Los equipos desarrollaron sus autos para competir en tres categorías y contribuir al futuro
Más de 400 estudiantes de ingeniería de América Latina, divididos en 45 equipos, se reunieron en Río de Janeiro en una especial competición que buscaba el diseño y construcción de vehículos capaces de recorrer la mayor distancia con el menor gasto energético.
«Es una competición de eficiencia energética en la que jóvenes de Brasil y América Latina son estimulados a pensar, desarrollar construir y dirigir un auto eficiente. No gana la velocidad, sino la solución energética del futuro», afirmó a Efe la gerente de actuaciones sociales de Shell Brasil, compañía promotora del evento, Pamella De-Cnap.
El evento, que celebraba su tercera edición, tenía el objetivo de que los estudiantes, llegados de todo Brasil, Argentina, Ecuador y México, diseñaran, construyeran y pilotaran un coche capaz de recorrer la máxima distancia en el menor tiempo posible, dentro de los 28 minutos y 14 vueltas al circuito que el reglamento permitía.
«Diseñan el auto, los transportan hasta aquí y lo montan, después tiene que pasar la inspección, ahí el equipo técnico evalúa si responde a los patrones técnicos y seguridad exigidos, si el freno funciona, si el tamaño del coche es correcto… Una vez es aprobado está liberado para ir a la pista», explicó De-Cnap.
Los equipos participantes pueden desarrollar sus vehículos para competir en las tres categorías que se promueven, gasolina, etanol y motor eléctrico. «Pensar en el futuro es importante y especialmente pensar en la solución a los desafíos globales como la transición energética, a la cual hacemos frente a través de los jóvenes que ya piensan en estas soluciones y comienzan a ponerlas en práctica», manifestó la gerente de Shell.
La eficiencia y transición energética es un proceso de largo plazo y por ello De-Cnop expresó que «buscan que los jóvenes que llegan a este evento cada año salgan más conscientes».
Uno de los competidores, el estudiante de ingeniería mecánica de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional General Pacheco (Argentina), Mauro Mazzara, contó a Efe que es una idea que les propuso el decano, a partir de la cual se pusieron a diseñar el prototipo y a buscar dinero para construirlo.
El dinero «lo conseguimos a través de patrocinadores, íbamos a las fábricas y pedíamos dinero a cambio de poner sus pegatinas, fue difícil porque la situación en Argentina es complicada y no dan dinero», confesó Mazzara.
Por ello agregó que su auto, el cual llevan desarrollando hace un año, «es bastante barato» y cuesta unos 3.000 dólares, mientras que los más caros de la competición estimó que costarían unos 40.000 dólares.
Para Mazzara «promover el compañerismo y el desarrollo de nuevas tecnologías enfocadas a bajar el consumo de motores eléctricos y de los vehículos en general» es la principal aportación de esta competición.
Los equipos ganadores de esta prueba en Brasil consiguen un billete para la competición de toda la región de América que se celebra en California (EEUU). Por su parte uno de los componentes del equipo ganador en la categoría de Etanol, Wellington Bazarim, integrante del equipo Pato A Jato de la Universidad Tecnológica Federal de Paraná (sur de Brasil), afirmó que «esta competición es importante para el alumno porque enseña trabajar en equipo y a pensar de forma eficiente pensando en generaciones futuras»
Desde que se inventó de la máquina para tejer, hubo resistencia por el temor a causar desempleo. Casi medio milenio atrás, la Reina Isabel I de Inglaterra le negó una patente al inventor por temor a dejar sin trabajo a los tejedores manuales. Siglos después, a principios del siglo XIX, con el auge de la Revolución Industrial, pero sobre todo por la escasez y carestía causada por la costosa guerra contra Napoleón, el temor se agravó, obreros del mismo rubro empezaron a destruir máquinas y prender fuego a fábricas. Y el miedo no ha terminado.
Por ello, economistas de la consultora Deloitte compararon estadísticas del censo en el Reino Unido desde 1871 hasta la actualidad para hacer un estudio comparativo sobre cómo la maquinaria y la tecnología han influido sobre el empleo. Descubrieron que la máquina suplantó la fuerza física, dejando más tiempo libre y como tal creando más empleo en áreas vinculadas a la salud, bienestar y estética.
Según el informe:
En 1871, 6,6 % de los censados en Inglaterra y Gales se clasificaron como trabajadores agrícolas. Hoy en día el 0.2 % de la población desempeña esas tareas; es decir una caída prominente.
“La tendencia dominante es la contracción de empleo en la agricultura y la manufactura, que se ve más que compensada por el rápido crecimiento en los sectores de atención, creatividad, tecnología y servicios empresariales”.
“Las máquinas asumirán tareas más repetitivas y laboriosas, pero no parecen estar más cerca de eliminar la necesidad de mano de obra humana que en cualquier momento en los últimos 150 años”.
Adicionalmente, indica que en algunos sectores, incluidos la medicina, la educación y los servicios profesionales, la tecnología ha aumentado la productividad y el empleo ha aumentado al mismo tiempo, dice el informe.
De acuerdo al análisis de la Oficina de Estadísticas Nacionales, en el Reino Unido, entre 1992 y 2014, el número de trabajadores en el sector de la salud aumentó de 29,743 a 300,201. Es decir, aumento 909 % en los últimos 20 años.
También en ese mismo lapso de tiempo, el número de asistentes de apoyo educativo aumentó 580 %. Mientras que el empleo en sectores vinculados al bienestar, vivienda y trabajos comunitarios incrementaron 183 %. Asimismo, en ese periodo, creció la cantidad de cuidadores a domicilio 168 %.
En cambio, los sectores donde ha disminuido la mano de obra son:
79 % de caída en tejedores y tejedores de 24,009 a 4,961 57 % de caída en mecanógrafos 50 % de caída en las secretarias de la compañía
Es decir, aquellos que han sido reemplazados por procesos de automatización.
El ejemplo más notorio de este fenómeno es cómo la máquina para lavar ropa existe hace décadas en una versión apta para el hogar y reemplazó a una industria casi por completo. Tomando en cuenta que anteriormente se lavaba manualmente en el río, representó un cambio revolucionario.
El informe describe la existencia de este artefacto en el hogar como “una colisión de tecnologías, plomería dentro del hogar, electricidad y la lavadora automática asequible casi ha suplantado totalmente a las grandes lavanderías y el pesado trabajo de lavado manual”.
Sobre este suceso histórico existe un intercambio político. En 1959 los Gobiernos de los EE. UU. y la Unión Soviética pactaron un acuerdo para mejorar el diálogo y el intercambio entre ambas naciones. En Moscú se llevó a cabo lo que se conoce como “el debate de cocina“. El Gobierno de los EE. UU. expuso el prototipo de la casa de un ciudadano promedio. En su interior albergaba la “la línea blanca” de electrodomésticos que incluía una máquina para lavar ropa y otra para lavar los platos, dos cosas impensables en la unión de naciones socialistas. Al líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Khrushev, le pareció innecesario. A modo de burla, preguntó si había una máquina “para meter la comida a la boca y empujarla hacia abajo”.
No obstante, ese invento que hoy damos por sentado como algo cotidiano aligeró horas de carga laboral de labores domésticas; que fue a su vez uno de los tantos facilitadores de la inserción laboral masiva de mujeres en el mercado. Pues, las máquinas se encargaban de las tareas del hogar.
A su vez, por medio del uso de máquinas, la fuerza física siguió quedando relegada como parámetro de utilidad laboral. Esto sumó a la igualdad entre los sexos, dando mayor amplitud a los trabajos. Indica el estudio que: “El fácil acceso a la información y el ritmo acelerado de la comunicación han revolucionado la mayoría de las industrias basadas en el conocimiento”.
Por ejemplo, el censo de 1871 registra que hubo 9,832 contadores en Inglaterra y Gales, y que se ha multiplicado por veinte en los últimos 140 años hasta 215,678.
Trabajos como estos también implican mayor ganancia que aquellos que pueden ser reemplazados con máquinas. Mayores ingresos implica mayor dinero para para gastar en el ocio. Esto crea nuevos empleos para suplir la nueva demanda.
Por ejemplo, en el rubro estético, el trabajo sigue en aumento. Mientras en 1871, había un peluquero o peluquero por cada 1.793 ciudadanos de Inglaterra y Gales; hoy hay uno por cada 287 personas. Es decir que aumentó casi 800 %.
Este mismo aumento de gasto en ocio, sugiere el estudio que podría ser uno de los motivos por los cuales han surgido más bares.
“A pesar del declive del pub tradicional, los datos del censo muestran que la cantidad de personas empleadas en bares se multiplicó por cuatro entre 1951 y 2011”, dice el informe.
En retrospectiva, el informe indica cómo la tecnología ha facilitado el acceso a servicios no solo por abaratar los costos por medio de la automatización sino cómo tenemos a nuestro alcance productos que nos ahorran suficiente tiempo para poder hacer no solo lo que debemos sino lo que queremos. Indica, por ejemplo, que en los últimos 25 años el precio de los automóviles en el Reino Unido se ha reducido a la mitad.
Adicionalmente, plantea un interrogante ético, si los trabajos que se han perdido han sido realmente lamentables, pues ante su suplantación ha permitido que seres humanos no sean quienes carguen el peso que puede levantar una máquina sino que ahora se pueden dedicar a tareas que exigen mayor creatividad e ingenio. Al punto que un automóvil podría conducirse solo, aunque esto enfade a muchos taxistas.
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