Por Aurora Lacueva
Según declaró el Presidente, más de 44 mil ambientes educativos están activados como “centros democráticos de participación y protagonismo constituyente”, incluyendo universidades, liceos y hasta escuelas primarias, junto a instalaciones del Inces y de las misiones educativas. Para el pasado fin de semana se pautaron en esos ambientes reuniones sobre la anunciada Constituyente. Elías Jaua, ministro de Educación y presidente de la Comisión Presidencial para tal proceso, afirmó: “Nuestros jóvenes estudiantes tienen derecho a debatir su futuro (…) Nadie le puede negar a la juventud su libre pensamiento, el pleno debate de las ideas”.
El problema es que no parece que los encuentros desarrollados hayan sido en verdad para expresar libremente el pensamiento. De entrada, ya suponían que todas y todos los participantes debían apoyar la iniciativa presidencial, y la oportunidad ofrecida era para conocer mejor la propuesta y aportar sugerencias acerca de cada uno de los objetivos planteados en ella. El “pleno debate de las ideas” es otra cosa: implicaría conocer y discutir también los cuestionamientos hechos a esta convocatoria. Y, al final, producir documentos que reflejaran la diversidad de pensamiento dentro de cada institución y no acuerdos de unánime apoyo.
Para una democracia auténtica hay que distinguir entre los momentos y espacios de encuentro entre militantes y simpatizantes y los momentos y espacios de encuentro con la población en general. Las y los estudiantes de la educación oficial son pueblo, no son necesariamente partidarios del actual gobierno ni deben ser forzados a serlo. Si reciben educación gratuita no es por una dádiva, sino por un derecho constitucional.
Por otra parte, es difícil ganar verdaderos adeptos por la vía de la coerción o a cambio de algo: una beca, una caja del Clap, una tableta… Así se va cultivando el clientelismo y el conformismo. Gente que te aplaude para no perder el trabajo, la posibilidad de una vivienda o el acceso a un postgrado. Más vale seguir la vía “lenta” del convencer con las acciones y las palabras. El proyecto bolivariano promovido por Chávez, bien llevado, va en beneficio no de una minoría sino de la gran mayoría del país. Si conserva su esencia, podrá perder alguna elección pero tendrá futuro y fuerza popular.
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Fuente del Artículo:
http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion-mini-site/constituyente-educativa/