientras que ejércitos extremistas raptan o reclutan a infantes para hacerlos soldados.
Niñas, en Tailandia, por ejemplo, intercambian relaciones sexuales por dinero y muchas otras son forzadas a trabajos sin salario y con pasaporte confiscado.
Está ocurriendo aunque no esté en las estimaciones de las naciones. Su naturaleza ilegal hace que sea un fenómeno escondido que importante daño sobre todo en la población infantil. No hay preferencia, sucede en Europa, América Latina, Asia y en África.
Este 2016, la cantante Beyoncé fue acusada de crear su línea de ropa Ivy Park con mano de obra esclava en Sri Lanka.
¿Qué propicia la esclavitud moderna?
Existen una gran cantidad de factores que favorecen la esclavitud moderna, pero la pobreza es la causa más importante. No obstante, las guerras también están originando que las cifras aumenten, y las prácticas culturales a que se perpetúen.
El dato: Los países más afectados son por lo general los que tienen más cifras de pobreza, menor educación, con un clima hostil y falta clara de derechos humanos.
En conflictos armados, más de 300 mil niños son utilizados como soldados y esclavos, mensajeros, cocineros o limpiadores. Las niñas, en cambio, son condenadas a ser esclavas sexuales, con riesgos de sufrir enfermedades o quedar embarazadas.
Asimismo, algunas prácticas culturales- religiosas han desencadenado que 700 millones de mujeres en el mundo se hayan casado cuando apenas eran niñas, muchas veces fueron víctimas de abusos sexuales y obligadas a trabajar.
Las movilizaciones masivas de personas a causa de los conflictos bélicos también han propiciado el aumento en las cifras de esclavos en el mundo, pues muchos de los migrantes han caído en mafias que por lo general se aprovechan de la condición de extranjeros de sus víctimas para abusar de ellas y someterlas a trabajo forzado o prostitución a cambio de algún favor.
«No se puede concebir el fin de la esclavitud como algo aislado de los demás problemas en el mundo«, afirmó Andrew Forrest, fundador y copresidente de la organización australiana Walk Free Foundation.
Los grandes movimientos migratorios vienen infundados por el creciente terrorismo en zonas como Siria. El Estado Islámico, una de las organizaciones extremistas más temidas, fuerza a mujeres a prostituirse y mantener relaciones sexuales no consentidas, mientras que a los hombres y niños los obliga a convertirse en soldados.
El The New York Times refiere que a diferencia de las versiones históricas de la esclavitud, que mantenían a las personas como si fueran una propiedad enajenable y que ha sido prohibida en todo el mundo, la esclavitud moderna se define como tráfico de personas, trabajo forzado, endeudamiento que deviene en servidumbre, matrimonios forzados para el trabajo o explotación sexual con intercambio de dinero.
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