Chris Castle: «Los jóvenes tienen derecho a la educación que será útil para sus vidas, no solo para la alfabetización y las matemáticas

Por UNESCOPRESS

El 18 de abril de 2018 se lanzó la 6ª Conferencia Internacional sobre VIH / SIDA en Europa del Este y Asia Central. Más de 3.000 representantes del sistema de salud pública, la academia, la medicina, la educación y la sociedad civil se reunieron para presentar las mejores estrategias y prácticas sobre la prevención del VIH / SIDA en Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kirguistán, Kazajstán y otros países. Junto a otros expertos de talla mundial: Chris Castle, Coordinador Global de la UNESCO para el VIH y el SIDA, Jefe de la Sección de Salud y Educación en la Sede de la UNESCO.

El primer día de la conferencia, Chris Castle participó en la discusión «30 años de infección por VIH en Europa Oriental y Asia Central: ¿qué se necesita para detener la epidemia en 2030?» Entre los participantes se encontraban Vadim Pokrovsky (Jefe de la Oficina Federal de Centro para la Prevención y el Control del VIH / SIDA, Rusia), Michel Kazatchkin (Asesor Especial de ONUSIDA sobre VIH en Europa Oriental y Asia Central) y Ndaba Mandela (político, fundador de la fundación «Africa Rising», Sudáfrica). Los expertos debían revisar los logros de los últimos 30 años en el área de tratamiento y prevención del VIH / SIDA. También consideraron los factores necesarios para desarrollar estrategias efectivas para contrarrestar la epidemia mundial.

Chris Castle compartió su visión del papel del sistema educativo en la prevención de la propagación del VIH entre adolescentes y jóvenes.

«Los jóvenes son el futuro y la clave para la prevención efectiva del VIH. Sin embargo, la conciencia del VIH por sí sola no es suficiente para el cambio; necesitamos un enfoque integral: deberíamos brindarles a los jóvenes no solo el conocimiento sobre la naturaleza de la enfermedad, sino también la oportunidad de pensar acerca de las relaciones, estilos de vida saludables y hacer preguntas sobre la sexualidad y el amor «.

El 19 de abril, en el marco del programa especial «VIH, Niños, Adolescentes y Jóvenes», Chris Castle asistió al foro de jóvenes sobre la prevención del VIH. Presentó una nueva edición de la guía técnica internacional sobre educación sexual , desarrollada por la UNESCO, y describió los beneficios de los programas educativos integrales sobre salud reproductiva y relaciones.

«Lo que es muy importante sobre los niños y adolescentes es que son muy jóvenes y no pueden imaginarse en algún momento consumiendo drogas, teniendo relaciones íntimas o participando en actividades sexuales comerciales. Simplemente no son lo suficientemente maduros, no piensan en eso. Por eso es importante llegar a todos los jóvenes, para que ya tengan la información necesaria cuando en algún momento de sus vidas se enfrentan a estos riesgos. Y es crucial para ellos saber que hay cosas que pueden hacer para reducir los riesgos y su vulnerabilidad ».

Chris Castle compartió sus ideas y habló más sobre el enfoque de la UNESCO para la educación sanitaria en la entrevista al movimiento juvenil de Teenergizer. Con el permiso de los autores, publicamos resúmenes de esta conversación.

¿Cuáles son los vínculos entre los temas de un estilo de vida saludable y la prevención del VIH con la agenda educativa? ¿Cuál es el enfoque de la UNESCO?

Los Ministerios [de Educación] a menudo le preguntan a los colegas de la UNESCO: «Por favor, asegúrese de que nuestros programas sean efectivos. ¿Tenemos la evidencia? Cuéntenos acerca de los programas más efectivos. «Una de las cosas que hacemos es analizar de cerca los programas que son efectivos. Es extremadamente importante para nosotros entender qué funciona mejor y esto también es importante para los países participantes.

Los jóvenes tienen derecho a la educación que les será útil para sus vidas, no solo alfabetización y matemáticas, sino también habilidades sobre cómo vivir una vida sana. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la ONU no solo aborda los temas tradicionales de la educación, sino también aspectos como la ciudadanía, aprender a vivir en una comunidad y la educación para llevar una vida sana. Esto incluye educación en salud sexual y reproductiva.

Una de las cosas que aprendimos de la investigación es que muchas más personas están preocupadas por el embarazo que por el VIH. Para nosotros no se trata de priorizar una sobre la otra, sino de escuchar las preocupaciones que tienen los jóvenes y asegurarse de que sepan que hay una forma de prevenir ambos: el embarazo no deseado y el VIH.

Otra cosa clara es que debemos llegar a los jóvenes a temprana edad, ya que queremos asegurarnos de que la educación sobre estos temas llegue a los niños antes de que enfrenten problemas. Como ejemplo, en muchos países las jóvenes no saben nada sobre la menstruación.Necesitamos concienciar a los jóvenes de tales cosas.

Por supuesto, los maestros también deben ser entrenados. Aunque hoy en día los maestros pueden obtener información de varias fuentes, puede no ser apropiada para la edad o totalmente correcta. Es muy importante que nuestros programas estén basados ​​en hechos científicos y la mejor evidencia posible.

¿Cómo puede  ser útil la nueva  orientación técnica internacional sobre educación sexual ?

Hay diferentes temas y están organizados por rangos de edad. Si queremos hablar sobre la reproducción con los niños de 5 a 8 años de edad, será una conversación básica muy simple, que eventualmente se volverá más y más complicada a medida que pasamos al grupo de 9-12 años, 12-15 y etcétera, a medida que los niños crecen. El uso de la guía es voluntario, por lo que los países decidirán cuándo y cómo introducirlo en el currículo, cuándo y cómo enseñarlo. Es una herramienta básica para que revisen una variedad de temas diferentes y vean a qué edad presentarlos.

Foto de Moren Ksu de Unsplash Es importante que los jóvenes puedan obtener información científicamente aprobada de un adulto confiable (¡y para muchos jóvenes sería un maestro!). Por lo tanto, parte de esta guía se usa para capacitar a los docentes para que entiendan los mejores métodos para enseñarles a los niños sobre educación sexual y se sientan más cómodos para hablar sobre estos temas. Es un tema delicado para debatir en el aula, por lo que debemos asegurarnos de que sepan cómo hacerlo mejor. Al mismo tiempo, los adultos deben conocer estos programas. ¡Ningún padre querría que sus hijos corrieran el riesgo de contraer el VIH y embarazos no deseados! En la UNESCO trabajamos con los ministerios de educación, compartimos los datos de investigación con los responsables de la toma de decisiones y abordamos sus inquietudes.

Sobre la controversia en torno a la educación sexual en las escuelas

Existe el temor de que los programas de educación sexual den como resultado un experimento sexual temprano, pero en realidad, los datos de la investigación son todo lo contrario. La evidencia que tenemos muestra que cuando los jóvenes tienen esta información, sus relaciones sexuales se retrasan. Cuando tienen el conocimiento necesario, se sienten con poder para decidir cuándo y cómo quieren comenzar estas relaciones. Y es más probable que lo hagan de manera saludable y más responsable.

En muchos países, es bastante común que la educación sexual se perciba como una práctica controvertida. Es por eso que es importante comenzar a hablar sobre la situación actual, presentar los datos de la investigación, observar las tasas de embarazo adolescente y a qué edad las adolescentes quedan embarazadas, cuáles son las tasas de VIH entre los jóvenes, etc. Cuando lo vemos , veremos muy rápidamente que los padres y los responsables de la toma de decisiones están preocupados por estos problemas. Entonces podemos explicar que existen enfoques para promover estilos de vida saludables y proteger a la próxima generación. Una de las formas es la educación sexual.

La educación sobre la sexualidad no les enseña a los adolescentes cómo hacer el sexo, eso es algo que ellos descubren por sí mismos. Lo primero que queremos lograr es concienciar a los jóvenes sobre lo que pueden hacer para reducir los riesgos; y el segundo, es el acceso a los servicios que podrían necesitar. Los jóvenes deben saber cómo acceder a los servicios psicológicos, médicos y reproductivos; necesitan acceso a anticonceptivos, condones. La educación por sí sola no resolverá las cosas.

Otro problema es que los jóvenes a menudo son tímidos e intimidados para acceder y acceder a estos servicios. En algunos países, las mujeres jóvenes dirán que se sentirán juzgadas y avergonzadas de ir a comprar condones. Esto no es solo educación para aumentar la conciencia, sino también para aumentar la confianza y la habilidad: una habilidad para saber cómo encontrar el servicio y una habilidad para saber cómo acceder y acceder. También es bueno tener un maestro o una enfermera a la que los jóvenes puedan acudir, preguntar sobre el acceso y recibir la información necesaria.

¿Cuáles son las lecciones aprendidas?

Lo que vemos es que un enfoque de miedo no es efectivo. Si tratamos de asustar a los jóvenes para persuadirlos de no tener relaciones sexuales a causa del VIH y el SIDA o un posible embarazo, no tendremos éxito. Lo que queremos enseñarles a los jóvenes a hacer es preguntarse a sí mismos:  si quiero iniciar una relación, ¿qué conocimientos y habilidades debo tener, qué actitud debo adoptar, para que esta relación sea sana y segura?

© 2018, La crónica de la educación. Se otorga permiso para usar partes de este artículo siempre que se reconozca adecuadamente www.thechronicleofeducation.com.

Fuente: http://thechronicleofeducation.com/2018/07/04/chris-castle-young-people-have-a-right-to-education-that-will-be-useful-for-their-lives-not-just-literacy-and-mathematics/ 

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Jóvenes sudafricanos reclaman severas medidas contra violadores

Sudáfrica/12 junio 2017/Fuente: Prensa Latina

Jóvenes sudafricanos analizan hoy en Durban soluciones innovadoras frente a los desafíos del vih-sida, que identificaron con el acceso a las oportunidades económicas, la atención médica, el creciente número de muchachas infectadas y las dinámicas de género.

La Conferencia Juvenil de Educación Superior sobre el vih-sida, que termina hoy dos días de sesiones en esa ciudad sudafricana a orillas del océano Índico, debate asimismo la necesidad de imponer sentencias más severas, incluyendo la de pena de muerte, para aquellos que violan y asesinan mujeres.

Según estadísticas divulgadas en este encuentro en Sudáfrica más de dos mil jóvenes de 15 a 24 años son infectadas cada semana con el virus de inmunodeficiencia humana (vih).

Lerato Mortulane, presidenta de la campaña ‘Ella conquista’ que desarrolla el Departamento Nacional de Salud, participó en uno de los paneles de esta reunión que abordó el tema de los abusos y asesinatos de muchachas y exhortó a las jóvenes a romper el silencio en asuntos que las afectan.

Estamos cansados de ver diariamente la muerte de jóvenes en silencio porque temen avergonzar a otras personas. ‘Llegó el momento de que jóvenes mujeres nombren y avergüencen a otros. No moriremos en silencio’, añadió.

En la Conferencia, la primera dama sudafricana Thobeka Madiba-Zuma explicó nuevos programas de su fundación que bajo el título ‘Escuchen a las niñas’ tiene la intención de darle voz a las que sufren los abusos y son las más vulnerables dentro de la población.

La señora Madiba-Zuma expresó que la cifra de infectadas con el vih supera ya las dos mil 300 jóvenes por semana, un hecho que calificó de alarmante e inquietante.

Muchos de los participantes se quejaron de clínicas que se niegan a brindar contraceptivos, del poder patriarcal y de lo que denominaron ‘prácticas culturales arcaicas que dificultan el progreso’, mientras otros exhortaron a restaurar la pena de muerte para quienes violan y asesinan mujeres, y crear nuevas oportunidades para la juventud.

La reunión en Durban antecede la Octava Conferencia sobre el Sida que comienza esta semana.

Fuente noticia: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=92441&SEO=jovenes-sudafricanos-reclaman-severas-medidas-contra-violadores

Fuente imagen:http://noticias.upr.edu.cu/wp-content/uploads/2016/05/20160523_110638.jpg

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El cortijo de los desheredados

Por Ana Pérez Bryan

Esta es la historia de un cortijo. De los años 50, amplio y luminoso, un edificio sólido que se alza en medio de un jardín rodeado de palmeras. Una joya donde retirarse a disfrutar si no fuera porque los que lo habitan ya no tienen nada que heredar. Allí no hay fortuna. Bueno sí, de la mala. Ni caballos. Bueno sí, están los restos de ese otro del que nadie habla pero que en la mayoría de los casos ha corrido por las venas de este puñado de desgraciados que consumieron sus vidas a pinchazos. Porque entrar en la Finca Colichet de Churriana es acceder a las entrañas de una realidad paralela que aún hoy existe pero de la que poco se habla: la de los enfermos de sida desahuciados, hombres y mujeres que lo perdieron todo y que por sus circunstancias terminaron entre las cuatro paredes de esta casa de acogida que pertenece a Cáritas y que gestionan las Hijas de la Caridad.

Allí están los que nadie quiere, salvo estas valientes de bata blanca: los que llegan de la calle comidos por la enfermedad, los que deriva el hospital una vez desconectados, los que ya no pueden ser atendidos por sus familias en el caso de que aún la tengan… Los que van a morir, en fin. «Al buen morir», susurra sin embargo en una de las salas Paqui Cabello, la enfermera que desde hace 14 años dirige esta casa de juguetes rotos y que entrega su vida –literal– por ellos acompañada de cuatro monjas voluntarias –tres son enfermeras y una médico– y cuatro auxiliares de enfermería, los cuatro varones y por cuyos brazos ha pasado de todo.

Colichet está a punto de cumplir las bodas de plata desde que el 21 de abril de 1992 abriera sus puertas reconvertido en casa de acogida para los desahuciados del sida. Antes de todo aquello era un lugar dedicado a colonias infantiles, un nido de jolgorio despreocupado que cambió de banda sonora cuando comenzaron a llegar ellos. Los otros. Por eso no se sabe bien si hay algo que celebrar en este aniversario. Bueno sí. Al menos están los brazos menudos de Paqui y sus incondicionales, que al principio recogían a los enfermos «tirados de las calles». Corrían los primeros noventa y los estragos de la enfermedad eran desoladores: los médicos no sabían qué hacer con semejante avalancha en los hospitales y pidieron ayuda a Cáritas, que inmediatamente cambió la colonia infantil por el macabro campamento. Ahora tienen capacidad para doce plazas. Son trece, en realidad: una está guardada para casos extremos. «Créeme que aún los hay», lamenta Paqui, incapaz de olvidar que en aquellos años de plomo y jeringuilla «se nos llegaban a morir hasta tres en el mismo turno». Uno. Dos. Tres. En doce horas. Y así.

¿Y ahora qué?

La buena noticia es que hoy muchos no se mueren. La mala, que hoy muchos no se mueren. Que se convierten en crónicos pero con una mochila tan pesada de secuelas y dependencia que es difícil que sean aceptados incluso en sus propias familias. Porque el tratamiento del sida ha avanzado a una velocidad muy diferente a la de la conciencia colectiva, que aún conserva en lo más profundo el estigma de la enfermedad. Sí, no se contagia con las medidas adecuadas, pero ¿y si….?

Colgados de ese ¿y si…? viven hoy Loli, Jimmy, Rafael, Isabel, Eva, Manuel, Casilda y Juan. También Juanlu, 47 años y 27 de enfermedad, que ahora está apartado del grupo y que consume en su silla de ruedas el tic-tac ése del que nadie escapa. Puede que el suyo llegue la semana que viene, porque desde hace días se niega a alimentarse y se arranca las sondas. Está de espaldas a la tele, que no ve porque además es ciego desde que intentó suicidarse con ácido. Suena a extraterrestre la boda de Rociíto de fondo. Paqui tuvo que ir a por él a su casa de Arroyo de la Miel porque su madre «no podía más» y porque a Juanlu, entonces, aún le quedaban fuerzas para maltratarla.

El caso de Loli es a la inversa. Ella fue el saco de boxeo de su pareja, a quien no importó mucho que tuviera cuatro hijos y una enfermedad cuando la arrojó desde un quinto piso en calle Mármoles. Aquel caso, hace casi 18 años, fue uno de los primeros que despertó la conciencia colectiva en la ciudad sobre la lacra de los malos tratos. Ojalá hubiera la misma con «lo otro» que la consume desde hace 12 años en Colichet, además de la traqueotomía y las secuelas neurológicas que quedaron del golpe. Loli nació en Zurich, estudió solfeo y sus hijos llevan nombres de la mitología porque es una apasionada de la historia, aunque la vida perra los terminó igualando a todos por abajo. Lo que ocurrió antes parece que ya no va con ella, porque es de las que mata fantasmas a carcajadas.

Loli es una campanilla que regala besos húmedos y sonoros. Como los de las abuelas. Muackkkk. «¡Y otro, y otro más!», le pide al fotógrafo del reportaje. «¡Ayyyyy qué guapo, que m’enamorao!», dice tirándose sobre una silla con mucho teatro. Hay cosas que no se le entienden por culpa de la traqueotomía. Pero eso es cristalino. Del guapo y la silla de publicidad comida por el sol salta como puede hasta el caminito que lleva a la entrada porque acaba de llegar ‘su’ Juanito. Otro de sus guapos. Y tuvo que serlo este gitano «muy fino» al que Loli celebra con fiesta de tres días y que acaba de volver a esa heterogénea familia postiza después de echar el día con los suyos. Con los de verdad. «Mira, me he pelado y estoy muy fresquito», dice agarrado a su andador y soportando estoico el calor de este raro septiembre. Su caso es uno de esos éxitos íntimos que celebran los héroes del Colichet, ya que Juan llegó postrado en una silla de ruedas, con 54 kilos y haciendo unos gestos «raros con las manos, como si estuviera bailando». En apenas unos meses ha pasado de los 80, se ha levantado y además está en plena euforia porque hace 15 días recibió la notificación para ingresar en prisión y entre su abogado y este hogar de acogida le han resuelto la papeleta. No es difícil imaginar qué sería de gente como Juan si volvieran a la cárcel. Carne de cañón perfecta. «A veces, cuando vemos que se acercan las luces de la policía, los sacamos de la cama e intentamos arreglarlo de alguna manera», admite Paqui en una reflexión que rebosa humanidad. Que con la penitencia que tienen al verse así ya es bastante.

 Paqui ayuda a Loli a arreglarse el pelo. «¡Uy, uy, uy... qué fotógrafo guapo!», acierta a decir pese a su traqueotomía.

«GUAPA» PARA LA FOTO.

Paqui ayuda a Loli a arreglarse el pelo. «¡Uy, uy, uy… qué fotógrafo guapo!», acierta a decir pese a su traqueotomía. / Álvaro Cabrera

A su lado, y agarrada a ella como clavo que arde, está Eva (48). Ella también llegó en silla de ruedas: lo hizo hace tres años, desahuciada y enganchada a la morfina. Tardó meses en dejar de gritar por las noches. Hoy va y viene por su propio pie y se ha recuperado: podría decirse que es una enferma crónica de esas de libro capaz de llevar una vida normalizada en casa con su familia si no fuera porque allá afuera la cosa no es tan fácil. Si no fuera porque a veces las familias ponen todos los problemas del mundo para dar el paso, porque los aparcan en Churriana y si te he visto no me acuerdo. «Y yo quiero irme. Tengo fuera a mi hijo y a mi nuera», dice Eva abriendo mucho los ojos y tratando de ahogar la emoción cuando habla de Paqui: «Ella ha sido lo mejor que me ha pasado», dice deshecha en lágrimas y pasando su mano una y otra vez por el antebrazo de su ángel de la guarda.

El móvil como un salvavidas

Porque Paqui es enfermera pero hace de todo. Hace poco le ha regalado un móvil a Jimmy para que se comunique con sus hermanas. Las cuatro viven en Alemania desde que sus padres emigraron y le perdieron la pista al chico con 17 años. Su historia es confusa y está devorada por el exceso de la vida en la calle, pero hasta donde acierta a recordar Jimmy cree haber estado tirado a la intemperie casi 20 años. Su familia le daba por muerto hasta que un día con Paqui, «cotilleando en Facebook», encontraron el hilo del que tirar. Una, dos, tres… y cuatro hermanas, que se plantaron en Colichet tan pronto como supieron que el hijo pródigo estaba vivo.

«Buenos días, hermanito, te mando un beso enorme desde Gelsenkirchen», dice uno de los últimos wasap que ha recibido de esta mañana y que él festeja como maná caído del cielo. Esta semana podrá abrazar a las otras dos, que han hecho turnos para visitarlo y para celebrar de paso su 45 cumpleaños. Que Jimmy sople las velas, y que las sople así, roza la categoría de milagro. Seguro que los médicos que le atendían en Granada y que lo desenchufaron de la máquina antes de mandarlo a Colichet para que se muriera no se han enterado, pero aquel despojo humano que llegó a esta casa de acogida comido literalmente por larvas de mosca y con una luxación de cadera que ha colocado su pie derecho en el lado izquierdo y el izquierdo en el derecho y que ha dejado la parte inferior de su cuerpo al revés (imaginen cada cosa en el lado contrario) es hoy un tipo risueño que ha recuperado parte de la ilusión enganchado a un móvil. Hablar de enganchados en este contexto es hablar de a-b-c, pero para Jimmy no parece ser un problema haberse colgado de la tecnología. A él le ha salvado.

El mismo efecto parecen haber tenido para Isabel los cuadernillos de sopas de letras, que se apilan roídos en su andador desde que hace dos meses llegara a este rincón desahuciada del hospital. Es de Valencia, lleva las uñas muy cuidadas pintadas en rosa y si no fuera porque su rostro devuelve los surcos del caos podría decirse que fue guapa. Comparte la fresca de la caída de la tarde con Rafael, que no tuvo tanta suerte como Juan, el gitano fino, porque él sí pasó por la cárcel. «Estuve allí pagando una multa», dice vagamente, mirando al suelo y sentado frente a una caseta de perro sin perro que regala otra historia coincidiendo que pasa por allí Manuel, que una vez, por Navidad, intentó escaparse subiéndose a ella y saltando el muro. Aquello no es una cárcel y pueden hacerlo, pero él volvió al día siguiente: sólo quería pasar la noche debajo de su puente.

«Es que salir, para ellos, es complicado», admite Paqui. «Desde hace algunos años sí los dejamos dar una vuelta los fines de semana y les damos dos euros y medio que tienen que traer justificados. Si quieren pipas tienen que ir a un sitio donde les den el tique». Parece exagerado, pero con esa cantidad evitan que compren chocolate, pero no del que se vende en los puestos de pipas. «Es que lo huelen… saben perfectamente dónde está», dice Paqui haciendo un gesto con su nariz. Lo único permitido es el tabaco: doce cigarrillos al día. Es curioso que casi todos han abandonado el hábito de la droga dura pero no el de la nicotina. Hay otros menos dañinos, como el café en el que la mayoría prefiere gastarse ese dinero cuando salen. A veces los invitan los voluntarios, pero la experiencia en una de las últimas cafeterías no fue buena: allí, al verlos llegar, les sirvieron la bebida en vasos de plástico. Porque la enfermedad no se contagia con las medidas adecuadas, pero ¿y si…? Y ése sigue siendo el problema, pero ahora ya no es de ellos: es del resto

Fuente: http://www.diariosur.es/malaga-capital/201609/12/cortijo-desheredados-20160911205633.html

Foto de Álvaro Cabrera

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