Por: Mirella Lopez.
La cultura de la etnia yoreme, asentada en el norte de Sinaloa, se encuentra en buenas manos. Se garantiza por mucho tiempo su preservación a través de jóvenes como Víctor Ramón Flores Montaño, quien respeta y ama sus tradiciones y costumbres. Así quedó manifestado entre algunos jóvenes oficios (músicos, danzantes y cantadores) de la comunidad de Ohuira.
Uno de sus más fuertes representantes es este joven estudiante, Víctor Ramón Flores Montaño, de 19 años de edad y quien cursa la carrera de Educación Intercultural en la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa (UAIS).
Él es uno de los 16 alumnos que estudian esta profesión porque le gusta la docencia, y quiere enseñar la cosmovisión de la cultura yoreme, comenta en entrevista para EL DEBATE, en el marco del Día Internacional de la Diversidad Cultural.
Víctor Ramón Flores está convencido que su gusto y devoción por los usos y costumbres de la comunidad yoreme no es solo un hobbie, es una forma y estilo de vida, y actualmente es uno de los fiesteros más completos de la región.
Cómo se inició como fiestero, su formación?
Llevo 14 años dedicados a las fiestas tradicionales y dos años tocando flauta y tambor. Empecé a los 8 años de edad bailando pascola y fariseos, por influencia de mi abuelo que me apoyaba. Él me llevó a la comunidad de El Muellecito, Lázaro Cárdenas, a una ceremonia llamada fiesta-promesa en honor a San Ignacio, donde sentí esa buena vibra que genera la naturaleza, el llamado de la Juya Annia. A los 12 años me llamó la atención la música y empecé a tocar la guitarra, el violín y el arpa…