Isabel Benitez
“La cosmética es muy importante. Se ha usado desde tiempos ancestrales y puede aportarnos salud o quitárnosla. Es como un alimento; el alimento de nuestra piel.” (Beatriz Mayoral, EcoEko)
Posiblemente, el tono de este blog, y en especial de algunos artículos, les hace pensar que soy una consumidora responsable convencida. Desde luego, no puedo negar que tengo cierta predisposición positiva hacia todo lo que suena a alternativa. Sin embargo, eso no quiere decir que no me surjan dudas y cientos de miles de preguntas. La más evidente y recurrente es por qué o para qué optar por un consumo más consciente.
Una de las respuestas más convincentes que he encontrado en las últimas semanas se apareció ante mí en forma de aceite corporal -o, si lo prefieren, de producto cosmético. Y la culpa la tiene EcoEko, una empresa social que opera desde hace años en este sector.
Pero ¿qué puede hacer a una empresa como esta (o a sus productos) más “responsable”? Varios factores:
- La materia prima empleada, garantizando la ausencia de químicos y su sustitución por productos ecológicos, como únicos ingredientes del cosmético.
- Su impacto medioambiental. La agricultura ecológica que proporciona la materia prima beneficia a nuestro entorno; pero, además, sacar los productos químicos de la ecuación reduce la contaminación de nuestro ecosistema…
- … ¡y de nuestro propio cuerpo! Porque componentes como el aluminio u otros químicos usados en los desodorantes o las cremas que nos aplicamos a diario pueden tener graves efectos sobre nuestra salud a largo plazo, favoreciendo, por ejemplo, al desarrollo de células cancerígenas o afectando a nuestro sistema hormonal.
- La ausencia de experimentación con animales. No parece muy ético torturar a un ratón hasta destrozar su piel para dar con la fórmula mágica que hará que la nuestra luzca tersa y suave, ¿no creen?
- La educación y formación del consumidor. Empresas como EcoEko hacen un significativo esfuerzo por compartir el conocimiento como forma de empoderar a los ciudadanos y contribuir al bien común, a través de talleres o de, por ejemplo, garantizar la transparencia de sus procesos –solo hay que entrar en su web o darse una vuelta por su laboratorio, que abren a quien quiera visitarlo. (Por cierto, como documento útil, aquí y ahora, esta lista de productos químicos que podemos detectar, fácilmente, en el etiquetado de los cosméticos que encontramos en los supermercados.)
- La promoción de un modelo de belleza más natural (por no decir realista). Frente a los estereotipos de la industria cosmética, trabajan para ayudarnos a ser más felices, encontrar “nuestra” belleza y querernos como somos –con arrugas y todo :p
¿Seguimos?
Fuente del articulo: https://isabelrbenitez.wordpress.com/2016/06/30/cosmetica-responsable-cosmetica-saludable/
Fuente de la imagen:https://isabelrbenitez.files.wordpress.com/2016/06/cosmc3a9tica_natural.jpg?w=625&h=390&crop=1