Por: Marillanos Reolid Rodenas
Concepto de violencia
El término violencia (del latín «violentia») es un tipo de interacción que indica un comportamiento deliberado, intencional, que causa daño, sufrimiento o sometimiento grave (físico, sexual, psicológico…) a personas, animales y/o ambos. Es un grave problema social y muy complejo que frecuentemente está asociado a la agresión física, aunque pueden ser daños de otros tipos que se manifiestan de diversas maneras.
En función de la sociedad, se aplican estándares distintos en cuanto a las formas de violencia que son o no son aceptadas. En el caso de los animales también. Hay personas que consideran solamente el sufrimiento cuando se trate de crueldad “gratuíta”, sin embargo, otras personas consideran también el sufrimiento infligido hacia los animales cuando se hace uso de ellos (obtención de carne e industria alimentaria, experimentación científica con animales, uso de animales para espectáculos, obtención de piel y otras partes para vestimenta, complementos…). Todo ésto tiene muchas implicaciones éticas y morales que entran en conflicto con frecuencia.
Algunos autores plantean que la violencia es el primer problema al que se enfrentará la humanidad en el siglo XXI. Es declarado como uno de los principales problemas existentes en todo el mundo (OMS, 2002) siendo una de las principales causas de muerte en la población mundial de entre 15 y 44 años, y la responsable del 14% de las defunciones en la población masculina y del 7% en la femenina, aproximadamente.
La Organización Mundial de la Salud la define como:
“El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efecivo, contra uno mismo, otra persona o una comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo y privaciones”.
Origen. Las raíces de la violencia.
Las raíces podemos encontrarlas en en seno de la familia, ya que el núcleo familiar es el ámbito de socialización primario del niño, de la persona desde su nacimiento. Un entorno que debería ser el apropiado: fuente de cariño, estabilidad, educación, etc., para el óptimo desarrollo de la persona a todos los niveles.Sin embargo, las estadísticas y teorías en base a éstas, revelan que la familia constituye el lugar donde más violencia se produce por detrás de las guerras.
La violencia dentro de la familia o violencia intrafamiliar, es un grave problema social que ha existido desde siempre, pero se ha empezado a tener en cuenta como problemática a partir del último tercio del siglo XX. Es un producto cultural, de una sociedad concreta, que afecta a los miembros de la familia que la sufren, en la dirección que sea (por ejemplo padres a hijos, hijos a padres, hombre a mujer, mujer a hombre, parejas del mismo sexo entre ellos, hijos o nietos hacia los mayores, hacia el animal de la familia…).
Las principales víctimas de la violencia intrafamiliar son los colectivos de especial riesgo de victimización: niños, mujeres, mayores, discapacitados… y por supuesto, un colectivo que se suele quedar fuera de toda consideración como víctimas de violencia, sea el ámbito que sea, son los animales. Naturalmente, también existen hombres que son maltratados en el hogar, también parejas del mismo sexo y cualquier tipo de familia que se establezca, teniendo en cuenta los nuevos modelos de familia, lejos ya de los tradicionales. La dependencia económica, la asignación de roles, estereotipos y tradiciones sociales entre los distintos miembros de la familia, el espacio limitado en el hogar, la pertenencia obligada al núcleo familiar, entre otras muchas razones, fomentan un espacio de hostilidad, insatisfacción, apatía… que generan a veces situaciones extremas. Alguno o algunos miembros de la familia ponen en situación de riesgo a los más vulnerables, tratando de hacer valer su posición, jerarquía, dominio y poder, sometiendo bajo la autoridad familiar a quienes tienen mayor dependencia emocional, afectiva o económica. De esta forma, pueden darse múltiples formas de chantaje, abuso, deseo de control del otro, imposición de poder y autoridad… se establecen relaciones desiguales de poder, que provocan situaciones de violencia en distintos grados.
Hace más de veinticinco años que en Estados Unidos, investigadores, profesionales de la psicología, criminología, seguridad, protección animal y otras disciplinas, establecieron una relación entre el maltrato animal y los distintos tipos de violencia interpersonal (maltrato infantil, violencia contra la mujer, hacia los mayores…) es decir, hacia colectivos especialmente vulnerables y otras formas de violencia. Las investigaciones son muy reveladoras y el F.B.I también realizó estudios e informes, donde reconoce la vinculación existente entre violencia interpersonal (criminalidad violenta, delincuencia, asesinatos en serie…) y el maltrato animal.
Aunque se suele considerar el maltrato animal de manera aislada respecto a la violencia interpersonal, en el ámbito familiar frecuentemente son utilizados los animales de la familia para establecer ese poder y control hacia la mujer, el niño, el adulto mayor… El maltratador daña al animal para mantener el sometimiento, su autoridad, poder y control sobre sus víctimas y enseñar lo que podría pasarles a ellos; para buscar el silencio de la víctima, mantener el maltrato en secreto y así favorecer su impunidad; para castigar a la mujer por haberse ido u obligarla a volver; para eliminar una fuente de apoyo, de consuelo y que la víctima permanezca aislada, sin pedir ayuda, pretendiendo además enfocar en el maltratador, la atención y el cariño que estaba destinado al animal (celos del maltratador al animal), etc.
En el amplio campo de la violencia intrafamiliar, se suele distinguir entre violencia de género, violencia machista, violencia generacional, infantil, etc., pensando que son diferentes tipos de violencia, cuando realmente es la misma y es global. Solo cambian las características de las víctimas que la sufren, sean niños, mayores, mujeres, hombres, parejas del mismo sexo, animales, discapacitados…
Necesidades. Qué hacer contra delincuencia y criminalidad.
Dado que a medida que los problemas sociales aumentan, la violencia en familia también se agudiza, existen nuevos problemas que quedan sin cobertura pública, además de la necesidad de sensibilización de problemas que no se tienen en cuenta, como es la inclusión de los animales como víctimas de violencia intrafamiliar. Por esta razón, desde distintos ámbitos se consideraba la necesidad de una organización en España que incluyese a todos los colectivos afectados como víctimas de violencia, incluyendo a los animales. Es por eso que nació la Sociedad Española contra la Violencia -SECVI- para establecer medidas coordinadas entre toda la sociedad: familia, comunidad, maestros, administraciones públicas, educadores y pedagogos, policía, abogados, jueces, fiscales, profesionales sanitarios, servicios sociales, veterinarios y organizaciones de protección animal…
Para abordar una problemática tan compleja, es necesario profundizar a través de la investigación en sus causas, consecuencias, estrategias, medios y métodos de prevención e intervención para actuar de la manera más adecuada, con rigor y eficacia. Debemos abarcar todos los campos y ámbitos en los que se relaciona la violencia, es decir, integrando a todos los colectivos sociales, de manera multidisciplinar y coordinada e implicando a toda la sociedad. Es un asunto de todos, que nos afecta a todos como sociedad, también como una cuestión de seguridad.
También resulta imprescindible realizar una labor preventiva de la criminalidad a través de programas multidisciplinares de educación social y humanitaria para centros educativos, colectivos profesionales, etc., con perspectivas fundamentales como son la criminológica, la victimológica… además de otras medidas con las que consigamos la prevención criminal del delito, como puede ser la formación de colectivos vulnerables en riesgo para evitar su victimización.
Y cuando se ha producido el hecho delictivo, debemos intervenir con distintas medidas, como la colaboración con la policía para la aplicación de medidas punitivas a los agresores, fomentar la inclusión de políticas legislativas y sociales ajustadas a la realidad social del momento, así como la puesta en marcha de programas de justicia reparadora y medidas comunitarias, para la reeducación y reinserción de los agresores. Por supuesto, dar apoyo y reintegrar a las víctimas para su recuperación, por ejemplo a través de programas de terapias con animales, entre otras, poniendo de manifiesto los beneficios de la interacción humana-animal en la reinserción y recuperación de agresores y víctimas… Todo ello favoreciendo la colaboración y las relaciones institucionales con organizaciones similares y afines para establecer una red internacional de apoyo y trabajo conjunto.
Fuente: http://cj-worldnews.com/spain/index.php/es/criminologia-30/animales-y-violencia/item/2115-las-rac3adces-de-la-violencia-y-su-conceptualizacic3b3n
Imágen: http://2.bp.blogspot.com/_LAbeW2vWRqU/SlbLabOccOI/AAAAAAAAARw/NSoSx46wPm8/s400/1_fr_fmt.jpg